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Sociedad y política en la Cuba revolucionaria

martes, 14 de abril de 2015
Por Fernando Martínez Heredia*

PUEBLOS05 copia
En la Cumbre de los Pueblos. Foto: Juvenal Balán/ Cubadebate

No utilizamos la noción de gobernabilidad [1], porque no tiene nada que ver con nuestras realidades, problemas, concepciones sociales y proyectos. Sugerimos que no sea utilizada para analizar, comprender y evaluar este campo que describimos en los casos de la América Latina y el Caribe. “Gobernalidad” es una noción que generaliza un conjunto de abstracciones y disquisiciones de la llamada ciencia política de países de los llamados “desarrollados”, puesta en íntima relación con un cuerpo ideológico correspondiente a los retrocesos conservadores iniciados en la octava década del siglo XX respecto a lo que se había avanzado en las décadas previas en materia de políticas sociales, funcionamiento de sistemas políticos democráticos representativos y respeto a la soberanía de los Estados, autodeterminación de los pueblos y derecho internacional. Sugiero utilizar otro título que corresponda efectivamente a las cuestiones de sociedad y política.

El tratamiento de los temas de la dimensión política de nuestras sociedades está obligado a tener cuenta sus especificidades. La diversidad es uno de los rasgos principales de estas sociedades, y la pluralidad de prácticas, instituciones, normas, valores, historias y tradiciones es una realidad ostensible al aproximarnos a ellas. El repertorio de puntos que aparece a continuación del título “Gobernabilidad democrática” responde a claramente a la ideología referida y resulta parcialmente inatinente por su contenido. Es insuficiente para que cada país dé a conocer lo que entienda necesario en el Foro Social. Lo más conveniente entonces es que cada país organice libremente su exposición.

En Cuba, la dimensión política de la sociedad es mucho más amplia y más rica que el sistema político. A partir de 1959, el ejercicio de la actuación política directa con muy alta conciencia de los derechos y deberes ciudadanos ha sido una constante para la mayoría de la población. Estas prácticas no son intermitentes ni de involucramientos parciales, sino constantes. Combinan las motivaciones procedentes de una conciencia social de lo político y del valor de la solidaridad humana y el patriotismo popular con los vehículos, la estructura y la sistematicidad usual de los sistemas políticos. Lo político, y los deberes a cumplir por el sistema político, incluyen en Cuba mucho de lo que en otras sociedades se deja al arbitrio de otras instancias, con evidente perjuicio para las mayorías, como la alimentación, la salud, el empleo y los derechos del trabajador, la educación, la seguridad social, y otras necesidades del individuo y los grupos sociales.

No es posible representarse ni comprender la legitimidad del liderazgo que emergió de la Revolución que triunfó en 1959, ni la legitimidad del sistema político que se fue configurando en Cuba, sin partir de esos elementos, y sin añadirles que el consenso por parte de las mayorías que el poder político ha gozado durante más de medio siglo tiene bases muy firmes en el imperio de la justicia social, la redistribución sistemática de la riqueza social en beneficio de esas mayorías, la identificación general del gobierno como servidor de los altos fines de la sociedad y administrador honesto –y no como una sucesión de grupos corrompidos que medran, engañan y lucran–, y la defensa intransigente de la soberanía nacional plena. En Cuba, esta no es un tópico de derecho internacional ni de declaraciones políticas, sino una de las piedras miliares de la dimensión cívica de la vida del país y una realidad política amada, porque la soberanía plena fue conquistada por los esfuerzos y los sacrificios de varias generaciones y se identifica como un valor decisivo para la vida política y un ideal popular que no admite cesiones ni transacciones.

Las prácticas y las experiencias prolongadas en el tiempo y convertidas en costumbres y en cultura política constituyen factores decisivos de lo político en Cuba. Hay que reconocer y valorar hechos y procesos fundamentales, como la pacificación de la existencia personal y familiar, que garantizó y elevó la calidad de la vida, las posibilidades, los derechos, los nuevos problemas y los proyectos de las mujeres, los hombres, los niños y los ancianos. Al mismo tiempo, en Cuba no existen desde hace más de cincuenta años la violencia en la política, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzosas, ni las torturas a detenidos. Las tasas de homicidios y de consumo de drogas son bajas. No existe en Cuba como problema de alguna entidad la seguridad de la población. La corrupción y la violencia ligadas al narcotráfico, ese azote terrible para tantas vidas, sociedades y sistemas políticos, no existe en Cuba.

La legalidad y el pensamiento predominantes en Cuba le dan mucha más importancia y funciones al poder político en su conjunto que a normas y equilibrios basados en divisiones del Estado en varios poderes. Sus razones generales fundamentales han estado, y siguen estando hasta hoy, en que la mayor parte de los países del planeta solamente puede enfrentar los desafíos actuales con posibilidades de éxito si cuenta con poderes muy fuertes que las mayorías sientan y respalden como verdaderos representantes suyos, y que posean capacidad de movilizar recursos de la sociedad y decidir y hacer cumplir las decisiones en muy diversas cuestiones importantes. En Cuba esto se ha demostrado una y otra vez en la práctica y ha creado una cultura sólida y muy compartida respecto a la forma de gobierno. Uno de sus rasgos principales es la convicción de que es necesaria una gran unidad política y de propósitos de la nación y la sociedad. Dos de sus razones fundamentales son: defendernos de la agresión permanente, sistemática, ventajista e ilegal que nos hace Estados Unidos; y sortear o resolver parcialmente las profundas y abarcadoras desventajas económicas a las que nos somete el sistema actual de financiarización, centralización y exacciones parasitarias del capitalismo.

A lo largo de todo el proceso iniciado en 1959 ha habido conciencia de las ausencias y las deficiencias que provoca la necesidad de no arriesgar la integridad y la capacidad defensiva del sistema. Pero siempre ha existido el examen crítico de nuestras realidades desde adentro,  ejercido por ciudadanos e instituciones que aspiran al mejor funcionamiento del país y defienden su soberanía nacional plena. Se han expresado siempre diferentes criterios, y discutimos mucho entre nosotros. Fórmulas vacías, confundidas y a veces malintencionadas, como la de que “Cuba debería cambiar”, no tienen en cuenta dos realidades. Primera, que en Cuba ha habido numerosos cambios en los diferentes campos del país, y los sigue habiendo en la actualidad, dentro de la permanencia esencial que es su revolución socialista de liberación nacional y su intento de crear unas personas, una sociedad y una cultura nuevas. Segunda, que nadie puede ni podrá imponerle a Cuba cambios que no sean los que las cubanas y los cubanos quieran darse libremente, en el ejercicio de su cultura, sus intereses, sus ideales, sus proyectos y su soberanía.

Cuba posee una enorme pluralidad social y una larga historia de organizaciones sociales. Toda revolución es una gran fuerza unificadora, que barre diferencias o las pospone, y a veces las oculta. Ha sido un signo importante de desarrollo y madurez la inclusión creciente de ambas en los últimos veinticinco años, tanto en la cotidianeidad como en la vida cívica. Que se haya transitado desde las preocupaciones y la tolerancia hasta la integración con prestigio social constituye un gran avance de las dimensiones políticas y sociales, que reconoce a las diversidades como una fuerza extraordinaria del país y una riqueza inmensa.

Existe hoy una conciencia generalizada de que es necesario seguir avanzando en el sistema político y en las demás dimensiones de la sociedad cubana, e inclusive revolucionar y transformar lo que ha podido parecer lo mejor y lo que debe ser permanente. En el largo y difícil camino de su liberación, los pueblos que fueron colonizados y neocolonizados saben que están obligados a crear, y a liberarse de las normas y las influencias de la dominación que no solo los aplastó y esquilmó, sino que los enseñó a imitarla y creer en su superioridad o inevitabilidad, o a permanecer en el mejor caso a su abrigo, eternamente alienados.

Hay dos Américas. Todos sabemos a cual pertenecemos. Los cubanos estamos orgullosos de formar parte de lo que Martí bautizó como Nuestra América. Exponemos nuestras realidades, problemas, proyectos y sueños, y tratamos de conocer los de nuestros hermanos, para enriquecer con ellos la experiencia que tenemos y los desarrollos que necesitamos.

