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"Ante nuevos retos obtendremos nuevas victorias": Discurso de Miguel Díaz-Canel

sábado, 11 de enero de 2014

Discurso pronunciado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto por el aniversario 55 de la entrada de Fidel a La Habana. Ciudad Libertad, 10 de enero de 2014, "Año 56 de la Revolución".
 Compañero José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros;
 Habaneras y habaneros;
 Dirigentes del Partido, el Gobierno, la UJC y las organizaciones de masas que nos acompañan; Combatientes del Ejército Rebelde, de la lucha clandestina, de las FAR y el MININT;
 Cubanas y cubanos:

 El acontecimiento más trascendental para nuestro pueblo en estos últimos cincuenta y cinco años es el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, y en cada nueva celebración se vive un desborde de júbilo y homenaje al hecho en sí y de agradecimiento entrañable a la generación que concibió, realizó y protagonizó la epopeya.

 Con la entrada entusiasta de pioneros y jóvenes destacados, junto a históricos caravanistas, que reeditaron el recorrido de la Caravana de la Libertad desde Santiago de Cuba a La Habana, imagino cuántos recuerdos pasan por las mentes de muchos de los presentes y percibo el honor que siente la juventud cubana al revivir aquella historia.

 Corrían los primeros días de enero de 1959 cuando los cubanos vivieron las emotivas horas que siguieron al anuncio del derrocamiento de la sangrienta dictadura. Las calles habaneras se engalanaban con la bandera nacional. Durante el trayecto, el pueblo delirante de entusiasmo aclamaba a aquellos valientes hombres de verde olivo, barbas y melenas. El recuerdo imborrable de esas jornadas quedó expresado por el Indio Naborí en antológico poema al decir: "Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes, / con trajes de olivo vienen de las lomas, / y por su dulzura, los héroes triunfantes/ parecen armadas y bravas palomas".

 En este propio lugar, la antigua fortaleza de Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad, cuartel convertido en bella escuela, que ha graduado ya desde 1960 más de 184 713 estudiantes de diferentes niveles de enseñanza, el 8 de enero de 1959, en medio de una enorme multitud, en tarde histórica en la que la libertad se convirtió en un hecho y para simbolizarlo una paloma blanca se posó en el hombro de quien dirigió la lucha, y en memorable discurso, del que se recuerda, siempre, su repetida pregunta: "¿Voy bien, Camilo?", el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz expresó su profética frase y cito: "Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo será más difícil".

 Así ha sido, siempre enfrentando, superando y venciendo adversidades, limitaciones, planes de desestabilización, conspiraciones para atentar contra Fidel y otros dirigentes, injusto bloqueo y calumnioso cerco mediático que no han cesado en 55 años. Nuestro pueblo ha pagado un alto precio en vidas y en privaciones a causa de la implacable agresividad imperial. Pero no pudieron dividirnos ni derrotarnos. Ni fueron capaces, a pesar del enorme poder de los medios a su servicio, de silenciar el ejemplo de Cuba.

 ¿Qué crímenes cometimos para merecer ese continuo hostigamiento? Liquidar el analfabetismo, convertir los cuarteles en escuelas e implantar la enseñanza gratuita a todos los niveles; atender al campesinado: el sector de la población históricamente más olvidado; ofrecer acceso universal, sin costo alguno, a los servicios médicos y elevar los indicadores de salud y la esperanza de vida a niveles de los países desarrollados; poner al alcance de todos la cultura, la ciencia y el deporte; recuperar el patrimonio de la nación que estaba en manos de las corporaciones extranjeras; repartir la tierra; trabajar por la igualdad, por la genuina democracia, por sacar a la nación del cenagal en que la habían hundido el capitalismo y la dependencia.

 Hace 55 años dejamos de ser una oscura colonia de los Estados Unidos. Los cubanos rescatamos nuestra dignidad plena en enero de 1959. El nombre de Cuba, relacionado hasta entonces con una imagen degradada y caricaturesca, se instaló de un modo nuevo en el mapa del mundo. Se convirtió en un símbolo de heroísmo, de independencia, de decoro y de humanismo.

 El triunfo de la Revolución que arribó a la capital aquel 8 de enero con la Caravana de la Libertad, es el acontecimiento que ha signado nuestras vidas. Llegó ya a los cincuenta y cinco años con una obra madura, consolidada y que se renueva, con la peculiaridad de ser la única de las revoluciones que cumple esa edad con su dirección histórica viva y al frente, razón más que suficiente para convocarnos al más sentido y alegre de los homenajes, conscientes de que hay sobrados motivos para sentirnos legítimamente orgullosos y rememorar estos hechos.

 La significación histórica de la Revolución Cubana fue ampliamente argumentada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz en el discurso pronunciado el pasado primero de enero en Santiago de Cuba. Compartimos esas reflexiones que destacan la obra y afirman que en los momentos más difíciles el pueblo cubano no se rindió, confió en la dirección revolucionaria, dio muestras excepcionales de firmeza y legó lecciones cotidianas de heroísmo y espíritu de sacrificio. Esta capacidad de resistencia alcanzaría más tarde una relevancia particular cuando en nuestra América empezó a conformarse un bloque progresista que pudo contar con las contribuciones solidarias de la Revolución Cubana.

 Se asumió el ejercicio de la solidaridad como uno de los valores básicos más entrañables que nos guían. El gran Nelson Mandela, a quien rendimos homenaje póstumo hace pocos días, reconoció, con emotivas palabras, el desprendimiento de los cubanos que viajaron a África y su papel en la independencia de Angola y Namibia y en el fin del apartheid. Si después de Girón, como señaló Fidel, los pueblos de América fueron más libres, puede decirse que los pueblos de África fueron también más libres después de Cuito Cuanavale.

 Precisamente por toda la obra de la Revolución, que trasciende las fronteras de Cuba, el imperialismo no ceja en sus propósitos de destruirla. En Santiago, el pasado primero de enero, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en histórico y memorable discurso alertaba, refiriéndose a la permanente campaña de subversión político-ideológica: "En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista... ".

