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Venezuela es sagrada y se respeta; Carta de Fidel

miércoles, 11 de marzo de 2015
El presidente Maduro muestra el mensaje del líder histórico de la revolución Fidel Castro. Foto: VTV
CARACAS.—El presidente Nicolás Maduro solicitó este martes a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley Habilitante Antimperialista para “defender la paz, la soberanía y el de-sarrollo íntegro de Venezuela ante la amenaza del imperio de Estados Unidos”.

“Es una necesidad para moverme en el complejo escenario que se ha abierto para Ve­ne­zuela”, indicó el estadista, quien además leyó la carta enviada por el líder de la Revolución Cu­bana Fidel Castro.

En la misiva, Fidel felicita a Maduro por su “brillante y valiente discurso frente a los brutales planes del gobierno de Estados Unidos” y le pronostica que sus palabras “pasarán a la historia como prueba de que la humanidad pue­de y debe conocer la verdad”.

El jefe de Estado agradeció el apoyo del líder cubano y rememoró que la victoria de Playa Girón en abril de 1961 fue la primera gran derrota del imperialismo en América Latina y el Caribe.


Respecto al decreto emitido por Washington de declarar a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional, reiteró que nadie en el mundo puede creer eso ya que el pueblo venezolano es “pacífico, democrático, humanista y con una política internacional en búsqueda en el entendimiento y la paz”.

“Somos líderes en la lucha por la integración y la unión”, manifestó Maduro desde la sede del Parlamento.

De acuerdo con el jefe de Estado, el mundo reaccionó indignado y rechazó de forma unánime la ley aprobada por el gobierno de Barack Obama, incluyendo importantes sectores de opinión de Estados Unidos.

Como una “aberración histórica”, calificó Ma­duro la medida de presión contra el Go­bier­no Bolivariano que incluye sanciones contra siete funcionarios venezolanos.
 
Maduro alertó que esta ha sido la mayor amenaza que ha recibido la Patria venezolana por lo que pidió la unión de todo el pueblo. Anunció además la realización de un ejercicio militar de defensa el próximo 14 de marzo para “marcar los puntos defensivos” de la nación.


En otro momento indicó que este año se celebrarán elecciones parlamentarias para que “el pueblo decida lo que va a pasar en este país.

Esta es la segunda vez que el presidente ve­nezolano solicita una Habilitante. En octubre del 2013 la pidió para luchar contra la corrupción en el país.

La Habilitante es una herramienta jurídica de rango constitucional que faculta al Pre­si­dente a dictar Decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley sobre las materias que estime per­tinentes de acuerdo con las necesidades y emergencias del país.

Sin embargo, para ser aprobada necesita de las tres quintas partes de los asambleístas, o sea, 99 de los 165 asientos que hay en el Par­lamento.

Fuente Periódico Granma

Relacionado:
La Asamblea Nacional de Venezuela aprueba en primera discusión la Ley Habilitante
Por mayoría calificada, los diputados de la Asamblea Nacional por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y Ricardo Sánchez, representante de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han aprobado en primera discusión la Ley Habilitante "Antiimperialista" solicitada por Nicolás Maduro.

Declaración del gobierno revolucionario de la República de Cuba: Venezuela no está sola

El Gobierno Revolucionario de la República de Cuba reitera nuevamente su incondicional apoyo y el de nuestro pueblo a la Revolución bolivariana, al gobierno legítimo del Presidente Nicolás Maduro Moros y al heroico pueblo hermano de Venezuela.

Fidel Castro: Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria

lunes, 26 de enero de 2015

Fidel en la Universidad de La Habana, 3 de septiembre de 2010. Foto: Ismael Francisco

Queridos compañeros:

Desde el año 2006, por cuestiones de salud incompatibles con el tiempo y el esfuerzo necesario para cumplir un deber —que me impuse a mí mismo cuando ingresé en esta Universidad el 4 de septiembre de 1945, hace 70 años—, renuncié a mis cargos.

No era hijo de obrero, ni carente de recursos materiales y sociales para una existencia relativamente cómoda; puedo decir que escapé milagrosamente de la riqueza. Muchos años después, el norteamericano más rico y sin duda muy capaz, con casi 100 mil millones de dólares, declaró ―según publicó una agencia de noticias el pasado jueves 22 de enero—, que el sistema de producción y distribución privilegiada de las riquezas convertiría de generación en generación a los pobres en ricos.

Desde los tiempos de la antigua Grecia, durante casi 3 mil años, los griegos, sin ir más lejos, fueron brillantes en casi todas las actividades: física, matemática, filosofía, arquitectura, arte, ciencia, política, astronomía y otras ramas del conocimiento humano. Grecia, sin embargo, era un territorio de esclavos que realizaban los más duros trabajos en campos y ciudades, mientras una oligarquía se dedicaba a escribir y filosofar. La primera utopía fue escrita precisamente por ellos.

Observen bien las realidades de este conocido, globalizado y muy mal repartido planeta Tierra, donde se conoce cada recurso vital depositado en virtud de factores históricos: algunos con mucho menos de los que necesitan; otros, con tantos que no hallan que hacer con ellos. En medio ahora de grandes amenazas y peligros de guerras reina el caos en la distribución de los recursos financieros y en el reparto de la producción social. La población del mundo ha crecido, entre los años 1800 y 2015, de mil millones a siete mil millones de habitantes. ¿Podrán resolverse de esta forma el incremento de la población en los próximos 100 años y las necesidades de alimento, salud, agua y vivienda que tendrá la población mundial cualquiera que fuesen los avances de la ciencia?
Bien, pero dejando a un lado estos enigmáticos problemas, admira pensar que la Universidad de La Habana, en los días en que yo ingresé a esta querida y prestigiosa institución, hace casi tres cuartos de siglo, era la única que había en Cuba.
Por cierto, compañeros estudiantes y profesores, debemos recordar que no se trata de una, sino que contamos hoy con más de cincuenta centros de Educación Superior repartidos en todo el país.

