Buscar en este blog

Mostrando entradas con la etiqueta resistencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta resistencia. Mostrar todas las entradas

Cuba es humanidad

miércoles, 26 de agosto de 2015
Por  Pablo González Casanova*

Entre los muchos problemas que enfrentamos a nivel mundial se encuentra el fin del cruel bloqueo de Cuba por Estados Unidos –un bloqueo que duró más de cincuenta años-. La reanudación de relaciones diplomáticas, familiares, turísticas, comerciales, culturales y financieras entre ambos países nos provoca una mezcla de júbilo por el cese de la agresiva medida y una natural preocupación sobre la mejor forma de seguir construyendo y luchando por la libertad, el socialismo y la emancipación.

Los avances de Cuba durante estos cincuenta años son por todo el mundo reconocidos. En medio del cerco y los incesantes asedios del imperio, la pequeña Isla del Caribe logró uno de los primeros lugares en la lucha contra la desigualdad y por la seguridad social; alcanzó los más altos índices de alfabetización y escolaridad, realizó la más profunda reforma agraria y dio uno de los más fuertes apoyos económicos y técnicos a los agricultores y trabajadores del campo; consiguió una reducción óptima del desempleo; redujo la criminalidad de delitos del orden común y dio un grado de seguridad interna a sus habitantes, poco común en otros países; alcanzó altos niveles en la educación universitaria así como en la preparación de técnicos, ingenieros, médicos y otros profesionales; impulsó las artes y las ciencias y realizó numerosos descubrimientos científicos reconocidos a nivel internacional, sobre todo en el terreno biológico y en la medicina. Música, ballet, teatro, cine y otras bellas artes, así como innumerables deportes, merecieron un fuerte impulso del Estado.

Pero si todos esos logros son innegables y realmente impresionantes, desde el punto de vista de la emancipación humana, para muchos no son de creer.
Hoy, en Cuba vive un pueblo cuya conciencia se ha convertido en voluntad, su voluntad en inteligencia y su inteligencia en organización. Y si semejante afirmación parece exagerada piénsese por qué Cuba, no sólo ha logrado resistir durante más de medio siglo el bloqueo y las numerosas agresiones de que ha sido objeto, sino en este año de 2015 en que todos los países del mundo son capitalistas, y en que ya todos los que fueron o se dijeron socialistas han restaurado abierta y hasta agresivamente el capitalismo, Cuba es el único que sobrevive en medio de esa tragedia humana. Y es que la Revolución Cubana, lejos de ser la última marxista-leninista (ya debemos acostumbrarnos) es la primera de un nuevo tipo de revoluciones que inició el “26 de Julio”. En ella, no fue sólo un decir que José Martí es el autor intelectual de la Revolución Cubana; es el impulsor histórico de la actual moral de lucha y cooperación, y de coherencia  impresionante entre lo que se dice y se hace.

La moral fuerza es, además, una fuente motriz que a partir del pensar de los actores, en lucha por su propio país, los lleva a seguir aquel otro precepto de inmenso valor: el de “Patria es Humanidad”.  Al postularlo enriquece el enlace del internacionalismo proletario y la inmensa cultura en que destacan Marx, Lenin, el Che y, a la cabeza ayer y hoy, el propio Fidel.

De la junta de humanismos surge una manifestación Latinoamericana del socialismo, que entre sus variadas fuentes cuenta con el liberalismo radical y otros humanismos que incluyen  al Padre Varela y al humanismo cristiano que más tarde, y por su parte, se expresa en la teología de la liberación. Esa es la realidad, si nos dejamos de mitos y de dogmas; esa es la esperanza, si ahora repensamos lo que pasó y por lo que se luchó y consideramos lo que puede pasar, y por lo que se debe luchar.

Los hechos son ciertos y las propuestas vienen de un futuro que ya llegó. El futuro que entrevemos nos permite explorar el qué hacer y el cómo hacerlo. Primero nos lleva a fijarnos en el momento que vivimos y a reparar en la política que sigue el complejo empresarial-militar-político y mediático de Estados Unidos de Norteamérica. De inmediato advertimos que en este mismo momento Estados Unidos está pasando más y más a la ofensiva en su proyecto globalizador neoliberal. Sus triunfos son innegables en la Unión Europea, donde ya es el jefe militar de la OTAN y en que con la lógica de “la eficiencia” hace que los Jefes de Estado impulsen por sentido común las empresas de la paz y la guerra, e impongan más y más la política neoliberal de la “acumulación por desposesión” o saqueo, que Estados Unidos encabeza.

Día a día más obsecuentes y sujetos a Estados Unidos. Los países dominantes en la Unión Europea no sólo se pliegan a su creciente fuerza financiera, militar, política y mediática, sino que destruyen su propio proyecto de una Europa Unida con sus presiones sobre Italia y España y su cruel maltrato de Grecia.

Desconocimiento y descalificación de la democracia en Grecia, acaban de convalidar su inexorable imperio financiero sobre los países endeudados a quienes habían ya impuesto una  política fiscal, financiera y monetaria que los llevaba al abismo de la deuda pública y a romper el compromiso de mantener un equilibrio presupuestal. Su creciente asedio a los partidos que proponen una política socialdemócrata está desprestigiando a éstos de tal manera que al “fin de las ideologías” se añade cada vez más el fin de los partidos que luchan por resolver los problemas sociales y nacionales y no cumplen en nada. Que esa responsabilidad es atribuible a la propia Europa y a sus clases dominantes, desde la tristemente famosa Thatcher mal llamada dama de hierro, no cabe duda, pero que seguir esa política primero impulsada por Estados Unidos con Pinochet en Chile, nos presenta un panorama en que el predominio de Estados Unidos es cada vez mayor, y en que ante el desprestigio de los partidos con membrete de izquierda  tiende a suceder --entre los desheredados, los pequeños propietarios y el “Lumpen”--el predominio de nuevos líderes y clientelas neofascistas, como ya ocurre en Francia y se manifiesta cada vez más en Estados Unidos.

En medio de una crisis a la vez financiera, económica, ideológica y política –en que no deja de tener un peso inmenso la restauración del capitalismo en Rusia y China, los demás países gran “campo socialista” y los gobiernos de la Trilateral y de Bandung-, los proyectos globalizadores adquieren un carácter particularmente violento con la resistencia que muestra Rusia a ser tratada como si fuera una república bananera y hace alarde para ello de su inmenso poderío nuclear.

Lejos de detenerse, la política de la globalización continúa y juega con el individualismo y con la lucha de clases para su cosecha. El “individualismo”, el clientelismo, el particularismo, el sectarismo constituyen un arma de muchos filos capaz de destruir las luchas de liberación y las de la clase obrera y los pueblos despojados y  oprimidos  o, las más amplias de los pueblos por sus soberanía y las de los trabajadores que se limitan a la defensa de sus derechos, o las de las de las comunidades por sus territorios y su autonomía,  o las más antiguas por la Patria Chica, la Patria Grande y la Humanidad,  a las que dividen y enfrentan para vencerlas.

Parecida fuerza a la del individualismo tiene otra arma que en términos genéricos es la corrupción. En ella destacan la colusión, la cooptación, el soborno, el cohecho, el mercado negro y sus mercaderes de mayoreo, y hasta llega a quienes usan la economía informal para resolver  problemas  apremiantes que los llevan a ceder y comprar artículos de primera necesidad y que no por ello dejan de desmoralizar a una parte de la población que tiene parecidas carencias y menos o ningún recurso. La profusa y seductora publicidad que al mismo tiempo hace la sociedad de consumo –sin aclarar que del mismo sólo goza una mínima parte de la población- llega a despertar sueños ilusos sobre todo entre los jóvenes que no vieron ni vivieron la inmensa miseria en que estaba Cuba antes de la Revolución, y la que vive la inmensa mayoría de la humanidad. La publicidad -con el individualismo y la corrupción-, es la mejor arma del Complejo empresarial militar.

Allí no queda todo. La globalización neoliberal está extendiendo y acentuando el uso de otra de sus armas principales: la privatización.

