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Perú. El imperio acecha

domingo, 3 de junio de 2012
Por Gustavo Espinoza M. (*)

Hoy existen miles de documentos que tuvieron antes categoría de “secretos” hasta que fueron revelados por la propia administración USA. Se refieren a procedimientos de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos para minar al régimen instaurado por voluntad democrática en Chile en 1970, y lograr después -como así ocurrió- el derrocamiento y la muerte del Presidente Allende. Si estos papeles no se hubiesen conocido, hoy habría quienes dijeran que exageramos y que no se debe sobredimensionar el papel de la embajada de EE.UU, ni la función de los servicios especiales yanquis.  

 Probablemente dentro de algunos años se conocerán otros documentos que revelarán la forma cómo estos mismos servicios complotaron para descalificar, desacreditar y quebrar la experiencia democrática iniciada en el Perú en julio del 2011, a fin de dar al traste con el régimen que asomaba “progresista” del Presidente Humala. Cuando ellos se revisen, se deberá tomar en cuenta todos los factores que incidieron en lo ocurrido y considerar también el rol de cada uno de los actores de este proceso que aún no concluye, pero que bien puede aparecer vencido a un plazo más corto que extenso.

 Cuando Ollanta Humala ganó las elecciones presidenciales el año pasado, se conocían sus limitaciones. Era un personaje precario, de débil consistencia, sin experiencia política ni organización partidaria, y sin un núcleo confiable que garantizara el cumplimiento de sus propuestas. Votamos por él, no obstante, para impedir que se restaurara el dominio de la Mafia corrupta y asesina que sometiera al país a fines del siglo pasado; y porque abrigamos la esperanza que el movimiento popular pudiera abrir la puerta a cambios que ayudarán al Perú a avanzar por una ruta de corte liberador y sentido democrático y patriótico; elementos que caían como piedra sobre el hígado del Imperio, que supo embolsar su derrota para revertirla con estrategias siniestras y recursos. Hoy el Perú se debate en una aguda crisis de gobernabilidad en la que asoma severamente cuestionada la capacidad de gestión del Presidente Humala y revueltos todos los elementos de la política, en el marco de una peligrosa confusión que induce incluso a gente de izquierda a perder la brújula, sin reparar en la esencia misma de la crisis que nos agobia.

 Una publicación de Izquierda, hace unos días entregó un anuncio que decía: “Sendero Luminoso atacó la base militar de Kepashiato” ¿Qué prueba tenía para hacer esa afirmación? Ninguna. Simplemente repetía la versión proporcionada en el mismo sentido por la prensa mafiosa que se empeña en atribuir a Sendero todo lo que puede ser utilizado para sus fines sediciosos. El argumento central de esa versión estriba en asegurar que los atacantes dispararon, a partir de tiradores emboscados, operando a distancia, contra la guarnición militar, que repelió el fuego. Ninguno de los atacantes fue muerto, herido o detenido, de modo que no se supo -tal vez nunca se sabrá- quienes fueron los autores del hecho. Con la misma lógica -sin embargo- podría sostenerse que fue Sendero quien mató a los comuneros de Tintaya.  Y es que allí también fueron tiradores emboscados los que operaron a distancia, quitando la vida a simples manifestantes.

 Pareciera, por cierto, que se ha desatado en el Perú una ofensiva sediciosa que se atribuye a la izquierda y al movimiento popular, pero que es ejecutada -y responde- a la derecha más reaccionaria y a sus intereses más definidos. Ella se orienta a quebrar definitivamente el proceso peruano destruyendo la imagen del gobierno de Humala y creando las condiciones para, finalmente, destruirlo.

El Presidente Humala parece no darse cuenta del rumbo de los hechos ni repara en que -para tumbarlo- lo que la clase dominante necesita es sólo capitalizar sus yerros y desprestigiarlo al máximo. Cuando pierda el respaldo ciudadano y cuando quienes votaron por él se sientan defraudados, es decir, cuando puedan usarlo sus enemigos de ayer y farisaicos aliados de hoy  como trapo descartable para múltiples efectos, entonces lo pondrán de lado: nadie lo necesitará, y nadie moverá un dedo en su defensa. Se equivoca si cree que “pasándose al otro lado”, se habrá de salvar. Lo echaran igual, pero estará solo en su desdichado fin.

