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El oficio de Ricardo Berois Quinteros

viernes, 3 de junio de 2011
Por Felipe de J. Pérez Cruz


En ocasión de asistir a la XV Reunión de la Comisión de Asuntos Económicos, Deuda Social y Desarrollo Regional del Parlamento Latinoamericano, realizada la pasada semana en La Habana, el diputado del Partido Nacional (Blanco) Ricardo Berois Quinteros ha publicado una semi crónica que titula “Cuba necesita una transición madura”. Se trata de un documento que denuncia junto al pobre dominio que el diputado posee en el campo de la redacción, su contumaz obsesión contrarrevolucionaria.


Seguir la propia narración y texto del señor Berois, nos reafirma su patología anticubana.


El arribo de Berois


Berois llegó el día 25 de mayo pasado. Su viaje a la capital del país que dio albergue solidario a cientos de sus compatriotas en época de fascismo y Plan Cóndor, ya le tuvo molesto: Nos narra cómo se constituyó en un hecho de sacrificio personal luego de 9 horas de viaje, y para colmo de dificultades, fue recibido por una fuerte lluvia que desde hacía 9 meses espera por su arribo. Estaba tan agotado el señor diputado, que ni siquiera reparó en el ser humano que a nombre de la Asamblea Nacional del Poder Popular, lo esperaba con la siempre atenta recepción que se le hace a todos los parlamentarios que en cumplimiento de sus funciones nos visitan.


Una fugaz estadía de 3 días en nuestra capital, después de 11 años de su última visita en ejercicio de la misma representación, le mostró una isla en la que vio cambios poco significativos, poca cosa, aparte de la explosión hotelera que está desarrollándose. Fue muy rápida la estadía y muy corto el tiempo que tuvo el señor diputado Berois para reconocer la capital. El tiempo y las ganas no le alcanzaron para documentarse en situación, y hablar con propiedad de lo que le habían anunciado ocurre en el país. 


El señor diputado Berois dice que pensó que quizás los cambios estén por otras inmediaciones, pero a fin de cuentas este tema no le interesaba mucho. Antes de llegar al archipiélago caribeño, por la propia agenda de la reunión, conocía que en la cita iba a estar, entre otros, el diputado cubano Osvaldo Martínez, uno de los más reconocidos economistas del país, director de un centro de investigaciones dedicado a la temática. Con deseos de indagar, el diputado Martínez le hubiera puesto al tanto, y sin dudas facilitado adquirir los últimos libros y publicaciones, que refieren el controversial debate que sobre la economía y el modelo cubano, transcurre al interior de la academia y de todo el país. Por demás, para quien asume por “cambios estructurales” la vuelta cruda y ramplona del capitalismo, la frustración estaba asegurada.


Se hace evidente que, en esta visita habanera, una finalidad del señor diputado Berois era buscar un punto de vista antigubernamental. A pesar de haber gozado de plena libertad para ir a cualquier parte y hablar con quien quisiera, el señor diputado afirma que esa experiencia no pudo tenerla en anteriores visitas, porque “sólo llegó a saber lo que pensaba el Gobierno o sus más próximos seguidores”.


Ahora Berois siente que “pasó la frontera” y gracias a los buenos oficios de su amigo, el también parlamentario Jaime Mario Trobo, contactó con una disidente, “muy valiente e inteligente”, que se propuso, hace unos años, vivir del cuento de dar a conocer al mundo lo que le murmuran en voz baja y en lenguaje críptico, los oficiales CIA (de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos), que la reclutaron para su misión contrarrevolucionaria cuando malvivía en Europa. Este personaje no podía ser otro que la cibermercenaria Yoani Sánchez.


La entrevista


El señor diputado Berois declara que deseaba hablar con la gente que “vive y siente en la calle”, y se afirma inspirado en Luis Alberto de Herrera, el ilustre historiador y caudillo del Partido Nacional de la primera mitad del siglo XX. Para quien ya conoce La Habana o simplemente solicita información, esta era una tarea muy fácil de cumplir. Si desde su hotel caminaba al Sur durante veinte minutos, su paseo lo llevaría al corazón de Buena Vista, barrio del proletariado capitalino. Si decidía moverse más al occidente tenía en el camino a Marianao, y si optaba por la dirección opuesta en busca de la Bahía, llegaba al Vedado, Centro Habana, y la Habana Vieja. Barrios mulatos, de hombres y mujeres de todas las pieles, credos y profesiones.


