Aunque al parecer esta entrevista tiene algunos días de publicada, la comparto con ustedes porque, a mi entender, es una prueba fehaciente de cómo un cubano digno ve más allá de errores y desaciertos -incluso de aquellos que hayan podido afectarlo- para abogar por la Cuba plena que todos anhelamos:
Pedro Luis Ferrer: Nunca me he planteado la disyuntiva de irme de Cuba
Por Wilfredo Cancio Isla
Por Wilfredo Cancio Isla
El
cantautor Pedro Luis Ferrer está de vuelta en Miami. Casi que se trata
de una visita de celebración, pues el próximo 17 de septiembre estará
cumpliendo 60 años, más de 40 de ellos dedicados a crear y cultivar una
obra musical tan prolífica y controversial como raigalmente cubana.
El
creador de Romance de la niña mala, Mariposa, En espuma y arena y
otras piezas antológicas del cancionero popular cubano contemporáneo
ofrecerá este sábado un concierto en Miami que servirá para recorrer
hitos y etapas de su espléndida trayectoria artística.
Pensador
agudo y polemista incansable, Ferrer ha afincado su obra con un
sentido de responsabilidad social y una búsqueda de lo popular
sintonizada con los anhelos, la expresividad y el gracejo cubanos. No
han faltado escollos, prohibiciones y censura en estos años difíciles
en Cuba, pero el artista se las ha arreglado para imponerse y
permanecer, de pie y en alta voz, con su música y sus razones.
Ferrer accedió a dialogar con CaféFuerte sobre estos años de faenas difíciles y reclamos de futuro en Cuba.
Al
filo de los 60 años, ¿qué canciones o momentos de tu carrera te dejan
más satisfecho en un recuento artístico de cuatro décadas?
Mis
canciones son un nutrido resguardo afectivo, porque todas han
correspondido al sentimiento y pensamiento de cada momento que me ha
tocado experimentar en carne propia.
Independientemente de que quizás
algunas han sido vencidas ya por el tiempo respecto a mi manera de
pensar y sentir -lo cual es lógico. El haberlas escrito desde la
convicción me llena de satisfacción, y -en todo caso- me sirven para
comprender mi evolución espiritual.
El
arte es complejo y sirve no sólo para satisfacer nuestras necesidades,
sino para crearlas. Creo que de no haber compuesto algunas canciones,
no habrían nacido otras posteriores. A veces una canción no muy
eficiente es el preámbulo de una más lograda. No obstante, puedo
referirme a Romance de la niña mala -un poema de mi tío Raúl, que
aprendí en mi infancia y musicalicé a comienzo de los 70-; Ay,
mariposa; Si no fuera por ti; Abuelo Paco; Inseminación Artificial;
Como me gusta "hablal" español; En espuma y arena...
Vivir en Cuba
¿Cuál
es la clave de tu sobrevivencia en Cuba, artística y social? ¿Por qué
decidiste quedarte a trabajar allí a pesar de la censura y las
dificultades que te impusieron desde los años 80?
Bueno,
no sé por qué hay que hablar de sobrevivencia, como si se tratara de
un asunto de vida o muerte. Al menos para mí no lo ha sido. Puedo
hablarte sencillamente de mi vivencia. No comparto esa generalización
superdramatizada que se ha hecho de todos los rincones de la vida cubana
-sin negar que también por momentos el drama forma parte de nuestra
realidad nacional; y sin omitir que hay personas que lamentablemente la
pasan mal. Ahora bien: en cualquier parte del mundo los artistas deben
luchar por su existencia personal y artística. En muchos lugares del
planeta no existe el mínimo apoyo institucional para el arte. Y para
nadie es un secreto que en Cuba hay excelentes escuelas de arte. Pocos
músicos en el mundo cuentan siquiera con un modesto salario -a manera de
seguridad social.
Conozco
una infinidad de artistas del mundo que no pueden estudiar ni vivir de
su vocación artística. Aquí mismo en Miami me he encontrado con
actores y músicos que trabajan como dependientes en tiendas y
cafeterías -lo cual no es denigrante ni cosa por el estilo- pues lo que
ganan como músicos no les alcanza para vivir; y muy esporádicamente
hacen la música que desean. Al menos es lo que ellos me cuentan.
Tampoco eso quiere decir que Miami sea invivible o un suplicio para
todos los músicos.
