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HONOR Y GLORIA

jueves, 29 de agosto de 2013

TIEMPOS MODERNOS

Presidenciales yanquis: Bipartidismo a ultranza versus voto latino?

sábado, 3 de noviembre de 2012
Miguel Fernández Martínez,  periodista que atiende la sección “Norte” de Prensa Latina, nos entrega en la web de esta Agencia dos excelentes trabajos que cuestionan, desde aristas inusuales, el gran show mediático que son las presidenciales norteamericanas: unas elecciones donde el dinero pone y paga los candidatos, donde los más votados por el pueblo generalmente no alcanzan el escaño presidencial, donde una “pelea de gallitos” ante las cámaras puede decidir la inclinación de la balanza… una balanza que sólo admite dos platos: Demócratas y Republicanos. ¿Conoce Usted los otros partidos que contienden por el “Premio Gordo”?



La diversidad ¿partidista? en las elecciones de Estados Unidos
Por Miguel Fernández Martínez *

Aunque la lucha por conseguir la presidencia de Estados Unidos se concentra entre los tradicionales republicanos y demócratas, el espectro electoral abarca a otras agrupaciones que también lidian por llegar a la Casa Blanca.


Los rojos (republicanos) y los azules (demócratas) son los partidos políticos más grandes, y cuentan con suficientes recursos económicos para mantenerse en el ruedo a través de campañas propagandísticas que promocionan a sus principales aspirantes.

Barack Obama y Joseph Biden, aspirantes a la reelección demócrata, y Mitt Romney y Paul Ryan, candidatos republicanos, son los rostros visibles de esta contienda, que ya se convirtió en la más cara en la historia de Estados Unidos.

Pero junto a ellos, otros 15 grupos políticos aparecen inscriptos en los registros electorales, aunque apenas se habla de sus proyecciones.

Los pocos recursos financieros de estos partidos, y su poca capacidad de recaudación de fondos, les impiden marchar a la par con las dos fuerzas políticas principales, y esto trae como consecuencia que los electores no alcancen a conocer sus plataformas programáticas.

Detrás de rojos y azules avanza como tercera fuerza política el Partido Libertario, con Gary Jonson, exgobernador de Nuevo México, como candidato a la presidencia, y Jim Gray, exmagistrado de la Corte Suprema de California.

Tienen entre sus presupuestos de campaña reducir la capacidad del gobierno, favorecer los matrimonios entre personas del mismo sexo, legalizar el consumo de la marihuana y permitir un flujo migratorio sin restricciones legales.

Fundado en 1971, el Partido Libertario es el más grande de los grupos marginales en Estados Unidos, y cuenta con una base de votantes registrados que supera los 225 mil electores.

También destaca el Partido de la Reforma, fundado por Ross Perot, dos veces candidato a la presidencia de Estados Unidos, y que esta vez trae como candidatos a Andre Barnett, de Nueva York, y a Ken Cross, de Arkansas.

Este partido, fundado en 1995, se creó como una alternativa ante el desencanto en los partidos tradicionales -demócrata y republicano-, de trabajar seriamente en los temas más importantes de la sociedad estadounidense.

Los "reformistas" de Perot se apuntaron su mayor victoria cuando lograron llevar a Jesse Ventura como gobernador del estado de Minnesota en 1998.

En el ruedo electoral aparece nuevamente el Partido de la Prohibición, fundado en 1869, que lo convierte en el más antiguo de Estados Unidos en activo, con el binomio integrado por Lowell Fellure, de West Virginia, y Toby Davis, de Mississippi, y que se opone desde siempre a la venta y consumo de bebidas alcohólicas.

Entre los más reaccionarios destacan el Partido de la Tercera Postura, y el de la Constitución, los que promueven la supremacía blanca y tienen un carácter antiinmigrante.

Proponen castigos severos a la inmigración indocumentada, y una moratoria a la migración legal que garantice que todos los subsidios federales a los inmigrantes sean abolidos o eliminados.

Otras agrupaciones inscriptas son el Partido Verde, con Jill Stein, de Massachussets, y Cheri Honkala, de Pensilvania como candidatos, quienes promueven el cuidado del medio ambiente, la justicia social, la diversidad social y la no violencia, y el Partido Justicia, que defienden una reforma financiera electoral y modificar el sistema de rentas internas de Estados Unidos, al tiempo de prometer un sistema gratis de salud pública.