Sin embargo la opción del señor Berois para intentar hablar con “esa gente” de pueblo, y conocer lo que él dice que “le está vedado” a los cubanos y cubanas, “lo que por miedo no se atreven a denunciar en público”, fue atrincherarse tras una mesa, en “una muy provechosa cena” con Yoani y su consorte, su amigo y correligionario del Parido Nacional Javier Fernando García Duchini, y otros tres diputados venezolanos que no nombra.

El señor diputado Berois conoció -por el verbo de Yoani y su esposo- “las experiencias de sus vidas”. Y a falta de información veraz, el parlamentario echó a rodar su imaginación… La placentera degustación y los licores, le facilitaron una visión casi celestial: le fue dignificante ver cómo “desde la oscuridad, donde imperan innumerables ataduras, insultos, censuras y una vigilancia permanente”, con “sólo el arma de la inteligencia, el arrojo y sobre todo la convicción se puede luchar por un espacio de libertad, tan esperado y largamente postergado”.


Al volver a la realidad, la euforia no le impidió al señor diputado un juicio certero: “Yoani y Reinaldo no tienen partido político, no defienden una ideología política, no son de derecha, ni de izquierda, ni liberales, ni socialdemócratas. Yo soy, dice Yoani, ‘pos-moderna’”. Claro está, en el área de motivaciones apátridas, desideologizaciones colonizadoras y demagogias populistas, el señor Berois es un autorizado especialista.


El guión para Yoani


El señor diputado Berois sabe más de lo que dice. No le ocupó conocer de qué vive el flamante equipo Yoani-Reinaldo, quiénes y cómo los financian. El milagro de su hospedaje, conectividad y amplia difusión internacional, tampoco le interesó. Si al equipo Y+ R más que de izquierda o derecha, lo que le interesa es quien le paga, no dudó en dictarles el guión que para estos traía:


  • Transita el señor Berois por una ciudad de multitudes –casi dos millones de habitantes-, que trabajan, estudian, y viven en plenitud, que ocupan parques, y teatros, o van a la costa -¿no lo vio desde su hotel?- para darse un chapuzón en el cercano mar. Sin embargo el insiste en que Yoani trabaja por “dar pasos para que en Cuba se respire libertad”.
  • De creer el testimonio que brinda el diputado, él y sus acompañantes acceden al binomio cibermercenario sin ser molestados, y sin el menor contratiempo deglutan y despotrican. Antes, durante y después de tan publicitada comelata, ninguna autoridad interviene para prohibir, amenazar o castigar. Sin embargo, el diputado nos demanda a nombre de la Yoani, un país donde “se respete la opinión ajena, se pueda convivir con ideas diferentes, donde los cubanos se puedan expresar”.
  • Dice el diputado Berois que Yoani y Cía. desean que el pluripartidismo pase a ser una realidad en nuestro país. Bien, si esa es su idea que la peleen democráticamente, sin trampas y financiamientos desde el exterior. Aquí nadie les ha suspendido su derecho a expresar y proponer sus puntos de vista, y mucho menos ejercer el sacrosanto voto electoral.

Hasta ahora la voluntad soberana de la nación, refrendada en plebiscito constitucional, en la propia letra de la Constitución y en reiteradas votaciones directas y secretas, ha ratificado la voluntad mayoritaria de mantener el régimen de partido único, que fue resultado de la unidad alcanzada por las organizaciones que derrotaron a la dictadura en 1959 y al imperio estadounidense tras su invasión de 1961. ¿Por qué señores como el diputado Berois se empeñan en desconocer la validez de nuestras votaciones, de nuestra democrática autodeterminación? ¿Por qué el señor Berois irrespeta y ofende mis derechos ciudadanos, con su pretensión de imponerme el criterio de los financistas de la mercenaria?

De seguro que el señor diputado está presto a poner a nuestra disposición la experiencia de un partido que como el Nacional uruguayo, es identificado por los politólogos con el concepto de "catch-all party" o "big tent party", lo que se ha castellanizado como partido "agarratodo", en referencia a un pragmatismo de centroderecha que en función de los votos, no está en miramientos a la hora de aceptar a sus militantes. Ante este tipo de modelo-partido, derrotado en las últimas dos contiendas electorales por el Frente Amplio, me quedo con el mío.

