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Si vamos a ser radicales...seamos RADICALES

martes, 21 de diciembre de 2010
Al final del artículo hago mi comentario...
Koan

Tiempo de ser radicales
Víctor Flores Olea


Termina este año sin que muchos se atrevan a decir lo necesario: sí, una democracia deslavada y simulada, un grave desequilibrio local y mundial entre riqueza y pobreza, un abismo de vida entre los incluidos y los excluidos, la globalización que sólo favorece a los pocos, con educación y salud para los menos, e ignorancia y muerte para las mayorías: un indigno mundo prepotente y dominador en manos de minorías con altanero desprecio para el resto, que muchos dicen no vale la pena ser vivido, y que demanda ser transformado y regenerado cuanto antes, so pena de desplomarse en el vacío. También como desaparición física –el efecto más grave de todos– de una sociedad de rapiña que no se detiene ni ante el peligro de la destrucción de la Tierra misma.

Pero parece que pocos se atreven a completar el consecuente razonamiento elemental: si las cosas son así, debemos procurar un cambio drástico en las actuales relaciones sociales, no solamente para hacerlas más llevaderas, sino para salvar a la sociedad misma de su hundimiento y crisis profundas. En ello, debería decirse, nos va la vida y no cabría la vacilación o la duda ni por un segundo.

Sin embargo, vemos que ante las crisis más hondas que vive hoy la humanidad: la de las economías, la de las migraciones, la del narco devastador, la de las carencias abismales en todos los terrenos (salud, empleo, educación, por ejemplo), los hombres y mujeres progresistas, o liberales, o de izquierda, como se guste llamarlos, prefieren escamotear los reales problemas, aquellos de fondo, y se conforman con apelar a ciertas medidas o fórmulas que han sido utilizadas por largo tiempo: el incremento de la productividad, o invocar la moralidad o buena conciencia de los poderosos, o pensar que el pillaje de los capos de los grupos de interés va a atenuarse para regresar, digamos, a las prácticas del Estado benefactor, menos agresivas que la estafa del neoliberalismo en marcha.

Históricamente existe un número abrumador de ejemplos, incluso recientísimos, que confirman lo dicho: ante la última crisis del capitalismo, y sus consecuencias también autodestructivas, se pensó, por ejemplo, en la posibilidad de que en Estados Unidos se abandonaran o modificaran las prácticas más rapaces del sistema financiero (su definición asumida de casino). No fue así: apenas recibido el muchas veces billonario refuerzo del gobierno, los capos se dedicaron a distribuirse esos despojos, sin pensar siquiera en el futuro más sólido del propio sistema.

Guerras, muertes hasta en el último rincón del mundo, destrucción de pueblos y regiones, y la propuesta es apenas la de un conjunto de tímidas reformas que olímpicamente son rechazadas por los jefes oligárquicos, antes incluso de que sean mencionadas.

Valga como ejemplo de lo dicho la actual situación en México: frente a la gravedad y cúmulo de los problemas únicamente se piensa casi exclusivamente en las elecciones próximas, no como indispensable tránsito a una más vivible sociedad, sino como instrumento de futuras canonjías y privilegios, como juego de poder en que los actualesjefes han de conservar sus posiciones y en que su única preocupación es la de aferrarse a las mismas y a la eliminación de sus adversarios, por las buenas o por las malas.

Lo que sostengo es que ha llegado el tiempo de ser verdaderamente radicales, rechazando de raíz la situación imperante por devastadora y antihumana, y de proponer transformaciones profundas que otorguen nuevos horizontes de vida a la sociedad actual tan maltratada, en todas partes. El periódico mensual que publica en alrededor de 5 millones de copias el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, y que se distribuye puerta por puerta y casa por casa, se llama Regeneración, y esa voz expresa con mucho acierto lo que requiere la sociedad mexicana hoy, y más allá.

En reciente seminario universitario discutí hace unas semanas ciertas ideas de Slavoj Zizek, filósofo y sicoanalista esloveno, en que aboga por la actualidad de Lenin precisamente por el radicalismo político del fundador del partido bolchevique ruso, que rechaza sin concesiones la deshumanización y explotación del sistema capitalista y propone un comunismo que, en su idea original, debió ser una suerte de comunitarismo (dice Zizek) en que se recogen los más altos valores civilizatorios de una sociedad, de un pueblo. La actualidad de Lenin residiría sobre todo en la radicalidad del rechazo y en esa idea civilizatoria de rescate que contiene su propuesta, más que en el aspecto organizativo y estrictamente partidista de su táctica revolucionaria.

