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Cultura de la honradez o La carga necesaria

martes, 29 de julio de 2014
Por Luis Toledo Sande*

 

En 1973, en su discurso del acto central con que se honraron los sucesos ocurridos en Santiago de Cuba y Bayamo el 26 de julio veinte años atrás, Fidel Castro, guía de aquellos hechos y de la Revolución desatada con ellos, exclamó antes del Patria o Muerte final: “Desde aquí te decimos, Rubén: el 26 de Julio fue la carga que tú pedías”. Acababa de citar el “Mensaje lírico civil” de Martínez Villena, un texto enlace de la dignidad de la poesía y la civilidad por la cual la vanguardia del pueblo cubano había combatido durante décadas, y que seguía quebrantada. Ejemplo él mismo de la lucha revolucionaria, el autor del “Mensaje” proclamó en los versos citados: “Hace falta una carga para matar bribones, / para acabar la obra de las revoluciones”, y tenía en mente un fin mayor: “para que la República se mantenga de sí, / para cumplir el sueño de mármol de Martí”.

Los actos armados de 1953 fueron el brote ígneo de una nueva etapa de insurgencia para  transformar una realidad nacional que negaba las aspiraciones de los fundadores de la patria. Era contraria en especial a los ideales del José Martí que había abrazado como brújula el afán de que la ley primera de la república buscada fuera “el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, declaración en la cual el sentido del propio legado martiano autorizaría a sustituir hombre por ser humano, para conjurar la herencia patriarcal.

Sería un grueso acto de ignorancia, o de invidencia voluntaria, desconocer lo hecho por la Revolución Cubana para abonar la aspiración rectora que Martí legó a nuestra Constitución vigente y, aún más, a la necesaria cultura de funcionamiento social afincada en la ética como baluarte de la civilidad y la ley. Y sería un suicidio nacional menospreciar esos valores porque hayamos satanizado el concepto de república al identificar estrechamente con él a la Cuba que existió de 1902 a 1958, cuyas calamidades tampoco autorizan a subvalorar los ímpetus revolucionarios vividos en esa etapa. Entre ellos se ubican los que desde 1953 protagonizó la vanguardia de la generación del centenario martiano.

Soslayar la importancia de la ética y de la civilidad republicana nos haría cómplices de una realidad ante la cual el propio guía histórico de la Revolución expresó el 17 de noviembre de 2005: “Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”. Puso por encima de la hostilidad que “ellos”, los enemigos, han lanzado contra la Revolución desde el exterior, los males que pueden minarla desde dentro, y ninguno es más letal que la corrupción, crecida en el desorden y la indisciplina.

Tampoco puede Cuba permitirse autocomplacencia alguna por el hecho de que los índices de la corrupción que hay en ella puedan ser o parecer irrisorios comparados con la que prima en otros lares del mundo. Para ella cualquier grado de corrupción es grave, porque resulta medularmente incompatible con el proyecto de justicia social con que está responsabilizada como aspiración.

No es casual que el discurso pronunciado por Fidel Castro en noviembre de 2005, lo recordara de manera explícita y perentoria el general de ejército Raúl Castro ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el 7 de julio de 2013. A despecho de normas de silencio que pudieran estimarse buenas, no se detuvo por previsibles usos que haría de sus palabras “la gran prensa internacional, especializada en denigrar a Cuba y someterla a un frenético escrutinio”, con campañas que no se detendrán por muy prudente que sea la prensa revolucionaria, cuya “discreción” puede equivaler al incumplimiento de su tarea.

Sin ignorar riesgos, el dirigente puntualizó que seguía una razón fundamental: “no debemos restringirnos” cuando es necesario “debatir con toda crudeza la realidad, si lo que nos motiva es el más firme propósito de rebasar el ambiente de indisciplina que se ha arraigado en nuestra sociedad y ocasiona daños morales y materiales nada despreciables”. Y añadió: “Hemos percibido con dolor, a lo largo de los más de veinte años de período especial, el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás”.

En ese punto citó el discurso de Fidel de 2005 y enumeró problemas cuya erradicación urge, empezando por el hecho de que “una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado”. Sería útil saber qué porciento de la sociedad integra la parte que considera normal hurtarle al Estado, como se denomina comúnmente el saqueo de la propiedad social, con la que, para cuidarla y administrarla, están responsabilizados los organismos estatales, y el Estado mismo, que no es propietario. Quizás la connivencia se haya generalizado en el cuerpo social por los caminos de la llamada pequeña corrupción cotidiana.

Por esos vericuetos se entroniza una cultura de la tolerancia y la complicidad opuesta desde la raíz a la cultura de la honradez, necesaria para que la propiedad social funcione como es debido y los valores justicieros ocupen el lugar y desempeñen el papel activo que les corresponden. No cabe responsabilizar por completo del mal a las penurias que el pueblo viene sufriendo como consecuencia del encarnizado bloqueo imperialista, en primer lugar, y, también, del insuficiente trabajo y la ineficiencia en la administración de los recursos. Ver como causa única las penurias aludidas sería desentenderse de un hecho que debe hacernos reflexionar, no solo para conocerlo, sino para actuar mejor: no será exagerado ni irresponsable afirmar que en Cuba parece haberse perdido aquella cultura de la decencia popular que hacía a los humildes decir de sí mismos con orgullo: “pobres, pero honrados”.

Quien no olvide que el lenguaje es la expresión material del pensamiento, dará justa importancia a un hecho en el cual no será impertinente insistir: las palabras decencia y decente se perciben en retirada, si no olvidadas ya, mientras que, en la otra cara de la moneda, robar se suplanta por luchar, resolver y otros eufemismos. Las calamidades no se dan solas, aisladas: minan a la sociedad en su conjunto, y así la prostitución —que en sus versiones actuales quizás tenga más bases en el quebranto de la familia y en el desorden social desde edades tempranas que en la precariedad económica— ha dado lugar a términos como jinetera y jineterismo, y dejemos el punto ahí para olvidar que alguna vez a las jineteras hubo quienes las llamaron mambisas, por su condición de “luchadoras”.

Claro, es “moralmente” más cómodo comprar artículos diversos —alimentos, piezas de repuesto, ropa, calzado, cosméticos…—, y dialogar con esas personas si las llamamos luchadores y jineteras que si les decimos ladrones y prostitutas. Pero no es cuestión de vocablos, sino de normas de comportamiento y convivencia, y resulta imprescindible conocer las raíces, para tratar de limpiar de esas yerbas el país.
Probablemente parte de esas raíces se hundan en el llamado igualitarismo, no visto como aspiración que no se ha alcanzado plenamente ni en los socializados servicios funerarios, sino como fruto de prácticas y nociones que han llevado a confundir al pueblo con el lumpen. En su discurso citado, Raúl Castro señaló: “Conductas, antes propias de la marginalidad, como gritar a viva voz en plena calle, el uso indiscriminado de palabras obscenas y la chabacanería al hablar, han venido incorporándose al actuar de no pocos ciudadanos, con independencia de su nivel educacional o edad”.

Conceptos como centro y marginalidad son dinámicos, y sus connotaciones se mueven. En estas líneas no se pretende analizar a fondo el hecho de que, si uno sale por sus medios, como un paisano más, y recorre las calles de una ciudad como La Habana a pie o haciendo uso del transporte público, puede percatarse de que, a menudo, en el centro activo se ve a la chusma, y, como arrinconadas, a las personas decentes. Y un aliado natural de esa chusma son los delincuentes de cuello blanco que hasta la usan como intermediaria en el trasiego comercial —clandestino, se dice, pero con alta eficiencia— de artículos sustraídos de almacenes cuya administración se les ha confiado a ellos, o a ellas.

La chabacanería es ostentosa; pero cabe conjeturar que el núcleo duro del desorden se hallará en el manejo turbio de la propiedad social. Y quizás ese nocivo torcimiento se afinque, mucho más que en el mal entendido igualitarismo, en la vulneración de la igualdad, de la honradez con que debe ejercer su papel quien administre no un emporio privado —cuyos dueños harán todo lo posible y lo imposible para que no les roben—, sino quienes asuman la tarea de administrar, en representación del Estado, bienes públicos.

Por eso hay razones más que suficientes para alarmarse ante alguna tendencia que asoma a pedir piedad, o falta de vigilancia, para funcionarios públicos que “luchan”. En apoyo de esa tendencia se dice que nadie quiere dirigir, y que no está bien que la población ponga ojos vigilantes, de antemano, sobre quienes acepten hacerlo. Muchos no querrán ocupar cargos de dirección, pero no faltarán, ni escasearán, quienes compitan con el macao para mantenerse en su concha. Si lo hacen para defender causas justas, merecen ser felicitados; pero si los guía el propósito de mantener ventajas materiales no siempre bien habidas, toda vigilancia será poca. 

Nadie tiene derechos especiales sobre los bienes de la patria, que van desde el pago del transporte hasta las mayores empresas, y pasan por la información.
Difícilmente lo que le haya hecho mal al país sea el exceso de control eficaz. Lo más probable es lo contrario, y no será la fiscalización la fuente de daños que lamentar.

Arduo será probar que se equivoca quien sostenga que el origen mayor de calamidades no está en descubrir deformaciones, sino en que estas se den y, al darse, muestren cómo personas llamadas a representar el orden y la honradez acumulan beneficios inmorales, nómbrese como se nombre la causa legal que se les siga cuando se descubren sus manejos. El intento de desterrar el igualitarismo mal asumido no debe conducirnos a olvidar que quien, en Cuba, acepte dirigir o administrar recursos de propiedad social, no debe aspirar a las ventajas materiales que logra un negociante exitoso en un país capitalista.

La brújula no debe descuidarse, sino todo lo contrario, porque la realidad se haga más compleja en la medida en que las formas de propiedad se diversifiquen y se interconecten. En ese entorno serán mayores los peligros; pero únicamente la legalidad, establecida claramente y aplicada con el debido rigor a partir de la Constitución, y una conciencia ciudadana cultivada con esmero, podrán poner freno a irregularidades y delitos que hacen peligrar no solo a la economía de la nación, sino a la propia sobrevivencia de esta frente a los desafíos que la asedian por fuera y por dentro. Si se da alguna contradicción entre la ética y la ley, habrá que revisar y replantearse la segunda.

En los rejuegos terminológicos promovidos por adalides de la desideologización, no es imposible oír que se desapruebe, como supuesta maniobra deslegitimadora, la aplicación del calificativo de bandidos con que se bautizó a los alzados contrarrevolucionarios que intentaron derrocar a la Revolución armados por el imperio. De hecho eran bandidos: integraban bandas. Pero está sobre el tapete algo más que un aséptico deslinde etimológico. Se trata de saber quiénes son los enemigos del pueblo.

Si aquellos bandidos sobresalieron entonces entre los enemigos de la Revolución, popular desde sus cimientos, hoy la ponen en peligro —con mayores posibilidades de éxito quizás, puesto que no forman bandas aisladas y pueden confundirse, o se confunden, con el resto de la sociedad— los que medran con la corrupción y propician que ésta se generalice. Hay que afinar la puntería en cuanta medida se aplique para no darles cuartel. Urge impedir que las normas, lejos de poner coto a los delincuentes —dicho sea en el sentido más etimológico de la palabra, aplicable a quien viola la ley—, genere más restricciones que, en vez de favorecer la productividad, ofrezcan asideros y trillos para las infracciones y, por tanto, para la corrupción, con la cual colaboran los burócratas de la inercia y las trabas.

No hay mecanismo infalible, pero cada ley, cada control, cada declaración jurada de contribuyente o funcionario, cuanto se haga en ese terreno, debe combinar prevención y pulso educativo, y la represión que sea justo y menester aplicar. Sigue siendo necesaria una carga contra los bribones, para perfeccionar la obra de la Revolución que barrió “la costra tenaz del coloniaje”, y para que no se vuelvan inútiles “en humillante suerte, / el esfuerzo y el hambre y la herida y la muerte”. Continúa en pie el reclamo de una meta mayor: “para que la República se mantenga de sí, / para cumplir el sueño de mármol de Martí”. Sólo así se le rendirá a Rubén Martínez Villena el mejor tributo a su memoria.

*Filólogo e historiador cubano: investigador de la obra martiana de cuyo Centro de Estudios fue sucesivamente subdirector y director. Profesor titular de nuestro Instituto Superior Pedagógico y asesor del legado martiano en los planes de enseñanza del país; asesor y conductor de programas radiales y de televisión. Jurado en importantes certámenes literarios de nuestro país.  Conferencista en diversos foros internacionales; fue jefe de redacción y luego subdirector de la revista Casa de las Américas. Realizó tareas diplomáticas como Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en España. Desde 2009 ejerce el periodismo cultural en la Revista Bohemia.     Entre los reconocimientos que ha recibido se halla la Distinción Por la Cultura Nacional.

Congreso Popular, un ejercicio de derechos

martes, 4 de febrero de 2014
Por Gloria Analco*
La instalación, mañana, del Congreso Popular convocado por figuras públicas, obedece a que en México se ha perpetuado el dominio del Estado con sus prácticas autoritarias, clientelistas e individualistas, que favorecen los intereses de algunos grupos -como las clases altas y las élites políticas- en detrimento del bienestar de los diversos sectores y asociaciones que conforman la sociedad civil.

Como dice Charles Taylor, filósofo e intelectual canadiense, “podemos hablar de sociedad civil cuando el conjunto de asociaciones puede determinar significativamente afectar el curso de la política estatal”. Y de eso trata el Congreso Popular, de darle anclaje legal e institucional a la participación ciudadana, a contrapelo de lo que señala el proyecto neoliberal, que plantea explícitamente la despolitización de las relaciones entre el gobierno y la ciudadanía.

Los organismos internacionales han introducido nuevas figuras para incrementar la participación ciudadana, para que se produzca la rendición de cuentas, se democratice el poder político y económico, a cuyos convenios se ha adherido México, como una categoría llena de bondades democráticas frente a la perversidad de los partidos políticos, a través de los cuáles las élites políticas y económicas se han adueñado prácticamente del país, desconociendo sus obligaciones históricas.

El proceso de transición democrática en el país fue en retroceso, quedando la sociedad civil sujeta a la dinámica de la voluntad de un puñado de hombres. De este modo, los derechos civiles, políticos y sociales son, en la actualidad, ejercidos de una forma altamente diferenciada entre los ciudadanos, configurándose una enorme desigualdad entre ellos, mientras que la clase política en la cúspide se apropia, incluso, de los bienes de la nación, a pesar de que en los últimos años se habían constituido derechos a los ciudadanos que ahora, con la criminalización de la protesta, por ejemplo, se intenta hacerlos todavía más precarios y desiguales. Es lo que Guillermo O’Donnell, politólogo argentino, llamó “ciudadanía fragmentada”, aludiendo al hecho de que los derechos civiles, políticos y sociales son ejercidos de manera desigual entre los ciudadanos.

Este hecho, que se produce en México en extremo, es el resultado de una forma precaria de la implantación democrática, y que invita a consolidar espacios de participación ciudadana para revertir esa tendencia y crear un modelo de sociedad civil fuerte y solidaria. Como lo sostienen los científicos sociales, hace falta un mayor capital social que fortalezca la confianza, la unidad y la participación en la sociedad, y el Congreso Popular puede ser muy bien la vía catalizadora para apaciguar el clima de violencia e incertidumbre dominantes en el país.

