Por Adrian Salbuchi
El
mundo contiene el aliento preguntándose cuándo EEUU y sus nerviosos
aliados atacarán a Siria, cómo lo harán, cuánto tiempo durará ese
“ataque preventivo”, cómo reaccionará el mundo… cómo reaccionará
Rusia...
Y, sin embargo, tanto los gobiernos occidentales como
sus bien disciplinados multimedios de prensa pareciera que ignoran a uno
de los jugadores más ponderosos e influyentes en este drama, que viene
manteniendo un extraño silencio: Israel
El deteriorado poder estadounidense
Actualmente,
la fuerza estadounidense se apoya fundamentalmente sobre su aterrador
poderío militar, su Complejo Industrial-Financiero, y las fuerza de sus
multimedios globales. Ese poder, sin embargo, se viene erosionando
rápidamente, pues en la era de Internet el verdadero Poder tiene cada
vez más que ver con el Prestigio, la Credibilidad y la Confianza, áreas
en las que EE.UU. parece estar desarmándose en mil pedazos.
El
intervencionismo norteamericano se ha puesto demasiado de manifiesto en
los últimos veinte años. La Guerra de los Balcanes a finales de los
noventa, cuando se llegó a bombardear Belgrado, disparó señales de
alarma, especialmente entre país no aliados, a lo que debemos agregar la
primera Guerra del Golfo de 1991. Así fue quedando claro que la
superpotencia hegemónica global norteamericana apostaba a quedarse con
todo el mundo, especialmente tras la desaparición de la Unión Soviética.
Pero
lo que hizo sonar con redoblada fuerza las alarmas fue el caso de Irak
en 2003. Las acusaciones falsas de George W. Bush sobre las supuestas
"armas de destrucción masiva" como excusa para destruir ese país a fin
de sacar a un molesto exasociado Saddam Hussein, resultó una obscenidad
que mostró al mundo que la superpotencia hegemónica global en realidad
estaba quedando fuera de control.
En aquellos años, EE.UU. aun
contaba con la excusa de los horrendos ataques del 11 de septiembre
sobre Nueva York y Washington que le permitieron justificar su
estrategia de potencia buscapleitos.
Pero la credibilidad
estadounidense sufrió un brusco traspié cuando George W. terminó por
admitir que (a) no existía conexión alguna entre el malo de Saddam y el
malo de Osama, supuesto mentor y ejecutor del 11 de septiembre (en
verdad jamás sabremos cuán responsable fue, pues luego Obama arrojaría
el cadáver de Osama al mar…), y (b) definitivamente, con toda seguridad y
sin duda alguna, JAMÁS hubo armas de destrucción masivas en Irak…
Agreguemos a esto el peso de las crecientes pruebas de que el 11 de
septiembre probablemente fue un ataque de falsa bandera…
De
manera que urgía a EE.UU. diseñar un nuevo sistema de guerra o, mejor
dicho, un nuevo sistema que le permitiera desatar guerras contra
aquellos "países transgresores" a los que transforma en blancos
militares. Ya no basta con aparecer por la cadena de TV nacional y
mundial para acusar a tal o cual país de ser "un peligro para la paz
mundial", o acusarlo de "no tener el tipo de democracia que nosotros
queremos ver", según las palabras de Hillary Clinton cuando visitaba
Egipto hace poco más de un año...
No. Había que inventar algo
realmente nuevo: 'Primavera Árabe' lo llamaron, que es una frase
codificada para describir la instigación, generación e ingenierización
de grandes convulsiones sociales dentro de países que son blancos de
EE.UU. y sus aliados. Esas convulsiones luego pueden intensificarse,
tornándolas en verdaderas guerras sociales. Y si sus líderes no
entienden el mensaje e insisten en mantenerse en el poder, entonces las
agencias de seguridad e inteligencia (y otras inconfesables) de EE.UU.,
Reino Unido, Israel y otros aliados podrán intensificar aún más el caos
ingenierizado, arrastrando al país víctima a una guerra civil fratricida
y genocida: Libia, Siria, Egipto, Afganistán, Irak…
Para ingenierizar este tipo de guerras en todo el Oriente Medio se requieren tres cosas:
(a)
identificar quienes serán los 'luchadores por la libertad' –mayormente
hampones, terroristas, guerrilleros, soldados de fortuna y una amplia
gama de violentos mercenarios;
(b) luego, armarlos con muy letal
armamento de alta (pero no máxima) tecnología, financiándolos para
asegurar que puedan hacer lo que les plazca dentro del país víctima;
para luego
(c) lanzarlos contra las ciudades de Egipto, Libia,
Siria y otros países, tal como vienen haciendo desde hace ya más de una
década en Irak.
