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A 210 años de la revolución de Haití

viernes, 2 de enero de 2015
Por Juan Luis Hernández*

¡Juremos vivir libres e independientes y preferir
la muerte antes que permitir que nos vuelvan a encadenar!
“Declaración de la independencia de Haití”, 01/01/1804
 
 El 1° de enero de 1804, hace 210 años, Jean-Jacques Dessalines proclamó la independencia de la antigua colonia francesa de Saint Domingue, reafirmando la abolición de la esclavitud y la igualdad y libertad de su población.
En una pequeña isla del Caribe, se imponía una heroica y sorprendente revolución. La Revolución Haitiana fue la única rebelión de esclavos triunfante en toda la historia de la humanidad, la única que logró constituir un Estado nacional propio, y la primera en lograr la independencia en lo que es hoy América Latina.

Excluido de las recientes celebraciones del segundo centenario, el proceso haitiano permanece sumergido en las penumbras de la historia. Desde un principio, estuvo inscripto en lo impensado, lo inimaginable, lo increíble: los esclavos africanos jamás podrían ser protagonistas de un episodio de tamaña envergadura histórica.

La legislación sobre la esclavitud que regía en Francia (el Código Noir, promulgado por Luis XIV en 1685) establecía que los esclavos eran bienes muebles, y que en tal carácter ingresaban al patrimonio de sus dueños. No se los consideraba seres humanos susceptibles de ser sujetos de derechos, sino meros objetos a disposición de sus amos.

Pero el 22 de agosto de 1791, en la Planee Nord de la isla de Saint Domingue, por entonces la colonia más próspera de Francia y del mundo, sucedió lo imposible: estalló la rebelión. Bajo el cielo luminoso del Caribe, los “bienes mostrencos”, las “cosas muebles”, los condenados de la Tierra, los últimos entre los últimos, encendieron el fuego de la rebeldía que ya no se apagaría por más de una década.

Los rebeldes incendiaron los cañaverales, aniquilaron las patrullas y destacamentos de las tropas coloniales, obligaron a los europeos a encerrarse en las ciudades de la costa. En los meses y años siguientes, se sucedieron gobernadores, delegados y enviados de la Francia monárquica primero y de la republicana después, cuyas maniobras fueron desarticuladas una y otra vez por los insurrectos.

Se rechazaron las invasiones de España, proveniente de la parte occidental de Santo Domingo, y de Inglaterra, que pretendió apoderarse de la isla y reimplantar la esclavitud. Todos los intentos reaccionarios fueron derrotados por los antiguos esclavos, que en diez años de dura lucha forjaron su experiencia política-militar y formaron sus propias direcciones y proyectos políticos.

Muchos investigadores analizan este proceso como un episodio importante, pero colateral, dentro del contexto más amplio de la Revolución Francesa, desconociendo o relativizando las tradiciones culturales y políticas propias de los esclavos africanos. Nosotros entendemos que existió un sustrato común que hizo posible que hombres traídos violentamente de África, pertenecientes a distintas naciones y hablando diferentes idiomas, pudiesen ponerse de acuerdo para iniciar y dar continuidad a la lucha revolucionaria.

El voodoo, una religión producto del sincretismo de creencias animistas africanas con el culto cristiano, y el creole, un idioma surgido de la mezcla del francés con vocablos procedentes de diversos idiomas de África, fueron los elementos aglutinadores que permitieron una primera enunciación y circulación de las ideas políticas entre las masas insurrectas. El cimarronaje (esclavos prófugos que vivían en comunidades autoorganizadas) aportó prácticas de organización y de lucha fundamentales para la continuidad en el tiempo del movimiento rebelde.

En este contexto, la insurrección del 22 de agosto fue preparada mediante reuniones clandestinas previas, en las que participaron delegados de las plantaciones y dirigentes de los esclavos cimarrones. Los insurrectos aprovecharon hábilmente las crecientes disputas entre blancos, mulatos y la población esclava, entremezcladas por las confrontaciones entre monárquicos y republicanos. Por eso entendemos que la Revolución de Haití es incomprensible fuera de los marcos de la Revolución Francesa, pero a la vez tuvo también una impronta propia y una incidencia nada desdeñable en los sucesos de la metrópoli.

La abolición de la esclavitud en la isla, por la cual venían luchando ardorosamente los rebeldes, fue proclamada el 29 de agosto de 1793 por Léger-Félicité Sonthonax, un delegado jacobino que comprendió lúcidamente que si Francia quería conservar la colonia, necesitaba el concurso de los insurrectos para enfrentar a España e Inglaterra. La proclama abolicionista de Sonthonax fue enviada a Francia, donde fue debatida en la Convención.

Entre la actitud de la Asamblea Nacional francesa, que en los años previos rechazó peticiones mucho más moderadas de los mulatos (hombres libres de color radicados en la isla) reclamando igualdad de derechos políticos con los blancos, y la actitud de la Convención, que el 4 de febrero de 1794 aprobó, en medio de un vibrante debate, la abolición de la esclavitud en Francia y sus dependencias de ultramar, media un proceso de radicalización política revolucionaria al cual contribuyeron los sucesos antillanos.

Con la expulsión final de españoles e ingleses, la aceptación de la abolición de la esclavitud por parte de Francia, y el ascenso a la conducción de la revolución del líder moderado Toussaint L’ouverture, parecía que todo se encaminaba a la autonomía política de la isla en el marco de un entendimiento amistoso con Francia. Pero en 1801 Napoleón Bonaparte envió un poderoso ejército que pretendió sojuzgar nuevamente al país y restablecer el régimen esclavista. Los franceses arrestaron a L’ouverture y lo deportaron a Francia, donde murió en la cárcel. Se desencadenó entonces la última fase de la revolución, la más radicalizada, donde la población afrodescendiente se unió para expulsar al invasor francés, defender la libertad tan duramente conquistada y ahora sí, proclamar la independencia de Francia.

En noviembre de 1803, diezmado por una implacable guerra de guerrillas y recurrentes epidemias de fiebre amarilla, el ejército francés debió formalmente rendirse ante el nuevo jefe rebelde, Jean-Jacques Dessalines, y evacuar la isla con la ayuda de la flota británica. Proclamada la independencia, en un inédito acto de reparación histórica, los vencedores descartaron el antiguo nombre colonial de Saint Domingue, y bautizaron al nuevo Estado con su actual denominación, Haití, como denominaba a su tierra el antiguo pueblo taíno, habitantes originarios de la isla exterminados por los europeos.

El 20 de mayo de 1805 fue promulgada la Constitución de Haití, un texto complejo que estableció un régimen político imperial de características autoritarias a la par que introdujo novedosas reformas sociales: la abolición de la esclavitud, los derechos sociales para hombres, mujeres y niños, el divorcio vincular, en definitiva, la igualdad y la libertad, sin diferencias raciales o de género.

La Revolución de Haití fue una revolución antiesclavista y anticolonial, pero que, sin embargo, no alcanzó sus objetivos de liberación nacional. Fue un ejemplo temprano de lo que Marx denominaba la “revolución en permanencia”, esto es, la profundización de la revolución a partir de la transformación del sujeto político-social protagónico, que la empuja hacia adelante a través de fases sucesivas cada vez más radicales. Pero fue también un ejemplo temprano de los límites impuestos a los procesos emancipatorios cuando quedan confinados dentro de las fronteras nacionales.

