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2ª PARTE, CAP. 14 de “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”, ed. 2006. BANCO GARRIGA NOGUÉS, KIO, GRAN TIBIDABO, 1984-1995.

miércoles, 9 de mayo de 2012

 Rafael del Barco Carreras

Barcelona 9-05-2012. La semana dedicada a Bankia oscurece la imposible "subasta", ofreciendo 8.800 millones de euros de "ayudas" (o eso publican) a quien absorba la CatalunyaCaixa de Narcís Serra, uno de los pilares de LA GRAN CORRUPCIÓN. 

Se diría que esa caixa no tiene solución, que los tres o cuatro únicos posibles adjudicatarios no la quieren ni con el total aval del Estado y dinero añadido. Creo que se entiende bien que tipo de buitres han forjado los 30 años... y solo se retiran cuando apenas quedan los huesos. 

 

 

 

SEGUNDA PARTE
Banco Garriga Nogués
KIO
Gran Tibidabo
1984-1995
 
El 21 de marzo de 1994, Cambio 16, con portada de Javier cubierto a lo moro, de nuevo como con su padre en 1979, utiliza la palabra “timo”, y se empeña en una versión donde los poderes sufren por culpa del genio de las finanzas. Felipe González, o su enemigo del alma, Narcís Serra, o el mismo Pujol cediendo a las presiones en Gran Tibidabo. ¡Un inaguantable sufrimiento!. Si los dientes cayeran con las mentiras, a los grandes políticos no le quedarían ni las encías. Los grandes utilizan intermediarios que de su cuenta a las de sus jefes, numeradas, impersonales, abonan dinero sin registrar nombres. Un Jet saltando de paraíso en paraíso borra los rastros. Y Cambio o La Vanguardia publicarán los sufrimientos de los líderes. 
Todas las publicaciones se sumaban a la fantasía. Morbo de millones, jet y yates. A falta de orgías, el muchacho las cargaba a los demás, resucitaban las del padre. Para la prensa, un escándalo sin mujeres es un jardín sin flores. El País, día sí y otro también llenaba titulares. Sesgados. El día 13 de marzo del 94, domingo, a página entera “Javier de la Rosa”, “... Antonio de la Rosa Vázquez procesado y fugado al Brasil tras efectuar en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona uno de los fraudes del tardofranquismo. Así lo cuenta Rafael del Barco, ex secretario de Antonio de la Rosa y autor de una historia en clave de ficción escrita en la cárcel Modelo, donde cumplió condena por aquel desfalco. Acompañado siempre por el penalista Juan Piqué Vidal, el financiero se mueve con agilidad felina en la tangente política negocios, como lo demuestran sus pagos políticos realizados durante la guerra del Golfo, desvelados ahora por un ex alto cargo de Kio. Sus excelentes relaciones en los ambientes de Convergencia i Unió (CIU) indican el sesgo de sus inclinaciones políticas. Ya al principio de los años ochenta estuvo muy vinculado a los equipos de Adolfo Suárez, gracias a su relación con Aurelio Lito Delgado, secretario del ex presidente del Gobierno y puente en la financiación del Noticiero Universal, auténtico órgano catalán de UCD en aquellos años”. 
Cada medio barriendo para los suyos, o marginándolos, otra forma de mentir. No citar a sus socialistas, o calificarlos de enemigos y sufridores, simple cretinismo informativo. Y lo de “secretario” encarcelado cuadraba en el guión. Nadie informó que sus verdaderos secretarios fueron Enrique Tintoré Cazurro, empleado y abogado acusador por el Consorcio, y su propia hija Pilar. Y en el Consorcio, el cargo que oficialmente tenía Antonio, secretario, lo ocupa Pedro Vega Panizo, antiguo empleado y hombre de los De la Rosa de toda la vida. Sus empleados y secretarios, que nunca vieron nada sospechoso ni en Antonio ni en la Institución donde bien claro dejaría una inspección de Hacienda que el control y la contabilidad eran un enorme pastiche. Decenas de años cobrando para hacer la pelota a su jefe Antonio. Al paso de los años una nebulosa la tal jefatura, solo “secretario del Comité”. Mis dudas sobre el verdadero autor. Tenía poderes, y peso en la Delegación de Hacienda, hombre del Régimen, pues “jefe”, todos los demás de Comités y Asambleas, y Delegado del Estado, a “parar la mano”. Mi explicación para entender. Al gracioso “orgías” la prensa seguía con “secretario”, una condena sin retorno.
Por encima de la verdad, la prensa selecciona creando la propia, y el olvido cimenta la historia. Nada sobre el rocambolesco proceso en el Juzgado de Instrucción nº. 3 de Reus, procedimiento abreviado 90/90. “Un incendio de grandes proporciones que afectó en cadena a gran número de sistemas relacionados con la seguridad de la Central”. La Central Nuclear. FECSA, y concretamente su presidente Luis Magaña y consejero delegado Jaime Carrasco, conociendo bien las persuasivas intervenciones de Piqué Vidal, le pagan por pactar con la parte contraria “acción popular”, Marc Viader de abogado, les cambie de acusados a testigos. Cita en el libro del ex secretario, y una operación con una finca a favor de Viader y dos cheque librados por el Central Hispano por 70 millones de pesetas. Otro buen año para Piqué Vidal, a pesar de publicarse por primera vez su íntima relación con el financiero. FECSA, indispensable para la gran corrupción barcelonesa, y su abogado Juan Vives de Hinojosa. Se cruzó y cruzará en varias historias. Los millones en negro abundan. Después se complicarían las relaciones entre Piqué y los Vives. Lo de menos el incendio en la Central Nuclear, en torno a FECSA circulará, como la electricidad a través de sus tendidos eléctricos, buena parte de la corrupción, sin rastro y sin condena. Rastro si hubo, unos vales de caja por cientos de millones, corriéndose un tupido velo. El pobre secretario de Piqué terminaría procesado.

