Escrito por Álvaro López para vivirmexico.com el 24 de Noviembre del 2011
Recuerdo muy bien las palabras de mi maestra de “Introducción a la Mercadotecnia” cuando estudiaba la licenciatura: “Las empresas nunca te van a regalar nada; todo lo que hacen —promociones, descuentos, ofertas—, lo hacen con un único propósito: obtener más utilidades”. También recojo las palabras del economista Milton Friedman: “La responsabilidad social de los negocios consiste en incrementar sus beneficios”. Y con esto creo que podemos explicar por qué el tan anunciado “Buen Fin” terminó siendo para mucha gente “El Mal Fin”.
Muchos se fueron con la finta. Creían que las empresas iban a ofrecer jugosos descuentos como nunca lo habían hecho. Se creyeron eso que dijo Felipe Calderón de que esta iba a ser “el fin de semana más barato del año”. Yo, como mercadólogo, fijé una postura escéptica ante dicho evento que llamó más la atención que la clausura de los Juegos Parapanamericanos, y los hechos me han dado la razón (no quiero parecer arrogante, pero es simple lógica).
Pocos consumidores lograron obtener ofertas interesantes. Las grandes cadenas utilizaron un truco —muy popular en la mercadotecnia— que consiste en subir el precio de los productos para luego rebajarlos a su precio original gracias a un descuento. Como la mayoría de los consumidores no están bien informados de los precios originales, con esto las empresas logran crear la percepción de que están ofreciendo una rebaja, cuando técnicamente es una mentira.
Algo que también noté durante mi breve recorrido por la Gran Plaza de Guadalajara, es que muchos de los productos que tenían descuentos reales eran productos obsoletos, descontinuados, pasados de moda, y en algunos casos como en el de la ropa, incluso mostraban polvo. ¿Cuál era el objetivo? Aprovechar la promoción para deshacerse del inventario que de otra forma les hubiera costado trabajo vender.
Pocas eran los negocios que ofrecían ofertas reales y que valían la pena, pero estos no eran muy grandes, rondaban el 15 por ciento. También me enteré que las ofertas más interesantes estaban en aquellos productos que se vendían a intereses o a crédito. Me pregunto ¿para qué sirvió El Buen Fin?
Simplemente, para aumentar el consumismo en la sociedad. Nuestro sistema económico se alimenta de ello y por eso la iniciativa privada recurre a este tipo de “promociones” para alimentarlo. Pero lamentablemente ganan más las grandes empresas que los consumidores, muchos de los cuales terminaron endeudándose ante un descuento ficticio.
A quienes sí vi ofrecer descuentos verdaderos en este “buen fin” fue a amigos y conocidos míos que tienen pequeños negocios. Pero ello lo hacen porque saben que dichos descuentos a la larga les genera más publicidad y penetración de marca. Algo que las cadenas grandes ya no necesitan hacer tanto. Sería bueno, que a los consumidores les diéramos un breve resumen de mercadotecnia, sea de Phillip Kotler o quien sea, para que sepan cómo se mueve el mercado. Las empresas no son ingenuas, los que terminan siéndolo son los consumidores.
Lo vi en vivirmexico.com
Recuerdo muy bien las palabras de mi maestra de “Introducción a la Mercadotecnia” cuando estudiaba la licenciatura: “Las empresas nunca te van a regalar nada; todo lo que hacen —promociones, descuentos, ofertas—, lo hacen con un único propósito: obtener más utilidades”. También recojo las palabras del economista Milton Friedman: “La responsabilidad social de los negocios consiste en incrementar sus beneficios”. Y con esto creo que podemos explicar por qué el tan anunciado “Buen Fin” terminó siendo para mucha gente “El Mal Fin”.
Muchos se fueron con la finta. Creían que las empresas iban a ofrecer jugosos descuentos como nunca lo habían hecho. Se creyeron eso que dijo Felipe Calderón de que esta iba a ser “el fin de semana más barato del año”. Yo, como mercadólogo, fijé una postura escéptica ante dicho evento que llamó más la atención que la clausura de los Juegos Parapanamericanos, y los hechos me han dado la razón (no quiero parecer arrogante, pero es simple lógica).
Pocos consumidores lograron obtener ofertas interesantes. Las grandes cadenas utilizaron un truco —muy popular en la mercadotecnia— que consiste en subir el precio de los productos para luego rebajarlos a su precio original gracias a un descuento. Como la mayoría de los consumidores no están bien informados de los precios originales, con esto las empresas logran crear la percepción de que están ofreciendo una rebaja, cuando técnicamente es una mentira.
Algo que también noté durante mi breve recorrido por la Gran Plaza de Guadalajara, es que muchos de los productos que tenían descuentos reales eran productos obsoletos, descontinuados, pasados de moda, y en algunos casos como en el de la ropa, incluso mostraban polvo. ¿Cuál era el objetivo? Aprovechar la promoción para deshacerse del inventario que de otra forma les hubiera costado trabajo vender.
Pocas eran los negocios que ofrecían ofertas reales y que valían la pena, pero estos no eran muy grandes, rondaban el 15 por ciento. También me enteré que las ofertas más interesantes estaban en aquellos productos que se vendían a intereses o a crédito. Me pregunto ¿para qué sirvió El Buen Fin?
Simplemente, para aumentar el consumismo en la sociedad. Nuestro sistema económico se alimenta de ello y por eso la iniciativa privada recurre a este tipo de “promociones” para alimentarlo. Pero lamentablemente ganan más las grandes empresas que los consumidores, muchos de los cuales terminaron endeudándose ante un descuento ficticio.
A quienes sí vi ofrecer descuentos verdaderos en este “buen fin” fue a amigos y conocidos míos que tienen pequeños negocios. Pero ello lo hacen porque saben que dichos descuentos a la larga les genera más publicidad y penetración de marca. Algo que las cadenas grandes ya no necesitan hacer tanto. Sería bueno, que a los consumidores les diéramos un breve resumen de mercadotecnia, sea de Phillip Kotler o quien sea, para que sepan cómo se mueve el mercado. Las empresas no son ingenuas, los que terminan siéndolo son los consumidores.
Lo vi en vivirmexico.com
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