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Hugo Chávez y su siemprevida

miércoles, 5 de marzo de 2014
Por Wilkie Delgado Correa*
 

Hugo Chávez forjó una historia diferente en Venezuela, América Latina y el Caribe, y en el resto del mundo, y de ahí que quedará inscripto indeleblemente en los tiempos futuros.  

A un año de su partida física, la muerte de Hugo Chávez parece aún una mentira, una mala pasada del destino o una broma pesada de los agoreros del averno. Ante los hechos inexplicables del continuo vivir y morir de los humanos, quizás no queda más consuelo que una certeza que reconforta a la humanidad más allá de cualquier desgarradura. La expresó en su momento José Martí en esta idea: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.

 Descubrimos verdaderamente a Hugo Chávez, a su personalidad y su verbo, durante su primera visita a Cuba el 14 de diciembre de 1994. Antes el conocimiento estaba matizado por todas las visiones contradictorias que se ofrecen en las noticias internacionales. Fue a partir de entonces, y de aquella cercanía en nuestro país, que le seguimos el rumbo como si un nuevo Quijote estuviera andando y desandando por llanos y montañas de su Venezuela y Nuestra América. 

Fue en los días en los que el pueblo venezolano le rendía homenaje en capilla ardiente y en los que en todas partes del mundo se le rendía un tributo merecido, cuando decidí recopilar los artículos publicados en un libro, que se publicó en agosto del año pasado, cuyo título es Hugo Chávez en las horas de grandeza, enfermedad y  muerte. En la introducción del mismo, expresé:

Esta obra aborda diversos aspectos de la personalidad y el quehacer de la vida de Hugo Chávez Frías como presidente de Venezuela.

En el contexto latinoamericano y mundial la figura de Chávez ha dejado una impronta que, por lo singular de su irrupción en la política y su proyección dentro y fuera de su país, tal vez alcance una dimensión histórica superior cuando sus ideas y las obras concebidas por él sean valoradas justamente sin que medien los apasionamientos de la inmediatez de la época actual y que, muchas veces, obnubilan las mentes para el análisis sereno y objetivo.

Si se afirma que Hugo Chávez se destacó por ser un líder político consecuente y audaz en la práctica y la teoría revolucionaria, se estaría resumiendo una trayectoria descollante de apenas veinte años y con un protagonismo como gobernante durante quince años. Este es un periodo relativamente corto y, sin embargo, la obra acumulada en tan breve tiempo, afrontando obstáculos pequeños y grandes impuestos por sus adversarios y los  acondicionamientos naturales que eran propios de un escenario tradicionalmente viciado por tanta práctica corrupta de la política en su país, ha resultado tan colosal y trascendente que asombra porque rebasó las fronteras de su patria y benefició concretamente a millones de personas.

Alguien podría estar o no de acuerdo con determinados actos e ideas  de Hugo Chávez, pero nadie puede ocultar que estos, en su conjunto, forman parte de una experiencia paradigmática y representan una nueva forma de concebir y ejercer el oficio de la política que, según expresara José Martí, es al fin y al cabo “el arte de asegurar al hombre el goce de sus facultades naturales en el bienestar de la existencia.”

Chávez demostró ser una personalidad multifacética en la que descollaron aspectos como su audacia en los terrenos de la acción; su visión estratégica ante las más cambiantes realidades y circunstancias; su estoicismo y valor ante los fracasos en su trayectoria revolucionaria; su admirable y emotiva comunicación con personas de todas las categorías y la empatía que lograba a nivel personal o multitudinario; su capacidad de memoria extraordinaria para retomar hechos e ideas de la historia o de la vida cotidiana para incorporarlos a los argumentos que requería para la persuasión y el logro de la aceptación y adhesión de sus interlocutores.

Era un extraordinario orador, capaz de hilvanar con acierto los más variados temas y matizar su oratoria con la declamación, el canto, el cuento y siempre el diálogo. En todo esto se reflejaba la hondura del pensamiento, la cultura en los más variados campos, el dominio de los asuntos diversos que trataba con precisiones de fechas y cifras.

Pero sobre todo su personalidad estaba presidida por la simpatía, la llaneza, la sinceridad y una generosidad que provocaba una identificación rápida con su forma de ser y de pensar.

En fin, esta obra pretende ser un acercamiento al hombre y a su obra, históricamente ligado a su contexto nacional e internacional.

Al contenido de la referida introducción, añadimos, esta vez, las conclusiones del artículo publicado el 16 de marzo de 2013, titulado  Hugo Chávez enseña a la tierra y al cielo su obra acabada, y que estuvo presidido por esta idea de José Martí: “Un pueblo libre y justo es el único homenaje propio de los que mueren por él.”

En conclusión, Hugo Chávez forjó una historia diferente en Venezuela, América Latina y el Caribe, y en el resto del mundo, y de ahí que quedará inscripto indeleblemente en los tiempos futuros. Por lo tanto, el recuerdo imperecedero le mantendrá vivo y triunfante porque durante su trayectoria puso en su lugar al  protagonista principal que le acompañó en su protagonismo individual, es decir, el pueblo, del cual han surgido los factores que pueden decidir la continuidad de la revolución bolivariana: el partido y el polo patriótico, las organizaciones sociales diversas, las fuerzas armadas bolivarianas, el sistema político estatuido por la constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la dirección colectiva del proceso revolucionario reflejado en miles de cuadros a todos los niveles y, en especial, a nivel nacional, que deben garantizar la unidad y la victoria en el futuro.

*Médico cubano; Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

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