
En
esta foto del 11 de julio de 2014, estudiantes cubanos salen de la
Universidad Central Marta Abreu, en Santa Clara. La USIAD, tratando de
convertir a jóvenes cubanos en “agentes de cambio”, envió su proyecto a
Santa Clara e hizo conexión con un grupo cultural que se hacía llamar
“Revolución”. Foto: Franklin Reyes / AP.
Descargue el documento obtenido por AP en PDF (1,8 Mb)
Una
nueva investigación de la agencia Associated Press publicada este
domingo ha revela un programa encubierto del gobierno de Barack Obama,
para enviar en a jóvenes latinoamericanos a Cuba con fines de subversión
política.
Esto
ocurrió después de la captura del contratista Alan Gross, lo que
significa que tales programas no se detuvieron a pesar del terremoto
político que generó el encarcelamiento de este empleado del gobierno de
EEUU.
Utilizando
como cobertura la supuesta ayuda a programas de salud, en realidad
viajaron a la Isla para propiciar un cambio político, en “una operación
clandestina que puso a los extranjeros en peligro”, asegura AP.
Iniciado a principios de octubre de 2009, el proyecto a cargo de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) envió a Cuba a jóvenes de Venezuela, Costa Rica y Perú “con la esperanza de incentivar una rebelión”.
Los
viajeros trabajaron de manera encubierta, a menudo haciéndose pasar por
turistas, y viajaron alrededor de la isla intentando identificar a
personas que podrían convertirse en activistas políticos, añade la
agencia.
En
un caso, los agentes organizaron un taller de prevención del VIH que,
de acuerdo con los memos a los que accedió AP, eran “la excusa perfecta”
para los objetivos políticos del programa -una táctica que podría
socavar los esfuerzos de Estados Unidos para mejorar la salud a nivel
mundial, asegura la agencia.
Pero
sus esfuerzos estaban plagados de incompetencia y de riesgo, de acuerdo
con la investigación de The Associated Press. Estos agentes recibieron
un seminario de 30 minutos para “evadir la inteligencia cubana” y no
parecía haber ninguna red de seguridad para estos agentes sin
experiencia en caso de que fueran capturados, dice la agencia.
Entre
los documentos que obtuvo AP, uno aseguraba: “a pesar de que nunca hay
total certeza, puedes tener confianza de que las autoridades no van a
tratar de hacerte daño físicamente, sólo te van a asustar… Recuerda que
el gobierno cubano prefiere evitar los informes negativos de los medios
en el extranjero, por lo que un extranjero golpeado no es conveniente
para ellos.”
En
total, casi una docena de latinoamericanos fueron utilizados en este
programa contra Cuba, por un salario de 5.41 dólares la hora.
La
AP demostró que la USAID y su contratista, Creative Associates
International, continuaron los programas subversivos contra Cuba, a
pesar de que los funcionarios estadounidenses dijeron en privado que
habían considerado suspender los viajes a Cuba tras la detención del
contratista Alan Gross, quien permanece encarcelado luego de introducir
en la Isla tecnología ilegal bajo las órdenes del gobierno de EEUU.
Este es un programa adicional al llamado “Twitter cubano”, conocido como ZunZuneo, puesto en marcha por la USAID en 2009 y
descubierto por la AP en abril. El Inspector general de la USAID está
investigando ese programa, que terminó en septiembre de 2012.
Las
autoridades estadounidense afirmaron que la USAID organizó programas
“discretos” [1] , como ZunZuneo para aumentar el flujo de información.
Pero la investigación anterior de la AP encontró que el ZunZuneo era de
naturaleza política y manipuló a los abonados sin saber que el servicio
estaba pagado por el gobierno de EE.UU. con objetivos de cambiar el
régimen en la Isla
Tanto
este programa de agentes viajeros como el ZunZuneo forman parte de un
esfuerzo de varios millones de dólares de la USAID para efectuar el
cambio en países políticamente incómodos para Washington, y los datos
del gobierno así lo demuestran, asegura AP.
