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USAID: infamia y disparates

miércoles, 27 de agosto de 2014
Por  Ricardo Alarcón

 
Los gobernantes de Estados Unidos tienen derecho, desde luego, a exhibir su ignorancia y actuar cual tontos y borrachos, como diría el prusiano. Pero es una infamia imperdonable manipular groseramente la salud y la vida de los demás.

Una profecía prusiana

 Quizás algunos crean que Otto von Bismark fue áspero con aquello de que “Dios tiene una providencia especial para amparar a los tontos, los borrachos y los Estados Unidos de América”. Otros pueden pensar, sin embargo, que tal ocurrencia, hace más de un siglo, cuando el país aludido apenas se daba a conocer, era una profecía mordaz de lo que vendría después en la conducta del nuevo imperio a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI.

 Recordé la frase al leer una mucho más reciente, agosto de 2014, del senador republicano Jeff Flake quien, criticando las más recientes acciones anticubanas de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) ironizaba: “Esos programas necesitan desesperadamente supervisión adulta”. Se refería el legislador al largo y ampliamente documentado reportaje investigativo de la Associated Press sobre el programa clandestino para el envío a Cuba de jóvenes latinoamericanos con el fin de reclutar a sus pares antillanos, organizarlos y convertirlos en una fuerza capaz de derrocar al gobierno revolucionario.

 No hace mucho la AP había revelado otro plan de la USAID, utilizando como subcontratista algo llamado Creative Associates International, para armar, mediante el engaño, una red subversiva de telefonía celular, el llamado “ZunZuneo”. Antes había publicado un reportaje que desenmascaró el verdadero papel de Alan Gross actualmente en prisión en Cuba. La propaganda oficial norteamericana lo había presentado como si hubiese venido para ayudar a la comunidad judía cubana a acceder a Internet. Aún se repite tal falacia pese a la rotunda y precisa negación de los líderes de esa comunidad que, además de Internet, tiene muy cordiales y respetuosas relaciones con las autoridades cubanas. El artículo incluía comunicaciones confidenciales entre Gross y quienes lo dirigían, en las que explícitamente reconocen el carácter ilegal y subversivo de su misión.
 Seis días después del arresto de Gross, la USAID echó a andar este nuevo proyecto. Casualmente se lo encargó también a Creatives Associates International.

 Ahora la agencia noticiosa dio a conocer papeles secretos, incluyendo guías para las comunicaciones encubiertas e informes enviados por los jóvenes conspiradores y las orientaciones que recibían. La AP entrevistó a algunos de los noveles espías, de Costa Rica, Venezuela y Perú, así como a varios de sus “reclutas” cubanos.

 La operación parece extraída de un folletín de factura barata. Los latinoamericanos eran entrenados, según dijeron a la AP, en cursos rápidos, apenas una semana, en los que aprendían técnicas de búsqueda y selección de candidatos para ulteriores y más complejas tareas subversivas, así como en códigos de lenguaje cifrado para comunicarse con quienes los dirigían desde el exterior. En cumplimiento de su misión, fueron a Cuba simulando estar interesados en ayudar a los cubanos a desarrollar labores comunitarias útiles para mejorar sus condiciones de vida. En sus intercambios con los receptores de la “ayuda” identificarían a los quejosos ante las dificultades y fallos con que tropiezan diariamente, y tratarían de atraerlos y formarlos como futuros líderes de oposición.

 Quienes concibieron la idea seguramente no se han enterado aún que, desde hace años, en esos y otros países del continente, decenas de miles de jóvenes cubanos participan en programas de atención médica, educación, cultura y deporte, entre otras materias, que en mucho contribuyen a salvar y mejorar vidas, así reconocido por los gobiernos y organismos internaciones especializados como la OMS, la OPS y la Unesco. Tampoco parecían conocer que si algo hay en abundancia en Cuba es gente que expresa abiertamente sus opiniones y critica los errores y las insuficiencias que encuentran en su cotidianidad. Lo hacen en los medios de prensa, en las reuniones en las que sus delegados electos les rinden cuenta, y en las de sus organizaciones sociales y gremiales. Lo hacen, en fin, todos los días en cualquier esquina. Lo hacen porque la mayoría de la población nació después de 1959 y ha vivido acostumbrada a que la universalidad y gratuidad de la educación y la salud, así como la asistencia y la seguridad social son derechos inalienables, que son suyos, les pertenecen, aun antes de salir del vientre materno. Para ellos, además, los asaltos de la policía a sus centros escolares y las golpizas y la cárcel a quienes intentaran protestar, son historias del pasado que sólo vivieron sus abuelos.

La excusa perfecta

 El costarricense Fernando Murillo, uno de los principales dirigentes de la operación, realizó varios viajes a Cuba. Entrevistado por la AP habló de sus correrías por Santa Clara con muchachos que practican la música urbana y otras manifestaciones artísticas. En pose de descubridor, confesó su satisfacción por lo que calificó como “la excusa perfecta” para impulsar su plan: organizar un taller sobre la prevención del VIH-sida, aunque se negó a dar detalles alegando el compromiso de confidencialidad (nondisclosure agreement) que había suscrito con sus empleadores. Se limitó a decir que “enseñaba a la gente cómo usar condones correctamente”. La vocera del Departamento de Estado fue más locuaz, y al defender este plan reconoció que, además de la supuesta lucha contra el sida, tenía otro propósito de carácter subversivo.