En todo caso, vale la pena profundizar en esta hipótesis: aceptada generalmente la actualidad de Marx, meditemos sobre una equivalente actualidad de Lenin, en sus distintos aspectos y dimensiones. Trabajo teórico atractivo hoy por excelencia.

En todo caso, el cambio profundo a que aludo ha de resultar de un movimiento nacional, de una amplitud, por los componentes civilizatorios que implica, tanto en el rechazo como en la propuesta constructiva, que difícilmente (tal vez imposible) puede ser el hijo de una sola mirada, grupo, sector o clase social, sino que ha de abarcar pujantemente al conjunto social, a la totalidad de la sociedad, si en verdad ha de afirmarse y constituir el arranque de una nueva época para la nación. Con el mayor número posible de mexicanos comprometidos con la transformación y regeneración del país.

Fuente: LA JORNADA

Estoy de acuerdo en que la situación actual es insostenible, y tambien en que hay que ser RADICALES, pero si vamos a hablar de radicalismos tenemos que hacer honor a la palabra y ser realmente RADICALES (ir a la raíz), o si no mejor llamarlo por su nombre y decir que en verdad lo que queremos es un parche o en dado caso, un Mega parche.
Si hablamos de radicalismos debemos de hablar del espiritu , corazón o mente del ser humano, no de medidas económicas ni distribución de la riqueza, tenemos que hablar de libertad y anarquia y no de sistemas electorales y votaciones, debemos hablar de la creación del dinero (y el tremendo absurdo que esto genera) y no de sueldos justos, debemos hablar de conciencia y no de horarios justos de trabajo, debemos hablar de la naturaleza y libre elección del trabajo y no de prestaciones laborales, en fin, si vamos a ser radicales,  debemos empezar a pensar en soluciones valga la redundancia, RADICALES, no en soluciones ni filosofias a modo que solo tratan de que las cosas no sean tan malas y sobre todo de salvaguardar el "statu quo" de la sociedad, es decir...Hacer y fabricar soluciones dentro del sistema.
Para ser radicales debemos pensar fuera del sistema, debemos romper con nuestros paradigmas y autoimpuestos, debemos estar dispuestos a perder nuestras comodidades baratas y capitalistas en busqueda de verdaderos cambios de fondo...RADICALES.
Todos hablamos de cambios y mejoras, pero cuando se trata de cambiar en verdad, de ser RADICALES, ahi si no nos gusta, porque despues de todo, si queremos un  cambio, pero no un gran cambio, queremos que todo cambie, menos nosotros mismos y nuestros privilegios (cualquiera que estos sean), queremos que las cosas malas se acaben menos nuestras comodiades y nuestra percepción de la organización y valores del mundo.
Si vamos a ser RADICALES seamos RADICALES.
Koan

4 comentarios:

Indio Cacama dijo...

Se ha equiparado tramposamente la palabra radical a violencia, de allí el miedo al verdadero radicalismo, pero ir a la raiz no necesariamente requiere de ser violento; Gandhi fue radical y no violento, por ejemplo.

Eleutheria Lekona dijo...

Koan, estoy completamente de acuerdo contigo. Hay que pensar, ya, fuera del sistema. Una auténtica transmutación de los valores; lo que ya Nietzsche propusiera hace poco más de un siglo: el arribo del superhombre, el abandono de esta moral esclava.

Saludo fraterno,
Eleutheria L.

Unknown dijo...

Hola Indio, es verdad que se ha equiparado lo radical con la violencia, porque hay gente que habla de radicalidad pero en verdad lo que hace es una catarsis. Pero creo que un cambio radical no deja de ser violento; Violento en el sentido de que todo cambio (y sobre todo si es radical), rompera con nuestras antiguas concepciónes y percepciones del mundo, lo cual provoca miedo y este ya lo sabemos provoca enojo e ira que a final de cuentas desemboca en violencia. Pero esa ira y violencia se produce por el desconocimiento de nuestros propios procesos y por la falta de conciencia del porque de nuestros cambios "radicales".
En este sentido, creo que la labor de crear, desarrollar y estimular la conciencia personal y la razón es una labor de lo mas importante y apremiente para lograr un verdadero cambio radical.
En mi opinión, debemos cultivar el pensamiento crítico, las charlas y discusiónes sinceras y sin tapujos, sin miedo a ser heridos o que nos muestren nuestros errores o (el miedo tambien) a experesar lo que pensamos y sentimos.
Si los cambios radicales van precedidos de la conciencia real, razonada y sentida, el cambio será realmente RADICAL.

Unknown dijo...

Amiga Eleutheria...DALE CLICK A LA INVITACIÓN DE SER PARTE DE LOS AUTORES DE SETE BLOG

Saludos

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