Por Felipe de J. Pérez Cruz
La Campaña Nacional de Alfabetización en Cuba, no transcurrió por un camino trillado, como todo proceso histórico- concreto, tuvo que vencer numerosos obstáculos. Además de la agresión armada y el terrorismo orquestado por el gobierno de los Estados Unidos, el movimiento alfabetizador tuvo que enfrentar problemas objetivos y sobre todo subjetivos, prejuicios y limitaciones humanas, y hacer saltar a los hombres y mujeres junto con sus circunstancias, hacia los nuevos horizontes de emancipación. Las dificultades superadas
Tras la masiva incorporación a la Campaña de los sectores populares más comprometidos con el proceso revolucionario, una tarea decisiva fue lograr el pleno apoyo de toda la población analfabeta. El peso de siglos de oscurantismo y prejuicios y la no despreciable incidencia de la propaganda anticomunista, jugaban un papel aletargador y desmovilizador en algunas regiones y pueblos del interior del país. En las ciudades un número significativo de personas, con calificación para ocupar los puestos como alfabetizadores populares, aún no se habían incorporado, persistían en algunos colectivos de educadores visiones tecnocráticas, lo que se reflejaba en una asunción mecánica de la tarea alfabetizadora.
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