Si aun así sus líderes no se entregan, entonces
siempre queda la opción de ordenar a un par de escuadrones de cazas y
bombarderos de la OTAN que arrasen y aplasten todo, devolviendo al país
víctima a la edad de piedra, o brindar apoyo satelital a los 'luchadores
de la libertad' para que puedan llevar a cabo operaciones
hollywoodenses como el asesinato televisado en vivo de Muhammar Ghaddafi
y su familia al acompañamiento de las groseras carcajadas de Hillary
Clinton por la cadena CBS TV.
Pero el caso de Siria es diferente.
El
mundo se está cansando rápidamente de las mentiras e hipocresías
norteamericanas. Crecientes sectores de la comunidad internacional van
comprendiendo que esas pandillas de asesinos, violadores y criminales
violentos – también conocidos como 'luchadores por la libertad siria' –
son armados, entrenados, financiados y reciben enorme apoyo mediático,
precisamente de los EE.UU. y aliados.
Las trampas sucias
colocadas por EE.UU. hoy operan 'a full' tratando de culpar por los
recientes ataques con armas químicas ocurridos en Siria, al gobierno de
Bashar al-Assad, pero la credibilidad de estas acusaciones es
notablemente baja.
Pues el sentido común indica que sería un
suicidio para al-Assad asesinar a su propia población civil –niños
incluidos– de un barrio de Damasco cuando sus verdaderos enemigos son
los terroristas y delincuentes dirigidos por Occidente que están
tratando de quedarse con toda Siria.
¿Por qué le daría Assad a
sus enemigos la 'excusa perfecta' para llevar a cabo su tan anhelado
'ataque preventivo' contra Siria?
El sentido común nos dicta
que Assad dice la verdad cuando acusa a esos mismos terroristas de ser
responsables de esos 'ataques de falsa bandera', pues conforman una
manera de hacer que vengan las escuadrillas de la OTAN a sacarles las
papas calientes como hicieron en 2011 en Libia con sus aviones de
combate, sus bombas racimo y su napalm.
Cada vez que nos
enteramos de espantosos ataques de esta tipo, debemos procurar
desentrañar dos factores fundamentales: (1) quiénes se benefician con
tales ataques, y (2) seguir el camino del dinero...
Hoy la
credibilidad, confianza y prestigio de los EE.UU. ha caído tan bajo que
hasta el parlamento británico finalmente desautorizó cualquier
intervención armada británica en Siria, al menos hasta tanto la ONU o
alguna entidad independiente y confiable produzca pruebas convincentes
respecto de quiénes realmente perpetraron esas atrocidades con armas
químicas la semana pasada.
De forma que, por ahora, el primer
ministro David Cameron no va a poder entrar en 'modo-perrito-faldero'
detrás de Obama, como hizo su antecesor Tony Blair detrás de George W.
hace una década en Irak.
Observemos tres factores clave que están faltando en los análisis actuales sobre las crisis en Irak:
1) Israel
Desde
los tiempos de las dos guerras del golfo, EE.UU. viene peleando las
guerras que convienen a Israel. En el caso de la invasión y destrucción
de Irak en 2003 esto es fácil de comprobar ya que los mismos
neo-conservadores que en 1996/7 planificaron la destrucción de Irak
desde el think-tank Proyecto por un Nuevo Siglo Estadounidense (Project
for a New American Century - PNAC) –Paul Wolfowitz, Richard Perle, Dick
Cheney, Condoleezza Rice, Bush, Douglas Feith, David Wormser y otros–
luego en 2003 ejecutarían esa guerra desde sus elevados cargos en el
gobierno de George W Bush. La razón real entonces era que Saddam Hussein
representaba la mayor amenaza para Israel.