La privatización es −como el individualismo y la corrupción− un arma de muchos filos  que se utiliza en formas abiertas y encubiertas, legales e ilegales, y en este momento hegemónicas entre los dirigentes de los complejos y corporaciones dominantes,  y en los asociados a ellos y sus subalternos, o que  dependen de ellos y dominan  en todos los continentes del mundo.

Los promotores y protectores de la privatización, en este mismo momento, están proyectando −con los gobiernos de cincuenta países− aumentar todavía más el poder y la propiedad de los señores y dueños que tienen como móvil la maximización de utilidades y riquezas. Según la prensa, los gobiernos de cincuenta países se están reuniendo en secreto para elaborar un plan de privatización de todas las actividades económicas a su alcance. Quieren llevar al máximo y a la organización global un proyecto de por sí ya muy avanzado: que las corporaciones tengan a su cargo toda la producción, la distribución, el intercambio, los servicios y el consumo que en el mundo existe.

Imaginar cómo sería un mundo así sería pensar en un inmenso quiebre histórico en que sobre la contradicción entre las fuerzas y las relaciones de producción se montaría la contradicción entre las fuerzas de represión y las relaciones de represión, fenómeno que de por sí ya se está dando con la construcción de soldados que son robots y que tienen capacidad de distinguir (eso piensan sus productores) a quienes deben eliminar y a quienes deben respetar e incluso defender.

Pero no es necesario imaginar semejantes peligros para reconocer aquéllos a que ya nos enfrentamos y de que hay amplias y repetidas pruebas. No me refiero sólo al cambio climático y sus consecuencias para la vida en la Tierra, ni sólo me refiero a la gran cantidad de bombas nucleares y sistemas de lanzamiento que numerosos países tienen con muchos de sus gobernantes y ayudantes que rezuman una creciente cultura del odio, del sectarismo racial, religioso, machista, sádico, xenófobo, por lo demás bien armado y bien provisto de municiones y sustancias letales cuyos productores y proveedores gozan de buena salud y bella vida.

Todo ocurre en medio de supuestas religiones que ni sus rituales cumplen ni sus sagrarios dejan a salvo. Se da con un terrorismo natural y comercial que al amparo de las corporaciones y gobiernos rinde beneficios billonarios de que las huestes no gozan, empeñadas como están en destruirse unas a otras y en destruir sobre todo pueblos, presas, calles, casas, ciudades y zonas arqueológicas de sus propios antepasados.

Esos horrores acostumbrados, y muchos más, que hasta los científicos y especialistas de las comisiones intergubernamentales convalidan,  son mirados e incluso  negados, de la manera más irresponsable que quepa imaginar, por los ideólogos y apologistas del sistema y por sus víctimas subalternas en quienes también domina una especie de patología cognitiva,  que hasta los lleva a perseguir, con todos los descalificativos, y por todos los medios a su alcance a quienes no ven como inevitable el ecocidio antropogénico que amenaza la vida en la Tierra.

Crisis ecológica y crisis social plantean la inminente  necesidad de otra organización del trabajo y de la vida en el mundo, en que no predomine la lógica y la cultura de la maximización de utilidades y riquezas sino la que en busca de la libertad humana se desarrolló desde los inicios del capitalismo mercantil y usurario, y en la cultura, desde el  Renacimiento y la Ilustración hasta el nuevo pensamiento revolucionario, que con Cuba y los Zapatistas, encabeza hoy en Roma el Papa Francisco, y que es cultivada cada vez más por esa juventud que empezó a andar en 1968 y a la que hereda la que hoy no sólo va a prever el futuro sino va a vivir el futuro.

Es en estas condiciones como se advierte que Cuba no debe limitarse a una cultura de la resistencia, sino desempeñar como Estado Nación, un doble papel mundial que ningún otro país puede realizar, y es, en primer lugar, el de ser la  sede de encuentros entre las fuerzas que luchan en su tierra por un mundo mejor y que no por haber recurrido a las formas violentas porque les niegan el derecho de luchar en formas pacíficas, dejan de estar dispuestas a negociar y a defender en formas pacíficas el interés general de comunidades, ciudadanos, pueblos y trabajadores. La experiencia cubana en ese terreno –así como en la resistencia y construcción del socialismo y sobre todo la verdadera democracia y soberanía de esa nación- hace de ella la Isla de la Tierra más adecuada para dar hospitalidad a semejantes tareas.

A la enorme capacidad que tiene Cuba para contribuir a resolver ese proyecto se añade otro no menos sino igual o más importante. En Cuba puede darse la última tabla de salvación para la vida humana y emprender la creación de un organismo autónomo mundial en que los expertos más destacados y responsables de las variadas posiciones críticas y científicas que existen en el mundo diseñen los modelos de una transición pacífica a un modelo de organización de la vida y el trabajo que asegure la vida en la tierra y aleje los actuales peligros de destrucción de la biósfera y del ecocidio.

Que semejantes proyectos suenen a pura ilusión, ingenuidad y utopía es un juicio digno de reconsiderar ahora que se acaba un cruel bloqueo que duró más de medio siglo y más de veinte años de la restauración mundial de países que se decían socialistas y cuyos dirigentes han llevado a cabo la acumulación primitiva más cuantiosa de toda la historia.

Que la revolución cubana es del todo diferente es algo que no se necesita probar porque ya se probó. Sus nuevas relaciones con Estados Unidos se dan sin que la doblaran ni la quebraran.

Es hora de la utopía, del proyecto que no parece realista y que es el único que puede salvar --con la libertad-- la vida en nuestro planeta. Toda la historia de la emancipación y de la humanidad ha empezado con utopías. Esta no será la excepción.

Las utopías abrieron metas sin saber cómo seguir. Por eso y para pensar qué hacer y cómo hacer es necesario por lo pronto luchar por la paz y prepararse para la guerra defensiva, por si acaso. Y hacerlo sin esas divisiones de intereses que hicieron perder a Espartaco.


* Ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Tomado de Alainet
Imagen agregada: Foto de Ismael Francisco/Cubadebate

Oportunidad y desafíos: dos trabajos de Fernando García Bielsa

domingo, 25 de enero de 2015
 

I
Cuba: la oportunidad y el reto de las relaciones con EE.UU.
Por Fernando M. García Bielsa*

Estas breves consideraciones acerca de algunos de los significados de los positivos anuncios del presidente Obama acerca de las relaciones con Cuba las hacemos a la luz del momento político que viven los EE.UU., nuestra región y el mundo. Ni remotamente intentan desdecir respecto a su gran importancia histórica y su probable impacto en las relaciones interamericanas.

 Partimos, como es un consenso bastante generalizado, de que son una victoria de Cuba, de la capacidad de resistencia de nuestro pueblo, y producto de los cambios que han ocurrido en el mundo, sobre todo en América Latina, donde, como reconoce en su declaración el propio presidente estadounidense, es EE.UU. el que se ha ido quedando aislado.

 Y sin duda ha sido también una victoria de los principios, de la dignidad y de su capacidad de resistencia el que nuestros Cinco héroes hayan logrado la libertad, aunque después de 16 años de injusta prisión. Ambas decisiones del presidente estadounidense fueron reconocidas y saludadas por nuestro gobierno y nuestro pueblo.

 Por supuesto, esos han sido anuncios nada inocentes; muy bien pensados desde la óptica de los intereses de EE.UU., desde una posición pragmática si se quiere. Se supera una clara anomalía de 53 años debida a la obstinación agresiva de los sucesivos gobiernos en Washington, cuando dos países vecinos se disponen ahora a restablecer sus relaciones diplomáticas y en muchos otros campos. Ello es claramente conveniente para ambos países. Y ciertamente para Cuba en lo bilateral, en lo doméstico, y tendrá también repercusiones favorables en nuestros tratos con entidades de otros países.

 Ahora bien, que nadie se llame a engaño, son anuncios bien pensados desde una óptica imperial y la nueva etapa es un reto para nuestro país y nuestras instituciones. Y ha sido pensada con el concurso de entidades estadounidenses y órganos de prensa donde predomina el pensamiento neoconservador, además de la buena voluntad de gobiernos aliados también de derecha. De modo que hay bastante para meditar y para posicionarnos.