Solamente asumiendo que hay dos Américas, en todas sus realidades y sus implicaciones, será posible que puedan sentarse ambas en un mismo lugar, y que comiencen a exponer y a intercambiar acerca de sus realidades y sus proyectos, sobre la base del más absoluto respeto mutuo. Sugiero que el Foro de la sociedad civil de la VII Cumbre incorpore el contenido y el valor del legado político de José Martí, y le saque provecho utilizándolo como uno de los materiales que guíen sus propósitos y sus debates.
…….
[1] Opinión acerca del tema “Gobernabilidad democrática” del Foro de la Sociedad Civil que acompañó a la VII Cumbre de las Américas. Los puntos que debían tratarse según su convocatoria constituyen un servicio ideológico prestado por la Organización de Estados Americanos al imperialismo norteamericano y a la dominación capitalista. La absurda prohibición de referirse a realidades concretas de los países de la región evidencia que esa organización totalmente desprestigiada que ya debe dejar de existir trató de reflotarse asumiendo un papel de “mediadora”. El autor, naturalmente, no le hizo caso a sus orientaciones.
Agradezco mucho a Cubadebate haber publicado la versión primera de este texto, que le entregué en Panamá.
Tomado de Cubadebate

*Doctor en Derecho y profesor titular adjunto de la Universidad de La Habana, donde dirigió el Departamento de Filosofía. Trabaja como investigador titular en el Centro Juan Marinello, del Ministerio de Cultura de Cuba. Reconocido ensayista e historiador, fue director de la revista cubana Pensamiento Crítico, y se ha dedicado a las investigaciones sobre la revolución y la historia cubanas, y los movimientos populares latinoamericanos. Es autor de una decena de libros y de más de 200 ensayos y artículos publicados en numerosos países. Ha sido traducido al inglés, portugués, francés e italiano. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. (Ocean Sur)

Declaración Política del Encuentro de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad

domingo, 14 de diciembre de 2014
A diez años de su reunión en Caracas, Venezuela

 

Hoy más que nunca la humanidad vive asedios y agresiones de tal magnitud que ponen en grave peligro la existencia de nuestra especie. El planeta mismo ha llegado al límite de su capacidad para la reproducción de la vida. Como ya afirmara el Comandante Chávez hace diez años, en su discurso de instalación del primer encuentro mundial de nuestra red: Existe un camino de la destrucción de la vida y otro de salvación de la humanidad.

 Ese camino de la destrucción de la vida y la especie humana es el que está siguiendo el sistema capitalista mundial, cuya crisis se ha profundizado en estos diez años trascurridos. La mundialización neoliberal ha conducido a una búsqueda salvaje de recursos naturales y estratégicos a través de la guerra, la militarización de las sociedades y las economías, la violación creciente y sistemática del derecho internacional, cuyas secuelas de crímenes, violencias, secuestros, torturas y masacres, están a la vista. Al día de hoy, el presupuesto militar de la principal potencia imperialista,  Estados Unidos, sobrepasa el de la suma del resto de los países en este rubro. La represión y criminalización planetaria de las resistencias va de la mano de una dictadura mediática que pretende adormecer consciencias y justificar saqueos.

 No obstante esta vorágine destructora desplegada por el capital, los pueblos han sabido resistir y construir alternativas, contra las cuales el sistema de dominación se ensaña. Se trata, hoy como ayer, de seguir asumiendo y multiplicando la estrategia ofensiva en defensa de la humanidad, como lo propugnó Chávez. 

 En América Latina, durante esta década, los pueblos originarios y afro descendientes, a través de sus movimientos y procesos autonómicos, han fortalecido su protagonismo político y devenido importantes sujetos de trasformación social. A pesar de las políticas entreguistas de los gobiernos neoliberales, los pueblos latinoamericanos están resistiendo al despojo de sus territorios, saberes, culturas y biodiversidad por parte de las corporaciones transnacionales de la muerte y la devastación ambiental.

 En varios países de esta región, los pueblos han avanzando en su vocación democrática, que se expresa en sostenidas victorias electorales de gobiernos anti-neoliberales, y en las variadas formas de construcción de poder popular, que han sido y son las claves de identidad de un nuevo tipo de democracia participativa.

 En Venezuela, Bolivia y Ecuador, asambleas constituyentes expresaron la voluntad de establecer Estados anti-oligárquicos, basados en el poder y la soberanía del pueblo, y en el reconocimiento de la diversidad y de todas las formas de la inclusión social.

 Durante estos diez años, nuestra Red ha sido testigo de grandes victorias continentales. Un hito histórico, para la región y el mundo, fue mandar el ALCA al carajo, como lo celebró Chávez coloquialmente en la tumba de Mar del Plata, Argentina, en el año 2005. A partir de esta ofensiva emancipadora de los pueblos, emergen en el concierto de los países latinoamericanos, el ALBA, UNASUR, CELAC, PETROCARIBE y una diversidad de acuerdos bilaterales en ejercicio pleno de su soberanía y al margen del tutelaje imperial.

 En este periodo fuimos testigos de cómo se configuró en los hechos la visión geoestratégica de Chávez: la emergencia de un mundo pluripolar, que es el inicio del quiebre de la hegemonía estadounidense. Está todavía en formación el proyecto Sur-Sur, que defenderá y desarrollará la parte más vulnerada de la humanidad.

 No obstante, en esta década, por su parte, el imperialismo colectivo encabezado por Estados Unidos, ha intensificado su política guerrerista y contrainsurgente en el ámbito planetario. El presidente Obama, paradójicamente distinguido con el Premio Nobel de la Paz, redobló la presencia y acción de las Fuerzas Especiales de su ejército en numerosos países, aumento el secuestró extraterritorial y la tortura de miles de ciudadanos recluidos en prisiones clandestinas, sin el debido proceso judicial. El país que se arroga unilateralmente el derecho de certificar supuestas violaciones de derechos humanos en Cuba y Venezuela, es un confeso practicante de tortura y ejecuciones extrajudiciales con drones y equipos de matones a su servicio. El presunto adalid de la libertad de expresión y los derechos a la privacidad de los ciudadanos es la matriz de un demencial programa de espionaje planetario y patrocinador de una guerra mediática-cultural que incluye una industria de entretenimiento que inocula anti-valores y anti-humanismo.

 En esa guerra planetaria, Estados Unidos no tiene empacho en contratar científicos sociales de diversas disciplinas, para realizar investigaciones en nuestros países con fines militares y corporativos, asociándose con universidades, ofertando fondos, becas e incentivos académicos con los que convierte en mercenarios a no pocos científicos e investigadores. En la intelectualidad al servicio del imperio, destacan aquellos que se reúnen en torno a Uribe y Aznar para alentar un pensamiento neofascista, enmascarado de liberal y cuya concreción se expresa en guarimbas, guerra sicológica y campañas mediáticas.

 Como otra corporación capitalista más, que invade territorios, cuerpos, gobiernos y estados, el llamado crimen organizado ha cobrado protagonismo regional y mundial, al grado de que la economía mafiosa integra un porcentaje importante del producto interno bruto de nuestros países. La supuesta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo constituye una nueva estrategia de despojo, despoblamiento y recolonización de países, con alto costo de vidas humanas que son consideradas por el capital como desechables. Ayotzinapa sintetiza los agravios cometidos por el imperio y la oligarquía local contra México, y es también el modelo de dominación impuesto por el neoliberalismo que no queremos para la humanidad. La voz del pueblo se alzó en las calles y se escucho un grito acusador: ¡fue el Estado!

 La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad nació inspirada en las ideas de Fidel Castro y Hugo Chávez, con una proyección martiana y bolivariana de unidad latinoamericana y caribeña y de una clara adhesión a los principios del anti-imperialismo, el anti-capitalismo, el anti-colonialismo y el socialismo.

