Mi más sincera solidaridad con nuestros hermanos españoles que estan viviendo su situación con mucha zozobra y ansiedad; aquí en México no andamos nada diferentes pero con otros contextos.
Amigo Acratosaurio, reconozco tu valia y disposicióna a la lucha, se que no es una situación fácil para ti y que ya te ha tocado probar las famosas soluciónes de los mercados y sus sirvientes los gobiernos. Ahora más que nunca hay que releer los escritos anarquistas para inspirarnos y beber de la valentía , ideales y ánimo de lucha de esta gran escuela...
KoanPor Acratosaurio Rex
Que si saldremos del euro, que si Europa se parte, que si se intervendrá la Comunidad, que si Grecia, que si perderemos soberanía… ¡Ja!. Ya ves qué miedo. El mensaje es éste: «peste obrera, si no nos obedecéis, lo pasaréis fatal». Ya, claro. Y así, gracias al miedo, la gente hace exactamente, lo contrario de lo que le pide el cuerpo.
Uno de los grandes males que se anuncian: que las autonomías serán intervenidas por el Estado si no hacen exactamente lo que les mandan desde el Gobierno. ¿Y eso no es estar intervenido? Y la otra gran amenaza: que Bruselas intervendrá España si no lleva a cabo todos los horrores que se le ordenan. ¿Y no es eso exactamente estar controlado por una entidad externa? El Acratosaurio así afirma que ha llegado el momento perfecto, en que todo Gobierno es extranjero, porque ya que alguien tiene que oprimirnos, pues que sea un extranjero que ya toca. En fin, que mucha gente tiene miedo, angustia, dudas y sufre. Mal. Muy mal.
El miedo, llegados a este punto, es un paralizante. Miedo se puede tener antes meterte en el mar con resaca. El miedo evitará que te tragues toda el agua del Mediterráneo, como aquella vez. Pero cuando has sido idiota y estás entre las olas, tener miedo es nefasto. Glu glu glu.
Esto que nos pasa es como una enfermedad, que dirían los viejos anarquistas, que afecta al cuerpo social. La sociedad no es que estuviese en buena forma, pero en los treinta últimos años ha desarrollado un montón de enfermedades, producto de los excesos y maniobras de los ricos: diabetes, colesterol, obesidad, hipertensión, tabaquismo… Está a punto de estallar. Hay que ver esta enfermedad sin miedo, como una oportunidad para cambiar: quitarte del azúcar del tabaco, del alcohol, de la sal, hacer ejercicio, comer mucha verdura, y salir a la calle es todo lo que necesita para recuperar la salud un candidato al infarto.
Del mismo modo, reducir el consumo conspicuo, apagar el televisor, organizarse, colectivizarse y plantar cara al poder, es lo que puede solucionar la crisis. La crisis es obra de los capitalistas y ellos no pueden resolverla. La solución a la crisis solo la puede llevar a cabo el pueblo obrero con su protesta vigorosa, tomando decisiones que le convengan, y poniendo en primer lugar a sus intereses. ¿Tomará el pueblo las decisiones correctas que le permitan sanar el cuerpo social? No podemos tener ninguna duda de ello. Dudar, temer, recular, solo nos puede llevar al remolino glu glu glu. Así que sólo nos queda ocupar nuestra posición, no ceder, organizarnos y avanzar sin miedo a juicios, multas, cárcel y proyectiles policiales. Porque la alternativa que nos puede llegar de mano de los capis, es muy desagradable. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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Seamos el cambio