  • Ya para concluir: el diputado Berois coloca en boca de Yoani una cantinflada -con respeto del célebre cómico mexicano!-, donde afirma que la diva de la mentira, se pronuncia porque el “desarrollo sea parte de lo que se construye entre todos, en el libre pensamiento del accionar de cada ciudadano”. ¿Y acaso no es eso lo que hacemos desde hace medio siglo, todos los días en Cuba?

El guión del señor Berois

Agotado el discurso que le adjudica a la mercenaria, el señor diputado nos expone su propio guión:

  • Después de cenar con el matrimonio mercenario, nos declara que él y sus acompañantes se fueron “convencidos que la voz de Yoani y Reinaldo es la de millones de cubanos que luchan por un país libre y soberano”.

La realmente millonaria cifra de ciudadanos cubanos con los que desestima hablar no cuenta. Lo que le interesa a Berois es cumplir el mandato del Norte, la directiva de apuntalar el carcomido “prestigio” de la mercenaria.
  • El encuentro con el equipo de apátridas, fue “realmente una experiencia inolvidable”, que les hizo a Berois, a su correligionario y amigos venezolanos, “recordar nuestra lucha en los años de la oprobiosa dictadura”.

Resulta insultante que se compare la realidad cubana con la dictadura fascista que comenzó a estructurarse en Uruguay con las denominadas “medidas prontas de seguridad” - aquella forma modificada de ley marcial- del presidente Jorge Pacheco Areco, para llegar al autogolpe de Estado de Juan María Bordaberry, en junio de 1973. El fascismo llevó a las cárceles a miles de uruguayos y uruguayas, asesinó en prisión a más de un centenar de ellos y cazó e hizo desaparecer a 172 (174 según otras fuentes), tanto dentro del territorio nacional, como en Argentina, Paraguay, y Chile, como parte de la Entente criminal del Plan Cóndor. Similar tarea en la “democracia” venezolana de aquellos años, realizaba el Comandante Basilio, el criminal prófugo Luis Posada Carriles, sembrado por la CIA en la tenebrosa Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención, más conocida por DISIP.
  • Para el señor diputado Berois nuestro interés es “mantener un socialismo opresor que ha fracasado estrepitosamente y que necesita en forma urgente, una transformación profunda”.

Sería oportuno preguntarle al señor Berois desde qué triunfo del capitalismo nos habla. ¿Desde “los resultados” de su correligionario del Partido Nacional Luis Alberto Lacalle, en la década del noventa del pasado siglo, quien tras el estancamiento económico y el aumento de la inflación —que alcanzó el 81 por ciento en 1991— optó sin el menor resultado por los programas de privatización, hambre y miseria del FMI? ¿Acaso mejor suerte tuvo la política colorada de Jorge Batlle incapaz de frenar la crisis, quien sumiso frente al FMI decretó el feriado bancario y condujo a la explosiva situación de saqueos en la Montevideo de agosto del 2002. En aquellos días de tan aguda crisis económica y social, la tasa de suicidios en el país aumentó en un 12,6 por ciento, lo que equivalía a una práctica autodestructiva por la que dos uruguayos se suicidaban diariamente.

Y qué hablar de los uruguayos que huyen del fracaso del capitalismo subdesarrollado. Entre 1963 y 1975, se fueron de Uruguay más personas, que los inmigrantes que el país captó durante todo el siglo XX. La emigración se ha vuelto un negativo fenómeno estructural. Hoy la sureña nación se encuentra junto con sus vecinos de la región en una época de bonanza económica, sin embargo, abandonan su tierra más de 20.000 uruguayos por año. Se calcula que entre unos 350 a 450 mil uruguayos, un 10-12 por ciento de la población, está viviendo en el exterior, cantidad similar a la de los años del régimen militar. Las mecas de emigración son España y Estados Unidos. Además emigran los jóvenes más capacitados, la mayoría con nivel terciario, cursos técnicos y experiencia laboral, con lo que la nación oriental ocupa uno de los primeros lugares en saqueo y robo de su inteligencia.

