Mientras las decisiones a nivel mundial sean tomadas por Estados Unidos y aquellos que anteponen dinero y poder a preservación de la especie humana, los resultados seguirán siendo iguales a los de Copenhage, Cancún y, por lo que se ve, Durban. Veamos algunas opiniones sobre lo que está ocurriendo allí:
RCBáez: Foto de Yasemin Maracay sobre logo de Durban 2011
1.-Durban será peor que Copenhague y Cancún
Por Pablo Solon
A dos días de la clausura aún no se conoce el verdadero texto que se está negociando. Todos saben que el documento de 131 páginas es sólo una compilación de las propuestas que ya estaban en la mesa en Panamá (hace dos meses). La negociación formal no ha avanzado casi nada. El verdadero documento aparcerá hacia el final de la COP17.
Después de 9 días de negociaciones no hay dudas de que ya vimos está película. Es el tercer refrito de Copenhague y Cancún. Mismos actores. Mismo guión. Los documentos se producen fuera de los espacios formales de negociación. En cenas y reuniones privadas a las que no asisten los 193 estados miembros. El resultado de estos encuentros se conoce sólo el último día. En el caso de Copenhague fue a las dos de la mañana del día después que debió haber terminado el evento. En Cancún el proyecto de decisión recién apareció a las cinco de la tarde del último día y no se abrió a la negociación ni siquiera para corregir una coma. Bolivia se mantuvo firme en las dos ocasiones. La razón: los bajísimos compromisos de reducción de emisiones de los países industrializados que llevan a un incremento de la temperatura de más de 4 C. En Cancún Bolivia se quedó sola. No podía hacer otra cosa. Como podía aceptar el mismo documento que en Copenhague había rechazado sabiendo que 350.000 personas mueren al año debido a desastres naturales producidos por el cambio climático. Permanecer en silencio es ser cómplice de genocidio y ecocidio. Aceptar cualquier desastre con tal de no quedarse solo es la receta de la diplomacia cobarde. Mucho más cuando uno pregona la “Diplomacia de los Pueblos” y se ha comprometido a defender el “Acuerdo de Cochabamba” de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y derechos de la Madre Tierra.
Durban será peor que Copenhague y Cancún. A dos días de la clausura aún no se conoce el verdadero texto que se está negociando. Todos saben que el documento de 131 páginas es sólo una compilación de las propuestas que ya estaban en la mesa en Panamá (hace dos meses). La negociación formal no ha avanzado casi nada. El verdadero documento aparcerá hacia el final de la COP17.
Pero lo más importante, la sustancia de la negociación sigue invariable desde Copenhague. Las promesas de reducción de emisiones siguen siendo de 13% a 17% de las emisiones que tenían los países desarrollados tomando en cuenta sus niveles de emisiones de 1990. Todos saben que eso es una catástrofe. En vez de indignarse buscan como endulzar el veneno. La envoltura de este paquete será el segundo período de compromiso del protocolo de Kioto y un mandato para un nuevo acuerdo vinculante. La sustancia del paquete será la misma que la de Copenhague y Cancún: no hacer prácticamente nada durante esta década en cuanto a reducción de emisiones, y conseguir un mandato para negociar un acuerdo que será aún más débil que el protocolo de Kioto y que lo sustituirá en el 2020. El Gran Escape III es el nombre de esta película que versa sobre como los gobiernos de los países ricos y las transnacionales buscan escaparse de su responsabilidad en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Lejos de fortalecer la lucha contra el cambio climático se está volviendo más suave y flexible, con compromisos voluntarios de reducción de emisiones. ¿La incógnita es quien se parará esta vez a denunciar el engaño hasta el final? ¿Sera que esta vez, todos aceptan el refrito de Copenhague y Cancún?
Lo cierto es que más allá de la escenografía y la última escena, el final de esta película será el mismo que el de Copenhague y Cancún: la humanidad y la madre tierra serán las víctimas de un incremento de la temperatura nunca antes visto en 800.000 años. www.ecoportal.net
* Pablo Solón, analista internacional y activista social. Fue Jefe negociador para cambio climático y Embajador ante Naciones Unidas del Estado Plurinacional de Bolivia (2009-Junio 2011).
