Por Acratosaurio Rex
Criticar,
es lo más sencillo del mundo. Hay tantas cosas mal, que se echa un
vistazo alrededor, y uno se puede liar a largar. Por ejemplo, el
Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, atribuye el incremento
de la fila de plebeyos en espera para operarse de taaantas cosas, a los
trabajadores sanitarios y a sus protestas contra las privatizaciones
(1). Yo lo atribuyo a la disminución de plantillas y al cierre de
servicios (2). Si quitas camas, si despides trabajadores, si eliminas
médicos y consultas, por supuesto ahorras pasta a corto plazo. Pero los
que quedan currando no son capaces de absorber la demanda, y por eso se
colapsa la lista. Mi argumento es sindical, estoy con los trabajadores y
contra el Gobierno, y piensa uno…, ¿dónde están los sindicatos? ¿Por
qué no saltan de inmediato al cuello del infame Consejero y contradicen
esa burrada? ¿No es para criticarlos?
Dice
el barómetro del CIS (3) de abril de 2013, que la puntuación que dan
los encuestados a los sindicatos es de muy deficiente. Un dos con
cuarenta y cinco sobre diez es muy mala valoración, ¿no? ¿Por qué?
El
desprestigio sindical hay que verlo desde dos puntos de vista. Por una
parte está el desprestigio que se ha buscado a conciencia, el
desprestigio endógeno: los sindicatos han crecido mediante la presencia
institucional, salir en la foto, recibir ayudas de formación ocupacional
e ingresos extra-sindicales como ERES. Están ahora mismo en el punto de
mira de la trama corrupta del Estado en Andalucía, donde presuntamente o
no tan presuntamente se han lucrado del fondo de reptiles en millones
de euros... Hay una lista interminable de chorizadas que explican el
deterioro.
Pero
está el otro frente de desprestigio: el exógeno, el ataque mediático.
El Mundo, la Razón y ABC, por ejemplo, tienen diariamente dos millones
de lectores (4), y repiten a diario una cantinela que presenta al
sindicalismo como ineficaz, irresponsable, subsidiado, corrupto,
privilegiado, hipócrita, mentiroso, violento, anacrónico, perjudicial
para el país, creador de paro, infiltrado por terroristas, etc.
Todas
esas ideas, flotan en el ambiente, y van entrando en las cabezotas
populares. Y como para que haya acto, hay que pensarlo previamente, los
pensamientos se mezclan con toda esa basura de que «hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades», y van creando actos. Como el de la
ultraactividad, que cumple plazo el 7 de julio San Fermín. ¿Qué no
tienes ni puta idea de lo que es eso? Pues necesitas a gritos un buen
sindicato, o al menos un cursillo sindical. El día 8 de julio de 2013,
millones de trabajadores a los que les ha vencido el convenio, y cuyas
patronales se nieguen a firmar o negociar uno nuevo, podrán de manera
unilateral hacer valer la última reforma laboral de Rajoy, eliminar las
condiciones más beneficiosas del convenio finiquitado, y acogerse al
Estatuto de los Trabajadores y al SMI. Es decir, que si cobras 1200
euros te pueden poner a currar por 700 y no pasa nada. A eso se le llama
ultraactividad (5), y provocará que el trabajador negocie siempre a la
baja.
Así
que mucho ojo con el desprestigio sindical, no sea que la caída de esos
cabrones te lleve a ti a comer mierda. Y en la cuerda floja andamos. Lo
que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de
nadie es de uno.
NOTAS
(5) http://www.ugt.es/actualidad/2013/julio/b03072013.html
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