La revolución no logró conmover los cimientos de la economía de plantación en las Antillas y en la costa atlántica: los británicos prohibieron el comercio de esclavos, pero mantuvieron la esclavitud en sus colonias; los franceses ahogaron en sangre la rebelión antiesclavista de Guadalupe; en Venezuela, a pesar de las tempranas proclamas de Simón Bolívar (1816) la esclavitud fue reestablecida y abolida recién en 1854; en Estados Unidos, Cuba y Brasil subsistió hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XIX. En este contexto desfavorable, los sucesivos gobiernos haitianos no lograron impulsar proyectos económicos alternativos para reinsertar el país en la economía mundial, y terminaron concertando una ruinosa “reconciliación” con la metrópoli, pagando una cuantiosa indemnización, punto de partida de renovadas formas de explotación y dependencia que agobian hasta hoy a la nación caribeña.

Pero la heroica revolución en la que los antiguos esclavos enfrentaron y derrotaron a los ejércitos más poderosos de Europa bajo la consigna “Libertad o muerte”, esa no ha perecido. Permanece en la memoria y el corazón de los hombres y mujeres libres de todo el mundo, como aquel relámpago que por un momento iluminó la potencialidad de un pueblo dispuesto a luchar hasta la muerte por romper sus cadenas.

*Lic. en Historia (FFYL-UBA)
Fuente Diario La Izquierda

Declaración Política del Encuentro de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad

domingo, 14 de diciembre de 2014
A diez años de su reunión en Caracas, Venezuela

 

Hoy más que nunca la humanidad vive asedios y agresiones de tal magnitud que ponen en grave peligro la existencia de nuestra especie. El planeta mismo ha llegado al límite de su capacidad para la reproducción de la vida. Como ya afirmara el Comandante Chávez hace diez años, en su discurso de instalación del primer encuentro mundial de nuestra red: Existe un camino de la destrucción de la vida y otro de salvación de la humanidad.

 Ese camino de la destrucción de la vida y la especie humana es el que está siguiendo el sistema capitalista mundial, cuya crisis se ha profundizado en estos diez años trascurridos. La mundialización neoliberal ha conducido a una búsqueda salvaje de recursos naturales y estratégicos a través de la guerra, la militarización de las sociedades y las economías, la violación creciente y sistemática del derecho internacional, cuyas secuelas de crímenes, violencias, secuestros, torturas y masacres, están a la vista. Al día de hoy, el presupuesto militar de la principal potencia imperialista,  Estados Unidos, sobrepasa el de la suma del resto de los países en este rubro. La represión y criminalización planetaria de las resistencias va de la mano de una dictadura mediática que pretende adormecer consciencias y justificar saqueos.

 No obstante esta vorágine destructora desplegada por el capital, los pueblos han sabido resistir y construir alternativas, contra las cuales el sistema de dominación se ensaña. Se trata, hoy como ayer, de seguir asumiendo y multiplicando la estrategia ofensiva en defensa de la humanidad, como lo propugnó Chávez. 

 En América Latina, durante esta década, los pueblos originarios y afro descendientes, a través de sus movimientos y procesos autonómicos, han fortalecido su protagonismo político y devenido importantes sujetos de trasformación social. A pesar de las políticas entreguistas de los gobiernos neoliberales, los pueblos latinoamericanos están resistiendo al despojo de sus territorios, saberes, culturas y biodiversidad por parte de las corporaciones transnacionales de la muerte y la devastación ambiental.

 En varios países de esta región, los pueblos han avanzando en su vocación democrática, que se expresa en sostenidas victorias electorales de gobiernos anti-neoliberales, y en las variadas formas de construcción de poder popular, que han sido y son las claves de identidad de un nuevo tipo de democracia participativa.

 En Venezuela, Bolivia y Ecuador, asambleas constituyentes expresaron la voluntad de establecer Estados anti-oligárquicos, basados en el poder y la soberanía del pueblo, y en el reconocimiento de la diversidad y de todas las formas de la inclusión social.

 Durante estos diez años, nuestra Red ha sido testigo de grandes victorias continentales. Un hito histórico, para la región y el mundo, fue mandar el ALCA al carajo, como lo celebró Chávez coloquialmente en la tumba de Mar del Plata, Argentina, en el año 2005. A partir de esta ofensiva emancipadora de los pueblos, emergen en el concierto de los países latinoamericanos, el ALBA, UNASUR, CELAC, PETROCARIBE y una diversidad de acuerdos bilaterales en ejercicio pleno de su soberanía y al margen del tutelaje imperial.

 En este periodo fuimos testigos de cómo se configuró en los hechos la visión geoestratégica de Chávez: la emergencia de un mundo pluripolar, que es el inicio del quiebre de la hegemonía estadounidense. Está todavía en formación el proyecto Sur-Sur, que defenderá y desarrollará la parte más vulnerada de la humanidad.

 No obstante, en esta década, por su parte, el imperialismo colectivo encabezado por Estados Unidos, ha intensificado su política guerrerista y contrainsurgente en el ámbito planetario. El presidente Obama, paradójicamente distinguido con el Premio Nobel de la Paz, redobló la presencia y acción de las Fuerzas Especiales de su ejército en numerosos países, aumento el secuestró extraterritorial y la tortura de miles de ciudadanos recluidos en prisiones clandestinas, sin el debido proceso judicial. El país que se arroga unilateralmente el derecho de certificar supuestas violaciones de derechos humanos en Cuba y Venezuela, es un confeso practicante de tortura y ejecuciones extrajudiciales con drones y equipos de matones a su servicio. El presunto adalid de la libertad de expresión y los derechos a la privacidad de los ciudadanos es la matriz de un demencial programa de espionaje planetario y patrocinador de una guerra mediática-cultural que incluye una industria de entretenimiento que inocula anti-valores y anti-humanismo.

 En esa guerra planetaria, Estados Unidos no tiene empacho en contratar científicos sociales de diversas disciplinas, para realizar investigaciones en nuestros países con fines militares y corporativos, asociándose con universidades, ofertando fondos, becas e incentivos académicos con los que convierte en mercenarios a no pocos científicos e investigadores. En la intelectualidad al servicio del imperio, destacan aquellos que se reúnen en torno a Uribe y Aznar para alentar un pensamiento neofascista, enmascarado de liberal y cuya concreción se expresa en guarimbas, guerra sicológica y campañas mediáticas.

 Como otra corporación capitalista más, que invade territorios, cuerpos, gobiernos y estados, el llamado crimen organizado ha cobrado protagonismo regional y mundial, al grado de que la economía mafiosa integra un porcentaje importante del producto interno bruto de nuestros países. La supuesta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo constituye una nueva estrategia de despojo, despoblamiento y recolonización de países, con alto costo de vidas humanas que son consideradas por el capital como desechables. Ayotzinapa sintetiza los agravios cometidos por el imperio y la oligarquía local contra México, y es también el modelo de dominación impuesto por el neoliberalismo que no queremos para la humanidad. La voz del pueblo se alzó en las calles y se escucho un grito acusador: ¡fue el Estado!

 La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad nació inspirada en las ideas de Fidel Castro y Hugo Chávez, con una proyección martiana y bolivariana de unidad latinoamericana y caribeña y de una clara adhesión a los principios del anti-imperialismo, el anti-capitalismo, el anti-colonialismo y el socialismo.

 Cuba, cuya resistencia y proyecto socialista no se han doblegado ante Estados Unidos ni en los momentos más dramáticos y difíciles, fue y es fuente de aliento y esperanza, sin la cual habría sido mucho más difícil el cambio de época en Nuestra América. Ello explica en gran parte que siga sometida al cruel bloqueo y los planes desestabilizadores que el imperio ahora ha extendido a Venezuela.

