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Nueva vertiente de la guerra contra Cuba

miércoles, 2 de marzo de 2011
Por Manuel E. Yepe
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La guerra mediática desatada por Estados Unidos contra Cuba apenas triunfó la insurrección popular contra la tiranía de Fulgencio Batista en 1959, se ha mantenido por más de medio siglo, con dos vertientes básicas: la demonización de la revolución para debilitar al gobierno cubano por la vía de su aislamiento diplomático y popular, y la que tiene como blanco directo a la población de la Isla, incitando al derrocamiento del gobierno, la emigración ilegal y la ejecución de las acciones previstas en los planes y proyectos para la “transición a la democracia” diseñados por sus tanques pensantes.

La campaña mediática difamatoria global contra Cuba que ha patrocinado Washington durante más de medio siglo se intensificó, en vez de reducirse, al término de la guerra fría. Por efecto de muchos millones de dólares, la representación de la realidad cubana en la prensa occidental de gran circulación es sistemáticamente manipulada.

No obstante la evidencia de que tal campaña no ha alcanzado sus propósitos jamás -así lo demuestran la amplitud y extensión de las relaciones diplomáticas cubanas y el auge del movimiento universal de amistad y solidaridad con Cuba- , es casi imposible señalar algún medio de la gran prensa corporativa (“mainstream media”) que brinde un tratamiento objetivo a la información sobre Cuba.

El bombardeo mediático hacia el interior de la Isla, tampoco ha cesado. Según el sitio digital CUBADEBATE, que cita fuentes oficiales, en el 2010 las transmisiones subversivas contra Cuba desde Estados Unidos registraron un promedio semanal de 2178 horas de agresión radial y televisiva, con empleo de 24 estaciones radiales y televisivas, 30 frecuencias, 4 satélites y un avión que realizó21salidas mensuales para invadir el espectro radioeléctrico cubano con una señal televisiva del gobierno norteamericano.

Ahora, en la guerra mediática de Estados Unidos contra Cuba gana ímpetu una nueva vertiente que algunos denominan la campaña de los blogueros, que en verdad forma parte de la agresión cibernética que lanzara en 2008 la administración de George W. Bush y que el gobierno de Obama ha intensificado, aunque con un discurso menos torpe.

Washington basa su estrategia en novedosos recursos de la tecnología informática a los que buena parte de las naciones del tercer mundo no tienen pleno acceso, lo que los lleva a una dependencia mayor de los centros informáticos de los países más avanzados.

Escudado en la falacia de que Estados Unidos desea otorgar licencias (respecto al bloqueo) para que los cubanos tengan acceso a Internet y se les facilite la tenencia de computadoras personales, el presidente George W. Bush anunció en 2008, sorpresivamente, medidas de relajamiento del bloqueo referidas a ciertos elementos informáticos que, de ser aprovechadas por Cuba, conducirían a la creación de un escenario más propicio para la nueva modalidad agresiva contra Cuba.

Se sabe que el plan estadounidense se basa en la organización de redes a nivel nacional, operadas por mercenarios bien remunerados y abastecidas con los medios necesarios para utilizar comunicación satelital sin depender de las redes nacionales ni pasar por mecanismos de supervisión cubanos. En tales redes se moverán los irónicamente identificados por la prensa corporativa como “blogueros independientes”, reclutados dentro de la Isla o en el exterior.

Para sacar ventaja de la enorme brecha tecnológica y financiera que separa a las partes en este terreno Washington acusó a La Habana, de “temer a Internet”, pretendiendo imponerle, con sus infinitos recursos mediáticos, una agenda que le resultara inalcanzable. 

Pero el gobierno cubano decidió no rehuir el problema sino abordarlo con agenda propia, preparándose para el enfrentamiento cual si fuera un escenario más en el que Cuba estaba obligada a vencer en aras de seguir siendo faro en la lucha de los pueblos del sur por su desarrollo independiente.

La capacitación de la ciudadanía comenzó en Cuba mucho antes de que la economía permitiera una amplia tenencia de ordenadores por la población. Se creó un sistema educativo desde el preescolar hasta nivel superior con una universidad de ciencias informáticas y un subsistema de centros de aprendizaje y aplicación práctica de la computación en toda la sociedad.

Dada la imposibilidad de conectarse al cable submarino Cancún–Miami, que pasa a 32 Km. de la costa  cubana y habría costado apenas medio millón de dólares-, Cuba debió esperar muchos años con su conexión a Internet limitada al satélite, a un costo muy superior y menor calidad de operación.

Ahora, una empresa mixta con Venezuela auspiciada por la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), a un costo de casi 70 millones de dólares, ha tendido un cable submarino de fibra óptica de unos 1 600 Km. entre Venezuela y Cuba que multiplicará la conectividad a Internet por 3 000, incrementará la velocidad de la transmisión de datos a 640 gigabytes por segundo, propiciará el completamiento de la digitalización de las comunicaciones en toda la Isla, y permitirá un significativo incremento de los servicios (líneas digitales, servidores, enrutadores, etc.) y del número de usuarios en una escala que reducirá el costo por usuario.

Está planteada la batalla entre los blogueros pagados por Estados
Unidos, de una parte, y los blogueros cubanos desde su patria o desde cualquier otra parte del mundo, con el apoyo de quienes defienden con su solidaridad el ejemplo de Cuba.

La  razón triunfará, como siempre.

Febrero de 2011.

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