Como bien nos ha demostrado el imperio, hay textos que no caducan; sigue la banderilla clavada en nuestro costado: Guantánamo
Base Naval de Guantánamo: la ilegalidad en más de un siglo
Por Singh Castillo
La usurpación de suelo cubano tiene más de 100 años
Guantánamo.- Uno de los momentos más graves en la historia de Cuba sucedió entre los días 7 y 18 de junio de 1898, cuando marines norteamericanos desembarcaron en las arenas de Playa del Este, en la entrada de la bahía de Guantánamo y ocuparon parte de lo que es hoy el territorio usurpado al pueblo cubano.
En el expansionismo yanki de fines del siglo XIX, el puerto de Guantanamo era clave para dominar el istmo de Panamá: “…sin la posesión de Guantánamo, el canal jamás llegará a estar seguro en manos de los Estados Unidos”, afirmó entonces un activo representante de esas ideas, el capitán de navío Mahan.
La declaración oficial de la guerra contra España el 21 de abril de ese año brindó la oportunidad esperada, en mayo, la infortunada flota del almirante Pascual Cervera y Topete arriba a Santiago de Cuba. Para bloquearla, la U.S. Navy precisa de una base de apoyo cercana.
Las miradas se vuelven hacia la bahía de Guantánamo, el Puerto Grande descubierto por Cristóbal Colón en abril de 1494 e invadida infructuosamente por los británicos en julio de 1741, cuya posición estratégica permite controlar el Mar Caribe.
Del 7 al 9 de junio de 1898, los cruceros Marbelhead y Yankee, junto a otros buques, bombardean las defensas españolas en la bahía de Guantánamo. La mayor concentración del fuego norteamericano se dirigió al vetusto fuerte de Cayo Toro, cuya artillería quedó silenciada, luego de intercambiar intensos disparos.
También uno de los buques rastrea y enganchó el cable submarino que enlazaba por telegrafía a Santiago de Cuba y Guantánamo con España, privando al mando hispano de ese medio.
Envalentonados por la neutralización las defensas colonialistas, por Playa del Este toma tierra un pequeño destacamento del único batallón de marines con que contaba los Estados Unidos en esa época. Avanzan hacia el poblado de Punta Pescadores, donde destruyen la caseta del cable allí existente.
La permanencia en tierra dura poco, pues los infantes de marina tienen de retornar a sus buques, ante el inminente contragolpe español. Es el inicio de la invasión a la bahía de Guantánamo por las primeras fuerzas yankis que desembarcan en suelo cubano durante la guerra hispano-cubano-norteamericana.
Siguiendo órdenes de Calixto García, el Mayor General Pedro Agustín Pérez, el máximo jefe mambí en la zona de Guantánamo, a bordo del Marbelhead conversa con el capitán de navío Bowman H. McCalla, al mando de la expedición norteña, con el cual ultima los detalles de un desembarco mayor con apoyo cubano.
El 10 de junio, el impetuoso bombardeo de los buques permite a los marines del coronel Robert W. Huntington realizar un segundo asalto a Playa del Este, así como a Playa del Cable y Punta Pescadores, mientras los defensores españoles se retiran de forma desordenada hacia las alturas de El Cuzco.
A las 11 de la mañana de ese día ondea la bandera de las barras y las estrellas sobre las alturas de Playa del Este. Fue la primera vez que el estandarte yanqui se enarboló en lo que sería en pocos años la estación naval nacida de las imposiciones imperiales contenidas en la tristemente célebre Enmienda Platt.
Sin apoyo de los insurrectos y calculando erróneamente los medios y fuerzas de los españoles en la cercana Caimanera, se lanzan a tomarla por su parte cenagosa. Fracasan.
Atrapados en el campamento McCalla, en la entrada de la bahía, los que se autotitulan orgullosos y selectos, los marines, son aterrorizados por las incursiones españolas desde El Cuzco, cunde el pánico entre sus fuerzas, las cuales nombraron al lugar como “Las colinas malditas”.
Están a punto de sucumbir, cuando llega el teniente coronel Enrique Thomas y Thomas con un centenar de curtidos mambises. Ante la incapacidad de sus jefes, McCalla le otorga el mando de las operaciones terrestres y el 14 de junio dirige con éxito las fuerzas cubano-norteamericanas en la batalla de El Cuzco, con la cual son desalojadas las fuerzas coloniales del perímetro costero.
En las alturas de Tres Piedras, al otro lado de la rada, tiene lugar la última acción victoriosa de ambos ejércitos. Con ella se logra el control definitivo de las márgenes de la ensenada y disponer de la base de operaciones, comunicaciones y aseguramiento logístico para el bloqueo naval a Santiago de Cuba, que culminaría con el hundimiento de la flota del almirante Cervera.
La obtenida en Guantánamo, es la primera victoria de los aliados en el conflicto. El 18 de junio de 1898, el capitán de navío Bowman H. McCalla rinde honores a la bandera cubana y al Mayor General Pedro Agustín Pérez, hecho sin precedentes.
Por esa causa, McCalla recibió una fuerte amonestación del almirantazgo norteamericano, en una clara manifestación de que su intervención no ocurría para asegurar la independencia de los cubanos, ni reconocer a sus instituciones de gobierno y militares.
A pesar de la reprimenda, el 23 de julio, antes de suceder la separación de las fuerzas cubanas de las situadas bajo su mando, el militar norteamericano ordenó la formación de ambas unidades y dirigió unas palabras de agradecimiento a Thomas y sus hombres.
“No se como agradecer bastante, en nombre del gobierno de Norteamérica y en el propio, a los cubanos que, como bendición del cielo, llegaron en momentos precisos para evitarnos un fracaso”, le dice McCalla a los mambises guantanameros. Nueve días después de la rendición de Santiago de Cuba, el 24 de julio partió desde la bahía de Guantánamo el grupo expedicionario comandando por el general Nelson A. Miles, con la misión de ocupar Puerto Rico.
El éxito militar cubano-norteamericana en El Cuzco tuvo una gran repercusión en los Estados Unidos, pues hasta entonces en la guerra decretada a España sólo se conocía la victoria de la escuadra del comodoro George Dewey sobre buques españoles en la bahía de Manila, en Filipinas.
Al conocer la noticia en Nueva Cork, el patriota cubano Manuel Sanguily sentenció: “Han visto ya a Guantánamo, jamás renunciarán a poseerla”.
La historia le ha dado la razón. La usurpación de suelo cubano en la bahía de Guantánamo tiene más de 100 años.
http://www.solvision.co.cu/basenaval/plantillas/usurpacionsuelo.htm
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