Por Acratosaurio Rex

Hay una tendencia romántica en algunas mentes calenturientas, que suelen tener la barriga llena, que vienen a decir que este mundo es una mierda, y que podemos destruir la tecnología, para edificar sobre las ruinas del aparataje moderno, un mundo maravilloso. En ese mundo no habría hospitales, ni escuelas, ni jubilaciones, ni subsidios… Todos trabajaríamos en el campo plantando berza, o recogiendo castañas, y todos seríamos felices mascando pastel de cáscara de soja.
La cuestión es que yo que vengo del pasado me pregunto… ¿Por qué será que lo recuerdo como un enorme montón de mierda? Vayamos al pasado pues.
¿Recordáis a Pulgarcito? En el cuento original, Pulgarcito y sus seis hermanos son abandonados en el bosque por sus padres, para que mueran de hambre. Pulgarcito lleva a sus hermanos hasta la casa de un ogro, le engaña para que degüelle a sus siete hijitas, le roba sus botas de Siete Leguas, gana el favor del rey y saca de la pobreza a sus padres volviendo la felicidad a casa de los leñadores. Ese es el pasado: hambre, abandono, asesinato, tiranía...
De acuerdo, el mundo moderno es otra mierda. Pero es una mierda con antibióticos, con alfabetización, con esperanza de vida. Creedme, un viaje al pasado os iba a causar graves molestias. Cagaleras, peste blanca, tiña, piojos, desnutrición, niños maltratados, mujeres violadas y pariendo como conejas desde los 11 años, muriendo de fiebre puerperal y de hemorragia por el lado físico; por el lado ideológico analfabetismo, embrutecimiento, superstición, fanatismo religioso, venganza de sangre, ordalías, guerras inmundas, genocidios, deportaciones… amigos y amigas, Dios era tan real como una piedra metida en el culo. La lista de enfermedades infecciosas y de brutalidades mentales no cabe en esta columna.
Vale, ahora también en buena parte del mundo pasan esas cosas. Hay gente que muere de hambre, y en guerras espantosas, y que defiende disparates sin cuento… Cierto. Obama, Rajoy, el obispo y el mafioso… Horroroso. Pero también en el siglo IX se te levantaba un beato pidiendo reconquistar Jerusalén, y no veas la que liaba. Volver al pasado, lo único que garantiza es la peste bubónica y que el lobo devore a la abuelita.
Entonces, se quejan los obtusos intelectuales (occidentales, paridos en la Universidad y más allá), de que las masas irredentas, lo que demandan es sanidad, educación, descanso, pensiones, seguridad social, agua caliente, retretes y alcantarillas, comida variada, cerveza, viajar, música pop, igualdad de género, y añaden con repugnancia que eso es mentalidad socialdemócrata inculcada por el capitalismo… Las masas deberían pedir otras cosas: levantarse con el sol, cavar huertos comunales, recoger leña colectiva, vestirse con harapos y follar sin condones. Ah, y la libertad tiene ese precio. Pues menudo panorama. Como para echarse al monte con Espartaco.  
El camino de la libertad es duro pero, ¿puede andarse sin botas? Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.