Buscar en este blog

Mostrando entradas con la etiqueta supervisada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta supervisada. Mostrar todas las entradas

Definitivamente, felicidades, Maga y Rosi, por Fernando

domingo, 19 de agosto de 2012
Definitivamente, no alcanzan las 24 horas del día. Definitivamente, se nos escapan las fechas del almanaque... definitivamente, no me perdono que no me alcanzara el día para celebrar, más que el cumpleaños de Fernan (ese casi tocar la "media rueda") el conocer a esas dos mujeres que atesoran el amor de ese hombre sencillo y a la vez heroico; para celebrar la dicha de compartir con ellas, de conocer la madera -tierna, pero fuerte- de que están hechas Rosa Aurora y me querida gran amiga, Magali Llort: Felicidades, Rosi, tocaya, Maga, hermana por ese hombre tremendo que las ama!!

La sonrisa que enamora*
Por Nyliam Vázquez García

 
Aunque en la última década los Cinco no han podido celebrar sus cumpleaños con los ritos acostumbrados, ellos no se permiten el desánimo. Fernando González cumple 49 años

En la foto quedó serio. La mayoría lo conocemos por esa imagen que lo eleva. Pero dice Rosa Aurora Freijanes, su esposa, que a él no le va ese traje de hombre que nunca se ríe o de «soldadito de plomo». Fernando González, su Fernan, es uno más. Un hombre, como cada uno de sus hermanos, dotado de una sensibilidad extrema y, al mismo tiempo, hecho con las mismas fibras de cubanía que nos identifican.

La última película que Rosa Aurora y Fernando vieron juntos fue Fresa y Chocolate. Ese es un recuerdo imborrable, aunque le quede mucho cine por ver y la nostalgia se ensañe. En el silencio de una celda compartida, en la soledad de un apartamento en La Habana, seguro la noche desgarre las horas más duras. Quizá ellos respiren hondo para que el reloj avance.

Después de todo, no hay mejor escudo para esos instantes en los que el suelo parece tambalearse, que esa imagen que a ella le martilla la mente: la sonrisa en el rostro de Fernando aquel día en el juzgado, a pesar de que la jueza Joan Lenard lo había resentenciado a 17 años, más nueve meses de prisión. Quizá para él, el hierro de la coraza esté en ese tiempo de diálogo íntimo con su amada que él mismo dibujara. Sí. Fernando también pinta.

Ella lo mira desde cualquier punto de la pared y esa mirada, esas líneas tantas veces acariciadas, seguro le traen la calma. La sonrisa de su compañero -más allá del uniforme gris y los grilletes que llevaba en la audiencia-, y ella petrificada en la pared y en su pecho, amalgaman el suelo pisado por ese amor, lo endurecen, sin importar las distancias.

Con una valentía conmovedora, ellos, los Cinco, no dejan de soñar. Ni siquiera Gerardo, condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años de prisión -la aberración hecha «justicia»- se permite un pensamiento negativo, un instante de flaqueza. Sostienen los derechos de los cubanos a dormir en paz, a no ser víctimas del terrorismo, y eso les ha sido suficiente durante más de una década. Planean sus vidas futuras después de las injusticias. Sueñan con las calles, con los lugares que antes visitaban y que mucho habrán cambiado para su regreso -igual irán-, saborean en la memoria la sazón de sus madres o esposas, viven cada día soñando la libertad que merecen, repasando esos abrazos que habrán de dar. Crecen incluso allí… pintan, escriben, hacen ejercicio, leen, estudian, aprenden, crecen, no se cansan de amar…

En días como el que hoy amanece, también, celebran la vida que les ha tocado. La vida que les ha permitido nacer de padres como los suyos, que los puso frente a las mujeres que los aman, que les dio hijos y sobrinos, quienes aun cuando han crecido sin sus presencias físicas, los honran todos los días. La vida que les abrió los ojos en esta Isla y les puso la sangre de lo mejor de las esencias de esta tierra.

Han pasado 49 años desde que naciera Fernando González Llort. Responsable, sí. Consecuente, sí. Por eso lleva encarcelado injustamente casi 14 años en Estados Unidos.

Es un ser humano capaz de hacer chistes (aunque canta muy mal, según su madre, dice él que Benny Moré le corría detrás para grabar), a quien le encantan las fiestas y se faja con el televisor cuando Industriales está perdiendo. Un hombre amante y amado, que antes de partir le leía poemas a su esposa y despertaba el primero para llevarle a la cama el buchito de café. Un hombre que conserva sus amistades del preuniversitario -con ellos siempre andaba la pareja inventando-, dispuesto a dar los mejores años de su juventud por ellos, por los suyos, por los hijos en los que no trascenderá… por todos y cada unos de los cubanos.

