Por Salvador Capote
Entre los defensores de Luis Posada Carriles y de otros terroristas como Santiago Álvarez, el más conocido es seguramente el ex fiscal federal del Sur de la Florida, Kendall Coffey, quien alcanzó notoriedad por morder a una bailarina en un bar de “strip tease”. Coffey presentó su renuncia como fiscal en mayo de 1996. Pero su fama proviene principalmente de su actuación como abogado para impedir la devolución a su padre y el regreso a Cuba del niño Elián González, de su imprecisa actuación cuando el fraude electoral en Miami del año 2000 que dio la presidencia a George W. Busch, y por su fracaso en el proceso judicial contra dos traficantes acusados de introducir en Estados Unidos un cargamento de 75 toneladas de cocaína con un valor de 2 billones de dólares, el mayor caso de tráfico de drogas perdido por fiscales federales.
Kendall Coffey acaba de publicar el libro “Spinning the Law” donde explica “las estrategias mediáticas para enfrentar a la opinión pública en las grandes batallas judiciales”. Por cierto que Coffey asevera en su libro que “la prensa negativa puede contaminar e influenciar negativamente a un jurado y hasta influenciar a los miembros del Poder Judicial.” Pero esto es justamente lo que sucedió durante el juicio a los cinco héroes de Cuba, cuando se obligó a la celebración del juicio en Miami y con una sobresaturación mediática negativa se les juzgó y condenó de antemano. Poniendo en práctica sus tesis, el propio Kendall Coffey comparecía por aquella época con extraordinaria frecuencia en los medios, reforzando los estereotipos de Miami contra los 5 y contra el proceso revolucionario cubano.
Aunque Kendall Coffey es bien conocido en Miami por éstos y otros incidentes, estoy seguro de que gran parte de la historia, la que no publica el Nuevo Herald y se ignora por la radio y la televisión, es desconocida para el público. Contemos por ejemplo como se involucró como abogado con Glenn Braswell, uno de los mayores estafadores en la historia de Estados Unidos, cuyas actividades fueron documentadas, entre otros, por Stephen Barrett (1).
Durante mucho tiempo, Braswell se dedicó a vender productos milagrosos, entre ellos uno que supuestamente detendría la caída del cabello, y otro que prometía aumentar el volumen de los senos en las mujeres. Fue uno de los pioneros en el fraude de utilizar las fotos del antes y el después. En la primera, por ejemplo, aparecía un individuo sin pelo y en la segunda, después de utilizar el producto, con una abundante cabellera.
Todo fue bien hasta que la Administración de Correos (los fraudes se realizaban por este medio) recibió 138 denuncias contra él. Acusado también de evasión de impuestos y perjurio, Braswell fue condenado en 1983 a tres años de prisión, de los cuales sólo cumplió siete meses. Por violar el domicilio de un antiguo empleado fue sentenciado a dos años de libertad condicional. Además, la Comisión de Comercio Federal (Federal Trade Commission, FTC) obligó a su empresa a pagar $610,000 y le prohibió la venta de sus productos fraudulentos.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que Braswell fundase una nueva compañía con el nombre “GB Data Systems”, con unas diez subsidiarias y su “Journal of Longevity” (Diario de la Longevidad) que llegaba cada mes por correo a veinte millones de personas (casi un record mundial). Braswell era ya un especialista en la utilización de todos los recursos psicológicos y de propaganda para inducir la venta de productos cuya utilización carecía de todo fundamento científico. Uno de ellos, por ejemplo, “Gero H3 Anti-Aging Pill”, supuestamente eliminaba el dolor, las molestias, la fatiga, la depresión; mejoraba la memoria, la elasticidad de la piel y la función sexual”. Por si fuera poco “reducía en un 83 % los ataques al corazón” y todo aquel que tomaba Gero H3 “vivía un 29 % más”.
En 1998, Braswell donó $25,000 a la campaña de George W. Busch para su reelección como gobernador de Texas y en los dos años siguientes $125,000 al Partido Republicano de la Florida. La edición de Julio del 2000 del “Journal of Longevity” contiene un artículo escrito por Jeb Busch y una foto donde aparece con su hermano George. El escrito era un claro apoyo a los negocios del convicto Braswell.
