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Murió Gelman...

miércoles, 15 de enero de 2014
Murió Juan Gelman... (no "falleció", como dijera Benedetti de su "Avellaneda"...). Murió un pedazo gigantesco del corazón de la poesía latinoamerica... Murió y nos deja un poco más huérfanos, como cuando ese otro grande que les menciono partiera... Murió Gelmán, que ya había muerto un poco cuando su Marcelo desapareció, junto a su nuera y su nieta... Murió durante años, mientras buscaba, sin cejar, a su Macarena... que le devolvió un poco de vida, junto con el dolor de no haberla visto crecer... Murió Gelman y es su muerte un grito que se replica, de una punta a otra del orbe, con la frase que se ha vuelto más que consigna, juramento:

"Por la memoria, la verdad y la justicia, ¡¡NUNCA MÁS!!"

Murió Juan Gelman


“La palabra va de aquí para allá, busca un sitio
de no marcharse nunca. Su única casa es imposible,
nadie se la va a construir”.
Poema “LXVI”, de Hoy, su último libro.

El poeta, traductor y periodista argentino había nacido en Buenos Aires el 3 de mayo de 1930. Hijo de emigrantes judíos ucranios, ejerció diversos oficios antes de dedicarse al periodismo. Por su actividad profesional y política vivió en el exilio entre 1975 y 1988, residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México, donde murió. En 1997 ganó el Premio Nacional de Poesía en Argentina; el Juan Rulfo en 2000; en 2004 el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde; en 2005 los premios Iberoamericano Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía. Columnista de Página/12 desde su primer número, en 2007 ganó el Premio Cervantes.

En su juventud colaboró en el periódico Rojo y negro. Fue uno de los fundadores del grupo de poetas "El pan duro" y fue secretario de redacción de Crisis, director del suplemento cultural de La Opinión y jefe de redacción de Noticias.

De su producción poética se destacan Violín y otras cuestiones, El juego en que andamos, Velorio del solo, Gotán, Sefiní o Cólera Buey, así como Los poemas de Sidney West, Traducciones, Fábulas, Relaciones, Hechos y relaciones o Si tan dulcemente. Escribe Exilio en colaboración con Osvaldo Bayer. Citas y comentarios, Hacia el sur, Composiciones, Carta a mi madre y País que fue será, forman parte de su obra.

El 24 de agosto de 1976 su hijo Marcelo fue secuestrado en Buenos Aires junto con María Claudia García Iruretagoyena. Ella tenía 19 años y estaba embarazada de siete meses. La pareja fue llevada al centro clandestino de detención “Automotores Orletti”, una sede del Plan Cóndor. Los restos de Marcelo fueron encontrados en 1989 por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). De María Claudia se supo que fue trasladada por oficiales de la Fuerza Aérea uruguaya al Servicio de Información de Defensa (SID). María Claudia y Macarena estuvieron juntas hasta aproximadamente diciembre de 1976 en esa dependencia de Montevideo. Los represores dejaron el 14 de enero de 1977 a la beba en una cesta en la puerta de la casa de la familia del expolicía Angel Tauriño. Después de años de búsqueda, su abuelo Juan la encontró en los primeros meses de 2000.


Comparto algunos textos recibidos en mi buzón electrónico que nos regalan poemas de Gelman, y cierro este breve resumen con el trabajo de mi hermano Iroel Sánchez, publicado en su blog La Pupila Insomne y un poema ¿canción? que le dedica Teresa Parodi en su Facebook:

Él nos enseñó que el idioma era nuestro, y no nosotros del idioma, y que con ese idioma así, nuestro, podíamos construirnos y contribuir a la construcción de un mundo que fuera mejor en la medida en que se pareciera a lo mejor de nosotros mismos. (Guillermo Castro Herrera)

Un pájaro vivía en mí.

Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

(Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.)


(“Epitafio”, primer poema de su primer libro, Violín y otras cuestiones.)

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Fidel

Por Juan Gelman
Del poemario “Gotán” (1962).


Dirán exactamente de Fidel
gran conductor el que incendió la historia etcétera
pero el pueblo lo llama el caballo y es cierto
Fidel montó sobre Fidel un día
se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte
pero más todavía contra el polvo del alma
la Historia parlará de sus hechos gloriosos
prefiero recordarlo en el rincón del día
en que miró su tierra y dijo soy la tierra
en que miró su pueblo y dijo soy el pueblo
y abolió sus dolores sus sombras sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire
lo daba de comer de beber de encender
Fidel es un país
yo lo vi con oleajes de rostros en su rostro
la Historia arreglará sus cuentas allá ella
pero lo vi cuando subía gente por sus hubiéramos
buenas noches Historia agranda tus portones
entramos con Fidel con el caballo


Gelman, Juan (2003). Pesar todo (Antología). La Habana: Fondo Editorial de Casa de las Américas. Pág.51

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Oficio

Gelman y Macarena.