 Sus palabras son una convocatoria a la reflexión y a la acción. Como apuntó nuestro Presidente, la Revolución dispone de fuerzas para salir victoriosos en la batalla. Para lograrlo debemos dar cumplimiento a los objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional del Partido con la misma pasión y sistematicidad con que se han seguido los Lineamientos de la política económica y social refrendados por el Sexto Congreso.

 En tal sentido, desde el Partido, en cada lugar en que actuamos, debemos cultivar la interrelación incesante y despojada de formalismos con las masas; desterrar el inmovilismo, los dogmas y consignas vacías; conjugar la sensibilidad política con la intransigencia ante las violaciones y la defensa de la institucionalidad, en un ambiente de orden, disciplina y exigencia.

 Nuestros intelectuales, que en abril celebrarán el Congreso de la UNEAC, tienen en las palabras de Raúl un acicate adicional para actualizar y defender la política cultural de la Revolución, consolidar la pertinencia de las instituciones del sector, contribuir con una mirada crítica y revolucionaria al análisis colectivo para trazar un programa de ideas y de conceptos que se contrapongan al bombardeo nocivo de concepciones nihilistas, supuestamente desideologizadas, con las que pretenden desarmar a nuestra sociedad. La cultura es y ha de seguir siendo la espada y el escudo de la nación ante el imperio.

 Igualmente las universidades y los centros de investigaciones sociales, son productores de ideas y cultura, escenario por excelencia para discutir y reflexionar sobre los grandes problemas de la sociedad. Deben conceptualizar los procesos que vive la nación, en particular trabajar en la fundamentación teórica de nuestro modelo socioeconómico. 
Tienen un papel insustituible en la difusión de las ideas marxistas, leninistas y martianas, que no en balde son motivo de crítica y tergiversación permanentes por parte de los alabarderos de las peores causas. Debemos estimular el debate ideológico y la polémica, la capacidad de análisis crítico, comprometido y revolucionario, el conocimiento y respeto de la historia, que es la base de la cultura política del ciudadano.

 En su estrategia subversiva contra Cuba, el imperialismo tiene entre sus objetivos priorizados a los jóvenes, en particular a los estudiantes. Apuesta a la falta de experiencia de vida y a la rebeldía innata de la juventud. Sueña con introducir una cuña entre las distintas generaciones que llevamos adelante la Revolución. Lo sabemos, y no estamos cruzados de brazos: la dirección del Partido le presta a este tema estratégico una atención especial. Ello reclama igualmente una labor intencionada de la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones estudiantiles. Aprovecho para recordar que recientemente se efectuaron los Congresos de la FEU y la Asociación Hermanos Saíz, cuyos provechosos acuerdos son objeto de un seguimiento sistemático.

 Por otra parte, estamos obligados a perfeccionar los canales de comunicación en nuestra sociedad. Los Organismos de la Administración Central del Estado y los Consejos de Administración tienen una cuota de responsabilidad en la existencia de dudas, incomprensiones o falta de información sobre las políticas aprobadas, las normas jurídicas que se establecen o las decisiones que puntualmente se toman. Otra parte le corresponde a los medios de comunicación masiva, a los que les falta mucho todavía para ser una plataforma de debate de los problemas cotidianos del país. No podemos olvidar que la no atención a las quejas y preocupaciones de la población, así como la existencia de vacíos informativos, autocensura y secretismo inútil, son terreno fértil para los que pretenden destruirnos.

 En resumen, el mejor antídoto contra los intentos de subversión del enemigo es hacer las cosas bien en cada lugar. Es a eso, en esencia, a lo que nos llamó el General de Ejército el 7 de julio pasado, cuando nos convocó a dar una batalla frontal contra la corrupción, el delito, las ilegalidades y las indisciplinas sociales. Y es que los asuntos abordados en ambas intervenciones de nuestro Primer Secretario están íntimamente vinculados.

 La acción coherente y certera, hasta sus últimas consecuencias, tiene que encabezarla el Partido, cohesionando a la sociedad en su conjunto. Que a nadie quepa dudas: no vamos a cejar en ese empeño.

 Compañeras y compañeros:

 Celebramos este acto en la imponente Habana, capital orgullosa de todos los cubanos, donde nació José Martí.

 Esa es la ciudad que recibió hoy a la Caravana de la Libertad, y que dentro de unas semanas será sede de la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

 La Cuba revolucionaria, que fue expulsada de la OEA bajo las presiones de los Estados Unidos, ocupa hoy la Presidencia protémpore de una organización que hubiera sido impensable hace 55 años: la CELAC. En el presente colaboramos en la construcción de una nueva unidad latinoamericana y caribeña, concebida dentro de la más amplia diversidad, e inspirada sin duda en los sueños de Bolívar y Martí, de Fidel y Chávez.

 Este es el país, al que llegarán los representantes de los otros 32 estados de Nuestra América.

 Sin triunfalismos, pero con un análisis justo y objetivo, es innegable lo logrado en 55 años como nación soberana: un país verdaderamente independiente, con un pueblo libre, instruido, consciente, solidario y valiente.

 Se cumplieron las promesas del Moncada, prevalece la verdad sobre el engaño, aprendimos a leer para entonces creer y hacer. Son realidades y derechos conquistados: educación, salud, cultura, deportes, seguridad social, inclusión, igualdad, participación, poder popular, democracia, unidad, justicia e internacionalismo. Es la obra de un pueblo heroico que ha enfrentado los mayores peligros y soportado dolorosos sacrificios sin perder la alegría, la confianza, la fe y la esperanza.

 Tenemos desaciertos e insatisfacciones. Somos los primeros en reconocerlo. Hay una economía bloqueada que debemos enmendar y potenciar, pero que —y decirlo, es hacer justicia— ha sostenido lo social. Actualizaremos nuestro modelo, lo conceptualizaremos, enfrentaremos la subversión, seguiremos creciendo desde nuestra historia y cultura y perfeccionaremos nuestro socialismo, que será más próspero y sostenible.

