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Cuba en los medios estadounidenses: algunas consideraciones al respecto

jueves, 3 de septiembre de 2015
 Por Olga Rosa González Martín*


El podio en la Embajada de los EEUU, donde hablaría el Secretario de Estado John Kerry este 14 de agosto en La Habana. Foto: Ramón Espinosa/ AP
El podio en la Embajada de los EEUU, donde hablaría el Secretario de Estado John Kerry este 14 de agosto en La Habana. Foto: Ramón Espinosa/ AP

Para los estadounidenses ha sido de una forma y para los cubanos de otra completamente diferente. Y es que no podemos obviar que en los procesos de construcción de la realidad hay mediaciones que en el caso de la historia compartida entre Cuba y los Estados Unidos pasa no sólo por la raíz histórica del conflicto sino por elementos geopolíticos, ideológicos, culturales; en esencia, por la propia cultura política de los estadounidenses que, sin lugar a dudas, está marcada por el Destino Manifiesto y el papel de liderazgo que a nivel internacional los Estados Unidos consideran que deben tener.

Por otro lado, tampoco debe obviarse el hecho de que, por lo general, cuando de política exterior se trata, es el ejecutivo quien impone la agenda. En el caso de Cuba, en particular, tal y como apunta Saul Landau aunque discutible, los medios toman su lead, sin sentido crítico alguno, de la Casa Blanca. De ahí la importancia de prestarle atención a la manera en que los medios le están explicando al mundo la relevancia del 17 de diciembre de 2014. Cuando repasamos lo que se ha publicado sobre el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba y el futuro y complejo proceso de normalización de relaciones que debe seguirle, nos damos cuenta de que, posiblemente, lo dicho por McNamara puede repetirse.

Mucho se ha hablado y se ha escrito sobre el papel de los medios de comunicación en el mundo. Mucho también sobre el papel que han desempeñado estos en los Estados Unidos en función de los intereses de las élites estadounidenses en la consecución de sus objetivos de política exterior. Sin embargo, lo que nadie niega es que si en algo han sido inteligentes y han demostrado tener pensamiento estratégico y éxito, es en contarles a sus ciudadanos y al mundo lo que les interesa y de la manera en que les interesa. En esto, el paradigma ha sido Samuel Adams (propagandista de la causa de la independencia) quien, junto a James Rivington (líder de los conservadores) y John Dickinson (líder de los liberales), fue el artífice de una intensa campaña de propaganda inter-colonial que pasó a la historia como el esfuerzo más sostenido de difusión de ideas hecho en esos años (1763-1783).[1]
Según Adams, para ganar el conflicto había que cumplir con cinco requisitos básicos: justificar las razones de la lucha, dar a conocer las ventajas de la victoria, levantar a las masas al alimentarle el odio hacia el enemigo, neutralizar cualquier argumento lógico y razonable propuesto por la oposición y presentar todos los temas en blanco y negro de forma tal que hasta el más simple obrero pudiera entenderlos.[2]

Y aunque han pasado 232 años desde 1783 hasta la fecha, los cierto es que las recomendaciones de Adams pueden aplicarse a la manera en que las élites estadounidenses les han contado a su pueblo –y a buena parte del mundo también– la historia del conflicto entre los Estados Unidos y Cuba, especialmente después del triunfo de la Revolución cubana.[3] Como diría el propio Robert McNamara en la primera sesión de la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre celebrada en La Habana en enero de 1992:

Se ha enseñado a los estadounidenses que fueron los Estados Unidos los que liberaron a Cuba de España, mientras que los cubanos aprendieron que esta liberación fue resultado de su larga lucha por la independencia.
-Los estadounidenses se consideran idealistas y desinteresados por no haberse anexado a Cuba a raíz de la Guerra Hispano-Norteamericana; los cubanos, en cambio, piensan que los Estados Unidos han tratado de valerse de todas las oportunidades para dominar su nación.
-Los estadounidenses creen que utilizaron la Enmienda Platt para mediar en los litigios internos de Cuba y resolverlos, los cubanos tienden a pensar que la enmienda se diseñó para permitir a Estados Unidos intervenir en el país con fines egoístas.
-Por último, los estadounidenses se inclinan a pensar que sus inversiones en Cuba contribuyeron al desarrollo del país, y el gobierno cubano ha sabido interpretar esas relaciones económicas como una explotación.[4]

Esta frase demuestra cuán importante es la manera en que se cuenta una historia. Para los estadounidenses ha sido de una forma y para los cubanos de otra completamente diferente. Y es que no podemos obviar que en los procesos de construcción de la realidad hay mediaciones que en el caso de la historia compartida entre Cuba y los Estados Unidos pasa no sólo por la raíz histórica del conflicto sino por elementos geopolíticos, ideológicos, culturales; en esencia, por la propia cultura política de los estadounidenses que, sin lugar a dudas, está marcada por el Destino Manifiesto y el papel de liderazgo que a nivel internacional los Estados Unidos consideran que deben tener. Por otro lado, tampoco debe obviarse el hecho de que, por lo general, cuando de política exterior se trata, es el ejecutivo quien impone la agenda. En el caso de Cuba, en particular, tal y como apunta Saul Landau aunque discutible, los medios toman su lead, sin sentido crítico alguno, de la Casa Blanca.[5]

De ahí la importancia de prestarle atención a la manera en que los medios le están explicando al mundo la relevancia del 17 de diciembre de 2014. Cuando repasamos lo que se ha publicado sobre el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba y el futuro y complejo proceso de normalización de relaciones que debe seguirle, nos damos cuenta de que, posiblemente, lo dicho por McNamara puede repetirse.

Si fuéramos a hacer una ‘división histórica’ en torno a la manera en que la prensa estadounidense ha presentado Cuba hasta el 17 de diciembre de 2014 pudiéramos hablar de tres etapas o fases:

1.- Cuba como un apéndice natural de los Estados Unidos, un vecino al que hay que ayudar, una mujer a rescatar, una fruta madura a recoger, un niño o bebé al que hay que enseñar, guiar;
2.- un paraíso a disfrutar luego de que con la ayuda estadounidense los cubanos dejaran de ser ignorantes, bárbaros, brutos, supersticiosos, oprimidos, viciosos y, finalmente, abrazaran la civilización;
3.- una dictadura en la que se violan todos los derechos que debe eliminarse para implantar una democracia al estilo estadounidense.

En la primera etapa estamos hablando del siglo XIX en el que no sólo se justifican los intereses expansionistas de los Estados Unidos a partir de la Ley de Gravitación Política, la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, sino de su intervención en la Guerra Hispano-Cubano-Americana que frustra la independencia de Cuba, dejando de ser colonia para ser un protectorado estadounidense. Sin embargo, no es hasta finales del siglo que Cuba aparece como noticia y elemento de interés para el público estadounidense. Con la ayuda de los principales periódicos del país en un momento en que se desarrolla el sensacionalismo en el periodismo como parte de la rivalidad entre Hearst y Pulitzer, se orquestó una excelente campaña propagandística[6] que, en esencia, mostraba a Cuba como una pequeña isla ubicada en el Caribe, colonizada por una potencia europea que había cometido atrocidades y de la cual no se podía liberar por su debilidad y hasta incapacidad. Se hizo toda una historia en la que se enfatizaba en la necesidad de que Estados Unidos interviniera para liberar y salvar a los cubanos del yugo español.[7] De esta manera, se vendió la imagen de los estadounidenses como héroes y la de los cubanos como aquellos que nada o bien poco hicieron para alcanzar su libertad. Así, la Guerra Hispano-Cubano-Americana pasó a la historia estadounidense como la Guerra Hispano-Americana (Hispanic-American War), obviando la participación de los cubanos en el conflicto y la historia de sus luchas por la independencia de la nación.
Si algo ejemplifica el sentimiento de los Estados Unidos como salvadores y garantes de que Cuba, finalmente, alcanzaría la civilización, fue la Proclama del General John Brook en la toma de posesión del gobierno de Cuba en enero de 1899:

Al Pueblo de Cuba: habiendo venido como representante del presidente para continuar el propósito humanitario por el cual mi país intervino para poner término a la condición deplorable de esta Isla (…) el gobierno actual se propone dar protección al pueblo para que vuelva a sus ocupaciones de paz, fomentando el cultivo de los campos abandonados y el tráfico comercial (…) Para ello se valdrá de la administración civil aunque esté bajo un poder militar para el interés y el bien del pueblo de Cuba y de todos los que en ella tengan derechos y propiedades».[8]

Una vez ocupado el territorio cubano, el gobierno de Estados Unidos consolidó el control de la isla con la imposición de la Enmienda Platt en la Constitución de 1901, el Tratado Permanente, el Tratado de Reciprocidad Comercial y el Tratado Naval. Durante todo este tiempo, y hasta el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba fue una verdadera neocolonia. La economía cubana estaba en manos estadounidenses y, supuestamente, todo marchaba bien. La política de Buen Vecino de Roosevelt fue para «ayudar a Cuba y a los latinoamericanos» mientras dormían su siesta. De ahí que esa segunda etapa de representación de Cuba en los medios estadounidenses sirviera para que periodistas de la talla de Matthews que cubrieron las acciones del movimiento revolucionario cubano en la Sierra Maestra no entendieran la esencia de la revolución cubana como parte de un proceso histórico que no solo se centraba en la lucha por la independencia nacional sino que tenía un marcado carácter anticolonialista y antiimperialista.

