Por Alina Sánchez del Collado
No
es hacer periodismo contestatario por deporte, se trata de hacer un
periodismo revolucionario por convicción moral y cerrar el paso a los
que, amparados en la falsa libertad de expresión, dan cabida a la
manipulación mediática en esta guerra que algunos intentan hacernos a
pensamiento y que José Martí nos enseñó cómo ganarla.
En
un reciente trabajo de Wilfredo Cancio Isla se magnifica al ex
periodista cubano Daniel Benítez, otro de los que creyeron en los
cantitos del norte y prefirieron, sin decoro, cobrar por la sarta de
sandeces que sustentan un mercenarismo barato que jamás recibirá
respeto, incluso de los mismos que le pagan mentiras, hipocresía y
oportunismo, y por hablar con la más desfachatada irreverencia y el
mayor cinismo en nombre todos los cubanos.
Aclaro
que la mayoría de la juventud cubana es aguerrida, intrépida y
valiente, sigue adelante a pesar del bloqueo yanqui y las dificultades, y
que ninguno de los que marchan a cumplir los designios del norte tienen
derecho a generalizar y decidir el destino ajeno. Cancio Isla escribió:
“El periodista cubano Daniel Benítez, recién llegado a Estados Unidos,
se considera parte de una generación marcada por el escepticismo
político y la búsqueda de sobrevivencia ante el incierto futuro de la
isla”.
Ustedes
imaginan cómo pudiéramos avanzar y tener tan brillantes hijos, si la
mayoría de ellos fueran como el farsante de esa historia, quien además
de estudiar y llegar al nivel superior de escolaridad gratis en Cuba,
hizo falsos compromisos y se quedó en la mitad del camino para
convertirse en un cobarde. Será que Cuba tiene una fábrica de robot que
aporta maquinitas que hacen la zafra, recogen el café y abarrotan
felices las universidades. Serán androides los MILES que cada año
reciben diplomas de graduados, parten al frente de cada empresa y dicen
presente en cada tarea. O son muñecos los que avanzan tumbando barreras
porque no creen en los aburridos y retóricos discursos a la usanza de
los 60 del pasado siglo, que reiteran su esperanza de que la juventud
cubana crea en que es en Estados Unidos donde está la añorada libertad y
el sueño americano bla bla bla bla ¡¡ Por favor! hasta cuándo van a
subestimar a nuestros jóvenes?
"Pertenezco
a la generación de la sobrevivencia, escéptica y desconfiada hacia todo
lo que le huela a discurso político, que prefiere escapar antes que
pensar en el destino del país", manifestó Benítez, de 30 años."La falta
de comprometimiento social es un sentimiento cada vez más extendido
entre los jóvenes cubanos de hoy", puntualiza en su artículo Wilfredo
Cancio Isla en su afán de enaltecer a los cobardes y hacer
generalizaciones muy acordes con la mediocridad que embarga su cerebro.
Pero
no puede ser de otro modo, su “libertad de expresión” no le permite ser
imparcial y honesto. ¿Qué más se le puede pedir a los que forman parte
del ejército de apátridas que aún sueñan con la Cuba de ayer?
A
ese periodista -sólo de escuela, no de principios- se los regalamos,
porque aquí nos sobran jóvenes valiosos dispuestos a defender la
Revolución. Sigan creyendo el cuento de que todos los jóvenes son
iguales y están decepcionados y aburridos… sigan subestimando a este
pueblo, que la mayoría es joven y sigue aquí en pié dispuesto a impedir
con uñas y dientes que Estados Unidos vuelva a arrebatarnos la libertad
que costó tanto sacrificio.
Es
ahí donde se pierden el Benítez y el Cancio, y todos los que como ellos
creen que nos van a ganar la guerra con la misma arma que nos entregó
Martí hace 117 años.
¡¡Viva
Cuba Libre!!!!! Libre por derecho y por antonomasia, libre de ustedes
los que hablan y escriben tantas estupideces, de los oportunistas,
aprovechados e hipócritas, y libre de los que se arrastran a 90 millas
para hacer catarsis gusanística.
En
Cuba, como dice la canción de Silvio… “la libertad tiene alma clara y
sólo canta cuando va batiendo alas, vuela y canta, libertad”.
Enviado por su autora a través de Facebook
JORDI PUJOL, 50 AÑOS DE CDC, MÁS EL EMÉRITO.
Hace 4 días
1 comentarios:
Conocí a este nuevo desertor cuando estudiábamos en la Universidad de Oriente y desde entonces siempre ha sido la misma persona falsa.
Para lograr sus objetivos pasa por encima de cualquier principio moral y ético, envenenando a todos a su paso, con ese mismo veneno que asegura no existir en Cuba, porque lo acaparó todo para su sistema sanguíneo.
Como periodista, pude seguirlo después de graduado y siempre fue un profesional plano que incorpora opiniones y criterios ajenos a su discurso en sus ínfulas de crear un personaje falso, ambiguo y camaleónico, que ahora con unos de sus disímiles colores, llega a la prensa de Miami.
Daniel Alejandro miente. Lo hace deliberadamente cuando niega su militancia política en la Unión de Jóvenes Comunistas, cuando en realidad todo el mundo sabe que militó en sus filas y hasta el último de sus días en ella, pertenecía al Comité de Base del periódico ahora, en Holguín.
Pero también miente, descaradamente, cuando afirma que fueron problemas políticos por su novia cubanoamericana, los que lo separaron de la AIN.
Tal vez por ahí alguien tenga algunas fotos que demuestren que su salida de la Agencia de Información Nacional nada tuvo que ver con asuntos políticos.
El desertor fue expulsado de la AIN por faltas éticas y morales que nadie permitiría en ningún lugar del mundo.
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