 De ahí que, los miembros de la Red consideramos fundamental denunciar enfáticamente y con nuestro repudio a las declaraciones injerencistas del gobierno de Estados Unidos, cuando pretende aplicar sanciones contra el pueblo y el gobierno revolucionario y socialista de la República Bolivariana de Venezuela. Hacemos nuestras las palabras de Chávez, que el presidente obrero Nicolás Maduro ha hecho suyas también: ”¡Venezuela se respeta!, ¡Basta ya de agresiones y mentiras! ¡Basta ya de amenazas e intervencionismos!”

 Es prioridad histórica y estratégica defender a Venezuela y apoyar al presidente Maduro, quien es un estadista surgido de esta revolución chavista.

 La red expresa su ternura solidaria y fraterna a las víctimas de las guarimbas, a sus familiares, y al pueblo que ha soportado sabotajes, insultos, falacias y humillaciones, así como los costosos daños económicos de los neofascistas.

 La Red se solidariza con el pueblo de Estados Unidos en sus movilizaciones contra el racismo, la represión y brutalidad policiaca, el encarcelamiento de manifestantes, la criminalización de los dirigentes, y en su lucha contra la creciente pobreza que dicho pueblo sufre, victimado por las mafias bancarias y el infame y demencial negocio de la guerra impulsado por su gobierno.

 La red apoya las luchas indígenas-campesinas de todos los continentes del Sur contra las corporaciones mineras, petroleras, eólicas, hídricas, farmacéuticas, turísticas y del agro-negocio, que pretenden desterritorializarlos, desposesionarlos y condenarlos finalmente a la muerte, a la par que destruyen los ecosistemas.

 Demandamos medidas concretas para la salvación de la Selva Amazónica en peligro de profunda degradación, que sólo los países de América del Sur pueden llevar a cabo en un esfuerzo de integración.

 Manifestamos nuestra más profunda solidaridad con los pueblos de África,  continente donde el colonialismo y imperialismo han sido y son más agresivos, a través de la esclavitud. Denunciamos que las grandes potencias, y en particular Francia, han establecido en su territorio, mecanismos de violencia estructural y simbólica.

 La Red apoya con profunda esperanza el proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP, en La Habana, Cuba, y llama al pronto inicio de dialogo con el ELN. La paz es una aspiración sentida no sólo del pueblo de Colombia, sino de todos los pueblos.

 Nos solidarizamos con la lucha por la independencia de Puerto Rico y demandamos la liberación del patriota Oscar López Rivera.

 Apoyamos firmemente a Argentina en su reclamo histórico por la soberanía sobre las islas Malvinas. Repudiamos, asimismo, las operaciones financieras especuladoras de los llamados “fondos buitres” y el aparato judicial cómplice. Exigimos el esclarecimiento de las operaciones bancarias que saquearon las divisas a través de la banca argentina hacía cuentas al exterior.

 Apoyamos la justa exigencia del pueblo boliviano ante la Corte Penal Internacional por una salida soberana al mar. Reiteramos el rechazo al maltrato por parte de Estados europeos que sufrió el presidente Evo Morales en su viaje a Europa, que puso en peligro su vida y las de quienes lo acompañaban.

 Exigimos el cese del bloqueo contra Cuba, demanda que apoya casi la totalidad de los países del mundo, así como la libertad de los tres patriotas cubanos antiterroristas que permanecen hace 16 años en las cárceles estadounidenses. Nos declaramos en contra de cualquier intento desestabilizador en territorio cubano por parte de Estados Unidos y sus agencias. Demandamos el cierra de la Base militar de Guantánamo y el de los centros de tortura en ese territorio y en otros en el mundo.

 Hacemos propias las palabras de condena del presidente Mel Zelaya, participante de nuestra reunión, contra el terrorismo de Estado y el uso de la violencia del crimen organizado contra pueblo de Honduras y, en particular, contra la oposición al gobierno pro-estadounidense que ha aumentado la presencia de bases militares en su territorio.

 Apoyamos la lucha popular en Haití y la reivindicación de su soberanía frente a la ocupación militar.

 Suscribimos las palabras de Chávez en torno al conflicto en el País Vasco, en el sentido de que el fin de la lucha armada “abra los caminos de la paz.” Asimismo, suscribimos nuestro apoyo al derecho de autodeterminación de los pueblos en el Estado Español, en el marco de un proceso de democratización.

 Nos solidarizamos con la lucha de los jóvenes chilenos en demanda de una educación pública, gratuita y laica, demanda extensiva a toda Nuestra América.

 Reiteramos el reclamo histórico de reconocimiento del Estado Palestino y repudiamos los ataques militares y el acoso represivo de Israel a este pueblo.

 En suma, nuestro desafío fundamental es la búsqueda de un nuevo paradigma de la vida colectiva de la humanidad en el planeta, ya que las regulaciones del sistema capitalista no han sido suficientes para encontrar soluciones para garantizar el futuro de la Madre Tierra y de la especie humana.

 Por ello, saludamos la creación del Centro de Altos Estudios del Pensamiento y la acción de Hugo Chávez, que contribuirá, sin duda, a construir ese paradigma. Inventamos o erramos.

 Al finalizar nuestro encuentro, los miembros de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales, reunidos en la capital de Venezuela, hemos constatado que se equivocaron y fueron derrotados por el pueblo quienes  pensaban que tras la desaparición física del presidente Chávez, se derrumbaría la revolución bolivariana,  y se emplearon a fondo para que así fuera. A pesar de las dificultades, podemos afirmar que la revolución está más viva que nunca!

Viva Chávez, Viva Nicolás Maduro, Viva el pueblo venezolano.

 Caracas, República Bolivariana de Venezuela, a 12 de diciembre de 2014.

Fuente http://alainet.org
Vía @ALAIinfo

Un día como hoy, ahora

lunes, 30 de junio de 2014
Por  |  30 / junio / 2014
 

Militarización en el Bajo Aguán, Honduras. Fotografía de Giorgio Trucchi.

Un día como hoy, ahora.
¿Qué hora es en Centroamérica? Preguntó el cañón
Y el eco respondió: Medianoche, todavía…
Sergio Ramírez en Centroamérica cuenta

Un día como hoy, hace cinco años, me levanté con el ruido de los aviones militares surcando los cielos, sin luz, sin agua, sin noticias. Era un 28 de junio de 2009 y las crónicas de lo imposible, estaban aún por escribirse. Me explico: en todo en mundo, aún en Honduras, nuestra generación pensaba que los Golpes de Estado habían pasado a la historia y que en este nuevo siglo, lo que nos esperaba era el fortalecimiento de la democracia, la conquista de nuevos derechos, en suma, seguir avanzando hacia la construcción de un mundo y un país mejor.

Al principio, cuando llegamos, mujeres y hombres de diversos lados, frente a Casa Presidencial, nuestro primer pensamiento fue que ni el país, ni el mundo, iban a permitir un Golpe de Estado, que significaría un retroceso enorme para todas las democracias del planeta. Pensamos eso el primer día, el segundo y luego, casi todo un año. Esto va a pasar, repetíamos, no puede durar mucho. Para nuestra sorpresa, no solo pasó, si no que se sostuvo por casi seis meses, ante la impasibilidad de las grandes potencias, incluida los Estados Unidos.

Posteriormente, se impuso un gobierno de derecha, electo por la minoría de la población, el del Porfirio Lobo Sosa. Luego, pensamos, sería posible un cambio, a través de las urnas y el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), que aglutinaba una buena parte de la resistencia hondureña. Para nuestra sorpresa y aún con la amenaza de fraude en los resultados, ganó Juan Orlando Hernández, sucesor de la derecha, con un 36.8% de los votos activos y apenas un 21.4% del Censo Electoral.

