El domingo 24 de noviembre se celebran elecciones en Honduras. No son unas elecciones cualquiera, no solo porque se escoge el futuro inquilino de la casa presidencial, así como los 128 diputados y diputadas del Congreso de la nación, sino porque el triunfo de la izquierda permitiría dejar atrás de una vez por todas el golpe de Estado, rompiendo el bipartidismo imperante y la tradición patriarcal que ha impedido a las mujeres hondureñas ser candidatas de los partidos Nacional o Liberal, y abriendo la posibilidad de construir un horizonte de transición al posneoliberalismo que domina Honduras desde el golpe de Estado.
La candidata Xiomara Castro. Foto Giorgio Trucchi |
Si nos dejamos llevar por la propaganda electoral que inunda Honduras,
pareciera que la candidatura de Xiomara Castro y el Partido Libre no
existen, pues la estética del oficialista Partido Nacional y su
candidato Juan Orlando Hernández (JOH) domina las calles. Sin embargo
tenemos otra serie de indicadores, algunos más objetivos como las
encuestas de intención de voto que le otorgan entre 7 y 10 puntos de
diferencia sobre JOH; y otros más subjetivos, como la cantidad de
trabajadores de diferentes establecimientos en Tegucigalpa y otras
ciudades hondureñas que al vernos con algún símbolo de Libre nos
interpelan para manifestarnos su apoyo a Xiomara, que parecen marcar una
tendencia a favor de la victoria de Libre.
Todo
ello a pesar de que el gobernante Partido Nacional y el Partido Liberal
se han encargado de hacer una campaña en la que continuamente se trata
de vincular a Libre con cualquier posible escenario de violencia que
pueda producirse , además de haberse declarado ganadores de las
elecciones, tanto unos como otros, en sus cierres de campaña.
Posibles escenarios
Con
este panorama previo, el domingo 24 se prevé movido tanto política como
informativamente. Los exit poll (sondeos a pie de urna) internos van a
hacer variar la estrategia comunicativa de cada partido en el transcurso
del día.
Una posibilidad sería una victoria más o
menos ajustada de Xiomara Castro sobre Juan Orlando Hernández. En ese
caso es probable un escenario de desconocimiento por parte del partido
oficialista por un lado, y de violencia promovida a partir de este
desconocimiento por otro lado. Después de haber inundado las calles y
los medios con mensajes de que la victoria está cerca, las bases de los
partidos tradicionales no van a aceptar tan fácilmente una victoria de
Libre, sobre todo si sus referentes políticos y candidatos
presidenciales no lo hacen.
El otro posible
escenario sería una victoria más holgada de Xiomara en cuyo caso el
desconocimiento se torna más difícil, sobre todo una vez que el Tribunal
Supremo Electoral anuncie resultados provisionales. Si la oposición ve
que no va a poder desconocer los resultados, apostaran a una estrategia
combinada de golpe en las urnas, donde trataran de imponer, utilizando
cualquier tipo de método, a la mayoría de sus candidatos a diputados y
diputadas, con el fin de lograr una mayoría en el Congreso en un país
donde la cámara legislativa tiene mucho poder, a veces incluso más que
el poder ejecutivo; golpe en las urnas al que se sumaría la situación de
quiebra técnica que atraviesa un país altamente endeudado con el Banco
Mundial y Fondo Monetario Internacional. La suma de la deuda externa (4
mil millones de dólares) e interna (3 mil millones prestados por bancos
nacionales sobre todo en los meses posteriores al golpe de Estado)
alcanza prácticamente el 40% del Producto Interior Bruto de Honduras (18
mil millones de dólares).
Esta estrategia
buscaría un escenario de desgaste a medio plazo con el objetivo de
provocar una situación de ingobernabilidad en la que la oposición podría
buscar en algún momento del 2014 un veto del Congreso a la nueva
Presidenta.
En cualquier caso, en ambos escenarios
es clave la actitud y posicionamiento que tomen varios actores de mucho
peso en el panorama político nacional. Por un lado el propio Tribunal
Supremo Electoral, institución encargada de velar por el correcto
funcionamiento de todo el proceso electoral, pero cuyo Presidente David
Matamoros es miembro reconocido del Partido Nacional. Junto al TSE otra
institución clave es la de las Fuerzas Armadas, que durante este periodo
electoral dependen del Tribunal para todo lo relacionado con el proceso
electoral además de encontrarse cumpliendo funciones más allá de las
que les otorga la Constitución, concretamente la de Policía Militar en
un país completamente militarizado en el que hemos podido encontrar
controles de las FFAA cada pocos kilómetros en varias carreteras por
todo el país. Asimismo es importante también la respuesta que den las
elites económicas del país, aunque este flanco Libre lo tiene
relativamente cubierto pues una de las tres Designadas Presidenciales
(cargo equivalente al de Vicepresidente) de la candidatura de Xiomara
Castro es Juliette Handall, una reconocida empresaria del sector
farmacéutico.
Por último y no menos importante, de
hecho quizás determinante, la Embajada (de Estados Unidos se
sobreentiende) juega un papel fundamental. En un país con un nivel de
injerencia tan alto que recuerda a la Bolivia anterior al proceso de
cambio donde la Embajada ponía y quitaba ministros/as, y donde la
Embajadora convoca a reuniones al Tribunal Supremo Electoral y los
representantes de los partidos para organizar el proceso, el visto bueno
y la legitimación del imperialismo al ganador o ganadora de las
elecciones es crucial.
Y mientras la guerra sucia
contra Libre continúa en los medios de comunicación y redes sociales, su
representante ante el Tribunal Supremo Electoral Rixi Moncada ha
sufrido varios intentos de intimidación por parte de personas armadas.
Asimismo otros representantes de Libre continúan sufriendo agresiones
físicas en las que esta violencia política es camuflada como parte de la
inseguridad que vive Honduras, país que tiene una tasa de homicidios de
86 por cada 100 mil habitantes, sumando más de 25 mil muertos de manera
violenta desde el golpe de Estado.
Comunidad internacional
Por
todo lo anterior, es fundamental el papel a jugar por la comunidad
internacional, presente en Honduras con más de 500 observadores. Solo
Libre ha acreditado a más de 180 de diversos países latinoamericanos que
velaran por el normal transcurso de la jornada electoral, y la Vía
Campesina coordina una delegación de más de 100 internacionales de
América Latina y Europa, esta Delegación de Organizaciones de la
Sociedad Civil está desarrollando, del 14 al 26 de noviembre, una labor
de monitoreo de la situación de los Derechos Humanos en Honduras. Para
el desarrollo de esta labor se está recopilando información relevante de
organizaciones sociales, campesinas, de derechos humanos, sindicatos,
partidos políticos, magistratura, etc. La Delegación concentra sus
esfuerzos en la evolución de la situación de Derechos Humanos desde el
Golpe de Estado de 2009 hasta las elecciones generales del 24 de
noviembre de 2013.
Prácticamente todas las cartas
están sobre la mesa, y más allá de los detalles y estrategias que cada
partido ultima, solo queda esperar la jornada del domingo en la que el
pueblo hondureño va a decidir si quiere mantener el statu quo post golpe
de Estado de los últimos cuatro años o apuesta por un cambio, por un
proceso de cambio y una Asamblea Nacional Constituyente que refunde
Honduras y la transforme en un país soberano y libre.
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