Repaso de la digna lucha histórica de la FELAP, al cumplir treinta y seis años de vida. Dieciséis principios inviolables de la organización periodística latinoamericana
J. C. Caamaño (FOTO Archivo) |
Con arrogancia inagotable EE.UU. toma la palabra en el marco de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada recientemente en Bolivia, y carga contra los países de la región, exigiendo garantías para una plena “libertad de prensa y expresión”. Cinismo.
Con motivo de cumplir sus treinta y seis años de vida -7 de junio de 1976-2012- la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), viene haciendo repaso de su lucha histórica: seminarios por la democratización informativa, movilizaciones callejeras contra la impunidad y las persecuciones a periodistas y los asesinatos de trabajadores de la prensa en general. Lucha por salarios dignos, contra la concentración monopólica y la explotación laboral, por mejores condiciones de trabajo y por la libertad sindical.
“No hay democracia informativa sin democracia económica”, sigue siendo, para la FELAP, una consigna que clava el acento en la cuestión nodal de la lucha de clases.
Se cumplen treinta y seis años del nacimiento de la FELAP, sin dejar un solo día de asumir un rol de resistencia al capitalismo salvaje, o al neoliberalismo, como se quiera llamar: contra la injusta distribución de la riqueza, contra la mercantilización de la noticia, la degradación periodística, la prensa roja, amarilla, basura. Y a favor de una profesión comprometida con la defensa de la soberanía, la independencia y la democracia con justicia social en cada uno de nuestros países. Ardua y vivificante lucha la de la FELAP. Digna lucha. Vigente.
Y en todos los casos, en cada una de las luchas dadas, por una sociedad mejor, un mundo más solidario, ha habido invariablemente un denominador común que ha caracterizado -y caracteriza- al enemigo de la vida, de la igualdad y la fraternidad, al enemigo de la humanidad: EE.UU.; en tanto imperialismo que coarta libertades, planifica las desigualdades sociales y promueve el caos con el que medra para la expansión de la represión de pobres, indigentes y militantes populares.
EE.UU., en tanto imperialismo, mentor y ejecutor de crímenes políticos, del crimen mafioso, de la tortura como método de terror por goteo, del ahogo financiero a países y regiones enteras, de bloqueos de comida y medicamentos a pueblos que se animan a enfrentarlo, en nombre de la dignidad humana y de la protección del planeta.
El cinismo de EE.UU. en la reciente Asamblea General de la OEA, reclamándole a otros lo que el imperialismo no practica es, sencillamente, un insulto más a la inteligencia de millones y millones de mujeres y hombres que no sólo teorizan acerca de que otra comunicación es posible, sino que la construyen, día a día. Mujeres y hombres que disputan un lugar para todos en el campo de la información y la comunicación, como miles de millones de seres humanos luchan por el pan y la vivienda, por no ser arrasados en su identidad y porque se los respete en su condición de seres humanos.
No es cuestión de citar la larga lista de oprobios cometidos por EE.UU. en el mundo. Larga también es la lista de las violaciones y matanzas que EE.UU. esconde en las gavetas del Pentágono y la Casa Blanca para próximas tropelías: ahora mismo su “libertad de prensa y expresión” abona insistente, en diversos formatos informativos, comunicacionales y a través de la industria del entretenimiento y el incentivo a la adicción por el consumo de nuevas tecnologías, sofisticados tipos de guerras, invasiones robóticas de precisión milimétrica y captura de recursos estratégicos de otros países mediante bombardeos “inteligentes”.
EE.UU. practica la “libertad de prensa y expresión” como apología de crímenes de lesa humanidad festejados en la reivindicación, por citar un ejemplo, del “Predator”, un avión asesino no tripulado. La libertad de expresión para EE.UU. significa, entre otras calamidades, negar toda información sobre su ciberarsenal, compuesto de ciberarmas “para casos extremos”: ¿Cuáles? ¿De qué hablan, sino de la libertad de matar a su antojo cuando sea y donde sea?
Sin embargo, EE.UU. tiene el tupé de regañar, advertir y amenazar a los países de la región para que revisen y modifiquen su política “negativa” en materia de libertad de prensa y expresión. Cinismo. Puro cinismo.
A manera de repudio a la actitud de EE.UU. en la Asamblea General de la OEA, en Bolivia, la FELAP recuerda que a la hora de su fundación como organización continental de los periodistas-trabajadores de prensa -7 de junio de 1976- dijo, como primer punto de los dieciséis que resumieron para siempre sus principios inviolables, que era -es- “una organización antiimperialista, anticolonialista, popular y democrática, que adopta métodos de lucha revolucionaria para el logro de sus objetivos”.