Cuando me invitaron ustedes a participar en el lanzamiento de la jornada por el 70 aniversario de mi ingreso a la Universidad, lo que supe sorpresivamente, y en días muy atareados por diversos temas en los que tal vez pueda ser todavía relativamente útil, decidí descansar dedicándole algunas horas al recuerdo de aquellos años.

Me abruma descubrir que han pasado 70 años. En realidad, compañeros y compañeras, si matriculara de nuevo a esa edad como algunos me preguntan, le respondería sin vacilar que sería en una carrera científica. Al graduarme, diría como Guayasamín: déjenme una lucecita encendida.

En aquellos años, influido ya por Marx, logré comprender más y mejor el extraño y complejo mundo en que a todos nos ha correspondido vivir. Pude prescindir de las ilusiones burguesas, cuyos tentáculos lograron enredar a muchos estudiantes cuando menos experiencia y más ardor poseían. El tema sería largo e interminable.

Otro genio de la acción revolucionaria, fundador del Partido Comunista, fue Lenin. Por eso no vacilé un segundo cuando en el juicio del Moncada, donde me permitieron asistir, aunque una sola vez, declaré ante jueces y decenas de altos oficiales batistianos que éramos lectores de Lenin.
De Mao Zedong no hablamos porque todavía no había concluido la Revolución Socialista en China, inspirada en idénticos propósitos.

Advierto, sin embargo, que las ideas revolucionarias han de estar siempre en guardia a medida que la humanidad multiplique sus conocimientos.

La naturaleza nos enseña que pueden haber transcurrido decenas de miles de millones de años luz y la vida en cualquiera de sus manifestaciones está siempre sujeta a las más increíbles combinaciones de materia y radiaciones.
El saludo personal de los Presidentes de Cuba y Estados Unidos se produjo en el funeral de Nelson Mandela, insigne y ejemplar combatiente contra el Apartheid, quien tenía amistad con Obama.

Baste señalar que ya en esa fecha, habían trascurrido varios años desde que las tropas cubanas derrotaran de forma aplastante al ejército racista de Sudáfrica, dirigido por una burguesía rica y con enormes recursos económicos. Es la historia de una contienda que está por escribirse. Sudáfrica, el gobierno con más recursos financieros de ese continente, poseía armas nucleares suministradas por el Estado racista de Israel, en virtud de un acuerdo entre este y el presidente Ronald Reagan, quien lo autorizó a entregar los dispositivos para el uso de tales armas con las cuales golpear a las fuerzas cubanas y angolanas que defendían a la República Popular de Angola contra la ocupación de ese país por los racistas. De ese modo se excluía toda negociación de paz mientras Angola era atacada por las fuerzas del Apartheid con el ejército más entrenado y equipado del continente africano.

En tal situación no había posibilidad alguna de una solución pacífica. Los incesantes esfuerzos por liquidar a la República Popular de Angola para desangrarla sistemáticamente con el poder de aquel bien entrenado y equipado ejército, fue lo que determinó la decisión cubana de asestar un golpe contundente contra los racistas en Cuito Cuanavale, antigua base de la OTAN, que Sudáfrica trataba de ocupar a toda costa.

Aquel prepotente país fue obligado a negociar un acuerdo de paz que puso fin a la ocupación militar de Angola y el fin del Apartheid en África.

El continente africano quedó libre de armas nucleares. Cuba tuvo que enfrentar, por segunda vez, el riesgo de un ataque nuclear.

Las tropas internacionalistas cubanas se retiraron con honor de África. Sobrevino entonces el Periodo Especial en tiempo de paz, que ha durado ya más de 20 años sin levantar bandera blanca, algo que no hicimos ni haremos jamás.
Muchos amigos de Cuba conocen la ejemplar conducta de nuestro pueblo, y a ellos les explico mi posición esencial en breves palabras.

No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra. Defender la paz es un deber de todos. Cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza, deberá ser tratada de acuerdo a los principios y normas internacionales. Defenderemos siempre la cooperación y la amistad con todos los pueblos del mundo y entre ellos los de nuestros adversarios políticos. Es lo que estamos reclamando para todos.

El Presidente de Cuba ha dado los pasos pertinentes de acuerdo a sus prerrogativas y las facultades que le conceden la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba.
Los graves peligros que amenazan hoy a la humanidad tendrían que ceder paso a normas que fuesen compatibles con la dignidad humana. De tales derechos no está excluido ningún país.

Con este espíritu he luchado y continuaré luchando hasta el último aliento.



Fidel Castro Ruz
Enero 26 de 2015
12 y 35 p.m.

La mano amiga

viernes, 28 de noviembre de 2014

Fidel: Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre (+ Video)

lunes, 1 de septiembre de 2014
La sociedad mundial no conoce tregua en los últimos años, particularmente desde que la Comunidad Económica Europea, bajo la dirección férrea e incondicional de Estados Unidos, consideró que había llegado la hora de ajustar cuentas con lo que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx, habían llevado a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperialista impuesto al mundo por Europa y Estados Unidos.

En la antigua Rusia estalló una revolución que conmovió al mundo.

Se esperaba, que la primera gran revolución socialista tendría lugar en los países más industrializados de Europa, como Inglaterra, Francia, Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Ésta, sin embargo, tuvo lugar en Rusia, cuyo territorio se extendía por Asia, desde el norte de Europa hasta el Sur de Alaska, que había sido también territorio zarista, vendido por unos dólares al país que sería posteriormente el más interesado en atacar y destruir la revolución y al país que la engendró.