 Cuba, cuya resistencia y proyecto socialista no se han doblegado ante Estados Unidos ni en los momentos más dramáticos y difíciles, fue y es fuente de aliento y esperanza, sin la cual habría sido mucho más difícil el cambio de época en Nuestra América. Ello explica en gran parte que siga sometida al cruel bloqueo y los planes desestabilizadores que el imperio ahora ha extendido a Venezuela.

 De ahí que, los miembros de la Red consideramos fundamental denunciar enfáticamente y con nuestro repudio a las declaraciones injerencistas del gobierno de Estados Unidos, cuando pretende aplicar sanciones contra el pueblo y el gobierno revolucionario y socialista de la República Bolivariana de Venezuela. Hacemos nuestras las palabras de Chávez, que el presidente obrero Nicolás Maduro ha hecho suyas también: ”¡Venezuela se respeta!, ¡Basta ya de agresiones y mentiras! ¡Basta ya de amenazas e intervencionismos!”

 Es prioridad histórica y estratégica defender a Venezuela y apoyar al presidente Maduro, quien es un estadista surgido de esta revolución chavista.

 La red expresa su ternura solidaria y fraterna a las víctimas de las guarimbas, a sus familiares, y al pueblo que ha soportado sabotajes, insultos, falacias y humillaciones, así como los costosos daños económicos de los neofascistas.

 La Red se solidariza con el pueblo de Estados Unidos en sus movilizaciones contra el racismo, la represión y brutalidad policiaca, el encarcelamiento de manifestantes, la criminalización de los dirigentes, y en su lucha contra la creciente pobreza que dicho pueblo sufre, victimado por las mafias bancarias y el infame y demencial negocio de la guerra impulsado por su gobierno.

 La red apoya las luchas indígenas-campesinas de todos los continentes del Sur contra las corporaciones mineras, petroleras, eólicas, hídricas, farmacéuticas, turísticas y del agro-negocio, que pretenden desterritorializarlos, desposesionarlos y condenarlos finalmente a la muerte, a la par que destruyen los ecosistemas.

 Demandamos medidas concretas para la salvación de la Selva Amazónica en peligro de profunda degradación, que sólo los países de América del Sur pueden llevar a cabo en un esfuerzo de integración.

 Manifestamos nuestra más profunda solidaridad con los pueblos de África,  continente donde el colonialismo y imperialismo han sido y son más agresivos, a través de la esclavitud. Denunciamos que las grandes potencias, y en particular Francia, han establecido en su territorio, mecanismos de violencia estructural y simbólica.

 La Red apoya con profunda esperanza el proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP, en La Habana, Cuba, y llama al pronto inicio de dialogo con el ELN. La paz es una aspiración sentida no sólo del pueblo de Colombia, sino de todos los pueblos.

 Nos solidarizamos con la lucha por la independencia de Puerto Rico y demandamos la liberación del patriota Oscar López Rivera.

 Apoyamos firmemente a Argentina en su reclamo histórico por la soberanía sobre las islas Malvinas. Repudiamos, asimismo, las operaciones financieras especuladoras de los llamados “fondos buitres” y el aparato judicial cómplice. Exigimos el esclarecimiento de las operaciones bancarias que saquearon las divisas a través de la banca argentina hacía cuentas al exterior.

 Apoyamos la justa exigencia del pueblo boliviano ante la Corte Penal Internacional por una salida soberana al mar. Reiteramos el rechazo al maltrato por parte de Estados europeos que sufrió el presidente Evo Morales en su viaje a Europa, que puso en peligro su vida y las de quienes lo acompañaban.

 Exigimos el cese del bloqueo contra Cuba, demanda que apoya casi la totalidad de los países del mundo, así como la libertad de los tres patriotas cubanos antiterroristas que permanecen hace 16 años en las cárceles estadounidenses. Nos declaramos en contra de cualquier intento desestabilizador en territorio cubano por parte de Estados Unidos y sus agencias. Demandamos el cierra de la Base militar de Guantánamo y el de los centros de tortura en ese territorio y en otros en el mundo.

 Hacemos propias las palabras de condena del presidente Mel Zelaya, participante de nuestra reunión, contra el terrorismo de Estado y el uso de la violencia del crimen organizado contra pueblo de Honduras y, en particular, contra la oposición al gobierno pro-estadounidense que ha aumentado la presencia de bases militares en su territorio.

 Apoyamos la lucha popular en Haití y la reivindicación de su soberanía frente a la ocupación militar.

 Suscribimos las palabras de Chávez en torno al conflicto en el País Vasco, en el sentido de que el fin de la lucha armada “abra los caminos de la paz.” Asimismo, suscribimos nuestro apoyo al derecho de autodeterminación de los pueblos en el Estado Español, en el marco de un proceso de democratización.

 Nos solidarizamos con la lucha de los jóvenes chilenos en demanda de una educación pública, gratuita y laica, demanda extensiva a toda Nuestra América.

 Reiteramos el reclamo histórico de reconocimiento del Estado Palestino y repudiamos los ataques militares y el acoso represivo de Israel a este pueblo.

 En suma, nuestro desafío fundamental es la búsqueda de un nuevo paradigma de la vida colectiva de la humanidad en el planeta, ya que las regulaciones del sistema capitalista no han sido suficientes para encontrar soluciones para garantizar el futuro de la Madre Tierra y de la especie humana.

 Por ello, saludamos la creación del Centro de Altos Estudios del Pensamiento y la acción de Hugo Chávez, que contribuirá, sin duda, a construir ese paradigma. Inventamos o erramos.

 Al finalizar nuestro encuentro, los miembros de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales, reunidos en la capital de Venezuela, hemos constatado que se equivocaron y fueron derrotados por el pueblo quienes  pensaban que tras la desaparición física del presidente Chávez, se derrumbaría la revolución bolivariana,  y se emplearon a fondo para que así fuera. A pesar de las dificultades, podemos afirmar que la revolución está más viva que nunca!

Viva Chávez, Viva Nicolás Maduro, Viva el pueblo venezolano.

 Caracas, República Bolivariana de Venezuela, a 12 de diciembre de 2014.

Fuente http://alainet.org
Vía @ALAIinfo

Cinismo, insolencia y falta de seriedad

sábado, 13 de diciembre de 2014

Por Pierre Charasse*

 Los acontecimientos de Guerrero, en particular la desaparición de los normalistas de Ayotzinpa, así como los de Tlatlaya, son un episodio más de la larga serie de atropellos a los derechos humanos en México. En realidad no hay nada nuevo, porque el ciudadano mexicano desgraciadamente está resignado a este cortejo sin fin de horrores cada vez más increíbles. Sorprende la incapacidad de las autoridades de dar números de muertos y desparecidos: las variaciones según las fuentes no son dignas de un país medianamente desarrollado. Los políticos, cuando no propician esta violencia, viven muy bien con ella, como con la impunidad y la corrupción.

 Pero sí, ahora hay una gran diferencia con respecto a las décadas anteriores: el pueblo mexicano no aguanta más las mentiras del gobierno y de los políticos, su desprecio por la democracia. Y sobre todo está superando el miedo de enfrentarse a las autoridades y se atreve, como lo vimos en las últimas marchas, a plantarse frente a las fuerzas represivas federales, estatales o municipales, sabiendo que esta actitud puede tener un costo altísimo. El ciudadano está harto de ser engañado por el Estado, los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales. Tampoco cree en una arquitectura institucional con sus tres niveles de poder: federal, estatal, municipal. El federalismo mal entendido genera confusión, corrupción, ineficacia. El sistema político mexicano prácticamente sin cambio durante ocho décadas está agotado. Todas las reformas políticas y electorales desde Salinas son básicamente cosméticas, para dar al país y al mundo la ilusión del cambio, como lo fue la elección de Fox en 2000. Sin embargo, la gran novedad es que la sociedad mexicana se está moviendo, tomando a la letra el nuevo dogma democrático, impuesto tanto por la sociedad como por las presiones exteriores, sobre todo las de organizaciones internacionales. Las grandes y viejas democracias son muy discretas y se cuidan de no desacreditar a un gobierno con el cual hacen jugosos negocios. Con la difusión mundial de la situación en Guerrero se le cayó la máscara al sistema político mexicano. El PRI está desconcertado, los otros partidos también, y se aferran al único modelo que conocen.

