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Legados de Chávez

domingo, 24 de noviembre de 2013
Por Luis Britto García


1
Toda revolución realiza un pensamiento revolucionario. El de Chávez parte de tres raíces. La de Simón Bolívar, quien libertó a los esclavos, emancipó a los indígenas, confiscó las propiedades de los realistas, atribuyó la propiedad del subsuelo a la República e intentó consolidar la unidad de América Latina en el Congreso Anfictiónico de Panamá. La influencia de Simón Rodríguez,  maestro del Libertador, autor de proyectos libertarios de educación para todas las clases y centrada en los oficios productivos. Y la de Ezequiel Zamora, caudillo agrario del siglo XIX quien declaró que la tierra, como el aire, es de todos, y prohibió pagar renta por ella. A partir de allí, asumió Chávez cada vez más  el proyecto de la intelectualidad venezolana de izquierda de los años sesenta, que cuando ganó la mayoría parlamentaria fue ilegalizada y empujada a una lucha armada  que la destruyó  a sangre y fuego entre 1962 y 1983. El joven Chávez contactó con algunas de las organizaciones radicales desbaratadas en ese cruento proceso. De allí que su ideología nacionalista y bolivariana progresara cada vez más hacia el socialismo, el antiimperialismo y la interpretación clasista de la Historiaque se hace patente, por ejemplo, en los estatutos del Partido Socialista Unido de Venezuela.

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Venezuela y quizá América Latina y el Caribe no son los mismos después de Chávez. Nuestra región  es la más desigual del mundo. Por ello es campo de cultivo de los movimientos sociales, que se articulan al margen de los partidos políticos y del Estado para lograr reivindicaciones que ni uno ni otros conceden. Chávez potenció la participación política y social mediante el impulso de la Democracia Participativa, y  articuló movimientos sociales con Estado y partidos a través de las Misiones. A pesar de tropiezos y retrasos en aspectos tales como las cooperativas y las comunas, Venezuela logró  resultados espectaculares. Baste señalar que alcanzó anticipadamente 6 de las 8 Metas del Milenio, cuyo cumplimiento fijó la ONU para el año 2015. Bajo la administración bolivariana Venezuela erradica la pobreza extrema; logra que estudien primaria el 95% de los niños en edad para ello; avanza  más de 70% en la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer; combate eficazmente el paludismo, el sida y otras enfermedades; garantiza la sostenibilidad del medio ambiente e integra y fomenta una Alianza Mundial para el Desarrollo. Venezuela tiene actualmente el menor Índice de Gini de Desigualdad de la América Latina capitalista. Además, el bolivarianismo reintegra a los trabajadores las prestaciones sociales  confiscadas por el socialcristianismo, y con la Misión Barrio Adentro y otras iniciativas garantiza la atención médica  en las zonas desposeídas, crea un sistema de pensiones que cubre  a todos los  ancianos  y garantiza a éstos el transporte público gratuito. Con esas iniciativas se forma una generación libre de ignorancia y de carencias  básicas,  capaz de elegir su propio destino.

3
Tal cúmulo de logros derriba el mito de que América Latina y el Caribe sean pobres: para alcanzarlos basta destinar a objetivos sociales las riquezas que antes beneficiaban sólo a las transnacionales. El 11 de abril de 2002 la oligarquía y Estados Unidos dan un golpe de Estado para arrebatar nuestra principal industria, Petróleos de Venezuela S.A. La contundente respuesta popular logra preservarla para la Nación, y aplicar directamente sus recursos para un gasto social de cerca del 64% del egreso público. El gobierno bolivariano implanta un control de cambios que frena la fuga de divisas y recupera para propiedad de la Nación empresas estratégicas, tales como la electricidad, la telefónica, la siderúrgica y las del aluminio. Al mismo tiempo expropia latifundios y fomenta cooperativas, empresas recuperadas, comunas y fundos zamoranos como unidades productivas de propiedad social. Requiere mucho tiempo y espacio meramente enumerar tantos legados en lo social y en lo económico; mucho más valorarlos y preservarlos. Es preciso también considerar su legado político, integracionista, estratégico y cultural.