Pero
los programas examinados por la AP no parecían lograr sus metas y han
operado bajo un organismo cuya fachada es la ayuda internacional, pero
que en realidad se ocupa también de operaciones clandestinas. La CIA se
comprometió recientemente a dejar de utilizar los programas de vacunación para reunir información de inteligencia, como el que ejecutó en Pakistán, supuestamente dirigido contra Osama bin Laden.
El
programa de los agentes viajeros comenzó con el gobierno del Presidente
Barack Obama, que inició su mandato asegurando un “nuevo comienzo” con
Cuba, después de décadas de desconfianza, lo cual plantea interrogantes sobre si la Casa Blanca en realidad tiene una política coherente hacia isla, añade AP.
Sobre
la base de documentos y entrevistas, la AP encontró que el programa de
los viajeros utilizó tácticas espionaje para ocultar las actividades de
los agentes. Por ejemplo tenían códigos para comunicarse: “me duele la
cabeza” significaba que sospechaban que estaban siendo monitoreados por
las autoridades cubanas; “tu hermana está enferma” era una orden para
acortar el viaje.
“Nos
las ingeniamos para que el gobierno de aquí no supiera que estábamos
viajando a Cuba y ayudando a esos grupos” dijo Yajaira Andrade, una ex
funcionaria de una organización venezolana. “Porque fue entonces cuando
el Presidente Hugo Chávez estaba en el poder y si él hubiese sabido
acerca de nosotros – que algunos venezolanos trabajábamos para provocar
rebelión – nos hubiesen llevado a la cárcel.
Para
evadir a las autoridades cubanas, los viajeros instalaban contenidos de
aspecto inocente en sus computadoras portátiles para ocultar la
información sensible que llevaban. También utilizaron memorias flash
cifradas para ocultar sus archivos y enviar mensajes de correo
electrónico cifrados, un sistema que podría haber despertado sospechas.
Es
ilegal en Cuba, como en el resto del mundo -incluido EEUU- operar bajo
la orden de programas para un cambio de régimen pagados desde el
extranjero. Sin embargo, se mantuvo y los contratos se firmaron días
después de la detención de Gross.
“Arrestaron
a un contratista de otra agencia. Eso podría ser peligroso”, decía un
mensaje por Skype que se intercambiaron dos trabajadores del proyecto.
“Gracias a Dios que él no es de los nuestros.”
Los
documentos muestran que Creative Associates aprobó que los agentes
viajeros llevaran dinero en efectivo para los contactos cubanos, pero no
podían decir que los fondos provenían del gobierno de los EE.UU.
Héctor
Baranda quien era un estudiante universitario en Cuba cuando se hizo
amigo de un grupo de viajeros venezolanos, dijo que le sorprendió
escuchar de la AP que ellos trabajaban para el gobierno de Estados
Unidos y que habían hecho un perfil de Baranda.
“¿Cómo te sentirías si ofreces tu amistad sincera y recibes este tipo de noticia?” preguntó Baranda.
El
proyecto de agentes viajeros a Cuba fue financiado con el mismo dinero
federal que pagó por el programa ZunZuneo. Pero USAID aún tiene
pendiente darle a AP una copia completa de los contratos cubanos bajo la
Ley de Libertad de Información que se introdujo hace más de tres meses
atrás.
“Propiciar una rebelión”
Mientras
Murillo [Ver 1] y otros viajeros costarricenses se centraron en montar
el taller de prevención de VIH y otros programas, los jóvenes viajeros
venezolanos y peruanos fueron enviados a las universidades de Cuba. Su
misión, según documentos y entrevistas, era reclutar a estudiantes con
el objetivo a largo plazo de que se volvieran en contra de su gobierno.
A
finales de 2009, Creative Associates contrató a la abogada venezolana
Zaimar Castillo, que entonces tenía 22 años, y que dirigía una
organización llamada Renova. Castillo declinó hacer cualquier comentario
pero la administradora pasada de la organización, Yajaira Andrade, dijo
que ella y otras fueron llevadas a San José, Costa Rica, para recibir
cursos de entrenamiento.
