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Sebastián, El Canal y el Nuncio

miércoles, 3 de septiembre de 2014
Por Felipe de J. Pérez Cruz*

 

Sebastián inició hoy el pre escolar. Está feliz. Comparte con sus ya “viejos” amigos del círculo infantil. Sebastián y sus compañeritos, en la vitalidad y el asombro de sus cinco-seis años, nos privilegian  con el disfrute de la emoción: revisan el aula como castillo encantado, descubren en las mesas el orden de los materiales escolares y se orientan en el nuevo espacio, mientras una joven profesora lejos de dictados bancarios, les colabora y orienta y, sobre todo, observa la socialización de sus estudiantes y adelanta los primeros elementos de diagnóstico. Mi  esposa, que recién ha leído las infamantes declaraciones que hizo en Italia un arzobispo con cargo diplomático en La Habana, me propone compartir las fotos con que fijamos el momento histórico familiar del primer día escolar de nuestro nieto. Son instantáneas “no profesionales”, pero sin dudas testimonian la Cuba real: la niñez hermosa, la escuelita modesta que viste remozada y bien equipada sus mejores galas, el ambiente atractivo, la libertad que nutre a la pedagogía cubana…

 Sebastián y sus compañeritos no pueden saber que sobre ellos, sus padres y abuelos, alguien que debiera ser modelo de virtud, miente de manera muy desfachatada. El mal señor de referencia se nombra Bruno Musaró, y es el arzobispo nombrado por el Papa Francisco como Nuncio Apostólico del Vaticano en La Habana. Se muestra muy preocupado por la suerte de los niños y niñas de Cuba, porque este país, en su criterio, esta tan mal que “la gente no sabe cómo alimentar a sus propios hijos”.

 Resulta que el señor arzobispo, en una misa que ofició en el parque de San Pío de Pietrelcina, en Vignacastrisi, una villa de la provincia Lecce en la región de Puglia, regañó a sus compatriotas italianos por quejarse mucho, y les develó la suerte que tenían de no ser cubanos. El señor hizo el cuento de una Cuba que vive en “condiciones de absoluta pobreza y degradación humana y cívica".

 Evidentemente el señor de sotana desea sumarse al peor de los coros de la contrarrevolución anticubana, y repite la añosa patraña sobre las “víctimas de una dictadura socialista que les mantiene subyugados por 56 años”. Era de esperar que los votos sacerdotales, la fe  y el cargo, le impusieran un mínimo de racionalidad y decencia al nuevo representante de la diplomacia vaticana en La Habana, pero desafortunadamente las credenciales presentadas en la misa de Vignacastrisi, hablan de todo lo contrario.

 La miopía del arzobispo

 Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas de Italia, desde que comenzó la última crisis económica, la pobreza se ha duplicado en el país. Ahora alcanza a más de diez millones de personas -el 16,6 % de la población-. En tan dramática situación, los ciudadanos del país europeo, tienen sobradas razones para protestar contra un gobierno que no los representa, que solo responde a los intereses de la dictadura del gran capital financiero en la Unión Europea. Sin embargo, para el señor arzobispo que oficiaba en el parque de San Pío de Pietrelcina,  esta cruda realidad no existe y, en tanto, amonesta  y critica la inconformidad de sus conciudadanos.

 En Italia los recortes en la cartera escolar se repiten de año en año. Hace solo 48 horas varias ciudades italianas eran escenario de las protestas de docentes y estudiantes. Puede estar completamente convencido el señor arzobispo, de que mientras haya gobierno socialista y comunista en Cuba, los profesores y estudiantes nunca tendrán que ir a una huelga por falta de salarios, cupos para estudiar, o por el aumento de la carestía de libros y accesorios. La “dictadura socialista”, destina la mayor partida de su presupuesto estatal para educación -27 por ciento-, y planifica y emplea bien cada centavo. 

 En la modesta y linda aula de Sebastián y  sus compañeritos, hay todo lo que se necesita  para desarrollar el proceso docente educativo en el grado preescolar: la maestra, la profesora de computación y la auxiliar pedagógica –y también los padres y abuelos-. Están los libros, las libretas y lápices, los medios docentes,  hay pinceles y temperas, cartulinas, plastilina, instrumentos musicales y juguetes: como obreros y obreras en fila, en espera de su orden de trabajo.  No se les reclama a los nóveles estudiantes “disciplina”: la propia organización escolar  modela la conducta. Desborda la alegría y el deseo de hacer. 

 Devenido en activista político, el  señor arzobispo Musaró pudiera promover en Italia una campaña para que todos los niños y niñas de ese país, pudieran acceder al eficiente aseguramiento docente y pedagógico que la Revolución Cubana garantiza, de forma completamente gratuita para la totalidad de la población infantil y juvenil del país, lo que incluye a los niños y niñas con necesidades especiales de aprendizaje, a los que tienen algún tipo de minusvalía, y hasta aquellos impedidos de salir regularmente de sus hogares.

 Preocupado por la degradación humana, sería muy loable que el señor arzobispo se ocupara más de la suerte de los niños y niñas italianos que educan sus colegas de Iglesia. Con todo el bochornoso acumulado en sentencias firmes y las miles de denuncias pendientes de procesar en numerosos países, pienso que le sería difícil al señor arzobispo, hacer para Italia una declaración como la que podemos sostener en Cuba: Ni Sebastián, ni ninguno de los  1 763 500 niños, niñas y jóvenes cubanos que hoy reinician sus cursos escolares, tendrán el acecho en sus escuelas de un sacerdote pederasta.

 Miente el señor arzobispo

 No degustamos todos los platos que quisiéramos y nos merecemos, y los alimentos son caros para el bolsillo del cubano -el tema alimentario como se conoce es asunto de fuertes debates e inconformidades-, pero nadie “muere” en Cuba de hambre, tal como afirmó el señor arzobispo en el parque de San Pío de Pietrelcina. El país dedica alrededor de 2.000 millones de dólares al año para la importación de los víveres que consume. El financiamiento de la canasta familiar en el 2014 -a precios subsidiados- demandará 2 437 millones de pesos, superior en 314 millones de pesos al estimado de cierre del 2013, y por muy estrecho que sea el presupuesto de la nación, esos fondos no se afectarán.

 Los pequeños escolares del aula de Sebastián tienen garantizadas todos los días, dos meriendas y el almuerzo. Sus padres pagan por este servicio de alimentación 1.80 dólares al mes. El señor arzobispo debiera hacer campaña, para que al universo de las escuelas italianas, llegue la alimentación escolar que Cuba garantiza, subsidiada a este costo de 7 centavos de dólar diarios. En la tarea por hacer, le recomendamos que no olvide incluir la demanda de que a los infantes italianos se les proporcione, como en Cuba, un litro de leche todos los días, al menos hasta la edad de 7 años, y que sus padres puedan adquirir este alimento a sólo 10 centavos de dólar.

