Por Ricardo Alarcón de Quesada
La
editorial canadiense Fernwood Publishing acaba de publicar “Lo Que Hay
Del Otro Lado Del Mar- La Verdadera Historia De Los Cinco Cubanos”, el
libro más completo hasta ahora disponible en inglés sobre un tema al que
los norteamericanos apenas han tenido acceso: el caso de Gerardo,
Ramón, Antonio, Fernando y René, los patriotas cubanos encarcelados en
Estados Unidos por luchar contra el terrorismo.
Es una historia
secuestrada desde hace quince años. Los esfuerzos de su autor, Stephen
Kimber, para publicarlo en Estados Unidos fueron inútiles. “Qué difícil
ha resultado la venta de este libro a las principales editoriales de
Norteamérica. Hemos recibido toda clase de explicaciones, por supuesto,
pero la principal parece ser la creencia de que no existe en Estados
Unidos una audiencia para un libro que podría presentar una imagen
favorable de un grupo de ´espías cubanos´. Yo espero que este libro
demuestre que ellos están equivocados.”
El libro es resultado de
una búsqueda minuciosa y profunda que lo llevó a estudiar las más de
veinte mil páginas de las actas del tribunal (Estados Unidos versus
Gerardo Hernández et al)y miles de páginas más de documentos legales de
lo que fue el caso más prolongado de la historia norteamericana. Leyó
además libros y periódicos sobre Cuba y su largo enfrentamiento con
Estados Unidos y también entrevistó a numerosas personas a ambos lados
del Estrecho de la Florida y de los dos bandos o de ninguno.
No
es un texto sobre el complicado e interminable proceso judicial, pero
aborda, sin embargo, sus aspectos fundamentales. Tampoco es una
biografía de los Cinco, aunque sus páginas los muestran como lo que son:
seres humanos cercanos al lector. El libro va más allá y ayuda a
comprender el conflicto entre dos países.
Pero no es un trabajo
voluminoso ni de lectura difícil. Todo lo contrario. Con lenguaje claro y
ágil permite al lector recorrer episodios de ese conflicto y culminar
en unas pocas horas una lectura a la que quedó atrapado desde la primera
página. Es la obra de un maestro de periodistas, un gran escritor y
sobre todo, un intelectual honesto, comprometido sólo con lo que él pudo
comprobar independientemente.
Ya en su primer párrafo nos dice
que “Este no es el libro que yo pensaba escribir. Ese libro iba a ser
una novela, una historia de amor que se desarrollaba en parte en Cuba.” Y
por supuesto no era una novela sobre los Cinco acerca de quienes
“vagamente había escuchado”. Kimber refiere en el prólogo cómo fue que
decidió abandonar su proyecto inicial y ofrecernos, en cambio, un texto
que nada tiene de ficción, y es un ejemplo de riguroso, imparcial y
objetivo apego a la verdad.
En palabras de su autor, “no es una
simple narrativa lineal. Es una acumulación en cascada de incidentes y
escollos, de complicidades y consecuencias, una narrativa paralela,
convergente, divergente, mostrando un reparto de caracteres eclécticos a
ambos lados del Estrecho de la Florida”.
“Quizás fue la engañosa
complejidad de todo ello lo que finalmente me convenció de que esta
historia necesitaba ser contada, y necesitaba ser contada por alguien
que no supiera ya cuales versiones de cuales historias eran las
verdaderas.”
En esto radica la importancia verdadera de este
libro. Es fruto de una investigación realizada por alguien que al
emprenderla no era un defensor o simpatizante de la causa de los Cinco.
Kimber, como miles de canadienses que visitan Cuba, tropezó más de una
vez con algún cartel de propaganda, escrito con ingenuidad o torpeza
lingüística, o escuchó a alguien hablar con admiración de los Cinco
Héroes. Pero casi nada sabía al iniciar su indagación.
El autor
formula una pregunta que encierra la clave para entender el problema:
¿Por qué el FBI decidió arrestarlos y llevarlos a un juicio público?