Finalizando el año 1998, dos de los principales ejecutivos: Ted Ponich y Mike O’Neil mostraron su desacuerdo con las prácticas ilegales de la firma y, sobre todo, con las maniobras para evadir los impuestos. Poco después de “Thanksgiving” (Día de Acción de Gracias), Ponich amenazó a Braswell con denunciarlo a las autoridades. Un mes después, él y su compañero fueron despedidos.
Ponich y O’Neil cumplieron su amenaza de denunciar a Braswell, pero el 23 de octubre del 2000, un mes antes de comenzar el juicio contra Braswell con Ponich como testigo, éste murió en un misterioso accidente de automóvil. De inmediato, O’Neil cesó de cooperar con las autoridades y retiró sus acusaciones contra Braswell.
El 12 de enero de 2001, el abogado de Braswell, ya habrán adivinado que era Kendall Coffey, se dirigió a Hugh Rodham, cuñado del presidente Clinton, con oficinas en Coral Gables, solicitando su ayuda para conseguir un perdón para las felonías cometidas por Braswell. Rodham cobró, después de negociar, $230,000 por el favor y le hizo llegar una carta de Kendall Coffey a los asesores de Clinton en la cual calificaba a Braswell como un “visionario” con “un record ejemplar de éxitos en los negocios”. El 19 de enero, una semana después, era otorgado el perdón (2).
En enero de 2003, Braswell fue arrestado en Miami por evasión de impuestos, sin derecho a fianza. El 13 de septiembre de 2004 fue sentenciado a 18 meses de prisión (que había cumplido ya desde su arresto) y se le ordenó el pago de $10 millones en multas, impuestos atrasados, e intereses. En 2006, convino también en pagar otras cantidades millonarias y de nuevo le prometió a la FTC cesar en sus actividades ilícitas. Para esa fecha sus empresas habían crecido hasta un valor de más de $l billón de dólares y las multas, por tanto, no llegaban siquiera a la categoría de propinas.
Para el ex fiscal Kendall Coffey, Posada Carriles es también seguramente un “visionario” con “un record ejemplar de éxitos en el terrorismo”.
(1) Stephen Barrett M.D., Quackwatch, Febr. 6, 2006.
(2) Dan Hurley, Natural Causes, Random House, 2006, p. 230.
Enviado por su autor
Entre los defensores de Luis Posada Carriles y de otros terroristas como Santiago Álvarez, el más conocido es seguramente el ex fiscal federal del Sur de la Florida, Kendall Coffey, quien alcanzó notoriedad por morder a una bailarina en un bar de “strip tease”. Coffey presentó su renuncia como fiscal en mayo de 1996. Pero su fama proviene principalmente de su actuación como abogado para impedir la devolución a su padre y el regreso a Cuba del niño Elián González, de su imprecisa actuación cuando el fraude electoral en Miami del año 2000 que dio la presidencia a George W. Busch, y por su fracaso en el proceso judicial contra dos traficantes acusados de introducir en Estados Unidos un cargamento de 75 toneladas de cocaína con un valor de 2 billones de dólares, el mayor caso de tráfico de drogas perdido por fiscales federales.
Kendall Coffey acaba de publicar el libro “Spinning the Law” donde explica “las estrategias mediáticas para enfrentar a la opinión pública en las grandes batallas judiciales”. Por cierto que Coffey asevera en su libro que “la prensa negativa puede contaminar e influenciar negativamente a un jurado y hasta influenciar a los miembros del Poder Judicial.” Pero esto es justamente lo que sucedió durante el juicio a los cinco héroes de Cuba, cuando se obligó a la celebración del juicio en Miami y con una sobresaturación mediática negativa se les juzgó y condenó de antemano. Poniendo en práctica sus tesis, el propio Kendall Coffey comparecía por aquella época con extraordinaria frecuencia en los medios, reforzando los estereotipos de Miami contra los 5 y contra el proceso revolucionario cubano.
Aunque Kendall Coffey es bien conocido en Miami por éstos y otros incidentes, estoy seguro de que gran parte de la historia, la que no publica el Nuevo Herald y se ignora por la radio y la televisión, es desconocida para el público. Contemos por ejemplo como se involucró como abogado con Glenn Braswell, uno de los mayores estafadores en la historia de Estados Unidos, cuyas actividades fueron documentadas, entre otros, por Stephen Barrett (1).