 Omitió decir que, años atrás, debió Cuba encarar esa enfermedad no sólo sin contar con ayuda alguna de Estados Unidos, sino enfrentando la crueldad del bloqueo que le impedía adquirir retrovirales esenciales que entonces eran producidos exclusivamente por laboratorios del país vecino. En aquellos tiempos iniciales, los pocos pacientes de la isla aliviaron sus sufrimientos con la ayuda solidaria de algunas ONGs y personas particulares. La guerra económica que se nos impone incluye también, desde 1964, las medicinas y los equipos e instrumentos médicos. En la aplicación de esa política genocida participan todas las agencias gubernamentales, incluida la USAID. Por ejemplo, en sus charlas didácticas, Murillo no podía mostrar condones “made in USA”.

 Pero, hace ya bastante tiempo, Cuba, además de producir los retrovirales necesarios y mantener su sistema de salud gratuito para todos, lleva a cabo un programa especial para los seropositivos que permite sobrevivir, y en condiciones decorosas, al 90% de los portadores del virus. Sin olvidar que es Cuba uno de los países menos afectados por esa enfermedad, la cual tiene en la isla una tasa de prevalencia de 0.2%, mientras en América Latina es 0.4% y en Estados Unidos y Canadá 0.6%. En cuanto a los jóvenes de 15 a 19 años, el índice cubano -0.02- es el más bajo de las Américas y Cuba está optando para ser certificada como el primer país de la región en eliminar la transmisión vía genética de la sífilis y el VIH.

 Los gobernantes de Estados Unidos tienen derecho, desde luego, a exhibir su ignorancia y actuar cual tontos y borrachos, como diría el prusiano. Pero es una infamia imperdonable manipular groseramente la salud y la vida de los demás.

¿Un nuevo comienzo?

 Desde 1959 Washington se ha empeñado, infructuosamente, en destruir a la Revolución Cubana. Lo ha intentado todo. La guerra económica, la intervención militar, la subversión y una incesante propaganda hostil.

 En 1999 fue publicado un libro del investigador norteamericano Jon Elliston sobre la guerra sicológica y la propaganda anticubana. Es básicamente una recopilación de documentos desclasificados que ilustran sobre el colosal derroche de recursos para tratar de confundir y dividir a los cubanos y de engañar a los pueblos de América Latina. Echaron mano a todo, hasta a libros de historietas infantiles con ediciones de millones de ejemplares.

 Los planes que ahora denunciamos continúan una larga saga de agresiones, en las que, no pocas veces, junto al crimen iba el dislate. Los más recientes fueron concebidos y ejecutados por la actual administración. Poco después de instalarse en la Casa Blanca, el presidente Obama anunció que habría “un nuevo comienzo” en la política hacia Cuba. Obviamente esa es una más de las promesas olvidadas. O quizás para él, “cambio” significa más de lo mismo.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 811, 22 de agosto, 2014
 Tomado de CubaSí

 Imagen agregada RCBáez

Estados Unidos y Cuba: la USAID y la política de la sedición permanente *

martes, 12 de agosto de 2014
Por Atilio Borón    

Días atrás un cable de Associated Press informaba que la USAID, la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo), había enviado a Cuba, como turistas, a un grupo de jóvenes de diversos países latinoamericanos con el objeto de promover la politización y la rebeldía de la, según esa agencia, “apática juventud cubana” e identificar “actores potenciales del cambio social.”[1] La iniciativa se adoptó en Octubre del 2009, seis días después de que las autoridades de la Isla arrestaran a Alan Gross, un supuesto experto en cuestiones de desarrollo que, como contratista de la USAID, introdujo ilegalmente tecnologías informáticas en Cuba. Gross había sido recomendado para hacer esa tarea por el Comité Judío Americano y enviado a la Isla con el aparente propósito de ayudar a la comunidad judía cubana a conectarse a Internet.

El reclutamiento y envío del grupo de jóvenes a Cuba es tan sólo uno de los múltiples programas clandestinos que la Casa Blanca utiliza para promover el “cambio de régimen” -un eufemismo utilizado para evitar hablar de “subversión constitucional” o “sedición”- en Cuba y que se lleva a cabo en más de un centenar de países bajo el paraguas de organizaciones de pantalla como la USAID, la NED (el Fondo Nacional para la Democracia) y un sinnúmero de ONGs o instituciones de diverso tipo, presuntamente interesadas en la promoción de los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo. Al igual que en el caso de Gross, la USAID apeló a la tercerización para encubrir su involucramiento en esta operación y contrató a una firma internacional basada en Washington, Creative Associates, que opera en 85 países ofreciendo asesoría y asistencia a programas de desarrollo. Seguramente que de pura casualidad es la misma compañía que, haciendo honor a su nombre, intentó crear una red de mensajes de texto con el nombre de “ZunZuneo”, que intentaba ser una suerte de “Twitter cubano” para favorecer actividades ilegales en la Isla. Para ejecutar la actual misión encomendada por la USAID la citada empresa subcontrató a su vez los servicios de Fernando Murillo, el jefe de una ONG de derechos humanos de Costa Rica, la FOGI (Fundación Operación Gaya Internacional) quien dirigió el ilegal operativo. De este modo los jóvenes cubanos no tenían como saber que quien estaba detrás de esta iniciativa era el gobierno de los Estados Unidos, que desde el 1º de Enero de 1959 ha hostigado y agredido sin pausa a Cuba. La larga mano del imperio actuaba a través de una compleja cadena de mediaciones que la invisibilizaban por completo.

