Aparece en la portada del diario Público en pequeñito la siguiente noticia: “Felipe González anuncia que no renunciará a su pensión vitalicia” y yo desde mi punto de vista de izquierdas le apoyo incondicionalmente. Como va a renunciar una persona que tanto buenos servicios ha dado a España, al modelo económico de estabilidad del que hoy disfrutamos y al medio ambiente cerrando pestilentes empresas mineras o minero metalúrgicas para ser exactos, ganando terreno al bosque. No hay que pagarle una pensión, hay que darle dos a ser posible y de cuantía millonaria.
Ahora en serio. Si ustedes querían tener pruebas (anda que no hay) que los políticos en general son unos sinvergüenzas, aquí tienen otra. Resulta que la pensión vitalicia se les da a los expresidentes porque al haber ocupado tan alta representación en el estado, sería difícil que pudieran trabajar en otro lado (o para que no lo hicieran), pero la realidad es bien distinta en este país donde el golferio es después de la fiesta de los toros nuestra bandera, ya que los expresidentes se aprovechan de su cargo para terminar en los consejos de administración de las grandes empresas moviendo importantes hilos que abren puertas y carteras en beneficio de esas empresas. Y esto no lo hacen por patriotismo, lo hacen por cantidades que superan los ciento cincuenta mil euros de vellón al año más otras cantidades acopladas en otros conceptos que se nos escapan. Así es fácil ser patriota y que a uno se le caigan unas lagrimitas “cuando la roja y gualda ondea al viento de un día soleado entre los compases de nuestro glorioso himno y el populacho enaltecido de emoción grita VIVA EL REY, VIVA ESPAÑA y yo con mi cartera repleta de euros se me pone la carne de gallina y pienso: si no hay duda yo soy el elegido, yo soy un gran patriota” (pensamientos de Rajoy el día de la famosa manifestación donde subió a los cielos y bajo hecho hombre).... SEGUIR LEYENDO
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