por Pedro González Munné
Quien
pida mayor ejemplo de la hipocresía y el desamparo de liderazgo
rampantes hoy en los Estados Unidos, tiene con este hecho en sus manos
la muestra viva de quiénes, con su mano derecha, llenan de prebendas a
criminales confesos.
"Ver un crimen en calma es cometerlo", dijo José Martí, nuestro poeta de la libertad.
Hoy, no hay mayor ejemplo de aquellos sietemesinos que tanto despreciaba, como éste Miami nuestro de la náusea cotidiana.
Quienes
apelan en la cómoda oscuridad refrigerada de sus estudios radiales a lo
peor del populacho, quienes maman sin decoro de la teta del imperio,
quienes propugnan el odio vertido de las llagas de sus vidas gastadas,
quienes, repito, en las tribunas de la política orientan las bayonetas
del poderoso extranjero a teñirse con la sangre de un pueblo, esos, no
son cubanos.
El
encono, el pavor y la miseria humana se expanden por redacciones y
estudios, con la muestra del silencio cómplice de periódicos y
estaciones, acostumbradas a vociferar cualquier mentira calenturienta de
aquellas criaturas financiadas desde Miami susurrando desde un rincón
de Cuba, mientras, sin embargo, no son capaces de mencionar un atentado
cobarde y vil, en medio de la noche, a la oficina de una cubana,
valiente y honesta como la mejor.
Atentados
como el de las oficinas del chárter de viajes a Cuba de Vivian Mannerud
en Coral Gables, la misma mujer dadivosa de sí para ayudar a su pueblo y
a tantos otros necesitados, son no solo cobardes, sino ejemplo de la
complicidad y la falta de prestigio y profesionalismo, no sólo de la
prensa del sur de la Florida, sino de las instituciones y la llamada
justicia norteamericana.
Quien
pida mayor ejemplo de la hipocresía y el desamparo de liderazgo
rampantes hoy en los Estados Unidos, tiene con este hecho en sus manos
la muestra viva de quienes con su mano derecha llenan de prebendas a
criminales confesos guarecidos en esta ciudad de miedo, a la vez que con
la izquierda alientan y permiten hechos criminales deleznables como
éste.
No me hablen de terrorismo en Afganistán, ni de bombas en Irak o palos en
Santiago
de Cuba: dónde está tanta cámara y pluma vociferante cuando en su
propia esquina queman oficinas y atacan a mujeres sin que ninguno tenga
el pudor, al menos, de denunciarlo.
La
vergüenza caiga contra todos esos que se dicen periodistas y ponen
primero, que el honor y la ética, la miseria de un puñado de monedas, y
el temblor de su entrepierna núbil.
No
han ganado los miserables y cobardes que atacaran esa oficina de Coral
Gables en medio de la noche, no son ejemplo tampoco quienes permiten y
alientan estos hechos, pero las evidentes víctimas de este hecho
execrable es sido [sic.] la prensa de Miami que como el rey del cuento,
no le alcanzan los harapos para ocultar sus miserias.
Vergüenza
para ustedes, vergüenza para esta ciudad y vergüenza para este país en
el que la impunidad del criminal sea el precio de las ambiciones
políticas.
Leer también:
-
Los autores del sabotaje a Airline Brokers: A la vista en Miami
-
Cubanos en Miami dicen ¡No el terrorismo! ¡Sí a los viajes a Cuba!
-
Miami: Terroristas marcan aniversario de la muerte de Bosch con un atentado
* Director de http://www.lanacioncubana/ Cinco libros publicados, uno en edición. Cuatro
premios nacionales de periodismo en Cuba, Vanguardia Nacional del
Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Cultura de Cuba
0 comentarios:
Publicar un comentario
Seamos el cambio