Por Acratosaurio Rex
Recibo en el correo un mensaje misterioso, que me pide que opine sobre el Protocolo de actuación en caso de violencia por parte de
manifestantes. Tras comprobar que ha sido bastante difundido, tengo
que decir que:
Me parece una coña. No existen los violentos antisistema. En mes y
pico de protestas, la violencia la ha protagonizado el Gobierno, las
siete y los intelectuales en nómina. Eso que dice el facherío de que
hay grupos organizados de violentos antisistema infiltrados en el
movimiento, es un bulo. Los antisistema son la cosa más desorganizada del planeta, y no podrían infiltrarse ni siquiera en una boda para comer gratis.
No obstante, parece razonable que si algún manifestante (o grupo de
jubilados) enloquece, y se pone con una porra y un escudo a dar palos a mansalva, lo suyo es sentarse y aguantar el chaparrón, según el protocolo de recepción de hostias varias.
Cuando los manifestantes violentos os calienten, debéis sentaros,
levantar las palmas de las manos y darles flores, para lo cual
llevaréis un amplio surtido de ramilletes… De nada sirve insultarles
ya que eso les puede encrespar más. Es mucho mejor cantarles una suave canción de cara a tranquilizarlos. Cuando les vuelva la calma a los violentos manifestantes, se les vitorea y se llama a las ambulancias.
Eso de señalar a los manifestantes violentos a los jundos para que les detenga… Muy mal. Eso es de falseras. Eso es hacer como la Inquisición cuando entregaba a los herejes al verdugo del Ayuntamiento, para no mancharse las manos con sangre. No se puede entregar a un violento a una institución violenta para que haga el trabajo que los no violentos no quieren realizar, ya que eso convertiría de inmediato a los no violentos en violentos, lo cual es horrible.
La social no necesita que se les señale a los violentos. Es su
trabajo, y quitárselo les puede enfurecer. Las manis son seguidas por
un protocolo de secretas cada diez metros, que controlan el percal a
la perfección. Un grupo de violentos siempre destaca en las
manifestaciones pacíficas, y señalarlo a los jundos es de panolis. La
poli siempre guipa a los alborotadores, y de inmediato corre al otro
extremo para caldear a los manifestantes pacíficos. La policía sabe
que es más descansado y menos peligroso zurrar a gente quieta e
inofensiva, que a chusmas y randas que lanzan objetos contundentes e incendiarios. Además, la policía también posee una ética, y dispone de un protocolo de desprecio a los chivatos y riflones.
Por último, no hay que vitorear a la policía en ningún caso. Podrían
considerarlo una provocación intolerable. Podrían pensar que se burlan de ellos. O podrían considerar a los que dan la ovación, simplemente, estúpidos, o dignos de llevarse más palos.
Tonterías las precisas. Lo que es de uno es de todos, lo que es de
todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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