En verdad, varios de
aquellos neoconservadores – Douglas Feith, David Wormser, Richard Perle y
otros Bushistas– ya en 1996 habían preparado un informe estratégico
para el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu titulado "Un corte
Limpio con el pasado: una nueva estrategia para asegurar el Reino" que,
una vez más, apuntaba a Irak como principal enemigo de Israel en aquél
entonces.
De manera que la Guerra contra Irak fue, en gran
medida, una guerra cuyo único beneficiario fue Israel y que le ha traído
grandes y traumáticos dolores de cabeza a EEUU, decenas de miles de
cuyos hijos dejaron sus vidas en Irak. Como alguna vez lo señalara el
exprimer ministro de Malasia, Mahathir Bin Mohammed, "los judíos
gobiernan el mundo a través de operadores. Logran que otros peleen y
mueran por ellos."
2) Israel
El rol excesivo y
determinante que el sionismo ejerce sobre la política estadounidense,
las finanzas estadounidenses, las universidades estadounidenses, los
multimedios estadounidenses, incluyendo a 'la industria del
entretenimiento' de Hollywood, y sobre la política exterior
estadounidense ha quedado sólidamente demostrada. Este tema hoy tan
vital se debate con creciente profundidad entre la Intelligenzia
norteamericana aunque, por supuesto, esto ha quedado previsiblemente
silenciando por los multimedios.
Uno de sus hitos tuvo a dos
prestigiosos profesores del Establishment como principales voceros:
Stephen Walt, exrector de la Facultad de Ciencias de Gobierno John F
Kennedy de la Universidad de Harvard, y su colega John Mearsheimer,
profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Chicago. Ambos
publicaron en 2007 una obra fundamental: 'El lobby Israelí y la política
exterior de los EE.UU.'.
En el mismo describen de manera sólida y
bien documentada cómo opera el brazo largo y poderoso puño del lobby
'Israel Primero', que ejerce gigantesco poder sobre los medios, bancos,
el Departamento de Estado y el Pentágono en los EE.UU., logrando que
todos operen al unísono en favor de Israel, sea cual sea el costo; tenga
o no tenga razón.
Y ese costo ha sido el desvío destructivo de
la defensa del Interés Nacional de los EEUU. Aquí yace una de las raíces
de por qué el mundo le va perdiendo el respeto y la confianza a EE.UU.,
que en amplios sectores de la opinión publica global se ha transformado
en odio y rechazo.
3) Israel
Hoy, el
problema del presidente Barack Obama es que el Establishment militar
norteamericano es muy consciente de los riesgos que un 'ataque
preventivo' contra Siria conlleva y –mucho más importante– un eventual
ataque de este tipo contra el verdadero blanco en toda esta crisis:
Irán.
Un ataque militar unilateral contra uno o ambos países
conducirá innegablemente a una guerra masiva y generalizada en todo
Oriente Medio.
Si observamos el mapa de la región veremos que
Siria e Irán se encuentran claramente dentro de la esfera geopolítica
vital de Rusia, que ya se encuentra demasiado rodeada por fuerzas de
Occidente. Leamos entre líneas lo que nos dice la política exterior
rusa: "¡No avanzarán ni un paso más en Siria!".
EE.UU. haría muy bien en sopesar esto muy cuidadosamente antes de lanzarse a cualquier locura…
Pero
esto es precisamente lo que ayuda a entender la inflexibilidad
norteamericana. Desde que Israel fuera derrotada en el sur del Líbano a
mediados de 2006 por las fuerzas bien armadas y entrenadas de Hezbolá
comandadas por Nasrallah, Israel viene lamiéndose sus heridas. Hoy un
oscuro y vengativo furor bulle en el corazón del sionismo..