Si la segunda o tercera negativa a mis solicitudes de permiso, ratificadas por la jueza de Vigilancia Penitenciaria, Remei Bona, presagiaba mal futuro, mi ánimo por los suelos por el nombramiento de Luis Pascual Estevill como miembro de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña. A pesar de, no ya rumores, gritos, y letra impresa, pregonando las andanzas del juez del 26, la flor y nata de la Ciencia del Derecho en Cataluña le sienta en su Sanedrín. Quince mil profesionales del Derecho colegiados tendrían de faro y referencia al Doctor en Leyes, Luis Pascual Estevill.

Si malo era el nombramiento, peor quienes le auspiciaban, conocidos míos y de los casos en celebridad. Con las bendiciones del presidente del “Consell Consultiu” de la Generalitat, el doctor y catedrático, Francisco Fernández de Villavicencio, y apadrinado por asimismo doctor y catedrático de Penal Octavio Pérez Victoria, y el Presidente Josef Juan Pintó Ruiz, el 26 de marzo de 1994, leería el discurso de toma de posesión, “La culpa in contrahendo”. Continué leyendo para entender el latinajo, una lengua que a mis dieciséis años leía y traducía con fluidez se me había olvidado por completo, y ni recordándola lo hubiera entendido. El discurso, al estilo del de ortodoxos y heterodoxos sobre la Trinidad, para refinadas mentes o la crema de la Sabiduría. Contestado por su profesor particular de la tesis doctoral, Puig Ferriol; “constatamos, a menudo, su admiración por la carrera judicial, que seguramente ha constituido para él durante muchos años una especie de vocación secreta”. No leí entonces que de los treinta académicos votaron dieciocho, y en la sala de actos del Colegio de Abogados de oyentes los fiscales Mena y Jiménez Villarejo. Y Puig Farriol discurseando sobre la verdadera obsesión científica del nuevo académico, la “responsabilidad civil”, su otra “vocación secreta”. ¡Qué jauría!. 
¡Joder!, ¡joder!. Lo único bueno de aquella fantasmal barbaridad, situarlo a tan lejos rasero del suelo que a la fuerza se olvidaría de mí, un puto preso bien empapelado y enfangado en un complicada tela de araña. Ni siquiera mosca cojonera. Y me olvidaba de mi novela, de mi despido en el 82, y de su podrida personalidad en el 92 en evidencia desde mi lugar en la Modelo. La vieja amistad con el catedrático de Penal Octavio Pérez Vitoria, abogado de Bruna, adquiría una sospechosa magnitud, ya probada en mi propuesta a Bertran de Queralt, y otro tanto la ignorada con Villavicencio, catedrático de Civil, y mi profesor en el Instituto Bancario, consejero en la sustitución de Pascual. Se me mostró el Consell Consultíu de la Generalitat, Piqué Vidal y sus intimidades con Pujol, y Pascual Estevill, recomendando una acción negativa, o nota en el expediente, y mis años en la cárcel se multiplicarían. 
Nadie de aquella pocilga se libraba de tortuosa relación con Pascual, y profundos conocedores de lo fraguado y ya apuntado en sueltas noticias. ¡La cumbre del Derecho Catalán!. Y con el Presidente avalista, el Excelentísimo José Juan Pintó Ruiz, miembro o Presidente de un sin fin de instituciones en Cataluña, mi imaginación se aceleraba. ¿Por cual de sus muchos cargos y títulos le apretaba Pascual obligándole al aval?, ¿o la connivencia y relación mafiosa hacía innecesario el chantaje?, ¿o simplemente un favor a Pujol?. Ex presidente de la compleja Caja de Barcelona, fusionada a la Caixa (misteriosa fusión), ex decano del Colegio de Abogados (¿de cuando las misteriosas minutas del Caso Consorcio?), Presidente de la Fundación CAIXA, magistrado del Tribunal Superior de la Mitra de Andorra, vocal de la Comisión Jurídica Asesora de la Generalitat de Cataluña, ect.ect. Andorra, de nuevo.
Pasado el tiempo y novelando mi eterna “Zona Franca”, ya por los tres mil folios, al leer las dos contradictorias biografías sobre Pascual Estevill, al bucólico y romántico cabrero y analfabeto de los dieciocho años, tan machacona y sospechosamente repetido, añadí el camarero o “palanganero” en un célebre moblé de la carretera “la Rabasada”. Hacia el Tibidabo antes de la gasolinera al llegar al “revol de la paella”. Unas actuales ruinas que inspirarían a Agata Cristie. Exquisito y caro establecimiento para gente de relevancia social. Parés repetía lo de camarero en el Tuset de la gauche divine, por los 60. ¡Vete a saber!. 
 