Están además el Partido Paz y Libertad, una agrupación de izquierda que nació durante la guerra de Vietnam, defensora de las libertades individuales y el derecho a la educación y la salud gratis, con Rossane Barr, de Hawai, y la activista Cindy Sheehan, de California como aspirantes a la presidencia.

Completan la lista los partidos Socialista, con Stewart Alexander, de California, y Alejandro Mendoza, de Texas como candidatos; el Socialista Igualitario, con Jerome White, de Michigan, y Phyllis Scherrer, de Pensilvania; y el Socialista de los Trabajadores, con James Harris, de Nueva York, y Maura Peluca, de Nebraska.

Cierra la campaña con el Partido Socialista y Liberación, el Independiente de América, y el Objetivista, que propone reformar el sistema de rentas internas y eliminar el impuesto sobre los ingresos.

Otra fuerza política que marcó este proceso electoral fue el Tea Party, un movimiento nacido en 2009 y que se enrumbó hacia la derecha más extrema del Partido Republicano.

A pesar de llevarse las palmas en las elecciones legislativas de 2010, el Tea Party ha tenido una presencia mucho más discreta en estos comicios, después que Michele Bachmann, su principal candidata en las primarias republicanas, sufrió un rotundo descalabro.

Según analistas políticos que siguen el tema electoral, la falta de respaldo al Tea Party puede haberse generado después de las negociaciones del techo de la deuda nacional en 2011, cuando la intransigencia de los congresistas elegidos un año antes con el respaldo de esta agrupación ultraconservadora estuvo a punto de abocar al país a la suspensión de pagos.

A pesar de la diversidad, incluida la relativa pluralidad política, nadie duda que el botín se repartirá, como siempre, entre los "elefantes" republicanos, y los "burros" demócratas, protagonistas eternos de estas contiendas.


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Las minorías étnicas en el foco de las elecciones estadounidenses
Por Miguel Fernández Martínez *

Cuando apenas restan pocos días para que las campañas políticas por ganar la presidencia en Estados Unidos lleguen a su fin, republicanos y demócratas prosiguen sus miradas hacia las minorías étnicas con derecho al voto.


Demócratas y republicanos, las dos agrupaciones partidistas con opciones reales de llegar a la Casa Blanca, saben perfectamente que entre los afroamericanos, latinos y otros grupos étnicos asentados en la nación puede estar el elemento necesario para inclinar la balanza durante el conteo de las boletas.

Lleva la peor parte en esta lid el candidato republicano Mitt Romney, quien no es bien mirado por las minorías a partir de sus desacertadas expresiones, en momentos marcadas por cierto perfil racista, pero sobre todo por las políticas sugeridas, las cuales recortarían ostensiblemente las ayudas financieras a los programas sociales de los que dependen muchos de estos grupos sociales.

El exgobernador de Massachussetts sigue haciendo esfuerzos por mejorar su imagen ante afroamericanos y latinos, los grupos de mayor incidencia en las elecciones estadounidenses, después de la población blanca de origen anglosajón.

Con los latinos, Romney prueba constantemente mover sensibilidades a través de su hijo Craig, quien se convirtió en el portavoz de la campaña republicana hacia los electores de origen hispano, a partir de su dominio del idioma español.

Aún así, sigue sin convencer a esta importante comunidad, cuyo crecimiento en los últimos años la convierte en estratégica, sobre todo en los llamados estados clave donde todavía impera la indecisión de muchos votantes.

Melissa Salas Blair, activista republicana latina de Texas y presidenta de Puentes Research and Communications en Houston, reconoció recientemente que en varias oportunidades Romney utiliza a su hijo Craig para dirigirse a los latinos, cuando es él quien debe hablar directamente a las comunidades, aunque fuera en inglés, pero con enfoque hispano, como hace el presidente Barack Obama.

De desacertada calificaron muchos activistas republicanos la participación del candidato rojo en la Conferencia Anual del Concilio Nacional de la Raza, hacia donde envió un video genérico de campaña y no uno dedicado a los latinos, lo cual le valió que fuera recibida por los presentes en total silencio y con murmullos reprobatorios.

Los republicanos también recibieron fuertes críticas por concentrar los esfuerzos propagandísticos dirigidos a los hispanos con referencias amenazantes a Cuba y Venezuela, algo que consideran como pifia, en tanto solo resultará efectiva en Florida, pero no en otros estados como Ohio o New México, según la opinión del consultor republicano David Johnson.