 La idea de cualquier cambio, que llevaría a la pérdida de su supremacía como partido-Estado, le es propiamente insoportable. No estaba previsto que un día el pueblo mexicano fuera a levantar la cabeza como lo hizo, y la única respuesta del PRI es perpetuar las viejas prácticas, ahora con más cinismo e insolencia. ¡Qué falta de respeto hacia los familiares de los muertos y desparecidos! Cuántas palabras vacías de toda la cadena política, desde el Presidente, que vierte lágrimas de cocodrilo, hasta el último alcalde de un municipio remoto controlado por la delincuencia. Parece que el Presidente está más preocupado por encontrar una salida al escándalo de la Casa Blanca que por la suerte de los miles de sus compatriotas víctimas de la violencia. Y como única salida frente a una situación que ya no controla, el Presidente anuncia con bombos y platillos el jueves 28 de noviembre un paquete de nuevas leyes y una reforma constitucional que podría tener profundas consecuencias sobre la autonomía municipal y el poder de los gobernadores. Este anuncio fue preparado por una burda campaña propagandística, arruinada unas horas antes por las imágenes de 11 cuerpos decapitados en el borde de una carretera de Michoacán por la delincuencia, dando así la bienvenida a las iniciativas presidenciales y poniéndolo en una postura ridícula cuando el mundo entero tiene los ojos puestos sobre México.

 Lo más extraordinario de este asunto es que el Presidente presentó al Congreso cuatro días después su propuesta de reforma constitucional y su decálogo de reformas legislativas. Que yo sepa, una reforma constitucional de fondo no se redacta en cuatro días. Requiere muchas consultas de expertos y un análisis cuidadoso de sus efectos. O el Presidente tenía todo preparado desde meses atrás (¿entonces por qué no sometió su paquete a un verdadero debate ciudadano, en los tres niveles de gobierno?), o improvisó "al vapor" una dizque reforma que va a generar más problemas que soluciones. ¡Qué falta de seriedad! La verdadera reforma sería un cambio de régimen, una nueva república con base en una asamblea constituyente no contaminada por las maniobras sucias de los partidos.

 Se podría mencionar muchos casos así de decisiones que son más propaganda que voluntad de reforma. Un caso emblemático es el de las policías. Hace años que al inicio de cada sexenio el presidente flamante electo anuncia que ahora sí vamos a formar una policía altamente calificada. Sin embargo, el espectáculo que dan las policías es patético. Llueven los recursos: patrullas, armas, computadoras… pero no tienen preparación, no hay una selección rigurosa, muchos fueron reprobados, los policías no tienen perspectivas de una carrera digna y bien pagada, y hay una inestabilidad fenomenal entre los pocos que han recibido un mínimo de capacitación y que ofrecen sus servicios a organizaciones criminales o a empresas privadas de seguridad. El último invento del gobierno es la Gendarmería Nacional. No tiene nada que ver con el espíritu de la gendarmería en un país democrático. En los países que tienen este cuerpo especializado (Francia, Italia, Chile…) se trata de una policía rural o semiurbana, que tiene presencia en todo el territorio (en Francia, 95 por ciento del territorio y 50 por ciento de la población). Tiene múltiples funciones (investigación judicial de delitos, pesquisas a solicitud de un juez, orden público, tránsito, policía administrativa). Los gendarmes tienen una sólida formación jurídica, constantemente actualizada. No tienen armas pesadas.

En Francia hay 3 mil 600 brigadas de gendarmería para 38 mil municipios, 100 mil hombres. Todos los municipios tienen una brigada, que cuenta con entre cinco y 40 hombres. Los gendarmes viven con sus familias y son parte del paisaje, conocen a todo el mundo, y muchas veces actúan informalmente como ombudsman en las familias o entre vecinos.

 Cuenta con una unidad especial, el Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional-GIGN, entrenado para operaciones de comando, rescate de rehenes, etcétera. Parece ser que lo único que interesa a México es esta dimensión de la gendarmería, unidades de choque "tipo Rambo", que no ayudarán mucho a combatir la delincuencia.

 Obviamente, el contexto mexicano no permite desplegar este tipo de policía de proximidad: una pequeña unidad de gendarmería en Sonora o Chihuahua no duraría ni una semana, por la presencia muy superior de la delincuencia.


  Mientras el Titanic se está hundiendo, el PRI y los partidos cómplices siguen tocando la única melodía que conocen.


Tomado del blog Mujeres por la democracia

 * Francés. Diplomático de carrera entre 1972 y 2009, en los que ocupó  diferentes cargos como Embajador de Francia en la Unión Soviética, Pakistán, Uruguay, Perú, Guatemala, Cuba y México. También ocupó cargos de Cónsul, Embajador itinerante, Miembro del Consejo de Relaciones Exteriores así como Observador del Gobierno francés en el primero y segundo "Foro Social Mundial" (Porto Alegre).

Peña acorralado, ¿y ahora qué?

domingo, 23 de noviembre de 2014
Por Guillermo Almeyra*

 

Las manifestaciones, marchas y protestas tienen acorralado y a la defensiva a Peña Nieto, ponen al desnudo su ilegitimidad y acentúan su descrédito internacional.

 The Guardian, del Reino Unido, y el New York Times lo critican, al igual que The Economist y hasta la conservadorísima “gran prensa” latinoamericana así como televisiones oficiales, como el canal 7 argentino denuncian los crímenes y la corrupción en México. En las clases dominantes mexicanas y en el gobierno de Washington –sus amos y mandantes- hay también tendencias evidentes a tomar distancia de un servidor que les está resultando peligroso.

 La protesta social en México parte ya de exigencia de “¡Fuera Peña Nieto!” que es más que el reclamo de su renuncia voluntaria y poco menos del “¡echémoslo a como dé lugar!”. Cuando los hogares populares pasan estrecheces y soportan terribles carencias, la soberbia, la inconsciencia social y la impunidad con que se exhiben la corrupción –como en el caso de la Casa Blanca- añaden nueva leña al fuego. La venta de la mansión del escándalo confirma por otra parte las acusaciones ya que, si la operación hubiera sido cristalina y legal, ¿por qué anularla?

 Existe por consiguiente el peligro de que Peña Nieto, que está contra la pared, recuerde su feroz actuación en Atenco y responda a los fascistas que en su partido le piden hacer lo que Díaz Ordaz: matanzas masivas para imponer el terror estatal y ganar años en el poder. Pero la situación política y social en los años 1968-69 era muy diferente, en México y en el mundo.

 El Estado mexicano era aún vigoroso y el aparato estatal estaba unido detrás del presidente. La situación económica era próspera y las exigencias sociales eran incipientes y, casi exclusivamente, de los estudiantes y pocos sectores urbanos en un país aún mayoritariamente campesino. Por otra parte, el levantamiento en armas de los obreros húngaros y polacos, en los cincuenta, y el triunfo de la revolución cubana, así como las ocupaciones de la fábricas y las gigantescas manifestaciones estudiantiles y obreras en París, las ciudades italianas, argentinas, en Checoeslovaquia y las luchas estudiantiles en México en 1968-69 hacían que las clases dominantes temiesen perder el poder y, por lo tanto, recurriesen al ejército, que aún estaba intacto y no corroído y destrozado por la infiltración del ala más agresiva e ilegal del capital, el narcotráfico.

 La represión aparecía entonces como una salida posible, con más ventajas que costos políticos. Hoy, después del desmantelamiento de las bases de la soberanía nacional y del propio Estado, cuando México de facto está integrado a Estados Unidos y constituye un problema interno para Washington, con un mundo en crisis prolongada, un aparato estatal en desintegración y sin consenso ni base y el gobierno de Obama en crisis, una respuesta asesina a la Díaz Ordaz aparece como una aventura aunque está lejos de estar excluida. Recordemos cuando Washington, para evitar el triunfo de los sandinistas en Nicaragua, querían que renunciase Somoza, cosa que éste se negó a hacer en defensa de sus propios intereses de dictador pero poniendo en riesgo los intereses de sus patrones. El mundo político no se rige por la lógica ya que los intereses del gran capital chocan a menudo con los de los capitalistas individuales y sus agentes.