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En lo político, Chávez demuestra una vez más que es posible la vía pacífica al socialismo, y de nuevo verifica que ese camino trata de cerrarlo la derecha con intentos de golpe de Estado y magnicidio, acoso mediático y sabotaje económico. También derrumba el mito según el cual las masas no quieren el socialismo, y las falacias postmodernas que mienten el Fin de la Historia,  de las Ideologías y de lo Político. El instrumento para ello es la conversión de la democracia representativa en participativa, mediante una Carta Magna aprobada en referendo por el 71,8% de los votantes. En cumplimiento de ella se desarrollan en 14 años 17 consultas electorales inobjetables. Anima Chávez varias organizaciones (MBR200, Círculos Bolivarianos, Movimiento Quinta República) y no vacila en disolverlas para reconstruir entes cada vez más democráticos.  Frena Chávez un proceso de descentralización y federalización extremas, y veta una Ley que en nombre de ellas permitía privatizar ríos, lagos y lagunas. Venezuela es hoy más política, más ideologizada y más consciente de la Historia que nunca.

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Chávez, desautoriza el mito de la incompatibilidad de los militares con la democracia. El ejército venezolano es policlasista y abriga las tendencias más diversas; grupos de sus oficiales se unieron a la guerrilla y protagonizaron alzamientos revolucionarios.  De hecho, el Comandante  inicia su vida política con una rebelión militar y una vez en el poder por la vía del voto, reaviva la conciencia nacionalista castrense,  y pone en marcha  un proyecto socialista sin el costo de una desgarradora guerra civil. En plena afirmación de la soberanía, impide en 1999 que los marines pisen el suelo venezolano con el pretexto de ayudar  en la catástrofe de Vargas, y expulsa la Misión Militarestadounidense. Paralelamente, diversifica la compra de armamentos para evadir el bloqueo estadounidense, reestructura la Defensa creando una Reserva que podría aportar cerca de un millón de efectivos en caso de conflicto e incrementa la seguridad ciudadana con la creación de una Policía Nacional y de una Universidad de la Seguridad.

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La integración latinoamericana y caribeña fue proyecto de todos nuestros próceres y saludo a la bandera de casi todos los mandatarios. Siguiendo la inspiración de Bolívar en el Congreso Anfictiónico de Panamá, Chávez inicia una diplomacia latinoamericanista que se traduce en la derrota del ALCA, el impulso del Alba, de Unasur y de la Celac y el ingreso de Venezuela al Mercosur. De estas nuevas alianzas están excluidos Estados Unidos y Canadá, que tan funesto peso ejercen sobre la hoy caduca OEA. Venezuela repotencia la declinante Organización de Países Exportadores de Petróleo, que vuelve a ser factor mundial de poder. Asimismo coadyuva en el proceso de paz de Colombia, y denuncia los tratados que subordinaban nuestra la soberanía a entes como el  Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre las Inversiones (CIADI) y la CorteInteramericana de los Derechos Humanos. Esta política independiente a su vez contribuye al paso de un mundo unipolar a otro multipolar, con una diplomacia orientada hacia Asia y África, las potencias emergentes, los países no alineados, que dinamiza las relaciones con China, Irán, Rusia y Belarús.

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Una revolución es cultural o no es. Venezuela erradica el analfabetismo mediante la Misión Robinson, lo cual le vale un reconocimiento de la Unesco. El 82% de los venezolanos lee cualquier material; un 50,2% libros, lo cual nos convierte en el tercer país lector de América Latina. Uno de cada tres venezolanos está estudiando; uno de cada nueve en Educación Superior, en instituciones en su inmensa mayoría públicas y gratuitas, gracias a que Secundarias y Universidades bolivarianas remedian la crónica falta de cupos del siglo pasado. Pero más fundamental que estas cifras es la reorientación de las políticas culturales. Durante décadas se erradicaron en Venezuela de la Primaria el estudio de la Geografía, la Historia y la Educación Cívica. Hoy se las estudia en todos los niveles, y hay una vuelta hacia la reinterpretación clasista de nuestro pasado. Funciona con absoluta libertad el aparato comunicacional privado de un centenar de periódicos, otras tantas televisoras y tres millares de radiodifusoras, casi todo fanáticamente contrarrevolucionario y vehículo de contenidos y valores importados, que ocultaba la imagen de un pueblo mestizo al cual sólo se le permitía aparecer como sirviente, delincuente o hechicero. El bolivarianismo ha creado  cinco diarios y seis televisoras de servicio público, ampliado la radiodifusión pública y propiciado un sector de centenares de medios comunitarios, que difunden una imagen real y crítica  del pueblo venezolano. Para que estos medios nuevos contribuyan a la integración, lanza dos satélites de comunicaciones y crea Telesur, una emisora dedicada a las problemáticas de la región.  Nada de esto ocurre sin tropiezos, sin errores, contradicciones o esfuerzos perdidos, pero totaliza un cúmulo de logros del cual debemos mostrarnos dignos superándolos. A tales ideas, tales actos.