Es por ello que cuando triunfa la Revolución y el gobierno cubano revolucionario comienza a aplicar medidas de carácter nacionalista que no necesariamente se ajustaban a lo que los Estados Unidos esperaban de una revolución tercermundista (adopción de los estándares democráticos estadounidenses), la misma prensa que había minimizado o ignorado por completo la represión de Batista y que le había prestado escasa atención al control ejercido por la mafia sobre los clubes y hoteles de La Habana, ahora se convertía en un categórico defensor de la «democracia cubana» y en un crítico de Fidel por no celebrar elecciones al estilo estadounidense.[9]

Así se produce la ruptura total de las relaciones entre los dos países, pero a la opinión pública de los Estados Unidos, y a la del mundo también,[10] se le dice que es el nuevo gobierno de La Habana el que pone punto final a casi dos siglos de «buenas relaciones» con Washington. Surgen, entonces, los cuatro grandes pretextos sobre los que se comenzaría a perfilar la política de los Estados contra Cuba y que, a su vez, se convierten en los macro temas sobre los que se construye la «realidad» cubana en el país norteño. Estos son: la expropiación de propiedades a compañías estadounidenses, Cuba como país comunista, Cuba como país que apoya el terrorismo internacional (desde 1982 y hasta 2015) y, por último, la violación de derechos y la necesidad de la llamada transición hacia la democracia.

De ahí que por más de 50 años, los líderes revolucionarios hayan sido satanizados por los medios estadounidenses y la imagen que se ha dado sobre los cubanos es la de un pueblo que vivió bajo la «represión» de un «dictador» que no respetaba los más mínimos derechos humanos, que no permitía elecciones libres y democráticas y que no pretendía abandonar el poder bajo ningún concepto;[11] los «exiliados» en Miami son las víctimas que han logrado escapar de la «tiranía» y los contrarrevolucionarios que viven en la isla son los «disidentes» que abogan pacíficamente por una Cuba libre y democrática.[12]

Es por ello que las noticias de tipo humano y las historias de vida debían destacarse para que se viera que a Cuba no la habían abandonado sólo los ricos sino la gente de pueblo que también se oponía a las medidas que se estaban tomando. La invasión de Playa Girón debía darse a conocer –y así se hizo- como un conflicto entre cubanos sin que mediara la intervención de los Estados Unidos.[13] La idea de una Revolución que comenzó con «fusilamientos masivos» a criminales de guerra luego de juicios sumarísimos y que después se convirtió en una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos (Crisis de Octubre) estuvo presente tanto en el discurso político como en el informativo hasta terminada la Guerra Fría. La presencia militar de Cuba en algunos países africanos también fue muy bien utilizada en los planes propagandísticos que comenzaron a mostrar a Cuba como un «satélite» de la URSS, socavando así cualquier posibilidad de que se viera el proceso revolucionario como algo exitoso, sino más bien como un sistema parasitario incapaz de articular estrategias de desarrollo político, económico y social independientes a las de la antigua Unión Soviética.

De ahí que cuando en los años 80 se estudia como parte de la Guerra Fría la construcción de las imágenes que sobre Cuba hacen el Christian Science Monitor, el Journal of CommerceLos Angeles Times, el Miami Herald, el New York Times, el San Francisco Chronicle Examiner, el Washington Post, el Wall Street Journal,así como Business WeekForbesFortuneHarpersNewsweekNew York Review of BooksTime y U.S. News and World Report, los principales temas publicados en una muestra de 396 artículos[14] son: derechos humanos (19.4%), cubano-americanos (11.6%), política exterior de Cuba (11.1%), la política de los Estados Unidos hacia Cuba (10.9%), Fidel Castro y el sistema de partido único (9.6%) y la economía cubana (8.1%). Estos fueron tratados de una
manera selectiva, generalmente negativa y occidentalizada. Los temas cubiertos reflejaron típicamente los intereses de la política exterior oficial de los Estados Unidos, ignoraron los intereses de Cuba y desatendieron temas de posible interés para el público estadounidense como la asistencia médica, seguridad laboral, educación y calidad de vida.[15]

Asimismo, al analizar la manera en que ABC, CBS y NBC cubrieron Cuba entre 1988 y 1992, Soderlund et. all, apuntan que para finales de la Guerra Fría los principales temas sobre Cuba fueron: (1) tráfico de drogas y la relación de Castro con Manuel Noriega de Panamá; (2) retirada de Cuba de Angola; (3) visita de Mijail Gorvachov a Cuba y relaciones Cuba-URSS/Rusia; (4) juicio y ejecución del General Arnaldo Ochoa; (5) crisis de la economía cubana; (6) abusos de derechos humanos en Cuba; (7) Juegos Panamericanos; (8) Fidel Castro como gobernante y personalidad; y (9) nuevos elementos en torno a la Crisis de los Misiles a partir de una serie de encuentros entre participantes cubanos, soviéticos y estadounidenses.[16] De manera general, estos autores concluyen que Castro y los sistemas económico y político cubanos fueron presentados de manera muy negativa, viéndolos todavía dentro de los marcos de la Guerra Fría.[17]

Con el llamado fin de la Guerra Fría y con la tranquilidad de que ya la isla no constituía una amenaza para los Estados Unidos, la «realidad» de Cuba comienza a perfilarse a partir de la dinámica interna de lo que ocurre en el país y se deja a un lado el activismo internacional de Cuba. Así, surge lo que Prieto González calificó como la tríada mercado-pluripartidismo-elecciones libres.[18] El énfasis en que la economía cubana había caído en crisis fue uno de los platos fuertes en el orden del día. Fundamentalmente, se hizo hincapié en los pobres resultados que se estaban alcanzando en la industria azucarera y en la reducción de las importaciones provenientes, en su gran mayoría, de los países socialistas y de la URSS. De esta manera, se destacaba la dependencia de Cuba de la antigua Unión Soviética y se demostraba la incapacidad del sistema económico cubano de satisfacer las necesidades básicas de la población. El tema del bloqueo no fue de los prioritarios y tampoco lo fueron las reformas económicas adoptadas por la dirección del país, aunque sí fueron criticadas por no corresponderse con las recetas neoliberales dictadas por el Fondo Monetario Internacional. Por otro lado, comienza a cubrirse sin mucha relevancia la relación entre Cuba y Canadá, además del turismo.

Ya para finales de la década del 90 tiene lugar la crisis de Elián González Brotóns y en un estudio hecho sobre la manera en que The Washington Post, The New York Times y de The Wall Street Journal presentan el caso se concluye que la imagen dada sobre Cuba fue negativa, aún y cuando los dos primeros periódicos tuvieron una postura mucho más objetiva que el último.[19]

En 2003, Soderlund analizó la cobertura que la televisión estadounidense hizo sobre la visita del ex presidente Carter a Cuba y concluyó que, de manera general, y en contraste con resultados obtenidos de estudios hechos sobre la cobertura que The New York Times había realizado sobre Cuba entre 1959 y 1996, los medios estadounidenses habían presentado a Fidel Castro en términos menos negativos.[20]

Por su parte, en su estudio realizado en Cuba sobre la manera en que The New York Times cubrió el tema Cuba entre febrero y marzo de 2003, Garcés demostró que las fuentes oficiales constituyeron el 88,4% de las 162 informaciones que se examinaron (133 noticias y más 29 notas interpretativas), mientras que las fuentes alternativas, definidas por el autor del estudio como organizaciones no gubernamentales y otros grupos miembros de la sociedad civil, fueron solo el 11,6%.[21]

En esta última década también se han hecho investigaciones en torno a la cobertura que sobre Cuba ha realizado la gran prensa estadounidense y se obtuvieron los siguientes resultados: tanto The Washington Post como The New York Times y The Wall Street Journal continúan enfocando la realidad cubana a partir de la llamada tríada mercado-pluripartidismo-elecciones libres, donde los ‘disidentes’ son ‘reprimidos’ pues viven bajo la ‘represión absoluta de un tirano que no permite a los cubanos hablar libremente y mucho menos pensar’, porque siempre están bajo la mirada vigilante del ‘régimen opresor’.[22] Asimismo, CNN, por ejemplo, le dedicó 24 productos comunicativos al tema de la muerte del contrarrevolucionario Orlando Zapata y el 46.7% de ellos versó sobre la contrarrevolución, el 19.23% sobre la relación Cuba-Estados Unidos y el 15.38% sobre la situación interna.[23]

Cuando se produce la enfermedad del Comandante en julio de 2006 y hasta el momento en que se hace la elección del Consejo de Estado en febrero de 2008, The Washington Post –si bien mantuvo los temas mencionados anteriormente- presentó  

puntos de ruptura con posiciones anteriores y que reflejaron el disenso entre las élites de poder, a partir de la enfermedad de Fidel Castro. La principal ruptura identificable fue la que invocó al pragmatismo para pedir un cambio de táctica en la política que produjera resultados más efectivos al lidiar con el problema cubano. El alejamiento de la línea dura, puesta en práctica no solo por la Administración de George W. Bush, pasaba por levantar las prohibiciones de viajes de los cubano-americanos y, más adelante, de los ciudadanos estadounidenses; una segunda idea implicaba la concesión de mayores facilidades en el comercio, aunque esto no significaba el levantamiento absoluto del embargo (bloqueo), pero sí, al menos, un paso hacia una posible normalización.[24]

Esta ruptura, no obstante, se corresponde con el debate entre las élites políticas en torno a Cuba.[25] Por otro lado, tanto The New York Times como The Washington Post le han dado al tema del bloqueo en la última década un perfil tan bajo que, a pesar del encuadre desfavorable que se le dio al bloqueo entre el 2006 y el 2010, careció de la magnitud y la resonancia necesaria para activar la opinión pública estadounidense a favor de una normalización de la relaciones entre Cuba y los EE.UU.[26]

Si bien puede considerarse que, de manera general, la cobertura negativa en torno a Cuba en los Estados Unidos ha estado marcada, entre otros elementos, como dijimos al principio, por la propia cultura política estadounidense que no les permitió a sus periodistas comprender el proceso revolucionario en toda su magnitud, tampoco puede obviarse el hecho de la inaccesibilidad de la mayoría de los líderes de Cuba[27] y de los funcionarios públicos de la isla a los medios estadounidenses. Y esto es importante porque aquí radica la necesidad de prestarle atención a la manera en que los medios le están explicando al mundo la relevancia del 17 de diciembre de 2014.