Mientras las dictaduras militares latinoamericanas desaparecían y masacraban a cientos de miles de trabajadoras y trabajadores, estudiantes, periodistas, científicos, escritoras y escritores, sindicalistas, políticos, con la complicidad de medios de comunicación ajustados al plan de la doctrina de seguridad nacional, parido en Washington, la FELAP afirmaba, en su segundo punto de esa declaración de principios fundacionales, “reconocer el carácter continental de la lucha de los pueblos contra la opresión” y que solo de esa lucha “surgirá la gran patria latinoamericana”.
Se transcriben aquí, de manera textual, desde el punto uno al dieciséis de la mencionada declaración.
1) La Federación Latinoamericana de Periodistas es una organización antiimperialista, anticolonialista, popular y democrática, que adopta los métodos de lucha revolucionaria para el logro de sus objetivos.
2) Reconoce el carácter continental de la lucha de los pueblos contra la opresión y sostiene que solo de ella surgirá la gran patria latinoamericana.
3) [La FELAP] Hace causa común con las organizaciones populares democráticas y revolucionarias en la lucha por las reivindicaciones políticas, económicas, sociales y culturales de los pueblos de América Latina. Por ello los periodistas latinoamericanos declaran que se encuentran junto a la prensa obrera, a la prensa proletaria y revolucionaria., que es la que mejor refleja los intereses de nuestros pueblos.
4) Enarbola las banderas de la liberación nacional de los pueblos de América Latina y estrecha filas en la lucha contra las corporaciones transnacionales y la dominación del imperialismo norteamericano.
5) Declara que está junto a los pueblos y gobiernos de nuestra América que en el libre ejercicio de sus derechos soberanos defienden los recursos vitales de sus países frente a cualquier amenaza de Estados Unidos de Norteamérica y otras potencias capitalistas; y consecuentemente, apoya a los demás pueblos del tercer mundo que luchan por estos mismos objetivos.
6) Rechaza la penetración ideológica que se ejerce por conducto de los medios de acción masiva por parte de los sectores reaccionarios y proimperialistas de nuestros países.
7) Afirma su decisión de luchar por las reivindicaciones profesionales que procuren mejores condiciones de trabajo y vida y por la defensa integral de los derechos profesionales y gremiales.
8) Declara su decisión de orientar sus pasos por el camino de la unidad de toda la clase obrera, el campesinado y las fuerzas populares y revolucionarias, y con el conjunto de los trabajadores de la comunicación, especialmente con los trabajadores gráficos.
9) Los periodistas latinoamericanos hacen suyo el principio fundamental de la solidaridad internacional de la clase trabajadora.
10) La libertad de prensa la conciben como el derecho de nuestros pueblos a ser oportuna y verazmente informados y a expresar opiniones sin otras restricciones que las impuestas por los mismos intereses de los pueblos.
11) Consecuentemente con ello luchan por el cambio en el régimen de propiedad de los medios de comunicación masiva a fin de rescatarlos de las manos de las clases dominantes, al servicio de los intereses imperialistas que sojuzgan a los pueblos de América Latina.
12) Declara que el periodismo tiene una responsabilidad política e ideológica, por la naturaleza de su profesión que influye en la conciencia de las masas y que esa responsabilidad es insoslayable y constituye la esencia de su función social.
13) Afirma que la formación cultural y la educación deben orientarse con sentido crítico, cuestionante y liberador, para coadyuvar a la lucha de los pueblos; por lo tanto, deben estar al alcance y en consonancia con los intereses de las mayorías nacionales.
14) Se declara antifascista y se opone a todo régimen de terror inspirado en la opresión del pueblo.
15) Reivindica la defensa de los derechos y la dignidad humana y marcha al lado de quienes se expresan a favor de los cambios sociales dentro de las circunstancias específicas de cada país.
16) Finalmente la Federación Latinoamericana de Periodistas declara en forma solemne que no está ni estará jamás divorciada de los intereses de los pueblos de nuestro continente.
El repudio a las intolerables amenazas de EE.UU. se corresponde con la historia de lucha de nuestra organización y con el compromiso de celebrar el XI Congreso de la FELAP en Caracas, República Bolivariana de Venezuela, el 1 y 2 de septiembre de este año, honrando a aquellas compañeras y compañeros que en 1976 -y hasta hoy mismo- sumaron su voz, como periodistas-trabajadores de prensa organizados, en defensa de la humanidad.
(*) Presidente de la FELAP
Fuente Cuba Periodistas
Tomado deCubadebate
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