 Sería también una buena y cristiana demanda, proponer que los 60 millones de habitantes de Italia, disfrutaran cada día del milagro de la multiplicación de los panes, hecho “mágico” que garantiza la Revolución Cubana, a veces trasportando los insumos desde distancias superiores a los 5 mil kilómetros. 
Hoy sabemos que la seguridad de ese pan de 80 gramos, que a un costo de 1 centavo de dólar tenemos derecho a adquirir TODOS en Cuba, tendrá que destinarse en el futuro solo a aquellos ciudadanos más necesitados, pero ahora y entonces nuestra utopía de equidad social, será la misma: ¿Qué bien si los 6.020.000 de italianos que están en están en condiciones de absoluta pobreza –el 9,9 % de la población total de esa nación europea-, pudieran cada día tener un pedazo de pan?

 El señor arzobispo ni siquiera se enteró del reciente reconocimiento, en marzo pasado. de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), por ser Cuba uno de los ocho estados de América Latina y el Caribe que han logrado erradicar completamente el hambre. Menos tomó nota el señor arzobispo de la carta que el Director General de la FAO, José Da Silva, envió el pasado año al ex presidente cubano Fidel Castro Ruz, en la que felicitaba al país por el mismo motivo.


Los últimos informes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) confirman que Cuba es la única nación de América Latina sin desnutrición infantil severa. Juan José Ortiz Brú, representante durante años de esta organización en Cuba, ha afirmado: “Es increíble. Aquí (en Cuba) no hay redes de maltrato, de prostitución, de exclusión. No hay niños teniendo que ganarse la vida en la calle vendiendo chucherías, o limpiando los parabrisas de los carros.
Tampoco hay ningún niño que esté trabajando. Es decir, la calidad de vida –la calidad de vida, no el nivel de vida- de la infancia cubana es un logro único, único”.

 También manipula

 A la inmensa mayoría de las personas que viven de su salario, en cualquier parte del mundo, éste no les alcanza, y doblar las jornadas con otras ocupaciones es una estrategia recurrente. En Cuba, con una economía en crisis, subvertida además por la política  terrorista del bloqueo –que el señor arzobispo ni menciona-, menos aún alcanzan los salarios.  Pero el manido recurso que utiliza el señor  para engañar a los feligreses en Vignacastrisi, ese de reducir el salario de un médico o cualquier profesional que cobra en pesos cubanos (CUP) a su equivalencia bancaria en dólares o euros, constituye un procedimiento de profunda desvergüenza.

El peso cubano tiene un poder adquisitivo real en el país que se silencia: Me he referido al costo de la leche y la alimentación escolar, y entre muchos otros ejemplos, cito varios de los publicados por Arthur González: Los servicios de telefonía tienen un costo mensual básico de 25 centavos de dólar y la electricidad no rebasa el costo mensual de 5 dólares, el agua sólo 10 centavos de dólar al mes, y el gas para cocinar en una familia de cuatro personas es solo de 11 centavos de dólar,  el transporte público cuesta 5 centavos de dólar …  Disfrutar el arte del Ballet Nacional de Cuba, una de las mejores compañías danzarías del planeta, cuesta según la temporada entre 50 centavos y un dólar. El excelente teatro que se hace en la Isla, con invitados muchas veces de nivel mundial,  también cobra a cada espectador, un precio similar de 50 centavos de dólar. La entrada a una  función de cine no rebasa los 25 centavos de dólar. Un buen libro se adquiere por 50 centavos o un dólar, y la mayoría de los libros infantiles tiene precios que no superan los 25 centavos de dólar.

 La Agrupación Católica Universitaria, en una encuesta realizada en 1958 entre trabajadores rurales cubanos, halló que sólo un 11% de las familias encuestadas tomaban leche, un 4% comían carne de res y el 2% consumían huevos.  Desde finales de los años sesenta del pasado siglo, con la colaboración de la URSS, la República Democrática Alemana, Bulgaria y otros países socialistas, Cuba logró superar la situación precedente, creó una ganadería de alto potencial genético, produjo millones de litros de leche, y dio pasos seguros para alcanzar la autosuficiencia en la producción de carne de res. Al precipitarse el período especial, las pérdidas fueron catastróficas. Hoy se trabaja por la  recuperación, pero aún el sector está muy deprimido, y las dificultades de mano de obra, descapitalización, deterioro de la infraestructura, falta de insumos y manejo no se han resuelto. Con colosal desconocimiento y malsano espíritu, el señor arzobispo de referencia se introduce en el tema “del becerro”,  para continuar el oficio de denigrar y descalificar: “comer el becerro es un lujo –afirma-, y matarlo para comer implica arresto y dar con tus huesos en la cárcel”.

 Cierto que es un lujo consumir carne de res en nuestro país, por lo estrecho de la oferta y el alto precio. En las actuales circunstancias, la matanza comercial no regulada de ganado vacuno, es un acto egoísta e irresponsable, el hurto y sacrificio ilegal constituye un delito en cualquier parte del mundo. Ni lo uno ni lo otro debiera justificar el señor arzobispo: ¿Acaso está alentando a la anarquía y el quebrantamiento de la Ley? ¿Por qué nada dice sobre la gestión de gobierno, que sustituye la oferta de res por cerdo, a un precio liberado dos o tres veces menor? ¿Por qué olvida referirse a las ofertas subvencionadas y sistemáticas  -por quincenas-, de carne de aves, huevos y pescado, que se hacen llegar a la población?

 Sebastián sabe

 Los niños y las niñas aprenden, antes que en la escuela, en la familia y en la comunidad, que la mentira es inaceptable, que es algo muy feo que empequeñece a los seres humanos. Sebastián y sus compañeritos no sólo saben reconocer la verdad de la mentira, tienen otras muchos valores e inteligencias incorporadas. ¿Se perdió de pequeñito estos aprendizajes el señor arzobispo Bruno Musaró? Si así fue está a tiempo de recuperarlos.

 La Iglesia católica del barrio, desde hace muchos años desarrolla una positiva labor pastoral y social, y contribuye a mejorar la vida de la comunidad. El señor arzobispo Musaró pudiera visitarnos y cooperar con el servicio parroquial.  No para hacer del templo una sede de la disidencia mercenaria, ni  convertirlo en almacén de proselitismos de quincalla.  Sí para la labor ecuménica que el mismísimo Papa Francisco promueve: con respeto, humildad y tolerancia, apertura al diálogo, intercambio cultural, reconocimiento y aprendizajes mutuos. Estoy convencido que mis vecinos de  la Habana profunda, en El Canal del Cerro -que desde hace casi doscientos años “tienen la llave”-, le aportarían al señor arzobispo muchas otras Cubas, y sobre todo, le harían partícipe del sentido de la honorabilidad y la honestad que orgullosamente comparten, ese que Sebastián y sus compañeritos aprenden desde la cuna, al sonido de la campana y el toque de tambor.