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El Chavismo

miércoles, 2 de enero de 2013
Por Elías Jaua Milano
Ser chavista implica una conexión amorosa con un líder político que no nos ha traicionado;  significa la reivindicación como pueblo heredero de una pasado heroico que nos pertenece y que se ha hecho presente y futuro...   
La corriente militar- popular bolivariana que comenzó a constituirse como una fuerza política,  bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez, tuvo su origen más inmediato en las rebeliones populares y militares de 1989 y 1992,  respectivamente.  No obstante, la arquitectura del Movimiento Bolivariano 200 (MBR 200) en la calle, comenzó a ejecutarse a partir del año 1994, cuando Hugo Chávez  sale de la cárcel y comienza un peregrinar  social y político por todo el país.

Entre 1994 y1998, el Comandante Chávez logra sumar  a estudiantes, profesionales, pequeños y medianos empresarios, campesinos, cultores, pescadores, mineros, indígenas,  obreros, mujeres, jóvenes, militares, dirigentes locales  y a la casi totalidad de la dirigencia de la izquierda venezolana,  bajo las banderas del rescate del pensamiento bolivariano y de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para refundar el Estado, recuperar la soberanía popular y nacional, así como transformar la estructura de exclusión social de las grandes mayorías. Incluso, de manera oportunista,  importantes sectores de la burguesía brindan apoyo a la insurgente fuerza política bolivariana.

Es así como el 6 de diciembre de 1998,  el Comandante Chávez es elegido Presidente, activándose el proceso constituyente que permitiría la elección de la Asamblea Nacional Constituyente y la posterior aprobación popular de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, hecho inédito en nuestra historia.      

En el contexto del proceso constituyente, el Presidente de la República  Hugo Chávez, comienza a dar pasos audaces tales como: el empleo masivo  de las Fuerzas Armadas para tareas de protección social y de desarrollo nacional;  se lanza a la calle a contactarse con los sectores más humildes y excluidos; interpela a los dueños de los grandes medios de comunicación  privados y le da  un uso revolucionario a los medios de comunicación públicos;  desarrolla un valiente política internacional al establecer puentes con Cuba, China, Irak, Irán e impulsa un proceso de recuperación del peso geopolítico de la OPEP, entre otros desafíos a los poderes establecidos. Todas estas medidas van configurando una nueva práctica política sustentada, en el ejercicio pleno de la soberanía nacional y de la Independencia del gobierno de la República de cualquier factor de poder interno o externo;  la reivindicación del protagonismo político del pueblo; la inclusión social como derecho humano, así como la desmitificación de los poderes fácticos.

En el año 2000, después del proceso de refundación  de los poderes públicos que ordenó la nueva Constitución,  aprobada en 1999, el Presidente Hugo Chávez solicita a la nueva Asamblea Nacional ser habilitado, mecanismo constitucional,  para legislar en materia social y económica.

Este proceso de elaboración y aprobación de leyes por parte del Ejecutivo, que buscaba cumplir el mandato constitucional de trasformar la institucionalidad, el régimen económico y el papel del  Estado en la economía, sumada a una creciente tensión en lo internacional con Estados Unidos, Colombia y España, en defensa de nuestra soberanía y de la paz mundial,  conllevarían a una confrontación con las élites dominantes que desembocaría en los sucesos del año 2002.

Este recuento histórico, sólo buscar contextualizar el momento  en que aparece el término “chavista” para identificar a la corriente popular bolivariana que había insurgido a fínales de los 80 y principios de los 90 del siglo XX.  Hasta el año 2001, las fuerzas políticas que liderizaba el Comandante Chávez nos identificábamos como “los bolivarianos y las bolivarianas”, pocos compatriotas se definían como chavistas.