 Existe pues una posibilidad de que las clases dominantes tiren lastre por la borda y busquen un reemplazante transitorio para Peña Nieto con el apoyo de Washington. Las movilizaciones de los indígenas y los trabajadores ecuatorianos derribaron tres presidentes, los trabajadores en Brasil impusieron la renuncia de Collor de Melo, el Caracazo abrió el camino a la liquidación del poder de la oligarquía venezolana y el pueblo boliviano echó al presidente Sánchez de Losada y abrió el camino a elecciones limpias y a una Asamblea Constituyente. Los capitalistas perdieron en buena medida el poder político pero no la vida o sus bienes. ¿Por qué en México no podría haber una alternativa de transición con un gobierno no de los partidos del régimen sino de representantes de la que convoque elecciones general limpias y una Asamblea Constituyente que anule todas la leyes antinacionales, antilaborales, liberticidas y retrógradas impuestas por la alianza entre el PRI, el PAN, el PRD y los partidos paleros para responder a las exigencias de las transnacionales?

 Hay que impedir una “solución podrida” con el PRI y el Congreso al desprestigio de Peña Nieto e imponer una solución democrática y de masas. Que no quede todo en la condena a unos cabeza de turco –Abarca, un grupo de delincuentes, Aguirre, Peña Nieto- que permita reconstituir el bloque en el poder y preparar nuevos crímenes de Estado. No basta con la fraterna solidaridad del EZLN porque lo que se requiere urgentemente son propuestas, ideas, análisis de perspectivas. No basta con la exigencia de la renuncia de Peña Nieto si el gobierno queda en manos de los mismos. La unión entre todas las resistencias, la confluencia como el 20 de noviembre de las protestas de masas podría en cambio dar base a un Comité Unitario de Organización de la protesta democrática, que se apoye también en las policías comunitarias, los gremios en lucha, las autodefensas guerrerenses, las organizaciones de base de todo tipo y en asambleas de cada comunidad, colonia o centro de trabajo.

 ¿Estados Unidos podría intervenir? Ya lo está haciendo y lo hará cada día más si no debilitamos su poder en el país. ¿Que los candidatos a tener Casas Blancas despojando a los ciudadanos para enriquecerse y los que usan los bienes del Estado como propios van a reaccionar? Lo hicieron en defensa de Maximiliano y de Porfirio Díaz pero fue posible derrotarlos.

 La alternativa no es pasividad y resignación para preservar la paz sino imponer un cambio social... o más asesinatos, más degradación, más pobreza, más sumisión a Estados Unidos, más represión. No hay tercera opción.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
 *Marxista argentino que vivió durante muchos años en México. Doctor en Ciencias Políticas y Master en Historia, recibido en la Universidad de París VIII, enseñó Política Contemporánea en la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Posgrado Integrado en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, donde se especializó en movimientos sociales y en las consecuencias de la mundialización. Es editorialista y comentarista internacional del diario La Jornada. http://www.herramienta.com.ar/autores/almeyra-guillermo

EE.UU. seguirá siendo el líder global de la subversión y la injerencia

viernes, 3 de octubre de 2014
Por José Ramón Rodríguez Ruiz


No caben dudas de lo apretada que puede resultar la agenda de un presidente de EE.UU. A tal punto que en un mismo día, un mandatario yanqui puede anunciar el comienzo de una guerra; hablar sobre medio ambiente a la comunidad mundial y casi sin pausa, ratificar el compromiso de su gobierno con la subversión de estados soberanos a escala global y los esfuerzos de agresión no convencionales contra naciones sin “libertad” o “democracia”, según la perspectiva estadounidense.

El 23 de septiembre, luego de anunciar que bajo sus órdenes las Fuerzas Armadas de EE.UU. habían comenzado el ilegal bombardero a Siria y después de recitar el mismo verso que sus antecesores en la ONU sobre el cambio climático, del cual su país es el máximo responsable, Barack Obama tuvo otra actividad en su agenda.

El presidente de EE.UU. fue uno de los ponentes¹ en la sesión plenaria de la reunión anual de la Iniciativa Global Clinton,² que tuvo como tema en esta ocasión³ las Ciudades como laboratorios de innovación. En ese cónclave, el Premio Nobel anunció la emisión el 23 de septiembre de un memorándum⁴ presidencial que busca el apoyo a grupos de la sociedad civil, y prevé la creación de “centros de innovación”, así como facilidades para su financiamiento, estableciendo que “los departamentos y agencias estatales consultarán y se asociarán con mayor frecuencia con los grupos de la sociedad civil” en otros países.

El referido memo es parte de la iniciativa Stand with Civil Society⁵que Obama presentó en 2013, para “apoyar, defender y mantener la sociedad civil, a pesar de las restricciones globales contra esta” y entre sus objetivos pretende “contrarrestar los esfuerzos de gobiernos extranjeros por imponer excesivas restricciones a la libertad de expresión, de reunión pacífica y asociación”.

Otra “iniciativa” incluida en el memorándum fue la creación de seis Centros Regionales de Innovación para la Sociedad Civil que se erigirán en los próximos dos años y tienen como objetivo “potenciar los grupos de la sociedad civil en todo el mundo”.

Tales centros realizarán su trabajo en colaboración con el Gobierno de Suecia y la Fundación Aga Khan,⁶ probablemente una afiliada de la CIA establecida en 1981 como organización privada, “comprometida” con la lucha contra la pobreza, el hambre, el analfabetismo y la insalubridad, principalmente en África y Asia. Los centros se distribuirán por Latinoamérica, África Subsahariana, Oriente Medio y Asia, regiones todas donde EE.UU. ha identificado⁷ “importantes retos” a las “libertades civiles” y los “derechos humanos”, pero casualmente, donde posee el imperio sus mayores intereses económicos y geopolíticos y ha puesto en práctica sus más recientes estrategias de intervención en el exterior y de derrocamiento de gobiernos “tiránicos”.

“Con estos programas dedicados a los líderes alrededor del mundo, esperamos estar ayudando a construir a los próximos líderes de la sociedad civil y nuestro mensaje para esa gente joven es simple: –Estados Unidos está con ustedes–”, expresó Obama en el cónclave y no cabe duda de que así es. 

Los programas subversivos contra la juventud cubana como el llamado “agentes viajeros” de la Usaid o las becas a jóvenes cubanos para “estudiar” en colegios de EE.UU. son una muestra palpable de la preocupación del imperio por nuestros jóvenes y el futuro del liderazgo en Cuba, por solo citar dos ejemplos cercanos. 

A propósito, entre los “líderes civiles” que Obama mencionó como más destacados en este esfuerzo global, se encuentran la contrarrevolucionaria cubana Berta Soler, cabecilla del fragmentado grupúsculo Damas de Blanco o el venezolano Leopoldo López, del partido Primero Justicia, preso actualmente por promover la desestabilización y la violencia en la patria de Bolívar. Creo que sobran los comentarios. 

La tercera medida incluida en el memorando prevé “ampliar el apoyo y la financiación a las comunidades” y respaldar a nivel internacional mediante esfuerzos diplomáticos a “aquellos que luchan contra las leyes que restringen a la sociedad civil”, aseguró, citando los casos de Kenia, Camboya, Túnez y Honduras.

Finalmente, Obama anunció un mayor apoyo a las organizaciones no gubernamentales. “Nuestro Departamento del Tesoro hará una regulación que haga todavía más fácil las subvenciones a estas organizaciones en el extranjero”, aseguró, mas eso ya lo sabíamos, pues para pagar a mercenarios, en el caso de Cuba, no son obstáculos las férreas restricciones del bloqueo, que con tanta saña persiguen las transacciones cubanas por todo el mundo. 

Y es que el presidente de EE.UU. no ha hecho otra cosa que ratificar las intenciones de su gobierno de continuar desestabilizando naciones y derrocando estados no deseados, apoyando a supuestos “grupos de la sociedad civil”, que puedan devenir en organizaciones opositoras, como preámbulo de un movimiento de resistencia o insurgencia. 