 ¿Una nueva escalada?

 En el orden político las declaraciones del señor arzobispo Bruno Musaró, Nuncio Apostólico del Vaticano en La Habana, encierran un hecho muy serio, de hostilidad y beligerancia contra el gobierno del país donde está acreditado. Más que incomodar producen pena la ignorancia, el lenguaje insolente y grosero, la prepotencia, de este señor diplomático del Vaticano, tan distante de la profesionalidad y cultura de sus antecesores.

 Esperé varios días algún desmentido por parte del señor arzobispo Musaró, tampoco la Secretaria de Estado del Vaticano, tan rígida con su protocolo, hizo declaración pública alguna. Mientras, las opiniones del señor arzobispo saltaban con inusitada y sospechosa rapidez a los titulares de las principales agencias, diarios y webs, que articulan la propaganda contrarrevolucionaria. En tan solícita y masiva cobertura no hay casualidad [1].

 Frente al diálogo respetuoso y la colaboración con la Iglesia católica, que ha impulsado el Presidente Raúl Castro Ruz: ¿Qué pretende el hacer y decir  del señor arzobispo Musaró? ¿Impulsará el Nuncio, desde la sede diplomática vaticana en La Habana, un regreso a la trasnochada agenda del anticomunismo, de la intolerancia y la confrontación?

 Según el señor arzobispo Musaró, la  Iglesia católica estará en Cuba “para contrarrestar al régimen nacido de la Revolución de enero de 1959”. He intercambiado con algunos de mis amigos católicos, y todos se preguntan: ¿El Nuncio Musaró habla a nombre del Papa Francisco o de la ultraderecha vaticana, de tan fuertes y antiguos lazos con el fascismo y la CIA?

*Doctor en Ciencias Pedagógicas,  Profesor e investigador y Presidente en La Habana de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC)
 Enviado por su autor para Cubacoraje

 [1] El portal Gente del Siglo XXI o "Gentiuno" (que "distingue" a Cuba con una columna que titula Cuba, la tragedia interminable) agrega a la hemorrágica -más que "viral"- cobertura a las palabras del Señor Nuncio, un montaje que incluye al mencionado con un fondo de destrucción correspondiente a uno de los edificios derruidos en La Habana Vieja en sus planes de reconstrucción... Por más que busqué no vi allí ninguna foto de Gaza [N. del E.]

Utopodcast - ¿Qué es el Fundamentalismo? - Crítica del poder occidental y cristiano - Iñaki Gil de San Vicente

viernes, 21 de junio de 2013

Utopodcast - El Patriotismo y Comuna de París - Mijail Bakunin

viernes, 22 de febrero de 2013
"Yo he querido hacer constar solamente, que el patriotismo que nos cantan los poetas, los políticos de todas las escuelas, los gobernantes y todas las clases privilegiadas como una virtud ideal y sublime, tiene sus raíces no en la humanidad del hombre, sino en su bestialidad" - Bakunin -


El patriotismo y comuna de París en pdf aquí

Cuba, lo sagrado

miércoles, 4 de abril de 2012
Muy buen análisis, muy en conjunción con esta Jungla de Lam, que la adorna... " seguiremos haciendo posibles e imposibles, en esta Cuba [...]  la Isla pequeña, la nuestra".
Cuba, lo sagrado
Por Norelys Morales

Ni soy cristiana ni concurro a los templos, pero admito que hay un dios real y omnipresente: lo sagrado. Y, con lo sagrado se convive siempre: en el alma, en las venas y lo que nos rodea. Isla pequeña, isla grande. Isla a secas. Cuba. Patria.

Toda una nación, en estos días, en tantos días. En ¿qué está pasando? y ¿qué pasará?: lo pequeño y lo grande. En una casa, una calle, un barrio, la totalidad del entorno. En el devenir y en el instante detenido. ¿Dónde estoy y dónde estaré? De lo que sucede hoy, qué vendrá mañana.

Las mismas preguntas que forjaron y que forjan. La libertad esencial y compartida, la que está en peligro y vuela por lo más recóndito de las voluntades.

El Papa Benedicto XVI vino, vio, le contaron. Dijo cuánto entendió atinado. Fue escuchado. Me quedo con la caridad hacia todos los habitantes de esta tierra cuando condena lo impuesto desde fuera, esencia que derrumba la moral de quienes nos adversan.

Que “la luz del Señor, que ha brillado con fulgor en estos días, no se apague en quienes la han acogido y ayude a todos a estrechar la concordia y a hacer fructificar lo mejor del alma cubana, sus valores más nobles, sobre los que es posible cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada”.

“Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales. Situación que se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del País pesan negativamente sobre la población”.

La Iglesia católica hace lo suyo, no hay que olvidarlo, asumiéndole buenas intenciones, espacio ganado, pero la tarea supera a la Iglesia. El cambio proclamado en libérrima decisión nacional camina a contrapelo de nuestras propias incapacidades y a cada tanto se borra el límite de la hostilidad externa con lo propio humano y corregible. Paradojal tantas veces.

Nadie con más violación de sus libertades individuales que cinco de nosotros que fueron a Estados Unidos para impedir acciones terroristas o, como los que aquí han sufrido, pérdidas de seres queridos, mutilaciones por ataques, secuelas psicológicas, enfermedades, la carencia de algún medicamento.

El Papa pidió diálogo, no rendición, no renuncia a ser, que es lo que demandan quienes vociferan, los autoexcluidos. Los que pagan por pecar o pecan por cobrar, dentro y fuera, sin límite.

Al acecho y en los corrillos agresores se gestaba nadie sabe cuánto, de payasadas a terrorismo, para al final quedar desmentidos en colosales concurrencias y concordias indescriptibles.

Pero, sentí en estos días una ralentización, cierta bruma, que de pronto tuvieron Santiago de Cuba, el Santuario de El Cobre y La Habana,… en espera del Pontífice, caminando a los lugares, trasladándose a las plazas, en comunidades eclesiales o haciendo del vecino el compañero de ruta, que preludiaban la necesidad de alzar una voz juntos.

Y fue hecho, como seguiremos haciendo posibles e imposibles, en esta Cuba, la Isla pequeña, la nuestra, construida totalidad sobre ríos de sangre. La del sol moral, no la de ridículos bienes y egoísmos. Isla tan solo del alma cubana: lo sagrado, innegociable, por la vida nuestra y de nuestros hijos cada día.