La mayor proeza del nuevo Estado fue crear una Unión capaz de agrupar sus recursos y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos desarrolladas, víctimas inevitables de la explotación colonial. ¿Sería o no conveniente en el mundo actual una verdadera sociedad de naciones que respetara los derechos, creencias, cultura, tecnologías y recursos de lugares asequibles del planeta que a tantos seres humanos les gusta visitar y conocer?¿Y no sería mucho más justo que todas las personas que hoy, en fracciones de segundo se comunican de un extremo a otro del planeta, vean en los demás un amigo o un hermano y no un enemigo dispuesto a exterminarlo con los medios que ha sido capaz de crear el conocimiento humano?

Por creer que los seres humanos podrían ser capaces de albergar tales objetivos, pienso que no hay derecho alguno a destruir ciudades, asesinar niños, pulverizar viviendas, a sembrar terror, hambre y muerte en todas partes. ¿En qué rincón del mundo se podrían justificar tales hechos? Si se recuerda que al final de la masacre de la última contienda mundial el mundo se ilusionó con la creación de las Naciones Unidas, es porque gran parte de la humanidad la imaginó con tales perspectivas, aunque no estuviesen cabalmente definidos sus objetivos. Un colosal engaño es lo que se percibe hoy cuando surgen problemas que insinúan el posible estallido de una guerra con el empleo de armas que podrían poner fin a la existencia humana.

Existen sujetos inescrupulosos, al parecer no pocos, que consideran un mérito su disposición a morir, pero sobre todo a matar para defender privilegios bochornosos.
Muchas personas se asombran al escuchar las declaraciones de algunos voceros europeos de la OTAN cuando se expresan con el estilo y el rostro de las SS nazis. En ocasiones hasta se visten con trajes oscuros en pleno verano.

Nosotros tenemos un adversario bastante poderoso como lo es nuestro vecino más próximo: Estados Unidos. Le advertimos que resistiríamos el bloqueo, aunque eso podía implicar un costo muy elevado para nuestro país. No hay peor precio que capitular frente al enemigo que sin razón ni derecho te agrede. Era el sentimiento de un pueblo pequeño y aislado. El resto de los gobiernos de este hemisferio, con raras excepciones, se habían sumado al poderoso e influyente imperio. No se trataba por nuestra parte de una actitud personal, era el sentimiento de una pequeña nación que desde inicios de siglo era una propiedad no solo política, sino también económica de Estados Unidos. España nos había cedido a ese país después de haber sufrido casi cinco siglos de coloniaje y de un incalculable número de muertos y pérdidas materiales en la lucha por la independencia.

El imperio se reservó el derecho de intervenir militarmente en Cuba en virtud de una pérfida enmienda constitucional que impuso a un Congreso impotente e incapaz de resistir. Aparte de ser los dueños de casi todo en Cuba: abundantes tierras, los mayores centrales azucareros, las minas, los bancos y hasta la prerrogativa de imprimir nuestro dinero, nos prohibía producir granos alimenticios suficientes para alimentar la población.

Cuando la URSS se desintegró y desapareció también el Campo Socialista, seguimos resistiendo, y juntos, el Estado y el pueblo revolucionarios, proseguimos nuestra marcha independiente.

No deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta historia. Prefiero más bien recalcar que la política del imperio es tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia.

Algo que se ha convertido en un símbolo de la política imperial es el cinismo.

Como se conoce, John McCain fue el candidato republicano a las elecciones de 2008. El personaje salió a la luz pública cuando en su condición de piloto fue derribado mientras su avión bombardeaba la populosa ciudad de Hanói. Un cohete vietnamita lo alcanzó en plena faena y nave y piloto cayeron en un lago ubicado en las inmediaciones de la capital, colindante con la ciudad.

Un antiguo soldado vietnamita ya retirado, que se ganaba la vida trabajando en las proximidades, al ver caer el avión y un piloto herido que trataba de salvarse se movió para auxiliarlo; mientras el viejo soldado prestaba esa ayuda, un grupo de la población de Hanói, que sufría los ataques de la aviación, corría para ajustar cuentas con aquel asesino. El mismo soldado persuadió a los vecinos que no lo hicieran, pues era ya un prisionero y su vida debía respetarse. Las propias autoridades yankis se comunicaron con el Gobierno rogando que no se actuara contra ese piloto.

Aparte de las normas del Gobierno vietnamita de respeto a los prisioneros, el piloto era hijo de un Almirante de la Armada de Estados Unidos que había desempeñado un papel destacado en la Segunda Guerra Mundial y estaba todavía ocupando un importante cargo.

Los vietnamitas habían capturado un pez gordo en aquel bombardeo y como es lógico, pensando en las conversaciones inevitables de paz que debían poner fin a la guerra injusta que le habían impuesto desarrollaron la amistad con él, que estaba muy feliz de sacar todo el provecho posible de aquella aventura. Esto, desde luego, no me lo contó ningún vietnamita, ni yo lo habría preguntado nunca. Lo he leído y se ajusta completamente a determinados detalles que conocí más tarde. También leí un día que Mister McCain había escrito que siendo prisionero en Vietnam, mientras era torturado, escuchó voces en español asesorando a los torturadores qué de­bían hacer y cómo hacerlo. Eran voces de cubanos, según McCain. Cuba nunca tuvo asesores en Vietnam. Sus militares conocen sobradamente cómo hacer su guerra.