“Nos
dieron una semana de cursos para decirnos que era lo que íbamos a
hacer, y cómo lo íbamos a hacer”, dijo Andrade, que se autodenominaba
como la “mamá” de las jóvenes activistas.
Crearon una cuenta bancaria en Panamá, un paraíso para la banca anónima, para que la organización recibiera su pago en dólares.
El
24 de abril, tres trabajadores de Renova aterrizaron en La Habana para
una visita prevista para un mes. La historia que les iba a servir de
“fachada”, según un documento interno, era que viajaron a la isla a
visitar a amigos que tenían en Cuba.
“Es
fundamental que ellas no se obsesionen”, dijo en tono de advertencia un
gerente de Creative Associates en una conversación en Skype. “De lo
contrario, en el terreno se van a paralizar… o se van a traicionar entre
ellas… y ambas cosas serían fatales”.
Los
venezolanos visitaron las residencias estudiantiles en el campus de una
universidad en Santa Clara y viajaron los fines de semana a conocer a
las familias de los estudiantes. Otro grupo de jóvenes peruanos, independiente de éste, fue enviado a esa universidad en Santa Clara.
En
una bitácora de viaje que se lee como un informe de inteligencia, los
venezolanos describieron a los alumnos y las instalaciones del campus
con mucho detalle y tomaron nota de sus quejas y presuntos problemas de
equidad que podrían ser utilizados. Los estudiantes que podrían
reclutarse fueron listados por nombre, luego se les elaboró un perfil y sus cualidades como líderes se evaluaron en una hoja de Excel.
Luego,
el reporte pasó a describir la cultura política de la universidad,
enumeró el rol de la Juventud Comunista, que buscaba a los mejores y más
brillantes para nombrarlos en cargos en el Partido Comunista después de
graduados. Las quejas de los alumnos también fueron detalladas: mala
comida, servicio de agua y electricidad intermitentes, goteras en los
techos. Los estudiantes temían al estado, de acuerdo con la bitácora, no
estaban satisfechos con su realidad económica, pero igualmente no
querían involucrarse en acciones contra su gobierno.
El
hecho de que los estudiantes constantemente criticaran al gobierno,
dice uno de los informes, “nos asegura tener beneficiarios con la mente
clara en cuanto a los objetivos que perseguimos”.
Después
de visitar dos universidades en dos ciudades, los consultores
venezolanos identificaron a un “grupo-meta (grupo objetivo)” que estaría
opuesto al gobierno y que tenía habilidades organizativas, pues
organizaron actividades como un campamento y un “festival
universitario”, según muestran documentos.
“Ellos
estaban haciendo su grupo, y había un grupo de 30 personas, hubo un
grupo de científicos jóvenes, de universidad, para dar la rebelión
contra el gobierno”, dijo Yahaira Andrade, la administradora de Renova.
No
hay evidencia de si los objetivos políticos se realizaron. De hecho,
los estudiantes cubanos contactados dijeron en entrevistas realizadas
recientemente con la AP que se sorprendieron al descubrir que sus amigos
extranjeros estaban actuando en representación del gobierno de Estados
Unidos.
“Eran
nuestros amigos”, dijo el cubano Héctor Baranda, quien encabezaba la
lista de los posibles rebeldes que habían hecho los venezolanos.
Baranda
cree que el grupo de venezolanos confundió el quejarse del estado de
las cosas, típica del pueblo cubano, con el asumir tendencias
disidentes. “El cubano siempre dice ‘ahhh’ siendo grandes o pequeños
(los problemas)”, dijo Baranda.
Los cubanos se dan cuenta
Cuba
considera subversivas todas las actividades de promoción del cambio de
régimen por parte de USAID, castigables hasta con diez años de prisión.
Para los viajeros era una actividad peligrosa.