Como parte de ofensiva que hoy se alienta en el Perú hay quienes recurren a  procedimientos primitivos: Elaboran un supuesto “llamamiento a la población” exhortándola a la lucha contra el proyecto minero Conga haciendo  “acciones” para promover el caos. En otras palabras, una cartilla para ejercer la violencia. Y Willax TV presenta esa “primicia”  atribuyéndola a los organizadores del Paro iniciado el 31 de mayo pasado. Luego la empresa Yanacocha la imprime y la reparte entre los pobladores. ¿Quién elaboró ese truculento documento? Los Frentes de Defensa denunciaron la existencia de esta “Cartilla” que sirvió para denigrar la lucha, y justificar alevosas acciones represivas.

Un paso definido en la estrategia sediciosa fue repetir la experiencia del pasado: crear la imagen de un peligro gigantesco, descomunal, que amenazara terriblemente la estabilidad democrática del país, o que nos pusiera al borde de una virtual “guerra civil”. “Sendero Luminoso” volvió aquí como anillo al dedo. Para perfilar mejor su imagen la propia prensa yanqui se encargó de publicitar el tema. El influyente periódico estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) analizó recientemente el caso peruano asegurando que “el grupo terrorista” actuaba “financiado por el narcocráfico”. Sibilinamente tituló su nota así: “El resurgimiento de Sendero Luminoso amenaza el auge de Perú”. En otras palabras, el Perú está en camino al “peligro de los 90”.

 Esa lógica se acaba de aplicar también en Tintaya donde los pobladores esbozan denuncias referidas a la contaminación de las agua por parte de las mineras que operan en la zona. Sin dialogar con la población, el Gabinete Valdez resolvió copar policialmente la localidad y hacer uso de la violencia más desenfrenada, generando una dolorosa secuela de muerte y destrucción. Hacer eso, y echar la culpa del conflicto a Sendero, fueron las dos caras de una misma moneda. Así el Jefe del Gabinete, el ministro Valdez -al claro servicio del Imperio- arguyó la necesidad de “imponer el orden y la ley”, es decir, “enfrentar la amenaza subversiva” con una provocación tras otra.

 El asalto policial a la Municipalidad de Tintaya para capturar al alcalde Collohuanca pudo haber derivado en una violencia aun mayor. El traslado del detenido engrilletado como un delincuente a Pisco, carece de sentido, responde a una lógica militar: intimidar y desmoralizar a la población. Pero estas provocaciones en el sur, se repiten en Ayacucho, Piura, Lambayeque y Cajamarca. En el extremo, se han “sembrado” bombas y petardos en casas y locales y se han atacado viviendas sin razón alguna y se ha desatado una campaña vil contra Verónika Mendoza, congresista cusqueña... Se busca dar la impresión de un “alzamiento generalizado” que escapa al control del Estado. Si el gobierno de Humala es “incapaz” de controlar la situación, la “mano dura” de Valdez es el remedio. Por eso la Mafia y sus perros de presa llaman a cerrar filas en torno al militar-empresario porque él, sí representa “la tranquilidad pública”. En el pasado, inventaron la “guerrilla de Chaupimayo” en los 60, y “el equilibrio estratégico” de los 90. Hoy renacen con lo mismo asegurando que los “anti mineros”, son anti patriotas y enemigos del Perú. Lo “patriótico” y “digno” es darle todo el oro a la Newmont-Yanacoha.