Hasta ahora, y de manera muy preliminar, pues el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas anunciado por Obama y Raúl Castro en diciembre de 2014 aún está en curso y un análisis más preciso de la cobertura de la gran prensa estadounidense y de los medios en general al respecto lleva mucho más tiempo,[28] elaboraría en calidad de premisa, quizás, que la agenda en torno al proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas, así como aquella en torno al futuro proceso de normalización de relaciones, ha seguido imponiéndose por los Estados Unidos y por fuentes estadounidenses, aunque se destaca la habilidad de Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en las conferencias de prensa ofrecidas a los medios luego de las rondas de negociaciones, que han marcado los pasos que han conducido al proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas.

Sin embargo, más allá de las figuras de Raúl Castro como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y de Josefina Vidal, es casi nula la presencia de los funcionarios públicos cubanos explicándole al mundo las implicaciones que para Cuba, sus respectivos ministerios, y su sistema social en general tendría este proceso. En una muestra de sólo veinte artículos[29] seleccionada entre el 17 de diciembre de 2014 y junio de 2015 se constata que las fuentes predominantes fueron las estadounidenses, específicamente las siguientes: el presidente Obama, Roberta Jacobson, Subsecretaria de Estado y jefa de la delegación estadounidense que condujo las rondas de negociaciones con Cuba; los senadores Marco Rubio, Robert Menéndez, Jeff Flake de Arizona, así como los representantes Barbara Lee’s (D-Calif.), Mark Sanford (R-S.C.); Rep. Mario Díaz-Balart (R-Fla.);Nancy Pelosi, Líder de la Minoría de la Cámara; Jeb Bush, antiguo gobernador de la Florida y aspirante a la presidencia; Rick Scott, gobernador de la Florida; Sarah Stephens, directora del Center for Democracy in the Americas; Robert Muse, abogado estadounidense especializado en la legislación estadounidense en torno a Cuba; Michael Shifter de Diálogo Inter-Americano; James Williams, director de Engage Cuba; Rob Rowe, vicepresidente y consejero asociado de la Asociación de Bankeros Estadounidenses (American Bankers Association), Josh Earnest, secretario de prensa de la Casa Blanca; Ron Christaldi, presidente a la Gran Cámara de Comercio de Tampa (Greater Tampa Chamber of Commerce); entre otros.

Desde la academia cubana ha habido mayor participación en los debates que antes, destacándose en la muestra Rafael Hernández de la Revista Temas; Omar Everleny del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana; Jesús Arboleya, del Centro de Investigaciones de Política Internacional, además de otros profesores de la Universidad de La Habana. En los artículos estudiados también se citaron a los llamados disidentes Yoani Sánchez, Guillermo Fariñas, Berta Soler, etc. Sin embargo, no aparece declaración alguna emitida por un ministro o un ministerio, de un parlamentario cubano. Nada. Es como si no tuvieran nada que decir en torno al acontecimiento más importante del conflicto entre Cuba y los Estados Unidos después del triunfo de la Revolución, por solo reducirlo a su estado bilateral, aunque estamos claros de que se trata de un conflicto con una notable dimensión multilateral.

De ahí que abogue no sólo por la necesidad de que se defina desde las instituciones cubanas cómo se va a dialogar con los Estados Unidos, cómo les van a explicar tanto a sus públicos internos como externos la manera en que se relacionarán con ese país. Si bien es cierto que la mayor parte de las medidas anunciadas por el Presidente Obama están encaminadas a fortalecer el sector privado en Cuba, lo cierto es que eso tendrá que hacerse dentro del marco legal existente en el país. Por lo tanto, las instituciones cubanas tendrán que mediar en estos procesos.

Mas, esto no debe dejarse a la buena voluntad, pues se ha demostrado que todavía prima el concepto de «fortaleza sitiada» en Cuba. Por lo tanto, se impone la necesidad de una ley de comunicación en Cuba –no sólo ley de medios- que regule el ejercicio de la comunicación en todos sus niveles para que el sistema de comunicación pública cubano pueda, entre otras cosas, funcionar como debe ser.