(Sección Escaramuzas Políticas)

@GloriaAnalco
*Reportera mexicana; ha sido columnista, entre otros de los diarios UnomásUno, Excelsior, La Jornada. Colaboradora habitual de Cubacoraje

Vea, además:

Un Congreso Popular en México para impulsar gigantescas movilizaciones contra el gobierno/ Pedro Echeverría V.
Video: Cuando el pueblo no es el que gobierna: Hacia la construcción de un Congreso Popular

Estado de derecho: Entre Cuba y el mundo*

sábado, 28 de septiembre de 2013
Por Carlos Fernández Liria
Estado de derechoSupongo que todos estaremos de acuerdo en que no basta con que la Constitución diga que hay Estado de Derecho para que admitamos que, en efecto, lo hay. Fundamentalmente, decimos que una sociedad está en Estado de Derecho cuando en ella hay una división de poderes, es decir, cuando el poder que legisla, el poder que juzga y el poder que gobierna son independientes entre sí, de modo que, por ejemplo, el gobierno puede ser llevado a los tribunales para ser juzgado con arreglo a unas leyes que no han hecho ni jueces ni gobernantes.
Pero esto es una cosa que decimos, igual que puede decirlo la Constitución. Lo difícil no es estar más o menos de acuerdo con esa definición. Lo difícil es averiguar lo que ponemos en juego para distinguir una sociedad que dice estar en estado de Derecho, de una sociedad que efectivamente lo esté. Así por ejemplo, en el 17 de abril de 1989, Pinochet declaró que Chile ya estaba lo suficientemente maduro para volver a ser un Estado de Derecho, que él ya había matado a suficientes marxistas, comunistas e izquierdistas y, que, por tanto, ya podían convocarse elecciones sin peligro de que ganaran las izquierdas, aunque, desde luego –advirtió-, “si gana una opción de izquierdas o se toca a uno solo de mis hombres, se acabó el Estado de Derecho”. El 17 de abril de 1989, por tanto, los medios de todo el planeta celebraron la vuelta de Chile a la democracia. Y, desde entonces, ha habido democracia y Estado de Derecho en Chile, ya que, puesto que no ha ganado las elecciones ninguna opción de izquierdas, no ha sido necesario volver a dar un golpe de Estado. En 1990 ganó Patricio Alwyn, un antiguo golpista democristiano y, cuando han ganado los socialistas, han seguido, como si tal cosa, haciendo lo que mandaba el FMI, porque durante los dieciséis años de dictadura ya aprendieron eso de que quien manda, manda, y que si no, ya se sabe, “se acabó el Estado de Derecho”.
El caso es que, puesto que se celebran elecciones y no ganan las izquierdas y por tanto no hay golpes de Estado, podemos decir que en Chile hay Estado de Derecho. Lo mismo ocurre en Colombia: durante estas últimas décadas, los paramilitares se han ocupado de matar a tiempo –a veces “justo a tiempo”, el día antes- a todos los que siendo de izquierdas podían ganar las elecciones, de modo que luego los comicios electorales se han podido celebrar sin sacar los tanques a la calle, a causa de lo cual podemos decir en nuestra prensa democrática que Colombia es una democracia y está más o menos en Estado de Derecho (al contrario, ya se sabe, que Cuba). En Haití dejó de haber Estado de Derecho en 1990, a causa de que, por abrumadora mayoría, había ganado las elecciones el peligroso cura izquierdista Aristide, que amenazó en seguida con subir el salario mínimo 20 centavos, por lo que, ante semejante fallo del sistema democrático, se hizo necesario dar un golpe de Estado, implantar una dictadura y matar a varios miles de personas, entre torturas horrorosas; como resulta que no se mató a los suficientes, en el 2000 volvió a ganar las elecciones Aristide, por lo que se hizo necesario otro golpe de Estado en julio de 2001, que, como fracasó, hizo necesario otro más, en diciembre de 2001, que fracasó también, por lo que se recurrió a bloquear todas las ayudas de Banco Interamericano de Desarrollo y todos los créditos del FMI, hundiendo la economía haitiana en un abismo sin fondo, y así hasta el golpe de Estado de este año 2004, que ha triunfado por fin, con la complicidad, por cierto de toda Europa; en cuanto se haya matado a todos los que tengan el propósito electoral de subir el salario mínimo de las Alpha Industries, en Haití se podrá restaurar, sin riesgo, el Estado de Derecho.
La historia de Latinoamérica está plagada de casos así. Pero, los paladines de la democracia y las libertades, como Mario Vargas Llosa, no ven nada raro en todo esto. Sin ir más lejos, aunque Chávez ganó en cuatro años ocho consultas electorales, a sus ojos y los de nuestra prensa democrática no ha cabido duda, en todo este tiempo, de que es un dictador -ya que es de izquierdas. Si hubiera triunfado el golpe “cívico-militar” del 2002, si se hubiera asesinado a Chávez y se hubieran exterminado a unas cuantas decenas de miles de bolivarianos, de modo que ya no se corrieran riesgos electorales, no cabe duda de que a los ojos de nuestros bienaventurados medios de comunicación se habría dejado a Venezuela bien madurita para la democracia y la división de poderes. De hecho, como se recordará, el golpe de Estado de abril del 2002 que colocó por 24 horas al jefe de la patronal en el poder, fue celebrado por El País, El mundo y todos las televisiones españolas y europeas como una “tranquila” “restauración de la democracia”.
Cuento todo esto que siempre suelo contar para que se vea que con semejantes criterios no hay manera de averiguar si las sociedades que dicen estar en Estado de Derecho realmente lo están, de modo que habrá que poner manos a la obra para buscar otro criterio, al menos si no queremos estar hablando por hablar (aunque bien es verdad que es una actividad bastante bien pagada en el Grupo PRISA, en tanto resulte eficaz para impedir que se hable de lo que hay que hablar). En España, por ejemplo, la última vez que ganó una opción electoral lo suficientemente de izquierdas como para molestar un poco a los Botín y los March, fue en 1936, y el desliz se pagó tan caro como todos sabemos. Lo mismo pasó en Grecia (1967). Y en Italia no pasó, porque EEUU ya se encargó de advertir que como pasara invadirían el país. Uno no se puede cansar de repetir que, en toda la historia del siglo XX no ha habido ni una sola vez en que una opción electoral de izquierdas haya podido intervenir en los asuntos del capital sin que el experimento no haya sido corregido por un pinochetazo.
Así ha sido nuestro tan cacareado Estado de Derecho: un Estado de Derecho en el que las izquierdas jamás han tenido derecho a ganar las elecciones. Las izquierdas han tenido derecho -como lo tienen, por ejemplo, hoy día en toda Europa- a intentar ganar las elecciones, eso sí. Pero no a ganarlas, porque entonces se monta la de Dios y “se acabó el Estado de Derecho”. Esto es una cosa que la historia del siglo XX ha grabado en el alma de los votantes con sangre y con fuego: si se quiere que haya democracia y Estado de Derecho, hay que votar a las derechas. También se puede votar a las izquierdas que hagan políticas de derechas. Pero no a las izquierdas que hagan políticas de izquierdas. Así pues, no es que las izquierdas de izquierda se hayan empeñado en ser revolucionarias. De ninguna manera. Es que no se les ha dejado, jamás, otra opción. La opción no ha sido nunca, o Castro o Allende, la opción ha sido o Castro vivo o Allende muerto.
Mirando el siglo XX a lo largo, resulta que a lo que hemos llamado Estado de Derecho no es exactamente a lo que antes definimos como tal, sino más bien a ese paréntesis entre dos golpes de Estado en el que el capital se puede permitir convocar elecciones porque no hay posibilidad de que ganen las izquierdas (suficientemente diezmadas en el golpe anterior: así por ejemplo, en España, para poder gozar de 25 años de democracia que llevamos por ahora, tuvimos que tener 40 de dictadura para purgar las malas hierbas).
Así pues, es de lo más interesante investigar qué diablos es lo que estamos diciendo cuando decimos que en España hay Estado de Derecho y en Cuba no. Porque, en efecto, algo decimos, de todos modos. ¿En dónde reside la fuente de las evidencias empíricas que convierten a los países europeos en Estados de Derecho y a Cuba, en cambio, no? Para dar con alguna evidencia empírica, pensemos, por ejemplo, en lugar de en Vargas Llosa, en ciertos izquierdistas, críticos del castrismo como el que más: “yo, en Cuba, estaría en la cárcel”, suelen argumentar. Yo no estaría tan seguro, pero, vete a saber. Lo interesante, sin embargo, es empezar por reflexionar por qué no están en la cárcel en España y por qué sí lo habrían estado en el Chile de Pinochet. ¿Será porque Chile era una dictadura y España no lo es? ¿O no será más bien al revés, invirtiendo causas y efectos? ¿No será que Chile fue una dictadura porque había que meter en la cárcel a cierta gente? ¿No será que para impedir que las izquierdistas ganaran las elecciones, era necesario que Chile fuera una dictadura y España, en cambio, donde las izquierdas no pueden ganarlas o son tan de derechas como la derecha, no es necesario recurrir a métodos tan contundentes? ¿Para qué meter en la cárcel a los cuatro imbéciles de izquierdas que quedan por ahí haciendo el payaso en Internet? Supongo que se advierte que es muy distinto plantear las cosas de una manera que de otra. En nuestros benditos Estados de Derecho no se nos mete en la cárcel no porque sean Estados de Derecho, sino porque somos inofensivos. Si algún día dejáramos de serlo, se nos arrancaría la piel a tiras. Bastaría con que tuviéramos alguna posibilidad de ganar las elecciones y cumplir, por ejemplo, con nuestra promesa electoral de nacionalizar la banca, para que acabáramos enterrados en cal viva (y no sólo nosotros sino todos los que tuvieran cara de querer subir un centavo el salario mínimo, que así se empieza y no se sabe cómo se acaba).
Si aquí no se mete en la cárcel a ese tal Fulano de tal que siendo tan izquierdista está tan convencido de que “en la dictadura castrista” estaría en la cárcel, seguro que no es porque en España haya libertad de expresión, sino porque seguro que ese Fulano de tal no tiene aquí ninguna posibilidad de hacerse oír ni de influir en nada que tenga importancia. Si un directivo loco pusiera en las manos de ese Fulano la sección de economía del Telediario, le despedirían al día siguiente. Y si entonces bajara un dios de los cielos para hacerle director vitalicio de los Informativos, y él pretendiera seguir siendo tan izquierdista como siempre había sido en esta bendita democracia, a las veinticuatro horas le habrían pegado un tiro en la nuca. Pero nunca es necesario llegar a esos extremos. Normalmente ni siquiera es necesaria la censura. Pero no porque haya libertad de expresión, no. Nadie niega que haya libertad de expresión, pero si no hay censura no es porque haya libertad de expresión: es, más bien, porque todos los periodistas a los que habría que censurar (con la consiguiente merma de la libertad de expresión) están en el puto paro. Es como una vez que me decía un periodista de El País que a él jamás le habían censurado ni le habían llamado de dirección para indicarle lo que tenía que decir. Resultará increíble, pero ni por un momento se le pasaba por la cabeza que era precisamente por eso, por lo muy espontáneamente que su libertad de expresión encajaba con la línea editorial de El País (que ni había que llamarle la atención, oye), por lo que había sido contratado y por lo que no se le ponía de patitas en la calle. Más cómicos aún son los periodistas en paro que siguen creyendo en la libertad de expresión porque nada ni nadie les impide decir lo que quieran en la página web que leen sus amigos.
¿Alguna vez nos hemos preguntado en serio por qué en las democracias europeas o en los EEUU no hay (casi) presos políticos? No hay presos políticos no porque haya libertades políticas, sino porque la política no tiene la menor posibilidad de intervenir en el curso de la realidad. Vivimos en una sociedad hasta tal punto chantajeada por sus estructuras económicas, que se puede permitir el lujo de ser todo lo democrática que quiera, ya que, de todos modos, ninguna intervención democrática tiene ninguna posibilidad de prosperar (2 ). Ahí donde la palabra no tiene ninguna posibilidad de intervenir en el curso de las cosas, ¿por qué no decretar la libertad de expresión más absoluta? Ahí donde las asociaciones que no tengan un millón de euros de capital son absolutamente impotentes, ¿por qué no decretar la libertad de asociación y de reunión, el pluripartidismo y su puta madre? Está bien eso de decretar la libertad de prensa en una sociedad como ésta; al noventa y cinco por ciento de los ciudadanos nos tranquiliza de la hostia saber que si tuviéramos tanto dinero como Polanco nada nos impediría decir lo que nos diera la gana en El País o en El Mundo o en El AntiGlobo que decidiéramos fundar. ¿Pero de veras creemos que es así? ¿De verdad pensamos que si tuviéramos tanto dinero como Polanco podríamos ser comunistas en un medio de comunicación que no fuera irrelevante? ¡Vamos, hombre, nada de eso! Si eso fuera así, si los comunistas pudieran tener un imperio mediático (porque, por ejemplo, Georges Soros hubiera tenido el capricho de nombrarles herederos), se prohibiría la libertad de prensa de inmediato, se metería en la cárcel a todos los que abrieran la boca y se les arrancaría con alicates las uñas de los pies. Nunca ha sido de otra forma; eso es lo que ha ocurrido sin excepción cada vez que la izquierda ha tenido, además de la libertad de palabra, la posibilidad de hacerse oír.
De todos modos, su actitud siempre será admirable, comparada con la que pusieron en práctica en las legislaturas del PSOE cuando, al ver que no podían hacer la política de izquierdas para la que habían sido votados, se pusieron, sin más a hacerla de derechas, como Dios manda.
Perra vida ésta en la que nunca ha habido libertades políticas más que bajo la condición de que esas libertades fueran impotentes. En Cuba, por ejemplo, hay, eso es verdad, pocas libertades políticas. Es obvio por qué es así: porque en Cuba las libertades políticas no serían impotentes; por el contrario tendrían unos efectos espectaculares y algunos de ellos, por cierto –como suele pasar en los países en guerra y Cuba lo está-, corrosivos y suicidas.
Así pues, conviene ordenar la cuestión para ver cómo se pueden hacer las comparaciones de manera que tengan sentido. Mientras no se haga este esfuerzo, todas las conversaciones y discusiones sobre Cuba están destinadas a dar vueltas sobre tópicos, estupideces y supercherías. Lo que se suele decir es que en los países capitalistas, así de media, hay muchas libertades (y poca Sanidad y Educación), mientras que en Cuba hay mucha Sanidad y Educación, pero pocas libertades. Pues no, se trata de una simetría mal montada. Lo que tenemos, por un lado, es que, bajo el capitalismo, hay muchas libertades porque el capitalismo mismo garantiza que no será posible hacer nada de importancia con ellas: las libertades no cotizan en Bolsa y, por tanto, el Ministro de Economía no tiene por qué tenerlas muy en cuenta a la hora de explicar al consejo de ministros lo que se puede y no se puede hacer. Y, por el otro lado, en Cuba, hay pocas libertades porque incluso las pocas que hay tienen efectos muy relevantes de los que sería largo hablar.
Pero que conste que no hemos entrado para nada en el tema de si en Cuba hay o no algo parecido a un Estado de Derecho y que soy muy consciente de ello. Me limito a señalar que, si no queremos decir tonterías, a la hora de explicar por qué no hay Estado de Derecho en Cuba conviene que dejemos claro qué es lo que estamos diciendo cuando decimos que sí lo hay, por ejemplo, en España. O mejor, la cuestión resulta aún más llamativa en abstracto: ¿cómo consideramos que una realidad social está “en Estado de Derecho”? ¿Qué entendemos por eso? Existen, al menos, dos posibilidades:
Una. Constatando que se da una coincidencia entre la realidad y el Derecho que es obra del Derecho. (Las cosas “pasan así” porque el derecho exige que pasen así)
Dos. Constatando que se da una coincidencia entre la realidad y el Derecho que es obra de la realidad. (Las cosas “pasan así” y a veces coinciden con lo que exige el Derecho y a veces no, así es que, a la parte en la que se da la coincidencia, la llamamos Estado de Derecho y a la otra la consideramos, por ejemplo, en “vías de desarrollo o de madurez”)
Es importante reparar en el hecho de que sólo la primera posibilidad tiene algo que ver con lo que la Ilustración llamó Estado de Derecho. Y lo más importante es reparar en que nosotros, los que decimos que representamos la punta de lanza del Estado de Derecho en este mundo, desde Bush y Aznar a Uribe y Blair, consistimos en estar siempre en la posibilidad Dos y decir que estamos en la Uno. Esta es nuestra gran mentira, en la que colaboran a diario todos nuestros periodistas (que no están en paro) y la mayor parte de nuestros intelectuales.
La cosa se entenderá rápidamente con un ejemplo. Uno puede hacer un recorrido turístico por los barrios residenciales del norte de Madrid, sin sentir en ningún momento que el curso de las cosas se estrelle o se dé de bofetadas contra el Derecho. Son barrios habitados por gente culta y de clase media alta o alta a secas; en ellos nadie encuentra ningún motivo para violar la ley si por violar la ley se entienden cosas como robar en un supermercado, atracar un banco, trapichear con heroína, en fin, ese tipo de cosas por el que la gente acaba en la cárcel (3 ). En estos barrios, los policías son unos señores que, más que nada, cuando se te pierde el niño te lo traen de la mano con una piruleta para que no llore. Los policías son la instancia que vela por esa milagrosa coincidencia entre cotidianeidad y derecho a la que llamamos ciudadanía. Es en sitios así donde se respira eso a lo que llamamos “Estado de Derecho”; la mejor prueba de ello es que todo el mundo tiene la sensación de que la Ley no está ahí para reprimir su libertad, sino para garantizar sus derechos. Las cosas se mueven con arreglo a derecho, y el derecho se lleva bien con el moverse de las cosas, de tal modo que no tiene que estar todo el tiempo vigilando, reprimiendo, castigando, disciplinando, regañando, interviniendo, en fin, en los asuntos humanos. ¿Cómo no considerar entonces que esos “asuntos humanos” han alcanzado un estatus al que hay que llamar, como quiso siempre el pensamiento ilustrado, mayoría de edad, madurez ciudadana, civilización e Ilustración?