 Es un reto que aceptamos, como ha indicado Fidel en múltiples ocasiones: “Veremos si por esas vías pueden destruir la Revolución cubana, que es en definitiva el objetivo que se proponen”, dijo el 26 de julio del año 2000, en Santa Clara. Y agregó que “sin ánimos de perturbar los dulces sueños de los que esto último piensan, cumplo el cortés deber de advertirles que la Revolución cubana no podrá ser destruida ni por la fuerza ni por la seducción”.

 Recordemos, con Fidel, que “la historia está igualmente de nuestro lado, porque el orden económico y político injusto y globalizado impuesto al mundo es insostenible”

 Siguiendo a Martí, nuestro Comandante en Jefe dijo que levantaremos “una gigantesca trinchera de sentimientos e ideas”.

 Y en ese empeño debemos estar ahora más que nunca, y ¡muy alertas! Del imperio no debemos confiar ni un tantico, como nos señaló el Che.

 Este anuncio ocurre en un contexto donde no solo están los positivos cambios en América Latina y en la opinión pública de EE.UU. respecto a Cuba, sino también cuando “el imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN están tratando de crear todas las condiciones para transformar las relaciones internacionales en un nuevo teatro de confrontaciones con vistas a mantener el ya cuestionado sistema internacional unipolar y la hegemonía neoliberal”, en palabras del analista argentino-canadiense Alberto Rabilotta.

 ¿Qué debemos pensar de las palabras de Obama cuando señala que está dando pasos para colocar “los intereses de los pueblos de ambos países en el centro de nuestra política”?
 Entre otras cosas deberíamos esperar, y ver si finalmente han llegado a entender, que nuestro pueblo nada tiene que ver con los grupúsculos oportunistas que han estado financiando.

 Suena bien Obama cuando dice que no intentaría crear al caos, y el Departamento de Estado cuando agrega que “no sirve a los intereses de los Estados Unidos, o del pueblo cubano, empujar a Cuba al colapso”. Dicen “haber aprendido de una dura experiencia que es mejor alentar y apoyar la reforma que imponer políticas que lleven a un país a devenir un estado fallido”.

 Es realmente una declaración bastante distante de la política de bloqueo –que sigue intacto y debe cesar– y de aquel documento yanqui de abril de 1960, de buscar la claudicación de nuestro pueblo “a través del hambre y la desesperación”.

 Pero cuánto hay de retórica y cuánto de real compromiso se verá realmente cuando se suspendan los programas de financiamiento dirigidos a erosionar nuestras instituciones y se respete nuestra soberanía.

 Es válido que Obama trate, como anunció, que “los empresarios estadounidenses no queden en desventaja y que se incremente el comercio”, permitir operar a las instituciones financieras de su país, que “se le haga más fácil a los exportadores estadounidenses vender sus bienes a Cuba”, facilitar el flujo de información y que esté “autorizando el incremento de las conexiones de telecomunicaciones”.

 Y aún más, como resultado de estos pasos podremos tener mayores vínculos familiares e intercambios entre los dos pueblos en el plano cultural, científico y deportivo sin los obstáculos que han existido por las políticas de EE.UU.

 El Presidente Obama también expresó que intenta promover valores a través del “compromiso” (“engagement”), lo que tomado en el buen sentido querría decir del dialogo, el compromiso, la interrelación. Y ese es un camino de doble vía, donde nuestros valores también cuentan.

 En el discurso citado Fidel Castro señalaba: “Con ideas verdaderamente justas y una sólida cultura general y política, nuestro pueblo puede igualmente defender su identidad y protegerse de las seudoculturas que emanan de las sociedades de consumo deshumanizadas, egoístas e irresponsables. En esa lid también podemos vencer y venceremos”.

  II

Una vez más sobre los retos y la agenda de todos

“Pensar es abrir surcos, levantar cimientos y dar el santo y seña de los corazones”
(José Martí, discurso en Hardman Hall, NY, 10 oct. 1890)

 Aunque no todos los cubanos tengamos una mirada abarcadora de sus muchas aristas, sí conocemos por experiencia lo criminal del Bloqueo y hemos palpado sus muy dañinas consecuencias. Es una experiencia que no debemos olvidar.

 Por tanto lo que actualmente procede es avizorar por donde vienen ahora los gringos y no desconocer que muchos en nuestro país puedan ahora mistificar los beneficios o las bondades de la nueva relación de cierta “convivencia civilizada” con Estados Unidos.

 No pretendemos describir un fenómeno tan complejo y de proporciones tan vastas, de tantas implicaciones, ni tenemos una visión pesimista del momento. Las influencias externas suelen operar al mismo tiempo como peligros y como estímulo. Cierta gravitación e influjo del vecino norteño siempre resulta inevitable pero es tarea de la Revolución contrarrestar sus vertientes dañinas.

 Y es obvio que una de las tareas básicas es identificar nuestros puntos flacos y jerarquizar el debate y la información fresca y oportuna sobre todos los temas, a un pueblo culto y de aguda sensibilidad como el nuestro.

 Todavía debemos luchar contra el formalismo y los “teques” que tanto enajenan y tanto rechazo generan. Pero asimismo es necesario superar cierto desarme ideológico que se ha extendido en muchos sectores en los últimos años.

 Debemos combinar la realización de las tareas concretas, en primer lugar ordenar y potenciar el desempeño de la economía, el ahorro, el aumento de la productividad. Pero, asimismo, ahora más que nunca y ante los nuevos retos, nadie con responsabilidades en el estado y en el Partido a todos los niveles puede limitarse a una gestión empírica, mecánica, de cortas miras.

 Debemos tener claro el rumbo, la visión estratégica, la proyección de nuestro proyecto socialista, e interpretar los peligros que le acechan desde afuera y desde dentro.

 Esas y muchas más carencias debemos superar ahora que se abre una etapa de “convivencia”, pero de necesario pulseo a lo cortico con las influencias y las “ayudas” que ya ha anunciado el presidente de EE.UU. como parte de sus intenciones para que dejemos de ser lo que somos. Para que dejemos de ser “necios” como Silvio, que queremos seguir fieles a la esencia de lo vivido, de nuestra cultura e identidad.

 Este posicionamiento para los nuevos tiempos no es, ni debe ser, solo en defensa de la soberanía ante el imperialismo sino en defensa, en el frente interno, del rumbo socialista, y ello requiere establecer un mayor control sobre el burocratismo, control que ahora es deficiente y solo se ejerce desde arriba. 
El país para salvarse requiere recuperar niveles de participación popular que se han deteriorado, en primer lugar en participación sustantiva o control de los procesos de toma de decisiones.

 No se puede prescindir de la voluntad, de la iniciativa y de la acción coordinada de nuestros ciudadanos, lo que ha sido un patrimonio de la Revolución cubana. Ya lo había dicho Martí: “Lo que no sea guerra de todos… o no es verdad, o es una guerra de rincón, fácil de desacreditar y acorralar”.

 No puede ser solo en rincones donde se comprenda la complejidad del momento. No podemos limitarnos a hacer declaraciones de “que estamos inmunes”, que “no admitiremos injerencias”. Y es verdad que nuestras tradiciones, la unidad forjada por la Revolución, la lealtad a los que cayeron en nuestras luchas y la cultura de nuestro pueblo son la base para prepararnos para lo que viene. Pero, eso sí: estando alertas, informados, “gatos” como dice el argot popular.

 No subestimar la capacidad del enemigo de producir confusión, falsas ilusiones. Como señalaba Eduardo Galeano cada conciencia ganada por la indiferencia y el derrotismo egoísta es una victoria del enemigo.

 ¿Sabemos identificar y defendernos ante las mañas del capital trasnacional después de estos cincuenta años de paternalismo estatal? ¿Están duchos nuestros sindicatos para proteger los derechos de los trabajadores frente a una patronal ajena? ¿Tenemos aceitados los mecanismos para protegernos contra la cooptación de nuestros funcionarios? ¿Actúa una burocracia empoderada –toda ella y siempre– a tono con las necesidades del país y con las orientaciones trazadas por el partido y el Cro. Raúl Castro? ¿Estamos seguros de que no existen agazapados algunos reductos que desean alguna forma de “anexión” a los EE.UU.?