Si su “palo delictivo”, especialidad, la extorsión y chantaje, situé a mi personaje, transmutado en Luis Bailén, de trepa social y académico a base de chantajear a ciudadanos de gran calibre. En el franquismo, el adulterio penado, a los homosexuales se les chantajeaba con total impunidad, y un pederasta no se libraba de la paliza en comisaría y otra de muerte en la cárcel. ¿Porqué no chantajear a algún probo doctor en leyes, descubierto en sus flaquezas, para licenciarse y doctorarse?. La fantasía no es tan descabellada como parece. A finales de los sesenta hubo un funcionario del Ministerio de Educación vendiendo títulos “legalizados” de licenciado de Derecho, y otros. Un caso exculpado, ejerciendo de profesor particular hasta hace poco. La prensa del Régimen no entraba en situaciones tan escabrosas, aunque algún suelto se colara. Actuaciones de falsos titulados los ha habido a cientos. Yo conozco quien aun hoy en día tiene su despacho lleno de cuadros con títulos falsos, y firma sus escritos a los juzgados con número de colegiado inventado. Internet y los bancos de datos se lo está imposibilitando. Abogados “ful” los ha habido muchos. Entre psicópatas y falsificadores anda el juego. Listillos aprendices o ex estudiantes pasantes de bufete han actuado de profesionales con brillantez. Y altas cotas a mano, como lo demuestra Roldan, otro triunfante a lo Pascual Estevill, en cuya tarjeta de visita estampó el “ingeniero”. Entre vagos recuerdos, me viene a la memoria una conversación con Parés por el verdadero nombre de Pascual, puesto que en comentarios había oído “Luis Pascual de Estevill”. La verdad, en sus formularios no utilizaba el “de” aristocrático. Entre falsario y estudioso anda el juego, un juego propicio al ambiente “político-profesional” a rebosar de corrupción. 
Cuando le lanzan con descaro al estrellato de la Ciencia Jurídica, los periódicos lejos del “Juez Estrella” le apeaban de las constelaciones. Callados sobre el tópico contra los “ricos”. Voces quejándose de pasteleos y rápidas salidas de prisión. En su descargo, es bien sabido que los Sabios no escuchan las vulgares súplicas del populacho, y la prensa su representante. El nombramiento y las insinuaciones periodísticas de altos designios para mi ex abogado en el Consorcio, caso de referencia al mostrar su “reconocido prestigio”, ningún periódico publicó nunca que le despedí, no me presagiaban nada bueno. Cuando transcurridos unos años pregunté al autor de la más aceptable de las biografías porqué argumentó su fracaso en el juicio del Consorcio si él no me había defendido, de nuevo “por las hemerotecas” contestó. Socorrida excusa. Evasión común. “Lo dicen los periódicos”. Las dichosas hemerotecas no solo no se dignaron atender mis cartas y escritos públicos, ni siquiera tomaron nota. El pataleo de un preso no encajaba en la versión oficial. 
De la Rosa trinaba contra mi novela, y una simple de la infinidad de sus llamadas podía estampar en mi expediente penitenciario la “cruz en rojo” fatal. Y las casualidades sobrepasaban el tres fatídico convirtiéndolas en prueba. Un “del Barco” suspendía en su perfecto e universitario catalán en un concurso a ingeniero funcionario donde once plazas de contratados se convertían en fijas, y por si fuera poco, un permiso a la boda de mi hija mayor, prometido con pago de 200.000 al mismo abogado de los permisos de Abel, condenado a doce años por tráfico de heroína, y cumpliendo desde el mismo enero del 92, se transforma en una salida vigilada por cuatro enormes mossos de escuadra y esposado. No pagué. Quince años después las fotografías de Mario Conde con tres días de permiso por la boda de su hija, condenado a veinte años, harían preguntarme de nuevo si yo vivía en el mismo país que De la Rosa y Conde. Indiscutiblemente que sí, por cuanto arbitrariedad y corrupción, nos hermanaban. Descontando redenciones me faltaban pocos meses para la “condicional”, ¾ de condena, si me la concedían. Y la fecha llegó y ni siquiera los permisos.
