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Beortegi: Crónica de una víctima de las torturas de España (Vídeo)

domingo, 6 de febrero de 2011
  1. Primer contacto con las fuerzas policiales ordinaras.
  2. Entran en juego los cuerpos torturadores especiales.
  3. Amenazas e intimidación: se colocan los torturadores en una posición "jerárquica" por encima del torturado.
  4. Se inician los golpes y las torturas físicas durante un largo período de tiempo: merma de la resistencia física, y resistencia mental.
  5. Se continúa el proceso de debilitamiento físico que implica una la debilitación mental, durante el tiempo que sea necesario. Durante esta fase se va obteniendo información del sujeto.
  6. Se produce la ruptura mental. El sujeto, como en un lavado de cerebro, está a merced de sus torturadores. No diferencia verdad de mentira. Todo lo que digan sus torturadores lo dará como verdadero.
Estos procesos se han utilizado entre países: los capitalistas capturados eran reconvertidos en comunistas fanáticos.

Es un proceso prácticamente científico.



Lucio



Lo narró todo ante los medios ayer en Iruñea, en un testimonio entrecortado sólo una vez por la emoción pero manteniendo un tono sereno, incluso cuando llegó a la conclusión: «Ha sido la experiencia más límite de mi vida, y sólo espero que esto no le pase a nadie más. No se puede tener una cuadrilla de sicópatas así, haciendo lo que les dé la gana».




Descarga Vídeo:
http://www.4shared.com/video/14VuCD1p/Testimonio__Xabier_Beortegi.html




«Todo comenzó a las 2.00. Llamaron al timbre, salí en ropa interior y me encontré a tres guardias civiles apuntándome con pistola. Entraron todos a mi casa y me ataron las manos con unas cuerdas, pero durante el registro el trato fue correcto».



Las cosas iban a cambiar pronto, después de que fuera llevado en un Patrol a la Audiencia de Iruñea, «donde pasé ante un forense. Le declaré que el trato era correcto. Y a partir de ahí vino la pesadilla».



Otros guardias civiles se encargaron entonces del joven de Errotxapea, y antes que nada le dejaron claro que «eran un grupo especial. Me dijeron que hasta ahora todo habían sido risas, pero que entonces empezaba la pesadilla, y que yo estaba `muerto como militante'. Las amenazas sicológicas eran constantes: con la familia, con todo...»



En esa nueva fase, camino a Madrid, empezaron los golpes. «Estaban obsesionados con los testículos y con los tocamientos, pero también me pegaban en la cabeza. Poco a poco pierdes la noción hasta de quién eres. Se me hizo eterno. Un viaje tan duro en lo emocional como largo en lo físico; aún le sorprende recordar que un traslado de Iruñea a Madrid «debe durar unas cinco horas, pero a mí se me hizo eterno. No sé si serían 24 horas o cuántas, no lo sé».

Cuando bajé del coche, no podía ni mantenerme en pie, no sé si por la tensión, por los golpes... Tuvieron que llevarme entre varios».



De ahí «al `agujero', a los calabozos». Beortegi remarcó sobre todo el silencio total y la oscuridad absoluta. Permaneció con un antifaz en la cabeza en todo momento. De vez en cuando lo sacaban para los interrogatorios. En ese punto de la narración hizo un alto para tragar saliva, y siguió: «Eran golpes continuos en la cabeza. Y me hacían estar en cuclillas hasta la extenuación; entonces, cuando no podía ya ni respirar, me ponían una bolsa en la cabeza. Todo esto era continuo», subrayó.



A partir de ahí, el joven de Iruñea captó cómo funciona el mecanismo de las autoinculpaciones: «Te van sacando nombres, los nombres que ellos quieren que salgan: entorno familiar, amigos, gente que trabaja contigo en el barrio... Te hacen hacer un organigrama». Todo ello entre golpes y humillaciones.



Llegó un momento, explicó Beortegi, en que «les dije `vale, colaboro, hago lo que queráis, digo que he matado a Manolete... Entonces aparecieron con las preguntas y las respuestas, escritas. Estuve una tarde para aprendérmelas. Metes `marrones' a los demás, te `enmarronas' tú mismo, lo que sea... Entonces te meten otra vez al `agujero' y la cosa se tranquiliza un poco. Luego vinieron y me dijeron `vale, pero esto es lo fácil, ahora ratifícalo ante el juez y saldrás en libertad'».



En ese momento, según admitió Beortegi, «yo asumía ya que eso era así. Pero en el último momento decidí que no, que iba a decirle al juez la verdad». Quedó libre en la tarde del viernes. Atrás quedaban más de 85 horas en manos de la Guardia Civil.



Hasta los abogados de oficio han percibido en dos casos que había elementos para pensar en maltratos. La representante de TAT remarcó que esto hace especialmente grave la actitud del juez Fernando Grande-Marlaska, «ya que no sólo ha hecho caso omiso a la denuncia de los abogados de oficio, sino que ha enviado a prisión a uno de los jóvenes [Iñigo González]».



http://www.kaosenlared.net/noticia/beortegi-agujero-hubiera-dicho-hasta-mate-manolete

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