Tomado de Aporrea
2.-
En suspenso conferencia de Durban por decisiones políticas
Por Enrique Torres, enviado especial
Durban, Suráfrica, 9 dic (PL) Intensas sesiones de negociación tienen lugar hoy en la recta final de la XVII conferencia ambiental de la ONU, con propuestas técnicas sobre la mesa a la espera de decisiones políticas.
Luego de la extensa jornada del jueves, en la que no pocos delegados se retiraron del Centro Internacional de Convenciones entrada esta madrugada, y tras los primeros contactos informales de la mañana, comenzó a aflorar aquí cierto optimismo.
"Tengo la certeza de que en Durban se va a anunciar la puesta en operación del Fondo Verde del Clima, y se presentará como un gran resultado, pero es un fondo que no tiene un centavo", comentó a Prensa Latina un diplomático que participó en los debates a puerta cerrada.
Lo cierto es que a partir de lo negociado hasta ahora, durante 2012 se tendrá que seguir discutiendo sobre las fuentes de financiamiento de ese instrumento.
Según trascendió de los debates, es de esperar que en un inicio solo se produzcan pequeñas contribuciones voluntarias de naciones ricas de Europa, quizás países nórdicos, las cuales permitirán que el Fondo se constituya con una sede, a la cual aspiran, entre otros, México, Suiza y Singapur.
No obstante, el dinero estará en el Banco Mundial, que a tono con los acuerdos de Cancún será la entidad de fideicomiso a cargo de esos recursos financieros, dinámica que no ha sido del agrado de varios países subdesarrollados, pero que a toda luz resulta inamovible.
Según la metodología pactada, aquí se aprobaría poner en marcha el Fondo, y se pediría a los grupos de trabajo propuestas para la junta que lo dirigirá, la cual sería constituida alrededor de marzo venidero y por ende no se reuniría hasta abril.
Dicha junta propondría la sede del Fondo, de manera que el mecanismo no tendrá casa hasta mediados de año.
En cuanto al financiamiento, se está aprobando un programa de trabajo para comenzar a explorar las fuentes, alrededor de las cuales hay opiniones divergentes.
Los países industrializados se resisten a que las fuentes principales sean públicas, y apuestan al sector privado, pero este último también se niega a llevar el peso fundamental, que implicaría gravámenes para la recuperación de los recursos.
Las naciones subdesarrolladas prefieren la garantía de fondos públicos y sistemáticos.
La realidad es que durante un año más será necesario discutir estos temas para que exista cierta claridad en los orígenes del dinero.
En cuanto al segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto, en varias salas a puerta cerrada grupos negociadores barajan opciones, dirigidas a que no muera el pacto, pese a la anunciada negativa de países como Canadá, Japón y Rusia a no sumarse a un nuevo capítulo.
Está en discusión el tiempo de vida del segundo período de compromisos y las cuantías en los niveles de mitigación a asumir por cada país, incluso las vías para lograrlo, que no están bien definidas.
Entre las opciones se contempla una fórmula para darle vida al Protocolo en el período 2013-2017, incluso uno mayor, de ocho años, sujeto a revisión en 2015. La decisión se debe adoptar en breve con el visto bueno de los ministros y otros jefes de delegaciones.
El Protocolo de Kioto fue suscrito en 1997, ratificado por 156 países y, luego rechazado por dos de los principales contaminantes del mundo, Estados Unidos y Australia.
En esencia establece el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en una media del 5,2 por ciento con respecto a los niveles de 1990, aunque en su anexo B precisa metas cuantificadas de mitigación por cada país.
La presidencia surafricana de la conferencia ha realizado una intensa labor de cabildeo con las partes, a fin de combinar opciones y lograr documentos equilibrados capaces de alcanzar el consenso.
En las llamadas sesiones de Indaba, los anfitriones han tratado de evitar que el epílogo de Durban sea igual al de la XVI conferencia de Cancún, donde no pudo revertirse la tendencia a destruir el actual régimen jurídico internacional fundado en la Convención.