Es sumamente aleccionador que un programa de este tipo, claramente inamistoso e injerencista, comenzara poco después de la asunción de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos y cuando el nuevo mandatario asegurara a tus colegas de la región presentes en la Vª Cumbre de las Américas (Trinidad-Tobago, Abril 17-19, 2009) que promovería un “nuevo comienzo” en las relaciones cubano-estadounidenses luego de décadas de hostilidades. Es bien sabido que sus promesas se esfumaron como una niebla matinal, no sólo en relación a Cuba. Así lo comprueban iniciativas clandestinas como la que estamos comentando, las reiteradas y multimillonarias multas aplicadas a empresas extranjeras por el imperdonable delito de comerciar con la Isla y su indiferencia, agravada por tratarse de un Premio Nobel de la Paz, ante el clamor universal que exige la inmediata libertad de los tres héroes cubanos encarcelados en un proceso viciado de irreparable nulidad por luchar en contra del terrorismo. 

Pero no sólo las promesas de campaña se esfumaron en relación a Cuba; también sucedió lo mismo cuando, para poner apenas un par de ejemplos, elevó el presupuesto militar de Estados Unidos por encima de la barrera aparentemente infranqueable del billón de dólares (cuando se toman en cuenta todos los componentes del gasto militar, incluyendo mercenarios, actividades tercerizadas, obras de reconstrucción de lo que el Pentágono destruye y el presupuesto de la ex VET, Administración Nacional de Veteranos, elevada en 1989 a la categoría de Departamento del Poder Ejecutivo Federal). O cuando el Huffington Post confirma, con datos de la Oficina de Periodismo Investigativo, que el pacífico presidente afroamericano lleva exterminados más de 2.400 personas solamente con sus drones, superando ampliamente el record de su no galardonado predecesor.[2] De estas inconsistencias se pueden inferir dos conclusiones: una, que Obama miente y su discurso no guarda relación alguna con sus políticas concretas o, dos, que el ocupante de la Casa Blanca tiene escaso control sobre lo que hace la maquinaria gubernamental norteamericana que respondería a lo que algunos politólogos de ese país llaman “el gobierno secreto”, no electo, permanente de Estados Unidos y que un ex presidente, Dwight Eisenhower denominara “el complejo militar-industrial”. En cualquier caso la inferencia no podría ser más deplorable. [3]

Consultada por AP un portavoz de la USAID dijo que esa agencia y la administración de Obama “están comprometidas a apoyar el deseo del pueblo cubano para determinar libremente su futuro. La USAID trabaja con grupos de jóvenes independientes en Cuba en proyectos de servicios comunitarios, salud pública, las artes y otros… consistentes con programas de democracia en todo el mundo.” En línea con este predicamento Murillo llega a Cuba en Abril del 2010 y se instala en Santa Clara, donde toma contacto con un grupo de jóvenes artistas interesados en música electrónica y la producción de videos. Pero para actuar se necesitaba una cobertura, lo más inocente e inofensiva posible: la FOGI la encontró en la realización de un taller sobre métodos de prevención del VIH, lo cual era, según sus organizadores, la “excusa perfecta”. El cable de la AP afirma que en un informe de seis páginas elevado a Creative Associates Murillo sólo menciona al HIV una sola vez para decir que fue “la excusa perfecta para el tratamiento del tema de fondo”. Más adelante ese informe revela la existencia de otro objetivo: “la generación de una red de voluntarios para la transformación social”.

Tres contingentes de jóvenes fueron a Cuba con este propósito, reclutados en Venezuela, Perú y Costa Rica. Los supuestos turistas recibieron instrucciones de reportarse cada 48 horas y un rudimentario código de seguridad para alertar sobre las condiciones en que se desenvolvía su labor. Si sospechaban que la contrainteligencia cubana estaba tras sus pasos debían enviar un mensaje diciendo “me duele la cabeza”, con lo cual la misión debía ser temporalmente suspendida. “Me intoxiqué y tuve que ir al hospital” significaba que el grupo fue detenido e interrogado y que seguirían en la Isla pero sólo como turistas, y así sucesivamente. En ningún momento estos “turistas”, y mucho menos el jefe del operativo, Murillo, dieron a conocer la responsabilidad de la USAID en la organización y financiamiento del proyecto. Los jóvenes participantes recibían de la FOGI una compensación de 5.41 dólares la hora, aproximadamente la mitad del salario mínimo vigente en Estados Unidos. Fueron enviados para hacer labores de espionaje y conspiración para promover el derrocamiento del gobierno cubano y de ningún modo podían aducir ignorancia de ello. El costo de la operación habida cuenta de lo que se abonaba por su trabajo a los falsos turistas era irrisorio, y si llegaban a ser apresados Washington podía lavarse las manos pues no eran nacionales de Estados Unidos quienes desenvolvieron esas actividades. Es más, su arresto habría creado un irritante entredicho entre Cuba y tres países latinoamericanos.