Cuando tomó posesión de su cargo anunció “seguiremos en el poder cincuenta años más”, agregando su famosa frase de campaña “voy a hacer, lo que tenga que hacer”. No es posible, re-pensé, pero reconozco a estas alturas en las que mi mente se ha equivocado muchas veces, ya no sé que creer. Uno de los estandartes de campaña, fue la creación de la Policía Militar que anota en sus logros, haber irrumpido por la fuerza, a petición del Presidente del Congreso Nacional, miembro del partido en el poder, y lanzado gases a diputados y diputadas de libre, incluyendo al ex presidente Manuel Zelaya Rosales. Nunca en mi vida, había visto un ex presidente gaseado. Y volví a pensar: cosas veremos…

Nada nos preparó para esto, ni para el retroceso espantoso de los derechos humanos a nivel de políticas públicas, producto del Golpe que se mantienen hasta hoy, entre ellas: la prohibición de las píldoras de anticoncepción de emergencia (PAE), convirtiendo a Honduras en el único país de América, donde este medicamento es prohibido y penalizado. Hay que mencionar además, la absorción de Secretarías de Estado como la Derechos Humanos, el Instituto Nacional de la Mujer entre otros, que pasan a formar parte de un mega ministerio de Desarrollo Social, así como la negación de información pública de la Secretaría de Seguridad al Observatorio de la violencia, alegando que ellos mismos colocarían en línea su sistema de estadísticas, como efectivamente lo hicieron en el año 2013. La violencia doméstica, que es el delito más denunciado a nivel nacional, no aparece en esa base de datos.

No se puede dejar de mencionar el número creciente de periodistas, abogados y transportistas que son asesinados, ante la vista y paciencia tanto del Estado, como de la Policía Militar. A esto se suma el alto índice de asesinato de jóvenes, hombres y mujeres (cuyo crecimiento por año va más acelerado que los asesinatos de hombres). La impunidad en la resolución de estos crímenes, es el denominador común.

Hoy nos encontramos con el drama de las niñas y los niños migrantes hacia Estados Unidos, noticia que el mandatario hondureño, recibía durante su asistencia al mundial de fútbol en Brasil. En declaraciones públicas, expresó que el creciente flujo migratorio de menores sin acompañante, no solamente al deseo de reunirse con padres sino a la violencia generada por el narcotráfico. “Son desplazados de guerra y yo creo que Estados Unidos debe hacer más.1. Nada dice de las condiciones paupérrimas en que su gobierno mantiene a la mayoría de la población, ni de los constantes aumentos a la gasolina, la luz, el agua y la canasta básica en general, que fue el primer “regalo” de sus diputados al pueblo hondureño al asumir su mandato.

Nada dice, de la alarmante violencia, producto de la represión y la pobreza, mientras la clase oligárquica se enriquece cada día más. La mayoría de los migrantes, que se calcula en unos 60 o 70 personas por día, son madres, jefas de familia, con sus hijos e hijas. “No se puede vivir aquí”, mencionaba una de ellas, “no hay trabajo, no hay condiciones, hay mucha violencia2”.

Otra de ellas, expresaba“(…) los padres que tenemos hijas adolescentes o jóvenes solteras sabemos que hay un lema: es peligroso ser bonita y joven. (…), Los padres nos encargamos de hacerles las fiestas, convocar a sus amiguitos y estar encima de ellos porque no se puede. Por eso esa es una falsa paz que nosotros vivimos, porque nosotros sabemos qué es lo que sucede, y por qué la gente está sacando sus (hijas). (…)3

La respuesta gubernamental ha sido enviar a un equipo de visita, incluyendo a la Primera Dama, a los albergues de Estados Unidos. Este equipo, al más puro estilo militar es llamando “fuerza de tarea” y no se sabe con certeza, cual es su función. Hasta ahora, solo hemos escuchado exhortaciones hacia la responsabilidad de Estados Unidos, sin escuchar, que propuestas existen o se proponen desde el Gobierno hondureño, para frenar o combatir esta migración.

En resumen, en cinco años, parece que las cosas no han cambiado mucho y de paso, han arrastrado nuestras esperanzas de que los países del mundo, cualquiera, intervengan para frenar esta situación.

Hay días que parecen interminables y en los que toca construir la vida poco a poco. Tenemos un país, lleno de rejas, físicas y mentales, donde no podemos caminar, pensar o hablar libremente. Un país, donde las noticias del horror siguen asombrándonos. Este no es el país que una vez soñamos para nosotros, para nuestras hijas e hijos.

Queremos quedarnos a vivir aquí, pero a veces, como ya ha demostrado el éxodo en masa hacia los países del Norte, la única opción que nos queda, es precisamente, salir de él. Queremos la alegría, la risa fácil, el café de las mañanas, el gozo de las tertulias y el abrazo de las amigas. Queremos la paz, en medio de un país que vive una guerra interna, no declarada, pero vivida. Y es por eso que sabemos, que queda mucho camino para seguir resistiendo…


1 http://www.lavanguardia.com/vida/20140613/54408982043/presidente-de-honduras-eeuu-debe-hacer-mas-ante-guerra-que-desplaza-a-ninos.html

2 Entrevista madre migrante. Junio 2014

3 Entrevista pobladora. Mayo 2014

Identidad y memoria popular: a 5 años de lucha y resistencia en Honduras

Por Ricardo Ellner
“Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos. Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos. Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella. Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol. Pero desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre; caminan y mueren despacio. Por eso es imposible olvidarlos”.
 Roberto Sosa, poeta hondureño

De muy poco servirán los látigos de siete cabeza para contener la robustez e ímpetu social de las y los hondureños, pues se ha iniciado el despertar para en definitiva romper las cadenas. Hoy, a cinco años del deplorable Golpe de Estado en Honduras, el pueblo continúa luchando y resistiendo para inexorablemente lograr la emancipación revolucionaria.

 Fue en una fecha como hoy, que se consagró la bienvenida a estas personas, a las y los sujetos que luchan, a las y los que vienen a quedarse y combatir, y especialmente a aquellos  y aquellas que vienen a hacer oír con fuerza en las marchas la voz libertaria.

 Converge así, en este momento histórico, recorriendo al unísono por el largo y ancho de las calles, la masa mayoritaria que repudió y lo continúa haciendo aquel acto de secuestro y expatriación del Presidente constitucional José Manuel Zelaya,  protagonizado a su vez,  por la cúpula política y militar nativa en acato a la injerencia internacional estadounidense para romper la vida democrática del país.

 Es esta la lucha –que inició hace cinco años-  por la convicción solidaria, por la refundación del Estado, por la reivindicación de los derechos de las mayorías siempre excluidas quienes bajo la herencia de los procesos históricos de lucha y resistencia de las pretéritas generaciones, hoy los nuevos estadios son aportados con la actitud combativa y siempre crítica del pueblo.

 La dignidad no se negocia, sino que se conquista. No obstante, es de aquiescencia del pueblo que este camino no pasa solamente por pedir o asumir una actitud pasiva, sino más bien, combativa y beligerante amén de la coherencia política y social, de la unión de las masas, de la inclusión de todos los sectores y la participación de la mayoría de la población.