 Tenemos un sano orgullo por lo logrado, y rendimos un permanente homenaje a los que abrieron el camino cuando parecía imposible: a Fidel y Raúl, Camilo, Che y Almeida, a los comandantes de la Revolución y del Ejército Rebelde, a los combatientes del llano y la Sierra, a Frank, Vilma, Celia, Haydée, Melba y a las Marianas. Ellas y ellos arriesgaron muchas veces y ofrendaron sus vidas, en permanente ejemplo para las generaciones que llegamos después.

 Justo es reconocer también a los heroicos combatientes internacionalistas; a nuestros Cinco Héroes, a los que nacidos después de la Revolución han asumido dignamente desafíos y sacrificios, en tiempos de bonanza y en medio del periodo especial; y a los más jóvenes, esos que también han comprendido que la Patria es ara y no pedestal.

 Este momento es decisivo para nuestra historia, para los cubanos dignos que acompañamos a la generación histórica en la realización de nuevos sueños y mayores aspiraciones. ¡Nosotros continuaremos adelante, conscientes de la fuerza que emana de la unidad y la fe en la justeza revolucionaria!

 Ante nuevos retos obtendremos nuevas victorias.

Patria o Muerte, ¡Venceremos!

FOTO Ismael Francisco/Cubadebate

"Ante nuevos retos obtendremos nuevas victorias": Discurso de Miguel Díaz-Canel


Discurso pronunciado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto por el aniversario 55 de la entrada de Fidel a La Habana. Ciudad Libertad, 10 de enero de 2014, "Año 56 de la Revolución".
 Compañero José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros;
 Habaneras y habaneros;
 Dirigentes del Partido, el Gobierno, la UJC y las organizaciones de masas que nos acompañan; Combatientes del Ejército Rebelde, de la lucha clandestina, de las FAR y el MININT;
 Cubanas y cubanos:

 El acontecimiento más trascendental para nuestro pueblo en estos últimos cincuenta y cinco años es el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, y en cada nueva celebración se vive un desborde de júbilo y homenaje al hecho en sí y de agradecimiento entrañable a la generación que concibió, realizó y protagonizó la epopeya.

 Con la entrada entusiasta de pioneros y jóvenes destacados, junto a históricos caravanistas, que reeditaron el recorrido de la Caravana de la Libertad desde Santiago de Cuba a La Habana, imagino cuántos recuerdos pasan por las mentes de muchos de los presentes y percibo el honor que siente la juventud cubana al revivir aquella historia.

 Corrían los primeros días de enero de 1959 cuando los cubanos vivieron las emotivas horas que siguieron al anuncio del derrocamiento de la sangrienta dictadura. Las calles habaneras se engalanaban con la bandera nacional. Durante el trayecto, el pueblo delirante de entusiasmo aclamaba a aquellos valientes hombres de verde olivo, barbas y melenas. El recuerdo imborrable de esas jornadas quedó expresado por el Indio Naborí en antológico poema al decir: "Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes, / con trajes de olivo vienen de las lomas, / y por su dulzura, los héroes triunfantes/ parecen armadas y bravas palomas".

 En este propio lugar, la antigua fortaleza de Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad, cuartel convertido en bella escuela, que ha graduado ya desde 1960 más de 184 713 estudiantes de diferentes niveles de enseñanza, el 8 de enero de 1959, en medio de una enorme multitud, en tarde histórica en la que la libertad se convirtió en un hecho y para simbolizarlo una paloma blanca se posó en el hombro de quien dirigió la lucha, y en memorable discurso, del que se recuerda, siempre, su repetida pregunta: "¿Voy bien, Camilo?", el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz expresó su profética frase y cito: "Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo será más difícil".

 Así ha sido, siempre enfrentando, superando y venciendo adversidades, limitaciones, planes de desestabilización, conspiraciones para atentar contra Fidel y otros dirigentes, injusto bloqueo y calumnioso cerco mediático que no han cesado en 55 años. Nuestro pueblo ha pagado un alto precio en vidas y en privaciones a causa de la implacable agresividad imperial. Pero no pudieron dividirnos ni derrotarnos. Ni fueron capaces, a pesar del enorme poder de los medios a su servicio, de silenciar el ejemplo de Cuba.

 ¿Qué crímenes cometimos para merecer ese continuo hostigamiento? Liquidar el analfabetismo, convertir los cuarteles en escuelas e implantar la enseñanza gratuita a todos los niveles; atender al campesinado: el sector de la población históricamente más olvidado; ofrecer acceso universal, sin costo alguno, a los servicios médicos y elevar los indicadores de salud y la esperanza de vida a niveles de los países desarrollados; poner al alcance de todos la cultura, la ciencia y el deporte; recuperar el patrimonio de la nación que estaba en manos de las corporaciones extranjeras; repartir la tierra; trabajar por la igualdad, por la genuina democracia, por sacar a la nación del cenagal en que la habían hundido el capitalismo y la dependencia.

 Hace 55 años dejamos de ser una oscura colonia de los Estados Unidos. Los cubanos rescatamos nuestra dignidad plena en enero de 1959. El nombre de Cuba, relacionado hasta entonces con una imagen degradada y caricaturesca, se instaló de un modo nuevo en el mapa del mundo. Se convirtió en un símbolo de heroísmo, de independencia, de decoro y de humanismo.

 El triunfo de la Revolución que arribó a la capital aquel 8 de enero con la Caravana de la Libertad, es el acontecimiento que ha signado nuestras vidas. Llegó ya a los cincuenta y cinco años con una obra madura, consolidada y que se renueva, con la peculiaridad de ser la única de las revoluciones que cumple esa edad con su dirección histórica viva y al frente, razón más que suficiente para convocarnos al más sentido y alegre de los homenajes, conscientes de que hay sobrados motivos para sentirnos legítimamente orgullosos y rememorar estos hechos.