Con
el tiempo, Creative Associates ajustó su estrategia de seguridad:
abandonó el uso de discos portátiles de memoria cifrados con la palabra
obviamente reveladoras como “Ironkey”, que constituía casi una confesión
para los agentes de seguridad del aeropuerto. Se alentó a los viajeros a
archivar en sus computadoras portátiles fotos e información personal
para ocultar el material de la misión.
En
caso de un arresto, el nombre de Creative Associates no se mencionaría,
decía un reporte, y los jóvenes viajeros debían contactar a la embajada
de su país en Cuba.
Si
los interrogaban, Creative Associates aconsejó a los viajeros que se
mantuvieran relajados. Debían recordar que “nada de lo que usted ha
hecho durante su viaje es ilegal, de ninguna manera, en ninguna sociedad
democrática y abierta. De esa manera, logrará mantener una apariencia
calmada durante el interrogatorio”.
Pero
a pesar de esfuerzos por ocultar sus intenciones, para finales del 2010
había señales de que las autoridades cubanas estaban dándose cuenta de
lo que ocurría.
Un
oficial de seguridad le preguntó a Murillo, el costarricense, sobre el
origen del financiamiento del proyecto. Creative Associates concluyó que
el interrogatorio “no deja duda sobre el interés que generaron en la
policía estatal”.
Peor
aún, un informe de seguridad de diciembre sugirió que las autoridades
cubanas se habían dado cuenta que Estados Unidos estaba usando a jóvenes
en vez de a los miembros conocidos de la oposición que ya son mayores.
Cuando
un cubano preguntó a uno de los viajeros por qué estaba interesado en
su país, el joven le respondió que su organización trabajaba en muchos
países.
“Por
supuesto, esto no es exacto”, indicó un informe. Si las autoridades
cubanas verificaban los hechos, habrían conocido que era una mentira.
El
tres de septiembre de 2010, Irving Pérez, un gerente de Creative
Associates, convocó a una reunión por Skype para anunciar un cambio de
estrategia.
“Nuestro
programa no va a impulsar más viajes a la isla, o al menos no como
columna vertebral de la operación”, dijo Pérez a los viajeros en la
charla por Skype. Varias de las asignaciones de fondos se eliminarían,
entre ellas la de los venezolanos.
En
vez de viajar a Cuba, ellos tratarían de ayudar a ciertos “contactos
estrella” cubanos a que recibieran una visa de salida y capacitarlos en
otro país. Los “beneficiarios” cubanos que quedaban en la isla
recibirían pagos en efectivo para financiar las actividades de
reclutamiento. Subcontratistas de Creative Associates llevarían el
dinero a la isla usando “mulas”, término adoptado del narcotráfico.
Ellos “tratarían de manejar el proyecto a control remoto”, explicó Pérez.
Pero esa estrategia tenía sus peligros.
Un ataque al corazón
Durante
un mes, Pérez le había estado pidiendo un informe a un par de
estudiantes universitarios cubanos, pues estaba ansioso por presentar
sus documentos a USAID.
Los
alumnos estaban usando el sistema de correo electrónico cifrado
Hushmail, lo que pudo haber sido una señal de alerta para las
autoridades cubanas.
“Tenemos
razones para creer que han estado bajo fuertes presiones de las
autoridades universitarias”, dice un informe de Creative Associates. “No
se recomienda en este momento que se trate de contactarlos nuevamente”.
La
asignación de fondos a los costarricenses se acabó con el tercer viaje
de Murillo a la isla en junio de 2011. Creative Associates quería que
Murillo entregara dinero, compilar reportes y ayudar a solicitar las
visas de salida. A los jefes del proyecto en San José les preocupaba que
Murillo fuera indiscreto. “¿Por qué no usan Hushmail?”, se lamentó uno.
Para
entregar el dinero, los contratistas discutieron la posibilidad de
enviarlo con familiares de Murillo. Uno de los gerentes del proyecto en
San José escribió: “hay que recordar que la ‘mula’ no sabe exactamente
para qué es ese dinero ni de dónde proviene”.