¿Por qué si hacía años que los tenía bajo su control y conocía todo lo
que habían hecho y hacían? Al actuar de ese modo, apartándose de la
práctica normal, el FBI perdió un caudal informativo importante y a la
vez seguro. Tampoco podía acusarlos de nada grave y por eso los dos
cargos importantes formulados contra ellos no implicaban crímenes
sustantivos. Eran de “conspiración” para lo cual no hacía falta
presentar evidencias concretas que nunca existieron.
La única
explicación es política. En el verano de 1998 se habían dado los
primeros pasos en lo que pudiera haber sido una colaboración entre los
dos países para poner fin a las acciones terroristas contra Cuba
originadas en Miami. Una misión de altos oficiales del FBI, enviada por
decisión del Presidente Clinton, había recibido en Cuba copiosa
información sobre tales actividades y había prometido actuar. Cuando la
noticia de esos contactos llegó a Miami, el señor Pesquera, jefe local
del FBI, quien mantenía estrechos vínculos con los terroristas, procedió
al arresto y lo hizo empleando métodos que revelaban su motivación y el
carácter político de la operación. “Si los cargos de espionaje contra
los cubanos parecían poco convincentes – y lo eran, incluso entonces –
¿por qué el FBI decidió darle tanta importancia a esa parte del caso?
´Hemos hecho esto de forma pública,´ explicó Héctor Pesquera en español
en un mensaje que fue transmitido frecuentemente en las estaciones de
radio hispanas durante los días siguientes, ´para reunir información del
público.´ ¿Qué? ”
“Intencional o no, las noticias sobre los
arrestos y las acusaciones contra los cubanos sirvieron para incrementar
los niveles de histeria en la siempre al límite comunidad de exiliados
de Miami. La comentarista de la WQBA-1140 AM – y no olvidar vocero de la
FNCA – Ninoska Pérez Castellón anunció en el aire el número de la
centralita del FBI e invitó a llamar al Buró (y a su programa) para
informar sobre “personas sospechosas”.
“Los grupos de exiliados
como la Fundación Nacional Cubano-Americana se cebaron en las noticias
de los arrestos, “que ahora vemos han estado amenazando intereses de
seguridad vitales para Estados Unidos,” para hacer lobby por medidas aún
más fuertes contra Cuba. Al día siguiente de la conferencia de prensa
de Pesquera, el presidente de la FNCA Alberto Hernández y su
vicepresidente Jorge Más Santos enviaron una carta al Senador Bob
Graham, un miembro del Comité de Inteligencia del Senado que los
apoyaba, para solicitarle que organizara una audiencia pública en Miami
acerca del espionaje cubano.”
Mientras esto sucedía, allí mismo,
en Miami, ante las narices del señor Pesquera, sin que nadie los
molestase, se entrenaban los terroristas que realizarían el brutal
ataque del 11 de septiembre de 2001.
El ambiente de odio creado
por los medios locales de Miami, definido en 2005 por el panel de la
Corte de Apelaciones como “una tormenta perfecta de prejuicios y
hostilidad”, llevó a la decisión unánime de esos magistrados de anular
el juicio. Fue más tarde, en 2006, que se supo que quienes desataron
dicha “tormenta” recibían generosos, y ocultos, pagos del Gobierno
federal.
El libro de Kimber aparece cuando el caso ha llegado a
un momento crucial, a la espera de que el tribunal de Miami se pronuncie
sobre las apelaciones colaterales (Habeas Corpus) cuyo fundamento
principal es precisamente la conspiración gubernamental, financiando y
organizando la campaña mediática que en Miami envenenó todo el proceso y
que fue iniciada, precisamente, por el mismísimo FBI.
Ojalá la Jueza lea este libro antes de emitir su fallo.
Nota:
En junio del pasado año, y por cortesía del autor, publicamos un fragmento de la obra: “'Shootown”
[Derribo] es un extracto de 'Lo que hay al otro lado del agua: La
verdadera historia de la Los Cinco Cubanos' ". Pueden descargarlo allí (en inglés, .pdf)
PUIGDEMONT: DE WATERLOO A LA CATALUNYA NORD.
Hace 6 días
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