[Especial para Cubahora.cu]

Tomado de Blogueros y Corresponsales de la Revolución

Benedicto XVI y la cooperación de marxistas y cristianos

jueves, 29 de marzo de 2012
Por Ángel Guerra Cabrera


La visita a Cuba del papa Benedicto XVI concluyó con gran éxito para el Vaticano y la Iglesia católica en la isla, así como para el pueblo y el gobierno cubanos. Fracasaron todas las provocaciones de la contrarrevolución, obediente a Estados Unidos, en su intento de enfrentar a la jerarquía eclesiástica nacional o al propio Sumo Pontífice con las autoridades de la isla, otra derrota para los planes subversivos de Washington, cuya política hacia Cuba tiene como objetivo central el derrocamiento del gobierno revolucionario.

Pero yendo a una perspectiva más universal, en un mundo abrumado por la intolerancia, el intento de imponer a toda costa un chato, banal y dogmático pensamiento único y las crecientes y mortíferas guerras imperiales de conquista, la visita del sucesor de Pedro a la mayor de las Antillas muestra no sólo la posibilidad sino la necesidad imperiosa del diálogo, la relación abierta y constructiva y la cooperación entre quienes mantienen diferencias filosóficas pero también importantes coincidencias en puntos que tienen que ver con la conquista del bienestar de sus semejantes y de un destino mejor para la humanidad. Al anunciar que se reuniría con el papa alemán, Fidel Castro explicó que fue a raíz de las experiencias de los primeros 15 años de revolución, en el duro enfrentamiento a las agresiones de Estados Unidos contra Cuba, "cuando llegué a la convicción de que marxistas y cristianos sinceros, de los cuales había conocido muchos; con independencia de sus creencias políticas y religiosas debían y podían luchar por la justicia y la paz entre los seres humanos".

En esta línea fidelista de pensamiento los marxistas podemos suscribir varias de las ideas formuladas por el pontífice en Cuba como la de su homilía en la misa celebrada en la Plaza de la Revolución de La Habana que vincula al cubanísimo y universal padre Félix Varela –de quien José Martí afirmó que "fue el primero que nos enseñó a pensar"– con la transformación social contemporánea: “El padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues "no hay patria sin virtud" (Cartas a Elpidio, carta sesta, Madrid 1836, 220). Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad”. 

Y es que en el núcleo del primer pensamiento independentista y antiesclavista cubano de principios del siglo 19 está vivo el sentido de justicia social y fraternidad del cristianismo primigenio. De la misma manera que la Virgen de la Caridad es un símbolo emblemático nacional que une a cubanos creyentes –sean católicos, del sincretismo afrocubano o evangélicos–, no creyentes y ateos, pues su imagen acompañó a numerosos integrantes del ejército independentista de la isla a lo largo de tres guerras y también a muchos de los combatientes de la última contienda de liberación. Desafortunadamente, el embate imperialista, una aguda lucha de clases y el marxismo encartonado conspiraron durante décadas contra la instalación de estas realidades históricas como parte elemental del nuevo sentido común revolucionario cubano.

Viene muy a tono con aquella tradición esta cita que en su discurso de bienvenida a Benedicto hiciera el presidente Raúl Castro: Cintio Vitier, insigne intelectual y cristiano, escribió que “el verdadero rostro de la Patria… es el rostro de la justicia y de la libertad” y que "la nación no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto".

Con respeto, nadie dejó de expresar sus ideas principales en esta visita. Raúl continuó: "La potencia más poderosa que ha conocido la historia ha intentado despojarnos, infructuosamente, del derecho a la libertad, a la paz y a la justicia. Con virtud patriótica y principios éticos el pueblo cubano ha hecho tenaz resistencia, sabiendo que ejercemos también un derecho legítimo cuando seguimos nuestro propio camino, defendemos nuestra cultura y la enriquecemos con el aporte de las ideas más avanzadas".

La visita del sucesor de Pedro confirma también la firme decisión del Vaticano de continuar oponiéndose al aislamiento y las medidas punitivas contra Cuba decretadas por Estados Unidos.

Tomado de La Jornada, México
Imagen agregada AIN Omara García Mederos

La foto que faltaba

Por Washington Uranga*




Faltaba esa foto y finalmente se dio. Es la que refleja la reunión entre Benedicto XVI y Fidel Castro, para ponerle el broche a una gira papal por México y Cuba que, aunque se promocione como “visita pastoral”, ha tenido un fuerte contenido político (como sucedió cada vez desde que Juan Pablo II inauguró este tipo de desplazamientos papales por el mundo). 

El encuentro con Fidel no tiene parangón con aquella primera visita del propio líder de la revolución cubana al Vaticano, en 1996, para una audiencia con Juan Pablo II que derivó luego en la visita del Papa polaco a Cuba dos años después y, allí, una nueva reunión con Castro. Este tiene menor importancia, pero sigue siendo políticamente relevante.

Aquellos acercamientos tuvieron el sentido de comenzar a desandar un camino plagado de desentendimientos entre la Iglesia y el Estado cubano, como fruto de las diferencias políticas e ideológicas, de la militancia católica contra la revolución y de la intransigencia comunista frente a la religión. Lo que parecía irreconciliable dejó de serlo y aquella foto fue la manifestación simbólica de ese hecho político. Para Cuba, la visita de Juan Pablo II fue una forma más de mostrarse al mundo y de romper la idea de aislamiento. También de echarle en cara a Estados Unidos el anacronismo del bloqueo en medio de las dificultades del llamado “período especial” que impuso fuertes restricciones a la calidad de vida de la población. A cambio, la Iglesia comenzó a recuperar espacios y reconocimientos que había perdido de manera simultánea a la disminución de su feligresía. La sociedad cubana sigue siendo profundamente religiosa, aunque la Iglesia Católica vio seriamente reducidas sus filas a favor de otros cristianos (protestantes, evangélicos) y, sobre todo, de los sincretismos que resultan de la mezcla entre las devociones populares católicas y las religiones de raíz afro.

La visita de Benedicto XVI ha tenido otro contexto. La revolución cubana está en pleno proceso de revisión. Y si bien antes de llegar a Cuba Ratzinger advirtió que “el marxismo ya no responde a la realidad” y una vez en territorio cubano pidió “mayor apertura” para la Iglesia, también criticó, una vez más, el bloqueo norteamericano. Los funcionarios cubanos –enfrascados en un proceso de reformas que nadie atina a decir hasta dónde llegará, pero que hoy tiene muestras evidentes en la economía– se encargaron de poner un límite. El vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, sostuvo que “en Cuba no habrá reforma política”. Una declaración más que formal, porque lo cierto es que la reforma política comenzó junto con las transformaciones económicas. 