Durante mucho tiempo, Braswell se dedicó a vender productos milagrosos, entre ellos uno que supuestamente detendría la caída del cabello, y otro que prometía aumentar el volumen de los senos en las mujeres. Fue uno de los pioneros en el fraude de utilizar las fotos del antes y el después. En la primera, por ejemplo, aparecía un individuo sin pelo y en la segunda, después de utilizar el producto, con una abundante cabellera.
Todo fue bien hasta que la Administración de Correos (los fraudes se realizaban por este medio) recibió 138 denuncias contra él. Acusado también de evasión de impuestos y perjurio, Braswell fue condenado en 1983 a tres años de prisión, de los cuales sólo cumplió siete meses. Por violar el domicilio de un antiguo empleado fue sentenciado a dos años de libertad condicional. Además, la Comisión de Comercio Federal (Federal Trade Commission, FTC) obligó a su empresa a pagar $610,000 y le prohibió la venta de sus productos fraudulentos.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que Braswell fundase una nueva compañía con el nombre “GB Data Systems”, con unas diez subsidiarias y su “Journal of Longevity” (Diario de la Longevidad) que llegaba cada mes por correo a veinte millones de personas (casi un record mundial). Braswell era ya un especialista en la utilización de todos los recursos psicológicos y de propaganda para inducir la venta de productos cuya utilización carecía de todo fundamento científico. Uno de ellos, por ejemplo, “Gero H3 Anti-Aging Pill”, supuestamente eliminaba el dolor, las molestias, la fatiga, la depresión; mejoraba la memoria, la elasticidad de la piel y la función sexual”. Por si fuera poco “reducía en un 83 % los ataques al corazón” y todo aquel que tomaba Gero H3 “vivía un 29 % más”.
En 1998, Braswell donó $25,000 a la campaña de George W. Busch para su reelección como gobernador de Texas y en los dos años siguientes $125,000 al Partido Republicano de la Florida. La edición de Julio del 2000 del “Journal of Longevity” contiene un artículo escrito por Jeb Busch y una foto donde aparece con su hermano George. El escrito era un claro apoyo a los negocios del convicto Braswell.
Finalizando el año 1998, dos de los principales ejecutivos: Ted Ponich y Mike O’Neil mostraron su desacuerdo con las prácticas ilegales de la firma y, sobre todo, con las maniobras para evadir los impuestos. Poco después de “Thanksgiving” (Día de Acción de Gracias), Ponich amenazó a Braswell con denunciarlo a las autoridades. Un mes después, él y su compañero fueron despedidos.
Ponich y O’Neil cumplieron su amenaza de denunciar a Braswell, pero el 23 de octubre del 2000, un mes antes de comenzar el juicio contra Braswell con Ponich como testigo, éste murió en un misterioso accidente de automóvil. De inmediato, O’Neil cesó de cooperar con las autoridades y retiró sus acusaciones contra Braswell.
El 12 de enero de 2001, el abogado de Braswell, ya habrán adivinado que era Kendall Coffey, se dirigió a Hugh Rodham, cuñado del presidente Clinton, con oficinas en Coral Gables, solicitando su ayuda para conseguir un perdón para las felonías cometidas por Braswell. Rodham cobró, después de negociar, $230,000 por el favor y le hizo llegar una carta de Kendall Coffey a los asesores de Clinton en la cual calificaba a Braswell como un “visionario” con “un record ejemplar de éxitos en los negocios”. El 19 de enero, una semana después, era otorgado el perdón (2).
En enero de 2003, Braswell fue arrestado en Miami por evasión de impuestos, sin derecho a fianza. El 13 de septiembre de 2004 fue sentenciado a 18 meses de prisión (que había cumplido ya desde su arresto) y se le ordenó el pago de $10 millones en multas, impuestos atrasados, e intereses. En 2006, convino también en pagar otras cantidades millonarias y de nuevo le prometió a la FTC cesar en sus actividades ilícitas. Para esa fecha sus empresas habían crecido hasta un valor de más de $l billón de dólares y las multas, por tanto, no llegaban siquiera a la categoría de propinas.
Para el ex fiscal Kendall Coffey, Posada Carriles es también seguramente un “visionario” con “un record ejemplar de éxitos en el terrorismo”.
(1) Stephen Barrett M.D., Quackwatch, Febr. 6, 2006.
(2) Dan Hurley, Natural Causes, Random House, 2006, p. 230.
Enviado por su autor
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