Más o menos, el 15 % de la población mundial es mayor de edad en este sentido. Se trata de un 15 % para el que el curso de sus asuntos no entra en conflicto, sino todo lo contrario, con las exigencias de la razón y del derecho.
Ahora bien, lo verdaderamente ilustrado sería que esta coincidencia entre realidad y derecho se debiera a la capacidad del derecho para actuar sobre la realidad, para educar y enderezar el curso de los asuntos humanos y que, por tanto, el milagro por el que en La Moraleja nadie atraca bancos ni trafica con heroína ni roba en los supermercados (ni los policías pegan palizas si no que llevan piruletas), que todo eso se debiera a la exquisita educación racional de sus ciudadanos o a las virtudes incontestables del régimen político español, y no, como es obvio, a que es absurdo robar un banco del que eres propietario o dar instrucciones a tu criada para que te robe el desodorante al hacer la compra en el supermercado. En La Moraleja, la realidad y el derecho coinciden por la sencilla razón de que ahí no hay motivo alguno para violar la ley. Es una tontería robar cuando te puedes permitir el lujo de pagar. Pero, claro, sería chocante que los vecinos de La Moraleja argumentaran que si a los vecinos de San Blas o del Piti se les suele pillar más a menudo que a ellos robando coches y atracando bancos es porque han recibido peor educación o porque han asumido más torpemente las virtudes de la división de poderes plasmada en el ordenamiento constitucional español.
Sin embargo, por ridículo que resulte ese argumento es exactamente el mismo que utilizamos para considerar que los países europeos o los EEUU están en Estado de Derecho. Es, sin duda, cierto que, entre nosotros, el curso de la realidad no viola demasiado las exigencias de la ley. Pero eso no ocurre en absoluto porque la ley haya encontrado, a través de nuestros inigualables ordenamientos constitucionales, procedimientos adultos y liberales para hacerse respetar y obedecer, sino porque, en una situación económicamente bastante privilegiada, la realidad no tiene mucha necesidad de contradecir lo exigido legalmente. Es el curso de la realidad ─tres siglos de colonialismo, dos guerras mundiales, instituciones económicas y militares tan poderosas como el Banco Mundial o la OTAN, etc.─ el que nos ha puesto en la situación de una casual coincidencia con las exigencias racionales; en absoluto se ha debido a un procedimiento exitoso de la razón o a la eficacia de un modelo político recomendable. Si tuviéramos que explicar a un ama de casa venezolana cómo se llega a ser ciudadana de la Moraleja, o del Estado de Derecho, sería absurdo proponerle un estudio concienzudo de las Constituciones europeas. En la Moraleja, simplemente, se nace con menos ganas de violar la ley que en un suburbio de Caracas. O al menos, se tienen muchas menos posibilidades de que el arte de ganarse el pan de cada día entre en conflicto con el Derecho, es decir, con la policía.
Tras la guerra del Golfo de 1991, Arabia Saudí entregó a Egipto, en concepto de “ayuda humanitaria”, un millón de coranes. Era obvio: si los egipcios querían ser tan ricos como los sauditas, lo que tenían que hacer era respetar tanto como ellos los preceptos del Islam, así es que, en lugar de mandarles pan o petróleo, les mandaron coranes. Igualito igualito es lo que hacemos nosotros cuando nos paseamos por el mundo dando lecciones de Democracia y Estado de Derecho desde nuestras tribunas de opinión. Si los habitantes de las favelas de Río y de los suburbios de Bogotá quieren sentirse ciudadanos, si quieren sentir tan vivamente como si estuvieran en La Moraleja que la policía está ahí para proteger los derechos de la gente y para traer a casa a los niños que se pierden en los centros comerciales, lo que tienen que hacer es aprender de nuestros sistemas constitucionales. ¡No de nuestra historia de genocidios, matanzas y expolios, no! ¡No de nuestros privilegios económicos! ¡De nuestras constituciones, que dan un resultado bárbaro, y gracias a las cuales no cabe duda de que somos todo lo que somos!
Es repugnante la manera en que, en una especie de ritual supersticioso, celebramos todos los días como obra del Derecho lo que en realidad nos han regalado el Mercado y la Historia. Repugnante, pero eficaz. Porque así, utilizando esa misma confusión, podemos recomendar a los demás que, si quieren Derecho, dejen pasar a la Historia y obrar al Mercado. Así es este mundo, en el que el Estado de Derecho no lo trae el Derecho, sino el capital. Flexibilizar el mundo para las necesidades del capital tiene que ser, forzosamente, la mejor manera de extender el Derecho. No importa que toda la historia del siglo XX haya demostrado lo contrario. Los capitalistas de los países capitalistas no se llevan mal con el Derecho, viven en Estado de Derecho, como prueba el hecho de que nunca van a parar a la cárcel. Es más, cuanto más capitalista eres, menos problemas tienes con el Derecho ¿o alguien se imagina a Georges Soros atracando un estanco? Claro que a algunos se nos ocurren siempre maneras de exprimir el Derecho mediante el desarrollo legislativo de ciertos artículos capaces de meter en la cárcel a gente como ésa; pero no hay cuidado, no estamos a punto de ganar las elecciones y si lo estuviéramos, sería tonto pensar que serían ellos y no nosotros los primeros en visitar la cárcel. En tales condiciones, extender el capitalismo o extender el Derecho es prácticamente lo mismo, y si en el reparto final, algunos países en Estado de Derecho, como, por ejemplo, Guatemala, acaban siendo pobres como ratas, pues será, por tanto, porque no tenían derecho a ser ricos. Quizás les faltó iniciativa, trabajo, ahorro, quizás fue debido a la corrupción, o quizás esas gentes no se estudiaron bien nuestros ordenamientos constitucionales y cometieron algún fallo al aplicarlos. ¡Así razona hasta sus ultimas consecuencias una intelectualidad que ha sido capaz nada menos que de soportar a un Rorty!
La cruda verdad es que como nuestra sociedad “en estado de derecho” no ha sido obra ni de la razón ni de la ley, es inútil pretender extenderla por el mundo a base de leyes y de razones. Sin embargo, igual que los pastores de Belén debieron sentirse la mar de satisfechos al contemplar que la razón y la carne –según dicen- coincidían en un recién nacido (cuando pasó eso de que “el logos se hizo carne” que contaba San Juan), la satisfacción que nos produce a nosotros asistir a ese milagro sin igual de la democracia constitucional y la división de poderes, la enorme satisfacción que nos produce el contemplar cómo, día tras día, el curso cotidiano de las cosas y las exigencias del derecho coinciden en La Moraleja, en el Club de Golf del Pardo y en la punta de la polla de Emilio Botín, toda esa satisfacción ante tamaña buena nueva, nos empuja a predicarla por el mundo, cantando las alabanzas de la democracia y la libertad. Resulta un poco ingenuo pensar que eso vaya a levantar las monedas de Argentina, México, Egipto o Senegal, pero qué más da. Nosotros a lo nuestro: mientras se predica en el desierto la buena nueva, lo que efectivamente hacemos es cerrar las fronteras, legislar extranjerías, edificar murallas y fortalezas en las que conservar inmaculada nuestra feliz coincidencia con las exigencias del Derecho. Puesto que es en La Moraleja y no en San Blas o en Getafe donde coinciden de natural la realidad y el derecho, lo lógico es preservar ese bendito lugar de toda contaminación exterior. De este modo, La Moraleja que representa el 15 % de la población mundial se ha encerrado en una fortaleza inexpugnable, a la espera de que los 4.000 millones de personas que, en el exterior, subsisten con menos de dos dólares diarios, terminen de estudiarse la Constitución y aprendan a ser ciudadanos mayores de edad respetuosos de la división de poderes, la libertad de expresión, el pluripartidismo y todo eso. Aunque Oriana Fallaci ya nos ha advertido que esa gente, por mucho que estudie, no tiene remedio… Quizás algún día haya que seguir su consejo (y el de Gabriel Albiac), convertir al 80 % del planeta en un campo de exterminio y gasear a toda esa gentuza. Al fin y al cabo, teniendo en cuenta las proporciones de la tarea, sale más barato encerrarnos nosotros en La Moraleja y gasear el resto del planeta que llenarlo todo de prisiones y cámaras de gas. La verdad es que la tarea hace ya tiempo que se inició utilizando el arma de destrucción masiva más potente que haya conocido la humanidad: la economía capitalista. Hace ya mucho tiempo que –sin necesidad de leer a Hannah Arendt- dejó de ser un misterio cómo fue eso de que la población alemana conviviera normalmente con Auschwitz , sin hacerse demasiadas preguntas o sin que aflorara escrúpulo alguno que turbara su conciencia ciudadana: probablemente había, entre ellos, periodistas parecidos a los nuestros e intelectuales que cumplían el mismo papel que la plantilla de PRISA. Si esto es posible, nada tiene de extraño que fuera posible aquello.
El que haya una coincidencia entre cómo van las cosas y cómo exige el derecho que vayan no indica para nada que la cosa en cuestión esté en “estado de derecho”. Para que haya Estado de Derecho hace falta que las cosas estén en “estado de derecho” por obra del derecho (y no, por ejemplo, a consecuencia de haber construido un club de golf sobre el campo de una sangrienta batalla). A causa de todas las carnicerías de la historia, se han venido a constituir algunos recintos tan privilegiados que en ellos no queda ya motivo alguno para meterse en líos con la Ley, de tal modo que, siendo la Ley casi superflua no hay ningún problema en configurarla según todas las florituras de la división de poderes, las libertades, la seguridad jurídica y todo el resto de la cantinela. Pero, para que haya derecho a llamar Estado de Derecho a una realidad política, hace falta algo más; hace falta que el sistema político consista, precisamente, en conferir a las leyes la capacidad de modificar, influir o coartar el curso de las cosas. Y no vale decir, cada vez que el curso de las cosas coincide con lo que dicen las leyes que es porque las leyes han obrado o legislado así. En las condiciones capitalistas de producción el gobierno no está atado de pies y manos por la legislación vigente (como exigiría una sana mentalidad ilustrada que, además, remitiría esa legislación, en último término y a través de tribunales competentes, a la Declaración de los Derechos del Hombre); más bien está vendido e hipotecado de por vida a las necesidades de un sistema económico que respira a sus espaldas según designios propios, enfriándose y calentándose según ritmos febriles para los que no hay medicina política, para los que –como dicen siempre en Chicago- la política es muchas veces peor remedio que la propia enfermedad. En esas condiciones el poder económico es el que decide sobre el curso de las cosas y no lo hace precisamente consultando a políticos y jueces, sino, más bien al contrario, haciéndose consultar por ellos sobre el margen de actuación que les queda. El bienintencionado gobierno de Zapatero, por ejemplo, no ha podido aún ni bajar el IVA de los libros de texto y si logra legislar sobre el matrimonio de los homosexuales, será sólo en la medida en que el ministro de economía certifique que eso no será malo para la Bolsa. Resulta patético, pero de lo más esclarecedor, comprobar cómo algunas promesas electorales que parecían anecdóticas han sido ya declaradas imposibles de cumplir por el Ministro de Economía. Nuestro flamante Parlamento, nuestro poderoso gobierno constitucional, democrático y de derecho, respaldado por la soberanía popular y con el tajante veredicto de las urnas aún caliente ¡no ha podido reducir de doce a ocho el número de domingos que abren las Grandes Superficies Comerciales! Según parece, aunque eso sería obviamente muy bueno para los pequeños comerciantes que han hecho esa reivindicación (y a los que se les prometió contemplarla a cambio de su voto) y aunque nadie puede creer que eso fuera terrible para unas Multinacionales forradas hasta los dientes, Solbes ya ha advertido que sería muy malo para la Economía (1). Más claro el agua. Lo mismo pasó con el intento de reformar el impuesto sobre las plusvalías. ¿Y alguien espera alguna Ley que aborde de cara el problema de la vivienda? ¿Sería posible –no digo si conveniente o no, digo si sería posible- una Ley que expropiara todas las segundas viviendas, o al menos las terceras, o al menos las quintas? ¿O que, al menos, obligara a venderlas a un precio justo consensuado en un Parlamento? No, el ministerio de economía dicta lo que es posible y lo que no. Un precio justo tendría que ser un precio legislado y eso es incompatible con los precios de mercado que son la salud de nuestro sistema económico. Ya se ha dicho que, en el asunto de la vivienda, habrá que jugar con el difícil equilibrio de la oferta y la demanda. Quizás, por ejemplo, si se suben las hipotecas, haya menos demanda y bajen los precios… o algo de ese tipo.
Dos palabras, aún, para evitar posibles equívocos, que ya me sé lo que alguno estará pensando. Lo que no estoy pretendiendo decir es algo así como “¿que en Cuba no hay Estado de Derecho? ¿y dónde hay Estado de Derecho?”. No es que esté mal esa línea argumental, pero no es la que viene al caso. Estoy, más bien, intentando llamar la atención sobre el tipo de experimento teórico que sería pertinente para juzgar cuándo una realidad está en Estado de Derecho y cuándo no. Lo que no vale es pasearse por el mundo como hacen nuestros periodistas y comentaristas políticos plantando la medalla del Estado de Derecho, por una parte, a todas las realidades lo suficientemente privilegiadas para no tener que darse de bofetadas con la ley y, por otra parte, a todos los rincones del planeta en los que las libertades políticas son tan impotentes que ni siquiera hace falta reprimirlas. El experimento correcto para decidir sobre el nivel de Derecho en el que está una realidad social tiene que venir a preguntarse si las cosas estarían en otro estado sin el concurso del Derecho. Haría falta, en suma, algún experimento que pudiera mostrarnos en qué medida la Ley ha sido algo más que un papel mojado, en qué medida, en efecto, ha sido un límite del poder ejecutivo y un modelo capaz de conformar la realidad y corregir el curso histórico de las cosas.
Cuba es uno de esos experimentos. Una de las cosas que más llama la atención en Cuba es hasta qué punto –para nosotros insospechado- las leyes son ahí responsables de cómo van las cosas. No hay problema que en Cuba no pudieran remediar las leyes. Es precisamente por esa responsabilidad de la ley en la marcha de las cosas por lo que hay a quienes Cuba les parece una dictadura. Eso ocurre porque nosotros estamos acostumbrados a que la realidad coincida con la ley no por eficacia de la ley, sino por privilegio de la realidad. Es por lo que nosotros tampoco solemos pensar que las malas leyes sean responsables de cómo nos van las cosas y solemos confiar más en otros indicadores, como el estado de la Bolsa o el índice de inflación. No reconocemos ni certificamos un “estado de derecho” más que ahí donde el Derecho es superfluo. Lo mismo pasa con la Política. No reconocemos que haya libertades políticas más que ahí donde la política es impotente. De lo contrario, la política nos parece sospechosa, y su misteriosa eficacia síntoma de oscuras posibilidades totalitarias. Nos negamos a ver que la eficacia de la política (es verdad que característica del fascismo y el totalitarismo, pero, precisamente, porque el fascismo y el nacionalsocialismo fueron la opción política del capital para salvarse del capitalismo ahí donde el capitalismo ya no respetaba ni al capitalismo) es, antes que nada, el presupuesto elemental del pensamiento ilustrado y la base de todo sistema republicano y que es a partir de ahí y no antes desde donde cobra sentido la distinción entre dictadura y libertad. Es solamente ahí donde se ha vencido el totalitarismo de lo económico, donde se abre la posibilidad política de optar entre fascismo o democracia. Pero el gran truco ideológico del siglo XX ha sido el de poner por un lado lo político y lo estatal, presentándolo como lo potencialmente totalitario, y contraponerlo al mundo sin ley de la economía, ahí donde la política es impotente, como el espacio propio de la libertad. Es de este modo como se ha llegado a considerar evidente que no hay libertades políticas más que ahí donde no hay en absoluto política.
