Supongo que casi todos hemos sentido alguna vez esa especie de aflicción, de pudor o de vergüenza por muy diversos motivos que llamamos en México pena
Muchas veces tal sentimiento obedece a una sobrevaloración de nosotros mismos que nos hace creer que lo que hacemos o como nos vemos es tan importante para los demas que necesariamente lo notarán y lo desaprobarán; y casi siempre estamos equivocados porque, casi siempre, sucede que los demás están tan ocupados o ensimismados en sus asuntos que pasamos inadvertidos ante ellos y nuestro sentimiento de pena es en vano:
Así la pena, ese sentimiento de dolor que tiene el mexicano al saberse dividido, al no poder conciliar su ser hecho con su querer ser, adquiere ese matiz tan peculiarmente nuestro, el de vergüenza. Sentir pena es sentir una dolorosa vergüenza por lo que se hace y por lo que no se puede hacer. Es la vergüenza del que se siente incapacitado para hacer o realizar lo que se ha propuesto. [...]El mexicano [a sus actos] los considera imperfectos, antes de realizarlos y los da por fallidos. Se siente torpe, quebrado, y teme al ridículo, al menosprecio de los otros. Por esta razón antes de realizar algo ya está pidiendo disculpas y buscando justificaciones o adoptando un espíritu de seriedad. Le falta el desparpajo y la ingenua seguridad del sajón. Quiere ser siempre serio y perspicaz. Y para serlo disfraza sus actitudes, oculta lo que le apena, con un manto prestado, dentro del cual se siente aún más inferior. Es un manto de soluciones ajenas y, por lo mismo, lo siente desajustado, inadecuado. Pero le sirve para ocultarse, para no sentirse apenado.Post publicado originalmente en Año 11 de la Oscuridad el 18 de abril de 2005.
-L. Zea, "El sentido de responsabilidad en el mexicano"
0 comentarios:
Publicar un comentario
Seamos el cambio