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CELAC: se está en un alba y como en los umbrales de una vida luminosa

miércoles, 30 de noviembre de 2011
Por Wilkie Delgado Correa


La constitución de la Comunidad Latinoamericana y Caribeña (CELAC), del 2 al 3 de diciembre en Caracas, marca un hito histórica en el largo proceso de la búsqueda de una unidad salvadora para los pueblos integrantes de Nuestra América, tal como la denominara José Martí.

La espada victoriosa y las ideas políticas esclarecidas de Simón Bolívar trataron de conformar, como sueño y realidad, la unión de los países liberados del imperio español, y que por una serie de factores internos y externos al conjunto de nuestros países, sólo en este momento preciso, en el bicentenario de los acontecimientos independentistas fundadores, se concretará este destino mejor. Aquel proceso histórico natural tuvo un retardo nefasto, a consecuencia de la acción divisionista de caudillos y políticos entreguistas a intereses foráneos y, muy especialmente, por la influencia y la política avasalladoramente injerencista de los Estados Unidos.

Y es que desde Venezuela, cuna de nuestra América, como la calificara José Martí, tiene que hacerse realidad ahora su sentencia de que “La América ha de promover todo lo que acerque a los pueblos, y de abominar todo lo que los aparte”. Y nuestras naciones “estarán mejor como amigas naturales sobre bases libres, que como coro sujeto a un pueblo de intereses distintos, composición híbrida y problemas pavorosos, resuelto a entrar, antes de tener arreglada la casa, en desafío arrogante, y acaso pueril, con el mundo”.

La frase martiana que da título a este artículo, fue expresada como un vaticinio en 1883, al señalar que lo que acontecía entonces como embrión y atisbo, y hoy es un acto en un cuerpo maduro,  “[...] no puede verse como un hecho aislado, sino como una enérgica, madura y casi simultánea decisión de entrar de una vez con brío en este magnífico concierto de pueblos triunfantes y trabajadores [...]”

Parangonando al Maestro en su sentido de concebir la unidad en su artículo “el Agrupamiento de los pueblos de América”, expresado en su lenguaje, cabe enfatizar que “es necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto. Si no, crecerán odios; se estará sin defensa apropiada para los colosales peligros, y se vivirá en perpetua e infame batalla entre hermanos por apetitos de tierras.”

En síntesis, juntarse en esta hora del siglo XXI, amarse con sentimiento entrañable, defenderse de colosales peligros y enemigos y vivir en permanente lucha para extender la solidaridad y la generosidad hasta el último y más olvidado palmo de nuestras tierras.

Cuando se adopte la Carta constitutiva de la CELAC, los pueblos de América Latina y el Caribe habrán declarado, en cierta forma, una declaración de independencia colectiva frente a todo poder extranjero y de principios políticos amplios que les servirá de escudo protector en este mundo contemporáneo donde las grandes potencias y las poderosas coaliciones regionales pretenden imponerse por medios financieros, económicos, políticos, culturales y militares.

Esperamos que, con las experiencias acumuladas y la voluntad de nuestros gobiernos y pueblos, empecemos a construir un futuro que permita, a pesar de desarrollos desiguales y diferencias diversas, traspasar el estadio inicial de la fundación de una organización promisoria y viable, y empiecen a concretarse los sueños y propuestas de los patriotas de ayer y de hoy, de manera que el futuro se caracterice por mayor libertad y justicia social, mayor democracia y desarrollo, mayor bienestar y felicidad, mayor independencia y paz.

Enviado por su autor para Cuba coraje

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