Por su parte, los demócratas aún mantienen las preferencias de las minorías en índices bastante parejos con las elecciones presidenciales de 2008, que llevó a la presidencia a Obama con el apoyo mayoritario de los afroamericanos y más de un 70 por ciento de latinos.

Uno de los temas más discutidos y que movilizó la atención de los diferentes grupos étnicos en Estados Unidos fue el plan de asistencia social sanitaria sugerido por los "azules", bautizado por los republicanos despectivamente como Obamacare.

Según los estrategas de la campaña de Romney, el plan de salud social propuesto por el candidato demócrata a la reelección debilitará el ya existente Medicare, del que actualmente se benefician principalmente personas blancas de bajos ingresos, a quienes supuestamente se les afectarían más de 700 millones de dólares en ayudas para reinvertir en asistencia generalizada para negros y latinos.

A pesar de los ataques, los republicanos insisten en convencer a estos sectores de la población estadounidense que se mantienen leales al voto demócrata, junto a las mujeres jóvenes y solteras de todas las razas.

Según Pew Research, el 89 por ciento de los votantes que se identifican como republicanos son blancos, por lo cual tienen muy pocas opciones de ganar terreno entre negros e hispanos, quienes persisten en apoyar a Obama.

De ahí que el equipo de campaña de Romney no tiene más opción que la de adoptar una estrategia que impulse la participación de los blancos en las urnas.

El voto afroamericano es otro de los renglones más sensibles en la recta final de esta campaña presidencial, más cuando tiene como antecedente haber respaldado a los demócratas con un 95 por ciento en 2008, y donde tampoco los republicanos han tenido avances.

Durante la reciente conferencia anual de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), celebrada en Houston, Texas, Mitt Romney fue abucheado por los participantes cuando se comprometió eliminar "todos los programas caros y no imprescindibles que pueda encontrar, incluido Obamacare".

Para los demócratas no todo está seguro, pues según una reciente encuesta, los prejuicios hacia los afroamericanos aumentaron en los últimos años, algo que pondrá en peligro la intención de votos a favor del presidente Obama, el primer mandatario negro en la historia de Estados Unidos.

Según Jon Krosnick, profesor de la Universidad de Stanford, por más que se esperó que el impacto de la raza disminuiría con el paso del tiempo, parece que el impacto del sentimiento antinegro al votar es casi el mismo de hace cuatro años.

La encuesta, realizada por investigadores de Asociated Press, las universidades de Stanford y Michigan, y el Centro Nacional de Opinión Pública (NORC), de la Universidad de Chicago, reveló que el 51 por ciento de los estadounidenses expresa ahora actitudes contra los negros, frente a un 48 en 2008.

También se midieron índices de actitudes raciales implícitas, donde resultó que la cantidad de estadounidenses con sentimientos antinegros aumentó al 56 por ciento, superior al 49 durante las pasadas elecciones presidenciales.

Otro dato interesante resultó que el 57 por ciento de los blancos no hispanos estadounidenses manifestaron actitudes contra los latinos.

La encuesta realizada en septiembre último encontró que en virtud del prejuicio racial, Obama podría perder cinco puntos porcentuales de apoyo en el voto popular en las elecciones del 6 de noviembre frente al candidato republicano Romney.

Las minorías étnicas con derecho al voto enfrentarán las urnas entre amenazas de recortes de los republicanos y promesas incumplidas por los demócratas, lo que hace dificil predecir hacia dónde inclinar su voto, el cual sin lugar a dudas tendrá un valor importante en los resultados finales.



*Periodista de la Redacción Norte de Prensa Latina.

 

La absurda intervención de Marco Rubio en Tampa

sábado, 1 de septiembre de 2012
Por Vincenzo Basile

El pasado 30 de agosto, el senador de la Florida de origen cubano, Marco Rubio, fue encargado de presentar a Mitt Romney ante la Convención Nacional Republicana (Tampa, Florida), para su discurso de aceptación como candidato presidencial, y lo hizo en un conjunto de banalidades anticubanas y tópicos sensacionalistas completamente desconectados con la realidad que viven hoy en día los estadounidenses.

