Dados cargados:
El regreso del PRI, el México de Peña Nieto
Carlos Murillo González
El pueblo tiene en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno.
Artículo 39, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
¿Se
está preparando un fraude?; ¿ya está decidido quién ganará estas “elecciones”?;
¿cómo será el próximo sexenio si gana Enrique Peña Nieto (EPN)?; ¿será el
inicio de un nuevo y largo periodo priista? Circunscrito alrededor de las
elecciones, transcurre nuestra vida política desperdiciada y diluida la mayor
parte del tiempo, resucitada religiosamente cada periodo electoral a través del
valiosísimo voto; pero es evidente que existe vida más allá de las elecciones y
que, no importando incluso el ganador(a) de la contienda, se prevé un gobierno
conservador.
Quienes
simpatizan con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y/o su movimiento, no tienen
duda de que este señor será el ganador, pero no es posible garantizar el
triunfo, por eso ya le han echado el ojo a las/los anulistas para justificar
una posible derrota si llega a ser elevado el voto nulo más el abstencionismo
en general (ese monstruo). Confiados en el IFE, descargan sus energías en el
evidente malestar ciudadano del cual hay muestras significativas, quién iba a
decirlo, en el norte del país, en estas ciudades tan conservadoras como
Chihuahua y Monterrey, que por arte de la violencia, la inseguridad pública, se
aglutinan hacia un tercero en discordia (AMLO) ante un evidente rompimiento del
binomio PRI-PAN como principales protagonistas de la alternancia política (¿voto
de castigo?).
No
se está considerando la observación estadística en internet para evitar
posibles fraudes cibernéticos, como el sucedido la elección anterior (2006). Es
por demás obvio la cargada hacia el PRI y EPN; vienen con todo y se ha
invertido (y robado) muchísimo dinero, se tiene que proteger a muchos ex
gobernadores y hay re hartos compromisos como para perder. La peor pesadilla de
las y los mexicanos puede regresar reloaded.
El PRI juega al abstencionismo: por un lado tiene una sólida estructura
generacional de varios millones de personas totalmente sumergidas en la cultura
priista, lo cual no sólo le garantiza votos y por otro, utiliza a discreción la
manipulación de 60 millones de mexicanos(as) susceptibles de ser comprados o
asustados (entre menos gente vote, ¡mejor!). Hoy se nos adelanta en los ciclos
de la historia el callismo: la época de los presidentes peleles. En los estados
del norte hemos vivido el neoliberalismo tanto del PRI como del PAN. En lo
oscuro permanecen los intereses económicos, los poderes ocultos de quienes
favorecen la democracia electoral, sucesora del “partido de Estado”.
Las
elecciones se han agotado en sí mismas. Lo electoral se ha convertido en un artífice
de legitimación del régimen, del sistema político-económico-ideológico. Ahora
es más urgente sacar la política de las elecciones, pues la democracia
electoral es un monopolio de la clase dominante donde todo se invisibiliza: las
tragedias, las injusticias, el genocidio; mientras las campañas se vuelven
show: el show de EPN y sus invitados. Los dados están cargados hacia este
personaje: las televisoras, muchos medios escritos, articulistas, dinero de
sobra para publicidad y lo que haya que comprar. Es evidente que por el lado
electoral será casi imposible deshacerse de la clase política actual y
particularmente del priismo, el papá de todos los partidos.
Estamos
en medio de una gran crisis económica mundial y están sucediendo cambios en
varios países y regiones. Hay un movimiento de intereses económicos y otro en respuesta de intereses sociales
(que también involucra lo ecológico) por eso resulta erróneo poner tantas
expectativas en las/los candidatos para
resolver un problema que los supera. Lo que la gente no sabe, es que el sistema
electoral está ya desfasado; no representa más y menos únicamente, a la
democracia. Tenemos que ir más allá de lo electoral, buscar nuevas formas de
cultura económica y convivencia y no estar sufriendo, como en los torneos de
fútbol, por que no ganó su equipo y sin detallar además, en las apuestas e
intereses de por medio (aun el deporte es un reflejo fiel del capitalismo).
Hay
muchas sospechas sobre el regreso del PRI al gobierno federal como algo
arreglado o pactado, pero nadie parece acusar las grandes probabilidades de que
esto suceda, pese a las evidencias, pensando ilusamente que la vía electoral es
lo suficientemente confiable para derrotar a tamaño enemigo. Se prepara un
fraude, o mejor dicho, estamos en medio de él. No se sorprenda, amable
lector(a), si el ganador de esta contienda resulta EPN; es mejor reflexionar
sobre qué va a hacer ante este panorama que se avecina y pronto.
En
los estados y ciudades donde el PRI ha regresado a “gobernar” después de haber
sido “oposición”, se puede comprobar la destrucción de obra pública anterior,
queriendo perjudicar a los gobiernos de otros partidos, pero perjudicando más bien
a la ciudadanía en general. Sumado a esto, los gobiernos priistas siguen siendo
tan represores y oscuros como siempre, no descarte un mayor Estado policiaco y
aumento de delitos como el feminicidio y la corrupción en todos los niveles. Por
último, aunque no menos importante, quien introdujo el neoliberalismo en México
fue el PRI, no el PAN, no se haga ilusiones en cuanto a una mejor economía y
recuerde la circunstancia mundial actual, surgida por esta ideología económica.
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