Notas

[1]Para más detalles ver: Michael Emery and Edwin Emery: The Press and America: An Interpretative History of the Mass Media, 7th edition, Englewood Cliffs, N.J.: Prentice Hall, ©1992.
[2] Ibídem, pp. 46-47.
[3] Para más detalles ver Jon Elliston: Psywar on Cuba. The declassified history of US anti-Castro Propaganda, Ocean Press, Australia, 1999.
[4] Robert McNamara en “El Mundo al Borde de la Guerra Nuclear, Conferencia Tripartita, 1992”, Primera Sesión, 9 de enero de 1991, Editora Política, 2013, p.7.
[5] Saul Landau: “U.S. Media Images of Postrevolutionary Cuba Shaped by Government Policy and Commercial Grammar”, Latin America Perspectives, Issue 150, Vol. 33, No. 5, September 2006, p. 125.
[6] Sin embargo, historiadores como Ian Mugridge consideran que aunque Hearst exageró un considerable número de noticias sobre Cuba, había suficiente información sobre los horrores que realmente tenían lugar en Cuba a partir de las informaciones de fuentes oficiales estadounidenses que eran suficientes como para despertar la indignación en contra de las acciones españolas. Para más detalles, ver Thomas G. Paterson: U.S. Intervention in Cuba, 1898: Interpreting the Spanish-American-Cuban-Filipino War, ponencia presentada en evento sobre la Guerra de 1898 en el Instituto de Historia de Cuba entre el 29 de junio y el 1 de julio de 1994.
[7] Miralys Sánchez Pupo: “La prensa norteamericana llama a la guerra, 1898”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1998.
[8] Proclama del General John Brooke en la toma de posesión del gobierno de Cuba, Cuartel General de la División de Cuba, Enero 1ro, 1899.
[9] Saul Landau: “U.S. Media Images of Postrevolutionary Cuba Shaped by Government Policy and Commercial Grammar”, Ob, cit., 122.
[10] Interesante resulta el siguiente documento: Arthur Schlesinger, Memorandum to the Political Warfare Subcommittee of the Cuban Task Force, May 8, 1961, en Jon Elliston: Psywar on Cuba. The declassified history of US anti-Castro Propaganda, Ob. cit., pp. 68-71.
[11] Para ampliar sobre el tema de la imagen de Cuba en Estados Unidos ver, entre otros, los artículos del investigador cubano Alfredo Prieto González: “La prensa y la opinión pública norteamericana hacia América Latina”, Cuadernos de Nuestra América, Vol. VI, No. 12, enero-junio, 1989; “Cuba en la prensa norteamericana: la conexión cubana”, Cuadernos de Nuestra América, Vol. VII, No. 15, julio-diciembre, 1990; “Cuba en los Medios de Difusión Norteamericanos”, Revista Temas, No. 2, abril-junio, 1995; Olga Fernández: “La Gran Prensa Norteamericana Editorializa a Cuba: Años 90”, ponencia presentada en la XXII Conferencia de la Latin American Studies Association (LASA), Marzo 16-18, 2000, Hyatt Regency, Miami, Florida; William H. Flanigan y Nancy H. Zingale: “Forty Years of United States Public Opinión toward Cuba”, ponencia presentada en evento sobre elecciones presidenciales del año 2000 en Estados Unidos, Centro de Estudios sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, Cuba; Bill Solomon: “Cubriendo Cuba: la crisis de los balseros. Agosto-septiembre de 1994”, Revista Temas, No. 20-21, enero-junio, 2000; del mismo autor: “Self Reflections: U.S. Press Coverage of Cuba”, ponencia presentada en la American Sociological Association Conference, 2000.
[12] Para profundizar en el tema ver, entre otros, Jesús Arboleya Cervera: “La Contrarrevolución Cubana”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2000; Hernando Calvo Ospina y Katlijn Declercq, “¿Disidentes o Mercenarios?”, Casa Editora Abril, 2003; Rosa Miriam Elizalde y Luis Baez: “Los Disidentes”, Editora Política, 2003.
[13] Interesantes en este sentido resultan los siguientes documentos: Arthur Schlesinger, Memorandum for the President “Cuba: Political, Diplomatic and Economic Problems”, April 10, 1961, en Jon Elliston: Psywar on Cuba. The declassified history of US anti-Castro Propaganda,Ob. cit., pp. 40-44; Memorandum from C. Tracy Barnes of the Central Intelligence Agency to the President’s Special Assistant (Schlesinger), April 11, 1961, en Ibídem, pp. 45-46.
[14] Flora Biancalana, June Kress, Janis Lewin, Ed McCaughan and Cecilia Platt: Tropical Gulag. The Construction of Cold War Images of Cuba in the United States, Draft Document, Global Options, Research and Advocacy on World Affairs, 1986, p. 58.
[15] Ibídem, p. 56.
[16]Walter C. Soderlund, Ronald H. Wagenberg and Stuart H. Surlin: The Impact of the End of the Cold War on Canadian and American TV News Coverage of Cuba: Image Consistency or Image Change? Canadian Journal of Communication, Vol. 23, No. 2, 1998.
[17]Ibídem.
[18] “Cuba en los medios de difusión norteamericanos, Revista Temas, No. 2, abril-junio, 1995.
[19] Para más detalles ver Olga Rosa González Martín: “Gran prensa y opinión pública estadounidense: Elián González”, Colección Foro, Editora Política, La Habana, 2005, ISBN: 959-01-0652-8.
[20]Soderlund, Walter C.: “U.S. Television Network News Coverage of the Carter Visit to Cuba, May 2002.” Paper prepared for presentation at the “Annual Meeting of the Canadian Political Science Association”, Halifax, Nova Scotia, Canada, 2003.
[21] Garcés Gorra, Raúl: La construcción simbólica de la opinión pública. Escenarios teóricos y prácticas mediáticas contemporáneas, Tesis Presentada en Opción al Grado de Doctor en Ciencias de la Comunicación, 2007, p. 108.
[22] Para más detalles ver Olga Rosa González Martín: Gran prensa y opinión pública estadounidense: Elián González, Colección Foro, Editora Política, La Habana, 2005; «Cuba, África y el Medio Oriente: ¿iguales y diferentes?», Tricontinental, No. 174/2012, Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), Cuba, pp. 13-18; «La opinión pública de Estados Unidos y Canadá hacia Cuba: un estudio comparativo», En Montero Contreras, Delia y Raúl Rodríguez Rodríguez (Comp.): Políticas públicas, relaciones bilaterales e identidad en Canadá. Una nueva connotación en el inicio del siglo XXI, Editorial Félix Galván,  Universidad de La Habana, Cuba, 2007, ISBN: 978-959-16-0534-4, pp. 111-133.
[23] Olga Rosa González Martín: Cuba, África y el Medio Oriente: ¿iguales y diferentes?”, Ob. cit., p. 17.
[24] Miguel Ernesto Gómez Masjuán: «Cuba en el The Washington Post: ¿tiempo de cambio? Un análisis del discurso periodístico desde la proclama del Comandante en Jefe hasta la elecciones del nuevo Consejo de Estado», Tesis en Opción al Grado de Master en Ciencias de la Comunicación, Marzo, 2009, p. 172.
[25] Todas las visiones negativas que la gran prensa presenta en torno a Cuba sirven como justificación al gobierno estadounidense para mantener tanto a Radio y a TV Martí como parte de su sistema de transmisiones civiles para el exterior. Para un estudio en torno al mismo ver Olga Rosa González Martín: «El sistema de transmisiones de los Estados Unidos hacia el exterior: cambios y tendencias actuales» en Colectivo de Autores: Los EE.UU a la luz del siglo XXI, Ob, cit., pp. 326-350.
[26] Matthew Edward SWEENEY: «Framing the Cuban Embargo: US Media Coverage, Public Opinion and Foreign Policy Responsiveness on the Cuban Embargo from 1990 to 2010», Tesis presentada en Opción al Título de Master en Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Junio 2011, pp. 54-55.
[27] Saul Landau: “U.S. Media Images of Postrevolutionary Cuba Shaped by Government Policy and Commercial Grammar”, Ob. cit., 119.
[28] Habría que esperar a la inauguración de las embajadas en La Habana y en Washington, además de que habría que considerar los rasgos que tipifican la comunicación en red (hipertextualidad, multimedialidad e interactividad) pues estamos trabajando con las versiones online.
[29] Michael D. Shear: “For Obama, More Audacity and Fulfillment of Languishing Promises”, The New York TimesDEC. 17, 2014, http://www.nytimes.com/2014/12/18/us/politics/cuba-action-is-obamas-latest-step-away-from-a-cautious-approach.html (consultado el 13/07/2015); Damien Cave: “In U.S.-Cuba Embrace, Rusty Gears of Cold War Diplomacy Finally Move”, The New York Times, DEC. 17, 2014, http://www.nytimes.com/2014/12/18/world/americas/in-us-cuba-embrace-rusty-gears-of-cold-war-diplomacy-finally-move.html (consultado el 13/07/2013); Tom Hayden: “Why the US-Cuba Deal Really is a Victory for the Cuban Revolution. The left should recall and applaud the long resistance of tiny Cuba to the northern Goliath”, The Nation, December17, 2014, http://www.thenation.com/article/why-us-cuba-deal-really-victory-cuban-revolution/ (consultado el 10/07/2015); Mark Mazzetti, Michael S. Schmidt and Frances Robles: “Crucial Spy in Cuba Paid a Heavy Cold War Price”, The New York Times, DEC. 18, 2014, http://www.nytimes.com/2014/12/19/world/americas/cia-mole-now-out-of-prison-helped-us-identify-cuban-spies.html?_r=0 (consultado el 13/07/2015); Andrea Rodriguez And Anne-Marie Garcia: “Cubans hope for better future with US-Havana deal”, AP, Dec. 18, 2014 4:15 AM EST, http://www.bigstory.ap.org/article/86a34f0059ee456989a06d1efe4264ce/cubans-cheer-historic-renewal-us-relations (consultado el 19/06/2015); Amanda Sakuma: “‘Deep disagreements’ emerge in first round of US-Cuba talks”, 01/23/15 01:16 PM—Updated 01/23/15 02:33 PM, MSNBC, http://www.msnbc.com/msnbc/deep-disagreements-emerge-first-round-us-cuba-talks (consultado el 13/06/2015); Lizette Alvarez: “Radio and TV Martí, U.S. Broadcasters to Cuba, Emerge From Cold War Past Facing Uneasy Future”, The New York Times, MARCH 24, 2015, http://www.nytimes.com/2015/03/25/us/radio-tv-marti-cuba.html (consultado el 13/06/2015); Clay Waters: “Oh the Irony: NYTimes Finds America’s Cuba Media Service to Lack ‘Balance, Fairness and Objectivity’”, March 25, 2015 | 9:19 PM EDT, http://newsbusters.org/blogs/clay-waters/2015/03/25/oh-irony-nytimes-finds-americas-cuba-media-service-lack-balance (consultado el 13/06/2015); Cristina Marcos: “House rejects easing Cuba travel restrictions”, THE HILL, 06/04/15 12:28 PM EDT, (consultado el 04/06/2015); “Picturesque, but doing poorly. Despite the thaw with the United States, politics is paralysing the economy. The first of two stories”, The Economist, May 16th 2015 | HAVANA | From the print edition, http://www.economist.com/news/americas/21651300-despite-thaw-united-states-politics-paralysing-economy-first-two (consultado el 22/06/2015); “Day zero or D-Day? The tricky task of unifying a crazy system of exchange rates”, May 16th 2015, HAVANA, The Economisthttp://www.economist.com/news/americas/21651292-tricky-task-unifying-crazy-system-exchange-rates-day-zero-or-d-day (consultado 22/06/2015); H.T.: “Why Cubans are still fleeing to America”, May 18th 2015, 23:50, The Economist, http://www.economist.com/blogs/economist-explains/2015/05/economist-explains-21 (consultado el 22/06/2015); The Associated Press: “Washington Removes Cuba From US List of Terrorism Sponsors”, The New York Times, May 29, 2015, 2:34 P.M. E.D.T., http://www.nytimes.com/aponline/2015/05/29/us/politics/ap-us-united-states-cuba.html (consultado el 15/06/2015); Christopher O’donnell: “Cuba’s removal from U.S. terror list opens door in Tampa”, May 29, 2015, Updated: May 29, 2015 at 08:12 PM, http://tbo.com/news/politics/kerry-signs-order-removing-cuba-from-us-terror-list-20150529/ (consultado el 15/05/2015); Lesley Wroughton and Matt Spetalnick: “Exclusive: U.S.-Cuba deal expected in early July to restore ties, reopen embassies”, Sat Jun 13, 2015 12:26am EDT, http://www.reuters.com/article/2015/06/13/us-cuba-usa-exclusive-idUSKBN0OT00I20150613(consultado el 14/06/2015); Associated Press: “On visit to Havana, Republican senator says opening of US embassy in Cuba is ‘imminent’”, The Star Tribune, June 13, 2015 — 8:37pm, http://www.startribune.com/republican-senator-sees-us-embassy-in-havana-coming-soon/307273871/ (consultado el 16/06/2015); HAVANA (AP): “Republican senator sees US embassy in Havana coming soon”, Published 02:07 June 14, 2015, http://www.neurope.eu/ap_feed/on-visit-to-havana-republican-senator-says-opening-of-us-embassy-in-cuba-is-imminent/ (consultado el 15/06/2015); John Paul Rathbone: “Thaw in US-Cuba relations heightens business expectations”, Financial Times, June 15, 2015 11:09 pm, http://www.ft.com/cms/s/2/15afe7cc-fb0e-11e4-9aed-00144feab7de.html(consultado el 22/06/2015); Daniel Trotta: “A Castro son rises in Cuba”, Reuters, June 17, 2015 11:51 AM, http://news.yahoo.com/castro-son-rises-cuba-155112827.html (consultado el 22/06/2015): The Associated Press: “Close but no cigar: US-Cuba wrangle on embassies 6 months on”, Last updated: Wed. Jun. 17, 2015 – 04:08 am EDT, http://www.fortwayne.com/apps/pbcs.dll/article?AID=/20150617/AP01/306179996/-1/TOPNEWS (consultado el 21/06/2015).