Una vez hecha pública la noticia la vocera del Departamento de Estado, Jean Psaki, alabó la decisión del gobierno de Estados Unidos de enviar jóvenes latinoamericanos a Cuba en un programa para promover el cambio de régimen en la Isla. Dijo textualmente que “Hay programas en el mundo orientados a desarrollar una sociedad civil más vibrante y capaz, consistente con los programas mundiales de promoción de la democracia (¡es sabido lo que Estados Unidos quiere decir con “democracia”!). Y obviamente este programa estaba en línea con eso”. Por su parte el presidente Barack Obama también salió a defender ese programa –inmoral, clandestino e ilegal- y reconoció que tenía un doble propósito: fortalecer a la “sociedad civil” cubana (otro conveniente eufemismo para no llamar a las cosas por su nombre: sedición) e instruir a los jóvenes cubanos sobre los riesgos del HIV. Es un escándalo que el presidente de un país que se ha arrogado la condición de líder en la lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos haga la apología de una actividad delictiva, que tuvo que ser ocultada ante la ciudadanía que con sus impuestos financia a la USAID para promover el desarrollo y no proyectos sediciosos en terceros países.

Ni Psaki ni Obama pueden desconocer que la legislación de Estados Unidos considera como un crimen federal cualquier acto que “organice, ayude o intente organizar una sociedad, grupo o conjunto de personas que enseñan, promueven o alientan el derrocamiento o destrucción del gobierno.” Es más, el Código Penal estadounidense aclara que “el término ‘organiza’ u ‘organizar’ … incluye el reclutamiento de nuevos miembros, la formación de nuevas unidades, y el reagrupamiento o expansión de las unidades existentes”, y que la penalidad que corresponde aplicar en estos casos es de hasta 20 años de prisión. (U.S. Code § 2385 › Title 18 › Part I › Chapter 115 › § 2385), y el castigo se endurece cuando quien incurre en esas actividades es un extranjero. La liviandad con la cual Obama se refirió a esta operación clandestina, caracterizada como un crimen en Estados Unidos, contrasta con la fuerte reacción que se manifestó en algunos de los más importantes miembros del Congreso, sobresaliendo entre ellos el senador demócrata Patrick Leahy, titular de la comisión de apropiaciones, quien condenó con duros términos la maniobra. “Es peor que irresponsable” porque, según Leahy, “nunca se debería sacrificar el suministro de programas sanitarios o cívicos en favor de objetivos de espionaje”.

Bastaría con imaginar cual sería la reacción Washington si se descubriera que un grupo de jóvenes iraníes, iraquíes y afganos ingresaran como turistas y recorrieran universidades alertando sobre los peligros del HIV y reclutando jóvenes para motivarlos y organizarlos con vistas a derrocar el orden constitucional vigente en Estados Unidos para calibrar la gravedad de lo acontecido en Cuba. Sin embargo, el infame doble rasero del gobierno estadounidense hace que lo que en casa se considere un crimen merecedor de durísimas condenas sea una actividad virtuosa cuando se practica en el exterior. Una muestra más de la descomposición moral de un imperio en decadencia, que no cesa de conspirar para perpetuar a cualquier costo la subordinación de los países que luchan por su dignidad, su emancipación, su libertad.

Notas
1 Ver http://bigstory.ap.org/article/us-sent-latin-youth-undercover-anti-cuba-ploy
2 Cf. http://www.huffingtonpost.com/2014/01/23/obama-drone-program-anniversary_n_4654825.html
3 Hemos examinado in extenso este tema en Atilio A. Boron y Andrea Vlahusic, El lado oscuro del imperio. La violación de los derechos humanos por Estados Unidos (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2009)

* Una versión resumida de esta nota fue publicada en Página/12 (Buenos Aires) en su edición del domingo 10 de agosto del 2014 con el título “La sedición interminable”.
Tomado del Blog del Autor en TeleSUTtv

La juventud cubana en la mira del imperio

lunes, 11 de agosto de 2014
Por Pedro Martínez Pírez

Este martes los jóvenes cubanos festejarán, con nuevos alientos, el Día Internacional de la Juventud, que fue instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas y celebrado por primera vez en el año dos mil, con el propósito de incentivar el cumplimiento del Programa de Acción Mundial dedicado a los Jóvenes.

La celebración de esta fecha proclamada por la ONU se produce pocos días después de que la Cancillería y la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba denunciaran los nuevos planes subversivosque el gobierno de los Estados Unidos lleva a cabo mediante la llamada Agencia para el Desarrollo Internacional, USAID, con el objetivo de influir negativamente sobre la juventud cubana.

El nuevo proyecto, cuya autoría y ejecución fueron admitidas con todo cinismo por el Gobierno de Estados Unidos, pretendía convertir en actores políticos contra la Revolución a jóvenes cubanos, previamente identificados por emisarios latinoamericanos reclutados con este fin, y organizados para actuar contra el gobierno cubano.

La declaración de la Cancillería cubana reclama a Washington el cese inmediato de todas las acciones subversivas, ilegales y encubiertas, violatorias de la soberanía cubana, mientras que la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, al rechazar y condenar las nuevas acciones financiadas por la USAID mediante la utilización de jóvenes de otros países latinoamericanos, advierte que los jóvenes que fueron reclutados y enviados a Cuba por el imperio son también víctimas de un mundo que Estados Unidos vuelve cada día más injusto y egoísta.