 La significación histórica de la Revolución Cubana fue ampliamente argumentada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz en el discurso pronunciado el pasado primero de enero en Santiago de Cuba. Compartimos esas reflexiones que destacan la obra y afirman que en los momentos más difíciles el pueblo cubano no se rindió, confió en la dirección revolucionaria, dio muestras excepcionales de firmeza y legó lecciones cotidianas de heroísmo y espíritu de sacrificio. Esta capacidad de resistencia alcanzaría más tarde una relevancia particular cuando en nuestra América empezó a conformarse un bloque progresista que pudo contar con las contribuciones solidarias de la Revolución Cubana.

 Se asumió el ejercicio de la solidaridad como uno de los valores básicos más entrañables que nos guían. El gran Nelson Mandela, a quien rendimos homenaje póstumo hace pocos días, reconoció, con emotivas palabras, el desprendimiento de los cubanos que viajaron a África y su papel en la independencia de Angola y Namibia y en el fin del apartheid. Si después de Girón, como señaló Fidel, los pueblos de América fueron más libres, puede decirse que los pueblos de África fueron también más libres después de Cuito Cuanavale.

 Precisamente por toda la obra de la Revolución, que trasciende las fronteras de Cuba, el imperialismo no ceja en sus propósitos de destruirla. En Santiago, el pasado primero de enero, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en histórico y memorable discurso alertaba, refiriéndose a la permanente campaña de subversión político-ideológica: "En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista... ".

 Sus palabras son una convocatoria a la reflexión y a la acción. Como apuntó nuestro Presidente, la Revolución dispone de fuerzas para salir victoriosos en la batalla. Para lograrlo debemos dar cumplimiento a los objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional del Partido con la misma pasión y sistematicidad con que se han seguido los Lineamientos de la política económica y social refrendados por el Sexto Congreso.

 En tal sentido, desde el Partido, en cada lugar en que actuamos, debemos cultivar la interrelación incesante y despojada de formalismos con las masas; desterrar el inmovilismo, los dogmas y consignas vacías; conjugar la sensibilidad política con la intransigencia ante las violaciones y la defensa de la institucionalidad, en un ambiente de orden, disciplina y exigencia.

 Nuestros intelectuales, que en abril celebrarán el Congreso de la UNEAC, tienen en las palabras de Raúl un acicate adicional para actualizar y defender la política cultural de la Revolución, consolidar la pertinencia de las instituciones del sector, contribuir con una mirada crítica y revolucionaria al análisis colectivo para trazar un programa de ideas y de conceptos que se contrapongan al bombardeo nocivo de concepciones nihilistas, supuestamente desideologizadas, con las que pretenden desarmar a nuestra sociedad. La cultura es y ha de seguir siendo la espada y el escudo de la nación ante el imperio.

 Igualmente las universidades y los centros de investigaciones sociales, son productores de ideas y cultura, escenario por excelencia para discutir y reflexionar sobre los grandes problemas de la sociedad. Deben conceptualizar los procesos que vive la nación, en particular trabajar en la fundamentación teórica de nuestro modelo socioeconómico. 
Tienen un papel insustituible en la difusión de las ideas marxistas, leninistas y martianas, que no en balde son motivo de crítica y tergiversación permanentes por parte de los alabarderos de las peores causas. Debemos estimular el debate ideológico y la polémica, la capacidad de análisis crítico, comprometido y revolucionario, el conocimiento y respeto de la historia, que es la base de la cultura política del ciudadano.

 En su estrategia subversiva contra Cuba, el imperialismo tiene entre sus objetivos priorizados a los jóvenes, en particular a los estudiantes. Apuesta a la falta de experiencia de vida y a la rebeldía innata de la juventud. Sueña con introducir una cuña entre las distintas generaciones que llevamos adelante la Revolución. Lo sabemos, y no estamos cruzados de brazos: la dirección del Partido le presta a este tema estratégico una atención especial. Ello reclama igualmente una labor intencionada de la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones estudiantiles. Aprovecho para recordar que recientemente se efectuaron los Congresos de la FEU y la Asociación Hermanos Saíz, cuyos provechosos acuerdos son objeto de un seguimiento sistemático.

 Por otra parte, estamos obligados a perfeccionar los canales de comunicación en nuestra sociedad. Los Organismos de la Administración Central del Estado y los Consejos de Administración tienen una cuota de responsabilidad en la existencia de dudas, incomprensiones o falta de información sobre las políticas aprobadas, las normas jurídicas que se establecen o las decisiones que puntualmente se toman. Otra parte le corresponde a los medios de comunicación masiva, a los que les falta mucho todavía para ser una plataforma de debate de los problemas cotidianos del país. No podemos olvidar que la no atención a las quejas y preocupaciones de la población, así como la existencia de vacíos informativos, autocensura y secretismo inútil, son terreno fértil para los que pretenden destruirnos.

 En resumen, el mejor antídoto contra los intentos de subversión del enemigo es hacer las cosas bien en cada lugar. Es a eso, en esencia, a lo que nos llamó el General de Ejército el 7 de julio pasado, cuando nos convocó a dar una batalla frontal contra la corrupción, el delito, las ilegalidades y las indisciplinas sociales. Y es que los asuntos abordados en ambas intervenciones de nuestro Primer Secretario están íntimamente vinculados.

 La acción coherente y certera, hasta sus últimas consecuencias, tiene que encabezarla el Partido, cohesionando a la sociedad en su conjunto. Que a nadie quepa dudas: no vamos a cejar en ese empeño.

 Compañeras y compañeros:

 Celebramos este acto en la imponente Habana, capital orgullosa de todos los cubanos, donde nació José Martí.

 Esa es la ciudad que recibió hoy a la Caravana de la Libertad, y que dentro de unas semanas será sede de la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

 La Cuba revolucionaria, que fue expulsada de la OEA bajo las presiones de los Estados Unidos, ocupa hoy la Presidencia protémpore de una organización que hubiera sido impensable hace 55 años: la CELAC. En el presente colaboramos en la construcción de una nueva unidad latinoamericana y caribeña, concebida dentro de la más amplia diversidad, e inspirada sin duda en los sueños de Bolívar y Martí, de Fidel y Chávez.

 Este es el país, al que llegarán los representantes de los otros 32 estados de Nuestra América.