El General Giap fue uno de los jefes más brillantes de nuestra época, que en Dien Bien Phu fue capaz de ubicar los cañones por selvas intrincadas y abruptas, algo que los militares yankis y europeos consideraban imposible. Con esos cañones disparaban desde un punto tan próximo que era imposible neutralizarlos sin que las bombas nucleares afectaran también a los invasores. Los demás pasos pertinentes, todos difíciles y complejos, fueron empleados para imponer a las cercadas fuerzas europeas una bochornosa rendición.

El zorro McCain sacó todo el provecho posible de las derrotas militares de los invasores yankis y europeos. Nixon no pudo persuadir a su consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, de que aceptara la idea sugerida por el  propio Presidente cuando en momentos de relajamiento le decía ¿Por qué no le lanzamos una de esas bombitas Henry? La verdadera bombita llegó cuando los hombres del Presidente trataron de espiar a sus adversarios del partido opuesto ¡Eso sí que no podía tolerarse!

A pesar de eso lo más cínico del Sr. McCain ha sido su actuación en el Cercano Oriente. El senador McCain es el aliado más incondicional de Israel en las marañas del Mossad, algo que ni los peores adversarios habrían sido capaces de imaginar. McCain participó junto a ese servicio en la creación del Estado Islámico que se apoderó de una parte considerable y vital de Irak, así como según se afirma, de un tercio del territorio de Siria. Tal Estado cuenta ya con ingresos multimillonarios, y amenaza a Arabia Saudita y otros Estados de esa compleja región que suministra la parte más importante del combustible mundial.

¿No sería preferible, luchar por producir más alimentos y productos industriales, construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan desesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólogos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar enfermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el dengue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales de los seres humanos?

Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultura y desarrollo de los valores humanos ¿Qué esperan para hacerlo?

Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre.

Fidel Castro Ruz
Agosto 31 de 2014
10 y 25 p.m.




Video relacionado en Youtube

88 del gran Caiguarán

viernes, 15 de agosto de 2014

Ochenta y ocho y más razones para continuar luchando por la salvación de la humanidad

miércoles, 13 de agosto de 2014
Por Armando Hart Dávalos

Roberto Chile, quien por más de 25 años registró la imagen en movimiento del líder de la Revolución Cubana, en esta ocasión exhibirá, además de audiovisuales que reflejan la personalidad infatigable de Fidel.

Nuestro Comandante en Jefe cumple hoy 88 años. Sus enseñanzas son imprescindibles para salvar al mundo de una catástrofe de proporciones universales. El imperio norteamericano se halla ante una evidente decadencia, y puede destruir a todos los que tiene a su alrededor, en fin, al mundo entero. La historia de Cuba y América Latina pueden contribuir a evitarlo; Fidel Castro la representa y nos ha enseñado los nuevos caminos que permitirían hacerlo.

Es insostenible el capitalismo; ya se volvió insoportable su presencia; es dañino para la vida. Los pueblos que levantan sus voces antiimperialistas desde la raíz de sus corazones —porque como diría Martí: «El cuerpo humano es como las naciones: tienen el corazón donde no se les ve…»—, están requeridos de una plataforma ideológica, de un pensamiento filosófico, político y social; en sí mismo emancipador, reservorio de eticidad, cultura superior, esa que necesita la humanidad para vencer aquella que promueve el egoísmo personal, la exaltación de lo material, la podredumbre moral. No en balde abogamos por continuar haciendo por la construcción del socialismo; sin olvidar, como he expuesto en otras ocasiones, que el socialismo es una luz para alcanzar en el horizonte. De ahí la importancia de tener conciencia de que se trata de un camino largo y no exento de dificultades ni de adecuaciones y rectificaciones, y que requiere siempre del análisis y del estudio para garantizar el buen rumbo.


La estrella de Fidel, 2010.

La humanidad precisa hoy de un pensamiento que lleve en sí la esencia de cada uno de nuestros pueblos, las fuentes latinoamericanas como rasgo original, la identidad nacional, el respeto al derecho ajeno tanto a nivel individual como colectivo, una estrategia cultural, ética y políticamente admisible, un ejercicio íntegro del deber y un carácter entero como abogaba el Apóstol de Cuba, José Martí. Y a propósito de ese necesario pensamiento filosófico, político y social hemos de ir a fuentes de indiscutible valor, dotarnos de la levadura histórica de hombres de una altura ética trascendental, de pensamiento y acción valerosa como Simón Bolívar, José Martí, Hugo Chávez y Fidel Castro. En ellos vamos a encontrar importantes lecciones de política, sobre todo de algo en lo que he insistido y he llamado «la cultura de hacer política»; pues son estos grandes hombres maestros en ese arte, donde tanta falta hace saber conjugar el ser radical con el ser armonioso; y más en estos tiempos. No olvidemos que las enseñanzas de Martí y de Fidel, especialmente en el campo de la política, constituyen el aporte fundamental del pensamiento cubano a la cultura política y  filosófica universal: la ya aludida cultura de hacer política; o sea las formas prácticas que utilizamos para lograr materializar la cultura política y vencer los obstáculos que se levantan ante todo proyecto revolucionario.


Eterno Baraguá, 2005.

Razón suficiente tiene Fidel cuando en días recientes, a propósito de la masacre en Palestina expresó: «La especie humana vive hoy una etapa sin precedente en la historia. Un choque de aviones militares o naves de guerra que se vigilan estrechamente, u otros hechos similares, pueden desatar una contienda con el empleo de las sofisticadas armas modernas que se convertiría en la última aventura del conocido Homo Sapiens». No es una alarma sin sentido, es una realidad que todos debemos concientizar por la responsabilidad que albergamos como seres humanos en la defensa y preservación de la humanidad. Hay mucho que estudiar; el momento es crucial; no son estos tiempos de mera contemplación, de descripción superflua de una realidad, sino de voluntad política consecuente, decidida a cambiar para el bien de todos; creadora de las condiciones requeridas para dar solución a los ingentes problemas globales; transformadora del escenario en penumbras en que vivimos. Ahora toca protagonizar una nueva obra de teatro, y el guión que continuaremos construyendo tendrá su fuente en el caudal de ideas de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel.