La declaración de la Cancillería cubana es categórica al denunciar que los nuevos hechos ratifican que el Gobierno de Estados Unidos no ha desistido de sus planes hostiles e injerencistas contra Cuba, y emplea millones de dólares cada año en el financiamiento de acciones dirigidas a crear situaciones de desestabilización para provocar cambios en el sistema político cubano.

Los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otros actores de la sociedad civil de Cuba condenaron también los nuevos proyectos injerencistas de Washington que buscan, mediante el uso de las nuevas tecnologías o la cobertura de programas de salud y otras fachadas, abrir brechas en la sociedad cubana, que resiste hace más de medio siglo las agresiones y bloqueos de Estados Unidos.

"No podrán derrotarnos -concluye la denuncia de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba- sabemos muy bien el precio de dejar de ser libres y conocemos muy bien la maldad y el odio de nuestros enemigos".

La Habana, 11 de agosto de 2014

También se han manifestado contra las maniobras injerencistas del gobierno U$Ado

Edición e imagen agregada RCBaez_Sobre FOTOS DE Roberto Suarez e Ismael Francisco

AP: EEUU utilizó a jóvenes latinoamericanos como agentes para la subversión en Cuba (+ Documentos)

lunes, 4 de agosto de 2014

En esta foto del 11 de julio de 2014, estudiantes cubanos salen de la Universidad Central Marta Abreu, en Santa Clara. La USIAD, tratando de convertir a jóvenes cubanos políticamente apáticos en “agentes de cambio”, envió su proyecto a Santa Clara hizo conexión con un grupo cultural que se hacía llamar “Revolución”. FRANKLIN REYES / AP
En esta foto del 11 de julio de 2014, estudiantes cubanos salen de la Universidad Central Marta Abreu, en Santa Clara. La USIAD, tratando de convertir a jóvenes cubanos en “agentes de cambio”, envió su proyecto a Santa Clara e hizo conexión con un grupo cultural que se hacía llamar “Revolución”. Foto: Franklin Reyes / AP.

Descargue el documento obtenido por AP en PDF (1,8 Mb)

Una nueva investigación de la agencia Associated Press publicada este domingo ha revela un programa encubierto del gobierno de Barack Obama, para enviar en a jóvenes latinoamericanos a Cuba con fines de subversión política.

Esto ocurrió después de la captura del contratista Alan Gross, lo que significa que tales programas no se detuvieron a pesar del terremoto político que generó el encarcelamiento de este empleado del gobierno de EEUU.

Utilizando como cobertura la supuesta ayuda a programas de salud, en realidad viajaron a la Isla para propiciar un cambio político, en “una operación clandestina que puso a los extranjeros en peligro”, asegura AP.

Iniciado a principios de octubre de 2009, el proyecto a cargo de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) envió a Cuba a jóvenes de Venezuela, Costa Rica y Perú “con la esperanza de incentivar una rebelión”.

Los viajeros trabajaron de manera encubierta, a menudo haciéndose pasar por turistas, y viajaron alrededor de la isla intentando identificar a personas que podrían convertirse en activistas políticos, añade la agencia.

En un caso, los agentes organizaron un taller de prevención del VIH que, de acuerdo con los memos a los que accedió AP, eran “la excusa perfecta” para los objetivos políticos del programa -una táctica que podría socavar los esfuerzos de Estados Unidos para mejorar la salud a nivel mundial, asegura la agencia.

Pero sus esfuerzos estaban plagados de incompetencia y de riesgo, de acuerdo con la investigación de The Associated Press. Estos agentes recibieron un seminario de 30 minutos para “evadir la inteligencia cubana” y no parecía haber ninguna red de seguridad para estos agentes sin experiencia en caso de que fueran capturados, dice la agencia.

Entre los documentos que obtuvo AP, uno aseguraba: “a pesar de que nunca hay total certeza, puedes tener confianza de que las autoridades no van a tratar de hacerte daño físicamente, sólo te van a asustar… Recuerda que el gobierno cubano prefiere evitar los informes negativos de los medios en el extranjero, por lo que un extranjero golpeado no es conveniente para ellos.”

En total, casi una docena de latinoamericanos fueron utilizados en este programa contra Cuba, por un salario de 5.41 dólares la hora.

La AP demostró que la USAID y su contratista, Creative Associates International, continuaron los programas subversivos contra Cuba, a pesar de que los funcionarios estadounidenses dijeron en privado que habían considerado suspender los viajes a Cuba tras la detención del contratista Alan Gross, quien permanece encarcelado luego de introducir en la Isla tecnología ilegal bajo las órdenes del gobierno de EEUU.

Este es un programa adicional al llamado “Twitter cubano”, conocido como ZunZuneo, puesto en marcha por la USAID en 2009 y descubierto por la AP en abril. El Inspector general de la USAID está investigando ese programa, que terminó en septiembre de 2012.
Las autoridades estadounidense afirmaron que la USAID organizó programas “discretos” [1] , como ZunZuneo para aumentar el flujo de información. Pero la investigación anterior de la AP encontró que el ZunZuneo era de naturaleza política y manipuló a los abonados sin saber que el servicio estaba pagado por el gobierno de EE.UU. con objetivos de cambiar el régimen en la Isla

Tanto este programa de agentes viajeros como el ZunZuneo forman parte de un esfuerzo de varios millones de dólares de la USAID para efectuar el cambio en países políticamente incómodos para Washington, y los datos del gobierno así lo demuestran, asegura AP. 