Ni porque durante más de una década el día de su cumpleaños transcurre en una prisión estadounidense, a siglos luz de lo que se merece y deberían ser esas 24 horas de fiesta total, Fernando estará serio. El Fernando de carne y hueso, aunque héroe, se parece más a ese atrapado en las vivencias de Rosa Aurora. Desde el aclarar de este 18 de agosto y festejando sus 49, Fernando tendrá dibujada en el rostro la misma sonrisa de aquel día, esa sonrisa que enamora.

*Inspirado en La Rosa de Fernando, entrevista de Enrique Ojito a la esposa del antiterrorista para el periódico Escambray, publicada el 21 de abril de 2012.

Recomendamos además:

El héroe de Rosa Aurora

La compañera inseparable comparte con los lectores de JR ese hombre que su esposo lleva dentro





Nuevo vuelo de una fotografía

lunes, 13 de agosto de 2012
Por Marlene Caboverde Caballero*
Un regalo para René González Shewerert

Era la madrugada del 11 de septiembre de 1998.

Olga, en su angustia, miraba al hombre esposado sobre el suelo. Los guardias revolvían todo. Ella miraba con el rabillo del ojo la cámara fotográfica encima de la cómoda. “Que no se la lleven”,  pensaba una y otra vez. El hombre maniatado era su esposo René González Sehwerert.

Después, fue la distancia, la cárcel para los dos, el dolor, el silencio. Por suerte, la cámara fotográfica estaba a buen recaudo con Irmita. Tiempo más tarde, cuando pudo revelar el rollo, lloró de felicidad. Por fin volvía a ver al esposo.

La fotografía la tomó ella misma la noche antes de su detención. Había  llegado del trabajo y René sonreía acostado en la cama con la pequeña Ivette de cuatro meses dormida sobre el pecho.

Esa imagen no solo sería la preferida de Ivette, se transformaría también en un canto de ternura que recorrería el mundo clamando justicia para René González y sus hermanos encarcelados en los Estados Unidos.

Esa fotografía habla de la inocencia, de la paz, de la felicidad. Mil veces la he contemplado y hoy, cuando el héroe soldado René Gonzalez Shewerert cumple 56 años, me gustaría ofrecérsela una vez más, y ¿por qué no? repartirla, multiplicarla como los panes y los peces, con la esperanza de que en su nuevo vuelo esa fotografía atrape al fin su libertad.

Enviado por su autora

*Periodista cubana, trabaja en la emisora Radio Jaruco, y ess una de las fundadoras del Comité “Alas de Libertad” de esa emisora, por la Libertad de los 5

René, la huella del paso recto

domingo, 12 de agosto de 2012
Por Nyliam Vázquez García
René González Sehwerert, uno de los Cinco héroes prisioneros en Estados Unidos, cumple 56 años este 13 de agosto

Unos ojos surcados por transparencias. Una sonrisa. Una convicción. Un paréntesis. Un amor. Una vida que espera. Un hombre. René González Sehwerert cumple 56 años este 13 de agosto.

Por primera vez en más de diez años René no estará tras las rejas. No seguirá las rutinas de un preso, pero tampoco estará en su tierra, en su barrio, con su esposa susurrándole al oído al aclarar el día, con sus hijas colgadas de él para, por fin, festejar todos juntos.

Otra vez será un día normal para quienes desde el Gobierno estadounidense insisten en el desatino y el ensañamiento. Otra vez será un día incompleto para una familia cubana, para un ser humano, que como sus cuatro hermanos aún en prisión, merece un cumpleaños como lo ha deseado en los últimos 14 años.

Uno puede imaginar qué tendrá planeado hasta el último detalle de ese día… para cuando llegue. Quizá, en alguna de las largas noches en el hueco, con ese optimismo empedernido de que son dueños los Cinco, se dedicó a imaginar esa jornada en verdadera libertad. Quizá fueran esas las horas para dormir la mañana en la paz del hogar, recorrer las calles a su antojo, juntar a todos los cariños de su vida, una cena familiar, delinear despacio el rostro de los nuevos y más pequeños miembros del clan, tal vez para disfrutar de esa comida cuyos sabores y olores tantas veces recorrieron las largas distancias.

Tendrá que llegar el día en que ese «mi amor», que le nace para Olga, su Olga, deje de ser un hilo de voz a través del teléfono, para que el peso de sus hijas sobre sus piernas, las risas mañaneras, el doblar y acomodar ropa de mujer, no sean la excepción, sino todas sus horas. Este luchador, que ha entregado esos momentos de su existencia para que nosotros los disfrutemos plenamente, no puede pensar la existencia en calma. Para él la vida es lucha, más cuando los cuatro hermanos permanecen en prisión. Queda por hacer.

Ni siquiera sorprende que sus primeras palabras antes de salir de la cárcel, en octubre del año pasado, fueran: «Listo para seguir luchando hasta que me muera». Un hombre que en ese instante del abrazo con sus hijas pensó seguro en mil cosas y adentrándose en la larga carretera fuera de prisión —aunque lo obliguen a otra por tres años más— también recordó a Gerardo.