Por si fuera insuficiente el carburante nacional para esta crisis, arribó a nuestra tierra Alvaro Uribe. Lo trajeron, a “darnos consejos”. A decirnos que “hay que apoyar a Ollanta para ganar la paz”. Pero también a persuadir a los televidentes y a los estudiantes a los que habló, que los enemigos de la paz, son “los venezolanos y los cubanos” y hasta el Foro de Sao Paulo. Y que Chávez, constituye “la peor amenaza para todos”  Sus entrevistas, en los programas televisivos de la Mafia echaron fuego contra el proceso bolivariano pero descubrieron, adicionalmente, que los ambientalistas -es decir, los que luchan contra la contaminación ambiental, incluida la Vicaría de la Solidaridad de Sicuani- son “aliados de Sendero” porque tienen un discurso “antiminero” que responde -Cecilia Valenzuela dixi- a la consigna de “los servicios secretos venezolanos y cubanos que buscan imponer el marxismo, y todas las teorías comunistas” en el Perú. ¡Palo con ellos, entonces! 

 Y a todo esto, ¿Dónde están los apristas y los fujimoristas, que parecen haber desaparecido del mapa? Sus líderes hablan hasta por los codos y todos los días, en todos los medios, pero sus votantes ¿dónde están? Keiko Fujimori obtuvo –bien lo recuerda Wiener- el 61.24% de los votos en Cajamarca en tanto que Humala logró sólo el 38.75%. Los fujimoristas “de base” ¿no podrían mostrar carteles agresivos contra Humala en esta plaza en la que hay heroísmo popular, pero también intrigas sospechosas tras las bambalinas? Y eso ¿no debiera hacer reflexionar a nadie?

 Estamos ante una peligrosa estrategia del Imperio que avanza paso a paso y  que busca restaurar en el Perú el dominio pleno de la Clase Dominante, con sus corruptelas, sus mafias y sus comandos asesinos. La embajada yanqui trabaja en esa dirección con encomiable empeño. 

Pero cuenta con ventajas inmerecidas. Una de ellas es, por cierto, la precariedad del Jefe del Estado y sus graves errores. En crisis como ésta, es cuando debe brillar la lucidez del pueblo y la sabiduría de sus fuerzas de vanguardia.

(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe



Retorna Humala a Perú tras reunirse con Fidel y Raúl

miércoles, 20 de julio de 2011

Humala condenó el genocida bloqueo de EEUU contra Cuba, política que calificó como una vergüenza del siglo XXI.

Humala condenó el genocida bloqueo de

EEUU contra Cuba, política que calificó

como una vergüenza del siglo XXI.
Grande alharaca levantó en la prensa derechista peruana la visita a Cuba del mandatario electo de ese país, Ollanta Humala Tasso, quien en la tarde de este martes concluyó en La Habana su gira por varios países de Latinoamérica, tras sostener encuentros con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Presidente Raúl Castro Ruz.
Al despedirse en el Aeropuerto Internacional José Martí, de la capital cubana, Humala Tasso destacó que el encuentro con el líder de la Revolución Cubana se desarrolló en un clima alegre y que el diálogo versó fundamentalmente sobre la complicada coyuntura latinoamericana de la actualidad.
El distinguido visitante peruano también se refirió a las conversaciones que sostuvo con el General de Ejército Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, las que versaron sobre las relaciones entre Cuba y Perú, y la necesidad de fortalecer la educación en ese país con el Programa Educativo “Yo sí puedo”.

Resaltó que esta iniciativa cubana ha contribuido a erradicar el analfabetismo en países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, algo que desea hacer en el país que gobernará a partir del próximo 28 de julio.

El recién electo mandatario, quién cumplió con una visita de trabajo por invitación del Presidente cubano, condenó el genocida bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos impone a la Isla desde hace más de 50 años y calificó esta medida de Washington, como una vergüenza del siglo XXI.

Refirió, además, la conversación telefónica que sostuvo con el Comandante Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, quién se encuentra en la Isla caribeña, recuperándose de recientes intervenciones quirúrgicas.

El Presidente electo de la República del Perú afirmó que Chávez se recupera bien y añadió que su homólogo venezolano está ansioso por regresar a Caracas.

Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, despidió a Humala, quien llegó a La Habana en horas de la madrugada de este martes procedente de México, dónde sostuvo el lunes un encuentro con Felipe Calderón, presidente de esa nación.

Con esta visita, el distinguido huésped concluye una gira que emprendió tras su victoria electoral del 5 de junio, periplo que incluyó a Venezuela, Estados Unidos, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.

Perú y Cuba mantienen relaciones diplomáticas estables desde el ocho de julio de 1972, y actualmente laboran en la nación suramericana un total de 59 profesionales de la Salud.
En el sector educacional, se han graduado en Cuba un total de 641 jóvenes peruanos; de ellos, 627 de nivel superior y 14 de nivel medio.
  
El encuentro con Raúl

Poco antes de su partida, el mandatario electo del Perú fue recibido en el Palacio de la Revolución por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Luego de la ceremonia de recibimiento oficial, ambas autoridades intercambiaron acerca del estado actual de las relaciones bilaterales y expresaron su disposición de trabajar para fortalecer los vínculos entre Perú y Cuba. Asimismo, dialogaron sobre otros temas de interés regional e internacional.

Así lo reportó el Noticiero Estelar de la Televisión Cubana:




Tomado de http://fanalcubano.blogspot.com/2011/07/retorna-humala-peru-tras-reunirse-con.html

En Cuba, el Presidente electo de Perú Ollanta Humala

martes, 19 de julio de 2011
http://youtu.be/kaZyji29WGk
Ollanta Humala, mandatario electo de la República del Perú, llegó en la madrugada de este martes a Cuba para realizar una visita de trabajo, cumplimentando una invitación del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, de acuerdo con el diario Granma.

A a su llegada a el aeropuerto internacional José Marti fue recibido por Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba. 


“Hemos venido a visitar a un pueblo hermano y a intercambiar una agenda abierta con su Presidente”, afirmó Humala en el aeropuerto internacional José Martí, adonde acudió a darle la bienvenida el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.

Con esto culmina nuestra gira por el exterior y nos dedicaremos a la juramentación, que tendrá lugar el próximo 28 de julio, puntualizó el distinguido visitante, quien llegó a La Habana procedente de México, donde sostuvo conversaciones con el jefe de Estado de la nación azteca, Felipe Calderón.

Perú estableció vínculos con la República de Cuba en armas el 13 de mayo de 1869. Posteriormente, el 30 de diciembre de 1960, las relaciones se rompieron, quedando restablecidas el 8 de julio de 1972. Entre ambas naciones existen intercambios bilaterales en el ámbito de la cooperación, esencialmente en los sectores de la salud, la educación y el deporte.








AIN FOTO/Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ

Con informaciones de Cubadebate






Perú: en busca del tiempo perdido

lunes, 20 de junio de 2011
Por Gustavo Espinoza M. (*)



Los resultados electorales del 5 de junio, y la gira del Presidente Electo Ollanta Humala por algunos países de la región, han dado lugar a un verdadero vendaval de opiniones en torno a las posibilidades y perspectivas del proceso peruano. Numerosos analistas se han esforzado por desentrañar lo que, para muchos, era un misterio: cómo se mantenía tan quieto el pueblo peruano en el corazón de un continente en ebullición y cómo, de pronto, ha despertado de su letargo ungiendo una propuesta de cambio que luce sorpresiva para muchos y para otros, sombría.

Es sugerente el interés que ha despertado nuestro país en las últimas semanas. El, dice mucho del avance de las ideas políticas en la región y se explica porque la experiencia de nuestro pueblo es también un laboratorio del que pueden extraerse numerosas lecciones. Podría decirse, pirateando al bueno de Proust, que el Perú se ha lanzado en busca del tiempo perdido.