Pero los programas examinados por la AP no parecían lograr sus metas y han operado bajo un organismo cuya fachada es la ayuda internacional, pero que en realidad se ocupa también de operaciones clandestinas. La CIA se comprometió recientemente a dejar de utilizar los programas de vacunación para reunir información de inteligencia, como el que ejecutó en Pakistán, supuestamente dirigido contra Osama bin Laden.

El programa de los agentes viajeros comenzó con el gobierno del Presidente Barack Obama, que inició su mandato asegurando un “nuevo comienzo” con Cuba, después de décadas de desconfianza, lo cual plantea interrogantes sobre si la Casa Blanca en realidad tiene una política coherente hacia isla, añade AP.

Sobre la base de documentos y entrevistas, la AP encontró que el programa de los viajeros utilizó tácticas espionaje para ocultar las actividades de los agentes. Por ejemplo tenían códigos para comunicarse: “me duele la cabeza” significaba que sospechaban que estaban siendo monitoreados por las autoridades cubanas; “tu hermana está enferma” era una orden para acortar el viaje.

“Nos las ingeniamos para que el gobierno de aquí no supiera que estábamos viajando a Cuba y ayudando a esos grupos” dijo Yajaira Andrade, una ex funcionaria de una organización venezolana. “Porque fue entonces cuando el Presidente Hugo Chávez estaba en el poder y si él hubiese sabido acerca de nosotros – que algunos venezolanos trabajábamos para provocar rebelión – nos hubiesen llevado a la cárcel.

Para evadir a las autoridades cubanas, los viajeros instalaban contenidos de aspecto inocente en sus computadoras portátiles para ocultar la información sensible que llevaban. También utilizaron memorias flash cifradas para ocultar sus archivos y enviar mensajes de correo electrónico cifrados, un sistema que podría haber despertado sospechas.
Es ilegal en Cuba, como en el resto del mundo -incluido EEUU- operar bajo la orden de programas para un cambio de régimen pagados desde el extranjero. Sin embargo, se mantuvo y los contratos se firmaron días después de la detención de Gross.

“Arrestaron a un contratista de otra agencia. Eso podría ser peligroso”, decía un mensaje por Skype que se intercambiaron dos trabajadores del proyecto. “Gracias a Dios que él no es de los nuestros.”

Los documentos muestran que Creative Associates aprobó que los agentes viajeros llevaran dinero en efectivo para los contactos cubanos, pero no podían decir que los fondos provenían del gobierno de los EE.UU.

Héctor Baranda quien era un estudiante universitario en Cuba cuando se hizo amigo de un grupo de viajeros venezolanos, dijo que le sorprendió escuchar de la AP que ellos trabajaban para el gobierno de Estados Unidos y que habían hecho un perfil de Baranda.

“¿Cómo te sentirías si ofreces tu amistad sincera y recibes este tipo de noticia?” preguntó Baranda.

El proyecto de agentes viajeros a Cuba fue financiado con el mismo dinero federal que pagó por el programa ZunZuneo. Pero USAID aún tiene pendiente darle a AP una copia completa de los contratos cubanos bajo la Ley de Libertad de Información que se introdujo hace más de tres meses atrás.

“Propiciar una rebelión”

Mientras Murillo [Ver 1] y otros viajeros costarricenses se centraron en montar el taller de prevención de VIH y otros programas, los jóvenes viajeros venezolanos y peruanos fueron enviados a las universidades de Cuba. Su misión, según documentos y entrevistas, era reclutar a estudiantes con el objetivo a largo plazo de que se volvieran en contra de su gobierno.

A finales de 2009, Creative Associates contrató a la abogada venezolana Zaimar Castillo, que entonces tenía 22 años, y que dirigía una organización llamada Renova. Castillo declinó hacer cualquier comentario pero la administradora pasada de la organización, Yajaira Andrade, dijo que ella y otras fueron llevadas a San José, Costa Rica, para recibir cursos de entrenamiento.

“Nos dieron una semana de cursos para decirnos que era lo que íbamos a hacer, y cómo lo íbamos a hacer”, dijo Andrade, que se autodenominaba como la “mamá” de las jóvenes activistas.

Crearon una cuenta bancaria en Panamá, un paraíso para la banca anónima, para que la organización recibiera su pago en dólares.

El 24 de abril, tres trabajadores de Renova aterrizaron en La Habana para una visita prevista para un mes. La historia que les iba a servir de “fachada”, según un documento interno, era que viajaron a la isla a visitar a amigos que tenían en Cuba.

“Es fundamental que ellas no se obsesionen”, dijo en tono de advertencia un gerente de Creative Associates en una conversación en Skype. “De lo contrario, en el terreno se van a paralizar… o se van a traicionar entre ellas… y ambas cosas serían fatales”.

Los venezolanos visitaron las residencias estudiantiles en el campus de una universidad en Santa Clara y viajaron los fines de semana a conocer a las familias de los estudiantes. Otro grupo de jóvenes peruanos, independiente de éste, fue enviado a esa universidad en Santa Clara.

En una bitácora de viaje que se lee como un informe de inteligencia, los venezolanos describieron a los alumnos y las instalaciones del campus con mucho detalle y tomaron nota de sus quejas y presuntos problemas de equidad que podrían ser utilizados. Los estudiantes que podrían reclutarse fueron listados por nombre, luego se les elaboró un perfil y sus cualidades como líderes se evaluaron en una hoja de Excel.