  • “Parece increíble que en pleno siglo XXI, en civilizaciones tan cercanas se pueda justificar lo injustificable, con tanta hipocresía, azuzando el fantasma del imperialismo “Yanqui”.

El señor Berois sabe que el imperio no es un fantasma. Los datos del millonario costo económico del bloqueo son conocidos por toda la comunidad internacional, que abrumadoramente se ha pronunciado por exigir a los Estados Unidos que cese en esa ilegal política de genocidio. Los costos materiales y humanos de la constante agresividad, de las acciones terroristas y la subversión, también están suficientemente documentados, y ampliamente divulgados entre los parlamentaros de la región. No está confundido o desinformado el señor diputado. De lo que se trata es que Berois ejercita el infame oficio de Judas.

El señor diputado Berois concluye su semicrónica con una confesión de fe que no le pertenece. Es una copia perfecta del lenguaje fascistoide y amenazante de la loba Ileana Ros-Lehtinen y los más feroces especímenes de la fauna terrorista cubanoamericana: 

  • “Nos queda la esperanza que no será la biología la única capaz de terminar con los hermanos Castro, sino que desde dentro del propio Régimen se promuevan los tan necesarios cambios, por los que luchan Yoani, Reinaldo y tantos cubanos que se movilizan en el silencio… es imprescindible una transición madura, que evite males mayores”.
El cinismo esconde lo inobjetable: Como la Revolución llena plazas y calles con masivas manifestaciones de apoyo, el señor Berois afirma que la contrarrevolución “se moviliza en silencio” y “murmura su opresión en voz baja”. Si no se tratara de algo tan nauseabundo llamaría a broma el superdotado oído del señor diputado.

No hay casualidad, el diputado Berois no hizo ni el menor esfuerzo para visitar un barrio popular, hablar con los y las transeúntes, acercarse a una escuela o fábrica, porque le iba a pasar lo mismo que en sus visitas anteriores: Conocería ahora del gran movimiento de debate nacional que apoyó el VI Congreso de Partido Comunista de Cuba, hubiera listado los consensos, confianzas y justas aspiraciones que mueven hoy a los cubanos y cubanas, la generalizada aversión por el capitalismo, el deseo de más y mejor socialismo. Sería en definitiva, una nueva constatación de lo que piensan para bien de la patria “el Gobierno y sus más próximos seguidores”.


El señor diputado Berois no podía terminar sus diatribas, sin anotarse el flaco “mérito” de una irreverente mención al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, expresión grosera y fehaciente de su sórdida naturaleza.


Este empleo de la “visita” de Ricardo Berois Quinteros, no lo podemos ver como algo casual. En la hermana nación uruguaya, donde tenemos muchos y muy buenos amigos, el tema anticubano con frecuencia es azuzado por las fuerzas de derecha para atemorizar y frenar el avance democrático. Allí, además, hay sujetos muy activos contra la Cuba revolucionaria. Lamentablemente para no quedarse sin palmadas pseudo democráticas, algunas personalidades situadas la izquierda, de vez en cuando se hacen eco de las claves y mensajes de la propaganda enemiga.


Entonces, en mi opinión, resulta necesario retomar el tema en una próxima entrega.



Enviado por su autor para Cuba coraje


Imagen agregada RCBáez: No hay peor ciego...

Propuesta de transición madura, está podrida...

jueves, 2 de junio de 2011
La propuesta de “transición madura” para Cuba del diputado uruguayo Ricardo Berois, está podrida de malas intenciones.
Por Orlando Cruz Capote, Dr. e Investigador auxiliar

Los cubanos estamos acostumbrados a que constantemente se transmitan imágenes, escriban textos y expresen informaciones e interpretaciones muy tergiversadas y distorsionadas sobre nuestra realidad social, política y económica. Ello sucede cada día y en cada instante, desde hace 53 años, por los grandes medios de comunicación capitalistas internacionales, hoy transnacionalizados. Y no solo las grandes corporaciones mediáticas sino que, muchas veces, esta ignominiosa tarea la están acometiendo la pequeña y mediana prensa -ahora digital- en las más variadas latitudes geográficas. Todas bajo la batuta del imperialismo estadounidense, a solo 90 millas de nuestras costas, que nos arremete con agresiones de toda índole y que tiene un férreo bloqueo contra Cuba. Aunque tenemos también miles y millones de amigos y compañeros de lucha: Cuba nunca ha estado sola frente al injerencismo y el intervencionismo de la elite de poder de Washington y la derecha continental.

