A la nueva forma de intervención en los asuntos internos de los Estados puesta en práctica por EU en los países árabes, sigue el intento de manipular la ONU para legitimar la violación de la soberanía libia.
El presidente Barack Obama y el secretario general Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se reunieron ayer en la Casa Blanca para “coordinar” acciones y “forzar” la salida de Muamar el-Gadafi, un presidente en funciones, miembro de la ONU.
Sin embargo, trascendió que el principal motivo del encuentro, que no contó ni con la formalidad de realizarse en la sede de la ONU, sino en la oficina del presidente norteamericano, fue la intención del presidente Obama de establecer una zona de exclusión aérea sobre el espacio de Libia para proteger las acciones insurreccionales contra el gobierno de Gadafi, similar a la aplicada en Irak en la década de los 90 con el pretexto de “proteger” a la población civil.
La pasada semana, el surcoreano Ki-moon se destacó por su febril intervención para la rápida adopción de una resolución con fuerte paquete de sanciones contra el presidente Gadafi, coincidiendo con una urgente reunión de la Unión Europea, UE, que también acordó sancionar al régimen libio a pesar de informaciones contradictorias sobre la crisis libia.
Las sanciones fueron adoptadas a pesar de que Saif al Islam Gadafi, hijo de Gadafi, aseguró que la situación en el país estaba bajo control, y que todos los incidentes violentos y políticos reflejados se deben a distorsiones producidas por los medios de comunicación. Al Islam insistió en que el régimen jamás empleó el uso de la fuerza para combatir a los manifestantes y menos aún aviones de combate para bombardear a las multitudes opositoras. “Sólo nos limitamos a destruir los arsenales”, afirmó, tras negar la existencia de fondos familiares en el extranjero.
Trascendió que las sanciones relámpagos de la UE y la ONU, no fueron sólo dirigidas a presionar a Gadafi, sino también a desmoralizar al círculo más cercano de funcionarios y militares que mantienen su apoyo al líder revolucionario, en una maniobra injerencista sin precedentes.
Acompañando la insólita “coordinación” subversiva entre Obama y Ban Ki-moon, el Departamento del Tesoro procedió a congelar cerca de 30 mil millones de dólares de fondos del Estado libio y el Pentágono anunció la movilización de fuerzas navales en el mar Mediterráneo hacia posiciones más cercanas a las costas de Libia, “para estar en capacidad de responder lo más rápidamente posible y en mejores condiciones a las distintas opciones que se manejan para responder a la crisis en Libia”. La amenaza a la soberanía libia, fue encubierta por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, como “apoyo ante cualquier operación de carácter humanitario o de rescate”.
En medio del inusual dinamismo “diplomático” concertado entre EU, UE y ONU de intromisión en los asuntos internos libios y los preparativos de agresión al país norafricano, lo que más confusión crea es la pasividad de Rusia y China, dos países con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU; y el silencio de Irán, Siria, Líbano y las organizaciones palestinas, que serán las próximas víctimas de resultar exitosa la ofensiva norteamericana.
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Tomado de Discrepando
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