Luego, el reporte pasó a describir la cultura política de la universidad, enumeró el rol de la Juventud Comunista, que buscaba a los mejores y más brillantes para nombrarlos en cargos en el Partido Comunista después de graduados. Las quejas de los alumnos también fueron detalladas: mala comida, servicio de agua y electricidad intermitentes, goteras en los techos. Los estudiantes temían al estado, de acuerdo con la bitácora, no estaban satisfechos con su realidad económica, pero igualmente no querían involucrarse en acciones contra su gobierno.

El hecho de que los estudiantes constantemente criticaran al gobierno, dice uno de los informes, “nos asegura tener beneficiarios con la mente clara en cuanto a los objetivos que perseguimos”.

Después de visitar dos universidades en dos ciudades, los consultores venezolanos identificaron a un “grupo-meta (grupo objetivo)” que estaría opuesto al gobierno y que tenía habilidades organizativas, pues organizaron actividades como un campamento y un “festival universitario”, según muestran documentos.

“Ellos estaban haciendo su grupo, y había un grupo de 30 personas, hubo un grupo de científicos jóvenes, de universidad, para dar la rebelión contra el gobierno”, dijo Yahaira Andrade, la administradora de Renova.

No hay evidencia de si los objetivos políticos se realizaron. De hecho, los estudiantes cubanos contactados dijeron en entrevistas realizadas recientemente con la AP que se sorprendieron al descubrir que sus amigos extranjeros estaban actuando en representación del gobierno de Estados Unidos.

“Eran nuestros amigos”, dijo el cubano Héctor Baranda, quien encabezaba la lista de los posibles rebeldes que habían hecho los venezolanos.

Baranda cree que el grupo de venezolanos confundió el quejarse del estado de las cosas, típica del pueblo cubano, con el asumir tendencias disidentes. “El cubano siempre dice ‘ahhh’ siendo grandes o pequeños (los problemas)”, dijo Baranda.

Los cubanos se dan cuenta

Cuba considera subversivas todas las actividades de promoción del cambio de régimen por parte de USAID, castigables hasta con diez años de prisión. Para los viajeros era una actividad peligrosa.

Con el tiempo, Creative Associates ajustó su estrategia de seguridad: abandonó el uso de discos portátiles de memoria cifrados con la palabra obviamente reveladoras como “Ironkey”, que constituía casi una confesión para los agentes de seguridad del aeropuerto. Se alentó a los viajeros a archivar en sus computadoras portátiles fotos e información personal para ocultar el material de la misión.

En caso de un arresto, el nombre de Creative Associates no se mencionaría, decía un reporte, y los jóvenes viajeros debían contactar a la embajada de su país en Cuba.

Si los interrogaban, Creative Associates aconsejó a los viajeros que se mantuvieran relajados. Debían recordar que “nada de lo que usted ha hecho durante su viaje es ilegal, de ninguna manera, en ninguna sociedad democrática y abierta. De esa manera, logrará mantener una apariencia calmada durante el interrogatorio”.

Pero a pesar de esfuerzos por ocultar sus intenciones, para finales del 2010 había señales de que las autoridades cubanas estaban dándose cuenta de lo que ocurría.

Un oficial de seguridad le preguntó a Murillo, el costarricense, sobre el origen del financiamiento del proyecto. Creative Associates concluyó que el interrogatorio “no deja duda sobre el interés que generaron en la policía estatal”.

Peor aún, un informe de seguridad de diciembre sugirió que las autoridades cubanas se habían dado cuenta que Estados Unidos estaba usando a jóvenes en vez de a los miembros conocidos de la oposición que ya son mayores.

Cuando un cubano preguntó a uno de los viajeros por qué estaba interesado en su país, el joven le respondió que su organización trabajaba en muchos países.

“Por supuesto, esto no es exacto”, indicó un informe. Si las autoridades cubanas verificaban los hechos, habrían conocido que era una mentira.

El tres de septiembre de 2010, Irving Pérez, un gerente de Creative Associates, convocó a una reunión por Skype para anunciar un cambio de estrategia.

“Nuestro programa no va a impulsar más viajes a la isla, o al menos no como columna vertebral de la operación”, dijo Pérez a los viajeros en la charla por Skype. Varias de las asignaciones de fondos se eliminarían, entre ellas la de los venezolanos.

En vez de viajar a Cuba, ellos tratarían de ayudar a ciertos “contactos estrella” cubanos a que recibieran una visa de salida y capacitarlos en otro país. Los “beneficiarios” cubanos que quedaban en la isla recibirían pagos en efectivo para financiar las actividades de reclutamiento. Subcontratistas de Creative Associates llevarían el dinero a la isla usando “mulas”, término adoptado del narcotráfico.

Ellos “tratarían de manejar el proyecto a control remoto”, explicó Pérez.

Pero esa estrategia tenía sus peligros.

Un ataque al corazón

Durante un mes, Pérez le había estado pidiendo un informe a un par de estudiantes universitarios cubanos, pues estaba ansioso por presentar sus documentos a USAID.
Los alumnos estaban usando el sistema de correo electrónico cifrado Hushmail, lo que pudo haber sido una señal de alerta para las autoridades cubanas.

