Llega la Semana Santa, y de nuevo la horda católica enloquecida
invade las calles paseando sangrientos tótems, medallones, cirios y
uniformes puntiagudos. Cortes de tráfico, suelos encerados, multitudes
asfixiantes, sermones irracionales, reportajes gráficos que compiten
con el fútbol… Por su lado los ateos, modestamente, intentan hacer sus
actos de repudio, que son prontamente contestados por las autoridades
políticas, religiosas, empresariales y periodísticas por una parte, y
por las bandas fanáticas que amenazan, ora con poner un pleito, ora con
romper la cabeza al infiel. ¿Por qué? Todos los años las delegaciones
del Gobierno prohíben las manifestaciones de librepensadores, afirmando
que se hacen para provocar. Sugieren que se hagan el cuatro de agosto
en el aeropuerto de Castellón a cuarenta grados a la sombra, en lugar
de en tiempo santo.
Pues bien, si hay provocación por exponer los ateos sus cuerpos al martirio, esa es la pura demostración de que Dios no existe. De existir el Gran Fantasma, ni se consideraría provocado, ni insultado, ni menoscabado. Según los creyentes espiritistas de la secta católica, Dios es infinitamente invisible, espiritual, sabio, simple, bueno, poderoso, justo, perfecto, inmenso, eterno e inmutable. Podría resumirse todo ello en que Dios posee una autoestima inconmensurable. Claro, cuando los doctores de la Iglesia se devanaron los sesos pensando en el «¿cómo cuernos es Dios?», aún no habían aparecido los libros de autoayuda. Por eso no le dieron (aunque los tenga) los atributos de autoestima, asertividad, empático, democrático y transparente, que no es lo mismo que invisible en épocas de crisis, desempleo y cohecho.
Se sigue de manera lógica de esos atributos, que Dios no puede ofenderse, ni ser insultado. A ver, ¿cómo podría insultarse a un espectro infinitamente invisible asertivo y empático? Imposible. Es como insultar y provocar a Caperucita y al Hombre Lobo, joder. Además, pensemos que si por casualidad yo provocase a Dios de algún tipo con algún acto nefando, qué sé yo, tirándome un peo en el momento de la consagración más sagrada de la nominación del Gran Hermano, Dios no necesitaría intermediarios ya que es el representante más conspicuo de la Acción Directa No Mediada, y me fulminaría con un meteorito entre los aplausos de los feligreses. No amigos, Dios no se ve provocado, porque es infinitamente inexistente. Ocupa el Universo porque es la Nada Absoluta. Cero. Pluf.
¿Entonces, qué? Pues que quienes sí se sienten provocados, son los creyentes, que no se cortan un pelo a la hora de imponer su criterio de amor infinito, mediante edictos, decretos, el Código Penal en la mano y la fatwa en la otra por si falla todo lo anterior. Les joroba que vengan cuatro descreídos a decirles que son unos giles adorando muñecos o memorizando textos de hace cinco mil años, escritos por un derviche levógiro con un pincel en el culo.
Desde luego, si existe Dios, exagera. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
Acratosaurio rex http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/24154
Pues bien, si hay provocación por exponer los ateos sus cuerpos al martirio, esa es la pura demostración de que Dios no existe. De existir el Gran Fantasma, ni se consideraría provocado, ni insultado, ni menoscabado. Según los creyentes espiritistas de la secta católica, Dios es infinitamente invisible, espiritual, sabio, simple, bueno, poderoso, justo, perfecto, inmenso, eterno e inmutable. Podría resumirse todo ello en que Dios posee una autoestima inconmensurable. Claro, cuando los doctores de la Iglesia se devanaron los sesos pensando en el «¿cómo cuernos es Dios?», aún no habían aparecido los libros de autoayuda. Por eso no le dieron (aunque los tenga) los atributos de autoestima, asertividad, empático, democrático y transparente, que no es lo mismo que invisible en épocas de crisis, desempleo y cohecho.
Se sigue de manera lógica de esos atributos, que Dios no puede ofenderse, ni ser insultado. A ver, ¿cómo podría insultarse a un espectro infinitamente invisible asertivo y empático? Imposible. Es como insultar y provocar a Caperucita y al Hombre Lobo, joder. Además, pensemos que si por casualidad yo provocase a Dios de algún tipo con algún acto nefando, qué sé yo, tirándome un peo en el momento de la consagración más sagrada de la nominación del Gran Hermano, Dios no necesitaría intermediarios ya que es el representante más conspicuo de la Acción Directa No Mediada, y me fulminaría con un meteorito entre los aplausos de los feligreses. No amigos, Dios no se ve provocado, porque es infinitamente inexistente. Ocupa el Universo porque es la Nada Absoluta. Cero. Pluf.
¿Entonces, qué? Pues que quienes sí se sienten provocados, son los creyentes, que no se cortan un pelo a la hora de imponer su criterio de amor infinito, mediante edictos, decretos, el Código Penal en la mano y la fatwa en la otra por si falla todo lo anterior. Les joroba que vengan cuatro descreídos a decirles que son unos giles adorando muñecos o memorizando textos de hace cinco mil años, escritos por un derviche levógiro con un pincel en el culo.
Desde luego, si existe Dios, exagera. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
Acratosaurio rex http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/24154
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