Como ocurrió antes, en los años de Velasco Alvarado, existen hoy quienes -con legítimas aunque algunas veces infundadas preocupaciones- nos advierten que seamos cautos, no nos hagamos ilusiones y estemos atentos a las limitaciones de un caudillo finalmente militar y a un proceso con una discutible naturaleza de clase. En el contexto, no faltan enjundiosos estudios que buscan incluso contrastar el proceso peruano con el que hoy se vive en otros países de la región. Unos, nos exhortan a no dejar que el Perú se radicalice “a la venezolana” y otros, a impedir que se “neutralice” a la brasileña. No faltan, en este marco, quienes recomiendan no actuar como “el reformismo militar” de los años 70, ni considerar a países vecinos como potenciales aliados hoy, o en el futuro.


Es difícil sustraerse a este debate, pero sí necesario exponer ideas que quizá puedan ayudar a comprender un proceso que aún no ha tomado forma, que está en gestación y que abrirá un camino después que asuma sus funciones en julio próximo. Lo primero que debemos subrayar, es una verdad de Perogrullo. Ganar elecciones, no es Tomar el Poder. Es simplemente, llegar al gobierno.


El Poder en el Perú no lo tiene el Presidente de la República, ni el Congreso Nacional, no los Partidos Políticos y ni la estructura judicial. El Poder lo detenta aún una oligarquía envilecida que logró recuperar el control del Estado luego del susto velasquista de los años 70, y que vive al amparo del Imperio, el dueño global de la región. La tarea principal de un movimiento que busque desplazar del Poder a esa fuerza y rescatar la independencia y la dignidad nacional es, por eso, proteger sus propios recursos y afirmar su soberanía. Y ambas, son concepciones que subyacen, en la voluntad del nuevo mandatario, a desgaire de algunas ambigüedades. Y se reconocen en las propuestas formuladas por Humala en sus programas de acción. Ellas, implican acciones desde el gobierno, pero también una ardua lucha política en todas las esferas de la sociedad. Por eso, más allá de las palabras, la realidad habrá de verse en los hechos, en la dinámica del proceso que se inicia y cuyo motor esencial será por cierto, la lucha de clases.


En nuestro país, hay gentes que insisten aún en asegurar que “las clases no existen” y que la lucha entre ellas es “una ficción” o, en el mejor de los casos, “una antigualla”. Basta mirar el escenario actual para darse cuenta que la lucha de clases aquí es una realidad actuante y vigente. Y que juega un papel decisivo en el marco de la crisis actual. Conflictos como el de Bagua -que opone a las grandes empresas petroleras y mineras con las poblaciones originarias-; o el de los Aymaras en la región altiplánica, que muestra el valor y la conciencia de un pueblo secularmente marginado que se alza en defensa de la tierra y sus productos; o en la ofensiva patronal contra los trabajadores de la empresa TOPY TOP negando el derecho a la sindicalización, o el de la Universidad de Huancavelica en el que los estudiantes desnudan la perfidia del gobierno aprista que busca destruir -por intereses partidistas y sectarios- su ente matriz, constituyen una expresión muy clara de las confrontaciones de clase que hoy afloran en el Perú.


Pero ellas se expresan también en la maligna y pérfida campaña que los medios de comunicación hacen hoy contra Susana Villarán, la esforzada alcaldesa de Lima; los ataques contra Walter Aduviri, el líder de los aymaras al que quiso capturar el gobierno de García para ahogar la resistencia de su pueblo; en las protestas de los residentes de La Planicie contra una decisión judicial que objeta sistemas de seguridad impuestos por núcleos privilegiados; o en las columnas de la prensa derechista, que busca contraponer a sectores afines a Humala explotando -y agravando- diferencias unas veces reales y otras infundadas.


Y, además, se muestra agigantando “la amenaza que se cierne contra el país”, para intimidar a la población y justificar después lo que bien podría ser la esencia de sus maniobras desestabilizadoras y golpistas. Así, hay quienes anuncian “el drama nacional” asegurando que “la izquierda marxista” ya está en el gobierno central, el municipio de Lima, los gobiernos regionales, la Presidencia del Poder Judicial, la Dirección del Consejo Nacional de la Magistratura y amaga incluso el Tribunal Constitucional. Ante ese avance de “la amenaza roja” -“el apogeo zurdo” le llama también- habrá que tomar “medidas extremas”.