 Sin triunfalismos, pero con un análisis justo y objetivo, es innegable lo logrado en 55 años como nación soberana: un país verdaderamente independiente, con un pueblo libre, instruido, consciente, solidario y valiente.

 Se cumplieron las promesas del Moncada, prevalece la verdad sobre el engaño, aprendimos a leer para entonces creer y hacer. Son realidades y derechos conquistados: educación, salud, cultura, deportes, seguridad social, inclusión, igualdad, participación, poder popular, democracia, unidad, justicia e internacionalismo. Es la obra de un pueblo heroico que ha enfrentado los mayores peligros y soportado dolorosos sacrificios sin perder la alegría, la confianza, la fe y la esperanza.

 Tenemos desaciertos e insatisfacciones. Somos los primeros en reconocerlo. Hay una economía bloqueada que debemos enmendar y potenciar, pero que —y decirlo, es hacer justicia— ha sostenido lo social. Actualizaremos nuestro modelo, lo conceptualizaremos, enfrentaremos la subversión, seguiremos creciendo desde nuestra historia y cultura y perfeccionaremos nuestro socialismo, que será más próspero y sostenible.

 Tenemos un sano orgullo por lo logrado, y rendimos un permanente homenaje a los que abrieron el camino cuando parecía imposible: a Fidel y Raúl, Camilo, Che y Almeida, a los comandantes de la Revolución y del Ejército Rebelde, a los combatientes del llano y la Sierra, a Frank, Vilma, Celia, Haydée, Melba y a las Marianas. Ellas y ellos arriesgaron muchas veces y ofrendaron sus vidas, en permanente ejemplo para las generaciones que llegamos después.

 Justo es reconocer también a los heroicos combatientes internacionalistas; a nuestros Cinco Héroes, a los que nacidos después de la Revolución han asumido dignamente desafíos y sacrificios, en tiempos de bonanza y en medio del periodo especial; y a los más jóvenes, esos que también han comprendido que la Patria es ara y no pedestal.

 Este momento es decisivo para nuestra historia, para los cubanos dignos que acompañamos a la generación histórica en la realización de nuevos sueños y mayores aspiraciones. ¡Nosotros continuaremos adelante, conscientes de la fuerza que emana de la unidad y la fe en la justeza revolucionaria!

 Ante nuevos retos obtendremos nuevas victorias.

Patria o Muerte, ¡Venceremos!

FOTO Ismael Francisco/Cubadebate

Saludemos en este nuevo año y que las virtudes puedan más que nuestros defectos

jueves, 2 de enero de 2014
Por  Wilkie Delgado Correa*

 En este pedazo del mundo denominado Cuba se ha celebrado no solamente el advenimiento del nuevo año, sino también el 55 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana
 Siempre habrá motivos para las esperanzas con cada nuevo año que llega. Nadie nunca espera lo peor. Con suficientes razones y garantías o no para aspirar a un escalón más alto de la existencia humana, a los seres humanos nos guía una intuición ancestral y especial de supervivencia, desarrollo y bienestar. Por eso y, sostenidos por la perseverancia, cada día de comienzo de año, esa especie de etapa de relevo de sueños, se propone nuevos y más prometedores augurios.  

 En todas partes del mundo, al menos en la parte más visible de cada pueblo, las fiestas han matizado ese instante definitorio entre el año viejo y este nuevo año 2014. Siempre será motivo para la indagación e investigación antropológica y sociológica, conocer en qué colectividades humanas y en qué estamentos preteridos de las llamadas sociedades civilizadas, han pasado “sin penas ni glorias” las festividades por el año nuevo, y las causas esenciales que determinan esos resultados.

 En este pedazo del mundo denominado Cuba se ha celebrado no solamente el advenimiento del nuevo año, sino también el 55 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, ocurrido el 1 de enero de 1959, que constituye el hito más prominente de nuestra historia en el siglo XX. En aquella primera ocasión se festejó con ribetes de fiesta nacional la conquista de la libertad y la derrota de una tiranía entronizada desde 1952, tras una larga y cruenta lucha del pueblo cubano, librada en montañas, llanos y ciudades, bajo la guía de Fidel Castro.

 Cincuenta y cinco años después del triunfo, la Revolución Cubana continúa en el poder y, a pesar de todos los “pesares”, como se pudiera decir sintéticamente, está siendo esencialmente la misma aunque como ha sido siempre en este lapso histórico se renueva de acuerdo con las circunstancias y los tiempos. Sus enemigos históricos, el imperialismo norteamericano y la reacción contrarrevolucionaria, nunca han cesado sus planes para destruirla e instaurar el viejo régimen que fuera destronado aquel primero de enero y en los años posteriores, a medida que las medidas y obras revolucionarias iba construyendo una nueva sociedad. Hoy, junto con aquellas mismas fuerzas, asoman sus “orejas peludas”, nuevos enemigos solapados, coligados o no con los anteriores, que coinciden con ellos y buscan retrotraernos al pasado capitalista tan pronto puedan sobrepasar una invisible e impredecible frontera de seguridad y salvación de la misión histórica de la Revolución.

 En el discurso de Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, existen elementos cardinales de la reflexión que exige este momento político y su devenir.

 Si los cubanos han sido capaces de salir triunfantes después de las más duras batallas por la sobrevivencia de la Revolución y la nación cubana, si se han mantenido fieles a las ideas cardinales que han sido fuente nutricia desde el 10 de octubre de 1868 hasta el presente, tenemos fe y confianza en que la unidad supere a la desunión, pues la división en política es la muerte; que los consensos puedan más que las discrepancias; que la previsión permita ver más lejos que la improvisación cegata, pues como dijera José Martí: “Prever es la cualidad esencial, en la constitución y gobierno de los pueblos. Gobernar no es más que prever”. “”…prever es el deber de los verdaderos estadistas: dejar de prever es un delito público…”. “En prever está todo el arte de salvar”. “Salvarse es prever”.  “Prever es vencer”. “Nadie quiere convencerse de que prever es ver antes que los demás”.