Los cubanos, con extrema paciencia y experiencia acumulada, hemos ido solventando y respondiendo a esas mentiras e infundios con la verdad, con argumentos e ideas irrebatibles, lógicas y racionales. Y siempre sin imponer criterios, sino tratando de persuadir, convencer y procurando ser lo más objetivos posibles. Pues nosotros conocemos, mejor que nadie, cuáles son nuestras virtudes, logros y deficiencias, aquellas que lastran el proyecto revolucionario y socialista que no es perfecto, ni pretendemos que lo sea, pero que sí siempre será perfectible. El día que una obra humana sea perfecta, se termina la vida, el desarrollo y la creación. Como también conocemos los estados de opinión críticos de la población en sus diferentes componentes, que reconocemos es diversa y muy plural. Eso no es una debilidad sino una fortaleza para el proceso revolucionario cubano, como lo es el partido único de la nación cubana, el Partido Comunista de Cuba.

Pero nos cuesta acostumbrarnos a que algunas personalidades de la política -sean de izquierda, de centro o de derecha- que han sido recibidos en nuestra patria hospitalariamente, con atenciones exquisitas, solidarias y respetuosas, se aprovechen y luego se ofrezcan a su salida de Cuba a emitir opiniones superficiales, mentirosas y calumniosas sobre la Revolución Cubana, criterios que están además saturados de manipulaciones y malas intenciones.

Y tampoco se trata que un visitante, por muy honorable que sea, tenga que coincidir o no, menos plenamente, con nuestro sistema político y las formas de pensar y hacer de un pueblo patriota, del gobierno y de un Estado-nación independiente y soberano. Y eso hay que declararlo y tenerlo diáfanamente definido porque hace 53 años la Mayor de las Antillas alcanzó su verdadera y plena liberación nacional y social. Y esa independencia y soberanía no puede calumniarse, ni mancillarse por nadie ni nada.

Por esas razones deseo, primeramente, rendir tributo a la patria del prócer independentista y latinoamericanista José Gervasio Artigas, de la República Oriental del Uruguay. Como también a Rodney Arismendi, al Frente Amplio, a Tabaré Vázquez y José Mújica, este último actual presidente del país. A José Enrique Rodó, Julio Herrera y Reissig, Juana de Ibarbourou (también conocida como Juana de América), María Eugenia Vaz Ferreira y Delmira Agustini, Juan Carlos Onetti, Francisco Espínola, Felisberto Hernández, Idea Vilariño, Horacio Quiroga, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, entre otros, que tanta influencia ejercieron en el panorama histórico, político y cultural de Cuba en todos los tiempos históricos hasta la actualidad. En fin, a todo el pueblo uruguayo y a su permanente solidaridad militante a favor de Cuba y su proyecto socialista auténtico y autónomo.

Deseo tratar con respeto y ética al diputado uruguayo Ricardo Berois, distinguido representante del Parlamento de esa hermana nación, a quien nuestro Apóstol representó y admiró extraordinariamente en el siglo XIX. Por eso hasta reproduzco gran parte de lo que este parlamentario ha escrito, con vistas a que todos conozcan lo que este distinguido hombre de experiencia política -por lo menos debía tenerla o si no poseer cierta sensibilidad y tacto político- fue capaz de expresar en un periódico digital sobre Cuba. La fuente se ofrece gratuitamente por este modesto académico cubano. Porque no tenemos miedo a debatir y polemizar. Ni queremos ocultar nada en absoluto. La verdad ha sido y será nuestra divisa.

El legislador Ricardo Berois, en un artículo publicado en el diario TRIBUNA, del 1ro de junio de 2011, que titula “Cuba necesita una transición madura”, afirma que vino a Cuba para participar en una reunión de Asuntos Económicos del Parlamento Latinoamericano y que estuvo en La Habana durante sólo tres fugaces días, del 25 de mayo hasta, parece, el 28 0 29 del mismo mes.