Se trata de la aplicación como política de estado y estrategia de política exterior, de los principios de la Guerra No Convencional en una escala nunca antes vista, siguiendo un guion, cuyos primeros capítulos se pueden observar en ejemplos como Siria o Ucrania, pero que a largo plazo, a juzgar por las declaraciones del presidente yanqui, constituye un plan global donde nuestra región sería para el imperio la joya de la corona. 

Habla de libertad de expresión el señor presidente Obama, pues yo ejerzo la mía: Usted y su gobierno no son más que mentirosos que han disfrazado, bajo el nombre de la democracia y los derechos humanos, las más sucias intenciones subversivas e injerencistas.

CITAS 

1. http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/09/23/remarks-president-clinton-global-initiative

2. Organización creada en 2005 por el expresidente Bill Clinton, que busca soluciones para dar un “cambio positivo” a los problemas globales. Cada año se reúne en Nueva York, en septiembre, para que coincida con la reunión de la Asamblea General de la ONU, a la que asisten gran cantidad de mandatarios.

3. http://www.clintonfoundation.org/clinton-global-initiative/meetings/annual-meetings/2014

4. http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/09/23/fact-sheet-us-support-civil-society

5. http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2013/09/23/remarks-president-obama-civil-society-roundtable

6. http://www.akdn.org/default.asp

7. http://www.state.gov/j/drl/rls/hrrpt/humanrightsreport/#wrapper


Tomado de CubaDefensa
Montaje fotográfico RCBáez

Fidel: Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre (+ Video)

lunes, 1 de septiembre de 2014
La sociedad mundial no conoce tregua en los últimos años, particularmente desde que la Comunidad Económica Europea, bajo la dirección férrea e incondicional de Estados Unidos, consideró que había llegado la hora de ajustar cuentas con lo que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx, habían llevado a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperialista impuesto al mundo por Europa y Estados Unidos.

En la antigua Rusia estalló una revolución que conmovió al mundo.

Se esperaba, que la primera gran revolución socialista tendría lugar en los países más industrializados de Europa, como Inglaterra, Francia, Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Ésta, sin embargo, tuvo lugar en Rusia, cuyo territorio se extendía por Asia, desde el norte de Europa hasta el Sur de Alaska, que había sido también territorio zarista, vendido por unos dólares al país que sería posteriormente el más interesado en atacar y destruir la revolución y al país que la engendró.

La mayor proeza del nuevo Estado fue crear una Unión capaz de agrupar sus recursos y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos desarrolladas, víctimas inevitables de la explotación colonial. ¿Sería o no conveniente en el mundo actual una verdadera sociedad de naciones que respetara los derechos, creencias, cultura, tecnologías y recursos de lugares asequibles del planeta que a tantos seres humanos les gusta visitar y conocer?¿Y no sería mucho más justo que todas las personas que hoy, en fracciones de segundo se comunican de un extremo a otro del planeta, vean en los demás un amigo o un hermano y no un enemigo dispuesto a exterminarlo con los medios que ha sido capaz de crear el conocimiento humano?

Por creer que los seres humanos podrían ser capaces de albergar tales objetivos, pienso que no hay derecho alguno a destruir ciudades, asesinar niños, pulverizar viviendas, a sembrar terror, hambre y muerte en todas partes. ¿En qué rincón del mundo se podrían justificar tales hechos? Si se recuerda que al final de la masacre de la última contienda mundial el mundo se ilusionó con la creación de las Naciones Unidas, es porque gran parte de la humanidad la imaginó con tales perspectivas, aunque no estuviesen cabalmente definidos sus objetivos. Un colosal engaño es lo que se percibe hoy cuando surgen problemas que insinúan el posible estallido de una guerra con el empleo de armas que podrían poner fin a la existencia humana.

Existen sujetos inescrupulosos, al parecer no pocos, que consideran un mérito su disposición a morir, pero sobre todo a matar para defender privilegios bochornosos.
Muchas personas se asombran al escuchar las declaraciones de algunos voceros europeos de la OTAN cuando se expresan con el estilo y el rostro de las SS nazis. En ocasiones hasta se visten con trajes oscuros en pleno verano.

Nosotros tenemos un adversario bastante poderoso como lo es nuestro vecino más próximo: Estados Unidos. Le advertimos que resistiríamos el bloqueo, aunque eso podía implicar un costo muy elevado para nuestro país. No hay peor precio que capitular frente al enemigo que sin razón ni derecho te agrede. Era el sentimiento de un pueblo pequeño y aislado. El resto de los gobiernos de este hemisferio, con raras excepciones, se habían sumado al poderoso e influyente imperio. No se trataba por nuestra parte de una actitud personal, era el sentimiento de una pequeña nación que desde inicios de siglo era una propiedad no solo política, sino también económica de Estados Unidos. España nos había cedido a ese país después de haber sufrido casi cinco siglos de coloniaje y de un incalculable número de muertos y pérdidas materiales en la lucha por la independencia.

El imperio se reservó el derecho de intervenir militarmente en Cuba en virtud de una pérfida enmienda constitucional que impuso a un Congreso impotente e incapaz de resistir. Aparte de ser los dueños de casi todo en Cuba: abundantes tierras, los mayores centrales azucareros, las minas, los bancos y hasta la prerrogativa de imprimir nuestro dinero, nos prohibía producir granos alimenticios suficientes para alimentar la población.

Cuando la URSS se desintegró y desapareció también el Campo Socialista, seguimos resistiendo, y juntos, el Estado y el pueblo revolucionarios, proseguimos nuestra marcha independiente.

No deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta historia. Prefiero más bien recalcar que la política del imperio es tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia.

Algo que se ha convertido en un símbolo de la política imperial es el cinismo.

Como se conoce, John McCain fue el candidato republicano a las elecciones de 2008. El personaje salió a la luz pública cuando en su condición de piloto fue derribado mientras su avión bombardeaba la populosa ciudad de Hanói. Un cohete vietnamita lo alcanzó en plena faena y nave y piloto cayeron en un lago ubicado en las inmediaciones de la capital, colindante con la ciudad.

Un antiguo soldado vietnamita ya retirado, que se ganaba la vida trabajando en las proximidades, al ver caer el avión y un piloto herido que trataba de salvarse se movió para auxiliarlo; mientras el viejo soldado prestaba esa ayuda, un grupo de la población de Hanói, que sufría los ataques de la aviación, corría para ajustar cuentas con aquel asesino. El mismo soldado persuadió a los vecinos que no lo hicieran, pues era ya un prisionero y su vida debía respetarse. Las propias autoridades yankis se comunicaron con el Gobierno rogando que no se actuara contra ese piloto.

Aparte de las normas del Gobierno vietnamita de respeto a los prisioneros, el piloto era hijo de un Almirante de la Armada de Estados Unidos que había desempeñado un papel destacado en la Segunda Guerra Mundial y estaba todavía ocupando un importante cargo.

Los vietnamitas habían capturado un pez gordo en aquel bombardeo y como es lógico, pensando en las conversaciones inevitables de paz que debían poner fin a la guerra injusta que le habían impuesto desarrollaron la amistad con él, que estaba muy feliz de sacar todo el provecho posible de aquella aventura. Esto, desde luego, no me lo contó ningún vietnamita, ni yo lo habría preguntado nunca. Lo he leído y se ajusta completamente a determinados detalles que conocí más tarde. También leí un día que Mister McCain había escrito que siendo prisionero en Vietnam, mientras era torturado, escuchó voces en español asesorando a los torturadores qué de­bían hacer y cómo hacerlo. Eran voces de cubanos, según McCain. Cuba nunca tuvo asesores en Vietnam. Sus militares conocen sobradamente cómo hacer su guerra.

El General Giap fue uno de los jefes más brillantes de nuestra época, que en Dien Bien Phu fue capaz de ubicar los cañones por selvas intrincadas y abruptas, algo que los militares yankis y europeos consideraban imposible. Con esos cañones disparaban desde un punto tan próximo que era imposible neutralizarlos sin que las bombas nucleares afectaran también a los invasores. Los demás pasos pertinentes, todos difíciles y complejos, fueron empleados para imponer a las cercadas fuerzas europeas una bochornosa rendición.