 Es por tanto, el deber revolucionario de nosotras y nosotros los que mediante la acción acabemos conquistando estos escenarios. Sin embargo, para hacerlo no es posible seguir apostando de manera reiterada y sistemática a los medios del poder establecido tradicionales que no guardan ninguna relación con los fines emancipatorios y revolucionarios. Sólo será posible emprender el camino de la dignidad cuando el poder resida en las mayorías; en el pueblo, en los barrios, en las aldeas, en los caseríos, en los cerros y en las montañas y no en un hemiciclo o en una presidencial casa.
“Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo,
cualquier injusticia realizada contra cualquiera,
en cualquier parte del mundo.
Es la cualidad más linda del revolucionario”.
Ernesto Guevara
Hoy, que se cumple un quinquenio del Golpe de Estado, las heridas permaneces abiertas, su tendencia vaga a la profundización, mientras la oligarquía continúa subestimando el poder transgresor y popular del magma del soberano.

 Es perpetuación de la explotación económica, la alienación cultural, la inequidad social que se configuran como políticas de Estado y que implementa el actual régimen de Juan Hernández que yace en curos desde 2010, caminan a ritmos acelerados. Esto, de manera fehaciente, demuestra que la crisis en la que tienen sumergida al país no es unicausal –como la quieren hacer ver- y más bien multifactorial.

 Las consecuencias directas de ese quebranto a la democracia hondureña son evidentes a cualquier flanco. En palabras de Eduardo Galeano, “no sólo a la luz de los fogonazos de las balas se revela una tragedia social”, para reflexionar en la actual Honduras.

El oprobio estimulado desde el oficialismo no ha dejado más que un fuerte incremento en los precios de los alimentos de primera necesidad aumentando los impuestos de un 12% al 15% en un país donde el 66.5 % de hogares viven bajo la línea de la pobreza. Comer es una necesidad básica del ser humano, pero la realidad en Honduras es que millones de personas se despiertan cada día con la angustia y la impotencia de no saber si podrán alimentarse, pues son prisioneros de un verdugo silencioso: el empobrecimiento.

 Los cifras son inimaginable para cualquier ser humano, empero, la naturalización institucional del hecho en el país es devastadora. De una población de un poco más de 8 millones, se estima que casi seis millones (5, 889,545) de personas son pobres. Más impactante es aún saber que, de esos casi seis millones, un total de 4.2 millones (4, 213,746) están en situación de extrema pobreza y 1.6 millones viven en pobreza relativa, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE).

 A esto se adjunta el constante aumento de los precios a los combustibles; en lo que va del año son ya 23 alzas y la tendencia alcista continúa y con ello el aumento en los valores del transporte, el agua potable, los alimentos, la energía eléctrica entre otros. El sistema de salud ha profundizado su precarización, los centros hospitalarios públicos permanecen desabastecidos continuamente y los funcionarios se dedican constantemente a robarse los dineros del pueblo.

 Cada vez se privatiza más la inversión y las instituciones públicas. El poder se concentra en las transnacionalidad que es un proyecto en total vigencia y que se resguarda bajo los fusiles de la remilitarización de la sociedad. Pretenden con esto – la clase dominante- instaurar otra noción de Estado, la idea del territorio saqueado y sin Estado, pero primero hay que probarlo argumentan, y así han convertido a Honduras en el “conejillo de indias” del imperialismo neocolonizador.

 Con una tasa del 54% de población subempleada, las condiciones indignas laborales tras el golpe de estado se acrecentaron, los pocos que gozan de trabajo formal lo hacen con retribuciones inequitativas pues a la mayoría de ellos no alcanzan ni el salario mínimo mientras funcionarios pagados por el Estado se adjudican más de 10 mil dólares, lo que representa 200 mil Lempiras en moneda local. De la mano llega el detrimento de la protección laboral y la precarización del trabajo que mediante la tercerización se ha vuelto una norma en el sistema de trabajo que propone Hernández.

 La apuesta de la dictadura institucional es servirse de empréstitos directos foráneos que apuntan a la indiscriminada explotación de los recursos naturales, como ser  los proyectos mineros a cielo abierto, la construcción de represas hidroeléctricas -administradas por grupúsculos de la oligarquía nacional y transnacional- que causan daños directos de contaminación al medio ambiente y  a las comunidades del territorio.

 Y algo no menos importante, los altos niveles de inseguridad e impunidad que vive el país.  A la fecha y después del Golpe de Estado, en Honduras  se han asesinado a más de 27 mil personas violentamente. La represión, los femicidios, los actos de odios contra la comunidad Lesbi, Gay, Trans, Bisexual e Intersexuales (LGTBI), los asesinatos contra la disidencia política, la migración obligatoria de los niños hacia Estados Unidos, el asesinatos de las y los jóvenes han hecho que el país sea el más violento del mundo.

 Según el informe global de Homicidios 2013 de la Organización de Naciones Unidas, Honduras posee una tasa de homicidios de 90.4 por cada 100,000 habitantes. Esto cuantifica que para el año pasado el total de muertos y asesinados fue de 7,172. (En el  país, uno de cada 280 varones de entre 30 y 44 años y uno de cada 360 entre 15 y 29 años son víctimas de homicidio cada año).

 Esta senda de violencia sistemática que inició hace 5 años en un día como hoy, ha dejado inobjetablemente diáfano que el capitalismo – hoy en su propuesta neoliberal- no admite más capas de maquillaje ni reformas y su desaparición constituye el único escenario razonable. Esa es la lucha que se propone desde el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) en Honduras y que logró su expresión política partidaria socialista democrática con el Partido Libertad y Refundación (Libre) y que es acompañado por otros sectores no organizados.  

 Ya lo mencionaba Vladimir Ilich Ulianov que el partido revolucionario debe asumir el papel de propagandista, agitador y organizador de la lucha proletaria, así como el de educador, exponiendo a todas las y los trabajadores y demás capas populares los objetivos generales del programa socialista.

 Es por tanto, la necesidad de luchar por una revolución social y popular que sea capaz de transformar y refundar los cimientos la sociedad que se basen en la igualdad, inclusión, participación y solidaridad como la única forma de reconquistar nuestra dignidad.

 En tanto, esta resistencia que hoy convoca, que nació y se reconoce en las calles, ha provocado la partitura –de manera indefectible- en la historia de Honduras y ha sido un estímulo de forma inexorable a la emancipación de nuestro pueblo.

 Recordamos a nuestros mártires y luchamos por ellos, por nuestra generación que sobrevive y las venideras. Por la justicia, la dignidad y la memoria, hoy a un quinquenio de lucha y resistencia, el pueblo rebelde, vencerá.

Recibido por correo electrónico

Honduras: "A cinco años del Golpe de Estado necesitamos desaprender mucho"

jueves, 19 de junio de 2014
Por Ricardo Salgado *
 
 
Recientemente fue publicado el libro de la ex jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton; los hondureños tenemos el infortunio de recibir la atención en algunos párrafos de esa obra, todos ellos dedicados al Golpe de Estado Militar de junio de 2009, un evento que hoy por hoy muchos hemos olvidado, otros tantos quisiéramos olvidar y otros se esfuerzan en borrar las huellas que aun los inculpan de aquel crimen.
 
Sin lugar a dudas, el tema es uno de los pendientes en la agenda de la comunidad latinoamericana que, forzada por las necesidades coyunturales y aquellas impuestas por el ataque directo del imperio, ha tenido que convivir con dos regímenes hondureños abiertamente contrarios a los intereses colectivos de la región, y enemigos confesos de los procesos revolucionarios que hoy se dan en nuestro continente: el de Porfirio Lobo Sosa y el actual de Juan Hernández. Cinco años, son demasiado para nosotros; para la señora Clinton es apenas una de sus marcas en la historia imperial.
 
Internamente los propios hondureños hemos puesto en práctica la amnesia como antídoto a las crecientes penurias que permanecen como vestigios de un acto de brutalidad que marco un punto de inflexión en la historia de toda nuestra región. Nuevamente, renunciamos a la historia, y por ello debemos pagar un precio.
 