Y, en un hecho que era poco previsible una década y media atrás, la Iglesia Católica ha venido jugando un papel de mediación incluso para conseguir mejores condiciones para los disidentes. A cambio, el Papa no recibió a los opositores, aunque elípticamente se refirió a ellos cuando en una plegaria suplicó a la Virgen “por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan graves momentos de dificultad”. Siguiendo un estilo muy propio de la política de equilibrios de la diplomacia vaticana, antes el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, había hecho declaraciones a L’Osservatore Romano que dejaron mucho más conforme al gobierno que a los opositores.

Desde la otra vereda, Fidel Castro apuntó a las coincidencias entre “los marxistas y los cristianos sinceros”. Antes de irse, Ratzinger aseguró que “Cuba y el mundo necesitan cambios”. Todos de acuerdo.

La “visita pastoral” a Cuba ha sido, nuevamente, una gran puesta en escena de las nuevas condiciones del diálogo político entre la Iglesia y el Estado cubano. En un momento por demás difícil, cuando muchas cosas que parecían inamovibles entran en revisión, al gobierno le sirve mejorar sus relaciones y acercar posiciones con la Iglesia. Por lo que significa en Cuba, pero sobre todo por lo que el Vaticano representa en el mundo como poder simbólico y real, más allá de las estrechas dimensiones de su territorio. El catolicismo, en crisis institucional y de pérdida de feligresía, no puede desaprovechar ninguna circunstancia para ampliar su margen de influencia.

Salvando las distancias, la visita de Benedicto XVI a un México atravesado por la violencia, especialmente por la presencia del narcotráfico, tuvo también ribetes políticos. Ante un pueblo muy religioso, a pesar del anticlericalismo institucional heredado de la revolución mexicana, tanto el presidente Felipe Calderón como los principales líderes de la oposición hicieron cola para mostrarse junto al Papa. Y todos se apoyaron en el discurso pacifista de Benedicto XVI, aunque esto tenga pocos efectos prácticos en la caótica realidad mexicana.

Pero en México también se está cerrando un ciclo de las relaciones entre la Iglesia y el Estado laico y antieclesiástico. El deshielo había comenzando en 1979 con la primera visita de Juan Pablo II para participar de la Conferencia General de los Obispos Latinoamericanos en Puebla. En esa ocasión, la personalidad y la popularidad del Papa polaco derribaron muchas barreras formales del Estado anticlerical. Y allí comenzó otra etapa que ahora tiende a plasmar en reconocimientos institucionales a la Iglesia Católica, que llegan incluso a abrir la posibilidad de la participación de los sacerdotes en política.

En definitiva, una “gira pastoral” que, como siempre, tiene muchas lecturas y consecuencias políticas.

 Fuente Moncada: Grupo de lectores en el Mundo


*Periodista, planificador e investigador de la comunicación, docente universitario y productor audiovisual.  Es Periodista de Página 12

Declaraciones del Portavoz de la Santa Sede sobre visita del Papa y encuentro con Fidel

miércoles, 28 de marzo de 2012


De acuerdo con las declaraciones del portavoz de la Santa Sede, conversaron sobre el actual escenario mundial, así como en torno a temas de ciencia, cultura y ecología y cómo las religiones enfrentan esa realidad..

La Radio del Sur

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, destacó la tarde de este miércoles el encuentro que sostuvieron el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro y el papa Benedicto XVI.

En conferencia de prensa realizada en el Hotel Nacional de la Isla, Lombardi calificó de cordial, sereno y animado el intercambio que por treinta minutos aproximadamente mantuvieron el Sumo Pontífice y el Comandante en la Nunciatura Apostólica.

De acuerdo con las declaraciones del vocero de la Santa Sede, conversaron sobre el actual escenario mundial, así como en torno a temas de ciencia, cultura y ecología y cómo las religiones enfrentan esa realidad.

También abordaron la liturgia de la Iglesia y sus cambios en las últimas décadas, en un diálogo muy participativo, indicó Lombardi, ya que Fidel Castro realizó preguntas al papa, las que contestó Su Santidad con mucho placer.

Intercambiaron además bromas sobre las edades de ambos, mientras el líder cubano expresó su agradecimiento por la estancia del Santo Padre a Cuba, 14 años después de la visita realizada por el beato Juan Pablo II.

Por su parte, el papa comentó su beneplácito por la acogida del pueblo cubano y explicó al líder su misión al frente de la Iglesia Católica.

Lombardi aprovechó el momento para aclarar a su vez que el presidente venezolano Hugo Chávez y Benedicto XVI nunca se encontraron, ya que el dirigente suramericano no lo solicitó.

El jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano llegó a la nación caribeña el pasado lunes procedente de México y regresará esta tarde a Roma, luego de cumplir una intensa agenda en la Isla.

La Radio del Sur

Fidel y Benedicto XVI dialogaron en La Habana






Video de Canal de Cubadebatecu


El Papa Benedicto XVI y Fidel Castro dialogaron en La Habana.

Hablaron sobre los cambios de la liturgia que Fidel había conocido antes. El Papa le explicó las transformaciones.

Fidel le pidio al Papa libros para continuar con sus reflexiones.

El encuentro duró unos 30 minutos.

Fidel le informó a Su Santidad que había seguido la visita por la Televisión.

Fidel y el Papa dialogaron también sobre problemas de la humanidad y la incapacidad de la ciencia para dar algunas respuestas.

Estaban presentes, a parte de la intérprete, Dalia Soto, esposa de Fidel Castro.

Al final del encuentro entre el Papa y Fidel, entraron los hijos de Fidel, que fueron presentados al Papa.

De cordial y sereno calificó el vocero del Vaticano el encuentro de Fidel y el Santo Padre.

El vocero desmintió sobre un supuesto encuentro del Papa con Chavez, que no fue solicitado ni ha sucedido.

Sobre la 1:00 pm concluyó el encuentro, que tuvo una duración de 30 minutos.

Se conoció que unas 300 mil personas asistieron a la misa en la Plaza de la Revolución.

Tendremos más detalles de este encuentro, estos datos los comentó para la prensa el Padre Lombardi, vocero del Vaticano. 








Texto y fotos tomadas del Blog de Yohandry

Cuba evangeliza a Benedicto XVI

Por José Toledo

Nos es habitual reconocer a Jesús el galileo, los apóstoles y en tiempos modernos a los agentes pastorales y comunidades eclesiásticas como sujetos de evangelización. El protagonismo religioso individual siempre se superpuso al significado del colectivo como sujeto comunicador, como portador de las buenas nuevas de un mundo equitativo y justamente proporcional. Es así, como en esta oportunidad, y desde la experiencia de los pueblos que luchan por su liberación, reconocemos a Cuba como sujeto soberano evangelizador y portador de valores coherentes, no sólo con los principios primigenios de las primeras comunidades cristianas, sino con toda aquella espiritualidad y sentir religioso que tenga la vida como valor supremo.