Rubio, ‘el improbable cubano’

En primer lugar, con lo que se refiere a la cuestión cubana, Rubio declaró: “No hay libertad en Cuba y pido que ustedes recen para que llegue ahí pronto la libertad”. En este sentido hay que aclarar bien que Marco Rubio y sus padres no han vivido nunca la Revolución cubana (sus padres emigraron en 1956 hacia Estados Unidos, es decir durante la tiranía batistiana y tres años antes del triunfo de la Revolución) y, por lo tanto, todo el discurso político contra la Isla (o su gobierno, si se prefiere), nada más es que la triste consecuencia de décadas de adoctrinamiento contrarrevolucionario, más que una lúcida reflexión sobre algo que, supuestamente, se debería conocer con experiencias proprias. En el mismo sentido, hay que añadir que Marco Rubio no ha pisado nunca suelo cubano, con la excepción de la reciente visita al centro de tortura estadounidense en Guantánamo, el pasado mes de mayo.

El ‘sueño americano’ de Rubio

Con respecto a los asuntos políticos norteamericanos, el largo y anacrónico panfleto de Rubio empezó con una frase que abrió las puertas a un discurso demagógico, que sólo los políticos más hipócritas y los electores más crédulos pueden apreciar: “Yo soy un estadounidense”.

En la malsana perspectiva del senador republicano, el hecho de ser ciudadano estadounidense implica, evidentemente, una serie de consecuencias, quizás de procedencia divina, que esconden la fascista doctrina del destino manifiesto, algo parecido a la teoría nazi del espacio vital usada para justificar la conquista de toda Europa o a la teoría israelí del decreto bíblico usada para justificar el genocidio palestino. Pero, más que eso, el ‘incauto’ senador parecía seguir creyendo en el sueño americano y afirmaba: “Somos excepcionales (los estadounidenses, NdR), no porque hay más riqueza aquí, sino porque los sueños imposibles en cualquier otro sitio, se convierten en realidad aquí”.

En este punto, el lector (y el elector) se habrá preguntado cuáles son esos sueños realizados en Estados Unidos. Yo creo que en cualquier parte del mundo, los sueños que una persona tiene -para él y para sus seres queridos- son siempre los mismos. Yo, para mis futuros hijos, sueño con una vida saludable y con un cuidado médico que no dependa de un business privado y de poderosas lobby farmacéuticas. Quiero que mis hijos vivan una vida segura y que no corran el peligro de encontrarse en un tiroteo fatal en una calle, en una tienda, en su escuela, en su puesto de trabajo o en un cine. Pretendo educar mis hijos con los valores de la solidaridad y de la cooperación y nunca podría inculcarles el principio que su compañero de escuela o de trabajo es un potencial enemigo en su carrera hacia un fanático arribismo. Quiero que mis hijos, aunque crezcan en riqueza y bienestar, sepan que el fruto de esa riqueza no es suyo sino de la explotación del hombre por el hombre (y no hablo de un sentido propriamente marxista). Exijo que sepan que la mayoría de los ciudadanos de ese estrecho planeta nunca tendrá sus mismas oportunidades y no por fatalismo o por casualidad sino por un preciso plan de poder al que nosotros mismos pertenecemos. Como cualquier otra persona, deseo que mis hijos tengan una buena educación; una educación igual y total, garantizada en la misma forma a todos sus coétaneos a pesar de su procedencia.  

Tras este breve inventario de los sueños que la mayoría de las personas consideran imprescindibles, surge espontáneo preguntarse entonces con qué sueña Marco Rubio, cuáles son esas características que convierten a Estados Unidos en un país excepcional. Yo, con mis ingenuos sueños, no sé encontrar una respuesta. Tal vez un ferviente republicano podría decirnos cuales son los más altos valores y deseos que guían los conmovidos espectadores de Tampa.

Texto publicado también en Cubainformación

Las primarias republicanas

jueves, 15 de marzo de 2012
Por Lázaro Fariñas*

En los Estados Unidos casi todo se cataloga en superlativo. Todo es espectacular, grandioso, súper: el Superbowl, los grandiosos premios Oscar, Superman, y hace años atrás, hasta inventaron el Súper Ratón.  En política, tampoco se quedan cortos al tratar de calificar elecciones ya que, cuando se reúnen varios estados el mismo día para realizar las primarias de los partidos políticos, lo bautizan como el Super Tuesday. Pues bien, como se están llevando a cabo por todo el país las primarias del Partido Republicano, hace unos días se hicieron las elecciones en 10 estados diferentes, y como se llevaron a cabo un martes, pues se le nominó como el súper martes. El ganador de 6 de los 10 estados fue el candidato millonario y mormón, Mitt Romney.  Todo parece indicar que Romney, a la larga, será el que elijan los republicanos para que se enfrente a Barack Obama en las elecciones del próximo noviembre, a pesar de que aún le faltan muchísimos delegados por ganar para lograr la nominación.