Nos acostumbramos a las anécdotas, y damos vueltas alrededor de versiones convenientes a los intereses de cada quien, y dejamos a la posteridad la misión de desentrañar los “misterios” de aquel momento. Poco a poco nos deslindamos de una coyuntura de la que no fuimos protagonistas, y le vamos dando lugar a oscuros nubarrones que le dan la razón a los victimarios.
 
Cinco años después, la conspiración (ni siquiera entendemos que sin conspiración no hay golpes de Estado), sigue su curso. Los mismos personajes del Golpe permanecen inmutables en sus posiciones, y prosiguen su cacería contra quienes se niegan a ser absorbidos por la ola del olvido que arrastra a muchos dirigentes, que prefieren regresar a la “normalidad” pre golpe, que asumir las consecuencias y las responsabilidades consustanciales a sus posiciones.
 
Por razones prácticas, la mayoría de la “elite” pensante nos olvida como parte del ALBA, y se ponen bajo llave los recuerdos de cambio que se produjeron en el sector energía, la ayuda para el desarrollo agrícola, la rectificación histórica en la OEA (que la misma Clinton recuerda con disgusto) que corrigió la ofensa vil contra el pueblo cubano. Tantas cosas, que deberían ser parte de nuestro orgullo, mueren por nuestra propia mano.
 
Sí, avanzamos, pero en el camino no pudimos desaprender muchos vicios propios de la naturaleza contingencial de la política de la derecha, lo que en mucho caso nos ha llevado por un camino de muchas improvisaciones que con mucha facilidad imputamos a la “falta de desarrollo” de las condiciones objetivas y subjetivas, justificando nuestra incapacidad de entender el avance popular.
 
Hemos alcanzado resultados sorprendentes, especialmente si se consideran nuestras carencias en el campo del análisis, del estudio y de la comprensión de la realidad. Sin embargo, hoy circulan vientos divisionistas que fluyen de todas partes; una cacería de brujas sin precedentes, y lo peor de todo, la disposición plena de algunos por unirse a la fiesta de los buitres golpistas que buscan humillar a muchos compañeros y compañeras por su participación en aquella construccion que hoy luchamos por borrar.
 
Hace falta mucha madurez, además de razonamiento para entrar en un proceso, cuando no somos capaces de entender lo que es la correlación de fuerzas, o saber construir visiones y estrategias a partir del análisis correcto de las coyunturas. Tampoco es fácil avanzar con estructuras infuncionales, o gente confundida que se asume vanguardia partidaria, produciendo un debilitamiento estructural del Partido y de la lucha politica, electorera o no.
 
La emulación de la mecánica de los partidos tradicionales que desaparecen una vez pasadas las elecciones para seguir su vida desde el Congreso Nacional y otras instancias del Status Quo, puede resultar suicida para una organización joven que está permanentemente bajo el asedio de las fuerzas enemigas, externas e internas. Sin una dirección solida es impensable avanzar, aun y cuando el apoyo popular es cada vez mas fuerte.
 
No es aconsejable confundir el crudo pragmatismo con la infalibilidad del método vernáculo, no se trata de limitar el desarrollo teórico, y menos aún de moldearlo a conveniencia en cada paso que damos.
 
Quizá nuestro mayor problema es que no encontramos frente a nosotros las respuestas que necesitamos, y en lugar de inclinarnos por el atrevimiento de crear, volvemos la cara al pasado, donde encontraremos mucha experiencia, pero también, invariablemente, los mismos errores.
 
Sin duda es necesario hablar mucho sobre el 28 de junio, las condiciones bajo las que se llega a ese momento y el desarrollo histórico de la lucha popular hondureña desde entonces. Una introducción: debe hacerse desde nuestras propias limitaciones, pues no sería admisible hacer un rosario de lamentos sobre la construccion fascista que ha sembrado el imperio en nuestro país, sin antes tratar de hacer una auto critica que para muchos tendrá un sonido terrible.
 
* Investigador Social y Escritor hondureño
 
Tomado de No nos olvidamos de Honduras

Hugo Chávez y su siemprevida

miércoles, 5 de marzo de 2014
Por Wilkie Delgado Correa*
 

Hugo Chávez forjó una historia diferente en Venezuela, América Latina y el Caribe, y en el resto del mundo, y de ahí que quedará inscripto indeleblemente en los tiempos futuros.  

A un año de su partida física, la muerte de Hugo Chávez parece aún una mentira, una mala pasada del destino o una broma pesada de los agoreros del averno. Ante los hechos inexplicables del continuo vivir y morir de los humanos, quizás no queda más consuelo que una certeza que reconforta a la humanidad más allá de cualquier desgarradura. La expresó en su momento José Martí en esta idea: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.

 Descubrimos verdaderamente a Hugo Chávez, a su personalidad y su verbo, durante su primera visita a Cuba el 14 de diciembre de 1994. Antes el conocimiento estaba matizado por todas las visiones contradictorias que se ofrecen en las noticias internacionales. Fue a partir de entonces, y de aquella cercanía en nuestro país, que le seguimos el rumbo como si un nuevo Quijote estuviera andando y desandando por llanos y montañas de su Venezuela y Nuestra América. 

Fue en los días en los que el pueblo venezolano le rendía homenaje en capilla ardiente y en los que en todas partes del mundo se le rendía un tributo merecido, cuando decidí recopilar los artículos publicados en un libro, que se publicó en agosto del año pasado, cuyo título es Hugo Chávez en las horas de grandeza, enfermedad y  muerte. En la introducción del mismo, expresé:

Esta obra aborda diversos aspectos de la personalidad y el quehacer de la vida de Hugo Chávez Frías como presidente de Venezuela.

En el contexto latinoamericano y mundial la figura de Chávez ha dejado una impronta que, por lo singular de su irrupción en la política y su proyección dentro y fuera de su país, tal vez alcance una dimensión histórica superior cuando sus ideas y las obras concebidas por él sean valoradas justamente sin que medien los apasionamientos de la inmediatez de la época actual y que, muchas veces, obnubilan las mentes para el análisis sereno y objetivo.

Si se afirma que Hugo Chávez se destacó por ser un líder político consecuente y audaz en la práctica y la teoría revolucionaria, se estaría resumiendo una trayectoria descollante de apenas veinte años y con un protagonismo como gobernante durante quince años. Este es un periodo relativamente corto y, sin embargo, la obra acumulada en tan breve tiempo, afrontando obstáculos pequeños y grandes impuestos por sus adversarios y los  acondicionamientos naturales que eran propios de un escenario tradicionalmente viciado por tanta práctica corrupta de la política en su país, ha resultado tan colosal y trascendente que asombra porque rebasó las fronteras de su patria y benefició concretamente a millones de personas.

Alguien podría estar o no de acuerdo con determinados actos e ideas  de Hugo Chávez, pero nadie puede ocultar que estos, en su conjunto, forman parte de una experiencia paradigmática y representan una nueva forma de concebir y ejercer el oficio de la política que, según expresara José Martí, es al fin y al cabo “el arte de asegurar al hombre el goce de sus facultades naturales en el bienestar de la existencia.”

Chávez demostró ser una personalidad multifacética en la que descollaron aspectos como su audacia en los terrenos de la acción; su visión estratégica ante las más cambiantes realidades y circunstancias; su estoicismo y valor ante los fracasos en su trayectoria revolucionaria; su admirable y emotiva comunicación con personas de todas las categorías y la empatía que lograba a nivel personal o multitudinario; su capacidad de memoria extraordinaria para retomar hechos e ideas de la historia o de la vida cotidiana para incorporarlos a los argumentos que requería para la persuasión y el logro de la aceptación y adhesión de sus interlocutores.