Por
lo demás, jamás decidí quedarme a vivir en Cuba, pues nunca me he
planteado la disyuntiva de irme de manera definitiva: sencillamente he
vivido en Cuba como cosa natural, como lo hicieron mis abuelos y padres
en el machadato y el batistato; como la inmensa mayoría del pueblo,
unas veces mejor, otras peor. Entiendo que ir al mundo es algo
necesario y debe ser un derecho de todos, sin tener que renunciar a la
patria voluntariamente, y sin que te destierren. Lamentablemente, hoy
por hoy debemos pedir permiso a las autoridades para salir y entrar en
nuestra patria, algo que suponemos cambiará muy pronto.
Explícanos
realmente cuándo comenzaste a ser marginado de la cultura oficial. Hay
diferentes versiones, pero si no estoy equivocado tuvo que ver con un
incidente tras tu defensa pública de Celia Cruz. Por entonces oí a
Carlos Aldana decir en una reunión que no ibas a pasar de la Vaquita
Pijirigua por mucho tiempo.
¿A
qué cultura oficial te refieres, ¿a la del gobierno o a la de la
nación cubana? Porque, a decir verdad, jamás me he dejado arrebatar el
derecho a pertenecer y representar la cultura de mi país. Eso no puede
hacerlo ningún decreto ni funcionario, sino yo mismo. Por el contrario,
he trabajado más que nunca en estos años por y en la música del pueblo
cubano. Por lo demás, jamás he ambicionado ser vocero oficial de los
gobernantes. Me apasiona expresar lo que piensa y cree el pueblo
trabajador. Respecto al funcionario que tú nombras, no es de mi agrado
acusar a nadie en particular; sobre todo porque desconozco a fondo los
hechos, me faltan muchos detalles que prefiero ignorar. Evito ser
pendenciero. No olvidemos que la realidad cubana por momentos es
bastante abigarrada. Comprendo que hubo políticas y decisiones
desacertadas; que hubo un manojo de errores colectivos.
Un asunto muy complejo
¿Has
estado preso, detenido, detenido, con reclusión domiciliaria alguna
vez en Cuba por tu posición de crítica política y social?
No. Jamás.
¿De
qué figuras establecidas en la cultura oficial has tenido apoyo en tus
momentos más difíciles? ¿A alguien quieres agradecer en particular?
¿Cuales son tus relaciones hoy con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y
otros del llamado Movimiento de la Nueva Trova?
En
un cierto momento de dificultades político-administrativas tuve una
breve y buena relación con el actor Sergio Corrieri, quien entonces era
funcionario del Partido Comunista de Cuba (PCC). Su madre era muy
amiga de mi padre. Mi relación con los trovadores que mencionas es
cordial, como la que sostengo con una infinidad de artistas que
encuentro ocasionalmente en todas partes.
¿En
qué se diferencia la Cuba de la crisis ideologica del socialismo de
los 90 y la Cuba del siglo XXI en la que te sigues abriendo paso hoy?
Oh,
hablar de Cuba en general es muy complejo para mí. Tengo excelentes
amigos, historiadores, economistas, juristas que viven en La Habana, y
que sí podrían responderte a plenitud una pregunta de tal envergadura.
Considero importante un intercambio riguroso con estas personas cultas y
bien informadas, porque a veces escucho cosas muy impresionistas y
poco fundamentadas, o sencillamente fundamentadas desde una visión muy
unilateral. Lo mismo a favor que en contra.
No
obstante, debemos acordar que no sólo el socialismo ha tenido crisis
ideológica. Al menos eso es lo que dicen muchos filósofos y economistas
capitalistas de prestigio mundial. Nada se mantiene estático; ni nada
se salva de la crisis. Si algo queda claro hoy es que casi todo se
tambalea.
Problemas que tocaron fondo
El
gobierno cubano dice que hay cambios estructurales que harán avanzar
al país con mayor realismo. En realidad, ¿que está cambiando y qué no
ha cambiado? ¿Cuáles son tus reclamos fundamentales como ciudadano?
No
sólo hay cambios estructurales; también hay una transformación
espiritual de la sociedad. Hay problemas que tocaron fondo. Marx decía
que la ley se agota en su cumplimiento. Considero que este es el factor
fundamental que promueve dichos cambios, pues la sociedad no es un ente
pasivo y estático. El inmovilismo gubernamental de todos estos años ha
abierto grietas profundas en la espiritualidad de la sociedad cubana;
muchos postulados han caído al suelo, fragmentados por la vida, la
improductividad y la falta de estímulo a la iniciativa personal.
Pero
es un error creer que el pueblo revolucionario de la isla sólo ha
perdido valores -como suele afirmarse. Después de haber experimentado el
derecho a la salud, la educación y la igualdad racial, es
prácticamente imposible despojarlo del anhelo de justicia social y de
bienestar colectivo. La sociedad tiene expectativas forjadas por el
ideal socialista, independientemente de los errores y disparates que
hayan cometido los gobernantes. Los cambios estructurales son una
exigencia imperiosa de la vida nacional. La imprudencia del inmovilismo
ha puesto en riesgo no sólo el sistema, sino a la nación misma.