(Fuente Pensar en Cuba)
Tomado de Cubadebate

*Investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU), de la Universidad de La Habana

Bolivia: 6 de agosto y los indios

miércoles, 5 de agosto de 2015
Por Idón Moisés Chivi Vargas*

  ONU_aprueba_Declaracion_Derechos_Pueblos_IndigenasEl 6 de agosto de 1825, nacía la República de Bolívar en brazos de los “doctores dos caras”; tiempo después, Bolívar le contaría a Manuela Saenz, que en realidad le hubiera gustado que la nueva nación se llamara Juana Azurduy. La comandante de América se enteró por correspondencia, Manuela le daba una buena noticia, dentro de las tantas malas que la Juana tenía. Juana murió pobre, odiada por haber sido comandante de 5.000 indios y murió mientras los “dos caras” preparaban el festejo del 25 de mayo. Nadie hablo de ella, la generala de indios murió sola, trasladada por cuatro indios y un cura que tuvo que hacer colecta para comprarle un ataúd sencillo, modesto, humilde, humillante.

Bolivia nacía rica, por eso Tarija se anexaba por voluntad propia para tratar de tener la riqueza de una nación prospera, se equivocaron, en menos de 50 años Bolivia llego a tener los índices de pobreza más pobres del continente. Los caudillos militares, veían a Bolivia como su patrimonio particular. Bolivia vivía del tributo indígena, los indios mantenían las arcas del Estado.

Este hecho, silenciado sistemáticamente por la historia oficial, sigue siendo la caja negra del racismo, del desprecio al indio, el indio no era ciudadano, no podía serlo, era una idea contranatura y sin embargo los indios ya habían gestado la guerra de la independencia antes que los Voltaire y Rousseaus aparecieran por estas tierras. Tupac Amaru, Tupac Katari, Tomas y Damaso Katari habían anunciado en 1781, 44 años antes, que vivir libres era posible, que era posible ser independientes, que era posible ser iguales y que era posible ser fraternos. El criollaje se asustó, vio que sus valores básicos en una sociedad colonial eran temerariamente puestos en cuestionamiento por unos “monstruos humanos”.

Si en el derecho romano se dice que el “res nullius” es la condición para apropiarse algo que no es de nadie, los indios eran dueños de los cuatro puntos cardinales Abyaylences, que desde el polo norte hasta el polo sur estaba habitado por culturas donde “producir para vivir” contrastaba con “matar para sobrevivir”, el encontronazo aún nos es desconocido, la historia nos muestra hombres blancos y limpios llegando en barcos destellantes. La otra historia nos dice que los europeos -para la época-, consideraban que “bañarse” era una forma idiota de quitarse la pureza del hombre al nacer, bañarse no era bueno para Dios, peor para los hombres, olían horrible, despedían olores nauseabundos que solo eran posibles de disimular con los bisabuelos del “chanel” y el “yanbal”.

El nacimiento de la palabra “indios” puede deberse a una equivocación de Colón, pero se debe más a la angurria del oro, a ese “estiércol del demonio” que según el Papa Francisco conmina a la iglesia católica entera, “Ante dios, pedir perdón por los pecados cometidos contra los pueblos indígenas”. Esos pecados no son pocos, ni el perdón resuelve los hechos y a fojas cero.

Los millones de indios muertos, el saqueo sistemático y voraz del oro y la plata, las muertes de mujeres sometidas al “despanzurramiento” abriendo los vientres de las mujeres rebeldes se adelantan cinco siglos a las políticas de control de natalidad desarrolladas por gringolandia y experimentada en las tierras del sur del continente, y que en Bolivia se llamaba Alianza para el Progreso. El exterminio de los indios ayer y hoy, tiene un mismo lugar de origen y un mismo destinatario, todo aquel que tiene la piel morena es pobre que merece el castigo de Dios, un Dios que de forma terrenal se llama racista.

Lo indio puede que hoy sea una señal de igualdad, pero sigue siendo señal de peligro, para elites y amigos ideológicos de esas elites (que como los periodistas mal pagados, defienden al patrón antes que a sus propios derechos). Antes solía decirse indio para insulto rápido, los mismos indios dicen “indios” a sus primos, como los negros insultando de “negros” a sus semejantes, no podía ser más loca la lingüística del autodesprecio.

Indios fue la palabra que libró de pecado al asesino, al angurriento, al español vicioso que vino como conquistador y que hoy, en forma de ideología, aún maneja muchos hilos perversos de acción política. Indios fue la palabra -en 1492-, con la cual millones de seres fueron convertidos en inferiores por el color de la piel, ya dos siglos antes la iglesia había demostrado con  pruebas de Dios, que las mujeres eran inferiores por féminas (feminus, fe disminuida)

Y sin embargo los indios existen, y en el caso de Bolivia, tienen un gobierno que resuelve las viejas injusticias del Estado contra las mujeres y los pueblos indígenas. Tienen a Evo Morales recomendando que debemos recuperar la capacidad de soñar, de mirar desde cerca a lo lejos, que no debemos quedarnos mirándole el dedo cuando él nos está mostrando las estrellas…

Hoy 6 de agosto hay mucho para reflexionar, pero fundamentalmente pensar la economía política del desprecio, la semántica del poder racista., para que no suceda nunca más, para construir dignidad cada día, cada día tiene que ser un 6 de agosto.

Pasar de la hora cívica -con cumpleaños incluido- a la hora política de la verdad como camino.

¡¡¡Jallalla Bolivia!!!
¡¡¡Jallalla Qullasuyu Marka!!!

Fuente: Resumen Latinoamericano

* [N. del E.] De formación abogado, es originario aymara. Fue asesor de la CONAMQ, Coordinador del programa de reforma penal integral del Vice Ministerio de Justicia y Derechos Fundamentales de Bolivia, Director General de Administración Pública Plurinacional, Ministerio de Culturas, Bolivia. Director General de Estudios y Proyectos - Viceministerio de Gestión Comunicacional - Ministerio de Comunicación- Bolivia.

El 20 de julio de 2015 ¡se romperá el corojo!

viernes, 10 de julio de 2015
Por Lohania Aruca Alonso*

  RCBaez_ante un nuevo Baragua
Y he dejado bien claro que también seguiremos teniendo diferencias muy serias. Que incluyen el apoyo duradero de Estados Unidos por los valores universales, como la libertad de expresión y asociación y el acceso a la información. Y no dudaremos en protestar cuando veamos que se actúa de manera contradictoria a esos valores. 
Barack H. Obama (1)

     El título de este artículo parodia la histórica frase criolla: “Muchachos, ¡el 23 [de marzo, 1878] se rompe el corojo!”, fue dicha por alguno de los cubanos presentes al final de la conocida Protesta de Baraguá, 15 de marzo de 1878, cuando el General Antonio Maceo Grajales confirmó a su contrincante español, el General Arsenio Martínez Campos, que las hostilidades continuarían, porque sus fuerzas no aceptaban los acuerdos del Pacto del Zanjón (2).

Ese gesto de firmeza ideológica y de coraje combativo por la independencia total de Cuba, trascendió a la Historia como un símbolo y paradigma, inobjetables, de la resistencia de los cubanos y cubanas en su irrenunciable aspiración detener una nación libre, soberana y feliz. “¡Con todos y para el bien de todos!”, dijo Martí.

    Sin embargo, aquí nos referiremos a otro tipo de desafío -semejante pero diferente-, al de los enfrentamientos entre patrones económicos, políticos y culturales socialistas y capitalistas, en la Cuba del 2015. La fecha aludida en el título es la de la reapertura oficial de las sedes diplomáticas y consulares de la República de Cuba en Washington y de los Estados Unidos de América en La Habana. 

     Aunque para ambos países este “acercamiento” será por  igual un gran desafío político, no se pueden ignorar las distintas magnitudes geográficas, demográficas y de riquezas,  que cada uno posee: se trata, una vez más, de encarar la pugna, casi mítica, entre el David tropical y el Goliat norteño.

A pesar de ello, los cubanos y las cubanas no se arredran ante el futuro reencuentro; muy al contrario, presenciaremos los ceremoniales diplomáticos convencidos de los beneficios que esta nueva etapa histórica nos depara a dos naciones vecinas. Desde luego, sin hacer concesiones a las ingenuidades y/o a las trampas políticas que hacen más escabroso el nuevo camino a emprender, para dominar “el arte de la convivencia civilizada”.

 Somos nosotros, el pueblo que ha sufrido por más de 54 años las constantes agresiones de parte de quienes pronto se reinstalarán en el moderno edificio de los años 50 ,(3) junto al malecón habanero, los que tenemos el deber de cuidar y defender la integridad de nuestro país, de su sistema económico,  político y cultural.  

     Para ello contamos con experiencias propias y ajenas. La Historia nos advierte, y dan fe del peligro ciertos “viejos” métodos y teorías “infalibles” (que nada tienen que envidiar a los de Maquiavelo), explicitadas en documentos que provienen de fuentes oficiales estadounidenses, como el citado a continuación:

"Sembrando el caos en la Unión Soviética, sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. 
Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia.

De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas, que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad.

En la dirección del estado crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas, innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo la drogadicción, el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos, y ante todo el odio al pueblo ruso; todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor.

Sólo unos pocos acertaran a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles, desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos.
(Traducción de: El Arte de la Inteligencia, Allen W. Dulles, fundador e ideólogo de la CIA en la década de los 50. Los subrayados en negritas fueron hechos por la Autora de este artículo.)

¡Tanta bajeza y maldad enemigas del pueblo fue y es política real!

Cuba, por su parte, en este intercambio brindará a los visitantes estadounidenses la ocasión de relacionarse con nuestras modestas ciudades -sin rascacielos, ni edificios inteligentes. Con nuestros hospitales, teatros, museos y escuelas, estas últimas llenas de niños y niñas de colores mezclados, sanos, sonrientes y amorosos.