«Me estoy acordando de Gerardo», dijo cuando escuchó por primera vez en el auto que lo trasladaba, El Necio, esa canción de Silvio que los hermana.

Es una certeza, y no porque su imagen aún sin canas sea constante en cada rincón de esta Isla, como héroe. René, como Gerardo, Antonio, Fernando y Ramón, es un hombre que no deja otra opción que la de rendirse ante el material de que está hecho. Por eso tiene la familia que tiene y defiende al pueblo al que le entregó buena parte de su juventud.

Hace pocos días Olga dialogaba con un grupo de solidarios. Ella agradecía el acompañamiento, les contaba la historia de su vida tantas veces contada, les entregaba su confianza y comentaba, no sin un hondo rictus de dolor, que ha pasado mucho tiempo. Tanto, que hay madres que no pudieron ver por última vez a sus hijos, niños que ya no podrán nacer, y otros que se hicieron grandes luchando por la libertad de sus papás.

Ivette, la hija menor de René, se quedó con ganas de que su papá y cada uno de sus tíos (Gerardo, Antonio, Ramón y Fernando) la llevaran al círculo, como le dijo a todo el que la quiso escuchar en la ONU, en Ginebra, cuando solo tenía cuatro añitos. Ivette, lo mismo que Irmita, seguro siguen soñando con cada uno de los cumpleaños de su familia, en esa cercanía física que les ha negado la más cruel de las injusticias. Sí, 14 años es mucho tiempo.

Pero ni así pueden arrancar la sonrisa del rostro de René, pueden doblegar las fuerzas de madres y esposas que no se cansan de hacer. Las marcas terribles en el mapa familiar no se pueden borrar, pero pesa más la huella del paso recto, la serenidad de lo correcto.

«De regreso al mundo del absurdo», como escribió luego de su breve estancia en la patria para ver por última vez a su hermano, el hijo de Irma y  Cándido se quedó con recuerdos imborrables y, como siempre en momentos trascendentes de su vida, no dejó de hablarle a su pueblo amado, parte de su inspiración y su fuerza.

Ríos de tinta corrieron en la misma prensa corrupta a la que la Casa Blanca paga para mentir sobre los Cinco, así que René no tuvo otra que repetir la única verdad posible: «Era impensable que no regresara. Me traigo en el corazón las intensas vivencias de estos hermosos 14 días junto a mi pueblo, con el que algún día celebraremos el regreso de los Cinco».

Seguro que también un día será posible celebrar un cumpleaños feliz. Mientras, como ellos nos han enseñado, igual haremos la fiesta por una vida que merece ser celebrada. René cumple 56 años. Unos ojos surcados por transparencias. Una sonrisa. Una convicción. Un paréntesis. Un amor. Una vida que espera. Un hombre. Un cubano.

Fuente Juventud Rebelde
Foto Bill Hackwell

René González: Ofrece renunciar a su ciudadanía estadounidense para regresar a Cuba

jueves, 28 de junio de 2012
Comité Internacional por la Libertad de los Cinco

Rene durante su breve estancia en Cuba_Cortesía Olga Salanueva
El viernes 22 de junio, René González Sehwerert  presentó ante la Corte del Distrito Sur de Miami una nueva moción solicitando le sean modificadas las condiciones de su libertad supervisada y se le permita regresar a su país donde radica su familia.

González fue puesto en libertad el 7 de octubre de 2011, después de cumplir la totalidad de su sentencia en una prisión federal de EEUU, pero ha  sido obligado a permanecer por 3 años más bajo  libertad supervisada en territorio de Estados Unidos.

En la reciente moción presentada, su abogado argumenta las razones para que se le permita cumplir el resto de su probatoria en Cuba. En esta ocasión, González le ofrece a la Corte renunciar a su ciudadanía estadounidense para dejar claro que no tiene  intención de permanecer  o regresar en el futuro a los EEUU.

Una moción similar a la actual fue presentada por González antes de salir de prisión. En aquel momento la Jueza alegó que se requería que cumpliera un periodo de su libertad supervisada para valorar su comportamiento. Después de 8 meses de haber cumplido con todos los requisitos de su probatoria, René González solicita modificar su condición de probatoria  para que se le permita regresar a Cuba junto a su esposa, sus hijas, y el resto de su familia.     

Estados Unidos no puede persistir en la retención de René González, quien al solicitar la renuncia de su ciudadanía expresa de manera rotunda que no le interesa vivir en los EEUU, ni regresar a ese país donde no tiene vinculo laboral, social, ni familiar alguno.

¿Qué argumentos utilizará ahora el Departamento de Estado para continuar el injusto castigo a René?

Fuente Revolución o Muerte



Con la tecnología de Blogger.
 

Buscar en:

Entradas populares