Fuente Prensa Latina
3.-
Escuchen a la gente, no a los que contaminan
Por Amy Goodman
Durban, Sudáfrica.- Muy por encima de la calzada, frente a la famosa South Beach de Durban y a las olas del Océano Índico y a solo unas cuadras de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que reúne esta semana a unas veinte mil personas, siete activistas luchaban contra el viento para desplegar una pancarta que decía: "Escuchen a la gente, no a los que contaminan”. No era una tarea fácil. A pesar del sol de la mañana y del cielo celeste, el viento arreciaba feroz y el grupo que intentaba colgar la pancarta no era precisamente bienvenido. Eran de Greenpeace y estaban colgados del techo del Protea Hotel Edward.
Dentro, se desarrollaba el encuentro de ejecutivos del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, una organización que se presenta a sí misma como "una organización liderada por ejecutivos de compañías con pensamiento de vanguardia que impulsa a la comunidad empresarial mundial a crear un futuro sostenible para las empresas, la sociedad y el medio ambiente”. Abajo, frente a la puerta del hotel, mientras se acercaba la policía y muchas personas portaban carteles y pancartas y cantaban en solidaridad con los escaladores, Kumi Naidoo criticó al Consejo y lo calificó como uno de los "Doce mayores contaminadores” según Greenpeace.
Naidoo no es un extraño para quien sigue de cerca las acciones callejeras en Durban. Si bien actualmente es el director ejecutivo de Greenpeace Internacional, una de las más grandes y visibles organizaciones ambientalistas del mundo, en 1980, cuando tenía quince años de edad, fue uno de los millones de sudafricanos que lucharon contra el régimen racista del apartheid. Fue expulsado del secundario y finalmente debió pasar a la clandestinidad. Reapareció en Inglaterra, viviendo en el exilio, y prosiguió sus estudios en la Universidad Rhodes. Durante años, Naidoo ha luchado por los derechos humanos, contra la pobreza y a favor de acciones para combatir el cambio climático.
Mi colega de Democracy Now! Hani Massoud y yo nos escabullimos hasta el techo para registrar el momento en que los siete activistas que colgaban la pancarta eran arrestados. El escalador sudafricano Michael Baillie, uno de ellos, me dijo: "Nuestro objetivo aquí hoy era denunciar que los gobiernos están bajo la influencia excesiva de un puñado de corporaciones que intentan influir negativamente en las negociaciones sobre el cambio climático que se desarrollan aquí en Durban. Están tomando al clima de rehén.”
Más tarde, durante la conferencia de la ONU en el Centro Internacional de Convenciones Alfred Luthuli, llamado así en honor al presidente general del Congreso Nacional Africano y primer africano en ganar el Premio Nobel de la Paz, Kumi Naidoo me dijo acerca de la acción de esa mañana: "No nos oponemos a la idea de dialogar con las empresas, pero claramente las grandes empresas no se están moviendo a la velocidad que necesitamos que se muevan. De hecho, nos tiran hacia atrás. Por lo tanto, creemos que denunciarlas, nombrarlas, avergonzarlas es esencial para que la gente sepa por qué estas negociaciones sobre el clima no van a la velocidad que necesitamos que vayan.”
Entre los "Doce mayores contaminadores” de Durban figuran Royal Dutch Shell, ExxonMobil, Koch Industries y BASF, así como asociaciones comerciales como la Cámara de Comercio de Estados Unidos, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible y el Instituto Americano del Petróleo. Greenpeace denunció a estas corporaciones y coaliciones corporativas por su presencia en Durban y por sus acciones a lo largo del proceso de negociaciones sobre el cambio climático, ya que van en perjuicio de un progreso significativo. El informe completo, titulado: "¿Quién nos impide avanzar? La presión de la industria contaminante en la negociación climática” explica de qué manera estas corporaciones no sólo hacen fracasar la legislación sobre el cambio climático a nivel nacional en todo el mundo, sino que además obtienen acceso privilegiado a las negociaciones a nivel mundial, como sucede en esta conferencia de vital importancia de las Naciones Unidas en Durban.