Ellos saben bien que más Poder que todos estos exponentes de la formalidad burguesa, tiene Dionisio Romero, el Gran Capitán del sistema financiero, socio de inversionistas chilenos y testaferro de los monopolios. A su lado están los grandes grupos económicos que rodearon a García en 1985, que lo derrotaron cuando dos años después quiso poner la mano en el sistema bancario y que multiplicaron sus utilidades a la sombra de los consorcios mineros como Yanacocha y otros. El telón de fondo, y el que les permite fortalecer su presencia, es el juego de la administración norteamericana que más allá de sus mandatarios de turno, no cambia su esencia en el manejo de la región.


La lucha de clases, la dinámica del proceso, la fuerza del pueblo, la justicia de nuestra causa y la naturaleza continental de la lucha constituyen elementos esenciales en la confrontación que se inicia. Por eso, el periplo aún incompleto del mandatario electo por diversos países de América del sur tiene capital importancia: afirma la visión internacional de la contienda planteada.


Cabe preguntarse entonces ¿cómo ha de encarar los retos del futuro el gobierno de Humala? Es difícil preverlo, Pero es indispensable tener conciencia de que no será posible hacerlo si no se consolida la unidad del pueblo, no se afirma la organización ciudadana y no se siembra por todas partes, como decía Mariátegui “conciencia y sentimiento de clase”. Nada de eso depende de Humala, sino de nosotros mismos. Si se alienta la especulación política, en lugar del trabajo concreto; y si se da rienda suelta a las deformaciones que, en el pasado, dieron al traste con procesos avanzados, como el movimiento velasquista y la Izquierda Unida, se ayuda más bien al trabajo del enemigo. La fragilidad del Partido Nacionalista y la debilidad inexcusable de la Izquierda oficial constituyen, en este marco, deméritos significativos pero, al mismo tiempo, son un aliciente: obligan a un mayor trabajo y esfuerzo colectivos.


¿Hay síntomas de peligro? Por cierto que sí. Ya han tenido lugar diversas y espontáneas “reuniones” en las que se “han propuesto” nuevos ministros y otros funcionarios. Ha habido quienes han buscado “hacer mérito” ante los nuevos actores de la política peruana, para que los tomen en cuenta. Y hay muchos, también, que han subrayado su aporte electoral para reivindicarse como los artífices de la derrota de la Mafia en los comicios pasados. Por otro lado, se han mostrado ya las dentelladas de la reacción, prestas a morder la fuerza del pueblo enfrentando a unos contra otros. Se dijo, por ejemplo, que el SUTEP “sería incluido en la trasferencia del sector educación” para luego asegurar que esa propuesta, “fue rechazada”. También se dijo que la CGTP “exigirá a Humala participar en el gobierno”, y se dirá después que la “izquierda marxista demandará cuotas de Poder”.


 Para enfrentar esta ofensiva hay que hacer un efectivo trabajo de educación política y reforzar lo que se dice, con la práctica. Las organizaciones sindicales son estructuras representativas para fines específicos. No aspiran -ni podrían hacerlo- a ejercer funciones públicas. Y el lugar de los dirigentes de la Izquierda -los verdaderos- no estará “arriba”, con los que gobiernen; sino “abajo”, con los que trabajen y luchen.

Y una precisión adicional. Hay gente que se pregunta si Ollanta hará, o no hará, lo que promete, o lo que el pueblo quiere. Es bueno subrayar que la salvación del Perú no depende de Ollanta, ni de ninguna persona, por más alta que sea la función que desempeñe. Está en nosotros mismos, los ciudadanos de pie y los combatientes de abajo. Lo único que podemos pedirle a Humala es que cuando tenga problemas -y los ha de tener, sin duda- recurra al pueblo y confíe en él. El pueblo en lucha marcará el derrotero de los acontecimientos e incluso el ritmo de los cambios. En la tarea, cada quien debe cumplir con honor su papel. Por ahora, lo único que cabe es recordar la ingeniosa recomendación del caricaturista Carlín que ante el vehículo que conduce Humala por una sugerente vía, le muestra un cartel que dice: “Prohibido voltear a la derecha”.