Y como escritor mediocre que trasluce en su periodismo “opinático”, inmediatamente expresa que, luego de 11 años de ausencia, no percibió cambios significativos en la Isla. Una primera trampa de contenido y forma de la cual no pudo salir a lo largo del texto especulativo que publicó de manera ágil e irrespetuosa. Esa auto-limitación inicial declarada le hace esclarecer apresuradamente que “[…] Claro está, que fue muy corta la estadía y muy corto el tiempo que tuve para caminar por La Habana, para hablar con propiedad de los cambios estructurales, pero no llegué a percibir los “enormes” cambios que me habían anunciado”.

El que escribe estas líneas de respuesta al señor Berois desconoce la agenda económica -que debió tener también un contenido político y social- de la reunión de los Parlamentarios Latinoamericanos en Cuba; las discusiones que allí se sucedieron y los pormenores del plan de trabajo anexo a este encuentro y por lo tanto no puede expresar alguna idea al respecto. Pero debió ser muy interesante e importante el encuentro dado el clima de auge progresista existente en América Latina y el Caribe.

Sin embargo, Berois sí tuvo tiempo suficiente para reunirse con Yoani Sánchez -la bloguera contrarrevolucionaria y mercenaria- a la que tildó de “valiente e inteligente” y su esposo Reynaldo. El “pobre” Berois, con esta primera declaración de principios, se descubre porque expresa que “gracias a los buenos oficios de mi amigo Jaime Trobo” pudo pasar las fronteras.

Y se desprenden, luego de esa afirmación, un grupo de interrogantes sencillas: ¿Cuáles límites o fronteras traspasó, señor Berois? ¿Tenía autorización para ello, señor Berois? ¿Actuó dentro del protocolo de la visita oficial de un diputado de Nuestra América a Cuba? ¿La Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba conocía su agenda extra plan o secreta? ¿Verdaderamente se arriesgó a reunirse con estas personas, junto a otros parlamentarios, sin comunicar a la parte cubana, por decencia y honestidad, que iba a realizarlo? ¿O realmente estaba autorizado por el gobierno cubano a desandar libremente en la capital de la república y entrevistarse con quien quisiera? Nada extraño para un país que nada tiene que esconder y sí mucho que mostrar.

Señor Berois, ¿pretende vender a los incautos e ingenuos una “aventura política” misteriosa de la cual salió ileso de ese sistema que, según usted, lo controla todo, lo censura todo, lo oprime y reprime todo y lo prohíbe todo?

¿No conoce a Yoanis Sánchez ni por referencias? ¿O se está haciendo pasar por un cándido, un inocente, al buscar a esta dama que en su tolerada carrera política en la Cuba socialista ha tenido ingresos de más de medio millón de pesos (entre euros y dólares) que le han sido otorgados a través de “premios” internacionales, o entregados por ONGs de perfil anticubano, o personalmente por funcionarios de las embajadas de la Unión Europea en La Habana y la Oficina de Intereses de los Estados Unidos de América (SINA)? ¿Sabía eso el señor diputado? Parece que sí, aunque lo oculta y le miente a la opinión pública de su país y del mundo.

Más adelante el diputado Berois agregó, en su artículo de marras, con un estilo lacónico y preocupado, que resulta “[…] dignificante ver como desde la oscuridad, donde imperan innumerables ataduras, insultos, censuras y una vigilancia permanente, con sólo el arma de la inteligencia, el arrojo y sobre todo la convicción se puede luchar por un espacio de libertad, tan esperado y largamente postergado”.

Y continuó diciendo, con su enconada convicción anticomunista y muy lejos de la izquierda revolucionaria, que estos dos personajes, “[…] no tienen partido político, no defienden una ideología política, no son de derecha, ni de izquierda, ni liberales, ni socialdemócratas. Yo soy, dice Yoani, “pos-moderna” así se define, sólo quiere dar pasos para que en Cuba se respire libertad, se respete la opinión ajena, se pueda convivir con ideas diferentes, donde los cubanos se puedan expresar, que el pluripartidismo sea una realidad, donde el desarrollo sea parte de lo que se construye entre todos, en el libre pensamiento del accionar de cada ciudadano”.