Era un extraordinario orador, capaz de hilvanar con acierto los más variados temas y matizar su oratoria con la declamación, el canto, el cuento y siempre el diálogo. En todo esto se reflejaba la hondura del pensamiento, la cultura en los más variados campos, el dominio de los asuntos diversos que trataba con precisiones de fechas y cifras.

Pero sobre todo su personalidad estaba presidida por la simpatía, la llaneza, la sinceridad y una generosidad que provocaba una identificación rápida con su forma de ser y de pensar.

En fin, esta obra pretende ser un acercamiento al hombre y a su obra, históricamente ligado a su contexto nacional e internacional.

Al contenido de la referida introducción, añadimos, esta vez, las conclusiones del artículo publicado el 16 de marzo de 2013, titulado  Hugo Chávez enseña a la tierra y al cielo su obra acabada, y que estuvo presidido por esta idea de José Martí: “Un pueblo libre y justo es el único homenaje propio de los que mueren por él.”

En conclusión, Hugo Chávez forjó una historia diferente en Venezuela, América Latina y el Caribe, y en el resto del mundo, y de ahí que quedará inscripto indeleblemente en los tiempos futuros. Por lo tanto, el recuerdo imperecedero le mantendrá vivo y triunfante porque durante su trayectoria puso en su lugar al  protagonista principal que le acompañó en su protagonismo individual, es decir, el pueblo, del cual han surgido los factores que pueden decidir la continuidad de la revolución bolivariana: el partido y el polo patriótico, las organizaciones sociales diversas, las fuerzas armadas bolivarianas, el sistema político estatuido por la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la dirección colectiva del proceso revolucionario reflejado en miles de cuadros a todos los niveles y, en especial, a nivel nacional, que deben garantizar la unidad y la victoria en el futuro.

*Médico cubano; Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

"Ante nuevos retos obtendremos nuevas victorias": Discurso de Miguel Díaz-Canel

sábado, 11 de enero de 2014

Discurso pronunciado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto por el aniversario 55 de la entrada de Fidel a La Habana. Ciudad Libertad, 10 de enero de 2014, "Año 56 de la Revolución".
 Compañero José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros;
 Habaneras y habaneros;
 Dirigentes del Partido, el Gobierno, la UJC y las organizaciones de masas que nos acompañan; Combatientes del Ejército Rebelde, de la lucha clandestina, de las FAR y el MININT;
 Cubanas y cubanos:

 El acontecimiento más trascendental para nuestro pueblo en estos últimos cincuenta y cinco años es el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, y en cada nueva celebración se vive un desborde de júbilo y homenaje al hecho en sí y de agradecimiento entrañable a la generación que concibió, realizó y protagonizó la epopeya.

 Con la entrada entusiasta de pioneros y jóvenes destacados, junto a históricos caravanistas, que reeditaron el recorrido de la Caravana de la Libertad desde Santiago de Cuba a La Habana, imagino cuántos recuerdos pasan por las mentes de muchos de los presentes y percibo el honor que siente la juventud cubana al revivir aquella historia.

 Corrían los primeros días de enero de 1959 cuando los cubanos vivieron las emotivas horas que siguieron al anuncio del derrocamiento de la sangrienta dictadura. Las calles habaneras se engalanaban con la bandera nacional. Durante el trayecto, el pueblo delirante de entusiasmo aclamaba a aquellos valientes hombres de verde olivo, barbas y melenas. El recuerdo imborrable de esas jornadas quedó expresado por el Indio Naborí en antológico poema al decir: "Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes, / con trajes de olivo vienen de las lomas, / y por su dulzura, los héroes triunfantes/ parecen armadas y bravas palomas".

 En este propio lugar, la antigua fortaleza de Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad, cuartel convertido en bella escuela, que ha graduado ya desde 1960 más de 184 713 estudiantes de diferentes niveles de enseñanza, el 8 de enero de 1959, en medio de una enorme multitud, en tarde histórica en la que la libertad se convirtió en un hecho y para simbolizarlo una paloma blanca se posó en el hombro de quien dirigió la lucha, y en memorable discurso, del que se recuerda, siempre, su repetida pregunta: "¿Voy bien, Camilo?", el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz expresó su profética frase y cito: "Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo será más difícil".

 Así ha sido, siempre enfrentando, superando y venciendo adversidades, limitaciones, planes de desestabilización, conspiraciones para atentar contra Fidel y otros dirigentes, injusto bloqueo y calumnioso cerco mediático que no han cesado en 55 años. Nuestro pueblo ha pagado un alto precio en vidas y en privaciones a causa de la implacable agresividad imperial. Pero no pudieron dividirnos ni derrotarnos. Ni fueron capaces, a pesar del enorme poder de los medios a su servicio, de silenciar el ejemplo de Cuba.

 ¿Qué crímenes cometimos para merecer ese continuo hostigamiento? Liquidar el analfabetismo, convertir los cuarteles en escuelas e implantar la enseñanza gratuita a todos los niveles; atender al campesinado: el sector de la población históricamente más olvidado; ofrecer acceso universal, sin costo alguno, a los servicios médicos y elevar los indicadores de salud y la esperanza de vida a niveles de los países desarrollados; poner al alcance de todos la cultura, la ciencia y el deporte; recuperar el patrimonio de la nación que estaba en manos de las corporaciones extranjeras; repartir la tierra; trabajar por la igualdad, por la genuina democracia, por sacar a la nación del cenagal en que la habían hundido el capitalismo y la dependencia.

 Hace 55 años dejamos de ser una oscura colonia de los Estados Unidos. Los cubanos rescatamos nuestra dignidad plena en enero de 1959. El nombre de Cuba, relacionado hasta entonces con una imagen degradada y caricaturesca, se instaló de un modo nuevo en el mapa del mundo. Se convirtió en un símbolo de heroísmo, de independencia, de decoro y de humanismo.

 El triunfo de la Revolución que arribó a la capital aquel 8 de enero con la Caravana de la Libertad, es el acontecimiento que ha signado nuestras vidas. Llegó ya a los cincuenta y cinco años con una obra madura, consolidada y que se renueva, con la peculiaridad de ser la única de las revoluciones que cumple esa edad con su dirección histórica viva y al frente, razón más que suficiente para convocarnos al más sentido y alegre de los homenajes, conscientes de que hay sobrados motivos para sentirnos legítimamente orgullosos y rememorar estos hechos.

 La significación histórica de la Revolución Cubana fue ampliamente argumentada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz en el discurso pronunciado el pasado primero de enero en Santiago de Cuba. Compartimos esas reflexiones que destacan la obra y afirman que en los momentos más difíciles el pueblo cubano no se rindió, confió en la dirección revolucionaria, dio muestras excepcionales de firmeza y legó lecciones cotidianas de heroísmo y espíritu de sacrificio. Esta capacidad de resistencia alcanzaría más tarde una relevancia particular cuando en nuestra América empezó a conformarse un bloque progresista que pudo contar con las contribuciones solidarias de la Revolución Cubana.

 Se asumió el ejercicio de la solidaridad como uno de los valores básicos más entrañables que nos guían. El gran Nelson Mandela, a quien rendimos homenaje póstumo hace pocos días, reconoció, con emotivas palabras, el desprendimiento de los cubanos que viajaron a África y su papel en la independencia de Angola y Namibia y en el fin del apartheid. Si después de Girón, como señaló Fidel, los pueblos de América fueron más libres, puede decirse que los pueblos de África fueron también más libres después de Cuito Cuanavale.