El ex Arzobispo sudafricano Desmond Tutu pronunció un discurso durante una manifestación previa a la cumbre en el que calificó al cambio climático de "gran enemigo”: "Decimos que ésta es la última oportunidad. Por favor, por el amor de Dios, tomen la decisión correcta. Este es el único mundo que tenemos, el único hogar que tenemos; si lo destruimos, nos hundiremos todos." La ex Presidenta irlandesa Mary Robinson agregó: "La gente está sufriendo debido al impacto del cambio climático. Los que más sufren no son responsables, por lo que el mundo rico tiene que asumir su responsabilidad. Tenemos que dar continuidad a Kioto, seguir un camino que nos lleve a un acuerdo justo, ambicioso y vinculante, y tenemos que hacerlo aquí en Durban”.
Existe un creciente consenso aquí en Durban respecto a que Estados Unidos representa el mayor impedimento al avance de estas cruciales negociaciones. Una coalición integrada por dieciséis de los más importantes grupos ambientalistas de Estados Unidos publicó una carta dirigida a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, que supervisa directamente las negociaciones sobre cambio climático por parte de Estados Unidos. En la carta, los grupos señalan que a pesar de que el Presidente Obama prometió originalmente durante su campaña liderar las negociaciones mundiales sobre cambio climático, "tres años después, Estados Unidos corre el riesgo de ser considerado no como un líder mundial en la lucha contra el cambio climático, sino como un gran obstáculo al progreso de esa lucha.”
La industria de los combustibles fósiles ejerce una enorme influencia sobre el gobierno de Estados Unidos y sobre el pueblo estadounidense. Lo logra invirtiendo decenas de millones de dólares en ejercer presión y en campañas publicitarias destinadas a influir sobre la opinión pública. Kumi Naidoo, que estuvo preso varias veces a causa de su activismo, comparó la lucha contra el apartheid con la lucha contra el cambio climático: "Si la gente de todo el mundo puede unirse —los sindicatos, movimientos sociales, líderes religiosos, grupos ambientalistas y otros— como vimos que sucedió el sábado durante la marcha, rezo para que se produzca un milagro similar que lleve a estas negociaciones sobre el cambio climático a un resultado justo, ambicioso y legalmente vinculante.”
[Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur].
Tomado de Adital, fuente original Democracy Now
4.-
Durban: doce días en doce frases
AFP / J. Grau
La misma casa común
«No tenemos más que una casa y es nuestra única casa, da igual que seamos ricos o pobres». (Desmond Tutu, sudafricano, premio Nobel de la Paz, pidiendo a los países ricos que ayuden más a los países más vulnerables por el cambio climático, en un reunión previa al primer días de debates).
Cuestión de vida o muerte
«Para muchas personas en los países en desarrollo y en África, el cambio climático es una cuestión de vida o muerte» (Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica, apela a la vulnerabilidad del continente africano, huésped de esta XVII conferencia de la ONU sobre el clima).
Mandela
«Siempre parece imposible, hasta que se hace». (Christiana Figueres, responsable de la ONU para el clima, cita a Nelson Mandela para invitar a los delegados de los 190 países presentes en Durban, a tomar ejemplo de la larga lucha del ex presidente sudafricano contra el apartheid, que terminó con éxito).
Amor a Kioto
«Queremos mostrar nuestra solidaridad con el protocolo de Kioto» (frase de Barry McGarron, un joven irlandés que llevaba con orgullo una camiseta con la leyenda: I Love KP (amo el protocolo de Kioto), y que pedía el compromiso de los países industrializados con ese protocolo).
El pasado y el futuro
«Para Canadá, Kioto pertenece al pasado» (Peter Kent, ministro de Medio Ambiente de Canadá, confirmando que su país, al igual que Japón y Rusia, no asumirá nuevos compromisos dentro del marco acotado en Kioto).
Amandla y justicia climática
«Queremos una justicia climática, no un apartheid climático» (Lubna Nadvi, organizadora de una manifestación en la que el grito más oído era Amandla (una palabra zulú que significa «fuerza», y que era también la que más se repetía durante el apartheid).
Pedir más pruebas
«Es inconcebible la espera sin fin de más pruebas» (Rajendra Pachauri, presidente del grupo de expertos sobre la evolución del clima (GIEC), el órgano científico de referencia sobre el cambio climático, señalando que ya había demasiadas certezas sobre el calentamiento como para empezar a tomar medidas).
