Tan sólo el pasado año vendió
armamento por valor de 2400 millones de euros, doblando de esta manera el
global de ventas de 2010 y aupando al Estado Español a la séptima posición
mundial. Este espectacular incremento en los beneficios del negocio de la muerte
se debe a varios factores:
- Por un lado, enemos el afinado sentido del negocio de la
clase política de este país que no ha dejado pasar la oportunidad de las
diferentes revueltas tanto en los países árabes como en Europa para aumentar el
negocio pasándose toda legalidad vigente que prohíbe la venta de armas a países
en conflicto (en el caso español esto no es ninguna novedad)
- Por otra parte, está el increíble apoyo
económico que recibe la industria de la muerte en España por parte de la banca
(ese mismo sistema al que el pueblo tenemos que rescatar y que, entre otras
cosas, invierte nuestro dinero en muerte). Nada nos sorprende de esta gentuza
que ya hace muchísimo tiempo que descubrieron que el mayor negocio está en el
sufrimiento de los seres humanos y vemos como día tras día aplican esta máxima
en todo el espectro de la sociedad. Roban y estafan a cientos de miles de
personas con ese gran timo llamado participaciones preferentes, echan a la
calle a cientos de miles de personas privándoles de sus hogares amparados por
las fuerzas represores policiales y judiciales, financian a transnacionales que
explotan sin piedad los recursos del planeta y a millones de niños por todo el
mundo, sustentan guerras y pobreza inyectando dinero en la compra venta de
armamento y lavando el dinero proveniente de este tráfico, así como de
cualquier tipo de negocio que supone la degradación y la explotación del ser
humano (comercio de personas, drogas,…)
- Finalmente, tenemos el inestimable apoyo del
Gobierno Español que durante la última década ha “prestado” (lo pongo
entrecomillado porque ya sabemos todos como son estos créditos: os damos el
dinero y no hace falta que nos lo devolváis, ya si eso luego nos dais un cargo
en la empresa y listo) más de 14.000 millones de euros para facilitar estas
ventas y abrir nuevas oportunidades de negocio. No hace falta decir que da
igual el partido que esté en el Gobierno para que este tipo de políticas se
hayan llevado adelante. Dentro de esta línea de apoyo a la industria de la
muerte el Estado ha dado un paso más con el Real Decreto 19/2012
Este decreto describe las medidas
urgentes de liberalización del comercio y de determinados servicios y, entre
otras desagradables sorpresas, oficializa un nuevo mecanismo de apoyo a la
venta de armamento. Al parecer, la labor llevada a cabo hasta la fecha por el
Gobierno español no era suficiente (traspasando información y dinero a las
empresas del sector, facilitando consultoría y negociaciones a través de la
Isdefe y garantizando la total opacidad de las
operaciones clasificando como secretos de estado las actas de la JIMDU)
y a partir de ahora será el propio Ministerio de la Guerra (de Defensa según la
versión oficial) el que podrá firmar los contratos de venta de armas. De esta
forma, el Estado español (es decir, todas las personas que vivimos aquí) será el
garante de las operaciones de venta de instrumentos de muerte y el que responderá
en caso de incumplimiento de esos contratos. No es de extrañar esta nueva
medida de apoyo a la industria armamentística teniendo en cuenta el personaje
que tenemos como ministro de defensa.
Frente a las políticas de
austeridad impuestas a la ciudadanía, vemos como una vez más, los sectores
considerados como fundamentales para el Estado se ven beneficiados por las políticas
benevolentes y paternalistas del Gobierno. En este caso, blindamos la industria
de la muerte a pesar de saber que con ello sólo beneficiamos a unos cuantos
inversionistas y, por el contrario, condenamos a miles de personas a la
miseria, la humillación y la muerte. Eso sí con armas made in Spain.
Fuente: Quebrantando el Silencio
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