Guerrillero del Tiempo, 2012.

Son ya 88 agostos de gloria; 88 y más razones para seguir luchando por Cuba, Nuestra América y la humanidad toda; son también 88 los escalones de la siempre heroica escalinata de la Universidad de La Habana; sitio este donde se hizo Fidel revolucionario, donde fraguó aún más su rebeldía y se convirtió en la fórmula salvadora de la nación, encarnando como mejor discípulo las ideas de Martí. Ese es Fidel, el que llevó las doctrinas del Maestro en su corazón cuando en 1953 tuvo lugar el asalto al cielo de la libertad, las acciones del 26 de julio glorioso y épico, como pocos hechos de la historia universal.

Ese es Fidel, el hacedor de justicia e igualdad social, el quijote e hidalgo del internacionalismo y la solidaridad mundial, el eterno joven rebelde, el maestro de las ideas y la lucha invencible y preñada de pasión revolucionaria. Allí, en la universidad casi tricentenaria, debemos estar  todos, donde cada joven cubano ha de rendir tributo a Julio Antonio Mella y a José Antonio Echeverría, donde la patria se torna más hermosa y las ansias de lucha se yerguen, se levantan como aquellos racimos gozosos de los Pinos Nuevos que describió el Apóstol un 27 de noviembre de 1891 en la ciudad de Tampa. Como ayer seguimos honrando a nuestros muertos, el camino por ellos señalado no desaparece, la juventud lo asume como legado y ha de ser cada día más consecuente con él.

No puede fallar pues si no, como sentenciara Fidel, todo fallará. Tiene muchos retos por delante: mantener la Revolución llena de vida. Para ello ha de apertrecharse de un arsenal de ideas necesarias para tan alto propósito; el mismo se halla en la inmensa cultura cubana que hemos heredado y que representan, en su grado más alto en distintas épocas, entre otros, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, Enrique José Varona, Julio Antonio Mella y, en nuestro tiempo y para siempre, el compañero Fidel. Enorme es la responsabilidad que tenemos porque en Cuba, durante el siglo XX, se articularon con las ideas y acciones de Mella y de Fidel el pensamiento filosófico y político más avanzado de Europa, el socialismo y la tradición patriótica y utópica, latinoamericana y caribeña de Bolívar y Martí. Este es un hecho singular en la historia de las ideas en el mundo. 1 

Me siento un joven más del siglo XXI; he aquí mi sincero homenaje a usted, Comandante en Jefe, amigo, en su cumpleaños 88.

1 Mensaje al IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas.

* Las imagénes forman parte de la exposición fotográfica audiovisual Fidel es Fidel, del realizador cubano Roberto Chile, inaugurada ayer en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución, como parte de las celebraciones por el cumpleaños 88 del Comandante en Jefe.

Publicado en Juventud Rebelde

Fidel, por favor...: Homenaje a Freddy Yépez

sábado, 9 de agosto de 2014
En homenaje póstumo al querido camarada Freddy Yépez, que recién falleció en la hermana Venezuela, y con el añadido del cercano cumpleaños de nuestro Comandante en Jefe, este texto que Freddy nos enviara en el lejano ya 2012...

Fidel: por favor: muérete ya…
Por Freddy Yépez

Foto-2-reducida-580x873Desde el Asalto al Cuartel Moncada, en aquella Cuba cañaveral del mes de julio de1953, se está matando a Fidel. En aquella oportunidad, una vez fracasada militarmente la toma del más importante cuartel de Santiago de Cuba en aquel entonces, la muerte de Fidel fue anunciada por el oprobioso golpista Fulgencio Batista. Fidel, estaba vivo y coleando. Su muerte ha sido el gran sueño estratégico, después del asalto histórico del Cuartel Moncada, de sus grandes enemigos internos y externos. Fidel ha sido un hueso demasiado duro de roer.

            La historia humana es, entre otras cosas, unas generaciones que mueren y otras que nacen, unas personas que mueren y otras que nacen, unoslíderes que mueren y otros que nacen. Sin duda, Fidel tiene que morir como morirán, cada uno en su momento, todos los que sueñan que el gran líder y estadista revolucionario muera o le han deseado la muerte.  Nada es eterno en la vida. Todo lo que nace es digno de morir, lo dijo Goethe y no Marx.
Jesucristo resucitó en la mente de personas pero no en la realidad. Todo lo que muere se descompone y nunca jamás se vuelve a componer para resucitar. Fidel, cuando muera, no va a resucitar en la vida material pero sí resucitará espiritualmente en cada Revolución donde el proletariado conquiste el poder político para construir el socialismo. Esa es la gran ventaja histórica del camarada Fidel. De los que le desean su muerte, la aplastante mayoría a los nueve días de sepultados nadie se acordará de ellos. Así es la muerte para el común y corriente que anda deseando la muerte de líderes  revolucionarios.