Hasta el día de hoy, quedan 4 candidatos tratando de conseguir ser el nominado, pero ya Romney les lleva una gran ventaja a los otros tres, dos de los cuales han triunfado en grandes estados: Newt Gingrich en Georgia y South Carolina, y Rick Santorum en North Dakota, Tennessee y Oklahoma. Ambos candidatos han perdido en estados claves por la cantidad de delegados que contribuyen, como La Florida y Ohio.

Romney cuenta a su favor la cantidad tan enorme de dinero que tiene. Posee una inmensa fortuna en capital personal, y además, tiene una fantástica habilidad para conseguir fondos para su campaña. Indiscutiblemente, Mitt Romney tiene la mejor organización política de todos los aspirantes que contra él compiten. Pero como nada es perfecto, también tiene la mayor desventaja, y es que la ultraderecha del partido no lo considera lo suficientemente conservador y derechista como para apoyarlo y también, que no pertenece a ninguna denominación fundamentalista cristiana, ya que es mormón.

El que acusen a Romney de ser liberal y no cristiano es, hasta ahora, una de las mayores razones para no haber barrido en todas las elecciones que se han llevado a cabo. Sus contrarios siguen apostando a que no logrará la nominación del partido, pero a mi forma de ver esta contienda, no creo que a la larga logren pararla. Creo que será el candidato que enfrentará a Obama en las elecciones presidenciales de noviembre, pero también en mi forma de ver esas próximas elecciones presidenciales, me parece que no tendrá el más mínimo chance de ganarle al presidente.

En realidad no creo que Obama pueda perder esas elecciones, ni siquiera si los cuatros candidatos republicanos se ponen de acuerdo y se enfrentan juntos al presidente. Todos los candidatos, incluyendo a Romney, que están en estos momentos aspirando, son demasiado mediocres como para que puedan vencer a un presidente en funciones. Obama no ha cumplido la mayor parte de sus promesas electorales y en realidad ha sido un desencanto para los millones de electores que votaron por él, pero no veo la posibilidad de que esos votantes que eligieron a Obama hace cuatro años le vayan a virar la espalda para votar por ninguno de los candidatos republicanos. La memoria de los electores norteamericanos es mala, pero no tan mala como para olvidarse del daño que le hizo el republicano Bush en los 8 años que gobernó este país. Las encuestas demuestran que el presidente le ganaría, si las elecciones fueran hoy, a cualquiera de los posibles aspirantes republicanos.

En el caso de los cubanos que aquí residimos y que votamos por el presidente en las elecciones pasadas, no creo que les pase por la mente votar por el candidato republicano. Sabemos quiénes son los que respaldan a esos candidatos y qué política llevarían a cabo si llegaran a ser elegidos.

Atrás de Romney está la ultraderecha cubano americana, los Díaz Balart y la Ileana Ros. En el caso de Newt Gingrich, está David Rivera. Todos ellos  son los que casi obligaron al presidente Bush para que hiciera aquel decreto ley que limitaba los viajes de los cubanoamericanos a Cuba a uno cada tres años y que redefinió el concepto de quién es familia y quién no. Además, nos restringía la cantidad de dinero que podíamos mandar a nuestros familiares en Cuba, o que podíamos gastar allá.

No me cabe la menor duda que cualquier candidato republicano que llegara a la Casa Blanca hoy en día volvería a implantar la estúpida y criminal política que nos impuso W. Bush durante su mandato. No es que les importe o no les importe una acción de ese tipo, solo lo harían para complacer a los cubanos de la ultraderecha, los que les aportan dinero y votos en cada elección. Los mismos que, constantemente, están tratando de hacerle daño a Cuba y su pueblo.

Imagen agregada RCBáez
 
* Periodista cubano residente en EE.UU.

Tomado de Servicios de Información- Comunicación @uto-Hermes; Selección de Información Referativa y Factográfica, Boletín 1956

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