El zorro McCain sacó todo el provecho posible de las derrotas militares de los invasores yankis y europeos. Nixon no pudo persuadir a su consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, de que aceptara la idea sugerida por el  propio Presidente cuando en momentos de relajamiento le decía ¿Por qué no le lanzamos una de esas bombitas Henry? La verdadera bombita llegó cuando los hombres del Presidente trataron de espiar a sus adversarios del partido opuesto ¡Eso sí que no podía tolerarse!

A pesar de eso lo más cínico del Sr. McCain ha sido su actuación en el Cercano Oriente. El senador McCain es el aliado más incondicional de Israel en las marañas del Mossad, algo que ni los peores adversarios habrían sido capaces de imaginar. McCain participó junto a ese servicio en la creación del Estado Islámico que se apoderó de una parte considerable y vital de Irak, así como según se afirma, de un tercio del territorio de Siria. Tal Estado cuenta ya con ingresos multimillonarios, y amenaza a Arabia Saudita y otros Estados de esa compleja región que suministra la parte más importante del combustible mundial.

¿No sería preferible, luchar por producir más alimentos y productos industriales, construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan desesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólogos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar enfermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el dengue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales de los seres humanos?

Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultura y desarrollo de los valores humanos ¿Qué esperan para hacerlo?

Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre.

Fidel Castro Ruz
Agosto 31 de 2014
10 y 25 p.m.




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¿ Eran apolíticos los hombres de las cavernas?

sábado, 31 de mayo de 2014
Por Wilkie Delgado Correa*


Ser o no ser, he aquí la pregunta.
Qué pregunta, querido, responde.
La pregunta es política…
Si lo quieres o no,
tus genes tienen pasado político.
Wislawa Szymborska

Hace unos meses un artista me confesaba  su pertenencia a la progenie de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria cubana, a quien por supuesto veneraba, y después de algún que otro intercambio sobre las artes me advertía en forma aclaratoria, “pero yo no soy político”. Y tan rápidamente como aquella repentina profesión de fe, le manifesté que si no le parecía una inconsecuencia con aquel glorioso origen familiar. Así que no tuvo más remedio que sentirse turbado y entrar en disculpas y explicaciones que ni él mismo se creía. Luego, profundizando en el asunto, pude constatar que se trataba de una afirmación ingenua y la mera repetición de una frase trasnochada en boca de algunos intelectuales. Al fin y al cabo, conociendo su prestigio y su real actitud social, tuve que convenir que merecía mi respeto.

 Por otra parte, he tenido la oportunidad de intercambiar con personas variopintas que después de criticar y vituperar aspectos diversos de la realidad cubana, y para colmo sin haber puesto un ladrillo perdurable en su construcción, como si tuvieran consigo el don divino de la sapiencia y la magia absoluta de la creatividad humana, ante los argumentos que los obliga a tomar al toro por los cuernos, apelan al consabido apoliticismo de su actitud, que les permite asumir una condición de neutralidad e inmunidad especiales que los proteja de ser juzgados de alguna mala o buena intencionalidad en sus criterios y ópticas, ya que siempre en los mismos se implican dos o más partes del asunto que se trate, que es obligadamente político por su naturaleza ínsita.

 Y se comportan como entes anhistóricos que desconocieran que el “descubrimiento” y la consiguiente conquista tuvieron un origen y un fin políticos. Que si emergimos como nación, crecidos con reculadas y arremetidas, fue gracias a los actos sublimes de liberación y los gritos de independencia, justicia y libertad –todos gestos políticos- protagonizados por hombres políticos que hoy y siempre serán venerados como patriotas, llámense Céspedes, Martí, Mella, Guiteras, Fidel y otros nombres de miles o millones de sus seguidores militantes.  Que si ayer fuimos y hoy somos así, es porque hay razones propias y ajenas y circunstancias de igual naturaleza, que contribuyeron a moldear el ser cubano y su realidad circundante.

 De modo que a los críticos, en especial de estos tiempos, que quieren hacer leña del árbol enhiesto y que ha resistido la caída, a pesar de tantas tempestadas en su contra desatadas desde el Norte, se les puede decir con Martí que “un crítico no debe juzgar una madera por sus virutas, estropeadas por el cepillo y mudadas de color como todo lo que corta el hierro y oprime la mano del hombre, sino que ha de esperar, para juzgarla bien, a verla como puntal sosteniendo edificios; o como lanza arremetiendo contra los enemigos, o como casco, ayudando al cargamento de la nave amenazada a sostenerse a flote.” La representación de esa madera es el pueblo cubano y él ha sostenido esas construcciones fabulosas que son las obras perdurables de la revolución, -derramando virutas que nos gusten o no, sean útiles o estorben,  han sido parte de un proceso inevitable.

 Con virutas, claro que es un decir, se pueden tejer historias maximizando las realidades negativas, esas llagas sociales presentes en toda sociedad, al decir de Martí, con ese poder inmenso que tiene la literatura. De las columnas y el armazón que levanta el edificio, ni del edificio construido que está ante los ojos y es posible ver desde el horizonte, es mejor callar y ocultar, y se hace evidente en las obras de los “iluminados” críticos, en sus declaraciones para nacionales y extranjeros, y en los asuntos constantes que reflejan en los órganos de prensa para los que colaboran en el extranjero. Rezuman un descontento y un resentimiento patológicos, que les hace ser tan parciales y unilaterales, que bien pronto se les puede descubrir la intencionalidad. Esta es una forma particular de hacer política bien recibida y pagada que, independientemente de la calidad mayor o menor de la obra literaria de que se trate, posee el condimento necesario, según las ópticas internacionales prevalecientes en este campo, para acceder a premios que hubieran sido inalcanzables si el aderezo fuera otro. ¡Hágase una prueba y se verá inmediatamente el cambio del resultado! Eso lo saben bien tirios y troyanos.

 La Premio Nobel de Literatura en 1996, la poetisa polaca Wislawa Szymborska (1923-2012), fue precisa y contundente en señalar el carácter político de los hombres en la historia. En su poema Los niños de la época, poema perteneciente a la obra Gente en el puente de 1986, expresó:
 Somos niños de la época, / la época es política. / Todos los asuntos diurnos y nocturnos, / tuyos, nuestros, de ustedes, / son asuntos políticos. /
 Si lo quieres o no, / tus genes tienen pasado político, / tu piel matiz político, / tus ojos aspecto político. / Lo que hables, tendrá resonancia, / lo que pienses, tendrá importancia / de un modo u otro, política.
 Incluso cuando vas muy lejos, / das pasos políticos / sobre el político suelo. / Los versos apolíticos también son políticos, / arriba brilla la luna, / ya el objetivo no es lunar. / Ser o no ser, he aquí la pregunta. / Qué pregunta, querido, responde. / La pregunta es política.
 Ni siquiera tienes que ser humano / para ganar en importancia política. / Basta con que seas petróleo, / forraje concentrado o productos derivados. / O también una mesa de sesiones sobre cuya forma / se ha estado discutiendo durante meses: / ante cuál negociar sobre la vida y la muerte, / si debe ser redonda o cuadrada.
 Mientras tanto perecía la gente, / morían los animales, / se quemaban las casas / se yermaban los campos / como en épocas muy remotas / y menos políticas.
 En conclusión, este es solo un acercamiento a un problema mucho más profundo que posee múltiples facetas que requieren de análisis y juicios serenos e integrales si quieren de verdad mirar con ojos emétropes la realidad pasada, presente y futura de la nación.

*Médico cubano; Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

Indiferencia en Cuba: ¿un fallo ideológico?

jueves, 6 de febrero de 2014

Toda generalización entraña el riesgo de lo injusto... pero es innegable que este trabajo del joven italiano Vincenzo Basile, gran amigo de Cuba, pone el dedo en algunas llagas de las que adolece nuestro ¿método? para concientizar a las futuras generaciones. Los dejo con este trabajo que promoverá, estoy segura, criterios encontrados pero necesarios para avanzar en nuestro camino de victorias:

Indiferencia en Cuba: ¿un fallo ideológico?