            Son pocos de los grandes líderes históricos de la Revolución Socialista que pueden decir como Neruda: “Confieso que he vivido”, en el sentido del tiempo, de la edad. Por lo general, suelen morir por debajo o un poco más de los 60 años de edad. Fidel tiene 86 años pero a diferencia de otros grandes líderes, por lo menos a nivel de América y para juzgarle en el tiempo, habría que tomar en consideración que durante, por lo menos, medio siglo durmió un promedio de cuatro a cinco horas por día. Y también, a diferencia de otros grandes líderes, a Fidel le tocó no sólo concentrarse  durante horas y horas al día en las múltiples y complejas problemáticas que le tocó vivir a la sociedad cubana en los comienzos de la Revolución y en muchos años posteriores sino, igualmente, invertir gran parte de su pensamiento y su acción en una lucha constante contra el intervencionismo imperialista para derrocarlo, en salir airoso de los centenares de atentados que le hicieron para matarlo, en dirigir a los internacionalistas cubanos que tuvieron que  entrar en guerra en varias regiones del planeta por la liberación de pueblos hermanos. Na guará. A Fidel le tocó un tiempo de papa dura, muy dura, durísima. Y eso que no sumo o agrego su dedicación a resolver situaciones difíciles en períodos especiales.

Me encontraba escribiendo, no recuerdo el día de la semana pasada, cuando recibí una llamada de un camarada y amigo. Me dijo: “Camarada: prepárese un buen artículo, porque el comandante Fidel está agonizando”. No me sorprendió la llamada, sino lo que me dijo. Me quedé por un momento pensativo y reaccioné buscando a través de internet alguna información pero no encontré. Luego, me levanté del asiento frente al computador y fui a pedirle el favor a Geraldine, una hija de 4 años que estaba viendo un programa de comiquitas, que me permitiera poner el canal 45 para buscar una información. Lloró de rabia pero logré quitarle  el control y poner el canal y nada. Después le envié mensaje al camarada Felipe Rocha preguntándole si sabía algo sobre la agonía del camarada Fidel, porque lo que él no sabe –valga la redundancia- no lo sabe nadie. Me respondió inmediatamente  diciéndome que había leído la última reflexión de Fidel, por lo cual deducía que la noticia era tan falsa como farsa.

No sabía que Fidel no aparecía en público desde marzo. Y cuando un personaje de la Historia tan importante, como lo es él, no aparece en público durante algunos meses continuados sus enemigos –esencialmente- comienzan a maquinar sus sueños deseando se les hagan realidad. Y esa realidad es la muerte. Una vez más los sueños se les vuelven utopías. Es allí cuando le dan rienda suelta a la imaginación, a la fantasía y anhelan el milagro que Dios decida quitarle la vida a Fidel. Le dan un giro de 180 grados a la canción y en vez de cantar “Si Dios me quita la vida” tararean “Que Dios le quite la vida”. Ni lo uno ni lo otro. Fidel es un hueso durísimo de roer.

Fidel cumplió 86 años de edad y eso no es cualquier cosa si tomamos en consideración cosas dichas más arriba. ¿Cuántos de los que desean su muerte, sin invertir ni siquiera un cuarto del tiempo que ha invertido Fidel en pensar y en actuar, tendrán el privilegio histórico de llegar a los 86 años de manera tan lúcida como lo ha logrado el líder indiscutible de la Revolución Cubana?

Para finalizar, convencido que la naturaleza sabrá darle otros años de vida al camarada Fidel, me remito a copiar textualmente dos párrafos que tomo de dos artículos que leí: uno de Patricia Barba Avila en su “Carta abierta al comandante Fidel, desde México”, donde destaca, refiriéndose a los que matan a Fidel o le desean la muerte, lo siguiente: “Cuando la mediocracia internacional aventura sus estultos libelos en los que llevan décadas enfermándolo y matándolo, pasan por alto que hay una cosa en el mundo contra la cual la muerte es inútil: la presencia indeleble que hombres de su calibre tienen en la memoria de millones de millones de seres humanos. En la insufrible estulticia que caracteriza a todos estos mercachifles de la desinformación, piensan que algo tan fijo, tan permanente e invencible como la Revolución Cubana puede debilitarse por la ausencia física de su líder y con eso, desconocen la profundidad de las convicciones y grandeza del hermano pueblo de Cuba”.

Y el otro párrafo pertenece a Carlos Rodríguez Almaguer en su artículo “Fidel Castro y los heraldos de la muerte”, donde señala: “A ellos, más allá del desprecio que provoca su morbo, habremos de agradecer acaso el volver a verlo, leer otra vez sus textos, saberlo “entero” como siempre, y también ¿por qué no?, el recordarnos que Fidel como criatura biológica un día cualquiera de los próximos años dejará de respirar, entonces aparecerá una Nota Oficial del Gobierno Revolucionario de Cuba comunicándonos el triste suceso, pero nadie nos obligará a creer jamás que él ha muerto porque los hombres como Fidel no mueren”.

Fidel: no les des el gusto a tus enemigos de morirte. Vive… vive… vive como vivirás para siempre en la memoria de los pueblos de este mundo.

FIDEL: Mandela ha muerto ¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid?

sábado, 21 de diciembre de 2013
Por Fidel Castro


 
Quizás el imperio creyó que nuestro pueblo no haría honor a su palabra cuando, en días inciertos del pasado siglo, afirmamos que si incluso la URSS desaparecía Cuba seguiría luchando.

La Segunda Guerra Mundial estalló cuando, el 1ro. de septiembre de 1939, el nazi-fascismo invadió Polonia y cayó como un rayo sobre el pueblo heroico de la URSS, que aportó 27 millones de vidas para preservar a la humanidad de aquella brutal matanza que puso fin a la vida de más de 50 millones de personas.

La guerra es, por otro lado, la única actividad a lo largo de la historia que el género humano nunca ha sido capaz de evitar; lo que llevó a Einstein a responder que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta sería con palos y piedras.