Pascual, sube, De la Rosa, baja. El 5 de abril de 1994, precipitándose los acontecimientos, es relevado como primer accionista de Gran Península, y de presidente su hombre y cuñado Alfonso Maristany. La casualidad sitúa siempre en las esquilmadas poltronas a hombres de su gran confianza, convertidos oportunamente en oponentes o enemigos, y que callarán por su implicación voluntaria o inconsciente. Pactos entre la Caixa, Pujol y dicen la Pearson americana. Una enorme tempestad por un desvío de mil millones, ¡qué importancia tendrían mil millones entre milmillonarios!. Todos mareando la perdiz por mil millones con aval de la Generalitat, y los treinta mil millones de nueve mil sufridos ahorradores, ¡qué se jodan!, y tanto les joderán que su en teoría activo principal, el parque de Vilaseca y Salou, les desaparecerá cambiado de nombre. Port Aventura. Vilarasau se desmarcaba con manifestaciones públicas, racionadas y desconocidas en el superbanquero de Cataluña, y Pujol, ante las presiones de De la Rosa, discurseará sobre lo conveniente para Cataluña. La suspensión de pagos del grupo KIO y su mala imagen desprestigiaban el gran parque de atracciones. Los pequeños accionistas, impuesto un mayoritario y la inversión, se quedan sin “empresario modelo” y el gran activo de su sociedad. Once años y aun se discutirá la retroacción de la quiebra para obligar a quien por peso y posición dominante, la Caixa, se apropió del parque, que nadie sabe si fue un buen o mal robo a los restantes accionistas sin voz ni voto. Por si faltaban pocos a reclamar aún colean recursos a los expedientes de expropiación. La CAIXA, principio y fin de Javier de la Rosa Martí. 
Y continúan sus amarguras, el 19 de mayo del 94, una carga de profundidad repercutiendo en toda la cadena de procesos. La Corte de Londres se declara competente en la demanda presentada el 13 de abril del 93 por el Grupo Torras contra sus anteriores directivos, De la Rosa, vicepresidente, Miguel Soler, director financiero, Jorge Núñez, presidente de Torraspapel, Juan Piqué Vidal, secretario del Consejo de Administración, Narciso de Mir, director, Juan José Folchi, letrado del grupo, Plinio Coll y Michael Russel, de diferentes sociedades intermediarias, y los kuwaitíes Al Sabat y Al Jaffar, de la oficina en Londres de KIO, y Mouzarkel, director de Torras Londres. Las supermillonarias indemnizaciones pedidas por los contratos blindados terminarían en la hilaridad de los jueces de lo social en Barcelona. El tema se desmadra a nivel internacional. Y lo delicado, su orgullo, por los suelos en una fiesta en el Up & Dow, increpado por un acreedor. Se acabó su soberbia y chulería en público. 
Pero como en todas sus etapas exige reconocimientos y con total desvergüenza del pujolismo el Parlament escribirá en sus actas: “El Parlamento de Cataluña acuerda felicitar al Gobierno de la Generalitat por las relaciones que ha mantenido en estos últimos años con el financiero Javier de la Rosa. En estas relaciones sujetas al interés de Cataluña...”, y continúa hasta hacer extensiva la felicitación a sus colaboradores: Joseph M. Cullell (ex Consellé), Miró y Ardévol (ex Consellé), Vicenç Oller (ex Consellé), Carles Vilarrubí (ex Director General de la Entitat Autónoma de Jocs y Apostas de la Generalitat), Inma Folchi (esposa de Miró y Ardevol), Elena Roca-Junyent, directa colaboradora de Narciso de Mir, (cerebro de Gran Tibidabo o “alter ego”, dirán los autores), Carles Malfeito (cuñado de Masiá Alavedra, Consellé de Economía), ect. Los que con supersueldos y repartos, obedecen, callan, y hacen posible los expolios, además de la conexión directa con los padrinos supremos.