 Ayer [anteayer] lunes 26 de marzo llegó el Papa Benedicto XVI a la Grande de las Antillas, Cuba. El presidente Raúl Castro abrió su discurso con un profundo talante ético haciendo alusión a Cintio Vitier y José Martí  : “De Martí aprendimos a rendir culto a la dignidad plena del hombre y heredamos la fraterna fórmula que seguimos hasta hoy: “con todos y para el bien de todos”; Vitier, “insigne intelectual y cristiano, escribió que ‘el verdadero rostro de la Patria… es el rostro de la justicia y de la libertad’ y que ‘la Nación no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto’.[1]

 La acrisolada personalidad del pueblo cubano, se levanta en el mundo entero como candelabro iluminado que resplandece en medio de la lucha por el poder y la manipulación enajenada del cuerpo y la conciencia. El endiosamiento de un dios con pies de barro, como es el Capital, representado por su vicario el Mercado y adorado en majestuosos templos bancarios, hacen de la economía liberal la religiosidad que se nutre de sangre inocente. Cuba evangeliza al mundo y entre ellos al líder de la Iglesia Católica, Benedicto XVI. Una evangelización emprendida desde la puesta en práctica de valores soberanamente equitativos y solidarios que desde el triunfo de la Revolución en 1959 traspasan las relaciones sociales y de producción en la Grande las Antillas.

 Cuando sostenemos que Cuba evangeliza al Papa lo hacemos desde el mismo testimonio legado por Jesús el galileo. En el capítulo 25, 31-46, del Evangelio según San Mateo, la tradición teológica nos pone en evidencia aquello que para muchos es el centro del mensaje cristiano. Para Jesús el galileo, según el testimonio de Mateo, existen dos grupos de personas, las cuales desde sus propias convicciones demuestran devoción religiosa, pero que desde la perspectiva de códigos éticos de carácter universal no todos los grupos se encuentran en sintonía con los designios divinos.

 Existe el grupo al cual Jesús el galileo le dice: “: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;     estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme" (vv.34-36). Y, se encuentra el otro grupo al cual se dirige de esta manera: “: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis"(vv. 41-43).

 Hay, en el texto bíblico compartido, antes que una cargada compilación jurídico-doctrinal en materia religiosa, una síntesis de la práctica de Jesús el galileo. Aquella practica que a través de los tiempos y espacios fue distorsionada institucionalizando el poder como instrumento de enriquecimiento y exclusión, negando desde todo punto de vista el sentido comunitariamente solidario de la espiritualidad compartida por el carpintero de la lejana Nazaret.

 Cuba sufre –desde 1960- el inhumano e  inicuo bloqueo financiero y comercial de parte de los EE.UU. No obstante, el sufrimiento y las serias limitaciones que esta nefasta situación conlleva, la práctica de Cuba se ha convertido en evangelio de esperanza para aquellos y aquellas que serían – según Mateo 25 – los preferidos y preferidas de Jesús el galileo. El Evangelio, la buena noticia, según Cuba, se construye en la cotidianidad de la esperanza compartida. El aporte de la Revolución cubana para las Ciencias Teológicas es el haber encarnado en movimiento social verdades bíblicas que se transforman en buena nueva de liberación a todo aquella persona que cree que sobre el valor del Capital existe un valor superior llamado dignidad.

 Y, esta dignidad del pueblo cubano nos evangeliza. Sin esperar pomposas manifestaciones de fe, ni signos sobrenaturales de milagros de dudosa reputación, la Grande  de las Antillas es reconocida en el mundo entero por su entrega incondicional en beneficio de causas solidarias como el apoyo a olvidadas regiones de África, Centro y Sur América. Campamentos enteros de médicos en el sufrido y empobrecido Haití, ayuda humanitaria en Perú, Chile y demás pueblos que se  fueron víctimas de desastres naturales. Pero, no solo esta dignidad convertida en pueblo, llamado Cuba, se manifiesta en coyunturas específicas, para la maltratada Isla, hacer ver al ciego, no es el único, pero si uno de los milagros que le sale del corazón.

 El modelo socialista cubano evangeliza al mundo desde su praxis solidaria. Dejamos al presidente Raúl Castro que él mismo nos haga la síntesis de una de las buenas nuevas que el pueblo cubano tiene para el mundo: “Sólo como demostración de cuánto se podría hacer si prevaleciera la solidaridad, menciono que en la última década, con la ayuda de Cuba se han preparado decenas de miles de médicos de otros países, se ha devuelto o mejorado la visión a 2,2 millones de personas de bajos ingresos y se ha contribuido a enseñar a leer y escribir a 5,8 millones de analfabetos. Puedo asegurarle que, dentro de las modestas posibilidades de que disponemos, nuestra cooperación internacional continuará”.

 La ostentosa riqueza del Vaticano, no será mencionada, pero no podrá ser obviada. La corrupción y especulación financiera  que se aduce al sistema financiero de Vaticano es un tópico que forma parte de una poderosa e  inicua red internacional. La corrupción y especulación financiera del Vaticano, Estado del cual Benedicto XVI es jefe supremo, se encuentra enmarañada con acusaciones de pedofilia y tráfico sexual atribuidos a funcionarios religiosos cercanos a Benedicto XVI. La historia del Vaticano, como eje central de la catolicidad a nivel mundial, se encuentra lejos de rendirle honor al tan ignorado Mateo 25 en donde los anónimos de las sociedades, los seres  no “productivos” (hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos, presos…) se manifiestan como los preferidos y las preferidas de Jesús el galileo.

 Más allá de todas estas distorsiones que el poder imprime en las instituciones religiosas y no religiosas, Cuba abre sus brazos a Benedicto XVI y acepta el carisma de su visita: “Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza, que nace de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados” señaló el pontífice.[2]

 Muy lejos de censurar a Cuba, como lo alucinan sus detractores, Benedicto XVI eleva sus plegarias a la Virgen del Cobre por los necesitados, los que sufre y todo aquel que es privado de su libertad viviendo lejos de sus seres queridos. Muy lejos de censurar a Cuba, el sumo pontífice de la catolicidad mundial intercede por Cuba que sufre exclusión de los poderosos de la tierra. Vayan las plegarias del Papa unidas a las plegarias de mujeres y varones de buena voluntad que interceden por los cinco hermanos cubanos que sufren injusta detención. Que el poder evangelizador del pueblo cubano, sincréticamente creyente, espiritual y éticamente liberador, pueda contribuir con el proceso de conversión del Sumo pontífice y que tenga la oportunidad de materializar su espiritualidad en favor de la Grande de las Antillas como signo de la opción preferencial por los excluidos y excluidas de la praxis radicalmente revolucionaria de Jesús el galileo. La revolución cubana, signo de buena nueva para el mundo.
[1] “Palabras del Presidente cubano Raúl Castro al ofrecer la bienvenida en Santiago de Cuba a su Santidad Benedicto XVI” en http://latinoamericandonos.blogspot.com/. Revisado: 27/03/12.