En Cuba no ocurre nada de esto. Ocurre más bien todo lo contrario. Una mala ley o una mala decisión política es capaz de hacer adelgazar a la gente a ojos vistas. Hasta tal punto Cuba depende de su Derecho y de su Política que una decisión legislativa o política llega a marcar la estatura de las personas. “Es que ésos son los que nacieron durante el período especial, por eso son bajitos”, se oye decir. En el período especial de principios de los noventa comenzó a faltar de todo en Cuba, no, desde luego, a causa de un error político o legislativo, sino a causa de que, al hundirse la URSS, Cuba vio desaparecer, de golpe, el 85 % de su comercio exterior y evaporarse la única línea de crédito de la que disponía. Pero frente a ese terremoto internacional, Cuba no tuvo, como en tantas otras ocasiones desde el 59, más que un arma disponible: las leyes y la política. Ni las leyes ni la política son todopoderosas; no son capaces, desde luego, de impedir los terremotos, los ciclones o los hecatombes históricas, pero es muy diferente, llegados a estos casos, tenerlas o no tenerlas a mano. Demasiado sabemos lo que ocurre en Haití, o en Guatemala, o en Argentina ante hecatombes bastante menos espectaculares que la desaparición del 85 % de su comercio exterior. Las venas de Latinoamérica se han abierto hasta desangrarse por un derrumbe de un punto en el precio del café o por la desaparición de un arancel del 0,1 %, mientras que, ante semejantes fatalidades, la Ley y la Política no podían hacer otra cosa que cruzarse de brazos rumiando su impotencia. Ya lo dicen el FMI y el BM: lo mejor que puede hacer política y legislativamente el Tercermundo en general es no hacer nada políticamente, suprimir todas sus inoportunas legislaciones y abrirse de piernas frente a los planes de ajuste estructural, que son los buenos y, quién sabe por qué, los legítimos (como demuestra el hecho de que quien no los cumple acaba siendo acusado de terrorismo). Primero la Economía, que después ya habrá tiempo para la Polis. Esos planes de ajuste, por supuesto, no son decididos en la Asamblea general de la ONU, ni en Parlamento alguno del planeta, sino en reuniones herméticas celebradas en búnkeres policiales, en cumbres de altas montañas o, si se llega a terciar, en plataformas submarinas, donde no haya que lidiar con los movimientos antiglobalización. Así se lleva siglos reprimiendo toda intervención política o legislativa y aguardando a que las vías económicas del desarrollo conduzcan a otro sitio que al basurero.
Muy distinta es la cosa en Cuba. Frente a un terremoto natural o histórico, los ojos en Cuba no se vuelven hacia la Bolsa, para leer ahí el destino, sino hacia la legislación y la política. En estas ocasiones, algunos opinan que Cuba entera se convierte en un inmenso Parlamento, en lo que se ha llamado “la parlamentarización” de la sociedad; otros opinan que toda esa hirviente actividad democrática no es sino aparente y que, al final, será desde arriba desde donde se decidirá la política a aplicar. Ahora bien, los cubanos que nacieron en el periodo especial están muy seguros o bien de que son más bajitos de lo normal porque algo no se hizo bien políticamente, o bien de que, habida cuenta de lo que se venía encima, tienen que agradecer a la política el simple hecho de continuar vivos. Quizás había que haber prohibido más eficazmente el sacrificio de reses, quizás, por el contrario, había que haber liberalizado el mercado de vacuno; quizás había que haberse dado más prisa en levantar las prohibiciones sobre el pequeño comercio de subsistencia, quizás había que haber hecho esto o lo otro. Los problemas de Cuba podían y pudieron en todo momento ser discutidos, argumentados, explicados y reflexionados en el Parlamento, en lo que es su Parlamento.
Sea lo que sea a lo que podamos llamar Parlamento en Cuba (5 ), lo más curioso es que siempre se asemejará más que nuestros Parlamentos a lo que nuestros Parlamentos pretenden ser: un lugar en el que la política, la argumentación y la contrargumentación, el consenso, el uso público de la palabra, en suma, puede aspirar a tomar las riendas del curso de las cosas mediante una actividad legisladora. La actividad parlamentaria cubana puede presentar muchas deficiencias. Fundamentalmente, es enteramente deficiente debido no a una escasez de democracia, sino a causa de una carencia de división de poderes. En general, en Cuba no falta democracia, sino Derecho. Ya hemos visto antes que eso no es porque los cubanos no tengan el privilegio de vivir en un Estado de Derecho como el nuestro, sino porque en Cuba, al contrario que entre nosotros, el Derecho no es ni impotente ni superfluo. Nosotros nos podemos permitir el lujo de una actividad parlamentaria intachable, pero sólo mientras la actividad parlamentaria no pretenda meterse donde no le llaman, es decir, en cualquier cosa de importancia. Nuestros políticamente intachables Parlamentos sólo tienen un problema: que no están situados en el lugar de la política; que, bajo condiciones capitalistas de producción, la política no está al alcance de la actividad parlamentaria, sino de la negociación de las grandes corporaciones económicas. Protegidos por su superfluidad, nuestros Parlamentos se pueden permitir la casi completa perfección formal y, en cualquier caso, los defectos pasan desapercibidos; en Cuba, por el contrario, no hay déficit del Derecho que no resalte hasta dañar la vista. Pero, no nos engañemos: si en Cuba se ven muchos defectos es porque en Cuba los defectos son importantes.
Ocurre con estos asuntos algo parecido a lo que pasa cuando se están corrigiendo exámenes de filosofía, o mejor aún, cuando se está intentando explicar a un alumno las razones de un suspenso. La mayor parte de los exámenes que merecen suspender no es porque estén mal. Al contrario, algunos, cuando nos encontramos un examen que está mal le ponemos casi siempre notable alto, o por lo menos, aprobado. Los exámenes que merecen el suspenso son aquellos que no logran siquiera alcanzar ese nivel en el que las cosas pueden estar mal. Para que un argumento esté mal hecho tiene que ser un argumento o, como mínimo, parecerlo. Los exámenes suspensos no están ni bien ni mal, sencillamente no tienen la forma en el que las cosas pueden ser verdaderas o falsas. Las equivocaciones, los errores, en filosofía, como en general ha ocurrido en la historia de la ciencia, son siempre fecundos y, a veces, tremendamente difíciles. Lo que para la teoría es impresentable no es el error, sino la ambigüedad, la falta de rigor, la opinión subjetiva, el cambio de tema, la divagación. Por eso es tan difícil explicar a un alumno que ha suspendido por qué ni siquiera merecía suspender, por qué ni siquiera alcanza ese nivel en el cual el aprobado o el suspenso tienen sentido.
Pues bien, a mí no me cabe duda de que en cuestiones de Estado de Derecho, la humanidad en general está suspendida sin vacilación. Pero mientras que Cuba representa un suspenso de esos merecidos, de los que –a la luz de las circunstancias atenuantes- uno acaba por archivar como notables, la realidad parlamentaria española, por ejemplo, representa uno de esos otros suspensos que ni siquiera merecen suspender. Nuestro Estado de Derecho, en efecto, ni siquiera llega a ese nivel en el cual es posible equivocarse.
Así pues, en lugar de pasarse el día, con tanta suficiencia, señalando con el dedo los defectos del régimen político cubano, la humanidad del siglo XX debería haber tenido la decencia de admirar con asombro, perplejidad y respeto, el espectáculo inigualable de una realidad social que dependía a vida o muerte de sus buenas o de sus malas leyes. Nunca como en Cuba se había hecho carne este milagro que condensa el conjunto de aspiraciones de todo el Proyecto Ilustrado desde Sócrates hasta nosotros.
Al declarar la guerra a Cuba, mediante el bloqueo y el terrorismo, lo que se hacía era ponerla en una situación en la que, en general, las leyes tenían que ser bastante malas, o mejor dicho, una situación lo suficientemente inestable como para que las leyes no pudieran nunca asentarse y tuvieran que ser suplidas por caprichosos decretos ejecutivos. Todavía hoy se hacen demasiadas leyes en Cuba como para que puedan ser vividas como leyes. El curso histórico mundial ha obligado a Cuba a acomodarse, defenderse y transigir constantemente mediante revoluciones legislativas continuas. Eso naturalmente es una calamidad para cualquier pretensión de estado de derecho. Las leyes no pueden cambiar a diario, de tal manera que haya que estar muy al tanto leyendo el Granma para ver si hoy es legal esto o lo otro. De hecho, como bien advirtió con contundencia desde el primer momento el lado reaccionario de la Ilustración, una mala ley que dura es siempre mejor que una buena ley reciente. Cuba no se ha podido permitir jamás el lujo de dar tiempo a sus leyes. Y así, desde el principio (y tal y como ocurre invariablemente en todos las situaciones de guerra), los decretos han ocupado el lugar de las leyes y el poder ejecutivo ha sepultado la división de poderes.
Es lo mismo que ocurrió con las jóvenes repúblicas soviéticas, que nacieron en el seno de una guerra mundial y pasaron sus primeros años combatiendo en una guerra mal llamada civil en la que se volcaron todas las potencias del capitalismo internacional. El experimento soviético navegó en realidad, desde entonces, en una guerra permanente, hasta su rendición final con Gorbachov, cuando este creyó tan ingenuamente que al fin se le iba a permitir al Derecho estacionarse sobre la fabricación de mantequilla en lugar de convulsionarse bajo la fabricación de misiles. Ningún país en guerra puede permitirse la división de poderes. El experimento soviético duró, en realidad, un abrir y cerrar de ojos, setenta años, marcados por tres guerras mundiales y decenas de millones de muertos. Es hacer gala de un sorprendente cinismo pretender que en esas condiciones el socialismo podría haber sido compatible con un Estado de Derecho. Pero el verdadero y más rebuscado cinismo se oculta tras la famosa alegación de que los países capitalistas sí lograron, en cambio, funcionar como Estados de Derecho en las mismas condiciones de guerra permanente. El capitalismo se puede permitir el Derecho –cuando se lo puede permitir y donde se lo puede permitir, que suele ser en un 10 % de las ocasiones y de los lugares- porque, normalmente, bajo sus condiciones –y siempre en el aludido 10 %-, el totalitarismo económico que garantiza los privilegios económicos que hacen innecesario violar la ley, convierte, a su vez, en innecesarias a las dictaduras de corte político. La sociedad capitalista no depende de sus leyes, sino de su capitalismo. En el socialismo, en cambio, la sociedad depende por entero de sus leyes. Nada tiene de extraño, así pues, que los países capitalistas más privilegiados se hayan podido permitir el disfrute de una intachable división de poderes, pues lo han hecho en unas condiciones en las que lo que se dividía no era el poder, sino una apariencia de poder. Aquí reside el mito tribal más persistente de lo que llamamos Occidente. Está bien eso de inventar toda suerte de dispositivos para dividir un poder imaginario, mientras el poder real circula de forma salvaje por otros cauces indomeñables. Lo que mueve al vómito es constatar la gran cantidad de buenos cerebros que de Habermas a Enzensberger o Savater se han aplicado en hacer pasar por filosofía la justificación tribal de este mito.
La tarea ilustrada de la división de poderes es bastante más difícil de lo que uno puede llegar a creer leyendo a esos señores. La humanidad no se ha enfrentado en serio a la dificultad real de ese problema más que bajo el experimento de lo que se llamó “socialismo real”. Y el fracaso fue, desde luego, estrepitoso. Y por supuesto que no se reparó en gastos para provocar que lo fuera. Pensemos por ejemplo en la Nicaragua sandinista. Para poner al ejecutivo sandinista en condiciones en las que se viera obligado a censurar unos cuantos artículos de prensa, dañando así la consistencia del Estado de Derecho, fue necesario poner el mundo entero patas arriba, montando una guerra con Irangate incluido y volcando todas los malas artes del Imperio sobre un país pobre y pequeño, en el que no había un solo ascensor que funcionara. Demasiados ejemplos parecidos se podrían poner, pero bastará en los próximos meses con estar atentos a lo que ocurra en Venezuela, en donde todavía no se ha censurado nunca la prensa ni se ha puesto jamás en cuestión la división de poderes, pese a que, en efecto, el mundo entero se ha confabulado para forzar a Chávez a cometer algún desliz de este tipo.
La humanidad no tiene todavía la menor idea de lo difícil que es la división de poderes, ni tampoco de lo apasionante que puede llegar a ser esa aventura a la que llamamos Ilustración. Cuba es pionera en este campo de experimentación política. En Cuba no hay Estado de Derecho, pero a lo mejor algún día nos veremos obligados a reconocer –cuando la historia del siglo XX empiece a contarse bien de una vez- que con ella comenzó para este mundo miserable y mentiroso, la aventura de una vida política conforme a derecho. Para que haya la posibilidad de un espacio político en el que vivir es, ante todo, necesario que la totalidad de las posibilidades humanas no se gasten o se consuman en la aventura de la supervivencia. Hasta el momento, y aunque resulte increíble a la luz del desarrollo tecnológico que hemos alcanzado los seres humanos, supervivir nos ha impedido vivir. No existen posibilidades políticas sin tiempo libre, como se sabe bien desde los tiempos de Pericles. La revolución tecnológica ininterrumpida en la que vivimos tendría que tener por efecto una reducción de la jornada laboral que liberara más y más tiempo para actividades políticas. Pero eso es imposible bajo condiciones capitalistas de producción, como bien demostró Marx hace ya tiempo. El capitalismo ha condenado a la humanidad a la aventura de la supervivencia en condiciones tecnológicas crecientemente más y más privilegiadas. La vida política es incompatible con un sistema económico como el capitalista que se caracteriza por mantener constantemente a los hombres en condiciones mínimas de supervivencia, para concentrar así cualquier adelanto tecnológico en la producción de más adelantos tecnológicos, de modo que la revolución de las condiciones de producción sea siempre máxima. Como decía Wallerstein, el capitalismo produce más para poder producir más. El hambre económica del capitalismo por el máximo de producción ha acogotado a la humanidad con más eficacia que antes lo hiciera el hambre biológica, obligando a la vida social a conformarse con la supervivencia y denigrando toda posibilidad de descanso y tiempo libre bajo la figura abyecta del parado.
El socialismo real fue la punta de lanza de una nueva época para la humanidad, en la que la Política y el Derecho tenían la posibilidad de reinar sobre la Economía y, por tanto, legislar y decidir sobre todos los asuntos humanos de importancia. El socialismo no fue, en este sentido, sino la propia Ilustración, una vez que se había reparado en el imprevisto de un capitalismo al que nadie había invitado y al que no se podía simplemente guillotinar en una plaza pública. Se trata de la aventura más heroica y la causa más verdadera que la humanidad haya emprendido desde que Sócrates, Platón y Aristóteles lanzaran al mundo el reto de una vida política a todos los seres racionales del futuro. La Ilustración que recogió ese guante sólo tuvo una verdadera posibilidad histórica de triunfar bajo el proyecto de las economías socialistas y ya hemos visto lo mal que salió la cosa y la mucha voluntad que se puso en que saliera así de mal. Así, fue como si, bajo el socialismo, la humanidad se hubiera empeñado en demostrar hasta qué punto podía liberarse del chantaje económico a costa de sujetarse a malas leyes y malas políticas. Pero la pura verdad es que, en las ocasiones en que se intentaron hacer las cosas mejor, como con Allende en Chile o con el sandinismo en Nicaragua, los esfuerzos de la política tuvieron que consumirse en la tarea de resistir al sabotaje, el bloqueo y la guerra, en una correlación de fuerzas desigual y condenada de antemano.
Hoy, Cuba es el único testigo que queda de todo aquello por lo que lucharon los esfuerzos de la Ilustración desde la muerte de Sócrates. Cuba es el único testigo de esa posibilidad humana que es el Estado de Derecho. Naturalmente que eso no la convierte ni mucho menos en un Estado de Derecho. Pero, aunque Cuba no es un Estado de Derecho, se sostiene constantemente en esa posibilidad y bastaría con que la dejaran en paz para que las leyes fueran corrigiendo a las leyes hasta instituir un verdadero régimen constitucional. Cuba no es un Estado de Derecho, pero podría serlo, y, además, no dice que lo sea, lo que siempre es un buen comienzo para el Derecho. Cuba es más bien la prueba de hasta qué punto es difícil en este jodido mundo capitalista arrancar una mísera isla de las garras de la Historia, para que la Ley y la Política puedan tomar por una vez la palabra. Cuba es la prueba de la dificultad de introducir una obra de la libertad en el curso fatal de las cosas.
Mucho peor es, desde luego, lo que nos ocurre a nosotros, que no sólo no somos un Estado Derecho sino que tampoco sabemos que no lo somos y, antes bien, nos creemos la encarnación misma del Derecho sobre la tierra, así sea protegidos tras el muro de Sharon. En Cuba tienen la posibilidad de tener malas leyes. Por eso no tienen ninguna necesidad de llamar Ley a la ausencia de Ley, como ocurre entre nosotros. Por lo menos en Cuba no se llama Estado de Derecho a los rincones más privilegiados de esa salvaje carnicería en la que veinticinco multinacionales se arrancan a mordiscos la carne de sus ciudadanos.
1 Acabo de escuchar en la radio que se acaba de iniciar un anteproyecto de revolución legislativa que permitirá a cada Comunidad autónoma pedir permiso por separado a las respectivas multinacionales que operen en su territorio para hacer realidad tan asombrosa utopía.
*Fragmento del libro A quien corresponda. Sobre Cuba, la Ilustración y el socialismo, publicado en 2005. Texto íntegro en La Jiribilla