En el momento en que las élites dominantes decidieron poner fin al ensayo revolucionario,  sacaron toda su artillería de odio social contra el pueblo pobre que seguía al Comandante Chávez. Es así como, a la larga e histórica lista de calificativos para criminalizar al pueblo (chusma, hordas, bandoleros, niches, tierruos, malandros etc.) se le sumaron nuevos epítetos: “Chavista”, en lo individual y en lo colectivo  “hordas chavistas” o “círculos del terror”.

En realidad era un intento para despojarnos de nuestra identidad como Bolivarianos, fue un último esfuerzo de la oligarquía por preservar el término bolivariano en los archivos enmohecidos de las Academias de Historia. Pero no sólo que no pudieron arrebatarnos el sentido nombre de hijos de Bolívar, sino que asumimos el de chavistas y lo re significamos con dignidad.

Recuerdo una marcha donde vi, por primera vez,  la expresión escrita    “Soy Chavista y qué”,  en un pedazo de cartón enarbolado por una mujer del pueblo.  Fue entonces que nos hicimos chavistas, que en principio sólo significaba  ser seguidores y defensores de Hugo Chávez. Y como bolivarianos y chavistas,  conquistamos las victorias contra el golpe,  los paros fascistas de 2002, las guarimbas de 2003 y ratificamos a nuestro Presidente en el 2004.

Luego de consolidar las victorias populares de 2002, 2003 y 2004, reivindicamos nuestra identidad chavista. Recuerdo,  que en esos tiempos el Comandante comenzó a cuestionar el término, porque consideraba que daba pie a una corriente personalista contraria a los principios revolucionarios, pero más adelante se dio cuenta que ser chavista trascendía a su apellido.

Ser chavista implica una conexión amorosa con un líder político que no nos ha traicionado;  significa la reivindicación como pueblo heredero de una pasado heroico que nos pertenece y que se ha hecho presente y futuro;  es asumir que nadie es más que nadie,  que todos tenemos derechos a todos los derechos;  es sentir un amor profundo en el alma por nuestra Patria y sentirnos profundamente orgullosos de ser venezolanos, venezolanas, latinoamericanos y latinoamericanas.

Ser Chavista  es saber que el Poder nos pertenece como pueblo y no a los ricachones; es sentirnos respetados en nuestra diversidad cultural y social. Ser Chavista, es ser consciente de que el ingreso nacional es para  todos y todas;  es tener la solidaridad humana como un valor supremo. Ser Chavista,  es sentirnos parte de una fuerza ética para la vida, para la emancipación de los pueblos, para la unión Suramericana,   para lo grande, para lo hermoso como no los enseñó nuestro Padre Simón Bolívar. Ser Chavista,  es ser irreverente frente al poder de la dominación. Ser Chavista,  es pensar y hacer desde la Izquierda.

Es así como del Bolivarianismo, nació el Chavismo, que es profundamente Cristiano y  que luego se hizo Socialista, porque no hay otra manera de profesar, genuinamente, los más altos valores humanos.

Hoy,  el Chavismo es una de las fuerzas políticas y sociales de izquierda más grande y de mayor impacto en el mundo y se ha convertido en una referencia para  “los pobres de esta tierra”. Hoy,  el Chavismo es Hugo Chávez y Hugo Chávez es el Chavismo.

Tan grande es el impacto de esta nueva cultura política, que la derecha venezolana y en otros países ha intentado apropiarse, sin éxito,  de los códigos y valores del Chavismo. Ellos no comprenden que no hay Chavismo sin el pensar y la  pasión de Chávez por el pueblo; que no hay Chavismo sin pueblo libre, que no hay Chavismo sin opción preferencial por los pobres, que no hay Chavismo sin Socialismo de veras.

Por eso y por muchas cosa más, somos orgullosamente Chavistas, Socialistas y Bolivarianos.

SOMOS EL CHAVISMO,  UNA FUERZA ALEGRE  Y REVOLUCIONARIA PARA LA LIBERACION.

Feliz año nuevo 2013, año de grandes desafíos para Venezuela, año  bicentenario de la proclamación como Libertador de Venezuela, de nuestro Padre Simón Bolívar. 

¡¡ Viviremos y Venceremos!!

Fuente ViVe
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