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Ideas por las que merece la pena morir

viernes, 31 de diciembre de 2010
Por Acratosaurio Rex
 
¿Hay ideas por las que merece la pena morir? Esta es la duda que se plantean montones de jóvenes que andan por ahí revoloteando. Yo digo que no. Primero, ¿esas ideas quién las ha inventado? Normalmente gente que ha vivido muuuucho tiempo. Los inventores de ideas suelen ser gente longeva, de largas barbas blancas, que se rodean de montones de jóvenes a los que dan las instrucciones para que maten y mueran. Fijaros bien: los que inventaron las ideas, no suelen morir por ellas. Es más, si mueren en el potro es porque se despistaron y ¡plaf!, muertos. Sí, claro, en la cruz uno dice “¡viva!”, pero por lo bajini el ejecutado masculla “¡mierda!”. En segundo lugar, las ideas eternas hechas para durar millones de años, suelen ser pasajeras. Resulta que tienes una idea fabulosa, suicida, y en tres años pasa de moda. Bah. Luego están las ideas que sí que duran mucho tiempo: ¡el cristianismo! Bueno, pues esa idea ha durado tanto, no porque la gente muera por él (si hubiesen muerto los cristianos no habría cristianismo), sino porque se ha matado mucho en su nombre. Mientras más disidentes mueran, más duradera es la idea… Y, total, ¿para qué? No más que llega el ejército enemigo se empiezan a celebrar uniones mixtas sin tener en cuenta la sangre derramada que fecunda los campos de cebada. Y es que las ganas de joder son más fuertes que las que provoca la mejor de las ideas, y ello se ve en la cantidad de tabúes, edictos, normas y fusilamientos que han de dar los productores de ideas para evitar la confraternización con el enemigo, el peor de los más nefandos crímenes y lucrativo negocio de peluqueros y vendedores de cuerda. Porque oye, resulta que se empieza a ver al enemigo como algo que es follable y querible, y se acaba la muerte por ideas. Al enemigo no se le ama: se le mata o se le viola, que es la idea de quienes saben que matando se mantiene la mala hostia. Me decía Gandhi que por las ideas no se debía matar nunca, en todo caso se debía morir por ellas. Pero eso es porque el viejo chiflado estaba en un suspiro con tanto ayuno y no me hacía caso con lo de llevar armadura medieval. Así que en resumen: los verdaderos idealistas, son los que hacen que las ideas vivan, gracias a que uno y muchos más están vivos. Con muertos, ni ideas, ni hostias. Lógico. ¡Atrás oh ideas morticidas! Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Amigo Acratosaurio...
Tal vez no se deba morir por los ideales, sino por la oposición y batalla a la injusticia de los hechos, de la realidad.

Siempre me he planteado esta pregunta que tu insinuas...¿Que pensarían todos los torturados y muertos que murieron por sus "ideales" cuando sus respectivos bandos hacen las pases y abrazan al enemigo que los torturo y asesino?

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