(*) Del Colectivo de de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe

Ollanta Humala en la perspectiva

domingo, 27 de marzo de 2011
Por Gustavo Espinza M. (*)
 
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Dos candidatos virtualmente empatados en 19 puntos; un tercero con 18 y dos más con 17 de aceptación ciudadana, configuran un escenario convulso en el Perú de hoy.

Como esto ocurre cuando estamos apenas a dos semanas de los comicios nacionales previstos para el próximo 10 de abril, podríamos suscribir una formulación común que hacen los principales analistas políticos: aquí, todo puede ocurrir.


Lo significativo, sin embargo, es el crecimiento acelerado de dos adversarios naturalmente contrapuestos: Ollanta Humala, que representa a las fuerzas que pugnan por un cambio significativo en la vida nacional; y  Pedro Pablo Kuczynski un economista del Banco Mundial que busca perpetuar a cualquier precio el modelo neoliberal y remachar en los peores términos la dependencia que nos ata al capital financiero.


Los otros tres candidatos del “pelotón mayor”, virtualmente están en derrota, o simplemente estancados. Alejandro Toledo viene cayendo desde el alto edificio de los 32 puntos, y aún no se sabe si llegó a su piso. Luís Castañeda cae también, agobiado por las más diversas acusaciones de orden financiero y por su dramática incapacidad para formular no ya planes de gobierno, sino incluso descargos. Y Keiko Fujimori yace sonriente, pero aferrada a una piedra que no se rompe, pero tampoco crece.


El desenlace, probablemente, no alcanzará su definición categórica en la consulta que se aproxima. Lo previsible es que los peruanos marchemos a una segunda ronda electoral -el 5 de junio- en la que los dos candidatos más votados disputen el favor ciudadano.


Pero eso dependerá también de la forma en que se plantee la polarización electoral. Y a eso solo se le podrá tomar el pulso en la recta final de esta convocatoria, es decir, a partir del 8 de abril, cuando las encuestas ya hayan callado por mandato de la ley.


Por lo pronto, y aunque no se han disipado dudas razonables en torno a su figura, Ollanta Humala asoma en la perspectiva como el candidato con más fuerza. A partir de un confuso mensaje nacionalista, se ha ido abriendo paso con una buena dosis de ingenio y astucia.


Más que afirmar un programa, su preocupación ha estado signada por un esfuerzo orientado a borrar del recuerdo de los peruanos la estela que dejó en algunos segmentos de la sociedad su “mensaje chavista” del 2006, que aún se le reprocha desde los medios de comunicación al servicio de la derecha.


En esa dirección ha marchado el sentido principal de su campaña: tomar distancia de la experiencia de Venezuela, perfilar el rostro de un candidato “más maduro”, más bien “realista”, que sabe que hay cosas “que no se pueden hacer”; o estructuras que no se pueden quebrar.


Quizá el episodio extremo de ese contenido -aparte de sus visitas a la embajada de los Estados Unidos y su viaje a Washington- ha sido su más reciente entrevista con el Cardenal Juan Luìs Cipriani, cabeza visible del pensamiento más conservador de la Iglesia Peruana.


Como lo informó la prensa, el primado le obsequió un rosario “bendecido por el Papa”, como lo subrayara un emocionado Humala al salir del encuentro; y logró que el candidato se distancie de propuestas más avanzadas como el aborto y las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Más recientemente, desde Jauja, en el corazón del ande, Ollanta reafirmó su distancia de Caracas,


Para algunos sectores de la derecha, estos “cambios” en el mensaje de Humala, no lucen sinceros. La revista “Caretas”, por ejemplo, se pregunta cuál es el verdadero Ollanta, si el del polo blanco, o el del polo rojo. Y Keiko Fujimori asegura que el Comandante no es más que un lobo disfrazado de cordero.