 Precisamente por toda la obra de la Revolución, que trasciende las fronteras de Cuba, el imperialismo no ceja en sus propósitos de destruirla. En Santiago, el pasado primero de enero, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en histórico y memorable discurso alertaba, refiriéndose a la permanente campaña de subversión político-ideológica: "En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista... ".

 Sus palabras son una convocatoria a la reflexión y a la acción. Como apuntó nuestro Presidente, la Revolución dispone de fuerzas para salir victoriosos en la batalla. Para lograrlo debemos dar cumplimiento a los objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional del Partido con la misma pasión y sistematicidad con que se han seguido los Lineamientos de la política económica y social refrendados por el Sexto Congreso.

 En tal sentido, desde el Partido, en cada lugar en que actuamos, debemos cultivar la interrelación incesante y despojada de formalismos con las masas; desterrar el inmovilismo, los dogmas y consignas vacías; conjugar la sensibilidad política con la intransigencia ante las violaciones y la defensa de la institucionalidad, en un ambiente de orden, disciplina y exigencia.

 Nuestros intelectuales, que en abril celebrarán el Congreso de la UNEAC, tienen en las palabras de Raúl un acicate adicional para actualizar y defender la política cultural de la Revolución, consolidar la pertinencia de las instituciones del sector, contribuir con una mirada crítica y revolucionaria al análisis colectivo para trazar un programa de ideas y de conceptos que se contrapongan al bombardeo nocivo de concepciones nihilistas, supuestamente desideologizadas, con las que pretenden desarmar a nuestra sociedad. La cultura es y ha de seguir siendo la espada y el escudo de la nación ante el imperio.

 Igualmente las universidades y los centros de investigaciones sociales, son productores de ideas y cultura, escenario por excelencia para discutir y reflexionar sobre los grandes problemas de la sociedad. Deben conceptualizar los procesos que vive la nación, en particular trabajar en la fundamentación teórica de nuestro modelo socioeconómico. 
Tienen un papel insustituible en la difusión de las ideas marxistas, leninistas y martianas, que no en balde son motivo de crítica y tergiversación permanentes por parte de los alabarderos de las peores causas. Debemos estimular el debate ideológico y la polémica, la capacidad de análisis crítico, comprometido y revolucionario, el conocimiento y respeto de la historia, que es la base de la cultura política del ciudadano.

 En su estrategia subversiva contra Cuba, el imperialismo tiene entre sus objetivos priorizados a los jóvenes, en particular a los estudiantes. Apuesta a la falta de experiencia de vida y a la rebeldía innata de la juventud. Sueña con introducir una cuña entre las distintas generaciones que llevamos adelante la Revolución. Lo sabemos, y no estamos cruzados de brazos: la dirección del Partido le presta a este tema estratégico una atención especial. Ello reclama igualmente una labor intencionada de la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones estudiantiles. Aprovecho para recordar que recientemente se efectuaron los Congresos de la FEU y la Asociación Hermanos Saíz, cuyos provechosos acuerdos son objeto de un seguimiento sistemático.

 Por otra parte, estamos obligados a perfeccionar los canales de comunicación en nuestra sociedad. Los Organismos de la Administración Central del Estado y los Consejos de Administración tienen una cuota de responsabilidad en la existencia de dudas, incomprensiones o falta de información sobre las políticas aprobadas, las normas jurídicas que se establecen o las decisiones que puntualmente se toman. Otra parte le corresponde a los medios de comunicación masiva, a los que les falta mucho todavía para ser una plataforma de debate de los problemas cotidianos del país. No podemos olvidar que la no atención a las quejas y preocupaciones de la población, así como la existencia de vacíos informativos, autocensura y secretismo inútil, son terreno fértil para los que pretenden destruirnos.

 En resumen, el mejor antídoto contra los intentos de subversión del enemigo es hacer las cosas bien en cada lugar. Es a eso, en esencia, a lo que nos llamó el General de Ejército el 7 de julio pasado, cuando nos convocó a dar una batalla frontal contra la corrupción, el delito, las ilegalidades y las indisciplinas sociales. Y es que los asuntos abordados en ambas intervenciones de nuestro Primer Secretario están íntimamente vinculados.

 La acción coherente y certera, hasta sus últimas consecuencias, tiene que encabezarla el Partido, cohesionando a la sociedad en su conjunto. Que a nadie quepa dudas: no vamos a cejar en ese empeño.

 Compañeras y compañeros:

 Celebramos este acto en la imponente Habana, capital orgullosa de todos los cubanos, donde nació José Martí.

 Esa es la ciudad que recibió hoy a la Caravana de la Libertad, y que dentro de unas semanas será sede de la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

 La Cuba revolucionaria, que fue expulsada de la OEA bajo las presiones de los Estados Unidos, ocupa hoy la Presidencia protémpore de una organización que hubiera sido impensable hace 55 años: la CELAC. En el presente colaboramos en la construcción de una nueva unidad latinoamericana y caribeña, concebida dentro de la más amplia diversidad, e inspirada sin duda en los sueños de Bolívar y Martí, de Fidel y Chávez.

 Este es el país, al que llegarán los representantes de los otros 32 estados de Nuestra América.

 Sin triunfalismos, pero con un análisis justo y objetivo, es innegable lo logrado en 55 años como nación soberana: un país verdaderamente independiente, con un pueblo libre, instruido, consciente, solidario y valiente.

 Se cumplieron las promesas del Moncada, prevalece la verdad sobre el engaño, aprendimos a leer para entonces creer y hacer. Son realidades y derechos conquistados: educación, salud, cultura, deportes, seguridad social, inclusión, igualdad, participación, poder popular, democracia, unidad, justicia e internacionalismo. Es la obra de un pueblo heroico que ha enfrentado los mayores peligros y soportado dolorosos sacrificios sin perder la alegría, la confianza, la fe y la esperanza.

 Tenemos desaciertos e insatisfacciones. Somos los primeros en reconocerlo. Hay una economía bloqueada que debemos enmendar y potenciar, pero que —y decirlo, es hacer justicia— ha sostenido lo social. Actualizaremos nuestro modelo, lo conceptualizaremos, enfrentaremos la subversión, seguiremos creciendo desde nuestra historia y cultura y perfeccionaremos nuestro socialismo, que será más próspero y sostenible.

 Tenemos un sano orgullo por lo logrado, y rendimos un permanente homenaje a los que abrieron el camino cuando parecía imposible: a Fidel y Raúl, Camilo, Che y Almeida, a los comandantes de la Revolución y del Ejército Rebelde, a los combatientes del llano y la Sierra, a Frank, Vilma, Celia, Haydée, Melba y a las Marianas. Ellas y ellos arriesgaron muchas veces y ofrendaron sus vidas, en permanente ejemplo para las generaciones que llegamos después.

 Justo es reconocer también a los heroicos combatientes internacionalistas; a nuestros Cinco Héroes, a los que nacidos después de la Revolución han asumido dignamente desafíos y sacrificios, en tiempos de bonanza y en medio del periodo especial; y a los más jóvenes, esos que también han comprendido que la Patria es ara y no pedestal.

 Este momento es decisivo para nuestra historia, para los cubanos dignos que acompañamos a la generación histórica en la realización de nuevos sueños y mayores aspiraciones. ¡Nosotros continuaremos adelante, conscientes de la fuerza que emana de la unidad y la fe en la justeza revolucionaria!

 Ante nuevos retos obtendremos nuevas victorias.

Patria o Muerte, ¡Venceremos!

FOTO Ismael Francisco/Cubadebate
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