 En fin, existen muchos retos para Cuba. ¿Y cuántos otros muchos retos existen para el mundo, a corto y largo plazo? Sortearlos a pesar de los peligros grandes y pequeños que acechan en los caminos, es la condición del triunfo salvador.

 Por eso, ante este reciente 2014, es válido este mandato de José Martí: “Saludémonos en este nuevo año con la esperanza de que nuestras virtudes podrán más que nuestros defectos”.
 
*Médico cubano; Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
 Imagen agregada RCBaez sobre foto de Ismael Francisco

“Esta vez los mambises sí pudieron entrar a la ciudad de Santiago de Cuba” (+ Audio y Video)

“Esta vez los mambises sí pudieron entrar a la ciudad de Santiago de Cuba”, dijo Raúl rememorando el histórico 1º de enero de 1959
FOTO/Marcelino VÁZQUEZ HERNÁNDEZ , AIN
Video en Youtube

 Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto de conmemoración del 55 Aniversario del triunfo de la Revolución, en el parque Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba, el 1ro de enero de 2014, “Año 56 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

Santiagueras y santiagueros;

Orientales;

Combatientes del Ejército Rebelde, de la lucha clandestina y de todas las acciones combativas en defensa de la Revolución a lo largo de estos 55 años;

Compatriotas:

Ni el más soñador de los que acompañamos a Fidel en un acto como este, el Primero de Enero de 1959, podía imaginar que hoy estaríamos aquí.

Nada fácil ha resultado este largo y azaroso camino. Ello ha sido posible, en primer lugar, gracias a la inmensa capacidad de resistencia y lucha de varias generaciones del noble y heroico pueblo cubano, verdadero protagonista de esta, su Revolución, que es el triunfo del mismo ideal de los mambises que en 1868, con Céspedes a la cabeza, iniciaron la guerra por la independencia del yugo español; de Maceo y Gómez, con quienes José Martí en 1895 retoma la gesta libertaria, truncada por la intervención norteamericana en 1898, que impidió la entrada a Santiago de Cuba del Ejército Libertador.
Es también la causa que enarbolaron contra la república burguesa y neocolonial Baliño, Mella, Rubén Martínez Villena, Guiteras y Jesús Menéndez, por solo mencionar a algunos.

Fue ese el afán que motivó a la Generación del Centenario, bajo el mando de Fidel, a asaltar los cuarteles Moncada, en esta ciudad, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo; a sobreponerse al fracaso, resistir el rigor de la prisión, venir en la expedición del yate Granma, soportar el duro revés de Alegría de Pío y encaminarse a la Sierra Maestra para empezar la lucha guerrillera del naciente Ejército Rebelde, cuyo Comandante en Jefe, ejemplo personal de valor en el combate, tenacidad e inclaudicable fe en la victoria, junto a su vocación unitaria e indiscutible liderazgo, supo forjar la unidad de todas las fuerzas revolucionarias y conducirlas al triunfo definitivo.

Exactamente 60 años después de que los interventores norteamericanos escamotearan la victoria a las huestes insurrectas, esta vez los mambises sí pudieron entrar a la ciudad de Santiago de Cuba.

Rendimos hoy merecido tributo a quienes entregaron sus vidas en montañas, campos y ciudades, combatientes del Ejército Rebelde y luchadores clandestinos, a aquellos que después del triunfo cayeron en otras muchas honrosas misiones, a todos los que dedicaron su juventud y energías a construir el socialismo, guiándose por la prédica martiana de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz y que no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber.

No podemos dejar de mencionar la contribución decisiva de las mujeres cubanas a lo largo del proceso revolucionario, como dignas continuadoras del ejemplo de Mariana Grajales, la madre de los Maceo, tanto en la lucha guerrillera como particularmente en la clandestinidad, sometidas a la brutal persecución de los esbirros de la tiranía. En ocasión de este 55 aniversario, la Televisión Cubana ha estado difundiendo el serial histórico Clandestinas como un justo homenaje a aquellas valerosas muchachitas que tantas veces arriesgaron la vida. Algunas de ellas se encuentran aquí presentes, para alegría nuestra (Aplausos).

En este propio lugar, el Primero de Enero de 1959, en medio del júbilo popular que se adueñó de todo el país, ya Fidel premonitoriamente advertía, cito: “La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros”.

Desde bien temprano, se pusieron en marcha infinidad de planes de desestabilización, comenzando con el refugio brindado en Estados Unidos a criminales y torturadores del régimen de Batista y también a toda suerte de malversadores que se apropiaron del erario de la nación.

La Revolución triunfante debió enfrentar el fomento y la organización del terrorismo de Estado mediante el sabotaje y el bandidismo armado, que en dos ocasiones llegó a actuar en las seis provincias que entonces tenía el país; la exclusión de Cuba de la OEA y la ruptura de relaciones diplomáticas por todos los países latinoamericanos, con la honrosa excepción de México; la invasión de Playa Girón, el bloqueo económico, comercial y financiero, la masiva campaña mediática para difamar al proceso revolucionario y a sus líderes, en especial contra Fidel, objetivo de más de 600 planes de atentado; la Crisis de los cohetes en octubre de 1962, el secuestro y ataques a embarcaciones y aeronaves civiles, el asesinato de maestros y alfabetizadores, obreros, campesinos, estudiantes y diplomáticos, que dejó una estela, hasta ahora, de 3 478 muertos y 2 099 incapacitados.

Han sido 55 años de incesante lucha frente a los designios de once administraciones norteamericanas que, con mayor o menor hostilidad, no han cejado en el propósito de cambiar el régimen económico y social fruto de la Revolución, apagar su ejemplo y reinstaurar el dominio imperial sobre nuestra Patria.
La Revolución Cubana puso fin a varios mitos, entre ellos, el de que no era posible construir el socialismo en una pequeña isla a 90 millas de Estados Unidos. Una Revolución que no fue consecuencia de una confrontación internacional ni contó con apoyo masivo del exterior.

Una Revolución que no se limitó a la sustitución de un poder por otro, sino que en menos de 24 horas disolvió la maquinaria represiva del régimen dictatorial y sentó las bases de una sociedad nueva. Una Revolución que construyó un ejército que es el pueblo uniformado, y elaboró, para defenderse, su propia doctrina militar.