Homilía de Benedicto XVI en la Misa de la Plaza de la Revolución en La Habana



Queridos hermanos y hermanas:

«Bendito eres, Señor Dios…, bendito tu nombre santo y glorioso» (Dn 3,52). Este himno de bendición del libro de Daniel resuena hoy en nuestra liturgia invitándonos reiteradamente a bendecir y alabar a Dios. Somos parte de la multitud de ese coro que celebra al Señor sin cesar. Nos unimos a este concierto de acción de gracias, y ofrecemos nuestra voz alegre y confiada, que busca cimentar en el amor y la verdad el camino de la fe.

«Bendito sea Dios» que nos reúne en esta emblemática plaza, para que ahondemos más profundamente en su vida. Siento una gran alegría de encontrarme hoy entre ustedes y presidir esta Santa Misa en el corazón de este Año jubilar dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre.

Saludo cordialmente al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, y le agradezco las corteses palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Extiendo mi saludo a los Señores Cardenales, a mis hermanos Obispos de Cuba y de otros países, que han querido participar en esta solemne celebración. Saludo también a los sacerdotes, seminaristas, religiosos y a todos los fieles aquí congregados, así como a las Autoridades que nos acompañan.

En la primera lectura proclamada, los tres jóvenes, perseguidos por el soberano babilonio, prefieren afrontar la muerte abrasados por el fuego antes que traicionar su conciencia y su fe.
Ellos encontraron la fuerza de «alabar, glorificar y bendecir a Dios» en la convicción de que el Señor del cosmos y la historia no los abandonaría a la muerte y a la nada. En efecto, Dios nunca abandona a sus hijos, nunca los olvida. Él está por encima de nosotros y es capaz de salvarnos con su poder. Al mismo tiempo, es cercano a su pueblo y, por su Hijo Jesucristo, ha deseado poner su morada entre nosotros.

«Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn 8,31). En este texto del Evangelio que se ha proclamado, Jesús se revela como el Hijo de Dios Padre, el Salvador, el único que puede mostrar la verdad y dar la genuina libertad.

Su enseñanza provoca resistencia e inquietud entre sus interlocutores, y Él los acusa de buscar su muerte, aludiendo al supremo sacrificio en la cruz, ya cercano. Aun así, los conmina a creer, a mantener la Palabra, para conocer la verdad que redime y dignifica.

En efecto, la verdad es un anhelo del ser humano, y buscarla siempre supone un ejercicio de auténtica libertad. Muchos, sin embargo, prefieren los atajos e intentan eludir esta tarea. 

Algunos, como Poncio Pilato, ironizan con la posibilidad de poder conocer la verdad (cf. Jn 18, 38), proclamando la incapacidad del hombre para alcanzarla o negando que exista una verdad para todos.

Esta actitud, como en el caso del escepticismo y el relativismo, produce un cambio en el corazón, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos. Personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse.

Por otra parte, hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en «su verdad» e intentando imponerla a los demás. Son como aquellos legalistas obcecados que, al ver a Jesús golpeado y sangrante, gritan enfurecidos: «¡Crucifícalo!» (cf. Jn 19, 6). Sin embargo, quien actúa irracionalmente no puede llegar a ser discípulo de Jesús. Fe y razón son necesarias y complementarias en la búsqueda de la verdad.

Dios creó al hombre con una innata vocación a la verdad y para esto lo dotó de razón. No es ciertamente la irracionalidad, sino el afán de verdad, lo que promueve la fe cristiana. Todo ser humano ha de indagar la verdad y optar por ella cuando la encuentra, aun a riesgo de afrontar sacrificios.

Además, la verdad sobre el hombre es un presupuesto ineludible para alcanzar la libertad, pues en ella descubrimos los fundamentos de una ética con la que todos pueden confrontarse, y que contiene formulaciones claras y precisas sobre la vida y la muerte, los deberes y los derechos, el matrimonio, la familia y la sociedad, en definitiva, sobre la dignidad inviolable del ser humano.

Este patrimonio ético es lo que puede acercar a todas las culturas, pueblos y religiones, las autoridades y los ciudadanos, y a los ciudadanos entre sí, a los creyentes en Cristo con quienes no creen en él.

El cristianismo, al resaltar los valores que sustentan la ética, no impone, sino que propone la invitación de Cristo a conocer la verdad que hace libres. El creyente está llamado a ofrecerla a sus contemporáneos, como lo hizo el Señor, incluso ante el sombrío presagio del rechazo y de la cruz. El encuentro personal con quien es la verdad en persona nos impulsa a compartir este tesoro con los demás, especialmente con el testimonio.

Queridos amigos, no vacilen en seguir a Jesucristo. En él hallamos la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Él nos ayuda a derrotar nuestros egoísmos, a salir de nuestras ambiciones y a vencer lo que nos oprime. El que obra el mal, el que comete pecado, es esclavo del pecado y nunca alcanzará la libertad (cf. Jn 8,34). Sólo renunciando al odio y a nuestro corazón duro y ciego seremos libres, y una vida nueva brotará en nosotros.

Convencido de que Cristo es la verdadera medida del hombre, y sabiendo que en él se encuentra la fuerza necesaria para afrontar toda prueba, deseo anunciarles abiertamente al Señor Jesús como Camino, Verdad y Vida. En él todos hallarán la plena libertad, la luz para entender con hondura la realidad y transformarla con el poder renovador del amor.

La Iglesia vive para hacer partícipes a los demás de lo único que ella tiene, y que no es sino Cristo, esperanza de la gloria (cf. Col 1,27). Para poder ejercer esta tarea, ha de contar con la esencial libertad religiosa, que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente, llevando el mensaje de amor, reconciliación y paz que Jesús trajo al mundo.

Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe. Sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la Nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana.

El derecho a la libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Legitima también que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad. Su refuerzo consolida la convivencia, alimenta la esperanza en un mundo mejor, crea condiciones propicias para la paz y el desarrollo armónico, al mismo tiempo que establece bases firmes para afianzar los derechos de las generaciones futuras.

Cuando la Iglesia pone de relieve este derecho, no está reclamando privilegio alguno. Pretende sólo ser fiel al mandato de su divino fundador, consciente de que donde Cristo se hace presente, el hombre crece en humanidad y encuentra su consistencia. Por eso, ella busca dar este testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios.

Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar.

Ejemplo preclaro de esta labor fue el insigne sacerdote Félix Varela, educador y maestro, hijo ilustre de esta ciudad de La Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo.

El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta trasformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues «no hay patria sin virtud» (Cartas a Elpidio, carta sesta, Madrid 1836, 220). Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad.