“Tenemos razones para creer que han estado bajo fuertes presiones de las autoridades universitarias”, dice un informe de Creative Associates. “No se recomienda en este momento que se trate de contactarlos nuevamente”.

La asignación de fondos a los costarricenses se acabó con el tercer viaje de Murillo a la isla en junio de 2011. Creative Associates quería que Murillo entregara dinero, compilar reportes y ayudar a solicitar las visas de salida. A los jefes del proyecto en San José les preocupaba que Murillo fuera indiscreto. “¿Por qué no usan Hushmail?”, se lamentó uno.

Para entregar el dinero, los contratistas discutieron la posibilidad de enviarlo con familiares de Murillo. Uno de los gerentes del proyecto en San José escribió: “hay que recordar que la ‘mula’ no sabe exactamente para qué es ese dinero ni de dónde proviene”.

Al final, la “mula” era un amigo de infancia de Murillo, quien contó su experiencia a la AP en una entrevista con la condición de no ser identificado. El amigo, quien vive en San José, dijo que su asociación con la agenda política de USAID en Cuba podía poner en peligro su empleo.

Explicó que su capacitación de seguridad la hizo por Skype y demoró media hora. “Se me aclara que tengo que tener cuidado porque el dinero que llevamos es gringo”, dijo.
Después de llegar a La Habana, Murillo y su amigo viajaron a Santa Clara a reunirse con el grupo artístico “Revolución”. Uno de los integrantes, no Barbosa, les dijo que le entregaran el dinero que llevaban, dijo.

“Nos amenazó directamente con que si no le dábamos el dinero iba a las autoridades a denunciarnos”.

Murillo declinó comentar al respecto.

Preocupados, los viajeros se apresuraron a regresar a La Habana, e invocando uno de los códigos de seguridad desde un hotel, abandonaron el proyecto. El amigo estaba aterrorizado.

Todos los documentos del programa se pueden descargar aquí: 

(Con información de la agencia AP)

Fernando Murillo es el perfecto ejemplo del tipo de latinoamericanos que una agencia nacional del gobierno de Estados Unidos envió a Cuba a trabajar de incógnito. Tenía muy poco entrenamiento para sortear los peligros que implican trabajar en operaciones encubiertas o cómo evadir a uno de los servicios de contra-inteligencia más sofisticados del mundo. Su tarea consistía en reclutar a jóvenes cubanos para que hicieran activismo en contra del gobierno comunista de la isla, cuya misión ejecutó organizando programas que estaban disfrazados de actividades cívicas, incluyendo un taller de prevención sanitaria. Murillo tenía instrucciones de comunicarse cada 48 horas y lo podría hacer usando una serie de códigos de seguridad acordados. "Tengo dolor de cabeza", por ejemplo, significaba que este costarricense creía que los cubanos estaban observando sus pasos y que la misión encomendada debía suspenderse.
[1] El costarricense Fernando Murillo era el jefe de una organización de derechos humanos en Costa Rica llamada Fundación Operación Gaya Internacional, y fue contratado por Creative Associates con la misión de convertir jóvenes cubanos en actores políticos efectivos contra el gobierno de la Isla.
Se dirigió a Santa Clara, una ciudad ubicada a tres horas de La Habana, donde Murillo se conectó con un grupo cultural que se hacía llamar “Revolución”, una modesta agrupación de artistas que se dedicaban a la música electrónica y la producción de vídeo.
Murillo no llevaba mucho tiempo en el lugar cuando Carlos Pozo, un policía de seguridad estatal cubana, se dio cuenta de su presencia, un hecho que Murillo reportó a Creative Associates, según documentos.
Si la idea era llevar a cabo una serie de seminarios para reclutar a nuevos “voluntarios”, Murillo necesitaba una temática que fuera atractiva tanto a potenciales miembros y que fuera aprobada por el estado cubano.
Eso era, un taller de prevención del VIH podría servir.
Meses más tarde, en noviembre de 2010, el taller atrajo a 60 jóvenes. El agente Pozo también participó -lo que prueba, dijo Murillo entonces, que la fachada del taller estaba funcionando.
El taller supuestamente iba a ofrecer clases de educación sexual a sus asistentes para que supieran como prevenir el contagio del VIH. Por ejemplo, se les iba a enseñar cómo usar apropiadamente un condón.
“Los cubanos expresaron su deseo por informarse y recibir un taller sobre la prevención del VIH y el taller ayudó a satisfacer esas necesidades; dijo USAID en respuesta a preguntas escritas por la AP.
Cuando fue contactado en San José, Costa Rica, Murillo dijo que no podía hablar sobre los detalles de su incursión a Cuba porque había firmado un acuerdo de confidencialidad que le prohíbe divulgar cualquier información. En el informe de seis páginas que Murillo envío a Creative Associates sólo mencionó una vez el taller de prevención del VIH para resaltar que se trataba de la “excusa perfecta en el tratamiento del tema de fondo”.
Manuel Barbosa, uno de los fundadores del grupo de artistas Revolución, dijo en reciente entrevista en Santa Clara que los costarricenses nunca le dijeron que ellos estaban trabajando para USAID. Dijo también que no tenía inclinación alguna en contra del gobierno cubano y que, de hecho, su abuelo era un “mártir de la revolución (cubana)”.

Tomado de Cubadebate

Vea además:  Estados Unidos envió latinoamericanos a Cuba como agentes subversivos, según AP, en el Periódico Granma


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