Descargable en pdf AQUÍ  A_QUIEN_CORRESPONDA.pdf

Vueltas y revueltas del lenguaje presidencial o el Señor Obama tiene doble moral, doble vergüenza o no sabe de la misa la media

jueves, 31 de enero de 2013
Por Rosa C. Báez

El Presidente Barak Obama acaba de tocar el tema Cuba en una entrevista que le hizo Telemundo, según publica el libelo miamense el Nuevo Herald y nos cuenta en sus Cápsulas informativas el abogado José Pertierra: “Se espera que los comentarios de Obama sobre Cuba sean emitidos el domingo”.

En dichas declaraciones, el recientemente reelegido Presidente de los EE. UU. ha manifestado que “para que veamos una normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba tenemos que hacer algo con todos esos prisioneros políticos, que aún están allí. Tenemos que hacer algo sobre libertades básicas de la prensa y la asamblea"…

En primer lugar, nos asombra sobremanera el plural utilizado por Obama: ese “tenemos”… en segundo, que tenga el coraje de hablar de presos políticos en Cuba, cuando en cuatro años de su primera gestión, ha sido incapaz de cumplir sus promesas de cerrar las cárceles en la Base Naval de Guantánamo, esa sí preñada de presos políticos… Algunos de ellos, según refiere en un artículo de mediados de 2011 el corresponsal de la BBC Fernando Ravsberg -al cual no puede calificarse de modo alguno de “oficialista” o “furibundo comunista” como usualmente califican a esta redactora-  tachados de “amenaza a la Seguridad Nacional de EE.UU.”, aunque Wikileaks ejemplificara que uno de ellos tenía  89 años, demencia senil y depresión… y su  único delito fue tener un teléfono satelital en su casa. Al respecto, Ravsberg expresa: “Es paradójico que Washington considere tan peligrosos estos aparatos y se indigne cuando Cuba condena al estadounidense Alain Gross por entrarlos de contrabando a la isla”. [1]

También es paradójico que un Presidente que,  a duras penas en su segundo mandato ha logrado algunos favores de la cámara y el senado de su país, sin lograr imponer propuestas tan importantes para sus ciudadanos como las reformas a su sistema de salud -el llamado Obamacare-, o las ansiadas reformas migratorias, hable de “libertades básicas en la asamblea”. Eso para no hablar de todas las restricciones que rigen a su prensa o el silencio impuesto al caso de los Cinco cubanos prisioneros en Estados Unidos que, por cierto, Obama se niega a tratar, a pesar de la solicitud de organismos como Human Right o de diversos Presidentes, Senadores de su propio país o, para colmo del irrespeto, dejando sin respuesta las misivas de 10 Premios Nobel….

Cuba ha dado numerosas pruebas de apertura, ha mantenido, históricamente, una actitud de diálogo. De ello puede dar pruebas fehacientes la Iglesia Católica, en voz de su principal representante en Cuba, el Cardenal Jaime Ortega,  que ha sido mediador de las excarcelaciones de presos políticos dentro de un proceso de diálogo entre el gobierno cubano y la Iglesia  que ha sido apoyado por España. De esa mediación resultó la libertad de los 52 que permanecían en prisión del Grupo de los 75 disidentes condenados en la primavera de 2003.  Muchos fueron puestos en libertad antes de tiempo con “licencias extra penales”, generalmente por razones de salud. Esos últimos 52 fueron puestos en libertad en el 2010 y el 2011 y prácticamente todos fueron directamente de la cárcel al exilio en España…

Dice el Herald que Obama expresó en la entrevista: "No puede ser que ignoremos totalmente las tristes circunstancias en las que viven muchos cubanos”… ¿tal vez se referiría el Señor Presidente a alguno de esos ex presos políticos que en julio del pasado año le enviaran una carta abierta desde España donde llorosamente le pedían los acogiera en santo seno, porque “…hoy día nuestra situación en territorio español es gravosa, enfrentando una serie de problemáticas de incertidumbre, desamparo total e indefensión, altamente critica y deprimente, ya que para nadie es un secreto la grave crisis económica que enfrenta España con una tasa de desempleo que es del 24,4%” [2] ¿Le dio acaso respuesta Obama a tan angustioso reclamo de los que allí estaban por haber sido “fieles seguidores” de la política hostil de los Estados Unidos contra Cuba??

Cuba -y no para buscar el aplauso del Presidente Obama, si no porque sabe aprender de sus errores- ha iniciado en los últimos años un reordenamiento de su sistema económico, político y social, derrumbando leyes obsoletas, permitiendo a sus ciudadanos el ejercicio de derechos que les habían sido conculcados en defensa de la soberanía nacional o ateniéndose a medidas que respondían a situaciones puntuales ya desaparecidas… pudiéramos citar ejemplos como las medidas en defensa de la propiedad personal o la derogación de restricciones migratorias…

Sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos, que no tiene arte ni parte en nuestro país, asume arrogantemente, como es habitual en ellos, el plural “tenemos” en sus declaraciones de ayer… ofreciéndonos a cambio el paliativo de leves reformas en los permisos de viajes a Cuba de personas de origen cubano o la facilitación de remesas a esta isla…

Con palabras no exentas de ironía o burla, Obama ha dicho “una cosa es tener autos de la década de 1950 y otra cosa es cuando toda tu ideología política tiene 50 o 60 años y está demostrado que no funciona”… ¿Ha parado mientes el excelentísimo señor Premio Nobel de la Paz en la obsolescencia de la mayoría de sus leyes, o en la de su política genocida y brutal contra todos los “oscuros lugares del mundo”; de su irrespeto hacia los que están “en el lugar y el momento equivocados”, o de la total decadencia del sistema capitalista, al que se acoge y que su gobierno intenta imponer a la fuerza al resto del mundo??

En la reunión ministerial del Buró de Coordinación de Países No Alineados en La Habana, en abril del 2009, nuestro Presidente Raúl Castro expresó -y nunca más ciertas esas palabras que hoy-: "Cuba no ha impuesto sanción alguna contra los Estados Unidos, ni contra sus ciudadanos, no es Cuba la que impide a los empresarios de ese país hacer negocios con el nuestro, no es Cuba la que persigue las transacciones financieras realizadas por los bancos norteamericanos (...) y por lo tanto no es Cuba la que tiene que hacer gestos” [3]

Y por si Obama no ha entendido estas palabras, Raúl ha ratificado el pasado diciembre, en la Clausura del X Periodo de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular [4]:

“Reiteramos, una vez más, a las autoridades norteamericanas la disposición de Cuba al diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, sobre todos los problemas bilaterales, a la vez que continúan sobre la mesa nuestras ofertas de cooperación en cuestiones de interés común, sin precondiciones o gestos previos”.

Ahora… ¿le ha quedado claro, Mr. Obama?

Notas

[1] La libertad de los presos políticos en Cuba / Fernando Ravsberg
http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2011/05/la_libertad_de_los_presos_polt.html

[2] Ex presos políticos cubanos en España envían Carta Abierta a Barack Obama
http://universoincreible.com/ex-presos-politicos-cubanos-en-espana-envian-carta-abierta-a-barack-obama/


[3] Cuba: Reitera Raúl disposición a dialogar con EE.UU
http://www.escambray.cu/2012/cuba-reitera-raul-disposicion-a-dialogar-con-ee-uu/

[4] Raúl: “…todo lo que hagamos va dirigido a la preservación y desarrollo en Cuba de una sociedad socialista sustentable y próspera”
http://www.cubadebate.cu/raul-castro-ruz/2012/12/13/raul-todo-lo-que-hagamos-va-dirigido-a-la-preservacion-y-desarrollo-en-cuba-de-una-sociedad-socialista-sustentable-y-prospera-fotos/

Algunas cosas que no te han contado sobre la última masacre infantil de Sandy Hook

sábado, 5 de enero de 2013
¿A favor, en contra?  Como en el caso de los sucesos del 11-S, nada podría asegurarse...

Pero el simple hecho de que consideremos como muy posible que las circustancias que se relatan puedan eer ciertas, dice mucho de lo que la sociedad norteamericana y su podrido gobierno (sea quien sea quien esté "al frente" de los destinos del país) significa para su propio país y el resto del mundo...
Resumen de los hechos y su contexto
Las matanzas en centros escolares se han convertido en una tradición norteamericana

Los medios ocultan aspectos clave:

¿Por qué no actuaron antes las autoridades que estaban presentes en la escena del crimen?
¿Por qué no se dejó intervenir al personal médico?

El informe impresentable del forense

¿Hubo un segundo tirador?

¿Asesinos víctimas de experimentos?
¿Quién gana con la masacre?

1- Los vendedores de armas

2- El complejo médico industrial

3- Los que quieren desarmar a la población

Alfredo Embid
 
Algunas cosas que no te han contado sobre la última masacre infantil de Newtown
Primera parte
Resumen de los hechos y su contexto
La noticia ha sido “requetedifundida” superficialmente en todos los medios, pero no se han aportado algunas claves importantes para entender el suceso.
Resumen de los hechos:
El escenario: un barrio residencial acomodado a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York. Newtown había sido recientemente votado como uno de los lugares más seguros para vivir en Estados Unidos[1].
Adam Lanza, un joven de veinte años de edad, anunció anónimamente su suicidio en la página 4chan.org de redes sociales dos días antes de la tragedia: "Este viernes voy a suicidarme. Pronto, en todas las pantallas del país. Siga las noticias en la tele a las 9", escribió alguien con el nombre iKTatjYX añadiendo que lo haría “en Connecticut"[2] .
El 14 de diciembre mató a su madre Nancy mientras dormía con 4 tiros en la cabeza. Además destruyó el disco duro de la computadora de ella. Nancy Lanza de 52 años estaba divorciada hacía unos diez años. Vivían en una gran casa de estilo colonial de más de un millón y medio de dólares (1,6 millones de dólares[3] ) sobre un terreno de casi una hectárea en el vecindario de Bennett's Farm.
La mayoría de los medios la han presentado como una devota madre dedicada a su hijo con problemas. Según su hermana Marsha era una “Prepping” (preparing for disasters) que se “preparaba para lo peor”, en concreto para una catástrofe económica inminente[4] . Almacenaba provisiones, tenía un arsenal en su casa y visitaba centros de tiro al blanco.
Adam vestido de negro, con un chaleco antibalas cogió el coche cargado de armas: un rifle semiautomático Bushmaster 223 y dos pistolas semiautomáticas, una Glock y una Sig Sauer, registradas a nombre de su madre. El rifle fue encontrado en el asiento trasero del vehículo y las otras dos armas de mano dentro de la escuela según un reportero de CNN y Fox News.[5] Pero la narrativa oficial de las autoridades cambió luego esta versión inicial como verás.
Adam entró en la escuela primaria Sandy Hook que tenía medidas de seguridad importantes: la puerta cerrada durante las horas escolares con apertura electrónica y cámaras de seguridad que filman a quien llama para entrar en el edificio[6] .
Muchos se preguntan ¿Por qué se dejó entrar a una persona fuertemente armada? Otros informes dicen que le disparó a la puerta para entrar ¿Por qué entonces tanto revuelo no alertó a la escuela?
La escuela tenía 39 profesores y 650 estudiantes.
A las 9:30 masacró a los niños del jardín de infancia y de una clase de primaria

En total mató con disparos múltiples a 20 niños de 5 a 10 años y a 6 profesoras.