Cuando al entrar el verso me disloco

o no cabe un adverbio y se me quiebra
toda la música, la forma mira
con su monstruoso rostro de abortado,
me duele el aire, sufro el sustantivo,
pienso qué bueno andar bajo los arboles
o ser picapedrero o ser gorrión
y preocuparse por el nido y la
gorriona y los pichones, sí, qué bueno,
quién me manda meterme, endecasílabo,  
a cantar, quién me manda
agarrarme el cerebro con las manos, 
el corazón con verbos, la camisa 
a dos puntas y exprimirme, 
quién me manda, te digo, siendo juan, 
un juan tan simple con sus pantalones, 
sus amigotes, su trabajo y su 
condenada costumbre de estar vivo, 
quién me manda andar grávido de frases, 
calzar sombrero imaginario, ir 
a esperar una rima en esa esquina 
como un novio puntual y desdichado, 
quién me manda pelear con la gramática, 
maldecirme de noche, rechinar 
fieramente, negarme, renegar, 
gemir, llorar, qué bueno está el gorrión 
con su gorriona, sus pichones y 
su nido, su capricho de ser gris, 
 
o ser picapedrero, óigame amigo, 
cambio sueños y música y versos 
por una pica, pala y carretilla.
Con una condición: 
                              déjeme un poco 
de este maldito gozo de cantar.
 Juan Gelman
Publicado en "VIOLÍN Y OTRAS CUESTIONES"
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Juan fue mi salvador de esos días
En esa heroicidad tonta de la adolescencia donde (uno) necesita morirse por alguien, agarrarse a una bandera, un equipo de pelota o una actriz porno, fueron Gelman y su poesía mis rescatadores... Hoy se habla tanto de la diversidad, incluso sexual, cuando pocos nos detenemos a narrar el momento único en que decidimos ser grandes humanos o pequeñas bestias...
Juan fue mi salvador de esos días (los padres deben estar alertas en la etapa de pubertad, donde a algunos le brotan colmillos en el alma: son invisibles, de no  ser advertidos a tiempo, se corre el riesgo de ser devorado por sus propios hijos, semi-niños).
 Macarena es el título del poema que nunca escribió, también así es conocida la nieta desaparecida por la dictadura argentina y que él tuvo la alegría de rescatar del cautiverio. Un veintiséis de agosto de 1976 fueron secuestrados sus hijos Nora Eva (19 años),  Marcelo (20 años)  y su pareja María Claudia (19 años); ella embarazada, nunca regresaron (otro ejemplo de las bestias que llevamos adentro).
Se hace difícil separar al militante del poeta.
 No me perdonaré no haber circulado más por Condesa para descubrir su residencia -es mi extraña pasión de explorador redescubrir los espacios de mis dioses, por ejemplo el apartamento  donde vivió exiliado Benedetti en Alamar o la casa en la calle I del Vedado donde Roque tenía su refugio-  Argentina es mi patria pendiente, Oliverio Girondo, luego Gelman, tal vez Borges...
 Un libro debajo del almohada, de hojas semi-bond, publicado por Casa de las Américas en el "Año del Tercer Congreso",  con prólogo de Víctor Casus y  edición de Dominica Diez, lectura de abril de 1991.
Camilo Vills
 Gotán
 Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
 Desde la nuca le subía un encanto particular,
 Una especie de olvido donde guardar los ojos,
 Esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
 Atención, atención yo gritaba atención
 Pero ella invadía como el amor, como la noche,
 Las últimas señales que hice para el otoño
 Se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
 Dentro de mí estallaron ruidos secos,
 caían a pedazos la furia, la tristeza,
 la señora llovía dulcemente
 sobre mis huesos parados en la soledad.
 Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
 Con un cuchillo brusco me maté
 voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
 él moverá mi boca por última vez.
 Juan Gelman, Gotán,1962
--

Gelman: “Aquí yace un pájaro. Una flor. Un violín.”


Ayer falleció en México el poeta argentino Juan Gelman. 

Amigo de Cuba, pagó en su familia la saña de la dictadura militar argentina y la Operación Cóndor. 

Al celebrarse 55 años de la entrada del Ejército Rebelde a La Habana este 10 de enero en la Ciudad Escolar Libertad, la actriz Corina Mestre recitó su poema dedicado a Fidel que publicamos aquí un 13 de agosto, como hicimos con muchos de sus imprescindibles artículos políticos aparecidos en Página 12, portadores de un antimperialismo visceral que ni los premios más egregios lograron arrebatarle. Hoy Página 12 publica su poema “Epitafio”, el primero que aparece en su primer libro Violín.

 (Ver arriba artículo de Página 12)
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A Juan Gelman
      (Teresa Parodi)
Usted sigue estando aquí, eso es muy cierto
Jamás hubo destierro que lo saque de este suelo
usted ha estado en casa pese al lejos
usted ha estado en casa todo el tiempo

Don Juan en estas calles nos veremos
aquí donde usted dijo que vivía
Aquí donde mataron a su perro
Aquí donde su sombra tiene alas
Aquí donde hay amor para quererlo

No cabe en el adiós su poesía
No cabe en el silencio su silencio
No cabe en el olvido su batalla
No cabe en el destierro su destierro

Va un mate, compañero
una guitarra que cante luminosa
el canto eterno
Usted conoce bien su melodía
la canta desde siempre a voz en cuello
se llama libertad y no se rinde
Se llama libertad y no se ha muerto.

Teresa

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