Por Carlos Maldonado*
La guerra que se está llevando a cabo en México se está trasladando a Guatemala. Eso está claro. Sin embargo, como en todas las guerras que el capitalismo y sus adláteres han levantado desde siempre, el pueblo pobre y marginado es el que pone la mayoría de muertos y la pérdida de su pequeña propiedad.
Pudiendo señalar, sin temor a equivocarnos, que el capitalismo -en su desesperación por mantenerse a flote ante el fracaso de su planta productiva-hace pactos hasta con el mismo demonio, ha mutado hacia un narcocapitalismo, pues encontrando mercados tan grandes y cautivos como Estados Unidos y Europa, los mayores consumidores de droga (la que extraen de países como Colombia y Perú, los mayores productores en América y Afganistán, en el Asia) cuyos gobiernos títeres están al servicio de los narcoemperadores sentados en el Departamento de Estado y el Congreso yanqui, ha basado su esperanza de permanencia en la producción, transporte y comercialización de la droga.
Un negocio tan rentable que, según datos que nos proporciona el sociólogo guatemalteco Carlos Figueroa Ibarra -en artículo escrito en Diario La Hora de Guatemala, del 20 de enero de este año, en la sección de Opinión- sólo en 35 años, de 1976 al presente, el comercio de droga en Estados Unidos creció de un promedio de 17 a 400 toneladas. ¡Un 2,353%! Ni la empresa más exitosa dentro de los parámetros normales podría haber conseguido semejante nivel de crecimiento en tan poco tiempo. Un 67% de crecimiento cada año. ¡Imposible! Y esto, analizando sólo el volumen de trasiego, no la ganancia en dólares.
Razón suficiente para que el Imperio, fincado ahora en los estupefacientes, evite a toda costa seguir perdiendo terreno. Al contrario, no sólo necesita mantener su hegemonía sobre zonas de histórica influencia como México, Centroamérica, Colombia y Perú, si no recuperar eslabones de su cadena productiva como son los hidrocarburos fósiles y gasíferos, sin contar las principales fuentes de agua, que casualmente están ubicados en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, Nicaragua y Brasil. Por supuesto, en todo el continente, pero nombro estos países por la oposición directa a los designios de Washington que han levantado sus gobiernos con democracias populares pero con claras tendencias, unos más que otros, hacia la construcción del socialismo.
Para volver a lo específico de nuestro país, muchos funcionarios de Estado del Narcoimperio e incluso funcionarios y periodistas de allá como acullá, han proferido en varios espacios públicos que México y Guatemala son estados fallidos. Pero eso no es más que el discurso perfecto para que la opinión pública, ante esa realidad virtual construida por el poderío mediático del imperio, comiencen a introducir a través de opiniones de “expertos” y de “voces especializadas”, la necesidad de intervención directa de las tropas yanquis en nuestros territorios para desplazar a sus rivales y tener un mejor control sobre el teatro de operaciones. Como dice el viejo refrán: “al ojo del amo engorda el ganado”. La nota difundida por la misma Fox News, de que en suelo guatemalteco, a 150 kilómetros al norte de la ciudad de Guatemala -no especifica dónde- Boinas Verdes del ejército norteamericano entrenan a fuerzas del ejército guatemalteco con el argumento de combatir al narcotráfico, lo corrobora. (Reziztek 30/12/10)
¿Cómo una nación que no ha podido controlar el trasiego de estupefacientes en su propio territorio y que ha dejado que el mercado se incremente de 17 a 400 toneladas puede dar asesoría para detener el trasiego de estupefacientes a nuestra fuerzas de seguridad? ¡Pamplinas! La lógica nos lleva a señalar que están preparando a los ejércitos para incrementar la represión hacia nuestros pueblos que se han dado cuenta ya del juego sucio que trata de imponernos el Narcoimperio: producir droga para ellos para luego, estos mismos, vender el fruto de esa producción a sus poblaciones en Estados Unidos y Europa, narcotizados por la misma, el consumismo y la degradación humana. Por supuesto, con el contubernio y sociedad con las oligarquías rancias de nuestra región. ¿Desde cuando acá los señoritos se han preocupado por los pueblos? ¡Jamás!
A este fabuloso negocio de la droga hay que sumarle el de la industria armamentista que proporciona las armas al ejército mexicano diz que para combatir a los carteles de la droga en un claro contubernio con el gobierno títere, ilegítimo y corrupto de Felipe Calderón. Esos son otros cálculos que tendremos que realizar en un futuro cercano.
Para asegurarse esa futura intervención armada se ha echado a andar la tesis de que Guatemala es un “estado fallido”, “fracasado” o “perdido”, señal de que la guerra contra el narcotráfico va aparejada con la ocupación por parte de tropas extranjeras pagando así el pueblo guatemalteco y de la región, nos atrevemos a decir, la disputa por el control de la droga entre carteles históricos contra el más poderoso cartel que la historia haya visto, el del Narcoimperio que desea controlar todos sus procesos para sobrevivir ante su paulatina bancarrota.
¿Qué haremos entonces los ciudadanos de Guatemala y Centroamérica en conjunto para evitar los planes expansionistas del Narcoimperio gringo? Importante debatir sobre la legalización de la droga, levantar la voz de alarma sobre las verdaderas razones de la guerra contra el narcotráfico y la postura blandengue de los gobiernos anteriores y éste, así como presionar al que vendrá una postura firme y soberana. Del peligro que corren nuestras generaciones futuras al enfrascarse en una guerra que será larga, sin visos de solución, y que solo traerá como es obvio más miseria, dolor y lágrimas a nuestras familias. No podemos permitir que acabados de firmar los Acuerdos de Paz otro conflicto se levante en nuestro suelo. ¡Eso es inadmisible!
Esta guerra nos la quiere imponer el Narcoimperio y es hora de unirnos contra ella todos, mestizos e indígenas, creyentes y no creyentes, mujeres, hombres, niños y ancianos. Todos los que quieran ver la patria liberada. Tendremos que enfrentar directamente al Imperialismo y sus lacayos locales y derrocarlos de una vez por todas para poder construir la paz, el desarrollo y una nueva vida de armonía, igualdad, solidaridad y fraternidad.
* Economista y profesor en Historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Foto: Fuerzas Especiales, Michoacán (Internet)
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