A las 10 h. se suicidó de un disparo en la frente cuando llegó la policía, según se dijo, algo cuestionable porque hay evidencias de que llegaron antes. Las autoridades federales, estatales y locales fuertemente armadas rodearon la escuela, sobrevolándola con helicópteros
[7].
Las matanzas en centros escolares se han convertido  en una tradición norteamericana
Esto no es de ahora, ya  en mayo de 1927, en el pueblo de Bath en el norte del estado de Michigan, Andrew Kehoe colocó explosivos en la escuela local que al explotar, dejaron 38 niños y siete maestros muertos[8] .
Pero sí es cierto que desde los años 90, estas masacres se han ido repitiendo de forma creciente y especialmente en los últimos años.
Entre las más importantes figuran: la de la  ciudad de Oklahoma en 1995 (168 muertos entre ellos 19 niños); la masacre de Columbine, Colorado en 1999 (14 muertes); y la masacre del Instituto Politécnico en Virginia en 2007 (34 muertes)[9] .
La matanza de Darwin es la segunda más sangrienta de este tipo en los últimos años[10] .
Pero las matanzas no se producen sólo en las escuelas.
En Estados Unidos durante los últimos 30 años; se han contabilizado en todo el país por lo menos 62 asesinatos en masa llevados a cabo con armas de fuego[11] ,  setenta según The New Republic, desde 1982 con el resultado de 543 personas muertas[12] .
La organización Brady Campaign to Prevent Gun Violence, afirma que cada 6 días se producen tiroteos que afectan al menos a más de una persona y han ubicado en un mapa interactivo más de 430 tiroteos mortales[13] [14] .
Sólo durante la presidencia de Obama se han producido cinco matanzas[15] . Pero lo más importante es la progresión creciente: El 45% de las víctimas se han producido en los últimos seis años desde 2007, y siete de estas masacres tuvieron lugar este año.
Es una situación de crisis real; el número de víctimas de 2012 es casi el doble de los últimos años[16] . La epidemia de asesinatos en masa ha alcanzado en EE.UU un récord este año: más de 151 personas han sido heridas físicamente o asesinadas[17] .
Este año se destacó el 20 de julio la masacre en un cine de Aurora Colorado (12 muertes y 58 heridos); el 5 de agosto en un templo Sij en Oak Creek en Wisconsin (6 muertos); el 27 de septiembre en una empresa fabricante de señalización de Minneapolis, Minnesota (6 muertes).  Además se produjeron otras en el salón de belleza de Wisconsin Brookfield (3 muertos) y en un centro comercial en Portland en Oregon (3 muertos)[18] .
Las comparaciones con otros países son significativas.
Por término medio hay 12 veces más muertes de niños menores de 15 años por disparos  que en otros países desarrollados[19] .
El año pasado EE.UU. registró unos 11.000 homicidios con armas de fuego, una tasa 30 veces las de Francia o Australia, según la ONU[20] . Los estadounidenses tuvieron un promedio de cinco asesinatos con armas de fuego (30 por mes) por cada 100.000 habitantes. Mientras que en Inglaterra es de 1,2 y en Japón es de 0,5  asesinatos.
Como dijo H. Rap Brown: "la violencia es tan estadounidense como el pastel de cereza".
Los medios ocultan aspectos clave:
Aunque el objeto de este trabajo no es profundizar en las contradicciones de la versión oficial, me parece obligado citar algunas de ellas.
¿Por qué no actuaron antes las autoridades que estaban presentes en la escena del crimen?

James Petras, profesor de sociología de las universidades de Binghamton, Pensilvania (USA) y Halifax (Canadá), ha comentado críticamente la actitud de las autoridades: “la Policía llegó con tiempo, pero se quedaron afuera, los SWAT, policía especial de intervención, se quedaron afuera durante una hora, mientras que el asesino estaba tirando por todos lados... Pero para ellos, la primera prioridad fue dar seguridad al área, y a la policía. La hipótesis más segura es que muchos cayeron heridos y perdieron la vida por falta de ayuda médica.
El médico forense trató de disfrazar el problema diciendo que todas las heridas eran fatales. ¿Cómo sabe él que entre las 28 víctimas no habría podido salvarse ninguna? ¿Era tan buen tirador el asesino que dio un tiro mortal a cada víctima?”[21] .
Estas son solo algunas de las preguntas que están pendientes de ser contestadas.
Por su parte el Dr. Paul Craig Roberts, que fue Secretario Asistente del Tesoro para la política económica y editor asociado de the Wall Street Journal, ha señalado múltiples incongruencias en la historia  oficial en varios artículos y entrevistas.
¿Por qué el personal médico fue alejado de la escena del crimen y no se le dejó intervenir inmediatamente?

Otro hecho muy extraño son los informes de que la ayuda médica de emergencia también llegó a la escuela rápidamente pero no se le permitió pasar: “al personal médico se le negó el acceso a los niños sobre la base de que no había sobrevivientes y la escena era demasiado horrible. Sin embargo, hay una historia conflictiva de una niña de seis años de edad, que tuvo la presencia de ánimo para hacerse el muerto y salió de la sala de clase indemne. Si la historia es cierta, ¿cómo sabemos que los otros supervivientes no se desangraron hasta morir por las heridas porque al personal médico de emergencia se le negó el acceso?”, se pregunta Paul Craig Roberts[22].
Extrañamente el personal médico se vio obligado a establecer sus operaciones, no en la escuela donde estaban los muertos y heridos, sino en la estación de bomberos a varios cientos de metros de distancia. No sería por falta de espacio, no hay duda de que la escuela lo tenía.
Esto va en contra de todos los procedimientos universalmente reconocidos de la medicina de urgencias. Es de sentido común que el personal médico debe estar en la escena donde se encuentran los heridos. Un herido de bala puede desangrarse y sufrir lesiones cerebrales irreversibles o morir en cuestión de minutos si no se detiene la hemorragia, y lo mismo sucede con un herido en el cuello si se le mueve incorrectamente, etc. En cuanto a los posibles muertos las técnicas de reanimación modernas, que son muy eficaces, pueden salvarlos en algunos casos.
Sin embargo, a los responsables médicos que se apresuraron en llegar al recibir la alerta de la tragedia se les negó el ingreso a la escuela e incomprensiblemente fueron obligados a establecer sus actividades fuera de la escuela y a esperar a que les fueran llevados los heridos.
Poco después del tiroteo "mientras ambulancias de las otras comunidades vecinas llegaban con las sirenas a todo volumen, el personal médico que llegó primero poco a poco se fue dando cuenta de que su formación sería trágicamente infrautilizada en este día horrible”. Usted no puede salvar a todos, pero puede intentarlo… Y cuando (nosotros) no tuvimos la oportunidad de poner en práctica nuestras habilidades, es algo difícil..."  dijo a NBC News, James Wolf de 44 años de edad, técnico de emergencias médicas, evidentemente frustrado[23] 
James Tracys profesor asociado de estudios de medios de comunicación en la Universidad de Florida Atlantic, se pregunta: “A la luz de esto, ¿quiénes eran los médicos cualificados que declararon muertos a los 20 niños y 7 adultos? ¿Quién decidió que no podían ser revividos?
Carver y su equipo es al parecer el único personal médico que asistió a las víctimas, pero esto fue en la autopsia realizada horas después. Dicha manipulación descuidada de la escena del crimen deja al estado de Connecticut abierto a una amplia posibilidad de cuantiosas demandas civiles por parte de las familias de los muertos
[24]
El informe impresentable del forense
Hay más aspectos importantes de la historia que se contradicen con las declaraciones del médico forense, el Dr. H. Wayne Carver. Este afirmó  en declaraciones a Associated Press que: "todas las víctimas de la masacre de la escuela primaria de Connecticut fueron asesinadas a quemarropa por múltiples disparos de un fusil semiautomático"[25] .
Paul Craig Roberts mencionó en una entrevista a la cadena de Tv rusa RT[26] la contradicción en las declaraciones del Dr. H. Wayne Carver de que los niños fueron asesinados con un fusil; otros informes anteriores, incluyendo los de Fox News y CNN mencionados antes, dicen que el acusado fue encontrado muerto dentro de la escuela con dos pistolas y que el rifle fue encontrado fuera en el coche.
 Además el Dr. Paul Craig Roberts añade que “el médico forense en la conferencia de prensa se comporta extrañamente. Es incoherente, sin saber lo que tiene que decir, no tiene respuestas a las preguntas que debería tener, y se remite a la policía”[27].
El profesor James Tracys es de la misma opinión sobre esta autoridad médica: “Las observaciones inusuales y su comportamiento a la luz de su notoriedad profesional parecen muy poco profesionales y fuera de lugar... sugieren que él estaba bajo coacción o que es un impostor”. Pero puedes hacerte tu propia opinión. Aquí tienes el vídeo de su declaración completa[28], seguido de una trascripción parcial traducida del artículo de Tracys con sus comentarios.[29]
VIDEO Conferencia de prensa completa del responsable Médico sobre la masacre de la escuela de Sandy Hook. (en inglés)
Declaraciones del médico forense H. Wayne Carver II en una conferencia de prensa de 15 de diciembre acompañado por el teniente de policía H. Paul Vance y más personal de policía del Estado de Connecticut.
Los periodistas están oportunamente situados en un nivel inferior, según la vieja táctica que ya ridiculizara Charles Chaplin durante la escena de su entrevista con Mussolini en su genial película “El gran dictador”. Como los reporteros no se ven porque están fuera de cámara, son citados por números en la siguiente trascripción:
Reportero # 1: ¿Así que el rifle era el arma principal?
H. Wayne Carver: Si.
Reportero # 1: [Inaudible]
Carver: Uh (pausa). Pregunta de qué calibre eran esas balas. Yo probablemente se más acerca de las armas de fuego que la mayoría de los patólogos, pero si lo digo en el tribunal me gritarán y no me dejarían responder [sic] así que [nervioso risas]. Voy a dejar que la policía os responda a eso.
Reportero # 2: Doctor, ¿puede informarnos acerca de la naturaleza de las heridas? ¿Fueron a muy corta distancia? ¿Fueron los niños alcanzados por los disparos desde el otro lado de la habitación?
Carver: Uhm, yo sólo hice siete de las autopsias. Entre las víctimas había varios de tres a once heridas cada uno y sólo vi dos de ellos con un disparo de cerca. Uh, pero eso es, uh, ya sabes, una muestra. Uh, yo realmente no tengo información detallada sobre el resto de las lesiones.
[Dado que Carver está a cargo de la autopsia para el juez de instrucción superior de Connecticut todo esto es sorprendente.-JT]
Reportero # 3: Pero usted dijo que se utilizó un rifle largo
Carver: Si.
Reportero # 3: Pero el rifle largo fue descubierto en el coche.
Teniente Vance Policía del Estado interviene: Eso no es correcto, señor.
Reportero no identificado # 4: ¿Cuántas balas o fragmentos de bala ha encontrado en la autopsia. ¿Nos puede decir eso?
Carver: Oh. No tengo la suerte de poder decirle cuántas he encontrado. No sé. Había un montón de ellas, ¿de acuerdo? Este tipo de arma no es... las balas están diseñadas de tal manera que la energía... esto es muy clínico... No debería estar diciendo esto. Pero la energía se deposita en el tejido, así que la bala permanece en [el tejido].
[De hecho, el Bushmaster 223 que la policía de Connecticut finalmente reivindica que se usó en el tiroteo está diseñado para uso a larga distancia y utiliza balas de alta velocidad, promedio de 3.000 pies por segundo, la energía que incluso a una distancia considerable penetraría varios cuerpos antes de que finalmente llegase a descansar en el tejido. -JT]
Reportero # 5: ¿Qué tan cerca estaban las heridas?
Carver: Uh, todas ellas  (pausa). Así lo creo, si [sic].
Reportero # 6: ¿De qué forma estaban los cuerpos, cuando las familias fueron llevadas a comprobarlos [inaudible].
Carver: Eh, no pusimos a las familias en contacto con los cadáveres. Tomamos fotos de ellos, uhm, de sus rasgos faciales.
Uh... hay, uh, un momento y un lugar para el acercamiento en el proceso de duelo, pero para conseguir esto pensamos que seria mejor hacerlo de esta forma, uh... así puedes... uh se puede controlar una situación apoyándose en el fotógrafo, y tengo muy buenos fotógrafos. Uh, uh, pero
Reportero # 7: ¿Sabe usted la diferencia de la hora de la muerte entre la madre en la casa y los cuerpos recuperados [en la escuela]?
Carver: Uh, no, no lo sé. Lo siento [mueve la cabeza con entusiasmo] no lo se! [Risa avergonzada]
Reportero # 8: ¿El pistolero se suicidó con el rifle?
Carver: No. Yo, yo no lo sé todavía. Lo… lo  examinaré mañana por la mañana. Pero,… pero yo no lo creo.
[¿Por qué ha dejado Carver posiblemente la muestra más importante para el final?
¿Y por qué no cree que Lanza se suicidó con el fusil?.-JT]
Reportero # 9: En cuanto a los niños, se encontraron todos en un aula o...?
Carver: Uhm ... [inaudible] [Se gira hacia el Teniente Vance] Paul y compañía se ocuparán de eso.
Carver: Paul y compañía se ocuparán. El Teniente Vance va a ocuparse de eso.
Reportero # 10: ¿Existe alguna evidencia de una lucha? ¿moratones?
Carver: No.
Reportero # 11: sobre la naturaleza de los disparos, ¿hay algún indicio de que había una gran cantidad realizados con precisión [inaudible] o al azar?
Carver: [Exhala mirando hacia arriba, como si estuviese frustrado] Las dos cosas. Es una pregunta muy difícil de responder... Uno pensaría que después de miles de personas disparadas que he visto... es... Si intentase responderlo en el tribunal habría una objeción y ganarían [risas nerviosas ].
[¿Quién ganaría? ¿Por qué a un experto cuya rutina de trabajo como empleado público es proporcionar una opinión imparcial médica le preocupa ganar y perder en el tribunal? Además, Carver no está en el tribunal, sino en una conferencia de prensa.-JT]
Reportero # 12: Doctor, ¿puede hablar sobre las lesiones fatales a los adultos?
Carver: Ah, eran similares a las de los niños.
Reportero # 13: Doctor, donde fueron impactados los cuerpos de los niños a los que había realizado la autopsia?
Carver: Uhm [pausa]. Por todos lados. Por todos lados.
Reportero # 14: ¿Estaban [los estudiantes] sentados en sus pupitres o huyendo cuando esto sucedió?
Carver: Voy a dejar que los chicos que...  -los chicos de la escena hablen- aborden esa cuestión. Yo, uh, obviamente yo estaba en la escena. Obviamente estoy muy experimentado en eso. Pero hay personas que son, uh, el número uno de los profesionales en eso. Voy a dejar que ellos... dejarles... [voz se apaga].
Reportero [# 15]: ¿Cuántos niños y cuántas niñas [murieron]?
Carver: [lentamente moviendo la cabeza] No lo sé.
Como puedes ver en el vídeo es evidente que el forense Dr. H. Wayne Carver que además es la máxima autoridad a la que se le encomendó la investigación, se comporta como un auténtico patán, diciendo cosas que no vienen a cuento y haciendo chistes improcedentes.
Desde los primeros planos aparece nervioso, aprensivo e inseguro, tartamudea, se repite, comete múltiples meteduras de pata, se bloquea al dar respuestas a las preguntas de los periodistas. Confiesa que no ha examinado todos los cadáveres  ¡¡ni siquiera el del asesino!!, ni tampoco sabe con que se mató el asesino,
no sabe el calibre de las balas que mataron a los niños,
está desorientado en la cronología de los sucesos,
¡¡no sabe ni siquiera cuantos niños murieron!! 
Y está claro que quiere acabar cuanto antes, pasándole varias veces la pelota a las autoridades policiales que lo respaldan. Además en sus patéticas declaraciones hay múltiples discrepancias con los hechos reportados por los medios. Todo esto contrasta con su seguridad al declarar que el chico no tomaba fármacos cuando cometió la masacre, tema que discutiremos mas adelante.
Contrasta también con las declaraciones que hizo el mismo día el teniente de la policía del estado de Connecticut, Paul Vance, que dijo a la prensa sin sonrojarse: "nuestros investigadores en la escena del crimen... produjeron  algunas pruebas muy buenas en esta investigación, nuestros investigadores serán capaces de utilizarlas, es de esperar, para dibujar la imagen completa de cómo  — y lo más importante por qué ocurrió esto".  Puedes verlo en el minuto 6:12 de sus declaraciones a la CBS[30] .
The CBS Evening News, broadcast (on network TV) Sat. 12-15-2012.
http://www.cbsnews.com/video/watch/?id=50137189n