 Contamos con una legítima diversidad de puntos de vistas, pero ¿está suficientemente consolidada la hegemonía de las ideas socialistas en el debate social?

 Ya que no pudo rendirnos por hambre y desesperación, debemos prever que el enemigo –pues sigue siéndolo aunque busquemos la convivencia y el “juego limpio”–, buscará aplicar la regla básica del “divide y vencerás”, que intentará inculcar o acrecentar la influencia de sus “seudovalores”, invadir el sentido común y transformarlo con las ideas que quiere utilizar para someternos.

 Vendrán a alimentar un glorificación del mercado y el consumismo, estimular reivindicaciones puramente corporativas o sectoriales, a debilitar –como ya han anunciado– las instancias globalizadoras de la política, descalificadas como ‘ideológicas’, etc. Tratará, en fin, de servirnos la mesa e, incluso, dictar la agenda y los términos del debate.

 No es que piense yo que vayan a lograrlo. Una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero. Ya en mi anterior comentario recordé las palabras de Fidel dirigidas a aquellos que se regodean y “sueñan”, donde les advertía “que la Revolución cubana no podrá ser destruida ni por la fuerza ni por la seducción”.

 ¡Puede que no tengamos que ponernos otra vez la ropa miliciana, pero sí o sí tenemos que cambiar todo lo que se tenga que cambiar para seguir siendo lo que somos!
*Diplomático y docente cubano. Ha ocupado cargos en la Sección de Intereses de Cuba en Washington. En su campo de estudio y enseñanza se incluyen la filosofía, la historia y las ciencias sociales.

Cuba: la dignidad gana batallas

lunes, 29 de diciembre de 2014
Por Marcos Roitman Rosenmann*

 

Son muchos los que durante décadas han vaticinado el fin de la revolución cubana. No han faltado argumentos. En tiempos de la guerra fría se tildó al régimen de ser un títere de la Unión Soviética. Tras la caída del muro de Berlín, y la desarticulación del bloque del este, Cuba se consideró un anacronismo histórico. No tenía cabida en la nueva era de la globalización. Sin apoyos exteriores, la revolución llegaría, sin pena ni gloria, a un callejón sin salida. Moriría y con ello su ideario. Su existencia sería un mal recuerdo en medio de un caos económico, social y político. Cuba entraría a la comunidad internacional con la cabeza gacha y reconociendo su fracaso. Los agoreros intuían un proceso similar al seguido por Rumania, Polonia, Hungría, Bulgaria o la desarticulada URSS. El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos pone en evidencia lo estrecho de un planteamiento como el descrito, mantenido durante medio siglo articulando la política exterior de Estados Unidos.

 Sin embargo, nada de ello ocurrió, a pesar de no tener Cuba el viento a favor. El producto interno bruto descendió 70% a principios de los años 90. El periodo especial fue un balde de agua fría. El racionamiento, la dificultad de obtener combustible, los precios internacionales del azúcar y el tabaco, amén de un comercio internacional que exigía el pago en efectivo, dejaba poco lugar a la esperanza. El diagnóstico era pesimista. El enfermo se moriría irremediablemente. 

Desde Estados Unidos, el lobby anticubano, se frotaba las manos. Nuevas leyes se unieron al embargo y el bloqueo existente desde 1964. Primero, en 1992, durante el gobierno de Bush padre, se aprueba la ley Torricelli, que intentó dar el golpe de gracia a la economía cubana, prohibiendo el comercio de subsidiarias estadunidenses afincadas en terceros países, y prohibiendo tocar puertos estadounidenses a barcos que previamente, con fines comerciales, lo hubiesen hecho en puertos cubanos. Y en segundo lugar, durante el mandato del demócrata Bill Clinton, en 1996, dando vía libre a la ley Helms-Burton, conocida como "ley para la libertad y solidaridad cubana". Dicha ley, como la anterior, aún vigente, contempla la negativa de créditos y ayuda financiera a países y organizaciones que favorezcan o promuevan la cooperación con Cuba. Sus efectos se hacen sentir en sectores como la sanidad, dado las patentes en manos de las farmacéuticas estadunidenses; el alimentario, el financiero o el tecnológico. 
Son múltiples los medicamentos pediátricos y cardiovasculares que no están a disposición de los centros médicos, condenando a la muerte a niños con enfermedades que requieren dichos fármacos para su tratamiento.

 Ningún otro proyecto político en América Latina, democrático, antimperialista, nacionalista y socialista, ha sido atacado con tanta virulencia por Estados Unidos y sus aliados regionales. En este sentido, Cuba tiene el mérito de haber sobrevivido a una invasión, al sabotaje interno, el bloqueo económico y comercial, amén del aislamiento político regional. En el resto de países, los proyectos democráticos fueron aniquilados. Desde Arbenz en Guatemala en 1954, pasando por Joao Goulart en Brasil en 1964, la invasión a República Dominicana en 1965, el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, 1973, la invasión a la isla de Granada en 1983 y Panamá en 1989, el imperialismo estadunidense, con el apoyo de las burguesías locales, impuso en su lugar dictaduras militares.

 Sin embargo Cuba, se levanta victoriosa frente a sus enemigos. Combativa, ha sabido responder a los ataques exteriores. Las razones son múltiples y no es el caso analizarlas en esta ocasión. Sólo destacar el grado de legitimación del proceso revolucionario. Desde los primeros años, son muchos los cambios introducidos a medida que se profundiza la revolución. Nadie que hubiese visitado Cuba en los años 80 o 90 puede sustraerse a las trasformaciones del país en este siglo XXI. Desde las políticas sociales, las culturales, pasando por las nuevas leyes en la esfera económica, las actividades privadas o el turismo. El dinamismo forma parte de un proyecto cuya pervivencia se fundamenta en el alto grado de compromiso político en la defensa de la soberanía nacional y el socialismo.

 Es un logro para la revolución cubana que, tras medio siglo de enfrentamiento, Estados Unidos reconozca, primero, el fracaso del bloqueo y, de manera implícita, la dignidad de un pueblo que ha sabido permanecer firme a sus principios y convicciones.

 En estos momentos el diálogo y la negociación entre Cuba y estados Unidos se realiza en un contexto diferente al que imperase en el siglo XX. América Latina y el Caribe han logrado articular un conjunto de instituciones como Unasur, Celac, Mercosur y la Alba, que suponen un reequilibro de fuerzas ante el viejo sistema hegemonizado por Estados Unidos, OEA y Tiar. La dignidad gana batallas. Cuba es el ejemplo.

 Tomado de La Jornada


*Académico, sociólogo, analista político y ensayista chileno-español nacido en Santiago de Chile, en 1955. Desde 1974, exiliado durante la dictadura del general Augusto Pinochet, reside en España (Wikipedia)

Honduras 2015: más pobreza, más terror y reelección

domingo, 7 de diciembre de 2014

Por Ricardo Salgado

"A los pueblos hermanos, simplemente que no quiten sus ojos de este pequeño lugar en el orbe, aquí seguimos en combate, y venceremos"


 Estamos cerrando el año con noticias que acaparan titulares: se construyó el árbol de navidad humano más grande y se registró en el libro Guinness de récords; la violencia crece en la misma medida que la militarización de la sociedad, y Juan Orlando Hernández anuncia con bombos y platillos la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
 
Como en todas partes del mundo, los titulares los llenan las cosas más escandalosas; aquí asesinaron a una miss Honduras y la noticia estuvo en todos los titulares del mundo que conocemos (y que nos conoce), el resto de los asesinatos sigue cayendo en la máquina de las cifras, esa que condena al olvido y al anonimato a miles de seres humanos en esta tierra olvidada, pequeña pero vital para los planes geoestratégicos del imperio y para el futuro de la Patria Grande.
 