Una Revolución que cumple 55 años de trabajo por y para el pueblo, a quien hizo dueño de la tierra y las industrias, alfabetizando primero y formando maestros y profesores, construyendo escuelas generales y especiales para todos los niños, universidades, escuelas de arte y de deportes, edificando policlínicos y hospitales, preparando médicos para Cuba y el mundo. Una Revolución que nos ha llevado a alcanzar índices de educación y salud que hoy son referencia internacional.

Una Revolución que sentó las bases para democratizar los espacios de creación, difusión y acceso a la cultura.

Resumiendo, una Revolución que ha hecho realidad y proseguirá cumpliendo el profundo anhelo martiano que preside la Constitución y señala, cito: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

Al hablar de estas cuestiones, recuerdo la frase de Fidel el 26 de julio del 2003 al intervenir en el acto por el aniversario 50 del Moncada cuando afirmó: “educar al pueblo en la verdad, con palabras y con hechos irrebatibles, ha sido quizás el factor fundamental de la grandiosa proeza que éste ha realizado”.
¡Cómo calificar de otra manera la colosal capacidad de resistencia y de confianza en sí mismo que brindó al mundo nuestro pueblo, que supo resistir estoicamente el durísimo período especial a que nos vimos sometidos como consecuencia de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista, en medio de la ola de incertidumbre y desmoralización que esos dramáticos acontecimientos generaron en buena parte de las fuerzas progresistas de la humanidad!.

La imagen de Cuba, famosa en América antes de la Revolución como un paraíso para el juego, la prostitución, refugio de mafiosos y destino preferido de sus sucias inversiones, facilitadas por la generalizada corrupción administrativa de la tiranía, se transformó mediante el proceso revolucionario en símbolo de dignidad, independencia, humanismo e intransigencia en defensa de los principios.

Siguiendo la máxima de Martí, la Revolución Cubana nunca ha preguntado de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber. Hemos sido coherentes y consecuentes con la ética martiana. A lo largo de 55 años recibimos la solidaridad noble y generosa de muchos pueblos hermanos, en primer lugar de la Unión Soviética mientras existió y muy especialmente en los primeros y difíciles años, al tiempo que brindamos nuestro apoyo solidario en distintas regiones del planeta, tanto en las gloriosas misiones combativas internacionalistas como en los programas de colaboración médica, educacional, deportiva y en otras esferas, haciendo realidad el legado de que “Patria es Humanidad”.

Jamás hemos cedido ni cederemos ante agresiones, chantajes ni amenazas. La política exterior de la Revolución siempre ha sido un arma poderosa para defender la independencia, autodeterminación y soberanía nacionales, en favor de la paz mundial, el desarrollo, la justicia social y la solidaridad con los pueblos del Tercer Mundo.

El planeta que habitamos ha cambiado mucho desde el primero de enero de 1959. Esta pequeña isla, a la que mediante brutales presiones de los gobiernos norteamericanos se pretendió separar de su entorno regional, ejerce la presidencia Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y se apresta a celebrar su reunión Cumbre en La Habana a finales de este mes, animada por el ideal de forjar una nueva unidad dentro de la diversidad en Nuestra América.

No olvidamos la singular coincidencia histórica de que en una fecha como hoy, 1ro de enero, hace 210 años, triunfó la primera revolución en la región latinoamericana y caribeña, la que también fue la primera y única victoria de un movimiento revolucionario dirigido por negros esclavos que luchaban contra ese oprobioso sistema y a la vez por la independencia nacional.

Los efectos de aquellos dramáticos acontecimientos repercutieron en Cuba, incluso por las venas de no pocos orientales corre sangre haitiana.

Ambas naciones hemos tenido que pagar un alto precio por la audacia de enfrentar a los imperios dominantes.

Al abordar este asunto deseo reiterar al hermano pueblo haitiano y a su gobierno que los cubanos jamás los abandonaremos y que siempre podrán contar con nuestra modesta colaboración (Aplausos).

Compañeras y compañeros:

Aprovecho la ocasión para dedicar unas breves palabras a la marcha de dos importantes programas en interés de Santiago de Cuba.

A un costo de más de 200 millones de dólares se ha ejecutado la reconstrucción del acueducto de la segunda ciudad en población del país, en la que un cuarto de millón de habitantes recibía el servicio de agua entre 7 y 9 días, otros 76 500 tenían un ciclo de distribución superior a 15 días y más de 16 000 ni siquiera contaban con acueducto, lo que llevaba a realizar unos 200 viajes de pipas diarios para abastecerlos, con un elevado consumo de combustible.

Para casi todos ustedes hoy la situación descrita pertenece al pasado, pues de los 32 sectores hidrométricos existentes, 29 se abastecen diariamente, quedando tres que lo hacen en días alternos y se trabaja en la calibración del sistema de distribución para alcanzar la meta trazada. Además fueron rehabilitadas las tres plantas potabilizadoras y 22 estaciones de bombeo.

Como parte de este programa también se inició la construcción del alcantarillado y drenaje pluvial, específicamente en el reparto San Pedrito, lo que se extenderá al resto de la ciudad a partir del 2014.
Se ha dotado a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del equipamiento requerido para asegurar la sostenibilidad de sus servicios. Corresponde ahora a ustedes hacer un uso racional del agua.

Como es conocido, esta ciudad sufrió la furia de los vientos del huracán Sandy en la madrugada del 25 de octubre del 2012, que también afectó, aunque en menor magnitud, a las provincias de Holguín y Guantánamo. La pérdida de 11 vidas humanas y las desoladoras imágenes de destrucción de viviendas, infraestructuras e instalaciones vitales que tuvimos que padecer en las primeras jornadas posteriores al evento, pusieron de manifiesto, junto a la solidaridad nacional e internacional, en primer lugar de los hermanos venezolanos (Aplausos), la capacidad del pueblo santiaguero para vencer cualquier obstáculo.