A la luz de las declaraciones impresentables que has podido ver del  Dr. H. Wayne Carver, jefe de los investigadores médicos, esta declaración es una burla siniestra de las víctimas y de sus familiares.
Hay más preguntas sin respuesta e incongruencias:
¿Dónde están los cuerpos? No se mostraron, ni siquiera a los padres. Paul Vance, portavoz de la Policía del Estado de Connecticut, señaló que "los cuerpos de las víctimas fueron retirados de la escuela durante la noche", y que los detectives "fueron capaces de identificar positivamente a todas las víctimas y de notificar formalmente a todas las familias de las víctimas"[31].
“Al parecer, ningún padre quería ver el cuerpo de su hijo muerto, pero ¿cómo sabe que es su hijo si usted no ve el cuerpo? Es un extraño final proporcionado a los padres por detectives impersonales.” comentó el Dr. Paul Craig Roberts[32].
Un poco raro ¿no?

No son las únicas cuestiones dudosas, hay otras.
¿Hubo un segundo tirador?
Hay informes de que probablemente no lo hizo solo y que había otras personas implicadas. En el informe detallado de la policía hay testimonios de un maestro que vio otras dos personas corriendo[33] . El desarrollo de la noticia muestra que en las primeras horas se informó de la presencia de otras personas huyendo. Y no es un informe aislado, hay al menos 4 distintos de diferentes cadenas de los medios USA. Aquí están los enlaces: FoxNews[34] ; una cadena local afiliada a CBS [35] ; ABC News[36]; la cadena local CT afiliada a CT CBS[37] .
El Dr. Paul Craig Roberts cita también “la grabación de la llamada de la policía del estado por radio donde hablan del arresto y la detención de dos hombres en una camioneta, y varios informes diciendo que la policía había detenido a un hombre en los bosques cercanos ¿El hombre había dicho: "Yo no lo he hecho", ¿cómo un hombre en el bosque podría saber lo que había pasado? No hay ninguna TV en el bosque y sin embargo el hombre niega haber cometido el asesinato. Muy extraño”[38] .
El profesor asociado de estudios de medios de comunicación en la Florida Atlantic University, James Tracys[39] y editor del diario Union for Democratic Communication’s "Democratic Communiqué" ha publicado un buen artículo en Global Research sobre los otros implicados, documentándolo con enlaces a numerosos vídeos de las cadenas oficiales Fox News,  Associated Press,  CBS News, y ABC News.
También ha señalado algunos antecedentes muy parecidos que fueron censurados:

En el bombardeo del edificio federal de 1995 hay elementos de que Timothy McVeigh tuvo cómplices que fueron borrados del informe oficial. Igual de que hubo un segundo pistolero acompañando a Jared Lee Loughner (que asesinó a 6 personas e hirió a 13 incluida la congresista Gabrielle Giffords en Tucson 2011). También fue rápidamente eliminado por medios de comunicación que cubrieron el incidente. Una descripción similar tuvo lugar en la masacre del cine Aurora Colorado durante el estreno de la película de Batman 'The Dark Knight Rises' en julio pasado donde testigos atestiguaron que James Holmes tenía dos colaboradores o controladores dentro del local
[40].
En este ultimo caso, según informes de testigos múltiples y al menos de una cámara, recogidos por los principales medios de noticias en Colorado, James Holmes conocido como el asesino del cine de Batman, tampoco actuaba solo. Hay también datos de que hubo un segundo tirador[41] .
El profesor James Tracys no es el único en haber señalado las evidencias de que había más de un implicado en la matanza, al menos otros dos autores han hecho observaciones similares: Rob Dew [42] e Idahopicker[43] .
Pero los medios de comunicación en todos los casos eliminaron rápidamente cualquier mención de estos tiradores secundarios, haciéndose de paso cómplices. Se quedaron con la historia clásica del "tirador solitario", consagrada en los casos de Kennedy y de Martin Luther King por ser falsificaciones que encubren la responsabilidad del gobierno en ellos.
2 ¿Asesinos víctimas de experimentos?
Otro asunto contradictorio es sobre la ocupación de su madre. Inicialmente se dijo que era maestra de la escuela pero allí nadie la conocía. Otras versiones dijeron que no tenía empleo pero que había trabajado como corredora bursátil en la firma John Hancock de Boston. Pero también se ha dicho que Nancy trabajaba para los servicios de inteligencia de la CIA en programas de control mental para DARPA, aunque sus fuentes son como mínimo dudosas[44] .
Según varias versiones James Holmes, el sospechoso de la matanza de Batman en el cine Aurora de Colorado, estuvo involucrado con el Gobierno en un experimento de control psíquico[45] . Otras versiones del mismo suceso dicen que fue drogado con escopolamina[46] lamentablemente sin aportar referencias[47] . La propia versión de la policía señalaba que se le encontró después del tiroteo sentado tranquilamente en su automóvil, estacionado en el aparcamiento del cine en un estado de amnesia y que él mismo les alertó de una sofisticada trampa explosiva múltiple que efectivamente encontraron en su apartamento[48] . En este caso todos coinciden en que se trataba de un estudiante brillante de neurociencias sin el más mínimo antecedente de alteración mental[49] , sin embargo desde el suceso e incluso en el juicio, aparecía como ido y ausente[50] .
El investigador y escritor de ciencias de la salud Mike Adams observa que “A menudo hay elementos de control mental implicados en muchos de estos tiroteos... James Holmes, por ejemplo, era un estudiante graduado trabajando en tecnologías de control de la mente financiadas por el Gobierno de Estados Unidos. También hubo elementos químicos de control de la mente vinculados a Jared Lee Loughner”[51].
La presencia de segundos tiradores cómplices o controladores indicarían, evidentemente, que las masacres fueron coordinadas y planificadas de antemano.
<Foto: Paul Vance
El portavoz de la policía del estado de Connecticut, Paul Vance, respondió a las dudas que se están planteando sobre la versión oficial intentando controlar la historia y amenazando a cualquiera que publique información contraria a la información oficial. Advirtió que las personas que difundieran "desinformación" en sitios Web de medios de comunicación social serían "investigados y juzgados".
Vídeo de las amenazas policiales[52]
Al final se negó a contestar la mayoría de preguntas con la clásica excusa de que “la investigación está en curso"[53] ¿De qué maldita investigación habla? Ya se ha declarado que Lanza es el asesino y se ha confirmado el número de muertos (aunque el forense ni siquiera se ha enterado). Vance dijo que se investiga dónde se fabricaron los componentes de las armas ¿Para que están investigando eso y qué demonios importa?
Facebook se sumó a la censura. Por ejemplo eliminó una imagen que puedes ver a continuación.
Imagen censurada en Facebook[54]
Se sancionó y se suspendió temporalmente la cuenta de quien la había colgado[55] . El usuario dijo que Facebook también le amenazó con que si reincidía su cuenta sería definitivamente eliminada.[56]
Hay muchas otras cuestiones sin resolver, a pesar de que la versión oficial pretenda haberlo hecho. Subsisten dudas en cuanto a cómo de desarrollaron los hechos entre la versión que han presentado las autoridades y la de los medios de comunicación más importantes. El profesor James Tracys señala algunas de esas numerosas contradicciones: ¿Cómo es que numerosos periodistas al principio informaron de que Adam Lanza utilizó las dos pistolas en lugar del rifle?, ¿Cuándo llegó el pistolero asesino?, ¿Cómo pudo el pistolero disparar tantos tiros en tan poco tiempo?, ¿Dónde están las evidencias de fotos y vídeos?, ¿Fue llevada a cabo una evacuación masiva de la escuela?, etc. añadiendo que “estos no es más que la punta del iceberg[57] .
No pretendo confirmar ni desechar estas cuestiones, lo que requeriría una investigación que no tengo tiempo de hacer. Simplemente quiero dejar claro que las cosas no están claras y te propongo que te plantees la pregunta clave.
¿Quién gana con estas masacres?
1-  Beneficia a los vendedores de armas
Esto puede parecer paradójico pero es un hecho comprobado no solo en este caso sino siempre.
Tras la matanza las ventas de armas se dispararon. No es algo excepcional, por el contrario siempre ha sido la norma. En otras masacres anteriores[58]   también aumentó la venta de armas, porque la gente prevé que se endurezca el control de su venta y que sea más difícil conseguirlas luego.
En Colorado la venta de armas aumentó un 40% en la semana siguiente al tiroteo registrado en julio en un cine de la ciudad de Denver[59] . En Arizona aumentó la venta de armas un 60% tras el tiroteo en Tucson en 2011[60] .
Irónicamente los rifles AR-15, que es el arma que utilizaron Lanza y James Holmes, el autor de la masacre en el cine en Colorado[61] , fueron los mas solicitados incluso en una tienda de armas cerca de la escuela de primaria escenario de la masacre de Newtown.  En otras de Connecticut y Carolina del Norte, su demanda aumentó un 25%, y la gente hacía cola para comprarlas[62] .
La tasa de ventas alcanzó un nivel récord. Sólo durante el día de las rebajas navideñas denominado 'Viernes Negro' 154.000 estadounidenses compraron armas[63] .
No sólo aumentaron las ventas de armas, la compañía Amendment II, que producía ya  mochilas antibalas y chalecos antibalas para niños, informó que sus ventas aumentaron en un 500 por ciento, aunque varios meses antes de la masacre de Newtown ya iban en aumento[64] .
 
Foto: mochilas antibalas para niños
Los futuros uniformes escolares podrían incluir chalecos y mochilas antibalas obligatorios, haciendo las delicias de los vendedores.
Además en los días siguientes a la masacre se multiplicaron las amenazas y tiroteos. Una serie de incidentes sangrientos y detenciones preventivas se llevaron a cabo a través de Estados Unidos en los tres días siguientes a la masacre de la escuela de Newtown. Al menos en dos de los incidentes hubo masacres masivas en curso o previstas[65] .
Por ejemplo: Tres días después de la tragedia de Newtown, la policía de Cedar Lake, Indiana, detuvo a Von. I. Mayer, que había amenazado con “matar a todos los que pudiera” de una escuela primaria local. Encontraron 47 armas de fuego y las municiones correspondientes escondidas en su casa[66] . En el estado de Utah (EE.UU), los profesores detuvieron a un alumno de 11 años que llevó a la West Kearns Elementary School una pistola descargada de calibre 22 con la que amenazó a sus compañeros porque, según dijo, sus padres le alentaron a llevar el arma a la escuela después de la masacre de Connecticut[67] . La policía de Los Ángeles, California, arrestó a un hombre que lanzó amenazas por Internet contra escuelas de primaria del área y le fueron confiscadas armas en su casa[68] . Una iglesia de Newtown fue evacuada el domingo siguiente después de que la policía respondiera a una amenaza contra quienes estaban dentro. La policía de Oklahoma arrestó el viernes a un estudiante de secundaria de dieciocho años de edad que supuestamente estaba planificando una masacre contra su liceo. En Newport Beach, California, un hombre fue arrestado después de disparar 50 veces en el estacionamiento de un centro comercial. En San Antonio, Texas, dos hombres fueron heridos en un tiroteo en un cine el domingo por la noche[69] . En Florida la policía detuvo a un adolescente que amenazó en Facebook con llevar armas a la escuela y matar a todos sus compañeros[70] .
Los norteamericanos no escarmientan: durante la siguiente semana tras la matanza de Darwin al menos 112 personas murieron tiroteadas[71] .
Como solución a las balaceras escolares los productores de armas han pedido que se autorice portarlas en los centros de enseñanza[72] .
Larry Pratt, Director de la asociación Gun Owners of America (propietarios de armas en Estados Unidos), cree que los maestros, si hubiesen estado armados, podrían haber evitado el drama[73] . El ex secretario de Educación Bill Bennett afirmó también que las escuelas de su país deben considerar armar a ciertos empleados[74] . No son opiniones  excepcionales, son propuestas de los legisladores de Oklahoma, Missouri, Minnesota, Dakota del Sur, Oregón y Virginia que piden una ley para que profesores y personal administrativo puedan llevar armas de fuego en las escuelas[75] . En el estado de Ohio una asociación de armas de fuego ha lanzado el programa que denomina 'Maestro armado'. El cursillo de tres días, es un programa piloto para enseñar a los maestros a utilizar armas, en cuyo precio se incluye las municiones y el hospedaje[76] .
El vicepresidente de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), Wayne Lapierre, ha pedido que se pongan "inmediatamente” guardias armados en todas las escuelas de Estados Unidos[77] . La propuesta no es un chiste y algunos responsables de alto nivel del estado de Iowa la calificaron de viable según el diario estadounidense 'USA Today'. El director del Departamento de Educación de Iowa, Jason Glass, precisó que estos guardias deben ser entrenados por agentes de policía[78] .
Por su parte el alguacil del condado de Maricopa en el estado de Arizona, Joe Arpaio, quiere desplegar voluntarios armados para vigilar las inmediaciones de las escuelas, igual que propuso anteriormente organizar patrullas para cazar inmigrantes indocumentados[79] .
Los guardias y maestros podrán así emular a los valientes soldados israelíes en Palestina que acaban de matar hace unos días a un niño que sacó una pistola de juguete.
No es de extrañar que la venta de armas y sus productos asociados secundarios hayan aumentado a la vista de su eficacia en las masacres. Estos test in vivo constituyen una excelente propaganda para sus fabricantes.
Es a pequeña escala lo mismo que las guerras modernas.
Los grandes fabricantes aumentan sus ventas utilizando ejemplos de las últimas guerras para demostrar la eficacia de sus productos en sus ferias multinacionales de armamento. Solo que aquí venden misiles con cabezas radiactivas de mas de 1000 Kgs y aviones de combate en ferias  donde se negocian contratos de más de 20.000 millones de dólares[80] .
<<--Foto: feria de armamento (Abu Dhabi)
2- El complejo médico industrial
¿Pensarás que no, que en realidad beneficia a los que piden una reforma del sistema sanitario?
El hecho es que el mismo día de la masacre ya había manifestantes pidiéndolo frente a la Casa Blanca. Y Michael Moore, autor del  documental “Bowling for Columbine”, pidió “establecer un cuidado de la salud mental gratuito y hacer una política pública para poner fin a la violencia”[81] .
Eso suena muy bien, ¿no es verdad?
Pero tiene serias objeciones y un doble filo evidente.
Reclamar más asistencia psiquiátrica, por muy gratuita que sea, no es la solución porque precisamente hay bastantes evidencias de que ésta y la mayoría de las masacres escolares anteriores fueron perpetradas por personas que estaban ya “asistidas”. Es decir que estaban diagnosticadas y tomando drogas recetadas por los psiquiatras norteamericanos.
Adam Lanza ha sido etiquetado en los medios como afectado de una enfermedad mental y un trastorno de la personalidad[82] . Viviendo en una casa de más de un millón y medio de dólares no es probable que necesitase asistencia mental gratuita. Es decir que posiblemente estaba siendo tratado con psicofármacos que alteran la mente recetados por los mejores psiquiatras.