    Somos un pueblo cuya historia es radicalmente diferente de la que originó el imperio capitalista actual; aquí el esfuerzo de construir una nueva sociedad próspera y sostenible se realiza cotidianamente, educando, transformando hábitos y conductas negativos por otros que aporten al colectivo donde se vive y trabaja mayor seguridad y dignidad humana. ¿Habrá sólo “idealismo” de la parte cubana?

    Muchos de nuestros conciudadanos se han radicado en los EE. UU., no obstante, reconocen y defienden los logros socialistas – aún limitados por el bloqueo yanqui, la mala administración consciente o inconsciente de los escasos recursos que poseemos, y hasta por el vicio y la corrupción –penalizados- de los burócratas no revolucionarios.

      Esas tristes realidades y personajes sin escrúpulos son nuestra verdadera amenaza interna y requieren de una mayor prevención. ¿Por qué y cómo se corrompen los funcionarios?¿A qué modelo  de sociedad y cultura responden específicamente?¿Quién o quienes facilitan la entrada y copia al modelo erróneo?¿Cuáles son los medios a través de los cuales se divulga tal modelo/s acríticamente entre la población, sin referenciar los modelos culturales propios?¿Cuáles son los auténticos modelos que ofrecen la cultura nacional, cómo se promueven, que valores los identifican?¿Cuáles son los posibles motores impulsores de su aceptación y desarrollo?

Ahora mismo es tiempo de reflexión y acción.  En las grandes batallas que se nos avecinan a pasos agigantados no debemos fallar por imprevisión o inacción. Hay que cambia todo lo que debe ser cambiado, dijo Fidel Castro. Hay un gran porcentaje de población joven que en Cuba ha obtenido un grado alto de escolarización, y que sinceramente aspira a vivir en un país de gente honesta y digna. Justamente esta es nuestra mayor fortaleza.

     La memoria histórica de lo que hemos soñado, vivido y sufrido muchas generaciones, es un capital acumulado de valores cívicos y morales que se deben visibilizar, por todos en todos los espacios. Las calles, parques y plazas son museos a cielo abierto con monumentos dedicados a personalidades históricas; poseen un extraordinario valor patrimonial; cuentan, a nacionales y extranjeros, fragmentos gloriosos de la Historia de Cuba. ¡Atendámoslos! Así, los integramos a nuestra vida cotidiana.

    Hay que lograr el rescate de esos espacios públicos en las capitales del país, e igualmente en las provincias y los municipios. El desarrollo de las localidades, el fomento de su singular potencial, específicamente de la cultura de  base popular, es y será siempre un acicate para  acrecentar nuestra riqueza y prosperidad nacional. Es el fundamento y legado de cubanía que se traslada de una a otras generaciones. Profundicemos en su conservación.

     Vivimos inmersos en cambios aún inimaginables. Soñamos con un mundo mejor que, poco a poco, vamos conquistando, y que le arrancaremos  al futuro. Seamos conscientes y coincidentes con la grandeza de los desafíos que enfrentamos. Preparémonos infatigablemente para la lucha por un país todavía más cubano, más nuestroamericano, ¡más humano!

 La Habana, miércoles, 08 de julio de 2015
 Notas 
 
(1) “Declaraciones del Presidente de los Estados Unidos sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba”, Granma, Nacionales, Julio 2015, jueves 2, p. 3.)
(2) Pacto del Zanjón (11 de febrero de 1878): acuerdo de paz entre los ejércitos cubano y español que marcó el final de la Guerra de los Diez Años (1868-1878). Fue aceptado por el gobierno cubano en armas, que realizó la capitulación general el 28 del propio mes y año. No obstante, los jefes insurrectos orientales bajo el mando del General Antonio Maceo y Grajales no reconocieron el trato, ni se rindieron, expresando sus posiciones en la Protesta de Baraguá.
(3) Embajada de los Estados Unidos de América, dirección M entre Malecón y 7, fecha de construcción 1952; autores: arquitectos Harrison y Abramovitz (EUA) Mira y Rosich (Cuba). Remodelada en 1997 según proyecto de Caballero Architects, solo conservó su estructura original de hormigón armado y parte de sus cierres exteriores; fue un ejemplo destacado del diseño racionalista en La Habana moderna. Datos tomados de: Martín Z., Ma. Elena y Rodríguez F., Eduardo, La Habana Guía de Arquitectura Havana, Cuba, An Architectural Guide, La Habana- Sevilla, 1998, p. 204, incluye foto de fachada actual.



*Periodista e investigadora histórica y cultural cubana. Licenciada en Historia, con especialidad en Urbanismo. Máster en Ciencias Estudios sobre América Latina, el Caribe y Cuba Miembro de la UNEAC, la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción y la UPEC. Cumplió tareas como funcionaria del Servicio Exterior del MINREX en Cuba

Defensa cultural de América Latina

lunes, 1 de septiembre de 2014
Por Luis Britto García

 

1
¿Cómo defender los cambios logrados  y aquellos todavía en proyecto en América Latina y el Caribe? Un dogma oponía los ejércitos latinoamericanos a los cambios sociales. El axioma dejó de ser cierto en las sociedades con ejércitos de oficialidad de origen policlasista. La institución armada apoya decisivamente las reformas en Venezuela, Ecuador y desde luego en Nicaragua, y no se opone a ellas en Argentina y Brasil, entre otros países.

2
Sin embargo, en la región persisten fracciones de sus ejércitos que han intentado golpes contra los presidentes electos,  y perduran más de seis decenas de bases de potencias imperiales. Rafael Correa demostró que se las puede expulsar, al actuar con decisión y patriotismo contra la base de Manta. Atilio Borón ha señalado que así como Estados Unidos libró sus primeras batallas por la hegemonía en América Latina, librará también allí las últimas. Debemos prepararnos.

3
El desafío internacional de América Latina consiste en abogar por la Independencia de los territorios de la región todavía sometidos al colonialismo, tales como Puerto Rico o las Malvinas, y enfrentar a la Alianza del Pacífico, integrada en parte por gobiernos herederos de regímenes que soportaron prolongadas intervenciones,  aplicaron drásticas políticas de eliminación física de la izquierda, aceptan bases estadounidenses y se someten al Consenso de Washington. Quizá las nuevas organizaciones integracionistas deban concertar alianzas militares o tratados de paz y no agresión que dificulten los conflictos y sobre todo la injerencia imperial en ellos. América Latina, zona de paz, sólo debería esgrimir las armas contra agresores extraños a la región.

4
En América Latina y el Caribe problemas comunes afortunadamente coexisten con una cultura esencialmente común, en donde la preponderancia de dos lenguas romances y de una religión abre caminos para la intercomunicación de diferencias y semejanzas. La conciencia de la latinoamericanidad es el fundamento de todos los proyectos de integración social, económica, política, diplomática y estratégica. El desafío consiste en reafirmarla con sistemas educativos y académicos abiertos a todos  que analicen nuestras realidades, sus problemas y las formas de resolverlos mancomunadamente.

5
Repetidamente  preconizamos medidas tales como: Revisión y divulgación de nuestra Historia común. Libertad y fomento de la circulación de bienes culturales entre nuestras repúblicas. Rescate, preservación y enaltecimiento de nuestro patrimonio cultural. 

Desarrollo de políticas para eliminación definitiva del analfabetismo, gratuidad de la enseñanza en todos sus niveles, sistemas masivos de educación a distancia y normas integrales de validación y reválida de estudios. Rescisión de todos los acuerdos y tratados mediante los cuales Estados Unidos y  Europa ejercen influencia o control sobre los contenidos y métodos de nuestros sistemas educativos y de investigación. Orientación de la investigación académica y científica hacia nuestros problemas regionales. Protección para la música, la cinematografía, la televisión regional. Red de agencias informativas regionales. Rigurosas normas de responsabilidad social para los medios de comunicación. 

Multiplicación de emisoras alternativas y de servicio público con alcance continental. Creación de redes de Institutos de Estudios Latinoamericanos y del Caribe. Adscribir la difusión y el apoyo para el cumplimiento de estas metas a redes de medios de comunicación de servicio público: libres, alternativos  y comunitarios que nos ayuden a pensar a la región como un cuerpo interdependiente e integrado.

La conciencia cultural presente es el más invulnerable escudo contra la agresión venidera. Forjémosla.

http://www.facebook.com/Luis.Britto.Garcia
Enviado por su autor

Cuba hace 55 años: Breve historia de la Operación Verdad

martes, 21 de enero de 2014
A quienes mantienen a Cuba bajo la lente de aumento de una lupa -casi de un microscopio, diría yo- le haría mucho bien leer textos como éste, que evidencian cómo, desde los inicios de nuestro proceso emancipatorio por la definitiva independencia, hemos estado sometidos a las sutiles -o no- maniobras imperiales para tergiversar nuestras realidades...

Hace 55 años:  Breve historia de la Operación Verdad
Por  Juan Marrero

Cuando la revolución empezaba a gatear –no habían pasado ni dos semanas desde la victoria del Primero de Enero--,  el aparato propagandístico de Estados Unidos, principalmente a través de sus agencias cablegráficas AP y UPI, revistas como Life, Newsweek, US News and World Report y sus principales periódicos, montó toda una campaña internacional acusando a Fidel Castro y a otros dirigentes del proceso de convertir al país en un “baño de sangre” con los juicios de los tribunales revolucionarios y las sanciones de fusilamiento a un grupo de los más connotados criminales de guerra de la dictadura de Batista. Figuras del gobierno de Eisenhower y numerosos congresistas norteamericanos fueron fuentes para la injusta campaña contra Cuba.