La sola firma de acuerdos con el FMI, después de 5 años del Golpe de Estado y la suspensión de tales acuerdos, implica directamente el despido de miles de hondureños y hondureñas, que pasaran a engrosar las ya escandalosas cifras del desempleo, el aumento de las tarifas de los servicios públicos, y la eliminación de la inversión social. Si hasta la fecha, la propaganda de la oligarquía aplaudía a este gobierno por sus “avances en seguridad”, habrá que ver que hacen los mercadólogos para presentar con buena cara este agujero negro que atrae hacia sus entrañas toda la riqueza, ahora incluso las migajas, mientras los que quedan fuera no son capaces de distinguir entre lo que es alimentación y lo que es comida.
 
Lamentablemente, lo que pasa dentro de Honduras está muy oculto, y tampoco da para llenar los titulares. Como en todas las conspiraciones, la única prueba aceptable es el cadáver, y aunque aquí tenemos de esos por miles, falta que sean más conocidos o que puedan “asustar” a la opinión publica. Pero no somos solo un país de víctimas, hay coraje, predisposición revolucionaria y Juan Orlando Hernández no es el único actor con palabra en esta tragedia.
 
Existe una lucha permanente, creciente, que quizá merece más atención de sus dirigentes, mejores planteamientos de lucha y más visión política para entender la marcha inexorable de un pueblo que sufre los embates descarados sabiendo que el tiempo cuenta, y que las horas hacia las victorias son menos.

Juan Orlando Hernández ha luchado por dar la imagen de dictador (y nosotros muchas veces hemos caído en ese juego), y con cientos de militares a su espalda se pasa el tiempo lanzando imágenes amenazantes de que él todo lo puede y que el miedo nos pertenece a las mayorías mientras la clase que él representa puede hacer lo que quiera contra el pueblo en medio de la mayor impunidad que se conoce.
 
Esta imagen de consumo interno se produce mientras nadie se da cuenta en el exterior de lo que aquí sucede. Él se vende como lo hizo Uribe en la década pasada, masacrando al pueblo colombiano, incluso agredía otros países de la región pero, imperio gratia, daba a la opinión pública internacional la idea de que su democracia estaba comprometida con la integración.
 
Hoy el mundo debe saber que el régimen trabaja laboriosamente en convertir la persecución política en un asunto de delincuencia común. Los ladrones de todos los tiempos, los que siguen saqueando escandalosamente este país, son también jueces que pretenden sacrificar a aquellos que se plantaron por validar la voz del pueblo soberano. Son los mismos, que han manchado de sangre el país, sin juzgar un solo caso hasta la fecha. En Honduras no hay exiliados, ni perseguidos políticos; hay corruptos, ladrones, narcotraficantes, un candidato perfecto para que le castigue cual Sodoma y Gomorra, y los jueces, que no condenan a nadie, que tienen los vínculos con el narcotráfico, que condenan inocentes, que protegen ladrones y corruptos, que son cómplices por omisión de crímenes horrendos, son los grandes señores que se rasgan las vestiduras, y que persiguen a los luchadores.
 
Es tan singular la situación, que hasta los pastores piden la pena de muerte y dicen que Dios ha otorgado esta singular prerrogativa a los Estados, por aquello del no matarás. Claman por que se le otorgue al matador la licencia de matar.
 
Hernández, hombre de poca imaginación, pero muy tenaz y con el pleno respaldo de al menos un sector poderoso de la oligarquía golpista, ha preparado a lo largo de 2014, la idea de que el buscará la reelección. No ha hecho pública una declaración al respecto pero es discusión en todas partes, nadie ignora la intención. Con ello envía un mensaje más de fuerza, además, para quienes han olvidado que aquí se dio un Golpe de Estado Militar (igual que Peña Nieto pide que olviden Ayotzinapa, cualquier parecido No es coincidencia), aquí este señor puede hacer lo que le plazca, no existe ninguna ley o institución que pueda cambiar las cosas, todo se maneja vía soborno o chantaje. Solo funciona el ejército, y ese también tiene precio, y sigue órdenes expresas del Comando Sur.
 
Esto se traduce simplemente en que nuestro único camino es luchar contra toda la adversidad, sin esperar de ellos absolutamente nada.
 
El tema de la reelección cobrará gran relevancia, y está claro que derrotar este circo abominable solo será posible si salimos del miedo, del estado de conmoción en que vivimos escondidos, y asumimos que la misión de todo el pueblo es tomar la iniciativa. La reelección lejos de ser un problema es un escenario más, y tenemos muchos argumentos para aceptar el reto de derrotar a este enemigo en su propio campo, aun con sus propias reglas. No es con las leyes que ellos nos den o no que tendremos esperanza, es con la determinación de luchar, aceptar los retos, y derrotar al enemigo en todas las líneas. Con nuestro pueblo organizado y movilizado no existe ningún fraude que nos pueda detener.
 
La reelección de Juan Orlando Hernández no es algo que no podemos vencer, es tiempo del valor, de levantarnos a luchar todos los días, y por fin terminar con la pesadilla.

A los pueblos hermanos, simplemente que no quiten sus ojos de este pequeño lugar en el orbe, aquí seguimos en combate, y venceremos.

Foto G. Trucchi
 
Tomado de Nicaragua y más

El despojo del Istmo Mexicano

sábado, 19 de julio de 2014
Por Carlos Beas Torres*

 
Para mi abuelo José Torres, ferrocarrilero,  que como buen mexicano atendió el llamado de Lázaro Cárdenas y llevo a la Alameda Central de la ciudad de México su aportación para consumar la Expropiación Petrolera. Pocos años después murió de tifo.
Presentación:

El Istmo Mexicano es un territorio ubicado en el sureste de México el cual ha sido habitado desde tiempos inmemoriales por diferentes pueblos indígenas. En diversas épocas esta estratégica y rica región ha sido escenario de disputas y graves conflictos entre los pueblos originarios y grupos de poder que han buscado apoderarse de sus tierras y de sus recursos naturales.

Durante el Porfiriato se impuso un megaproyecto de infraestructura y se despojó de cientos de miles de hectáreas a los pueblos de la región, mismas que fueron cedidas a empresas norteamericanas e inglesas. Pocos años después estas tierras fueron recuperadas al calor de la Revolución. A partir de los años sesentas del siglo pasado se instrumentó un nuevo megaproyecto, y en el Istmo y su entorno se crearon dos refinerías, y se construyeron grandes represas trayendo como consecuencia funesta que miles de indígenas fueran lanzados de sus tierras, relocalizados usando la jerga tecnócrata de los empleados del World Bank.

Bajo el  gobierno salinista, hacia 1994 arranca una nueva oleada invasora en el Istmo Mexicano. El cambio climático y sus perturbadores efectos potencian la búsqueda de generación de energía a través de fuentes alternas. Grandes empresas trasnacionales ven en ello un gran negocio e impulsan megaproyectos “amigables con el medio ambiente”. Nace así el Megaproyecto Eólico del Istmo y en sus tierras se entroniza el llamado Capitalismo Verde.

LA NUEVA INVASION.

En apenas nueve años el paisaje istmeño se modificó profundamente. Miles de hectáreas de los antiguos bienes comunales del pueblo binniza de Juchitán y de algunos ejidos de la región como La Venta, La Ventosa, la Mata e Ingenio Santo Domingo han sido ocupadas por más de 1.300 aerogeneradores construidos principalmente por empresas europeas como Vestas, Iberdrola y Acciona para proveer de energía barata a corporaciones como Femsa, Cemex, Bimbo, Wall Mart entre otras.

Se estima que hasta ahora unas 14,000 hectáreas de tierras indígenas  han sido despojadas a sus dueños mediante  aviesos contratos de arrendamiento, contratos ilegales que no soportarían el más mínimo escrutinio de la ley. Instrumentos que les brindan a las empresas trasnacionales el usufructo por 30 años y todo tipo de facilidades a costa de los más elementales derechos de los dueños de la tierra.