Como
he dicho ya en algunas entrevistas que me han hecho durante esta
visita de intercambio cultural, en la isla subsiste la carencia de
leyes que respalden la protesta pública. Y dudo sinceramente que en os
años inmediatos próximos vaya a haberlas. Para ello habría que
iniciarse un proceso complejo de transformación constitucional. Es
decir, aún carecemos de leyes que den margen a la protesta pública, y
que permitan concebir las protestas como algo inherente al Estado
nacional y no como una herramienta enemiga para su derrocamiento. Ello
no es probable si no cambia la política de muchos países respecto a
Cuba, políticas que -dicho sea de paso- han justificado por mucho
tiempo la falta de apertura. En situación de asedio no cabe esperar
normalidad.
Entonces, tú crees que hace falta primero esa normalidad para propiciar la discrepancia política...
Desde
luego que en un clima de sensatez general sería más probable lograr en
Cuba un contrato social que permita encauzar legalmente la
discrepancia política. Pero son muchos los factores que atentan contra
ello. He conversado con gente en la isla que imagina que en los países
de occidente las protestas públicas y las huelgas se llevan a cabo
anárquicamente, sin ninguna clase de regulación. Por eso es bueno que la
gente viaje y adquiera conocimientos de primera mano. Alguna gente en
la isla se sorprende cuando les digo que las huelgas del transporte en
España, por ejemplo, se llevan a cabo bajo ciertas regulaciones que
obligan a garantizar ciertos servicios mínimos. Considero un error
garrafal alimentar el anarquismo y la desobediencia social.
No
obstante, percibo que ha crecido el ámbito de libertad dentro de las
instituciones. He asistido a conferencias en la Universidad de La
Habana, de historiadores, economistas, juristas, que exponen un juicio
crítico muy profundo, honesto y científico, sin falsificaciones de
ninguna índole y sin adulonerías al poder. Valoraciones equilibradas que
no cometen la aberración de descalificar al 100 por ciento todo lo que
acontece en la isla.
Lo que quedó atrás
Y en el sector artístico, ¿cómo se evidencia este proceso de cambio?
Idéntica
apertura ocurre respecto a las canciones que cantamos hoy en nuestros
conciertos: En los años noventa cada actuación mía culminaba con una
discusión con funcionarios administrativos, políticos y policías, no
obstante ser actuaciones organizadas por las instituciones culturales.
Eso, por suerte, quedó atrás, al menos para quienes nos proyectamos con
cierta autonomía dentro de un ámbito de respeto y moderación
institucional, que no quiere decir claudicación y sometimiento.
Sigue
habiendo en la isla artistas censurados y prohibidos, artistas que se
proyectan con un discurso de ruptura y descalificación total, de
protesta política pública radical, absolutamente al margen las
moderaciones institucionales, para lo cual no cuentan con ningún
respaldo legal. En resumen, hoy hay más libertad en el ámbito
institucional (con restricciones); y continúa un fuego intenso a la
protesta extra-institucional que es catalogada de disidencia.
Es
bueno tener en cuenta que un planteamiento público irrespetuoso y
desbocado hacia la Revolución puede causar una reacción social, pues una
parte considerable de la población -yo calculo que la amplia mayoría-
respalda al gobierno revolucionario. Es obligación de cualquier Estado
evitar este tipo de disturbio y exigir a todos moderación y cordura. Lo
paradójico es que no siempre el poder en la isla ha colaborado
consecuentemente con la armonía y la paz social, al permitir que un
ciudadano considerado "desafecto" sea objeto de un mitin de repudio,
propiciando así la cultura del aplastamiento y la intolerancia. Eso a la
larga regresa como boomerang. Enraíza en la psiquis social y
cristaliza como cultura de odio.
No
es casual que incluso en Miami se organicen hoy actos de repudio
contra los comunistas y revolucionarios, como heraldos continuadores de
la intolerancia acontecida en la Embajada de Perú en La Habana. Quizás
sea ese un reclamo fundamental como ciudadano cubano: lograr un Estado
que exija respeto a la diversidad ciudadana.
Tú has estado en Miami en varias ocasiones. ¿Como ves el Miami actual en comparación con el Miami que visitaste en 1994?
Mucho más diverso en su composición político-ideológica. Más latinoamericano.
¿Si te pidiera aferrarte a un símbolo de cubanía, con cuál te quedabas?
Con el mapa de la isla de Cuba, el caimán.
Tomado de Cubano 1er Plano
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