 Ante la magnitud que alcanzó tal campaña de desinformación sobre lo que realmente pasaba en Cuba, para intentar contrarrestarla, la Revolución, con el apoyo de las principales instituciones periodísticas existentes entonces, el Colegio de Periodistas y la Asociación de Reporters de La Habana, organizó lo que se conoció como Operación Verdad. Estando de visita en Pinar del Río, al concluir la Caravana de la Libertad, Fidel anunció la invitación a la prensa internacional. Se cursaron invitaciones a  periodistas de Estados Unidos, América Latina y Europa para que se reunieran en La Habana y viesen, con sus propios ojos, el diluvio de mentiras y calumnias que los grandes medios de comunicación, agrupados en la Sociedad Interamericana de Prensa, publicaban a diario.

 En la organización de esa acción de respuesta  participaron, entre otros, Santiago Riera, quien vivió exiliado en Argentina; Jorge Quintana, decano del Colegio Nacional de Periodistas, que también acababa de regresar del exilio, y Mario Kuchilán, periodista de Prensa Libre y de la TV que fue torturado por Batista luego de los sucesos del Moncada.   A ellos se sumaron Jorge Ricardo Masetti, periodista argentino que había estado en la Sierra Maestra y autor del libro “Los que luchan y los que lloran”, y quien una semana antes había retornado a Cuba viajando en el mismo avión que trajo a los padres de Che Guevara, y Carlos María Gutiérrez, un prestigioso periodista uruguayo que también había estado en la Sierra. También en la organización de la operación estuvo Baldomero Álvarez Ríos, periodista que había sido corresponsal de la revista norteamericana Visión en Cuba en los años de la dictadura y redactor del diario Información.  Celia Sánchez, una de las heroínas de la Sierra Maestra, actuó como coordinadora de la acción.

 En menos de 48 horas se organizó todo. Las embajadas de Cuba y la línea aérea Cubana de Aviación hicieron posible que 380 periodistas del continente aceptaran viajar a La Habana. Se hospedaron, en su mayoría, en las 240 habitaciones del hotel Havana Riviera, en Paseo y Malecón, donde también se crearon facilidades para la transmisión de las informaciones y el transporte de los periodistas. Se organizó, asimismo, un cuerpo de intérpretes.  A su llegada a La Habana se entregó a cada periodista un portafolio con fotos sobre algunos de los asesinatos y torturas de la dictadura.  También las ediciones especiales de Bohemia que contenían materiales que la censura no permitió publicar durante los siete años del régimen de Batista. 

 Periodistas de veinte importantes ciudades de Estados Unidos asistieron a la convocatoria, entre ellos Jules Dubois, del Chicago Tribune, y quien algún tiempo después pudo saberse que era coronel de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

 Invitados por el Gobierno Revolucionario participaron los representantes norteamericanos Adam Clayton Powell y Charles O. Porter, y también el senador puertorriqueño Juan Fronfrías, quien era además Presidente de la Asociación de Periodistas de ese país. Powell era un legislador negro de Harlem que había pedido que Estados Unidos reconociera al Gobierno Provisional de Cuba, se destituyese a Earl T. Smith como embajador por haber sido “un hombre pro Batista” y se otorgase una ayuda de emergencia a Cuba por 200 millones de dólares. Fue un destacado líder del movimiento de derechos civiles. Porter, quien fue congresista hasta 1961, exigía también respeto para Cuba y se pronunciaba por el ingreso de China en la ONU. Años después se opuso a la guerra de Viet Nam. 

 Otros medios enviaron representantes a Cuba, entre ellos la Broadcasting Corporation, Toronto Press, Miami News, Cincinnati Inquierer, Baltimore Sun, Washington Daily News, de Estados Unidos, London Daily Mail, de Londres, Jours de France, de París, Nacional, Novedades y Excelsior, de México, y El Mundo y El Imparcial, de Puerto Rico.     

 Representando a una revista de Caracas, donde entonces residía, estuvo un futuro premio Nobel de Literatura: el colombiano Gabriel García Márquez.  Otro participante latinoamericano fue Carlos Martínez Moreno, narrador y periodista uruguayo, quien como resultado de su experiencia durante la Operación Verdad publicó su novela El Paredón, la cual fue una aproximación a la realidad cubana en los primeros años de revolución. Esta novela fue censurada en España, país donde Martínez Moreno, que integró el Frente Amplio y fue periodista de la revista Marcha, vivió exiliado. Este periodista falleció en México en 1986.

 Tanto Fidel como el Che Guevara, que entonces era el Presidente del Tribunal de Apelaciones sobre los fallos dictados por los tribunales revolucionarios, concedieron varias entrevistas exclusivas a algunos de los periodistas participantes en la Operación. Fidel lo hizo desde la habitación 2324, de la suite Continental, del hotel Habana Hilton, donde se había radicado la Comandancia de la revolución,  y el Che desde la fortaleza de la Cabaña, donde se había instalado desde su llegada a La Habana el 3 de enero. Objetivo fundamental de esos encuentros fue denunciar la campaña mediática sobre los juicios y fusilamientos de criminales de guerra en Cuba.

 La Operación Verdad tuvo dos momentos clave: una concentración popular el 21 de enero en la Avenida de las Misiones, frente al antiguo Palacio Presidencial, y al día siguiente Fidel sostuvo un largo encuentro con los periodistas extranjeros y cubanos en el salón Copa Room del Habana Riviera.

 JURADO DE UN MILLÓN DE PERSONAS

 Un millón de personas asistieron a la concentración frente al antiguo Palacio Presidencial, el 21 de enero. En trenes y camiones se trasladaron a La Habana pobladores de Pinar del Río, Matanzas y otras regiones cercanas. Y eso llevó a Fidel a decir: “Esta concentración ha sobrepasado todos los cálculos…La multitud se extiende desde el Malecón hasta el parque de La Fraternidad. Podemos decir una cosa aquí: ¡no hay lugar en La Habana para reunir al pueblo que apoya la Revolución! Pasé por algunas calles de la ciudad antes de llegar aquí, y La Habana estaba desierta; no se veía un alma en cuadras y cuadras…”

 Y luego expresó: “Los que creyeron que después de nuestras victorias militares nos iban a aplastar en el campo de la información, en el campo de la opinión pública, se han encontrado con que la Revolución Cubana sabe también pelear y ganar batallas en ese campo…”

 “Este pueblo no es un pueblo bárbaro ni criminal. Es el pueblo más noble y sensible del mundo: si aquí se comete una injusticia, todo el pueblo estaría en contra de esa injusticia…Cuando todo el mundo ha estado de acuerdo con el castigo es porque el castigo es justo, es merecido”.

 Y un momento inolvidable fue cuando Fidel, dirigiéndose a los periodistas del continente, dijo: “Imaginad un jurado de un millón de hombres y mujeres de todas las clases sociales, de todas las creencias religiosas, de todas las ideas políticas…Y voy a hacer una pregunta a ese jurado: Los que estén de acuerdo con la justicia que se está aplicando, los que estén de acuerdo con que los esbirros sean fusilados, que levanten la mano”.

 Unánimemente la gigantesca multitud concentrada frente al Palacio Presidencial levantó sus manos, y Fidel expresó: “¡El jurado de un millón de cubanos de todas las ideas y de todas las clases sociales, ha votado!”

 RAUL CASTRO, SEGUNDO JEFE

 De otro asunto de interés habló Fidel en esa concentración: de que ya habían comenzado a lanzarse amenazas de muerte y a fraguarse planes de atentados contra él y otros dirigentes de la Revolución.

 «Lo que voy a decir al pueblo de Cuba es que no tenga temor… es que las revoluciones no pueden depender de un hombre… es que las ideas justas no pueden depender de un hombre, y además que los líderes no nos podemos meter en una caja de caudales».

 Continuó Fidel diciendo que sería invariable su determinación de desafiar todos los peligros, pasara lo que pasara, y advirtió a los enemigos de Cuba: «…asesinándome a mí no van más que a fortalecer la Revolución. Le voy a proponer a la dirección del Movimiento 26 de Julio que designe al compañero Raúl Castro como segundo jefe… Lo hago no porque sea mi hermano, que todo el mundo lo sabe, sino porque lo considero con cualidades suficientes para sustituirme en el caso de que yo muriera en esta lucha. Porque, además, es un compañero de firmes convicciones revolucionarias, que ha demostrado su capacidad en la lucha; que fue el que dirigió el ataque al Moncada, el II Frente Frank País, demostrando capacidad como organizador y como militar».

 Tal propuesta fue acogida con una salva de aplausos. Fidel también consultó al millón de cubanos allí reunidos si aprobaban la designación de Raúl como segundo jefe de la Revolución, y un ¡SÍ! unánime y sostenido llenó el aire de la Avenida de las Misiones en aquel 21 de enero de 1959.

CONFERENCIA DE PRENSA EN EL HABANA RIVIERA

Al día siguiente, en el salón Copa Room del Habana Riviera, Fidel sostuvo un extenso encuentro con 380  periodistas extranjeros. El periódico Revolución, en su edición del 23 de enero, publicó en casi tres páginas (tamaño sábana) la versión taquigráfica de la conferencia de prensa, en la cual casi 50 de los periodistas formularon preguntas al líder de la Revolución.

 “Aquí estamos, señores periodistas, para someternos al veredicto de la opinión pública del continente”. “Batista hubiera caído con una campaña como la que se hace contra la Revolución”. “La victoria no nos la dio nadie, sino el sacrificio”. Son algunos de los titulares del periódico Revolución sobre aquella histórica conferencia de prensa de Fidel.