La violación de la ley ha sido la constante en este proceso. Cuando por disposición constitucional era potestad de la Nación el generar electricidad, las empresas eólicas extranjeras pudieron generar electricidad bajo el pretexto del autoabasto fundadas en una ley secundaria a todas luces  anticonstitucional. En el Istmo de Tehuantepec en salvo dos parques en el resto los permisos que  extendió la Comisión Reguladora de Energía tienen como fin el autoabasto, aunque los excedentes que no son pocos los  venden a la Comisión Federal de Electricidad, misma que los adquiere a precios elevados. Este negocio redondo de funcionarios y empresarios  nos ayudaría a entender en parte una de las causas del quebranto que sufre esta empresa gubernamental.

  Cuando el Convenio 169 de la OIT obliga al estado mexicano a consultar a las comunidades indígenas sobre proyectos que les impacten, en el Istmo de Tehuantepec se han construido hasta ahora 15 parques eólicos sin el más mínimo ejercicio de consulta. El Banco Mundial dice haber enviado a un consultor cuando se construía el Parque La Venta II, hecho que nadie recuerda, pero lo que si recuerdan los ejidatarios es que el Comisariado que se oponía a ceder las tierras fue encarcelado acusado falsamente de dos homicidios. En estos momentos como lo ha venido denunciando la Asamblea Popular del  Pueblo Juchiteco, la Secretaria de Energía instrumenta una simulación de consulta con el fin más de guardar las formas que de acatar una disposición legal y respetar un derecho de los pueblos originarios.

En el caso de las tierras comunales de Juchitán los notarios, magistrados y funcionarios han hecho todo tipo de maniobras para legalizar el despojo y para ello han formalizado y validado contratos de arrendamiento donde han hecho pasar tierras comunales como si fueran propiedad privada. Ante la inexistencia de órganos de representación y de la Asamblea, miles de hectáreas comunales han sido privatizadas de manera ilegal.

El gigantesco programa de generación de energía eléctrica que se ha venido imponiendo en el Istmo mexicano a través del aprovechamiento de sus fuertes vientos, ha tenido dos coartadas, una: las tierras de la región son improductivas  y la otra que “era necesario producir electricidad sin contaminar”. Ambas justificaciones son falsas.

Ya en su momento denunciamos que la construcción del Parque Eurus en el Ejido La Venta había destruido un campo de riego que producía al año más de 10,000 toneladas de alimentos. Por su parte los vecinos de La Ventosa y La Venta han denunciado la gran mortandad de aves y el molesto zumbido que provoca el constante movimiento de las aspas, mientras tanto algunos pescadores de Unión Hidalgo han reportado manchones de aceite en aguas de las lagunas huaves.

LAS RESISTENCIAS COMUNITARIAS

Algunas organizaciones y pueblos de la región, entre ellas la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI) venían alertando desde el año 1997 sobre el riesgo de una nueva invasión; en el año 2001 en un encuentro ocurrido en La Ventosa, Oaxaca, con la Comandancia del EZLN se vislumbro que  la imposición del llamado Plan Puebla-Panamá representaba una grave amenaza para los territorios y los derechos indígenas de los pueblos de Mesoamérica.

A partir del año 2003 decenas de operadores de bienes raíces al servicio de las grandes empresas  recorren día y noche las diferentes comunidades tratando de “apartar y contratar” tierras. La falta de información facilitó entre otras razones que decenas de campesinos indígenas suscribieran contratos leoninos, donde se les ocultaba información y se les hacían diversas promesas.

El Grupo Solidario La Venta fue la primera organización que levanto la voz en contra del despojo y encabezó la defensa de las tierras del ejido frente al proyecto La Venta II impulsado por  la Comisión Federal de Electricidad y la trasnacional española Iberdrola. Esta resistencia no logró frenar la construcción del mencionado parque, pero a pesar de la persecución y criminalización que sufrieron los opositores estos lograron que más de 500 hectáreas ejidales  no fueran contratadas.

Tiempo después el Centro de Derechos Humanos Tepeyac y algunos maestros juchitecos que integraban el Colectivo 14 de Junio,  acompañan acciones legales que buscan anular contratos leoninos que habían suscrito con engaños campesinos de Juchitán y Unión Hidalgo, logrando con esta intervención la nulidad de numerosos contratos y con ello rescatar tierras que ya habían sido arrendadas.

La construcción del parque eólico en la Barra de Santa Teresa en terrenos comunales de San Dionisio del Mar al poner el peligro la fuente de sustento de unas 5,000 familias de pescadores, provoco una intensa movilización de los pueblos ribereños, los cuales acompañados de diferentes organizaciones y colectivos nacionales e internacionales y desplegando una estrategia múltiple, logró después de un largo año de lucha la cancelación del megaproyecto que impulsaba el holding Mareña Renovable. Este ha sido sin lugar a dudas el triunfo más importante que ha tenido la resistencia istmeña que enfrenta este gigantesco megaproyecto.

Los campesinos y pescadores juchitecos que han enfrentado al parque Bii Hioxo no han corrido con la misma suerte; perseguidos y constantemente agredidos, los miembros de la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco no contaron con el apoyo unificado de los demás pueblos y organizaciones y este parque se encuentra ahora en un avanzado estado de conclusión.

El desarrollo del Megaproyecto Eólico del Istmo nos muestra que a pesar de las luchas y diferentes acciones, el movimiento social que defiende  las tierras y los derechos indígenas  ha fracasado en buena medida y para ello han contribuido varios factores entre los que se encuentran: el sectarismo de algunos colectivos; la traición de los partidos de izquierda, la pobreza de los campesinos y su falta de información y organización y por supuesto la campaña constante de hostigamiento, denostación y criminalización en contra de campesinos, pescadores y activistas por parte de los gobiernos municipales, estatal y federal.

HACER LEGAL EL DESPOJO

La contrarreforma energética tiene como objetivo central el abrir el sector de energía a la inversión privada, y con ello  sólo se formaliza el despojo que en el Istmo se ha enseñoreado en los últimos años. Las leyes de Hidrocarburos y de la Industria Eléctrica que ya se cocinan y que seguramente se modificaran los próximos días para permitir a las empresas trasnacionales el generar energía eléctrica y realizar trabajos de explotación petrolera auguran una nueva etapa de invasiones, despojos y de violencia para los pueblos originarios de México.

Con tal de privatizar los recursos comunes, seguramente la mayoría legislativa al servicio de las trasnacionales votara por considerar  la actividad de estas empresas como de interés social y orden público y con ello facilitar el saqueo de los pueblos originarios y la completa desnacionalización del sector energético.

El presente para nuestros pueblos es harto difícil y el futuro se presenta aciago. A lo largo y ancho del país nuestras comunidades enfrentan los proyectos de muerte que impulsan poderosas empresas mineras, eléctricas, de la construcción y otras incluyendo a PEMEX. Ante la tenaz resistencia, la defensa de los territorios comunitarios es abiertamente reprimida. Defensores de las comunidades como Mariano Abarca de Chiapas o Bernardo Vázquez de Oaxaca han sido brutalmente asesinados; muchos más como Marco Antonio Suástegui del estado de Guerrero y los poblanos Juan Carlos Flores o Enedina Rosas Vélez se encuentran encarcelados acusados de delitos que no cometieron.

El grupo gobernante prepara un gran atraco a la Nación; las mal llamadas reformas que impulsa son una abierta regresión, significan despojo, pérdida de derechos y de Soberanía Nacional. Como banda del crimen organizado desde la oscuridad han decidido que México es su plaza, su gran negocio y con tal de hacer realidad sus delirios de riqueza y poder son capaces de cualquier cosa. Salinas de Gortari, Beltrones y Gamboa Patrón son los capos de este grupo delictivo que, en venta de garaje, buscan vender al mejor postor el patrimonio nacional y amenazan la existencia misma de nuestros pueblos. Ante ello sólo nos resta seguir luchando, construir resistencias más colectivas e invocar la protección, el apoyo y el consuelo de la Virgen de Guadalupe. Qué más nos queda…

Rincón Viejo Petapa, Oaxaca
Primeros días de Julio del 2014

*Es co-fundador y actual director de UCIZONI  [Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo]. En sus 15 años de trabajo, UCIZONI ha defendido los derechos humanos, la tenencia de la tierra asegurada, fortalecido la agricultura y la silvicultura sostenible, la autonomía económica y social de las mujeres apoyadas y promovidas las diversas culturas indígenas del Istmo de Tehuantepec, una región en el sur del estado de México de Oaxaca.