A un año y dos meses de intenso trabajo, se ha logrado solucionar el 50% de las 171 380 afectaciones reportadas a la vivienda, además fue restablecido el 97% de las instalaciones de salud pública, el 88% del sistema de educación, el 82% de cultura y deportes, así como el ciento por ciento en el caso de la industria alimentaria.

A pesar del incumplimiento del plan provincial de nuevas viviendas, se culminaron las 331 planificadas en el barrio de San Pedrito, históricamente uno de los más humildes, y se continúan los trabajos en otras zonas de la ciudad.

Proseguiremos controlando sistemáticamente desde el Gobierno Central estas labores hasta su total restablecimiento.

Para lograr edificar una ciudad cada vez más bella, higiénica, ordenada y disciplinada, a la altura de su condición de Ciudad Heroica, cuna de la Revolución, como expresé el 26 de julio del año pasado al conmemorar el 60 aniversario del Moncada, corresponde ahora, en primer lugar a las autoridades, con el apoyo de sus ciudadanos, reforzar el respeto —repito, reforzar el respeto— al papel que debe jugar la Planificación Física, a lo que contribuirá el estricto cumplimiento del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, que será aprobado este año por la Asamblea Provincial del Poder Popular.

Pienso que si todos cumplimos con nuestro deber, podremos continuar asegurando que “Santiago sigue siendo Santiago” (Exclamaciones de: “¡Santiago!”). Exactamente (Aplausos). Si quisiéramos ayudar a traducirlo, eso quiere decir que se puede construir, pero no donde a cada cual se le ocurra: si no, más nunca vamos a tener una ciudad como decíamos el 26 de Julio y hoy: bella, higiénica, ordenada y disciplinada. ¿Están de acuerdo ustedes? (Exclamaciones de: “¡Sí!” y aplausos.)

Hasta aquí lo que pensaba decirles sobre ambos programas.

Seguidamente abordaré una cuestión en la que resta un largo trecho por recorrer. Me refiero al reto que nos impone la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor.

En su brillante definición del concepto “Revolución” formulada el primero de mayo del año 2000, en la Plaza de la Revolución, en La Habana, Fidel enunció, entre otras ideas, las siguientes:
“Revolución es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional;”
“es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio;”
“es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.
En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista a partir de una manipulación premeditada de la historia y de la situación actual de crisis general del sistema capitalista, en menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacionales, favoreciendo el individualismo, el egoísmo y el interés mercantilista por encima de la moral.

En resumen, se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social, como si esos preceptos no representaran cabalmente los intereses de la clase dominante en el mundo capitalista. Con ello pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado fin de desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba.

En las presentes circunstancias, el desafío se hace mayor y estamos seguros de que con el concurso de las fuerzas de que dispone la Revolución saldremos victoriosos en este decisivo campo de batalla, haciendo realidad los objetivos que en la esfera ideológica aprobó la Primera Conferencia Nacional del Partido hace dos años, dirección en la que no se ha avanzado lo necesario.

Queda muchísimo trabajo por hacer. Para ello contamos con la pujanza y compromiso patriótico de la gran masa de intelectuales, artistas, profesores y maestros revolucionarios, así como con la firmeza de nuestros centros de investigaciones sociales, universidades y de su estudiantado, aún sin utilizar plenamente sus potencialidades.

Los empeños de diseminar ideas que niegan la vitalidad de los conceptos marxistas, leninistas y martianos, deberán contrarrestarse, entre otros medios, con una creativa conceptualización teórica del socialismo posible en las condiciones de Cuba, como única alternativa de igualdad y justicia para todos.

Las nuevas generaciones de dirigentes, que paulatina y ordenadamente van asumiendo las principales responsabilidades en la dirección de la nación, nunca podrán olvidar que esta es la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes (Aplausos y exclamaciones), premisa imprescindible y antídoto efectivo para no caer bajo el influjo de los cantos de sirena del enemigo, que no renunciará al objetivo de distanciarlas de nuestro pueblo, en el propósito de socavar su unidad con el Partido Comunista, único heredero legítimo del legado y la autoridad del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, el compañero Fidel Castro Ruz (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”).

En este sentido, vale la pena recordar la relevancia que tiene continuar perfeccionando constantemente el principio de consultar de manera directa con la población las decisiones vitales para el desarrollo de la sociedad, como quedó demostrado durante el proceso previo a la aprobación del nuevo Código de Trabajo por nuestra Asamblea Nacional, al igual que en su momento se hizo con el proyecto de los Lineamientos de la Política Económica y Social, los que luego de su amplio y democrático examen popular fueron aprobados por el Sexto Congreso del Partido y refrendados posteriormente en nuestro Parlamento, ante el cual se rinde cuenta dos veces al año acerca de su implementación y de similar manera se procede en el seno del Gobierno y del Partido.

Con este método se podrá garantizar que el programa de la Revolución se actualice cada cinco años, para que siempre responda a los verdaderos intereses del pueblo en los asuntos fundamentales de la sociedad y corregir oportunamente cualquier error. Así se asegurará también el permanente perfeccionamiento y profundización de nuestra democracia socialista.

Estrechamente vinculada con estos conceptos de alcance estratégico, verdaderamente estratégico para el presente y el futuro de la Patria, está la frase pronunciada por Fidel aquí, casi a esta misma hora, desde ese balcón exactamente, hace hoy 55 años, con la que, por su eterna vigencia deseo concluir mis palabras, cito: “La Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto, sino con el pueblo, que es al único que le debe sus victorias” (Aplausos).

Cincuenta y cinco años después, en el propio lugar, podemos repetir con orgullo: ¡La Revolución sigue igual, sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo!

Muchas gracias.

(Exclamaciones de: “¡Viva la Revolución, Vivan Fidel y Raúl!”)
(Ovación.)

Audio en http://teveo.icrt.cu/m/p/dm/xk/dmxkv3.mp3

 En fotos, el acto por el 55 Aniversario de la Revolución cubana gracias al lente de Ismael Francisco
http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2014/01/01/en-fotos-el-acto-por-el-55-aniversario-de-la-revolucion-cubana/
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