 A cada pregunta Fidel respondió con sólidos argumentos. Algo histórico: en esa conferencia de prensa se mencionó por vez primera la palabra bloqueo económico. Un periodista mexicano lanzó esta interrogante: “¿Cómo se defender Cuba en caso de que la campaña iniciada contra el país desemboque en un bloqueo económico?”. Y Fidel respondió así: “Nosotros no creemos que ese bloqueo vaya a ocurrir, porque sería una política en contradicción total con los intereses de los propios Estados Unidos, que serían los que tendrían que iniciar ese bloqueo… Además, en cuanto a la forma de hacerle frente a cualquier medida de tipo económico, cualquier bloqueo de tipo económico, creo que no hay más que una forma y es la disposición de sacrificio que tiene nuestro pueblo. Si esa circunstancia se presentara, ya verá usted  como la afrontamos, porque el pueblo está decidido a afrontarla, y eso es lo importante.”

 La historia de estos 55 años es el mejor testimonio del cumplimiento de esas palabras.

 También en sus palabras iniciales a los periodistas, Fidel les dijo: “Nosotros no tenemos cables internacionales y a ustedes, los periodistas latinoamericanos, no les queda más remedio que aceptar lo que les diga el cable que no es latinoamericano. Si me permiten decir algo que considero tengo el derecho de decir, por cuanto afecta los intereses de mi patria, les digo que la prensa de América Latina debiera estar en posesión de medios que le permitan conocer la verdad y no ser víctimas de la mentira.”

 No pocos de los periodistas que participaron en la Operación Verdad pudieron, al regresar a sus países,  publicar en sus periódicos lo que vieron o escucharon en Cuba. Algunos quedaron cesanteados cuando insistieron ante los dueños de publicaciones. Pero todos, como nunca antes, se dieron cuenta de que la libertad de prensa en esencia no era otra cosa que libertad de empresa.

 Y como un resultado concreto de la Operación Verdad pocos meses después nace en La Habana la agencia informativa latinoamericana Prensa Latina, organizada y dirigida por Jorge Ricardo Masetti. Algunos de sus participantes, entre ello Masetti, García Márquez y Carlos María Gutiérrez, figuraron entre los fundadores de la agencia latinoamericana que, desde sus días iniciales, debió enfrentar la permanente hostilidad y los obstáculos impuestos por la política imperialista. Cincuenta y cinco años después se mantiene enhiesta y dinámica, al igual que quien le dio vida, la Revolución cubana. Y desde hace algunos años, la acompañan TeleSur, creada por Hugo Chávez, y en varios países han nacido emisoras radiales, diarios y revistas, así como publicaciones digitales, que con profesionalidad defienden las causas justas de los pueblos y sus luchas por la independencia, la soberanía nacional, la autodeterminación, la justicia social y la paz con dignidad.

 Como dijo Fidel en enero de  1959, somos capaces de pelear y vencer también en el campo de la información. La Operación Verdad fue el inicio del enfrentamiento a lo que hoy conocemos como guerra mediática. No importa el diluvio de mentiras de los enemigos de los pueblos. El paso de la verdad no podrá ser detenida, más aún si los periodistas y comunicadores lo hacemos con rigor profesional conjugando la objetividad, la precisión, lo ameno, lo interesante y lo útil, a la vez que con decisión y sin intimidarse por la manipulación y mentiras de los medios imperiales y sus lacayos. Muchos años después, Fidel dijo:  “Si no se está dispuesto a desafiar los riesgos de cualquier tipo, los riesgos de agresión militar como los riesgos de su propaganda, no se puede dar respuesta adecuada al enemigo; intimidarse frente a la propaganda es como intimidarse frente a los fusiles del enemigo. No hay que tener miedo a nada”.

 La Operación Verdad ha quedado inscripta como la primera batalla contra la desinformación. Sabemos que es una batalla larga. Aún la estamos dando y, paso a paso, la vamos ganando.

 Tomado de Cubaperiodistas

México en el momento actual

martes, 17 de diciembre de 2013
Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo

 Nuestro pueblo hizo una revolución –la más profunda de Latinoamérica-- en 1910-17, y la clase trabajadora siguió dando batallas victoriosas todavía décadas después. Por esto, México era un país donde las nacionalizaciones habían avanzado más que en otros: como la nacionalización de la industria petrolera, rescatada para el patrimonio nacional por Lázaro Cárdenas, un presidente patriota, que dio esa respuesta adecuada luego de una lucha intensa librada por los trabajadores contra las empresas extranjeras que desangraban a la nación. Para 1980, el sector estatal de la economía llegó a sumar 1,155 empresas, entre ellas todas las que son estratégicas y prioritarias para el desarrollo de fuerzas productivas propias.

  Pero a partir de 1982 hubo un giro profundo en los ámbitos de la economía, la política y la vida social. Las fuerzas que luchaban por mayores avances en el camino hacia la plena independencia nacional y el progreso social, fueron desplazadas por la burguesía neoliberal, que se enquistó en el Poder público. Sabemos que el neoliberalismo es la expresión del imperialismo en la actual etapa de descomposición profunda del sistema capitalista mundial.

  Los gobiernos neoliberales, entregados al imperialismo, desmantelaron el sector estatal de la economía, transfiriendo las empresas privatizadas a sus amos y a la gran burguesía local. Con las privatizaciones, desarticularon cadenas productivas ya integradas o en proceso de integración, dañando nuestro todavía incipiente desarrollo económico; y pusieron en entredicho la viabilidad de México como Nación independiente y soberana. Además, llevaron la corrupción a niveles no vistos. Los gobernantes venden sus favores, las empresas públicas y los recursos naturales. Los capitalistas, sobre todo extranjeros, compran todo lo que les convenga.

  Los neoliberales han empobrecido a decenas de millones de compatriotas de manera brutal y, como contraparte, han generado una decena y media de multimillonarios. Igualmente han propiciado la degeneración del tejido social y creado un clima de violencia, inseguridad y delincuencia que los mexicanos no habíamos conocido antes. Han falsificado la democracia de manera descarada, volviéndola simple tapadera de una brutal dictadura del imperialismo y sus lacayos sobre toda la población. La derecha cínica y la socialdemocracia han estado coludidas, impulsado reformas que han traído el abatimiento del nivel de vida del pueblo.

  Por eso, junto con los treinta y un años de neoliberalismo, llevamos ese mismo lapso de intensas protestas populares, que muchas de ellas han sido reprimidas, cada vez con ferocidad más bestial.

  Resultado de la elevación del nivel de consciencia antiimperialista y anti neoliberal del pueblo, llegamos al proceso electoral de 2012, por primera vez en dos décadas, con un aspirante a la presidencia, López Obrador, enemigo de las privatizaciones y del neoliberalismo. Y llegamos también con un amplio frente anti neoliberal que apoyó su candidatura. En estas nuevas condiciones, pudimos disputar la presidencia de la República con buenas posibilidades de superar nuestro rezago temporal y ponernos en armonía con los procesos que viven otros pueblos hermanos de América Latina.

  Sabíamos que no se trataba de una victoria segura porque la burguesía proimperialista controla instrumentos con que adultera la voluntad popular, pero valoramos que aun de no lograr la victoria electoral, o ésta, no nos fuera reconocida, podría quedar como saldo un nuevo nivel de organización con el surgimiento de agrupaciones político electorales con fuerza numérica que no existían, y que vendrían a acrecentar el arsenal con que combatimos a la dupla imperialismo-burguesía entreguista. Y así está sucediendo en concreto con el Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, de corte popular-antineoliberal, liderado por López Obrador.

  Por cuanto a los servidores del imperialismo, con el arribo de Peña Nieto a la presidencia, su gobierno desató una oleada de reformas neoliberales de “tercera generación” y recrudeció, a la par, las políticas represivas. Entre otras, aprobó una reforma “laboral” lesiva a todos los trabajadores; una reforma “educativa” que golpea a los trabajadores de la educación y se orienta al propósito de imbuir a las nuevas generaciones una mentalidad dócil frente al imperialismo. Y se apresta a entregar los recursos energéticos de México a las petroleras transnacionales, con el fin de garantizarle a Estados Unidos “su seguridad energética”, a costa de quebrantar de la manera más profunda la soberanía y la independencia de la nación.

  El Partido Popular Socialista de México, en esta etapa, mantiene en alto la lucha por echar a los neoliberales, para lo cual enfrentamos con firmeza, asimismo, todas las acciones de Peña, que está apurado en demostrar a sus amos imperialistas y de la gran burguesía local, que él y su partido son sus servidores fieles y más eficaces, de entre las varias agrupaciones políticas que les venden sus servicios en el México de hoy.

  Con ese propósito, nos esforzamos por contribuir a la unidad de todas las clases y sectores de la población que el neoliberalismo convierte en sus víctimas, para luchar de manera conjunta con este doble objetivo inmediato: resistir y frenar la avalancha neoliberal que Peña nos echa encima, y arrojar al propio Peña y a todos los neoliberales de la dirección de la vida pública. Y perseveramos en contribuir a crear espacios de encuentro y de lucha para amplios sectores que generen la correlación de fuerzas capaz de cambiar las cosas, como lo van haciendo otros pueblos hermanos de América Latina que, como el hermano pueblo ecuatoriano, dan pasos hacia su liberación respecto del imperialismo y sientan bases para ir más allá, hacia la sociedad socialista, sin explotadores ni explotados, futuro común de la humanidad.

  Observamos con fundado optimismo el porvenir. Estamos ciertos que la victoria será nuestra.

 Diciembre de 2013
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