Desde
que Bibi Netanyahu volvió al poder en 2011, Israel ha pasado a estar en
'Modo Guerra Preventiva', aprovechándose del inexistente programa
nuclear militar de Irán como pretexto.
En los últimos cuatro o
cinco años, día por medio Israel viene amenazando a Irán con un ataque
militar 'preventivo' y unilateral, lo que también es un chantaje contra
Washington, Londres y Paris.
Ciertos sectores militares
estadounidenses, sin embargo, van comprendiendo que el primer ministro
Mahatir tenía algo de razón, y no quieren volver a verse arrastrados a
pelear otra guerra para Israel, esta vez en Irán.
Es así que los
militares vienen operando como una suerte de freno, lo cual se refleja
en la mayor cautela mostrada por Obama en torno a lanzar una guerra
contra Irán, llegando a enviar a oficiales de máximo rango a Israel para
calmar a Bibi Netanyahu para que Israel no lance un temido ataque
unilateral 'preventivo' contra Irán que, por supuesto, arrastraría a
EE.UU. a un conflicto masivo en Oriente Medio cuyos resultados no están
para nada claros.
En verdad, una locura de esa naturaleza bien
podría conducir a una derrota de EE.UU., lo que marcaría el principio
del fin de su status como superpotencia global. Por eso Rusia (y China)
observan Oriente Medio con mirada muy fija. No están pestañando...
Los
militares parecen recomendarle a la Casa Blanca que si debiera
enfrentarse finalmente con Irán, el camino para hacerlo antes pasa
necesariamente por la destrucción de Siria. Al menos esa parece ser la
suerte de promesa que le habrían hecho a Netanyahu, para que mantenga
atados a sus perros de la guerra.
Mas las semanas se
transformaron en meses, los meses en años, y los sionistas de Israel,
EE.UU., Reino Unido, Francia y otros países se impacientan cada vez más.
¡Quieren tener su 'Día-D' ya mismo! Y si el camino a Teherán pasa por Damasco, entonces que EE.UU. ataque a Siria ya!
En
verdad, hace tres años que EE.UU. viene ingenierizando una guerra civil
'a la primavera árabe' en Siria pero, sin embargo, Bashar al Assad
sigue sólidamente en el poder. ¡Rusia le cuida las espaldas!
Un
voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU condenando a Siria ya
no es una opción. El parlamento británico le dijo "no" a David Cameron, y
aunque el presidente francés Hollande salió a apoyar a EE.UU., Francia
carece de fuerza creíble pues, tristemente, hace décadas que Francia no
decide el resultado de ningún conflicto en ninguna parte.
Para colmo de males se escuchan muchos murmullos de insatisfacción en el Congreso norteamericano...
De
manera que: Sr. Gerente General de los Estados Unidos de Norte América,
Barack Obama, ¡ahora le toca a usted hacer la próxima movida!
Puede
atacar a Siria ahora –hoy mismo si desea– y recibirá el aplauso unánime
de los sionistas en Israel, en el Congreso de EE.UU., en los megabancos
globales y en la prensa mundial adicta, o podrá dar un paso atrás. Mas
entonces su prestigio, Sr Presidente, quedará muy maltrecho: sus
hipocresías y doble discursos van quedando desenmascarados.
Y
un presidente norteamericano desenmascarado no es un presidente en
absoluto. Vladimir Putin conoce su predicamento muy bien. Por eso
mantiene su poderosa flota recorriendo el Mediterráneo frente a las
costas de Siria.
Una vez más, EE.UU. se ve sorprendida con los
pantalones caídos. ¡Otro lindo lío en el que el Caballo de Troya
Sionista los ha metido…!
Tomado de Actualidad RT
*Analista
político, autor, conductor del programa de televisión “Segunda
República” por el Canal TLV1 de Argentina. Fundador del Proyecto Segunda
República (PSR). www.proyectosegundarepublica.com
DE PUIGDEMONT A SÁNCHEZ DIMISIÓN... E ILLA EN ASCENSO.
Hace 52 minutos
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