Sumados los medios disponibles por las dos más poderosas potencias, Estados Unidos y Rusia, disponen de más de 20 000 —veinte mil— ojivas nucleares. La humanidad debiera conocer bien que, tres días después de la asunción de John F. Kennedy a la presidencia de su país, el 20 de enero de 1961, un bombardero B-52 de Estados Unidos, en vuelo de rutina, que transportaba dos bombas atómicas con una capacidad destructiva 260 veces superior a la utilizada en Hiroshima, sufrió un accidente que precipitó el aparato hacia tierra. En tales casos, equipos automáticos sofisticados aplican medidas que impiden el estallido de las bombas. La primera cayó a tierra sin riesgo alguno; la segunda, de los 4 mecanismos, tres fallaron, y el cuarto, en estado crítico, apenas funcionó; la bomba por puro azar no estalló.

Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas.

A lo largo de la historia, hasta hace apenas un siglo y medio y antes de que las máquinas y robots, a un costo mínimo de energías, se ocuparan de nuestras modestas tareas, no existían ninguno de los fenómenos que hoy conmueven a la humanidad y rigen inexorablemente a cada una de las personas: hombres o mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, agricultores y obreros fabriles, manuales o intelectuales. La tendencia dominante es la de instalarse en las ciudades, donde la creación de empleos, transporte y condiciones elementales de vida, demandan enormes inversiones en detrimento de la producción alimentaria y otras formas de vida más razonables.

Tres potencias han hecho descender artefactos en la Luna de nuestro planeta. El mismo día en que Nelson Mandela, envuelto en la bandera de su patria, fue inhumado en el patio de la humilde casa donde nació hace 95 años, un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual.

Millones de científicos investigan materias y radiaciones en la Tierra y el espacio; por ellos se conoce que Titán, una de las lunas de Saturno, acumuló 40 —cuarenta— veces más petróleo que el existente en nuestro planeta cuando comenzó la explotación de este hace apenas 125 años, y al ritmo actual de consumo durará apenas un siglo más.

Los fraternales sentimientos de hermandad profunda entre el pueblo cubano y la patria de Nelson Mandela nacieron de un hecho que ni siquiera ha sido mencionado, y de lo cual no habíamos dicho una palabra a lo largo de muchos años; Mandela, porque era un apóstol de la paz y no deseaba lastimar a nadie. Cuba, porque jamás realizó acción alguna en busca de gloria o prestigio.

Cuando la Revolución triunfó en Cuba fuimos solidarios con las colonias portuguesas en África, desde los primeros años; los Movimientos de Liberación en ese continente ponían en jaque al colonialismo y el imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de la República Popular China —el país más poblado del mundo—, tras el triunfo glorioso de la Revolución Socialista Rusa.

Las revoluciones sociales conmovían los cimientos del viejo orden. Los pobladores del planeta, en 1960, alcanzaban ya los 3 mil millones de habitantes. Parejamente creció el poder de las grandes empresas transnacionales, casi todas en manos de Estados Unidos, cuya moneda, apoyada en el monopolio del oro y la industria intacta por la lejanía de los frentes de batalla, se hizo dueña de la economía mundial. Richard Nixon derogó unilateralmente el respaldo de su moneda en oro, y las empresas de su país se apoderaron de los principales recursos y materias primas del planeta, que adquirieron con papeles.

Hasta aquí no hay nada que no se conozca.

Pero, ¿por qué se pretende ocultar que el régimen del Apartheid, que tanto hizo sufrir al África e indignó a la inmensa mayoría de las naciones del mundo, era fruto de la Europa colonial y fue convertido en potencia nuclear por Estados Unidos e Israel, lo cual Cuba, un país que apoyaba las colonias portuguesas en África que luchaban por su independencia, condenó abiertamente?

Nuestro pueblo, que había sido cedido por España a Estados Unidos tras la heroica lucha durante más de 30 años, nunca se resignó al régimen esclavista que le impusieron durante casi 500 años.

De Namibia, ocupada por Sudáfrica, partieron en 1975 las tropas racistas apoyadas por tanques ligeros con cañones de 90 milímetros que penetraron más de mil kilómetros hasta las proximidades de Luanda, donde un Batallón de Tropas Especiales cubanas —enviadas por aire— y varias tripulaciones también cubanas de tanques soviéticos que estaban allí sin personal, las pudo contener. Eso ocurrió en noviembre de 1975, 13 años antes de la Batalla de Cuito Cuanavale.

Ya dije que nada hacíamos en busca de prestigio o beneficio alguno. Pero constituye un hecho muy real que Mandela fue un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario. Yo no dejaba de admirar su honradez, su modestia y su enorme mérito.

Cuba cumplía sus deberes internacionalistas rigurosamente. Defendía puntos claves y entrenaba cada año a miles de combatientes angolanos en el manejo de las armas. La URSS suministraba el armamento. Sin embargo, en aquella época la idea del asesor principal por parte de los suministradores del equipo militar no la compartíamos. Miles de angolanos jóvenes y saludables ingresaban constantemente en las unidades de su incipiente ejército. El asesor principal no era, sin embargo, un Zhúkov, Rokossovski, Malinovsky u otros muchos que llenaron de gloria la estrategia militar soviética. Su idea obsesiva era enviar brigadas angolanas con las mejores armas al territorio donde supuestamente residía el gobierno tribal de Savimbi, un mercenario al servicio de Estados Unidos y Sudáfrica, que era como enviar las fuerzas que combatían en Stalingrado a la frontera de la España falangista que había enviado más de cien mil soldados a luchar contra la URSS. Ese año se estaba produciendo una operación de ese tipo.