Un día como hoy, ahora

lunes, 30 de junio de 2014
Por  |  30 / junio / 2014
 

Militarización en el Bajo Aguán, Honduras. Fotografía de Giorgio Trucchi.

Un día como hoy, ahora.
¿Qué hora es en Centroamérica? Preguntó el cañón
Y el eco respondió: Medianoche, todavía…
Sergio Ramírez en Centroamérica cuenta

Un día como hoy, hace cinco años, me levanté con el ruido de los aviones militares surcando los cielos, sin luz, sin agua, sin noticias. Era un 28 de junio de 2009 y las crónicas de lo imposible, estaban aún por escribirse. Me explico: en todo en mundo, aún en Honduras, nuestra generación pensaba que los Golpes de Estado habían pasado a la historia y que en este nuevo siglo, lo que nos esperaba era el fortalecimiento de la democracia, la conquista de nuevos derechos, en suma, seguir avanzando hacia la construcción de un mundo y un país mejor.

Al principio, cuando llegamos, mujeres y hombres de diversos lados, frente a Casa Presidencial, nuestro primer pensamiento fue que ni el país, ni el mundo, iban a permitir un Golpe de Estado, que significaría un retroceso enorme para todas las democracias del planeta. Pensamos eso el primer día, el segundo y luego, casi todo un año. Esto va a pasar, repetíamos, no puede durar mucho. Para nuestra sorpresa, no solo pasó, si no que se sostuvo por casi seis meses, ante la impasibilidad de las grandes potencias, incluida los Estados Unidos.

Posteriormente, se impuso un gobierno de derecha, electo por la minoría de la población, el del Porfirio Lobo Sosa. Luego, pensamos, sería posible un cambio, a través de las urnas y el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), que aglutinaba una buena parte de la resistencia hondureña. Para nuestra sorpresa y aún con la amenaza de fraude en los resultados, ganó Juan Orlando Hernández, sucesor de la derecha, con un 36.8% de los votos activos y apenas un 21.4% del Censo Electoral.

Cuando tomó posesión de su cargo anunció “seguiremos en el poder cincuenta años más”, agregando su famosa frase de campaña “voy a hacer, lo que tenga que hacer”. No es posible, re-pensé, pero reconozco a estas alturas en las que mi mente se ha equivocado muchas veces, ya no sé que creer. Uno de los estandartes de campaña, fue la creación de la Policía Militar que anota en sus logros, haber irrumpido por la fuerza, a petición del Presidente del Congreso Nacional, miembro del partido en el poder, y lanzado gases a diputados y diputadas de libre, incluyendo al ex presidente Manuel Zelaya Rosales. Nunca en mi vida, había visto un ex presidente gaseado. Y volví a pensar: cosas veremos…

Nada nos preparó para esto, ni para el retroceso espantoso de los derechos humanos a nivel de políticas públicas, producto del Golpe que se mantienen hasta hoy, entre ellas: la prohibición de las píldoras de anticoncepción de emergencia (PAE), convirtiendo a Honduras en el único país de América, donde este medicamento es prohibido y penalizado. Hay que mencionar además, la absorción de Secretarías de Estado como la Derechos Humanos, el Instituto Nacional de la Mujer entre otros, que pasan a formar parte de un mega ministerio de Desarrollo Social, así como la negación de información pública de la Secretaría de Seguridad al Observatorio de la violencia, alegando que ellos mismos colocarían en línea su sistema de estadísticas, como efectivamente lo hicieron en el año 2013. La violencia doméstica, que es el delito más denunciado a nivel nacional, no aparece en esa base de datos.

No se puede dejar de mencionar el número creciente de periodistas, abogados y transportistas que son asesinados, ante la vista y paciencia tanto del Estado, como de la Policía Militar. A esto se suma el alto índice de asesinato de jóvenes, hombres y mujeres (cuyo crecimiento por año va más acelerado que los asesinatos de hombres). La impunidad en la resolución de estos crímenes, es el denominador común.

Hoy nos encontramos con el drama de las niñas y los niños migrantes hacia Estados Unidos, noticia que el mandatario hondureño, recibía durante su asistencia al mundial de fútbol en Brasil. En declaraciones públicas, expresó que el creciente flujo migratorio de menores sin acompañante, no solamente al deseo de reunirse con padres sino a la violencia generada por el narcotráfico. “Son desplazados de guerra y yo creo que Estados Unidos debe hacer más.1. Nada dice de las condiciones paupérrimas en que su gobierno mantiene a la mayoría de la población, ni de los constantes aumentos a la gasolina, la luz, el agua y la canasta básica en general, que fue el primer “regalo” de sus diputados al pueblo hondureño al asumir su mandato.

Nada dice, de la alarmante violencia, producto de la represión y la pobreza, mientras la clase oligárquica se enriquece cada día más. La mayoría de los migrantes, que se calcula en unos 60 o 70 personas por día, son madres, jefas de familia, con sus hijos e hijas. “No se puede vivir aquí”, mencionaba una de ellas, “no hay trabajo, no hay condiciones, hay mucha violencia2”.

Otra de ellas, expresaba“(…) los padres que tenemos hijas adolescentes o jóvenes solteras sabemos que hay un lema: es peligroso ser bonita y joven. (…), Los padres nos encargamos de hacerles las fiestas, convocar a sus amiguitos y estar encima de ellos porque no se puede. Por eso esa es una falsa paz que nosotros vivimos, porque nosotros sabemos qué es lo que sucede, y por qué la gente está sacando sus (hijas). (…)3

La respuesta gubernamental ha sido enviar a un equipo de visita, incluyendo a la Primera Dama, a los albergues de Estados Unidos. Este equipo, al más puro estilo militar es llamando “fuerza de tarea” y no se sabe con certeza, cual es su función. Hasta ahora, solo hemos escuchado exhortaciones hacia la responsabilidad de Estados Unidos, sin escuchar, que propuestas existen o se proponen desde el Gobierno hondureño, para frenar o combatir esta migración.

En resumen, en cinco años, parece que las cosas no han cambiado mucho y de paso, han arrastrado nuestras esperanzas de que los países del mundo, cualquiera, intervengan para frenar esta situación.

Hay días que parecen interminables y en los que toca construir la vida poco a poco. Tenemos un país, lleno de rejas, físicas y mentales, donde no podemos caminar, pensar o hablar libremente. Un país, donde las noticias del horror siguen asombrándonos. Este no es el país que una vez soñamos para nosotros, para nuestras hijas e hijos.

Queremos quedarnos a vivir aquí, pero a veces, como ya ha demostrado el éxodo en masa hacia los países del Norte, la única opción que nos queda, es precisamente, salir de él. Queremos la alegría, la risa fácil, el café de las mañanas, el gozo de las tertulias y el abrazo de las amigas. Queremos la paz, en medio de un país que vive una guerra interna, no declarada, pero vivida. Y es por eso que sabemos, que queda mucho camino para seguir resistiendo…


1 http://www.lavanguardia.com/vida/20140613/54408982043/presidente-de-honduras-eeuu-debe-hacer-mas-ante-guerra-que-desplaza-a-ninos.html

2 Entrevista madre migrante. Junio 2014

3 Entrevista pobladora. Mayo 2014

Identidad y memoria popular: a 5 años de lucha y resistencia en Honduras

Por Ricardo Ellner
“Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos. Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos. Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella. Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol. Pero desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre; caminan y mueren despacio. Por eso es imposible olvidarlos”.
 Roberto Sosa, poeta hondureño

De muy poco servirán los látigos de siete cabeza para contener la robustez e ímpetu social de las y los hondureños, pues se ha iniciado el despertar para en definitiva romper las cadenas. Hoy, a cinco años del deplorable Golpe de Estado en Honduras, el pueblo continúa luchando y resistiendo para inexorablemente lograr la emancipación revolucionaria.