Cruzando nombres, entre lo mucho publicado en los diferentes frentes, colocando y quitando personajes con la idea de contabilizar por diez lo que cuesta uno, en el encaje de bolillos de la última gran estafa girando en torno a Javier de la Rosa se encuentra Josep Gomis (antes José). Sus fotos de falangista, rindiendo pleitesía a Franco como Alcalde de Montblanch, se repartirían en el Parlament. De falangista a Presidente de la Diputación de Tarragona por CIU. Un cacique. De hombre clave en el arreglo político entre ayuntamientos para la realización del Parque asciende a Consellé de Gobernació, y ya de bajada, a Delegado de la Generalitat en Madrid, cuando Pujol, hombre clave por sus 20 diputados, no necesita especiales esfuerzos en la Capital. Y después de los ayuntamientos entra en el juego la Caixa de Tarragona, de la Diputación, que Javier intentaría utilizar para transformar en su dinero los miles de millones de la gran Caixa y los avales de la Generalitat, como el Banco Garriga con el empréstito al Consorcio. Indispensable un banco. ¿Cuánto consiguió antes de los mil millones finalizando su vida de “empresario modelo”?. Quizá Gomis estorbara a Pujol en Barcelona. Poca carne para la corrupción barcelonesa si no fuera que la denuncia del abogado Obregón le sitúa entre los hombres del Juez Fernández Oubiña, cuando ejercía en Reus y de Alcalde franquista en Montblanch, relaciones que continuarán con el sucesor en la alcaldía Salvador Nogués Olivé. Esas relaciones que en manos del Juez, Javier y Piqué Vidal acabarían con las fincas familiares de Odena y sus condenas a prisión, con antecedentes por incendio forestal, confesión arrancada el año 1964 por la Guardia Civil, con una madera comprada por Nogués, rival lugareño y familiar del adoptado Odena. Si con Vicenç Oller ex colaborador directo en el Banco Garriga, Pujol no tenía suficiente para conocer al dedillo lo sucedido en el Banco, para otra de las ocupaciones de Javier, más sórdida y mafiosa si cabe, le informaría su propio Consellé de Gobernació Gomis. ¿Le dictaría la famosa frase de “empresario modelo”?. Si algún curioso pretendiera satisfacer sus inquietudes que no recurra a la hemeroteca del Diari de Tarragona, porque entre su procedencia del Movimiento, su compra con intervención de De la Rosa, y el control de Gomis, además de una incomprensible versión, se marearía. 
La Caixa de Tarragona, o los políticos, sus prácticos dueños, paliaron el enredo, o sea, que no se entendiera. Las cajas locales repetían desde que la ley les permitió hacer todas las operaciones bancarias la mecánica que llevó a la quiebra por los 80 a decenas de bancos, grandes operaciones de préstamo y descuento con grupos concretos, siempre ligados a políticos locales. Al filo de la estafa Caixa Layetana perdió miles de millones con Juan Sempere, Caixa de Manresa con Irla, o la Caixa de Girona vendería pisos a precio de regalo tapando vocas, sin conseguirlo, puesto que los oponentes políticos locales llevaron al juzgado a los rectores de las últimas décadas. Y no falta la unión con las épocas del banquero Pujol, con Salvador Carrera del Banco de Gerona absorbido por Banca Catalana, y ahora en la Caixa de Gerona. Leer en El Triangle.

 

 

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