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Capitalismo vs Socialismo

miércoles, 19 de enero de 2011
Por Omar Marcano (*)
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El Socialismo es el único sistema social y económico mediante el cual es posible lograr la igualdad, la cooperación y el despliegue total de una verdadera Democracia, mientras que el Capitalismo es la negación de estos ideales aunque, por ahora, vaya ganando la partida en el mundo actual. Lo único que realmente puede sostener un sistema como el Capitalista es el Totalitarismo en cualquiera de sus versiones: Pinochet y la "Democracia Burguesa", totalitaria aplicada en EE.UU.

Por ello no ceso en afirmar e insistir que el Capitalismo es siempre salvaje, porque su naturaleza es autoritaria, ya sea dictatorial tipo Pinochet (con un legado de muerte en nombre del crecimiento económico sin humanismo) o tipo "democracia" norteamericana, donde la dictadura se expresa mediante el dominio de dos partidos elitistas que se alternan en el poder y presidentes elegidos por un consejo de notables. Es la dictadura empresarial constituida por políticos multimillonarios que conforman un poder legislativo fuerte y cohesionado con el ejecutivo. Adicionalmente, esta "democracia burguesa" jamás va a constituir un muro de contención contra el fascismo, por ser un modelo infame de dominación que se practica más fácilmente en el sistema capitalista, pues es precisamente en su interior en donde éste nace y se desarrolla.


La incompatibilidad entre Capitalismo y Democracia


La Democracia y el Capitalismo son incompatibles porque este último es una manera no democrática de organizar la economía. El Capitalismo no organiza la producción y la distribución de la riqueza sobre la base de los derechos del pueblo sino sobre la base de la acumulación de la riqueza, la cual una gran proporción es poseída por unos pocos. Los pobres sólo pueden mejorar sus condiciones de vida siempre que eso haga más ricos a los ricos. El Capitalismo siempre tenderá a incrementar las diferencias sociales, las cuales no han podido ser superadas a pesar de la intervención del Estado, que es el instrumento mediante el cual la Democracia Burguesa ha intentado cumplir sus promesas de justicia social.


Este instrumento funcionó parcialmente mientras la Democracia Burguesa y el Capitalismo tenían el mismo tamaño, es decir mientras ambos eran de escala nacional. Sin embargo, mientras que el capitalismo se ha hecho global, las democracias burguesas siguen siendo nacionales. Esta desproporción ha impedido contundentemente que el Estado pueda corregir la desigualdad atroz que genera un único capitalismo global. Por eso, por ahora, el capitalismo y

la economía de mercado le están ganando la partida a la democracia y al socialismo.

Pero sí hay una esperanza, esa esperanza es el amor. La fuerza del amor es la fuerza de los débiles, es la fuerza que necesita la razón para cumplir sus proyectos y sus promesas, es en el amor donde puede aplicarse plenamente la justicia. Las tradiciones religiosas, y particularmente la cristiana, explica la potencia que implica sentirse amados como hermanos. El Socialismo apela a la democracia, a la libertad y a la igualdad mientras que el amor, políticamente comprendido, apela a la fraternidad, por lo que no se puede construir la Democracia sino es sobre la base del amor a los demás. Es así como será posible encontrar el camino adecuado para que la Democracia finalmente pueda vencer al Capitalismo, un camino que nos permita organizar la economía de una manera democrática, es decir, crear estructuras políticas y económicas que nos sirvan para redistribuir la riqueza, garantizar los derechos sociales y controlar las fuerzas productivas para ponerlas al servicio del bien común, un Socialismo en el que la igualdad se construye desde la libertad. Por esto, el destino natural de la Democracia debe ser el Socialismo, el cual no tiene nada que ver con el sistema capitalista, donde la acumulación de la riqueza seguirá siendo el instrumento que soporta a la ley del más fuerte.


Las medidas políticas, económicas, sociales, educativas, tecnológicas y culturales de Hugo Chávez previstas en la Constitución Bolivariana han sido dirigidas a la construcción del Socialismo del Siglo XXI, mediante una propuesta basada en el amor al prójimo y en la plena aplicación del cristianismo original, el mismo que predicó Jesucristo.


Enviado por su autor (*) Trabajador Jubilado del MPPCTII. Militante del PSUV
 
Publicado además en Aporrea

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