Agua
«Antes, si me hubieran preguntado, habría dicho que no sabía nada sobre el cambio climático. Pero ahora se me ha metido en casa» (Beatrice Omweri, una joven keniana que hizo el viaje a Durban para dar testimonio, después de que en Nairobi racionaran el agua corriente).
Estados Unidos
«Tengo la impresión de que la gente es menos paciente que antes con respecto al ciclo electoral estadounidense» (Jennifer Morgan, directora del programa del clima y la energía del World Resources Institute, en referencia a la irritación de ciertos países por la actitud de espera de los estadounidenses en las negociaciones).
Neófito
«Este problema no es el vuestro, no es el mío, es el nuestro» (Alfred Lado Gore, ministro de Medio Ambiente de Sudán del Sur, estado independiente desde hace cinco meses, que ha participado en las negociaciones climáticas como observador).
Fatiga
«Pollo frito a las 3:30 de la madrugada, los dedos pegajosos, pero siempre las mismas discusiones... Aún un día y necesito dormir» (un negociador europeo en su cuenta de twitter, cuando las discusiones se eternizaban, en la noche del jueves al viernes).
Viaje
«Me llevó 64 horas, de ellas 28 en barco, llegar hasta aquí». (Faipule Foua Toloa, jefe de gobierno de Tokelau, un archipiélago de solo 12 kilómetros cuadrados, con unos 1.400 habitantes, en el Pacífico Sur, que espera regresar a casa diciendo: «Algo ha sucedido en Durban»).
Tomado de ABC, España
5.-
Duras críticas a borradores finales de conferencia en Durban
Durban, Suráfrica, 11 dic (PL) Fuertes críticas recibió hoy aquí el paquete de documentos presentado por los grupos de trabajo de la Convención de la ONU sobre cambio climático y el Protocolo de Kioto, texto calificados por varias delegaciones de desequilibrados.
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Los informes fueron discutidos en sesiones maratónicas que se extendieron hasta el inicio de la madrugada del domingo, pero pese a las críticas, enviados a la sesión plenaria de la XVII conferencia ambiental de Naciones Unidas, cuya sesión final debe comenzar en unos minutos.
El Grupo Africano y naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se opusieron al paquete, que en materia de mitigación es muy flexible para los países industrializados, mientras refuerza exigencias para las naciones en desarrollo.
En acciones de mitigación, el informe del Grupo de Cooperación a Largo Plazo de la Convención dedica 60 párrafos con requerimientos y controles para los países pobres, y solo 31 para los desarrollados, los máximos contaminantes históricos del planeta.
De esa manera, se echa por tierra el principio de responsabilidades comunes pero diferencias, establecido por la Convención.
"Es el mundo al revés", exclamó en una encendida alocución la jefa del equipo negociador de Venezuela, Claudia Salerno, quien dijo apreciar un retroceso en el espíritu de los documentos, en comparación con lo aprobado hace un año en la conferencia de Cancún, proceso que también tuvo limitaciones.
"Este texto no solo es un Cancún menos, es un Kioto menos", señaló en referencia a otro de los temas debatidos en este foro, la necesidad de un segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto, pacto cuyo primer capítulo expira en 2012.
El delegado de China también expresó discrepancias con el paquete, al señalar que el nivel de mitigación planteado para los países industrializados es muy inferior al que realmente debería ser. "Esa parte del texto no es buena", manifestó el diplomático, al tiempo que criticó la poca claridad del mecanismo de financiación a largo plazo para acciones de mitigación y adaptación al cambio climático. El grupo de trabajo no ha cumplido con su cometido, enfatizó.
El paquete, sin embargo, cuenta con el respaldo de la Unión Europea, Japón y Estados Unidos, entre otras naciones industrializadas, las cuales se pronunciaron a favor de su aprobación inmediata.
Ante la falta de consenso, continúa entre signos de interrogación cuál será el final de la XVII conferencia ambiental, que debió concluir el viernes, y que aún este domingo mantiene en incógnita su epílogo.
Tomado de Prensa Latina
Protesta de Oxfam en la cumbre de Durban_AFP-Stephane de Sakutin
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