El enemigo avanzaba tras las fuerzas de varias brigadas angolanas, golpeadas en las proximidades del objetivo adonde eran enviadas, a 1 500 kilómetros aproximadamente de Luanda. De allí venían perseguidas por las fuerzas sudafricanas en dirección a Cuito Cuanavale, antigua base militar de la OTAN, a unos 100 kilómetros de la primera Brigada de Tanques cubana.

En ese instante crítico el Presidente de Angola solicitó el apoyo de las tropas cubanas. El Jefe de nuestras fuerzas en el Sur, General Leopoldo Cintra Frías,  nos comunicó la solicitud, algo que solía ser habitual. Nuestra respuesta firme fue que prestaríamos ese apoyo si todas las fuerzas y equipos angolanos de ese frente se subordinaban al mando cubano en el Sur de Angola. Todo el mundo comprendía que nuestra solicitud era un requisito para convertir la antigua base en el campo ideal para golpear a las fuerzas racistas de Sudáfrica.

En menos de 24 horas llegó de Angola la respuesta positiva.

Se decidió el envío inmediato de una Brigada de Tanques cubana hacia ese punto. Varias más estaban en la misma línea hacia el Oeste. El obstáculo principal era el fango y la humedad de la tierra en época de lluvia, que había que revisar metro a metro contra minas antipersonales. A Cuito, fue enviado igualmente el personal para operar los tanques sin tripulación y los cañones que carecían de ellas.

La base estaba separada del territorio que se ubica al Este por el caudaloso y rápido río Cuito, sobre el que se sostenía un sólido puente. El ejército racista lo atacaba desesperadamente; un avión teleguiado repleto de explosivos lograron impactarlo sobre el puente e inutilizarlo. A los tanques angolanos en retirada que podían moverse se les cruzó por un punto más al Norte. Los que no estaban en condiciones adecuadas fueron enterrados, con sus armas apuntando hacia el Este; una densa faja de minas antipersonales y antitanques convirtieron la línea en una mortal trampa al otro lado del río. Cuando las fuerzas racistas reiniciaron el avance y chocaron contra aquella muralla, todas las piezas de artillería y los tanques de las brigadas revolucionarias disparaban desde sus puntos de ubicación en la zona de Cuito.

Un papel especial se reservó para los cazas Mig-23 que, a velocidad cercana a mil kilómetros por hora y a 100  —cien— metros de altura, eran capaces de distinguir si el personal artillero era negro o blanco, y disparaban incesantemente contra ellos.

Cuando el enemigo desgastado e inmovilizado inició la retirada, las fuerzas revolucionarias se prepararon para los combates finales.

Numerosas brigadas angolanas y cubanas se movieron a ritmo rápido y a distancia adecuada hacia el Oeste, donde estaban las únicas vías amplias por donde siempre los sudafricanos iniciaban sus acciones contra Angola. El aeropuerto sin embargo estaba aproximadamente a 300 —trescientos— kilómetros de la frontera con Namibia, ocupada totalmente por el ejército del Apartheid.

Mientras las tropas se reorganizaban y reequipaban se decidió con toda urgencia construir una pista de aterrizaje para los Mig-23. Nuestros pilotos estaban utilizando los equipos aéreos entregados por la URSS a Angola, cuyos pilotos no habían dispuesto del tiempo necesario para su adecuada instrucción. Varios equipos aéreos estaban descontados por bajas que a veces eran ocasionadas por nuestros propios artilleros u operadores de medios antiaéreos. Los sudafricanos ocupaban todavía una parte de la carretera principal que conduce desde el borde de la meseta angolana a Namibia. En los puentes sobre el caudaloso río Cunene, entre el Sur de Angola y el Norte de Namibia, comenzaron en ese lapso con el jueguito de sus disparos con cañones de 140 milímetros  que le daba a sus proyectiles un alcance cercano a los 40 kilómetros. El problema principal radicaba en el hecho de que los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 —mil— hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreos.

Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos hasta decenas de kilómetros de nuestras tropas. Adicionalmente, una presa de 80 millones de metros cúbicos de agua situada en territorio angolano había sido ocupada y minada por combatientes cubanos y angolanos. El estallido de aquella presa hubiese sido equivalente a varias armas nucleares.

No obstante, una hidroeléctrica que usaba las fuertes corrientes del río Cunene, antes de llegar a la frontera con Namibia, estaba siendo utilizada por un destacamento del ejército sudafricano.

Cuando en el nuevo teatro de operaciones los racistas comenzaron a disparar los cañones de 140 milímetros, los Mig-23 golpearon fuertemente aquel destacamento de soldados blancos, y los sobrevivientes abandonaron el lugar dejando incluso algunos carteles críticos contra su propio mando. Tal era la situación cuando las fuerzas cubanas y angolanas avanzaban hacia las líneas enemigas.

Supe que Katiuska Blanco, autora de varios relatos históricos, junto a otros periodistas y reporteros gráficos, estaban allí. La situación era tensa pero nadie perdió la calma.

Fue entonces que llegaron noticias de que el enemigo estaba dispuesto a negociar. Se había logrado poner fin a la aventura imperialista y racista; en un continente que en 30 años tendrá una población superior a la de China e India juntas.

El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable.

Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: “Señor presidente, yo soy Castro”.

Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad. Una vida es un minuto en la historia de los pueblos, y pienso que quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes.

El imperialismo siempre reservará varias cartas para doblegar a nuestra isla aunque tenga que despoblarla, privándola de hombres y mujeres jóvenes, ofreciéndole migajas de los bienes y recursos naturales que saquea al mundo.

Que hablen ahora los voceros del imperio sobre cómo y por qué surgió el Apartheid.

 Fidel Castro Ruz
 Diciembre 18 de 2013
 8 y 35 p.m.
Con la tecnología de Blogger.
 

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