Al
final, la “mula” era un amigo de infancia de Murillo, quien contó su
experiencia a la AP en una entrevista con la condición de no ser
identificado. El amigo, quien vive en San José, dijo que su asociación
con la agenda política de USAID en Cuba podía poner en peligro su
empleo.
Explicó
que su capacitación de seguridad la hizo por Skype y demoró media hora.
“Se me aclara que tengo que tener cuidado porque el dinero que llevamos
es gringo”, dijo.
Después
de llegar a La Habana, Murillo y su amigo viajaron a Santa Clara a
reunirse con el grupo artístico “Revolución”. Uno de los integrantes, no
Barbosa, les dijo que le entregaran el dinero que llevaban, dijo.
“Nos amenazó directamente con que si no le dábamos el dinero iba a las autoridades a denunciarnos”.
Murillo declinó comentar al respecto.
Preocupados,
los viajeros se apresuraron a regresar a La Habana, e invocando uno de
los códigos de seguridad desde un hotel, abandonaron el proyecto. El
amigo estaba aterrorizado.
Todos los documentos del programa se pueden descargar aquí:
(Con información de la agencia AP)

[1] El
costarricense Fernando Murillo era el jefe de una organización de
derechos humanos en Costa Rica llamada Fundación Operación Gaya
Internacional, y fue contratado por Creative Associates con la misión de
convertir jóvenes cubanos en actores políticos efectivos contra el
gobierno de la Isla.
Se dirigió a Santa Clara, una ciudad ubicada a tres
horas de La Habana, donde Murillo se conectó con un grupo cultural que
se hacía llamar “Revolución”, una modesta agrupación de artistas que se
dedicaban a la música electrónica y la producción de vídeo.
Murillo
no llevaba mucho tiempo en el lugar cuando Carlos Pozo, un policía de
seguridad estatal cubana, se dio cuenta de su presencia, un hecho que
Murillo reportó a Creative Associates, según documentos.
Si
la idea era llevar a cabo una serie de seminarios para reclutar a
nuevos “voluntarios”, Murillo necesitaba una temática que fuera
atractiva tanto a potenciales miembros y que fuera aprobada por el
estado cubano.
Eso era, un taller de prevención del VIH podría servir.
Meses
más tarde, en noviembre de 2010, el taller atrajo a 60 jóvenes. El
agente Pozo también participó -lo que prueba, dijo Murillo entonces, que
la fachada del taller estaba funcionando.
El
taller supuestamente iba a ofrecer clases de educación sexual a sus
asistentes para que supieran como prevenir el contagio del VIH. Por
ejemplo, se les iba a enseñar cómo usar apropiadamente un condón.
“Los
cubanos expresaron su deseo por informarse y recibir un taller sobre la
prevención del VIH y el taller ayudó a satisfacer esas necesidades;
dijo USAID en respuesta a preguntas escritas por la AP.
Cuando
fue contactado en San José, Costa Rica, Murillo dijo que no podía
hablar sobre los detalles de su incursión a Cuba porque había firmado un
acuerdo de confidencialidad que le prohíbe divulgar cualquier
información. En el informe de seis páginas que Murillo envío a Creative
Associates sólo mencionó una vez el taller de prevención del VIH para
resaltar que se trataba de la “excusa perfecta en el tratamiento del
tema de fondo”.
Manuel
Barbosa, uno de los fundadores del grupo de artistas Revolución, dijo
en reciente entrevista en Santa Clara que los costarricenses nunca le
dijeron que ellos estaban trabajando para USAID. Dijo también que no
tenía inclinación alguna en contra del gobierno cubano y que, de hecho,
su abuelo era un “mártir de la revolución (cubana)”.
Tomado de Cubadebate
Vea además: Estados Unidos envió latinoamericanos a Cuba como agentes subversivos, según AP, en el Periódico Granma