Y es aquí donde se vuelve a desenmascarar el diputado Berois. El ilustre parlamentario ingresó a Cuba con una predisposición, con prejuicios y con una agenda elaborada a priori. El sí conoce a algunos de los llamados “disidentes” cubanos y tiene de ellos una clara impresión de acuerdo a su propia posición y convicción política e ideológica. Pero, si acaso no se percibiera ignorancia política en ese discurso, sería bueno preguntarle al señor Berois: ¿existe realmente para usted la posición apolítica, desideologizada y neutral? Si me responde que sí, o está volviendo a mentir o simplemente debe re-ingresar rápidamente a una universidad para cursar un postgrado de ciencias políticas.

Al unísono, el diputado Berois, quien le hace una mala jugada al gobierno de José Mújica y a la integración latinoamericana en curso, posee una irreal apreciación y percepción de los patriotas y revolucionarios cubanos y mucho más de la obra de la Revolución. Y se brinda el lujo, nada imparcial, de desconocer y no interesarse en la misma en absoluto. Porque el parlamentario, que tiene poder de síntesis para hablar de lo que desea, parece que no puede realizar balances críticos justos -y dice nombres (¡que Dios lo ampare!) con entera libertad de lengua viperina- y por eso expresa a continuación que “[…] no es eso lo que quiero compartir con ustedes, sino la sensación que uno tiene cuando intenta hablar con la gente, esa que “vive y siente en la calle” al decir de Luis Alberto de Herrera”.

Y añade el señor Berois acerca de Yoani, con un libertinaje tremendo, que ésta se propuso, “[...] dar a conocer al mundo lo que se siente y se murmura en voz baja, pero que por miedo no se atreven a denunciar en público los cubanos”. O sea que esa parece ser la fuente primaria y única para informar a Uruguay y al mundo de la realidad cubana.

Menuda tarea la del excelentísimo diputado uruguayo. Es triste ver como se transfigura una personalidad política en un cliente del imperio y de la derecha más acérrima del continente. Y no estamos ofendiendo de forma grata ni infundada, porque resulta que a Cuba han llegado otros representantes de la derecha planetaria, y hasta del stablischment norteamericano, y no han hecho burdas declaraciones posteriormente. Al César lo que es del César. Por lo tanto, siempre hemos sido muy respetuosos con los puntos de vista opuestos. Pero hay que respetar los nuestros. El diálogo tiene que realizarse con ética y equidad, sin condicionamientos y chantajes, menos con mentiras.

De ese encuentro -en el que afirma estuvieron otros parlamentarios latinoamericanos, continua Berois hablando de más o dando señales provocativas de “embarcar” en su empresa anticubana y antisocialista a los demás diputados presentes en esa reunión- extrae una conclusión escalofriante para un hombre que ha declarado que no conoce en profundidad el proyecto revolucionario cubano y a su gente, muchos menos de los procesos en curso, pues hay que recordar que vino a la Isla luego de celebrarse el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

El diputado Berois escribe de forma muy ligera -que es lo mismo que con desparpajo e irreverencia para un hombre que debe ser más diplomático y político-  que “[...] Fue realmente una experiencia inolvidable, que nos hizo recordar nuestra lucha en los años de la oprobiosa dictadura, y parece increíble que en pleno siglo XXI, en civilizaciones tan cercanas se pueda justificar lo injustificable, con tanta hipocresía, azuzando el fantasma del imperialismo “Yanqui”, con el sólo interés de mantener un socialismo opresor que ha fracasado estrepitosamente y que necesita, en forma urgente, una transformación profunda”. ¿A qué viene esa comparación de la Cuba libre y soberana, antiimperialista, socialista y solidaria con las dictaduras uruguayas (1973-1985) y del subcontinente? Hasta la “objetiva” wilkipedia admite que hubo cientos de asesinatos, muertos, torturados, exilados y más de 140 desaparecidos en Uruguay. En resumen, miles de simples ciudadanos uruguayos que por pertenecer y sin pertenecer a las diversas organizaciones de izquierda fueron acusados y perseguidos, torturados, asesinados y desaparecidos -perdone la redundancia, pero usted no parece haber sido un “Tupamaro” y puede que haya perdido la memoria histórica- por el Ejército la policía y los servicios especiales o de inteligencia y cuerpos represivos, así como los ilegales grupos paramilitares todos asesorados por la CIA, el FBI de los EE.UU.