Invocando la materna protección de María Santísima, pidamos que cada vez que participemos en la Eucaristía nos hagamos también testigos de la caridad, que responde al mal con el bien (cf. Rm 12,21), ofreciéndonos como hostia viva a quien amorosamente se entregó por nosotros.

Caminemos a la luz de Cristo, que es el que puede destruir las tinieblas del error. Supliquémosle que, con el valor y la reciedumbre de los santos, lleguemos a dar una respuesta libre, generosa y coherente a Dios, sin miedos ni rencores.

Amén.

Fuente ACI Prensa
FOTO/Omara GARCÍA MEDEROS

Palabras de Su Santidad Benedicto XVI a su llegada a Santiago de Cuba

lunes, 26 de marzo de 2012
En sus primeras palabras, luego de su arribo a Santiago de Cuba, Su Santidad agradece a Cuba y a nuestro Presidente, Raúl Castro, la cordial acogida de que fue objeto:

"Le agradezco, Señor Presidente, su acogida y sus corteses palabras de bienvenida, con las que ha querido trasmitir tambien los sentimientos de respeto de parte del gobierno y del pueblo cubano hacia el Sucesor de Pedro".

Palabras del Presidente cubano Raúl Castro al ofrecer la bienvenida en Santiago de Cuba a su Santidad Benedicto XVI



Palabras del Presidente cubano Raúl Castro al ofrecer la bienvenida en Santiago de Cuba a su Santidad Benedicto XVI.

Santidad:

Cuba lo recibe con afecto y respeto y se siente honrada con su presencia. Encontrará aquí a un pueblo solidario e instruido que se ha propuesto alcanzar toda la justicia y ha hecho grandes sacrificios.

De Martí aprendimos a rendir culto a la dignidad plena del hombre y heredamos la fraterna fórmula que seguimos hasta hoy: “con todos y para el bien de todos”.

Cintio Vitier, insigne intelectual y cristiano, escribió que “el verdadero rostro de la Patria… es el rostro de la justicia y de la libertad” y que “la Nación no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto”.

La potencia más poderosa que ha conocido la Historia ha intentado despojarnos, infructuosamente, del derecho a la libertad, a la paz y a la justicia. Con virtud patriótica y principios éticos el pueblo cubano ha hecho tenaz resistencia, sabiendo que ejercemos también un derecho legítimo cuando seguimos nuestro propio camino, defendemos nuestra cultura y la enriquecemos con el aporte de las ideas más avanzadas.

Sin razón, a Cuba se le calumnia, pero nosotros confiamos en que la verdad, de la que jamás nos apartamos, siempre se abre paso.

Catorce años después que el Papa Juan Pablo II nos visitara, el bloqueo económico, político y mediático contra Cuba persiste e, incluso, se ha endurecido en el sector financiero. Como aparece en el memorando norteamericano del 6 de abril de 1960, desclasificado décadas después, su objetivo sigue siendo (cito) “… causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Sin embargo, la Nación ha seguido, invariablemente, cambiando todo lo que deba ser cambiado, conforme a las más altas aspiraciones del pueblo cubano y con la libre participación de este en las decisiones trascendentales de nuestra sociedad, incluidas las económicas y sociales que en casi todo el mundo son patrimonio de estrechas élites políticas y financieras.

Varias generaciones de compatriotas se han unido en la lucha por elevados ideales y nobles objetivos. Hemos enfrentado carencias, pero nunca faltado al deber de compartir con los que tienen menos.

Sólo como demostración de cuánto se podría hacer si prevaleciera la solidaridad, menciono que en la última década, con la ayuda de Cuba se han preparado decenas de miles de médicos de otros países, se ha devuelto o mejorado la visión a 2,2 millones de personas de bajos ingresos y se ha contribuido a enseñar a leer y escribir a 5,8 millones de analfabetos. Puedo asegurarle que, dentro de las modestas posibilidades de que disponemos, nuestra cooperación internacional continuará.


Santidad:

Conmemoramos el IV Centenario del hallazgo y la presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que lleva bordado en su manto el escudo nacional.

La reciente peregrinación de la Virgen por todo el país, unió a nuestro pueblo, creyentes y no creyentes, en un acontecimiento de gran significado.

Le aguardan Santiago de Cuba, que ha sido protagonista de gloriosos episodios en la historia de luchas de los cubanos por su definitiva independencia y también el poblado del Cobre, donde la Corona española tuvo que conceder la libertad a los esclavos sublevados en las minas, ochenta años antes de la abolición de tan infame institución en nuestro país.

Nos satisfacen las estrechas relaciones entre la Santa Sede y Cuba, que se han desarrollado sin interrupción durante setenta y seis años, siempre basadas en el respeto mutuo y en la coincidencia en asuntos vitales para la Humanidad.

Nuestro gobierno y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en Cuba mantenemos buenas relaciones.

La Constitución cubana consagra y garantiza la plena libertad religiosa de todos los ciudadanos y, sobre esa base, el gobierno guarda buenas relaciones con todas las religiones e instituciones religiosas en nuestro país.

Santidad:

Hace casi veinte años que Fidel sorprendió a muchos al proclamar que “una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre” concluyó.

Hay crecientes amenazas a la paz y la existencia de enormes arsenales nucleares es otro grave peligro para el ser humano. El agua o los alimentos serán, después de los hidrocarburos, la causa de las próximas guerras de despojo. Con los recursos que se dedican a producir mortíferas armas, podría eliminarse la pobreza. El desarrollo vertiginoso de la ciencia y la tecnología no se encuentra al servicio de la solución de los grandes problemas que aquejan a los seres humanos. Frecuentemente sirven para crear reflejos condicionados o para manipular a la opinión pública. Las finanzas son un poder opresivo.

En vez de la solidaridad, se generaliza una crisis sistémica, provocada por el consumo irracional en las sociedades opulentas. Una ínfima parte de la población acumula enormes riquezas mientras crecen los pobres, los hambrientos, los enfermos sin atención y los desamparados.

En el mundo industrializado, los “indignados” no soportan más la injusticia y, especialmente entre los jóvenes, crece la desconfianza en modelos sociales e ideologías que destruyen los valores espirituales y producen exclusión y egoísmo.

Es cierto que la crisis global tiene también una dimensión moral y que prevalece la falta de conexión entre los gobiernos y los ciudadanos a los que dicen servir. La corrupción de la política y la falta de verdadera democracia son males de nuestro tiempo.

En estos y otros temas apreciamos coincidencia con sus ideas.

Frente a tantos desafíos, Nuestra América se une en su soberanía e intenta una integración más solidaria para hacer realidad el sueño bicentenario de sus Próceres.

Su Santidad podrá dirigirse a un pueblo de convicciones profundas que le escuchará atento y respetuoso.

En nombre de la Nación, le doy la más calurosa bienvenida.

Muchas gracias.

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