No quiero decir que la asistencia sanitaria no deba ser gratuita, toda debe serlo, pero hay que cuestionar además qué se considera asistencia.
En este caso, aunque los detalles de los medicamentos que probablemente tomaba han sido ocultados al público por motivos evidentes, hay algunos datos interesantes.
Su hermano Rayan Lanza, 24 años, que al principio fue lamentablemente confundido con Adam[83] , informó a las autoridades de que su hermano tenía un historial de problemas de salud mental[84] .  Aseguró que era "un tanto autista"...[85] Por otra parte sus padres en alguna ocasión habían dicho a su círculo de amigos que su hijo padecía el síndrome de Asperger, una variante del autismo[86] .
Es oportuno destacar que el autismo en USA se ha convertido en una epidemia llegando a afectar a más de uno de cada cien niños estadounidenses, como ya hemos señalado en el Boletín 45[87]
Porcentaje de aumento del autismo en USA[88]
El autismo está claramente relacionado con las vacunaciones, con los metales pesados y en especial el mercurio que contienen[89] . Curiosamente Estados Unidos tiene el récord mundial de vacunaciones infantiles. Son temas que también hemos tratado extensamente en el Boletín 47 [90] y en la revista Medicina Holística desde hace 10 años, especialmente en la Revista nº82  Las evidencias de este crimen han sido deliberadamente ocultadas por los organismos sanitarios mas prestigiosos, a la cabeza de los cuales se encuentran los Centros de control de Enfermedades, CDC como hemos denunciado en el Boletín 141.[91]
Una reciente investigación científica del MIT (Massachusetts Institute of Technology)[92] ,  confirma la relación con los metales pesados presentes en las vacunas, en este caso del aluminio de las vacunas con el desarrollo del autismo, riesgo de muerte prematura y otros problemasBoletín 188[93] . Pero el autismo también esta relacionado con la toma de psicofármacos, especialmente de antidepresivos, como ya hemos señalado en el Boletín 137[94] .
El tío de Adam, Jonathan Lanza, destacó que el joven estaba tomando fármacos para la esquizofrenia[95] , como Jared Lee Loughner, autor del tiroteo de Tucson el año pasado. Esta declaración de un familiar cercano indica claramente que tomaba psicofármacos. El diagnóstico sin embargo no puede tomarse al pie de la letra ya que los numerosos testimonios de familiares, vecinos y amigos no indican que estuviese esquizofrénico.
Algunos de sus vecinos lo describieron como una persona rara, que sufría del trastorno obsesivo compulsivo[96] . Otro diagnóstico psiquiátrico casero que tampoco puede tomarse al pie de la letra, pero que también sugiere que estaba en tratamiento con psicofármacos.
Sin embargo, los medios se han apresurado a publicar que no tomaba medicación pero los argumentos sin embargo no resultan muy convincentes. Así el canal de televisión Fox News emitió las declaraciones del hijo de un pastor de una iglesia local, Joshua Flashman, según las cuales Adam “pudo haberse enterado” de que su madre había comenzado a tramitar los documentos para enviarlo a terapia forzosa y “podría haber pensado” que su madre sólo quería deshacerse de él[97] .
Si esto es cierto, en realidad es un argumento más a favor de que tomaba psicofármacos  porque no es creíble que un chico con problemas psiquiátricos crónicos y encima a punto de ser internado, estuviera sin tomar medicación (o la hubiera tomado) dentro del contexto actual de la masiva prescripción de drogas a adolescentes y niños norteamericanos.
Por su parte, el director de la Oficina del Forense de Connecticut, Wayne Carver, descartó que Adam estuviera bajo medicación en el momento en que perpetró la masacre[98] .
Pero las declaraciones de este energúmeno impresentable son más que cuestionables, como ya pudiste ver en la primera parte y en su conferencia de prensa donde queda claro que no es fiable.
La insistencia en contrarrestar los efectos que tendrían estas acusaciones sobre el complejo médico industrial, la psiquiatría y las farmacéuticas es comprensible.
A pesar de estas declaraciones tranquilizantes, no es aventurado suponer que Adam tomaba psicofármacos, no sólo porque lo dijo su familia, sino también porque tenía colgadas varias etiquetas psiquiátricas. Estos “diagnósticos” implican siempre medicación con psicofármacos, como sucede con millones de niños y jóvenes norteamericanos de forma creciente.
Victoria Moore afirma que “las carnicerías más recientes tienen un tema común; el uso de drogas psiquiátricas por parte del asesino” y añade que en Estados Unidos “más de 500.000 niños en edad escolar están tomando drogas para la depresión[99] . Esto sin hablar de los que toman drogas para otras alteraciones mentales igualmente tóxicas, adictivas y generadoras de comportamientos violentos.
El investigador especializado en temas de salud Mike Adams concluye que: “Prácticamente cada masacre escolar en la última década (incluyendo la de Columbine) fue llevada a cabo por niños que tomaban medicamentos antidepresivos o alguna otra medicación psicotrópica”[100] .
En los tiroteos de las escuelas, incluyendo la masacre de Colombine, en Colorado y la de Illinois, Stephen Kazmierczak, “los tiradores que han perpetrado una matanza en Estados Unidos también tienen una historia de tratamiento con psicofármacos (antidepresivos ISRS - normalmente). Estos asesinatos tienen tres cosas en común: 1) Los tiradores son hombres jóvenes. 2) Los tiradores exhiben una desconexión con la realidad. 3) Los tiradores tienen un historial de uso de medicamentos psiquiátricos”[101] .

Los asesinos adolescentes de Columbine en 1999, Eric Harris y Dylan Klebold que mataron a 12 compañeros y un maestro y luego se suicidaron, eran medicados con Luvox[102] (luvoxamina) que es un medicamento antidepresivo, inhibidor de la recaptación de serotonina. Cuando se supo, las ventas de su fabricante Solvay Pharmaceuticals, cayeron, Solvay fue acusada ante los tribunales pero los juicios se solucionaron con “acuerdos”[103] . Solvay retiró el medicamento del mercado en Estados Unidos en 2002 pero en 2007 lo reintrodujo a través de otra empresa, California Jazz Pharmaceuticals, y en 2008 consiguió que la FDA, lo aprobase con una nueva formulación retard (de liberación controlada) Luvox CR[104] .
El libro de Patricia Kelly O'Meara “Psyched Out: Cómo la Psiquiatría vende enfermos mentales y  píldoras que empujan a matar”, ya en 2006 daba una lista de casos de violencia y asesinatos cometidos por niños bajo los efectos de la medicación que les habían recetados sus psiquiatras. La siguiente lista de tiroteos en las escuelas sólo da algunos ejemplos de estos niños con un historial conocido de consumo de drogas psiquiátricas de los muchos que cita el libro[105] :
• Kip land "Kip" Kinkle, 15 años, 21 de mayo de 1998, Thurston Middle School, Springfield, Oregon. Mató a su madre, a su padre y a dos estudiantes; hirió a otras 25 personas. Bajo asesoramiento psiquiátrico y drogas: Prozac.
• Shawn Cooper, de 15 años, 16 de abril de 1999, Notus Junior-Senior High School, Notus, Idaho. Disparó dos tiros. No hubo heridos o muertos. Las drogas psiquiátricas utilizadas: "antidepresivos".
• Eric Harris y Dylan Klebold, de 18 y 17 años, respectivamente, 20 de abril de 1999, Columbine High School, Littleton, Colorado. Doce estudiantes y un maestro murieron, 24 resultaron heridos. Deciden suicidarse. Uso de drogas psiquiátricas: tomaban Zoloft y Luvox.
• Thomas "TJ" Solomon, de 15 años, 20 de mayo de 1999, del Patrimonio High School, Conyers, Georgia. Seis heridos. Asesoramiento psiquiátrico, drogas psiquiátricas: Ritalín.
• Elizabeth Bush, de 14 años, 7 de marzo de 2001, Bishop Neumann High School, Williamsport, Pa. Hiere a un estudiante. Usaba drogas psiquiátricas: "antidepresivos".
• Jason Hoffman, de 18 años de edad, 22 de marzo de 2001, Granite Hills High School, El Cajon, California. Asesinó a uno, e hirió a otro. Uso de drogas psiquiátricas: Celexa y Effexor.
• Cory Baadsgaard, 16 años, 15 de abril de 2001, Wahluke High School, Mattawa, Washington. Tomó a 23 estudiantes y un profesor como rehenes con un rifle. No hubo heridos ni muertos. Uso de drogas psiquiátricas: Paxil y Effexor.
• Jeff Weise, de 16 años, 21 de marzo de 2005, Red Lake High School, Reserva India Red, Minnesota. Mató a nueve e hirió a otros siete, luego se suicidó. Uso de drogas psiquiátricas: Prozac.
• Michael Carneal, de 14 años, 1 de diciembre de 1997, Heath High School, West Paducah, Kentucky mató a tres estudiantes, resultaron heridas otras cinco personas. Tenía asesoramiento psiquiátrico.
• Mitchell Johnson, de 13 años, y Golden Andrew, de 11 años, 25 de marzo de 1998, Westside Middle School, Jonesboro, Arkansas. Un maestro, cuatro estudiantes muertos, 11 heridos. Johnson recibió tratamiento psiquiátrico antes de los disparos.
Esto no sólo sucede en EEUU. En una escuela de Winnenden cerca de Stuttgart, Alemania, un antiguo alumno de 17 años de edad "caminó tranquilamente por tres aulas y abrió fuego, sin decir una palabra". Mató a 16 personas, después fue a una escuela clínica psiquiátrica donde mató a un empleado. El informe muestra un importante indicio de que estaba bajo los efectos secundarios de la medicación psiquiátrica que altera el cerebro[106] .
Pero Estados Unidos se lleva indiscutiblemente la palma de masacres y de consumo de drogas psiquiátricas: uno de cada cinco adultos toma drogas psiquiátricas[107] .
¿Una casualidad? Muchos no lo creen así.
Vídeo subtitulado en español donde el psiquiatra Peter Breggin, Micheal Moore y otros hablan de la estrecha relación entre las drogas psiquiátricas (Prozac) y la violencia en las escuelas de Estados Unidos[108] .
Y ahora para terminar este apartado, una primicia.
¡¡ La trascripción de una entrevista con el psiquiatra de Adam Lanza!!
Presentador: Queridos tontividentes tenemos aquí por fin al Dr. Pastillín que drogaba a Adam Lanza.. perdón, atendía a Adam Lanza.
Presentador: Doctor, me alegra que finalmente le tengamos aquí en nuestro programa, nos ha costado mucho encontrarle...
Entendemos que se largó a las Bermudas el 15 de diciembre.
¡Vaya eso es justo al día siguiente de que su paciente Adam Lanza perpetrara la balacera!.
Dr. Pastillín: .- Bueno sería una casualidad...
Presentador: Ya... Tenemos unas preguntitas para usted preparadas
La primera es ¿Qué medicamentos le prescribió?
Dr. Pastillín: Amiplín recientemente
Presentador: No me refiero a recientemente, sino desde el principio.
Dr. Pastillín: Heuuu no recuerdo ahora… son tantos… depende de la investigación científica, de las promociones…
Presentador: Claro, de las promociones de los laboratorios y los artículos en las revistas científicas que financian…
Dr. Pastillín: Si,… heu... bueno quería decir no, no exactamente.
Presentador: Para refrescarle la memoria y facilitar las cosas hemos recopilado una lista de posibles medicamentos que usted receta para los trastornos de la personalidad como los que padecía Adam Lanza.
Curiosamente todos son adictivos y pueden inducir un comportamiento violento, incluyendo suicidio y homicidio.
Pero eso también debe ser otra casualidad.
Conteste Doctor.
-¿Qué crees que sucedió después?
-El presentador de noticias y el director del programa fueron puestos de patitas en la calle al día siguiente.
-Desde luego.

Además, la cadena de noticias emitió un comunicado disculpándose por la interrupción. De hecho el programa supuestamente en directo nunca se emitió completamente. Ningún programa directo lo es realmente, siempre hay un espacio para prevenir posibles meteduras de pata.

Ante toda la diarrea de buenas intenciones sobre entender lo que pasaba en la mente de Adam.
¿No crees que esto es lo primero que habría que haber hecho, si los medios de información fueran lo que pretenden ser?

Como no lo son, tendrá que ser la gente quién lo haga. El periodista de investigación Jon Rappoport plantea que el público está en un estado de hipnosis masiva con la Tele “Nunca se detiene a pensar, - "Hey, por qué no poner al médico de Lanza en la pantalla y hacerle hablar de su paciente?”.  El pueblo de Newtown puede averiguar quién fue el médico de Lanza. Pueden marchar hasta su oficina o su casa, llamar a la puerta y pedirle hablar. ¿Por qué no hacerlo?”[109]

El final de este trabajo, que esta página rechaza como muy largo, puede encontrarlo, junto con las notas de referencia, en

CienciayEspiritu | 3 enero, 2013
Publicado en http://cazadebunkers.wordpress.com/2013/01/03/algunas-cosas-que-no-te-han-contado-sobre-la-ultima-masacre-infantil-de-sandy-hook/
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