 Fue en una fecha como hoy, que se consagró la bienvenida a estas personas, a las y los sujetos que luchan, a las y los que vienen a quedarse y combatir, y especialmente a aquellos  y aquellas que vienen a hacer oír con fuerza en las marchas la voz libertaria.

 Converge así, en este momento histórico, recorriendo al unísono por el largo y ancho de las calles, la masa mayoritaria que repudió y lo continúa haciendo aquel acto de secuestro y expatriación del Presidente constitucional José Manuel Zelaya,  protagonizado a su vez,  por la cúpula política y militar nativa en acato a la injerencia internacional estadounidense para romper la vida democrática del país.

 Es esta la lucha –que inició hace cinco años-  por la convicción solidaria, por la refundación del Estado, por la reivindicación de los derechos de las mayorías siempre excluidas quienes bajo la herencia de los procesos históricos de lucha y resistencia de las pretéritas generaciones, hoy los nuevos estadios son aportados con la actitud combativa y siempre crítica del pueblo.

 La dignidad no se negocia, sino que se conquista. No obstante, es de aquiescencia del pueblo que este camino no pasa solamente por pedir o asumir una actitud pasiva, sino más bien, combativa y beligerante amén de la coherencia política y social, de la unión de las masas, de la inclusión de todos los sectores y la participación de la mayoría de la población.

 Es por tanto, el deber revolucionario de nosotras y nosotros los que mediante la acción acabemos conquistando estos escenarios. Sin embargo, para hacerlo no es posible seguir apostando de manera reiterada y sistemática a los medios del poder establecido tradicionales que no guardan ninguna relación con los fines emancipatorios y revolucionarios. Sólo será posible emprender el camino de la dignidad cuando el poder resida en las mayorías; en el pueblo, en los barrios, en las aldeas, en los caseríos, en los cerros y en las montañas y no en un hemiciclo o en una presidencial casa.
“Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo,
cualquier injusticia realizada contra cualquiera,
en cualquier parte del mundo.
Es la cualidad más linda del revolucionario”.
Ernesto Guevara
Hoy, que se cumple un quinquenio del Golpe de Estado, las heridas permaneces abiertas, su tendencia vaga a la profundización, mientras la oligarquía continúa subestimando el poder transgresor y popular del magma del soberano.

 Es perpetuación de la explotación económica, la alienación cultural, la inequidad social que se configuran como políticas de Estado y que implementa el actual régimen de Juan Hernández que yace en curos desde 2010, caminan a ritmos acelerados. Esto, de manera fehaciente, demuestra que la crisis en la que tienen sumergida al país no es unicausal –como la quieren hacer ver- y más bien multifactorial.

 Las consecuencias directas de ese quebranto a la democracia hondureña son evidentes a cualquier flanco. En palabras de Eduardo Galeano, “no sólo a la luz de los fogonazos de las balas se revela una tragedia social”, para reflexionar en la actual Honduras.

El oprobio estimulado desde el oficialismo no ha dejado más que un fuerte incremento en los precios de los alimentos de primera necesidad aumentando los impuestos de un 12% al 15% en un país donde el 66.5 % de hogares viven bajo la línea de la pobreza. Comer es una necesidad básica del ser humano, pero la realidad en Honduras es que millones de personas se despiertan cada día con la angustia y la impotencia de no saber si podrán alimentarse, pues son prisioneros de un verdugo silencioso: el empobrecimiento.

 Los cifras son inimaginable para cualquier ser humano, empero, la naturalización institucional del hecho en el país es devastadora. De una población de un poco más de 8 millones, se estima que casi seis millones (5, 889,545) de personas son pobres. Más impactante es aún saber que, de esos casi seis millones, un total de 4.2 millones (4, 213,746) están en situación de extrema pobreza y 1.6 millones viven en pobreza relativa, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE).

 A esto se adjunta el constante aumento de los precios a los combustibles; en lo que va del año son ya 23 alzas y la tendencia alcista continúa y con ello el aumento en los valores del transporte, el agua potable, los alimentos, la energía eléctrica entre otros. El sistema de salud ha profundizado su precarización, los centros hospitalarios públicos permanecen desabastecidos continuamente y los funcionarios se dedican constantemente a robarse los dineros del pueblo.

 Cada vez se privatiza más la inversión y las instituciones públicas. El poder se concentra en las transnacionalidad que es un proyecto en total vigencia y que se resguarda bajo los fusiles de la remilitarización de la sociedad. Pretenden con esto – la clase dominante- instaurar otra noción de Estado, la idea del territorio saqueado y sin Estado, pero primero hay que probarlo argumentan, y así han convertido a Honduras en el “conejillo de indias” del imperialismo neocolonizador.

 Con una tasa del 54% de población subempleada, las condiciones indignas laborales tras el golpe de estado se acrecentaron, los pocos que gozan de trabajo formal lo hacen con retribuciones inequitativas pues a la mayoría de ellos no alcanzan ni el salario mínimo mientras funcionarios pagados por el Estado se adjudican más de 10 mil dólares, lo que representa 200 mil Lempiras en moneda local. De la mano llega el detrimento de la protección laboral y la precarización del trabajo que mediante la tercerización se ha vuelto una norma en el sistema de trabajo que propone Hernández.

 La apuesta de la dictadura institucional es servirse de empréstitos directos foráneos que apuntan a la indiscriminada explotación de los recursos naturales, como ser  los proyectos mineros a cielo abierto, la construcción de represas hidroeléctricas -administradas por grupúsculos de la oligarquía nacional y transnacional- que causan daños directos de contaminación al medio ambiente y  a las comunidades del territorio.

 Y algo no menos importante, los altos niveles de inseguridad e impunidad que vive el país.  A la fecha y después del Golpe de Estado, en Honduras  se han asesinado a más de 27 mil personas violentamente. La represión, los femicidios, los actos de odios contra la comunidad Lesbi, Gay, Trans, Bisexual e Intersexuales (LGTBI), los asesinatos contra la disidencia política, la migración obligatoria de los niños hacia Estados Unidos, el asesinatos de las y los jóvenes han hecho que el país sea el más violento del mundo.

 Según el informe global de Homicidios 2013 de la Organización de Naciones Unidas, Honduras posee una tasa de homicidios de 90.4 por cada 100,000 habitantes. Esto cuantifica que para el año pasado el total de muertos y asesinados fue de 7,172. (En el  país, uno de cada 280 varones de entre 30 y 44 años y uno de cada 360 entre 15 y 29 años son víctimas de homicidio cada año).

 Esta senda de violencia sistemática que inició hace 5 años en un día como hoy, ha dejado inobjetablemente diáfano que el capitalismo – hoy en su propuesta neoliberal- no admite más capas de maquillaje ni reformas y su desaparición constituye el único escenario razonable. Esa es la lucha que se propone desde el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) en Honduras y que logró su expresión política partidaria socialista democrática con el Partido Libertad y Refundación (Libre) y que es acompañado por otros sectores no organizados.  

 Ya lo mencionaba Vladimir Ilich Ulianov que el partido revolucionario debe asumir el papel de propagandista, agitador y organizador de la lucha proletaria, así como el de educador, exponiendo a todas las y los trabajadores y demás capas populares los objetivos generales del programa socialista.

 Es por tanto, la necesidad de luchar por una revolución social y popular que sea capaz de transformar y refundar los cimientos la sociedad que se basen en la igualdad, inclusión, participación y solidaridad como la única forma de reconquistar nuestra dignidad.

 En tanto, esta resistencia que hoy convoca, que nació y se reconoce en las calles, ha provocado la partitura –de manera indefectible- en la historia de Honduras y ha sido un estímulo de forma inexorable a la emancipación de nuestro pueblo.

 Recordamos a nuestros mártires y luchamos por ellos, por nuestra generación que sobrevive y las venideras. Por la justicia, la dignidad y la memoria, hoy a un quinquenio de lucha y resistencia, el pueblo rebelde, vencerá.

Recibido por correo electrónico
Con la tecnología de Blogger.
 

Buscar en:

Entradas populares