Pareciera, entonces, que se cumple algo que tiene cierta lógica: cuando haces un giro de esa magnitud, tus amigos se desencantan, pero tus enemigos no te creen.


Y algo de eso podría ocurrirle al abanderado de Gana Perú sino fuera porque cuenta con un escenario más bien predispuesto a ser tolerante con la nueva voluntad de un candidato presto a desplazarse entre las gotas de la lluvia sin mojarse.


Para el común  de la gente, lo que cuenta es que “los otros” - Toledo, Castañeda, Kuczynski, Keiko- ya fueron. Tuvieron en sus manos, durante muchos años, las riendas del Poder. Y son, por tanto, cómplices del drama que afrontan millones de peruanos abatidos por la pobreza y afectados por serios quebrantos en materia de salud, educación y otros.


La crisis, el desgobierno, la corrupción, la violencia y el caos; tienen en nuestro país padrinos conocidos. Aunque se empeñen, ellos no podrán eludir sus responsabilidades.


Y es que están todos cortados por la misma tijera. Por eso, la gente no les cree. Sabe que ya pudieron haber hecho algo. Y no lo hicieron ¿Por qué presumir que “ahora sí”? se preguntan muchos.


Como consecuencia de esa realidad, si la polarización final se planteara entre los que son culpables del drama nacional y los que luchan por salir adelante; Ollanta podría no sólo obtener la más alta votación de la primera vuelta, sino incluso alcanzar la necesaria para no requerir una segunda consulta.


También podría registrarse un fenómeno igual si la gente optara por resolver “de una vez” el tema electoral el 10 de abril. En tal caso, podría acumular en las ánforas una cantidad tal de cédulas de Ollanta, que le permitiría ganar en una sola vuelta.


Y es que, en efecto. La posibilidad más tangible de Humala estriba en su victoria definitiva el 10, porque en una segunda confrontación, podrá cerrarse contra él un círculo adverso muy fácilmente   


Es difícil que los otros candidatos tengan una similar posibilidad porque su terreno está minado por la división. Cada uno de ellos se considera el que debe sacar la cara por el “modelo”. Y eso ocurre porque, en verdad, y cada quién en su momento, todos sacaron la cara por él.


Hay dos cosas que hoy la derecha teme como Satanás el agua bendita: el cambio de Constitución Política y el abandono del Modelo Neo Liberal.


En el primer caso, el Perú podría retornar a la Constitución de 1979 -ciertamente más avanzada que la actual-, o marchar hacia una nueva Carta Política, previa convocatoria a una Asamblea Constituyente. En el caso, la derecha pondría el grito en el cielo para cerrar el paso a cualquier tentativa de “re elección” que se planteara. ¡Chávez aquí!, sería su grito destemplado


Y en el segundo, la cosa alcanzaría mayores decibeles: la derecha está dispuesta a recurrir a cualquier acción para mantener el “modelo” vigente porque él la hizo más rica -mucho más rica- aunque al pueblo lo hizo más pobre, mucho más pobre.


Todo el resto, se puede discutir. Pero la Constitución y el Modelo son el símbolo de una sociedad que se pudre ostentosamente, pero que cuenta con calificados defensores. Por ellos, puede incluso registrarse ruido de sables en los cuarteles.


Si Ollanta Humala se proyecta en el escenario nacional, supera sus limitaciones y busca un verdadero camino nacional liberador, tendrá entonces, una dura batalla por delante.


Pero no la librará solo. En ese empeño -si se dispone a darlo- podrá contar con la adhesión multitudinaria de millones. Pero a ellos, tendrá que trabajar con ellos aportando a su organización, educación y conciencia.


Y esa, es una tarea de titanes.


(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera /



Véase además

Guerra sucia exacerba campaña electoral peruana


Imagen agregada, foto de archivo


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