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LOS MÉTODOS DE REPSOL EN EL AMAZONAS

domingo, 1 de mayo de 2011
Muchas veces hablamos de las grandes corporaciones que hacen y deshacen a su antojo cuanto sucede en el mundo y nos parece que hablamos de entidades lejanas que nada tienen que ver con nosotros, que eso es cosa de norteamericanos y unos pocos más. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

En nuestro país existen varias de esas megacorporaciones (más de las que pudiéramos imaginar) que actúan y se comportan exactamente igual que el resto pero parece que, al ser españolas, no estamos tan dispuestos a hablar sobre ellas y sus manejos.


Hoy queremos hablar de una de esas transnacionales patrias: Repsol. El motivo: la reciente aparición de un informe presentando por la organización Survival sobre la labor de Repsol en la Amazonía peruana.

Este informe relata la política que está llevando a cabo en la concesión del Lote 39 situado al norte del Perú y colindando con Ecuador en plena selva amazónica. Repsol tiene la concesión de los derechos de explotación desde el año 2001, como resultado de años de políticas ultracapitalistas de los sucesivos gobiernos peruanos que decidieron regalar su riqueza natural a las grandes corporaciones, condenando a la mayoría de su pueblo a la pobreza y a la necesidad de emigrar en busca de una mejor vida.La cuestión es que Repsol pretende extraer petróleo (cuántas barbaridades se cometen en nombre del petróleo) de dicha zona selvática sin tener en cuenta el derecho de nadie.


Antes de centrarnos en el informe, es imprescindible recordar el enorme daño ecológico que una empresa de estas características tiene en la Amazonía (cada día más diezmada y castigada por la voracidad insaciable del hombre) puesto que se tiene que deforestar una gran zona, excavar y remover ingentes cantidades de tierra, construir carreteras e infraestructuras, además del consabido oleoducto para transportar el crudo.

Sólo estas cuestiones son motivo de denuncia y suficiente razón para paralizar todo el proyecto pero, además, en este caso la gran cuestión nos la desvela el informe citado anteriormente.

Resulta que en el Lote 39 y en toda esa zona del Amazonas habitan algunas de las tribus de indígenas no contactados que todavía (¡afortunadamente!) habitan este mundo tan uniforme y deshumanizado.Numerosos antropólogos y diferentes organizaciones (entre las que podemos hablar de ORPIO, AIDESEP e INDEPA a nivel nacional y The Field Museum o Amazon Watch a nivel internacional) han aportado pruebas y declaraciones juradas acerca de la existencia de estos pueblos que viven en voluntario aislamiento. El propio gobierno del vecino Ecuador reconoce la existencia de estos pueblos y en 2007 lanzó una iniciativa para la protección de los indígenas conocida como Iniciativa Yasuní-ITT.


Obviamente nada de esto ha detenido a Repsol hasta ahora, a pesar de que la propia compañía reconoció la existencia de estos pueblos en 2003 en una reunión celebrada en un pueblo de la región con los habitantes de la zona (oficialmente lo niegan).


No hace falta ser científico para saber el impacto que tendrá, sobre estos pueblos, el contacto con los trabajadores de la compañía petrolera. Todos recordamos las historias de los conquistadores españoles transmitiendo todo tipo de enfermedades que para la población indígena son mortales de necesidad puesto que su organismo jamás ha estado expuesto a ellas. A pesar de la mortandad que supondrá el seguir adelante con este plan de explotación (por no hablar del irreparable daño que se está infringiendo a una de las zonas más ricas en biodiversidad del planeta), Repsol no se va a detener como ya ha dejado claro en anteriores ocasiones.


Por si todo esto fuera poco, el informe resalta algunas de las violaciones a los convenios y tratados internacionales que el gobierno peruano ratificó en su día:


- Violación de los derechos de los pueblos indígenas no contactados recogidos en el derecho internacional. Derechos que se describen en el Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) donde se afirma la obligatoriedad de la consulta a los pueblos indígenas en relación con las medidas que les afecten.


- Violación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.


En respuesta a todas estas violaciones de acuerdos internacionales y al movimiento de protesta generado por todo el mundo, Repsol no sólo está dispuesto a continuar con su operación, sino que ya ha planificado la apertura de 454 kilómetros de líneas sísmicas (son, por así decirlo, los caminos que se abren para identificar los yacimientos de crudo) y a construir 150 helipuertos dentro de la zona de explotación.


A pesar de todo esto, como viene siendo habitual en estas grandes corporaciones, Repsol presume de ser una empresa con un modelo de responsabilidad social (dudo que sepan lo que significa esta expresión) que ellos mismos califican de ejemplar. Si lo supieran, detendrían inmediatamente este proyecto y muchos otros de similares características que tienen distribuidos por todo el mundo, especialmente en América Latina. En este caso, el trabajo de la compañía amenaza con aniquilar por completo a los pueblos indígenas no contactados, puesto que dependen totalmente de la selva para alimentarse, cobijarse y desarrollar su cultura.


Claro está que, para que estos crímenes contra el planeta y sus habitantes dejen de perpetrarse, deberíamos vivir en un mundo en que el bienestar de los seres vivos (los humanos y todos los demás) fuera el valor más sagrado. Como todos sabemos, ese no es nuestro mundo en el que los valores más sagrados son el poder y la riqueza.


Para los que queráis conocer más sobre las andanzas de esta compañía socialmente responsable y modelo de sostenibilidad medioambiental os dejo dos enlaces de especial interés.



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