Por Manuel E. Yepe*
El
año 2014 ha marcado el centenario de la I Guerra Mundial y el 75º
aniversario de la II Guerra Mundial. De las dos grandes guerras
imperialistas del siglo XX resultó el asesinato masivo de no menos de 80
millones de personas, entre soldados y civiles.
Es
a partir de este triste recuerdo que el luchador pacifista
estadounidense Wayne Nealis formula la propuesta de construir un fuerte
movimiento por la paz inspirado en los principios de la “Liga
anti-imperialista de Estados Unidos” fundada en 1898 y el trabajo de
muchas organizaciones de luchadores contra las guerras en todo el mundo
que condujeron a la creación en 1945 de Consejo Mundial por la Paz del
que Estados Unidos es, aún hoy, activo afiliado.
Si
bien no puede decirse que estos movimientos hayan tenido éxito
deteniendo la guerra y la irracional agresión estadounidense, Nealis
concibe que los luchadores actuales por la paz pueden aprender mucho de
las experiencias de aquellos precursores.
Pero
será preciso –dice– cambiar el pensamiento y la actitud de la gente
acerca de la naturaleza de la política exterior de su país, orientada a
las ganancias, los mercados y los recursos naturales. Sin entender el
carácter imperialista de tal política se acepta la guerra como un mal
inevitable, un fracaso de la moral humana o una escoria del cinismo.
Quienes
activamente se han organizado para oponerse a las guerras, lo han
venido haciendo una y otra vez pero, cuando cesan las hostilidades, los
bombardeos o la escalada de sanciones, las acciones se desvanecen y
nadie se interesa por conocer las causas de tales conflictos
geopolíticos sistémicos.
“Comprensiblemente,
muchas personas son manipuladas por la propaganda de guerra que coloca
la agresión propia al amparo de razones nobles- como la lucha por la
libertad y la democracia - y difunde mensajes que infunden miedo al
adversario, frecuentes en tiempos de guerra fría y reciclados en la
guerra contra el terrorismo. Este enmascaramiento de las verdaderas
intenciones es otra razón por la que es necesario un enfoque
antiimperialista que revele los motivos subyacentes tras la política
exterior de Estados Unidos”.
Es
opinión de Nealis que una nueva organización o coalición política que
se funde para la promoción de la paz debe considerar incorporar el
término "anti-imperialista" en su apelativo. “El nombre de la Liga
anti-imperialista no dejó al público duda alguna acerca de la misión de
la entidad o quienes serían sus adversarios”.
Esta
elección delinearía la misión de la organización o coalición de modo
que otras entidades de lucha por la paz que no están de acuerdo con la
estrategia de lucha contra el imperialismo no se incluyan en ella. “Esto
no debe malinterpretarse como crítica a los grupos de paz existentes”,
solo subraya que el reto recaerá sobre quienes optan por el enfoque
antiimperialista y están prestos a demostrar la efectividad de ese
rumbo.
Otro
propósito que lleva a Nealis a abogar por un movimiento explícitamente
antiimperialista es el de crear un espacio político para la paz abierto a
personas de mente liberal y políticos, organizaciones y sindicatos
progresistas audazmente dispuestos a desafiar las estructuras y las
amenazas imperialistas.
Varias
encuestas de opinión pública indican que en los últimos dos años tiene
lugar un cambio significativo en el pensamiento de los estadounidenses,
lo que abre posibilidades para la construcción de un movimiento por la
paz basado en principios antiimperialistas. Es un hecho notable teniendo
en cuenta que los ataques terroristas del 9-11 sirvieron para concertar
apoyo mayoritario del pueblo a los objetivos militares y la política
exterior imperialista de Washington.
“Pero, transcurridos unos pocos años, los estadounidenses se han vuelto escépticos y cansados de la guerra y las agresiones”.
El
pueblo estadounidense fue capaz de detener el plan de ataque a Siria en
el verano de 2013 mediante un rechazo masivo que fue el más fuerte
indicador de un cambio en la opinión pública que indica que es posible
cultivar y organizar el movimiento por la paz de que habla Nealis.
Una
segunda indicación de que los estadounidenses están comenzando a ser
más escépticos sobre la política exterior fue su respuesta a las
denuncias de Edward Snowden quien hizo públicos documentos secretos de
inteligencia, denunció “una política exterior de mentiras” y, pese al
intento oficial de demonizarlo y considerarlo un traidor, según
encuestas, el pueblo valoró su acción de heroica.
La
contradicción entre los objetivos imperialistas y un público escéptico
seguirá creando oportunidades a un movimiento por la paz estadounidense
con un programa de lucha antiimperialista que cierre filas con los
movimientos nacionalistas de todo el mundo que exigen de Estados Unidos
el cese de su intervención en los asuntos internos de otras naciones, la
clausura de las bases militares en el extranjero y que deje su
pretensión de actuar como el policía global.
Diciembre 3 de 2014
*Periodista cubano, especializado en temas de política internacional.
Enviado por su autor, publicado en su blog Manuel Yepe: Opiniones desde Cuba
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