Por otra parte, ¿usted cree firmemente que el imperialismo estadounidense es un fantasma, al igual que el tenebroso “Plan Cóndor”? ¿Usted luchó contra esas tiranías, estuvo preso o en el exilio y luego se hizo converso -travestismo político le decimos por acá- a la causa por la cual ahora está presto a luchar contra Cuba? ¿Está usted de acuerdo en sancionar a los asesinos y torturadores del pueblo uruguayo y sudamericano? ¿Está usted de parte de los numerosos familiares que piden justicia por sus seres queridos desaparecidos?

Lo que queda del artículo de Ricardo Berois es sumamente ultrajante para Cuba y su pueblo trabajador, el cual ha ofrecido una resistencia moral ejemplar ante las agresiones constantes de los gobernantes de Washington y que continúa contra viento y marea en su lucha por el desarrollo. Veamos lo que escribe el diputado uruguayo: “[...] Nos queda la esperanza que no será la biología la única capaz de terminar con los hermanos Castro, sino que desde dentro del propio Régimen se promuevan los tan necesarios cambios, por los que luchan Yoani, Reinaldo y tantos cubanos que se movilizan en el silencio; porque nos fuimos convencidos que la voz de Yoani y Reinaldo es la de millones de cubanos que luchan por un país libre y soberano”.

Ver para creer. Nadie se atrevería a esa desproporcionada irresponsabilidad de un diputado si no se deseara dañar intencionalmente las relaciones diplomáticas entre Cuba e Uruguay, se quiera obstaculizar la integración de la América nuestra, se pretenda estimular una posible e improbable respuesta parlamentaria cubana que puede llegar a negarle la visa para otra ocasión e intentar limitarle su movimiento en Cuba -que no lo creo-, pues usted que se ha envalentonado tanto tiene que reconocer que aquí hay libertad suficiente para los que tienen inmunidad parlamentaria, para cualquier turista o visitante que se respete y se dé a respetar, e incluso para Yoani, Reynaldo y los demás miembros de los grupúsculos contrarrevolucionarios.

Sus deseos, diputado Berois, son una verdadera pesadilla para usted mismo. Y perdóneme la redundancia y hasta la posible falta gramatical. Los cubanos de la Isla estamos enfrascados en una misión histórica por mejorar el socialismo, vamos a cambiar todo lo que debe ser cambiado y a re-actualizar nuestro socialismo, pero no podemos tomar como ejemplo las ideas apátridas y lacayunas de Yoanis, Reynaldo y comparsa. Mucho menos la suya. Y sabemos de antemano que la amistad y la solidaridad entre el pueblo uruguayo y el cubano no podrán ser dañadas jamás. Son irrompibles.

Le propongo que su artículo debe enviarlo rápidamente a Washington -quizás ya lo hizo- para que le aplaudan y quizás le paguen un salario menguado, porque en realidad no ha descubierto nada. Es repetición de derecha y más de derecha, y si pretendía ser de centro, o peor de izquierda, debe entregar el carné pues anda huérfano de principios ideológicos, políticos, morales y éticos.

Y no se olvide nunca más: la soberanía de un país no se ofende ni se mancilla con un artículo de libelo barato. Y el Comandante en Jefe Fidel Castro no es suyo. Es de Cuba, de América y de todos los pueblos del mundo demócratas, progresistas, revolucionarios, marxistas, socialistas y los que luchan por una alternativa al capitalismo y al imperialismo. No se atreva jamás a augurar la muerte de nuestros dirigentes. Tenga un ápice de respeto y humanismo a la altura de los mejores hombres y mujeres de su país.

A pesar que, seguramente, tuvo muchos encuentros oficiales con parlamentarios nuestros y que fue autorizado a caminar, visitar y hablar con los ciudadanos de la Isla -La Habana es muy cosmopolita como urbe- ha decidido dar un fatídico paso periodístico de funestas consecuencias para su ética y profesión política, que además debe estar al servicio al pueblo que lo eligió como diputado de una nación hermana.

A no ser que haya sido postulado, favorecido y electo por un partido de derecha y, entonces, todas estas respuestas mías estarían de más. De todas maneras, diputado Ricardo Berois, sus propuestas para una “transición madura” para Cuba están podridas de malas intenciones.

Viva la América Nuestra, la de Artigas, Bolívar y Martí.

Enviado por su autor para Cuba Coraje
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