 
Cartel en una calle de La Habana (FOTO: Vincenzo Basile)
En los últimos tiempos, el debate sobre la pérdida de valores, activismo y participación -la indiferencia- entre las generaciones más jóvenes de cubanas y cubanos se está convirtiendo en uno de los grandes temas de discusión. Un debate por cierto muy problemático, sobre todo cuando se trata de buscar causas y encontrar soluciones a un fenómeno que, aunque tenga difusión prácticamente mundial, se presenta profundamente antitético a la hipotética idea de conciencia social y democracia participativa que cinco décadas de Revolución deberían -o hubieran debido- implantar en Cuba.
 
Entre las explicaciones más aceptadas y apreciadas para este fenómeno, la mayoría espacian desde lo económico hasta lo ideológico; y todas identifican, con razón, un evento desencadenante, es decir, lo que pasó en el mundo a finales de los años ochenta.
 Crisis de campo socialista. El emblema de la guerra fría, el muro de la vergüenza, esa horrible blasfemia elevada en nombre de un proyecto humano superior, se vino abajo y marcó el futuro de Europa y del mundo. En dos o tres años, uno tras otro, los regímenes de Europa Oriental manifestaron -más o menos espontáneamente- la ausencia de una mínima estructura social o base política, y se cayeron al suelo como castillos de arena. Luego, por razones distintas, le tocó al imperio soviético.
 
En este sentido -según dicen los que sostienen estas teorías- de repente Cuba se encontró sin socios económicos y sobre todo sin referentes políticos e ideológicos. Lo que desató consecuentemente una gravísima crisis económica y una quizás más grave crisis ideológica. Las generaciones que nacieron en los años noventa se encontraron entonces en la incertidumbre material, en la escasez, en un entorno donde se iban difundiendo egoísmo y corrupción, y al mismo tiempo sin un válido sistema de valores en que creer, ya que lo que la Revolución trataba de profesar, en el mundo estaba enseñando toda su debilidad.
 
Sin embargo, por muy correctas que estén todas estas argumentaciones, hay que hacer una consideración fundamental.
 
Merece ser remarcado que no existe ninguna correlación automática entre crisis económica y pérdida de valores, ideales, activismo y participación. Al contrario, en primer lugar, a nivel empírico está largamente demostrado que son los mismos países que se consideran actualmente entre los más ricos de mundo los que más sufren el problema de la enajenación y de la apatía y, claro está, esto tiene sus puntuales razones. Y en segundo lugar, la pobreza, hasta la miseria extrema, la exclusión o la corrupción que derive, no pueden considerarse frenos para el activismo o elementos que generan automáticamente indiferencia. En este caso también, a nivel empírico, los ejemplos son numerosos. Solo hace falta pensar en grandes eventos traumáticos que han condicionado la historia mundial, desde la revolución francesa hasta la vietnamita y pasando por la rusa, es decir, actos de pura y poderosa participación -social y política- que se desataron precisamente en contextos caracterizados por hambre, miseria, exclusión, corrupción, profundas desigualdades y, en muchos casos, hasta miedo a represión y represalias.
 
Si se considera todo esto, lo que se concluye es que las razones económicas para explicar la pérdida de activismo juvenil de hoy día, aunque tengan cierta influencia en el desarrollo de estos fenómenos, no pueden asumirse como su principal causa.
La misma Revolución cubana se desarrolló precisamente sobre estas bases. En la Cuba de los cincuenta había hambre, miseria, analfabetismo, corrupción, egoísmo y represión; y a pesar de todo eso un grupo de jóvenes no se dejó vencer por la indiferencia, ni por la apatía, y supo convertirse en movimiento y luego ese movimiento se hizo pueblo y triunfó en Revolución, en otras palabras, este pueblo se hizo nación.
 
La cuestión es precisamente esta: la nación. La nación no es el país, no es un territorio físico ni unas fronteras administrativas, la nación no es la República de Cuba; nación es sentido de pertenencia, es una comunidad formada por individuos que reconocen pertenecer a la misma por las más diversas razones, que sean étnicas, históricas o culturales.
 
El individuo que nace en un determinado lugar del mundo se encuentra automáticamente colocado en un preciso contexto cultural.
Pero, y esto es lo más importante, su voluntad de ser parte de este proyecto, su sentido de pertenencia, es algo que no se le presenta naturalmente, sino que se le trasmite durante un largo proceso de socialización, a través del cual al individuo se les enseñan los valores de la cultura de la comunidad. Y este proceso se desarrolla fundamentalmente en dos momentos: en la educación familiar y en las instituciones. En otras palabras, familia e instituciones enseñan la nación.
 
Y si por el lado de las familias los aspectos ideológicos se funden con los económicos para justificar la pérdida de los valores y en un momento de profunda crisis económica -como la que atravesó y sigue atravesando Cuba- los padres, los primeros educadores de las nuevas generaciones, no saben -o hasta no quieren- trasmitir determinados valores a sus hijos, profesando el credo del “sálvese quien pueda”; por el lado de las instituciones la justificación económica no se sostiene y lo único que queda es reconocer que existe un problema ideológico de base, que ha habido un defecto en las instituciones en su fundamental tarea de trasmitir determinados valores, en su esencial misión de enseñar la nación a los futuros ciudadanos.

A raíz de todo esto, cuando se afirma que en Cuba algo no está funcionando porque las nuevas generaciones están creciendo apáticas, indiferentes o hasta desconectadas con la realidad que viven, se debe concluir necesariamente que en la Isla, más allá que un problema de naturaleza económica, ante todo existe un problema de tipo ideológico que ha provocado un fallo en la enseñanza de la nación.
El problema surgió cuando se perdieron los referentes ideológicos internacionales, por las causas citadas al principio; cuando por el mundo empezaron a venirse abajo los valores profesados por la Revolución.
 
Entonces lo que pasó fue que el temor por no resistir frente a lo que estaba ocurriendo y encontrarse aspirados por el efecto dominó que se había desatado, y una burocratización al estilo soviético de la cultura en general se ajuntaron para convertir la enseñanza de la nación en una serie de dogmas desde el pasado y consignas que no se sabían explicar y solo se debían inculcar mecánicamente para garantizar y legitimar el mantenimiento del status quo.
 
Ese fue el error más grande y casi incomprensible. Cuba tiene un capital humano, histórico y cultural único en su género. Como cualquier país postcolonial es una cuña de héroes, emblemas humanos cuyos valores van mucho más allá de cualquier estrecha ideología relacionada con un determinado momento histórico. Los héroes de la independencia, de la república, de la lucha clandestina, de la Revolución, los Cinco héroes de la contemporaneidad. Héroes distintos, de etapas y luchas distintas, guiados por objetivos distintos -lucha anticolonial, clandestina, antiimperialista, internacionalista, antiterrorista- pero fundamentalmente unidos en el mismo valor -se le llame patria, república, independencia, revolución- que sencillamente se traduce siempre en la unidad de la nación. Y esta unidad nacional hay que explicarla, fomentarla, trasmitirla en su esencia más pura y profunda.
 
Mientras que las instituciones cubanas -escuelas y sobre todo organizaciones juveniles- continúen desperdiciando este poderoso capital, “trasmitiendo” valores a través de un decreto supremo que dicte un “Patria o Muerte” o continúen educando a golpes de consignas -sea un “Venceremos”, un “Pioneros por el comunismo: ¡Seremos como el Che!” o un “Liberen a los Cinco héroes”-, que no estén acompañadas por una auténtica y profunda convicción en cada palabra que se afirma, el riesgo es que la indiferencia seguirá difundiéndose siempre más y la cultura nacional, la que debería enseñar a los jóvenes como convertirse en ciudadanos, se irá plasmando en una opaca fotografía del pasado que solo enseña inmovilismo y apatía, no dejando ningún espacio para la imaginación.
 
Publicado en su blog Capítulo Cubano
Con la tecnología de Blogger.
 

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